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Escena Política Día 2: ser la utopía

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Con toda la energía de preguntas que venían del día anterior,  llegó un segundo encuentro de Escena Política. Artistas, docentes, investigadores y periodistas se juntaron a poner el cuerpo una vez más en una jornada de caminatas performáticas y talleres que buscaban contestar una nueva pregunta desde la sensibilidad: ¿Cuáles son los futuros posibles?
La mañana comenzó con la videoconferencia del  periodista e investigador español Amador Fernández Savater. Editor de Acuarela Libros, bloguero eldiario.es, activista del movimiento de indignados en España y una de las miradas más interesantes sobre el 15M, abrió el segundo día del Congreso Transversal Escena Política, bautizado Futuros posibles. Paradigmas del habitar, paradigmas de gobierno y comunidades sensibles.

Escena Política Día 2: ser la utopía

Amador Fernández Savater. Foto: Lina Etchesuri para lavaca


La entrevista con Fernández Savater partió de la pregunta: ¿Cómo se piensa lo común? A continuación, algunos apuntes.
 Categorías: “Mi pensamiento tiene que ver siempre con una cierta implicación en aquello en lo que escribo. Soy bastante inseguro para relacionarme con categorías. Toco suelo firme debajo de los pies cuando hable de algo y siento que, de alguna manera, estoy en contacto con ella. Una experiencia, un movimiento. Me siento más seguro. Esa inseguridad con el pensamiento, al mismo tiempo, me paree una potencia, porque te obliga siempre a ese contacto. Hay un filósofo francés, Jean-François Lyotard, que hace una distinción interesante entre la relación con los signos y los tensores. El signo es una señal que interpretamos, porque hay un código preestablecido: nos pasamos la vida relacionándonos con signos, presuponiendo cosas, aplicando códigos a las relaciones que vivimos, personas que nos encontramos. Pero Lyotard dice que podemos encontrar otra cosa, que llama tensor, y es lo que no cabe en ningún código previo. Es lo que interrumpe y nos empuja a una creación de sentido. Puede ser una crisis, una pregunta, una pasión, un encuentro, pero es algo que nos pasa por el cuerpo, una vibración”.
Definiciones de lo político: “Hay una definición de la política de Jacques Ranciere que me parece muy justa: la política no consiste en el enfrentamiento de un grupo con otro, que es como vemos la política día a día, en los medios, en el Parlamento. Es más el conflicto de un mundo contra otro. Mi vivencia del 15M verificó un poco esta idea: lo más interesante que nos pasó en la plaza es que entramos en contacto con un mundo en conflicto con el mundo neoliberal. Lo más importante del 15M no era solamente aquello que queríamos, una democracia mejor o el fin de los recortes o la corrupción, sino también el cómo queríamos eso que queríamos, qué mundo nos estábamos dando a nosotros mismos”.
Crear terreno común: Fernández Savater recordó un debate con el teórico y activista Franco Bifo Berardi (quien participó en el Congreso el viernes, por videoconferencia): “A mi regañó una vez, me dijo: ´Amador, hablas mucho de política´. Le pregunto cómo llamaría entonces al 15M. Me dijo: ´Un fenómeno de amistad´. Hay un gran problema en la palabra política. Por inercia, automatismo, desplaza nuestros deseos, la mirada, las prácticas al horizonte de ese teatro representativo que es la política de los partidos, del Parlamento, sin entender que la política no es algo que pasa entre nosotros para pensar que es algo que pasa ante nosotros. Nos convertimos en opinadores de un espectáculo que se ofrece ante nosotros y la intervención política para estar en una opinión. Tenemos que ponernos nosotros como centro de gravedad de la política. En la plaza era preguntar cómo queremos vivir juntos, y en ese contexto la palabra tuvo una tensión muy positiva, porque creaba un terreno común”.
Cambiar para dura: Una de las preguntas fue qué problemas o desafíos enfrenta ese terreno común. “En la dimensión del campamento en la plaza, el problema era la duración. Hay efervescencias creativas, muy ricas, fogonazos, pero no dura, y lo que dura es esa dimensión dura del partido, Estado. Esto son chispazos en la noche que alumbran pero luego, no son suficientes. ¿Cómo hacemos durar esta política, que tiene que ver con la vida?”. El pensador español señaló como una posible respuesta la creación de transformadores: “Pensar instituciones como transformadores de la energía. Cambiar para durar, no estabilizarse. Hay que encajonar esa energía a los moldes previos ya establecidos, sino pensar cómo podríamos crear transformadores para relanzar la energía de modos distintos”.
Escena Política Día 2: ser la utopía

Foto: Lina Etchesuri para lavaca


Segunda parada: mirar el pasado para pensar el futuro.
Luego de unir el Centro Cultural Paco Urondo con el Caras y Caretas con una caminata sonora, de 15 a 18, se  desarrollaron los talleres. Uno de ellos, con un nombre tan complejo como su contenido, fue Genealogías de una subversión utópica, en el que se habló de historia y política en el arte argentino. Investigadores del arte y la sociología, el  GAC (Grupo de artes Callejeros) y el artista Roberto Jacoby compartieron lecturas de épocas e hipótesis de acciones futuras.
En este taller se armó un espacio de discusión sobre experiencias históricas de prácticas estéticas y políticas. Se recordó el activismo de los 60 y 70 para pensar el hoy. La consigna era llevar a la puesta en común una propuesta de acción.
Escena Política Día 2: ser la utopía

Roberto Jacoby. Foto: Lina Etchesuri para lavaca


En ese contexto, Jacoby señaló como idea de utopía, al propio Congreso y detalló sus fortalezas: “Creo que la utopía hoy se construye desde la negación de lo existente. Hacer una propuesta que niegue el orden existente es más posible que pensar algo nuevo desde cero. Veo esa marca de  discutir lo existente en formas distintas, tanto el miércoles con Ni una menos  como en este Congreso. No sé si son ambas acciones importantes por lo que van a  conseguir, pero sí lo son por su existencia y su forma. Este Congreso lo veo significativo en su trayectoria, por las acciones que proponen desde el inicio. Son propuestas que no existían antes de hoy. Desde los títulos de las actividades hasta la  forma de hacer las alianzas entre colectivos. La idea de trabajar en red y aprovechar lo que cada uno sabe. Todo eso es lo utópico. No es un espacio puramente de artistas como trabajadores, ni exclusivamente como activistas políticos: también es un espacio de pensamiento crítico”.
La propuesta de Jacoby: “Hay que estudiar cómo funciona el Macrismo porque no solo es un grupo de descerebrados. Es importante estudiarlo para saber hacia dónde nos van llevando las acciones que hacen y también las que vamos haciendo nosotros”. Concretamente, Jacoby propone crear un observatorio de la acción política gubernamental y un inventario de los recursos culturales creados desde la sociedad.
Inspirado en un artículo de la artista alemana Hito Steyerl -que Jacoby tradujo para el colectivo Escena Política con el título Si no tienen pan, coman arte– en el cual se propone el seguimiento de las obras de arte cómo forma de análisis del capital financiero: cómo son las adquisiciones, cómo se especula con los precios, quiénes las tienen en su poder, etc. “Hito nos plantea así el uso de la tecnología, el procesamiento de datos y el acopio de información, que son herramientas que maneja el capital financiero, para ponerlas a disposición de la sociedad y en contra del mercado. Juntar información es muy valioso”, resalta.
Escena Política Día 2: ser la utopía

Foto: Lina Etchesuri para lavaca


Juan Laxagueborde, sociólogo, expresó en tres escenas un cuadro de situación. La primera está contenida en los diarios del escritor Ricardo Piglia: una forma de vivir la cultura –describe, por ejemplo, cómo un amigo le tocaba timbre a cualquier hora para charlar- pero también un ideario utópico. “Piglia cuenta un encuentro en Cuba con León Rozitchner, gran defensor de la revolución. Rozitchner le pregunta: “¿Vos vivirías acá?” y en la pregunta está la respuesta, que se intuye espantada. Dirá Laxagueborde: “La utopía de esa generación de intelectuales era vivir en la calle Corrientes”, que por entonces incluía un bar como La Paz, informal tribuna de debate de esos primeros ‘70.
La segunda escena es sobre dos lugares emblemáticos de los 80: El Parakultural y Bolivia. Contará que el creador de Bolivia, Sergio De Loof, definió su proyecto por contrapunto con Einstein, creado por Omar Chabán y escenario de Los Redondos, Soda Stéreo y Sumo, entre otros grupos emblemáticos.  “En sólo se emborrachan y vomitan. Nosotros por lo menos les damos de comer”, le dijo de Loof. Vomitar y nutrir: dos formas de poner en acto la cultura quedaron así contrapuestas por Laxagueborde.
La tercera es un cuadro que colocó arriba de la puerta del aula que reúne a este taller. Es una imagen tranquila, que recorta un rincón de Parque Lezama. Su autor es Mauro Cruz, un muchacho de 25 años que llegó desde Mar del Plata a esta ciudad, vive en una pensión y se dedica a pintar paisajes tranquilos, con un estilo clásico, armónico, “ingenuo”, admite el sociólogo. “Es lo contrario al activismo, un regreso a un origen perdido, un no sé para qué, un silencio”, dirá Juan Laxagueborde. El silencio que transmite ese cuadro no es de pausa, sino una forma de recortar el ruido. De tiempos de callar para hacer, o de hablar a través de lo que se hace. “La creatividad necesita silencio”, nos propone pensar Laxagueborde.
La posibilidad grupal
Luego de los talleres, la puesta en común fue tan delirante como armónica. Las consignas incluían pasar al centro de la ronda cuando querías tomar la palabra, autocronometrarse y dibujar algo después.
Escena Política Día 2: ser la utopía

Foto Lina Etchesuri para lavaca


Uno de los talleres más mencionados en la puesta en común fue Entrismo en la Escuela, coordinado por el Proyecto Secundario Liliana Maresca, un grupo de artistas docentes que trabaja dentro de la escuela secundaria N° 43, de Villa Fiorito.
El taller comenzó con un ejercicio muy práctico y efectivo: en parejas, y sin bajada de línea previa, uno contaba un proyecto personal o idea, el otro lo escuchaba, escribía y se lo devolvía para que complete, subraye o corrija el narrador. Ida y vuelta. Luego, los resultados pasaban a otro grupo de cuatro personas que hacían el mismo ejercicio. Y así hasta llegar a un solo proyecto final.
Las conclusiones que surgieron de ese espacio fueron resumidas por uno de los participantes:

  • Lo posible se define a partir del encuentro entre dos o más personas.
  • Reconocer el egoísmo para poder escuchar.

Mariano, de Radio Sur, aportó una tercera: “Si existe el deseo existe la posibilidad. Para mover los posibles tiene que haber deseo. Como nos dijo Amador Savater esta mañana: la política no es la atención entre dos ideas opuestas sino entre dos visiones del mundo distintas. El mundo se corrió de eje desde el miércoles, como dijo Marta Dillon, gracias al movimiento de las mujeres. Creo que Ni Una Menos y este Congreso son dos espacios que ya se mueven hacia un futuro distinto y posible”
En el medio de la puesta en común un grupo de participantes se pusieron pasamontañas en la cabeza y comenzaron una performance. Lo que hacían era tocar los cuerpos de los demás y moverse al ritmo de las palabras que se habían dicho en la ronda. El resultado: descontracturó aún más la palabra puesta en común.
Un ejemplo cortito y al pie: abrió la posibilidad de pensar en el culo y la concha como espacios de revolución.
Otro de los talleres fue coordinado por La Dársena, un colectivo interdisciplinario de arte. A partir de la creación de una mesa de arena se trató de crear “Un dispositivo material para generar intervenciones” en ese territorio que llamaron “la arena macrista”. Siguiendo con esa idea de la materialización, concluyeron que un colchón Suavestar alcanzaría para representar los últimos años de creación cultural: “cómodo, hegemónico, confortable para algunos y muy poco interesante”.
“La intención fue encontrar una perspectiva geográfica crítica, porque los procesos sociales se desarrollan en lugares. Y nuestras prácticas las tenemos que pensar teniendo en cuenta esos lugares físicos que queremos afectar. Además, pensamos que tenemos el derecho de habitar los lugares desde nuestras propias historias e intereses. Por eso la idea central  fue pensar en términos espaciales para la acción.”
Ese pensar territorialmente permite:
1) Tomar posición: el espacio le da una perspectiva física a la idea, desde dónde uno ve, habla, intenta incidir.
2) Germinar: permite pensar en hacer crecer algo.
3) Provocar un giro: No hay texto sin contexto. ¿Dónde queremos intervenir? En ese sentido, citó el ejemplo de la propuesta del colectivo Hiedrah, que el día anterior en el taller que coordinaron, plantearon la noche y el baile “no como una cualidad temporal, sino como un mundo”. Hiedrah había así conseguido politizar una práctica que sólo el mercado percibe política.
Otras ideas que se fueron desgranando en la ronda:
“El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es una opción”.
“No hay pensamiento colectivo cuando los egos están estallados”.
“Démonos tiempo, El tiempo que va a llevar que surja otra cosa va ser largo. La agresión es el apuro”.
“Estamos imbuidos por la velocidad del capital financiero y la especulación. Es la velocidad con la que nos están capturando la vida.”
“Desarmar aparatos, cuestionar no sólo qué, sino cómo lo estamos haciendo”.
“El primer espacio para hacer política es la crianza”.
“El deseo es una posibilidad o probabilidad”.
“No podemos dedicarnos sólo a observar las políticas públicas. Tenemos que generarlas”.
“Tenemos que ocuparlas”.
“Construir aliados es construir encuentros, sin subestimar ni sobrestimar”.
“El futuro es el acá: lo que nosotros hacemos construye el mañana”.
Los resultados de ese pensamiento colectivo se van a ver en la acción callejera de hoy domingo. Mirá cómo y dónde: escenapolitica.org/cronograma.html
El cierre es fiesta: a partir de 21 y hasta las 2, en Mu.Punto de Encuentro, Hipólito Yrigoyen 1440.

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Foto Lina Etchesuri para lavaca


 
 
 

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4 años sin Cecilia Basaldúa, sin fiscal y sin respuestas

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La familia de la joven asesinada en Capilla del Monte volvió a viajar de Buenos Aires a Córdoba para reclamar que se asigne urgentemente un fiscal en la causa y que se investigue su femicidio. Hace 4 años el cuerpo de Cecilia fue encontrado luego de estar 20 días desaparecido; su familia denuncia una trama local que involucra a la última persona que la vio con vida, el ex boxeador Mario Mainardi, jamás investigado, y la complicidad de la justicia de Cruz del Eje, representada por Paula Kelm, que buscó inculpar a un perejil. Gracias a la lucha familiar se logró anular esa línea de investigación, que culminó en un juicio nulo, pero desde entonces no se retomó la instrucción; y pese a que en diciembre se anunció que un nuevo fiscal tomaría la causa, eso no sucedió, y las dilaciones siguen. Crónica de una nueva reunión con promesas y sin hechos, cuando la impunidad se hace cada vez más grande y el reclamo, también: “Verdad y justicia para Cecilia Basaldúa”.

Por Bernardina Rosini

Daniel y Susana, padre y madre de Cecilia Basaldúa ya perdieron la cuenta de las veces que han viajado desde la ciudad de Buenos Aires a Córdoba con el único objetivo de lograr justicia por su hija. Han perdido esa cuenta pero no la cantidad de días que contabiliza la impunidad: 1460, es decir, cuatro años. 

En efecto, hace cuatro años (el 25 de abril de 2020) encontraron el cuerpo de Cecilia Gisela Basaldúa en un codo del Río Calabalumba en Capilla del Monte, luego de veinte días de estar desaparecida. Cuando Daniel y Susana llegaron ayer a los Tribunales en Córdoba Capital, se los ve invadidos por la bronca y el hartazgo. Son cuatro años sin Cecilia y a la par sostienen que las líneas de investigación han sido deliberadamente manipuladas y el material probatorio  de contundencia, ignorado

La última vez que estuvieron parados sobre esa vereda fue el pasado 7 de diciembre, tras reunirse con el Fiscal General Juan Manuel Delgado. Celebraban la noticia: “Tenemos fiscal, vinimos con 3.000 firmas de apoyo pidiendo fiscal y lo tenemos. Es el Nelson Lingua y comienza el 1° de febrero, después de la feria judicial”. Cinco meses después, otra vez viajan 700 kilómetros para golpear la puerta del Palacio de Justicia pues tal designación no sucedió y la causa acumula once meses sin fiscal a cargo de la instrucción.

4 años sin Cecilia Basaldúa, sin fiscal y sin respuestas
Daniel Basaldúa y Susana Reyes, papá y mamá de Cecilia: viajaron desde Buenos Aires para mantener una reunión y reclamar justicia por su hija.

El baile del fiscal

Mientras los Basaldúa llegaban el 25 de abril nuevamente a Córdoba para pararse frente a Tribunales y exigir justicia, fueron notificados que la Fiscal General Adjunta Bettina Croppi los convocaría a una reunión. 

Antes de ingresar al edificio Daniel comparte la situación actual de la causa “Nos vienen diciendo que no designan fiscal porque falta una firma: me cuesta creerlo. No puedo hacer nada más que venir y reclamar. Hasta ahora la única justicia que logramos fue que no metan preso a un inocente”. 

Hoy le cuesta hablar; tiene un nudo en la garganta y el rostro de su hija estampado sobre el pecho. “Sólo espero que esta investigación vaya tras los verdaderos sospechosos, tras Mario Mainardi, última persona que vio a Cecilia con vida, quien tenía pertenencias de ella y las regaló; la policía y la fiscal Paula Kelm contaban con ésta y más información y nunca lo investigaron. No podemos creer que Mainardi, que dijo trabajar en Uber porque no podía acreditar ingresos, tenga más poder que Diego Concha, quien fue durante décadas Director de Defensa Civil de la provincia y sin embargo hoy está preso”. 

Daniel pasa lista de todos los uniformados que participaron del caso y que hoy se encuentran desplazados, procesados o presos por distintas causas: el común denominador es la violencia de género. 

Mientras las abogadas ingresan junto a los padres de Cecilia a la reunión, afuera les esperan periodistas, agrupaciones feministas, trabajadores de la Secretaría de Derechos Humanos y familiares víctimas de violencia institucional. Repiten el colgado de banderas, los carteles con rostros de otras víctimas, y los cantos que se recitan como mantras: “¡¡Queremos fiscal, queremos fiscal, queremos fiscal!!” y “¡¡Justicia, justicia, justicia!!”.

Al salir, Giselle Videla -una de las abogadas de la familia- comparte lo conversado en la reunión: “Para iniciar nos han pedido disculpas puesto que en noviembre nos dieron la seguridad que tendríamos fiscal apenas finalizada la feria judicial. Como hoy no hay fiscal, y están subrogando fiscales de otros territorios que toman la causa por un plazo corto de tiempo, el avance es mínimo. Nos informaron en relación a esta situación que la designación de Nelson Lingua espera la firma del gobernador, Martín Llaryora. Ahora bien, nos enteramos que será designado como Fiscal reemplazante, y no como Fiscal titular puesto que Lingua no ha rendido el concurso que lo habilita para ese cargo; debe rendirlo ahora y recién en julio- agosto podremos saber si será finalmente el fiscal titular de la causa”. 

Para que se entienda: desde que el tribunal absolviera a Lucas Bustos en julio del 2022 reconociendo su inocencia y su no vinculación al crimen, y ordenara una nueva instrucción para dar con los responsables del femicidio, la causa demoró meses en ser asignada a un fiscal. Luego recaería en el Dr Raymundo Barrera de Cruz del Eje, fiscal que, hábil con el calendario, entre feria judicial y licencias llegó a junio del 2023, mes en el que se jubiló. 

Por la presión de la familia Basaldúa, en diciembre el mismísimo Fiscal General anunció la designación del Lingua el 3 de febrero; eso no sucedió y no hay certeza de que Lingua resulte el fiscal que definitivamente dirigirá la instrucción, puesto que no cumple con los requisitos.

4 años sin Cecilia Basaldúa, sin fiscal y sin respuestas

Preguntas sin respuesta

Es mediodía y el cielo se refleja en las ventanas del edificio neoclásico de la calle Caseros; da la impresión que adentro estuviera vacío, que sólo es una fachada. “Hoy, 25 de abril se cumplen cuatro años de la aparición del cuerpo sin vida de Cecilia Gisela Basaldúa” lee Susana de la pantalla de su celular; ella también lleva una remera con el rostro sonriente de su hija. Sigue:

Cuatro años de impunidad y de violencia sistemática por parte del Poder Judicial a quienes pedimos y exigimos justicia por ella. La causa volvió a foja cero en el 2022 luego de pasar por un juicio vergonzoso.

El tiempo pasa y los asesinos de Cecilia siguen libres e impunes. No tenemos fiscal ni respuestas” y continúa “¿Cómo vamos a llegar a la verdad? ¿Qué fue lo que pasó con Cecilia? ¿Por qué tardó tanto en aparecer? ¿Dónde está Mario Mainardi? ¿Por qué la fiscal Paula Kelm ordenó tan rápidamente detener a un joven sin tener pruebas? Todas estas preguntas nos conducen una y otra vez a un círculo cerrado de impunidad entre funcionarios judiciales que se jactan en demostrar un abuso de poder constante”. 

La carta leída en la vereda, casi sobre la calle, concentra todas las preguntas que la investigación del femicidio debiera responder. 

Y la carta también cierra como se espera que cierre la investigación: “Verdad y Justicia para Cecilia Basaldúa”.

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La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

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Séptima entrega del registro colaborativo de la ronda de las Madres de Plaza de Mayo, realizada por la fotógrafa de lavaca Lina Etchesuri.

Toda la producción será entregada a ambas organizaciones de Madres y al Archivo Histórico Nacional. Invitamos a quienes tengan registros de las rondas realizadas estos 40 años a que los envíen por mail a [email protected] para sumarlos a estos archivos. Esta iniciativa es totalmente autogestiva.

Ese jueves hacía 38 grados de calor pero parecían 43. El calor quemaba y picaba.

Faltaba el aire, el que había estaba caliente y la humedad pegoteaba.

El día que acompañé a la Ronda haciendo fotos para este proyecto, fui descubriendo imágenes a medida que los pasos y las sillas de ruedas daban vuelta como siempre, hace 2392 jueves.
La ronda siempre me emociona. Mucho. Las miro a las madres y veo proyectada las fotos de sus hijxs en su mirada, hacia delante, repitiendo Presente como un mantra de presencia y resistencia. Lxs veo a ellxs en imagen, mirando de frente en su juventud detenida. Veía a Elia, que ronda en silla de ruedas, con la foto de su hijo Hugo Meidan, desaparecido el 18 de febrero de 1977, hace 47 años, y pensaba si ese día hizo tanto calor, si la luz tenía esta misma inclemencia.

La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

En las rondas transcurre un tiempo extraño, persistente y atemporal. Las hermanas abrazan las fotos de sus desaparecidxs, gritan sus nombres con contundencia, caminan junto a las madres, junto a nosotrxs.

Transforman el tiempo y la imagen en un futuro posible.

La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

Sobre Lina

Soy Lina Etchesuri. Fotógrafa, editora y docente

Soy parte de la cooperativa Lavaca desde hace más de 12 años donde hago todo lo que me describe y más. Me hace sentir muy orgullosa y feliz.

Estudié con Filiberto Muganini en el Rojas durante los 90s. Hice la carrera de fotógrafa en la Escuela de foto y artes visuales de Avellaneda, durante el 2001 y los años siguientes. 

Me seguí formando en talleres visuales con mi querida Julieta Escardó y muchxs más.

La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

Viajé haciendo fotos durante algunos años: conocí al subcomandante Marcos y le saqué una foto en la que se está riendo. Estuve en Cisjordania, Palestina, durante 3 meses, viviendo retratando la vida bajo la ocupación. 

Junto con algunas personas y amigxs fundamos MAFIA en 2012, un colectivo de fotógrafxs que sigue hasta hoy.

Coordino talleres de foto e imagen.

Soy mamá de Fermin.

Y me encanta hacer todo lo que hago.

La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

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Un abrazo contra la motosierra

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Sin presupuesto actualizado (“cada 10 pesos del año pasado, hoy tenemos 2” informa el rector de la UBA) las universidades y los hospitales en “modo ahorro” deben cortar la luz, los ascensores, reducen cirugías, no tienen insumos. La imagen del Clínicas, uno de los más importantes del país: “Los pacientes se están quedando sin comida”. Hoy una gran concentración frente a ese hospital escuela simbolizó un abrazo en defensa de la salud y la educación pública, mientras el gobierno nacional juega a pelearse con las prepagas, y el de la Ciudad a subvencionar a quienes mandan a sus hijxs a colegios privados. ¿Qué pasa con lo público? ¿Cuándo comenzó el desastre? Distintas voces (directores de hospitales, rectores de universidades, trabajadorxs) relatan la realidad y los datos motosierra; la organización como única salida; y el canto “la UBA no se vende”, mientras la realidad, o los números, parecen indicar otra cosa.

Por Francisco Pandolfi

Un abrazo contra la motosierra

“Se defiende, la UBA se defiende”, fue uno de los hits / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Clarisa y Caetana acaban de salir de cursar dermatología. Clarisa tiene 24 años y lleva puesto un ambo azul marino. Caetana, de 23, uno verde oscuro. Son alumnas desde hace seis años de la Facultad de Medicina y hace tres caminan por los pasillos del Hospital de Clínicas, ya en la etapa de las prácticas. “Hace un rato terminamos una clase en la que no teníamos vendas”, dice Clarisa. Su compañera agrega: “El otro día, en un práctico, nos faltaba vaselina para curar las úlceras; sí, vaselina, probablemente el producto más básico y barato que se necesita”.

Alrededor de ellas hay una multitud, con ansias de visibilizar la gravedad de la situación.

Clarisa, Caetana y la marea contra el ajuste / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

“Estamos funcionando al 30%”, comparte Marta, médica desde hace 38 años en el Clínicas.

“Los pacientes se están quedando sin comida”, cuenta Susana, auditora. 

“Soy empleado de limpieza del hospital, monotributista, trabajo cinco días por semana, siete horas por día y mi sueldo no supera los 150 mil pesos”, confiesa Diego Ruiz.

“Ya debimos reducir las cirugías y no atender a algunos pacientes”, expresa Marcelo Melo, el director del Hospital de Clínicas.

“Estamos económicamente por debajo de un 80% sobre el presupuesto que deberíamos tener. Cada 10 pesos del año pasado, hoy tenemos 2”, precisa Ricardo Gelpi, rector de la Universidad de Buenos Aires.

Un abrazo contra la motosierra

Susana Dionisio, y la esperanza que genera el juntarse / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Tiempos de abrazos

“La biblioteca destinada a la educación universal es más poderosa que nuestro ejército”.

José de San Martín.

Al libertador de la patria se lo homenajea con su nombre en calles y avenidas; clubes deportivos, teatros y centros culturales; plazas y parques; hospitales y universidades.

Y también en un hospital-escuela: el Hospital de Clínicas José de San Martín, dependiente de la Universidad de Buenos Aires y dedicado a tres ejes clave para el desarrollo de cualquier sociedad: la asistencia, la docencia y la investigación.

Son tiempos de clases abiertas; de paros y movilizaciones; de una marcha nacional universitaria a realizarse el próximo martes 23 de abril. Son tiempos de contar en cuántos meses y en cuántos días las universidades se quedarían sin presupuesto hasta cerrar sus puertas.

Son tiempos de abrazos.

Uno de ellos se forma con un montón de brazos, este jueves por la mañana, en la puerta del Hospital de Clínicas. Médicos, docentes y no docentes, estudiantes, le brindan un espaldarazo simbólico al Hospital de Clínicas, ubicado en el límite de los barrios porteños de Recoleta y Balvanera. Sobre la Avenida Córdoba, miles de personas se reúnen en la puerta principal para reclamar por el recorte presupuestario en todas las universidades del país, y en particular de las universidades escuelas.

Hay equipo en el Hospital de Clínicas /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Los cuerpos aplauden. Están vestidos con guardapolvo blanco; con ambos celestes y azules; con chaquetas bordós y verdes. De fondo, un telón negro enorme sirve de súplica para estos momentos. Es un ruego a la sociedad toda; y una exigencia, también, puertas adentro: “Defendamos la UBA”. Delante de la banderota se sostienen grandes letras blancas, hechas con cartulina, a mano, a pulmón, a necesidad de que el reclamo se vea un poco más. “La salud se defiende”, se lee, mientras se canta al unísono: “No se vende, la patria no se vende”. Minutos después, se cambia sólo una palabra: “No se vende, la UBA no se vende”.

Pero la realidad no parece indicar lo mismo. 

Problemas de fondos

Luego del abrazo, se rodea al hospital y en otra de las puertas de la institución, sobre la calle Paraguay, se lleva a cabo una conferencia de prensa. Marcelo Melo, el director del Hospital de Clínicas, va al hueso: “Ya tuvimos que optimizar los recursos, que son insuficientes; no podemos comprar insumos, ni hacer transferencias porque no hay licitaciones de presupuesto que avalen las compras. Mientras, tenemos un montón de pacientes internados”. Sigue: “Es muy difícil no usar la luz en un hospital; no usar los ascensores cuando los pacientes necesitan usarlo… Lo mismo pasa con la calefacción. El año pasado estábamos orgullosos de haber comprado y cambiado la caldera, y este año no sabemos si va a funcionar, porque el modo de ahorro va a estar en el gas, en la luz, en todo”.

Le cambia la cara. Se tensa, aún más. “Poner a un hospital en modo ahorro es una agresión al médico. Es muy difícil mi lugar, el tener que decirle a mis colegas si pueden atender o no a alguien. No estamos haciendo una buena medicina con estas cosas”.

Un abrazo contra la motosierra

Marcelo Melo y Ricardo Gelpi en conferencia de prensa /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

A su lado está el rector de la UBA, Ricardo Gelpi, acompañado por el Secretario de Hacienda Matías Ruiz. Juntos, definen lo terrible: “La UBA tiene dos partes principales en las que se divide el presupuesto. Una es la salarial, que consume entre el 85% y el 90%; y después está el gasto de funcionamiento, que consume entre el 10 y el 15%”. Desmenuzan: “En lo salarial hubo un recorte en términos reales ajustado por inflación del 35%, lo que significa que si en noviembre un docente o un trabajador cobraba 100 pesos, hoy cobra 65”. 

Sobre los gastos para el funcionamiento: “Lo dividimos en salud y en educación. En educación este año las partidas arrancaron congeladas al presupuesto del año 2023; hubo una actualización parcial del 70% desde marzo; pero en términos interanuales eso significa un 58% de actualización, comparado con una inflación de casi un 300% interanual. Por el lado de la salud, empezamos el año sin presupuesto, ya que la partida devengada del año 2023 no había sido asignada hasta esta semana”.

Tomar la calle en defensa propia / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Peligro de cierre

¿La partida ya firmada –pero aún no depositada–, es un remedio? “No, para los hospitales universitarios será de la misma magnitud nominal del año pasado. O sea, no es una actualización, ni un incremento”. Subraya el rector: “Estas partidas no están ajustadas por inflación, lo que significa que sólo podrán estirar un tiempo esta situación, pero estamos lejos de estar conformes. Si se mantiene esa partida, podremos funcionar como venimos dos o tres meses más. Y después, así las cosas, la UBA cierra, porque si no hay plata, no hay plata”.

El Secretario de Hacienda suma un dato, que agudiza el cuadro: “El pago de la energía eléctrica en el último año se multiplicó por siete. Y si comparamos con febrero de este año, sólo los últimos dos meses, se multiplicó por cuatro”. Y ejemplifica con una cuenta que no cierra: “El crecimiento del gasto, sumado a las partidas congeladas, hace que crezca más rápido el gasto que tenemos la universidades y empeorando cada vez más el funcionamiento”. 

Un abrazo contra la motosierra

La educación, la salud y la ciencia, en juego; en venta / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

“El mal funcionamiento es de hace años”

La falta de recursos no empezó en la era Milei. Marta, médica desde hace 38 abriles, describe: “El mal funcionamiento viene de años, como consecuencia de malas administraciones anteriores. Y ahora, este recorte presupuestario es el tiro de gracia”. ¿En qué se venía mal? “De 12 quirófanos funcionan 5 y hay numerosas salas cerradas; cada vez se va achicando más la estructura, deteriorando y no hay presupuesto para mantenerlo”. 

Clarisa, alumna, añade: “El edificio tiene un montón de falencias, es muchísima la cantidad de arreglos que harían falta y esto viene desde hace años. Con este recorte, el único futuro que veo es que se caigan las paredes… Me da mucho miedo e impotencia”.

Florencia trabaja hace 10 años y el amor que siente por la entidad viene de familia: “Mi mamá trabajó ahí; mis dos hijos fueron a ese jardín; le salvaron la vida dos veces a mi mejor amiga; curaron a mi papá, a mi abuela”.

Admite que el hospital “siempre tuvo pocos recursos; siempre hubo carencia de insumos”. Profundiza: “La situación no viene bien hace mucho; las personas que deben hacer el presupuesto no valoran la calidad humana ni la cantidad de atenciones que se realizan por día. El hospital siempre tuvo lo básico, y en muchas oportunidades debimos conseguir insumos por fuera, siempre tardó en llegar el material que se necesitaba”.

Carteles, ruido, sonrisas: estrategias contra el recorte / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Orgullo nacional 

El Hospital de Clínicas es considerado uno de los hospitales más importantes de la Argentina y de América Latina. Se fundó en 1881 y allí se realizaron varios procedimientos por primera vez. Algunos hitos que nacieron entre sus paredes que hoy yacen descascaradas: la aplicación de la insulina, el cateterismo cardíaco, las residencias médicas, las punciones de riñón, las operaciones filmadas. Dice la médica y hoy auditora Susana Dionisio: “En este hospital se formaron la mayor parte de los médicos de renombre que hay en toda la medicina prepaga”. Suma otro caso testigo: “Hay que acordarse de acontecimientos como el de la AMIA, cuando sucedió el atentado este hospital recibió a la mayoría de los heridos, y fue gracias a este hospital que se salvó a muchísima gente. Entonces, podés hacer un comité de crisis, pero si al mismo tiempo desfinanciás a la educación, está muy mal. El presidente se merece un juicio político y la oposición tiene que pararse y ser una oposición real, sino perdemos la democracia”.

Marta Cora Eliseht es médica de obstetricia del hospital de Clínicas y docente de la Facultad de Medicina. “El Clínicas es fundamental, un orgullo nacional; no sólo cumple funciones asistenciales, sino también de docencia en áreas de pregrado y postgrado; esta es la sede de infinidad de carreras. Somos especialistas en obstetricia y atendemos muchos embarazos de alto riesgo, casos que no se atienden en otros lados”. 

Un abrazo contra la motosierra

Marta es médica en el Clínicas desde hace 38 años /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

En el hospital trabajan más de 3.200 empleados y se atienden alrededor de 365 mil personas al año. En lo educacional, cursan por año cerca de 1500 alumnos. “Hay cinco cátedras y estudiamos 300 personas promedio en cada una. Este es el hospital escuela más grande del país”, explican Clarisa y Caetana, estudiantes de medicina. 

Las palabras de Sofía, que integra la comisión interna, laten: “El hospital-escuela literalmente es el corazón de la UBA, donde se retroalimenta la ciencia, la investigación, la educación, pero sobre todas las cosas la salud pública, con todo lo que conlleva ese concepto de gratuidad e inclusión. Queremos seguir brindando la atención de calidad a los y las pacientes, pero sobre todas las cosas contar con un financiamiento que nos permita que nuestra casa, como así consideramos al hospital, siga funcionando. No queremos tener el privilegio de pisar la UBA, sino el derecho de seguir en ella”.

Un abrazo contra la motosierra

Una que pedimos (casi) todxs /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Un dolor inenarrable

El hit se vuelve a cambiar: “Universidad de los trabajadores, y al que no le gusta se jode se jode”, se vocifera con angustia y con firmeza, en un clamor popular que hiela la sangre. Las y los laburantes le dan magnitud al problema. La obstetra Marta Cora Eliseht dice: “En el sector no tenemos espéculos, vidrios para hacer papanicolaou, guantes, gasas, algodón, lo básico. Los profesionales de la salud estamos intentando conseguir donaciones de entidades privadas para suplir las faltas”. Sintetiza: “Estamos sufriendo un ataque artero a la universidad pública”.

Susana Dionisio es médica desde hace 49 años. Quince los trabajó en el Clínicas, donde ahora es auditora. “Sentimos un dolor que no se puede narrar. Los pacientes se están quedando sin comida y solidariamente se intenta ayudar entre sindicatos, médicos y administrativos, pero los insumos médicos no los podemos comprar. Ya se está cortando la luz a cierta hora, no se puede creer”. 

Un abrazo contra la motosierra

La potencia de Elsa Carrizo, la potencia de lo colectivo /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Elsa Carrizo es delegada general de la comisión interna del Hospital de Clínicas. Tiene puesto un guardapolvo blanco, que lleva el logo de la institución. Se lee: “Fundado en 1881”. Dice: “Trabajamos con obras sociales, pero es impresionante la cantidad de gente sin obra social que viene, alcanza con ver las colas que se forman a la mañana. Ya no tenemos insumos ni para el mantenimiento, ¿con qué vamos a limpiar? Hay un combo de muchísimas necesidades en el hospital”.

“Últimamente no nos estuvieron entregando secadores”, detalla Diego Ruiz, empleado de maestranza. Cobra menos de 150 mil pesos por mes y sólo el monotributo para facturar (no está en planta permanente) le cuesta alrededor de 18 mil. “Estamos en una situación de mierda, personalmente para mí es imposible llegar a fin de mes”.

Un abrazo contra la motosierra

Diego cobra menos de $150 mil por mes. Y no es una joda / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Tomás trabaja en el área de personal hace 5 años y es delegado de la comisión interna. “No hay paritarias y los sueldos quedan muy bajos. Tenemos poco más de 300 contratos que salen del bolsillo del hospital y son los que más corren peligro. Estamos hace un par de meses sin aumento y no hay respuesta del gobierno ni comunicación. Estamos estancados, no da para más”.

Carolina Nadal es empleada desde hace 30 años. Hoy es la jefa del departamento de Trabajo Social. “El presupuesto que se está ejecutando es el del año pasado y esto es inviable en términos de sostenimiento, de todo lo que se necesita para que funcione el hospital de manera integral. El gobierno va a tener que responder de una manera diferente a la que está respondiendo ahora. Siento mucha bronca e indignación, pero al mismo tiempo tengo la esperanza de que en las calles, con la resistencia, haya otro desenlace que no sea cerrar las puertas”.

“Cuando la patria está en peligro, todo está permitido, excepto no defenderla”.

José de San Martín.

Clases abiertas, presupuestos cerrados / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

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