CABA
La sangre derramada: el relato de la comunidad
(lavaca en Bariloche*) Así narra la comunidad mapuche Lafken Winkul la represión que terminó con el asesinato de Rafael Nahuel y dos heridos. El territorio ocupado en Villa Mascardi sigue hoy rodeado de fuerzas de seguridad y agitado por versiones de desalojo, a pesar de la mesa de diálogo que se abrió para negociar el futuro de ese territorio y de esa comunidad. La diferencia es que en estos días se rodeó de acampantes que acompañan el reclamo: son los nuevos Santiago Maldonado. El testigo que cuenta cómo fue el procedimiento de confiscación de armas del grupo Albatros, de la Prefectura, y cómo se tomaron pericias de rastros de pólvora de los uniformados.
A la Lof va llegando, de a poco, cada vez más gente. Saludan “mari mari” y pasan del otro lado de la tranquera que lleva atravesada una bandera que dice “Lafken Winkul Mapu resiste” y una foto de Rafael Nahuel. Estamos en Villa Mascardi, del otro lado de la ruta está el hermoso lago y de éste, el monte donde sigue asentada la comunidad Lof Lawken Winkul Mapu, después de la muerte de Rafael y el congelamiento de la orden de desalojo, que sigue vigente pero detenida por una mesa de diálogo que pretende determinar el futuro judicial de este territorio.
“Se sigue acercando gente de diferentes lugares. Es eso lo que estamos planteando como mapuches: que se levante el pueblo en su honestidad, en su dignidad. Esta es una lucha honesta, no es una lucha armada”.
El joven se tapa la cara con un pasamontañas y se identifica como “un kona del pueblo mapuche”.
Kona en mapuche significa fuerte, valiente.
Es el encargado de llevar la voz de la comunidad estos días convulsionados, aunque no habla con cualquiera. Al contrario: hablan solo con quienes ya conoce. La bandera colgada de cara a la ruta lo deja bien claro: “Winka: no pasar”.
“Winka” es el blanco.
Del otro lado de la ruta un grupo de apoyo acampa y se sostiene en solidaridad con la comunidad “hasta que se vaya la policía”.
Son los Santiago Maldonado de esta nueva toma.
Las fuerzas federales están asentadas a apenas a 100 metros de la entrada a la Lof, con unos conos naranjas en medio de la Ruta 40. A los costados, dos camiones celulares (uno de Policía Federal y otro de Gendarmería), tres camionetas (dos de Gendarmería y una de PFA) y un patrullero de la Federal. Hoy también hay policías de casco y uno con un arma larga: por la mañana hubo un corte provisorio de ruta tras un hecho confuso. “Estábamos buscando leña en el monte”, relata el joven mapuche, “y éstos nos vieron y formaron fila y se pusieron en frente de la entrada de la comunidad como para intimidarnos”.
Este tipo de movimientos son comunes, en medio de rumores y operaciones que no se sabe ya de dónde vienen. El del día: “A las 12 dicen que se terminaría la tregua” y “Patricia Bullrich dijo que las fuerzas podían actuar sin la orden de la justicia”.
A Bariloche también llegó la posverdad.
Corren las 12, las 12:30 y las 13 y no se notan movimientos bruscos que alteren la (a)normalidad de las cosas.
Los coíhues, cipreses y pinos se zarandean con una leve brisa. Pasan camionetas de Gendarmería y Policía Federal que vienen y van hacia El Bolsón y hacia Bariloche. “También puede ser que estén gracias al G20 que continúa el día de hoy”, suma alguien al cuadro de complejidad.
El día de la muerte
La comunidad no habla por hablar: tiene para contar su versión de los hechos del día 25. El día que el grupo Albatros disparó por la espalda a Rafael Nahuel, dos días después de que las fuerzas desataran una represión en el territorio que terminó con mujeres y niños detenidos en la comisaría.
“Lo que podemos contar de ese día es que nos encontrábamos más arriba de acá; no estábamos en este sector, sino mucho más arriba. Y en eso veníamos bajando porque íbamos a concentrar acá con la gente que estaba en la ruta, y cuando emprendemos el viaje para abajo, como a 50 metros de donde estábamos nosotros ya venían fuerzas de Albatros, de Prefectura. En ese entonces, sin mediar ningún “alto”, nada, vienen parapetados y empiezan a tirar. Ahí emprendimos la vuelta al campamento. Al llegar arriba nos pudimos resguardar y ahí defendernos con piedras, gomeras, palos. Y ellos se parapetaron atrás de los árboles y de ahí nos disparaban”.
Sentado sobre un tronco y bajo la atenta mirada de unos pocos que siguen el relato por primera vez –incluidos mapuche que no estuvieron el día de la represión-, el joven calcula que los disparos siguieron por unos 5 minutos. “Ahí cae herido nuestro peñi y una lamien más y un peñi más. Heridos de balas de plomo. En ese momento tiraban solo balas de plomo”.
La evidencia de que eran de plomo quedó desplegada en el terreno, en los cuerpos de dos mapuches heridos y en la muerte de Rafael: “No fue ningún enfrentamiento. Es más, después de que ellos se replegaron nosotros pudimos juntar evidencia de las armas que estuvieron usando. En ningún momento usaron armas de tumulto, solamente encontramos vainas de 9 milímetros”.
Entre el retén policial y la comunidad se encuentra una estación de YPF. Dos de sus empleados tuvieron que oficiar de testigos del procedimiento de incautación de las armas al grupo Albatros. Uno de ellos, que ya declaró ante la justicia, cuenta a lavaca que las armas fueron separadas en dos cajas: en una las letales; en la otra, las no-letales. No recuerda con exactitud cuántas eran, pero sí que llenaron una amplia mesa. Alcanzó a ver armas largas y pistolas. Identifica una MP5. Los cartuchos demostraban que faltaban varias municiones.
El joven empleado –que vive en el mismo barrio que Rafael Nahuel- revela que se le tomaron rastros de pólvora a 8 integrantes de Albatros. Aún no se hicieron públicos los resultados de estos análisis. Su relato coincide en parte con el de la comunidad.
Continúa la descripción de lo ocurrido aquel día: “Un peñi más y yo, que veníamos adelante, lo que pudimos llegar a ver fue un arma larga tipo rifle, y después armas cortas, como sub ametralladoras. Y después con 9 milímetros también. Todos los impactos están en los árboles, están en las barricadas que hemos hecho para que se les ponga más complicado seguirnos. Todos esos golpes de arma están: es parte de la evidencia que nosotros tenemos y hemos entregado a algunas autoridades”.
En pleno día
La autopsia encargada por la justicia federal a la provincial confirmó que Rafael Nahuel fue asesinado por la espalda: la bala le atravesó los intestinos, el hígado, el diafragma y el pulmón, lo que ocasionó una hemorragia interna en el cuerpo del joven.
Además fueron heridos una mujer de alrededor 25 años (presumiblemente Johana Colhuan) y un hombre de treinta años: impacto de bala en el hombro con orificio de entrada y salida; e impacto de bala en el codo, respectivamente. El joven mapuche cuenta que ambos se encuentran bien y fuera de peligro.
Sigue el relato de la comunidad: “Empezamos a gritar con otros peñi que había un herido, que habían matado a uno, y recién entonces empiezan a bajar, a replegarse. Quedan entre 4 y 6, de Albatros, más de eso no eran. Una vez que le gritaron que había heridos de gravedad, ahí emprendieron la huida ellos, hacia abajo, hacia acá. Llegaron acá y nosotros estábamos 10 kilómetros arriba”. Todo esto ocurrió en pleno día. Calculan que Rafael ya estaba herido de muerte a las 16.30.
Fausto Jones Huala y Lautaro Alejandro Gómez fueron los jóvenes mapuche que ayudaron a bajar el cuerpo de Rafael, con la esperanza de salvarle la vida. Relata otro de los jóvenes mapuche que estuvieron ese día: “Estábamos con los tres heridos, había uno de gravedad, tuvimos que hacer una camilla y bajarlo por el camino, venir con cuidado de que no nos embosquen nuevamente. Y cuando llegamos acá estaban enfilados las fuerzas federales y los de Albatros; no sé si eran los mismos, pero vimos las ropas y eran las mismas. También estaban preparados para avanzar. Otros peñi les gritaron que había un muerto y pudieron bajarlo. El resto se quedó acá porque nos iban a llevar a todos en cana”.
En efecto: Fausto y Alejandro, los que llevaron el cuerpo hasta abajo, luego fueron detenidos durante cuatro días.
La cacería
Los distintos testimonios coinciden en que la cantidad de efectivos de Albatros que participaron de la represión no supera los diez, que no dieron la voz en alto y portaban armas letales. El relato mapuche hace hincapié en la escasa pero contundente cantidad de efectivos, redondeada bajo la idea de “un grupo especial”: “No es que venía un batallón para hacer un desalojo: venían a matarnos. Eran seis personas nomás dispuestas a eso, a lo que los habían mandado: a disparar. Si es un grupo mayor vos sabés que te vienen a desalojar, vienen con una orden y la leen. Nunca medió eso; nosotros alcanzamos a ver a 4 ó 6 personas que empezaron a disparar contra nosotros. Y ahí nos replegamos a nuestro campamento y fue cuando hirieron al peñi”, repite el mapuche.
¿Por qué? “El Estado siempre va a buscar generar el miedo entre las comunidades que se están levantando. Y acá estaban buscando que nos vayamos todos. Quieren esperar el momento en que seamos pocos, llegar y matar, y poner armas. Si hubiesen matado 4 o 5 peñis allá arriba íbamos a aparecer todos con fierros en las manos. No pudieron hacer eso porque mataron uno y los sacamos del territorio. Querían decir que éramos una guerrilla. Eso querían vender. Acá nunca hubo armas”.
La propia presentación del juez Villanueva habla de “cuchillos y hondas de revoleo», pero nunca de armas de fuego, como mencionaron sin pruebas funcionarios del Ministerio de Seguridad. Los mapuche dan su versión, y la explican: “Nosotros somos dignos de pelear acá. Y no estamos armados, así como dicen. Nosotros solo nos defendemos con lo que la naturaleza nos da. Con los newenes (fuerzas, energías) que nos da. Con las piedras que nos da. Ellos pueden decir muchas cosas: dicen que tenemos armas de guerra. Si las tuviéramos la hubieran encontrado. Los que tienen armas son ellos. Y mataron a un hermano nuestro”.
Sobre la sigla RAM, pocas y contundentes palabras: “Acá no hay nadie de la RAM. Esta toma no tiene nada que ver con la RAM”.
El porqué
En el libro Argentina originaria, Darío Aranda entrevista a Eugenio Zaffaroni, ex ministro de la Corte Suprema, quien asegura: “Si los pueblos originarios no tienen acceso a la justicia, harán acciones directas”.
La jurisprudencia a favor de los pueblos originarios es vasta e internacional, sin embargo la mayoría de esas leyes se ven incumplidas. La restitución de tierras, el otorgamiento de distintos tipos derechos son temas pendientes que atravesaron a todos los gobiernos democráticos, derrotero que explica en gran parte la complejidad de entender el sentido de la historia.
La Patagonia y Bariloche en particular son puntos neurálgicos. “La ciudad fue encerrando a estas comunidades”, sigue el muchacho mapuche. “Estas comunidades necesitan ahora un territorio apto y suficiente; donde haya newenes, agua, donde criar una gallina, un conejo. A nosotros no nos sirve estar en las ciudades o donde no haya agua, porque vamos a seguir siendo mano de obra barata del mismo Estado. Y eso no queremos nosotros porque los antiguos nuestros no vivían así; vivían de la naturaleza, protegiendo la naturaleza del mundo capitalista que saca los minerales. Esos son nuestros reclamos. Y por eso se decidió que esta familia tiene un territorio para recuperar. Porque este es territorio es ancestral. Quieran o no quieran, todo este territorio es ancestral; fue ocupado por gente antigua antes de que se iniciara el Estado argentino”, asegura.
El segundo punto clave en esta toma de tierras remite a lo sagrado. La explicación: “Dentro de nuestra cosmovisión mapuche, antiguamente nosotros teníamos lonkos (que encabeza la comunidad)y machis (autoridades espirituales) que organizaban a nuestro pueblo. Después que pasó la mal llamada Conquista del Desierto, a los primeros que mataron fueron a los lonkos y las machis. Ahí quedó la gente escondida en los campos, la que se pudo esconder, la que no estuvo cautiva; dentro de eso lo único que podemos decir es que acá nosotros estamos levantando una autoridad y nada más. Eso lo entendemos nosotros. Y eso es lo que menos quiere el Estado: que se levanten esas autoridades. ¿Por qué? Porque tienen miedo de que esto se siga. Pero esto va a seguir”.
El joven mapuche hace una pausa y cierra con una pregunta retórica, que es a la vez un contra-argumento. “¿Para qué quieren las tierras? Para explotar, para enfermar, para ellos mismos. Lo estamos defendiendo del saqueo capitalista, por nuestros hijos, para poder ejercer una vida ancestral como tenían nuestros antecesores. Para vivir en libertad”.
*Esta nota forma parte de la cobertura colaborativa de lavaca, revista Cítrica y el diario Tiempo Argentino
CABA
Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?
Por María del Carmen Varela
Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?
La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.
Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.
¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.
Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.
En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.
Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.
NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA
Miércoles 30 de julio, 21 hs
Próximas funciones: los viernes de octubre


Artes
Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

“Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”. Con esa consigna trabajadorxs de las artes escénicas salieron a exigir la derogación del decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro y pone en serio riesgo al sector teatral independiente. Hubo color y calor, pese a los tiempos oscuros y fríos. El apoyo de la gente en la calle, el fondo del planteo, y la inesperada reacción de Pluto.
Por María del Carmen Varela. Fotos: Sebastián Smok

El público en la calle, sumándose al reclamo en favor del Instituto Nacional del Teatro.
La cita fue en la puerta del cine Cacodelphia, en Diagonal Roque Saenz Peña 1150, desde donde partió la colorida y ruidosa caravana que dobló por 9 de Julio y continuó por Av. Corrientes, hasta llegar a Rodriguez Peña. A las dos de la tarde el tramo de la Diagonal entre Lavalle y Corrientes fue punto de encuentro para actores, actrices, músicxs, bailarinxs, cirquerxs y zanquistas que engalanadxs con trajes de colores, vestidos de puntillas, tapados simil piel y elegantes sombreros le pusieron alegría y movimiento a una lucha que viene desde hace tiempo y se agudizó con el decreto que pone fin a a la autonomía y financiamiento del INT, entre otros organismos afectados. Una de las consignas: “Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”.

¿Quién dijo que hace frío?
Al grito de “Señor, señora no sea indiferente, estamos defendiendo el teatro independiente” la caravana de la cultura logró su objetivo. Irrumpieron sobre el carril peatonal de una Avenida Corrientes poblada de gente en plenas vacaciones de invierno y nadie quedó indiferente. Aplausos, bocinazos, brazos en alto y muchas gargantas se unieron al canto. El reparto de volantes con el logo de ENTRÁ –Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa– puso palabras al reclamo:

¿Te imaginás la calle Corrientes sin teatros?
Las luces apagadas, las pizzerías vacías
Los artistas callejeros sin público
¡Esta peatonal es orgullo nacional!
Y eso es gracias a nuestro teatro
Hoy, nuestro teatro llena la calle de música y color
en este desfile en defensa del Instituto Nacional del Teatro
que para quienes se pregunten ¿qué es y de qué sirve?
Para fomentar y garantizar que el teatro llegue a todo el país
Hace dos meses, el gobierno firmó el decreto 345 que vacía al Instituto
con argumentos falsos sobre su funcionamiento y financiación
¡Al INT, que con los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar,
produce obras, abre salas, genera trabajo y construye cultura e identidad federal!
¡El Instituto no solo implica poco gasto, sino que genera tanto valor!
¡Defendámoslo!

Las familias y el apoyo a la creación, al arte y al significado del teatro.
El teatro que habla y Pluto en marcha
Nora es una de las mujeres que no resultó indiferente. Mientras paseaba por Corrientes se topó con la caravana y se sumó con canto y aplauso. “Me resulta muy conmovedor porque están defendiendo lo más precioso que tenemos, nuestra posibilidad de seguir creando. Esta puesta en escena me emociona, es poner en escena el deseo”.
¿Vas al teatro? “Todo lo que puedo, cuando puedo pagarlo”.

Los besos vuelan.
Las niñeces se sintieron muy atraídas por la caravana y no dudaban en acercarse a saltar y aplaudir. Frente al Teatro General San Martín, hicieron una parada y allí el Teatro habló:
- Ay, ay, ay, me duele todo
- Teatro, ¿qué pasa?
- ¡Me dieron una piña en la cara! Y en la panza y en las piernas. ¡Me tiembla todo!
- ¿Por qué?
- ¡Quieren desmembrarme!
- ¿Quién?

- El teatro explicándo por megáfono la situación.
- El decreto 345 quiere vaciar mi instituto
- ¿Al instituto que produce obras y abre salas en todo el país? ¿Al instituto que genera trabajo y construye cultura e identidad?
- Sí. (El Teatro llora y casi se desvanece)
- ¡Cuidado el teatro se desmaya!

- Al teatro le da un soponcio.
- Yo les juro, no hice nada, el instituto recauda los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar, pero parece que no sirvo para nada
- ¿Qué serían las noches sin tus risas y tus lágrimas? ¿Sin tu forma de imaginar? ¿Sin que nos animes a encontrarnos?
- ¿Alguien vio un teatro? (Señalan a los distintos teatros de calle Corrientes y gritan: ahí, ahí)
- ¡Quiero vivir! (grita el Teatro).
- Si, acá estamos y nos organizamos– replican todas la voces.

Pluto junto a las familias en la calle, observando y aplaudiendo.
La escena de un Teatro golpeado pero en resistencia, revitalizado por la suma de voluntades que lo quieren vivo, se repitió en la puerta del Teatro Astral, donde mucha gente salía de una función infantil. Una vez más, muchxs se acercaron y acompañaron. Pluto, o la persona con el disfraz del famoso perro creado por Walt Disney, saludaba niñxs a su paso aprovechando la alta concurrencia del Astral.
Una vez finalizada la performance del Teatro que quiere seguir contando historias, la caravana emprendió el regreso hacia el lado del Obelisco. Y hasta Pluto decidió abandonar el teatro comercial y se sumó a la fiesta del teatro independiente, mientras otra mujer con su familia se hacía oír con cuatro palabras: “¡Que viva el teatro!”

CABA
Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

Más allá de tu vereda.
Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse.
No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.
El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.
El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto.
En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.
Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.
Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”.
Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.
Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”.
Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.
Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.
Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.
Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.



Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.
«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».
Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración.
Hay orgullo.
Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera.
Jorgelina: “Hagamos más radios”.
Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.
Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:
“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.
Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental:
“Más allá de tu vereda,
hay otra realidad,
atrás de tu puerta”.
Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva:
“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle,
allí seguiremos estando”.
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