Nota
#SomosTélam: lo que está en juego con los 357 despidos
Las trabajadoras y los trabajadores de la agencia estatal de noticias cumplieron dos semanas de paro y de permanencia pacífica en los edificios para exigir la reincorporación de los 357 despidos. El ajuste ya provocó el cierre de seis corresponsalías. Otras 14 se mantienen con una sola persona. Mientras, los jefes llaman a los periodistas que mantienen sus cargos para intentar armar una redacción paralela. Desde adentro, los trabajadores cuentan cómo se organiza la unidad. El cuidado del archivo histórico. Por qué el conflicto es uno de los ocho problemas que más le afecta al Gobierno después del acuerdo con el FMI. Y qué significó encabezar una de las marchas del gremio de prensa más importantes de los últimos tiempos.

Foto: Nacho Yuchark para lavaca.
La periodista Andrea Delfino dice que no tenía canas cuando entró a Télam el 2 de enero de 1990. Su primera cobertura fue un tiroteo con un asaltante muerto en Liniers y, de ahí, partió a una conferencia de prensa en Casa de Gobierno. Era cronista, estaba todo el día en la calle y esa rutina de trabajo fue su escuela en periodismo. En el ´93 pasó a Economía, un año después se adentró en el incipiente mundo del software y, desde entonces, es una especialista en esa industria, en Internet y en Telecomunicaciones. Andrea cuenta su trayectoria con una sonrisa y con voz firme, su principal fortaleza desde hace 15 días, cuando un telegrama le avisó que la despedían después de 28 años y medio de trabajo.
“Lo que pega es el contexto”, dice Delfino, 51 años, a lavaca. “Yo vi crecer a Télam. Y también la vi destruirse y achicarse en el 2000, cuando el mismo director que está hoy, Rodolfo Pousá, estaba en la empresa. En ese momento eran los retiros voluntarios: a mí me insistían para que me fuera, pero sabía que, como estaba el país, no había empleo. Se fueron 200 periodistas y 100 administrativos: de 700 pasamos a 400. Costó recuperarse de sentir que habían hecho polvo tu manera de laburar. Protestamos, tomamos la empresa y pusimos el servicio a nuestro cargo: informábamos del conflicto a través de los cables”.
A pesar de la sangría, Télam no cerró y se convirtió en Sociedad del Estado. Hoy, luego de los 357 despidos que desde hace 15 días dejaron a 357 familias en la calle, los recuerdos son flashbacks en la memoria de trabajadoras y trabajadores que, la semana pasada, encabezaron una de las marchas de prensa más importantes de los últimos tiempos.
“El gremio entiende que Télam es el último bastión donde se cumple el Estatuto del Periodista Profesional”, apunta Delfino. “Dos ejemplos: trabajo mínimo de seis horas obligatorio y la resistencia a la multitarea. El cronista es cronista, el fotógrafo no es camarógrafo y se respetan las especificidades. Hablan de la Télam del futuro: ¿cómo será? Todo el gremio, aún los no afiliados, saben que será ley muerta. Nos están cambiando las condiciones de trabajo y tenemos que tener una posición unida y fuerte para resistir”.
Eso es lo que hoy, con Télam, está en juego.

Foto: Nacho Yuchark para lavaca.
Del patrimonio a la boligoma
El edificio de la agencia estatal de noticias de la avenida Belgrano al 200 tiene hace 15 días el enorme ventanal cubierto de afiches: “No a los despidos. Reincorporación ya”. También hay fotos de algunxs de lxs 354 despidos –a los que hay que sumar tres más de un conflicto previo- con sus historias. Adentro, los oficiales de seguridad no toman el ingreso y la salida porque la empresa desactivó el sistema. Adentro, hace 15 días, están los trabajadores.
Mariana Torres y Victoria Ávila son dos de los más de 30 despidos que hubo en el Archivo. Mariana trabaja hace nueve años en el archivo fotográfico, el sector en el que hace tres años y medio había entrado Victoria para pasar, luego, al archivo periodístico. “Nos dedicamos a la conservación de todo el material que tiene Télam a través de la restauración, lo que implica evitar que se deteriore con el paso del tiempo”, explica Victoria, 28 años. “Digitalizamos todo. Pero desde el cambio de gestión se complicó porque teníamos muy pocos recursos. Ni siquiera boligoma teníamos. Y hablamos de coberturas de Malvinas, de los Juicios a las Juntas, también de muchas noticias de medios masivos de todas las décadas. Es un trabajo importante”.
Mariana dimensiona la labor en fotos: “Tenemos un millón de materiales. Para que te des una idea, pedimos discos externos para pasarlos, porque tenemos DVD´s del 98 que tienen sólo 20 años de vida útil. Tratamos de conservalo de distintas formas para que no se pierda porque no es algo mío ni de la agencia: es patrimonio de todo el país. Es un archivo público, pero sólo teníamos un escáner casero. Nosotros conservamos los negativos que están en el subsuelo, y los crudos que nos traen los fotógrafos los editamos, los archivamos y los catalogamos”.
En el archivo fotográfico eran 16 y quedaron cuatro.
En el periodístico, eran 20 y quedó uno solo, sin contar a los dos jefes.
Victoria: “Habla de una política pública que, también, apunta a perder todo el patrimonio que tiene el Estado a través de la historia conservada por Télam. No sólo es echarnos, sino volver inviable un área que debería ser fundamental. En estos 15 días desmitificamos un montón de cosas que se decían: que éramos ñoquis, que nadie laburaba. Hoy todo el tiempo se está produciendo material para evidenciar eso en #SomosTelam, nuestras redes. Nos están empujando a defender el derecho a trabajar: todo el tiempo tenemos que explicar porqué permanecemos en los edificios. Y hablamos de compañeros cuyos jefes los echaron sin dar la cara, otros que se enteraron porque les depositaron en home banking. Es una dimensión muy violenta y cínica, que vuelve muy difícil la continuidad laboral del resto de los compañeros: ¿cómo entrás a laburar con las sillas vacías de compañeros despedidos a tus costados?”.
A Victoria el telegrama de despido le llegó una semana después del martes negro. “Ese fue el nivel de incertidumbre de todos. Y no hubo tiempo para la angustia. Acá seguimos”.
Cómo se organiza la unidad
Mariano Suárez es delegado del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA) y es uno de los casos que no recibió ningún telegrama de despido. “Se cuidaron de no despedir a delegados por los posteriores juicios de reinstalación”, apunta a lavaca. “Pero se equivocaron con compañeros del interior: muchos estaban afiliados a sindicatos locales y hoy están en litigio”. Suárez recuerda que, a la par de los telegramas y las cartas documento, otros trabajadores recibieron un “cínico” mail de bienvenida a la nueva agencia Télam: “Fue muy desprolija la situación. Algunos recibieron la carta documento y después el mail de bienvenida. Otros, el mail y una hora después el telegrama. Y hubo unos 80 casos en los que no hubo carta ni telegrama: se enteraron porque les apareció la liquidación del sueldo en su cuenta”.
Suárez trabaja en la agencia hace 21 años. Entró en Deportes y, desde 2010, está en Cultura y Espectáculos. También pasó la crisis del 2000 y recuerda que, parodia de tiempos actuales, se enteró cuando el exministro de Economía José Luis Machinea y el vicepresidente Carlos Chacho Álvarez anunciaron el plan de recorte por televisión. Previo a los 357 despidos, ahora los trabajadores se enteraron cuando el titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, Hernán Lombardi (también funcionario en ese gobierno de la Alianza), comunicó las cesantías por Radio Mitre y, luego, a través de un posteo en su cuenta de Facebook.
“Pero los niveles de organización y unidad, junto a la instalación del conflicto, está en ascenso”, describe Suárez. “Hace dos semanas que estamos de paro, con una permanencia pacífica en la empresa con un acatamiento de casi el 100 por ciento. Logramos que no la empresa no quiebre la unidad: primero, cuando depositaron las indemnizaciones, y segundo, cuando la semana pasada envió un mail diciendo que no vinieran a trabajar y que el sueldo se lo iban a pagar igual. Eso no sucedió. Todo el mundo viene en su horario de trabajo y cumple horario. Es una autoorganización, porque la empresa desconectó los sistemas de reloj, de fichaje y ordenó a la empresa de seguridad que no anote quién entra y sale. Así y todo, mantenemos un esquema de permanencia las 24 horas en los edificios”.

Foto: Nacho Yuchark para lavaca.
El vaciamiento federal
Suárez subraya que los despidos tienen que ver con una combinación de recorte económico y sentido político. “Las 40 personas que llevan la voz de la asamblea están despedidas. Y hay un interés de desmantelar la estructura federal, con levantamiento de oficinas y alquileres para ahorrar costos. En total, cerraron seis corresponsalías: Bariloche, Viedma, Posadas, Formosa, Rawson y Catamarca. En otras 14 quedó una sola persona, que en varios casos ni siquiera es periodista. Este recorte arranca con el sentido fundacional de agencia federal”.
Desde hace 15 días, tampoco hay noticias de los jefes. “La semana pasada se reunieron en AEDBA (Asociación de Editores de Diarios de la Ciudad de Buenos Aires) para contar cuántos porotos tenían, porque sabemos que ya hay armada una redacción paralela: muchos se estuvieron comunicando por teléfono con compañeros para tantear si contaban con ellos o no. Pero desde el martes 26, no vino nadie. Ni autoridades intermedias ni nada. En 2006 hicimos 39 días de paro por dos despidos, y en ese momento lograron montar un servicio paralelo. Muy chico, de baja calidad, pero mantenía una emulación. Ahora no pueden ni eso”.
-¿Qué viene?
-Una editorial en Infobae ubicó a Télam como uno de los ocho problemas del Gobierno en la actualidad. Evidentemente, logramos quebrar cierto cerco informativo: por cuestiones de azar es el primer conflicto por temas de calendario posterior al acuerdo con el FMI, y en ese escenario es difícil para el Gobierno encontrar una salida donde no pierda todo. Es importante para el gremio en su conjunto, porque de acuerdo a cómo termine, se va a ver qué pasa en los medios pública, si en la TV Pública también va a haber un programa en un sentido u otro. Es un panorama importante para la configuración de los próximos cinco años en el gremio.
La lectura del contexto
En este contexto, Delfino vuelve sobre la importancia de la marcha, que reunió a trabajadoras y trabajadores de prensa de todo el país. “Aquí hubo reacción gremial porque tenemos mucha escuela gremial: nos enfrentamos a todas las gestiones. En el 96, al menemismo. En el 2000, a la Alianza. En el 2005 y 2006, al kirchnerismo. En 2016, empezaron los recortes, se eliminó el suplemento de Historieta, el reporte nacional, el diario digital, la radio dejó de salir en vivo para pasar a podcast, se eliminaron las funciones de contralor de la publicidad oficial”.
-¿Y hoy?
-Hoy veo que logramos ganar una batalla muy importante hacia afuera que es quebrar esa imagen de que Télam está sobredimensionaba. Acá no sobra nadie: la agencia hace muchas más cosas que años atrás. Queda claro que hay una decisión política: Lombardi necesitaba un golpe de poder, y decidió cortar por el lado de Télam. No calcularon que en la comunidad Télam, como buena familia que somos, podemos tener muchos problemas, pero somos Télam: todos los despedidos y los que están. Porque es una agencia de bandera. Por eso la marcha del jueves fue muy emocionante. Hay una decisión política de acallar voces, y cuando en el país primó un solo medio y un solo discurso nos llevó a cometer errores como sociedad. La tensión es mucha. Pero también creo que la batalla que estamos dando se puede ganar.
-¿Por qué?
-Porque se equivocaron mucho. Hicieron las cosas muy brutalmente. Y no leyeron el contexto, que es lo mínimo que tiene que hacer un buen periodista.
Nota
Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

Más allá de tu vereda.
Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse.
No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.
El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.
El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto.
En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.
Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.
Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”.
Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.
Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”.
Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.
Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.
Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.
Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.



Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.
«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».
Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración.
Hay orgullo.
Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera.
Jorgelina: “Hagamos más radios”.
Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.
Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:
“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.
Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental:
“Más allá de tu vereda,
hay otra realidad,
atrás de tu puerta”.
Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva:
“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle,
allí seguiremos estando”.
Nota
La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos

Este domingo a la madrugada murió María Teresa López, asambleísta contra la contaminación en su ciudad natal, Caleta Olivia, luego mudada a Capital Federal y parte del grupo Jubilados Insurgentes. Mary se enfermó de cáncer producto de la contaminación que ella misma denunciaba, y luego fue abandonada por el Estado en modo motosierra: el PAMI se negaba a entregarle medicamentos, pese a amparos judiciales a su favor. Una historia que genera bronca e impotencia, pero que a través del recuerdo de sus compañeras de lucha se revela como una lección de vida, en el más profundo sentido de la palabra: lo colectivo frente a lo personal, la idea de no perder el tiempo, la movilización permanente, la generosidad, la sabiduría, y qué es la muerte.
Por Franco Ciancaglini
Algunos dirán que Mary era bajita y otros que tenía el porte enorme de Nora Cortiñas.
Desde la pandemia solía esconder su sonrisa detrás de un barbijo, aunque sus motivos de alegría eran cada vez menos:
- su salud era cada vez más delicada;
- los medicamentos oncológicos no llegaban;
- y la lucha que encaró desde siempre —primero en su Caleta Olivia natal contra la contaminación, luego contra el sistema de salud público y, al final, como parte del grupo Jubilados Insurgentes— cada vez implicaba poner más el cuerpo.
Fue su cuerpo lo que, este domingo 21 de julio, dijo basta.
Mary se convierte así en algo odioso: un símbolo. Un símbolo de la muerte sistemática que genera un sistema que enferma y abandona. Pero también en un símbolo de lucha por la vida, en el sentido más profundo de la palabra.

Contaminada
María Teresa López nació en 1959 en Caleta Olivia, Santa Cruz. Falleció el domingo pasado a sus jóvenes 67 años, en un hotel de la calle La Rioja, en Once, ciudad de Buenos Aires. Sí: vivía en un hotel. Sola, producto del desarraigo que le produjo tener que trasladarse para atenderse de un cáncer de hígado.
Ese fue el diagnóstico médico: una metástasis que avanzó en el último tiempo al ritmo frenético de una motosierra.
La causa que no figura en su partida de defunción es aquella que ella misma denunció hasta el final: a Mary le negaban medicamentos oncológicos indispensables para su tratamiento.
Lo que tampoco figura en su partida es que Mary fue arrancada de su Caleta Olivia natal porque se enfermó, al igual que decenas de personas de esa localidad, producto de la contaminación del agua por actividades extractivas en la zona.
Contaminada
La vida de Mary fue la de una militante social de una estirpe rara: austera, firme, silenciosa, estudiosa, imparable.
Sus compañeros reconstruyen sus historias: que de chica le hicieron un test de inteligencia y un profesional le dijo a su madre que ella era más o menos superdotada; que seguramente podría hacer dos carreras universitarias a la vez; que terminó la secundaria antes de tiempo y luego cursó dos carreras; que se enganchó con el ambientalismo muy joven y empezó a investigar cuando las empresas petroleras negaban la contaminación de las napas de agua.
Formó parte de la Asamblea Ambiental de Caleta Olivia, desde donde luchó sin descanso contra la contaminación provocada por el fracking. Mucho antes de enfermarse, denunciaba que el agua que llegaba a las casas estaba contaminada con petróleo. Lo sabía por la evidencia científica más contundente que tiene una comunidad contaminada: que sus vecinos, familiares y amigos enfermen y mueran.

Ante los medios Mary describía lo que vivía y veía alrededor: “La gente se muere o queda discapacitada”. En una entrevista para el programa Conciencia Solidaria, precisaba sobre su territorio:
- “Caleta Olivia… tiene un problema grave: falta de agua potable, y encima está contaminada por la industria petrolera. Los muestreos de agua que hemos sacado y analizado han dado positivo: está contaminada el agua que estamos tomando.”
- “La situación es muy grave, se está muriendo muchísima gente de esas 11 localidades, 9 están en terrible condición… además tuvimos un caso muy grande de gastroenteritis que afectó a 340 personas”.
También contextualizó el vínculo entre agua contaminada y salud pública: “Los metales pesados son cancerígenos, mutagénicos, van mutando de una generación en otra… nacen chiquitos con problemas… o fallecen de cáncer».
Denunciaba en Caleta Olivia la presencia de hidrocarburos, arsénico y metales pesados en el agua, además de enfermedades poco frecuentes que, como decía ella, “no tienen cura” y crecen en esa región patagónica. Alertaba con claridad: “No es solamente cáncer, sino Enfermedades Raras o Poco Frecuentes. Muchos pacientes no están bien atendidos… La situación se agrava cuando se trata de estas patologías: solo se ofrecen tratamientos paliativos.”
Un mal día le tocó a ella, ya con la certeza profunda de que la contaminación ambiental fue parte del combustible de su cáncer de hígado.
En agosto de 2015, en un foro en defensa del agua organizado en Comodoro Rivadavia, otras asambleístas como Lidia Campos, de la asamblea contra el fracking de Allen (Río Negro), la conocieron personalmente luego de años de tramar resistencia contra el extractivismo: “En el Foro en Comodoro había gente de todos lados… Y estaba Mary, que ya tenía problemas, como un problema en la boca del estómago… No se sabía bien… Uno tapa esas cosas y habla de la lucha, la salud quedaba en segundo plano. Mary no era de hablar de lo personal; siempre se preocupaba más por lo colectivo».

La describe así: “Era menuda, callada. Pasaba desapercibida. Pero cuando abría la boca, te dejaba con la boca abierta. Sabía muchísimo. Y tenía una convicción inquebrantable.”
Recuerda Lidia que, en 2019, Mary pasó de la denuncia mediática a la judicial: presentó un amparo colectivo ante la Corte Suprema contra la contaminación del agua con hidrocarburos, arsénico y metales pesados. Denunciaba así, ante el máximo tribunal argentino, el abandono del sistema cloacal, basurales a cielo abierto, y exigía la puesta en marcha de una planta de ósmosis inversa paralizada (actualidadjuridicaambiental.com). En ese expediente Mary detallaba:
- “Frecuentes interrupciones en el suministro… agua contaminada con hidrocarburos totales y arsénico… napas freáticas contaminadas por fracking…”.
- Solicitaba medidas cautelares urgentes: provisión gratuita de agua apta, saneamiento cloacal, cierre de basurales y puesta en funcionamiento de la planta de ósmosis inversa.
Esa presentación inédita, que firmó ella misma, reflejaba años de trabajo comunitario, denuncias y… enfermedades. Pero su denuncia fue ignorada, archivada y judicialmente ninguneada: tras seis años, la Corte se declaró “incompetente” y desestimó el recurso, sin resolver la situación de fondo.
Mary no se rindió: en 2020 fue caminando hasta Balcarce 50 para presentar a través de Mesa de Entradas de la Casa Rosada una carta firmada por una red de organizaciones en defensa del agua dirigida a Alberto Fernández, denunciando la contaminación del agua y relacionándola lúcidamente con argumentos que el ex Presidente daba como recomendaciones durante la pandemia.



Lidia Campos es la que recupera y comparte a lavaca este documento, y la que como asambleísta define su legado: “Lo que ella hizo fue histórico. Vale la pena hablarlo para las próximas generaciones… En esta época hemos perdido tanta humanidad que a nadie le importa. Pero acá hay alguien que dio su vida. Dio, literalmente, su vida.”
El último recuerdo que Lidia conserva data del 14 de julio de 2023, durante una jornada de lucha contra Mekorot, la empresa nacional de agua israelí que intentaba desembarcar en Argentina con intenciones sospechosas. Relata Lidia: “Ella estaba afuera del Anexo del Congreso con los Jubilados Insurgentes para protestar… Después fuimos a una confitería. Le pregunté si había comido al mediodía… no había comido nada. Le sugerí unos tostados o medialunas con queso. Pidió un té. Cuando llegó lo que pedimos, no lo pudo comer”. Igual, se sacaron esta hermosa foto compartiendo. Y ese mismo día, antes de despedirse, Mary le regaló una pashmina rosa a Lidia para protegerla del frío.

Abandonada
Cuando se enfermó y vio que su asamblea se desarmaba –entre otras cosas precisamente porque muchos enfermaban- Mary se trasladó a Buenos Aires. Pretendía resistir y atenderse bien, cosa que logró durante muchos años: su lucha logró que PAMI le asignara el Hospital Italiano para su tratamiento.
Tuvo un cáncer controlado que se descontroló al ritmo del deterioro del sistema de salud: primero Macri, luego Fernández, la pandemia y finalmente Milei como garrotazo final.
Desde 2023 su situación empeoró drásticamente. Su compañera Zulema, de Jubilados Insurgentes, relata: “El PAMI decía que tenían medicamentos para esa patología, pero no eran los que había indicado su médica… entonces no los aprobaban. A veces los recursos judiciales salían favorables, pero el PAMI tampoco los entregaba. La impotencia era terrible».
Sino miren este video.
María Teresa López dice claramente: “El mecanismo es simple: es eliminarnos, gastando menos… llegar al déficit cero… matándonos.”
El video la muestra junto a sus compañeros de Jubilados Insurgentes en un reclamo frente al PAMI por sus medicamentos.
Sigue: “Es más fácil eliminarnos de manera nefasta e inhumana… Para mí ustedes son asesinos, y les importa un bledo”.
Hoy, un año y mes después, Mary tenía razón.
Zulema continúa: “Ella no podía hacer la quimio porque la droga fundamental no estaba… íbamos al PAMI con compañeros, hacíamos reclamos, pero no facilitaban nada. Cuando le autorizaban un tratamiento de ocho sesiones, solo le entregaban dos dosis. Nos confesaron que no se molestaban en dar el tratamiento completo porque muchos morían antes… Pero Mary resistía, resistía… llegó un momento en que el cuerpo no resistió más».”
Una de las últimas veces de manifestación ante el PAMI, sin Mary, el personal de seguridad preguntó por ella en la puerta: “¿Cómo está Mary?”
La respuesta era obvia: mal.
Insurgente
Pese al deterioro físico, Mary se unió a los Jubilados Insurgentes. Entendió que el sistema no solo descarta a quienes enferma, sino también a los que ya no pueden “producir”.
Zulema recuerda: “¡Tenía un carácter! Ese carácter es el que la hizo resistir cuando muchos se daban por vencidos”.
Llegó a ese espacio dos años atrás, íntimamente vinculada con su enfermedad. “Se metió en todo lo legal… recursos, fiscalías, Comodoro Py… sabía de litigio ambiental”, dice Zulema.
El 12 de junio de 2024, durante la lucha contra la Ley de Bases, estuvo firme en Plaza los Dos Congresos. “Nosotros la cuidábamos porque estaba débil, pero se escapaba, quería seguir.” Conocía a todos. “Era muy luchadora. Y hablaba con energía. Siempre nos pedía que unamos las luchas».
Lo que posiblemente sea su último legado lúcido: unir las luchas del ambientalismo con las banderas de los jubilados.
Sobre su convicción, Zulema dice: “Cualquier cosita que ella hacía la asumía con total responsabilidad… vino con cartulina, se traía el cartel… Cuando asumió Milei hizo un cartel que decía ‘Toda la clase política es responsable de la debacle del país’, lo diseñó ella misma”.

Otra anécdota: “Una vez vino a una reunión, con anotador en mano, ya predispuesta. Algunos comenzaron a hablar de su vida personal, y se enojó. Se levantó, juntó sus notas y se fue. Dijo: ‘acá se pierde tiempo, no van a llegar a nada’. Pero volvió. Con dramas y todo, no quería perder el tiempo: estaba alerta. Era consciente de que la tarea era enorme, y le ponía ímpetu”.
Mary sabía que no le quedaba mucho tiempo y por eso nunca bajó la guardia.
Siguió yendo cada miércoles a las rondas frente al Congreso, siempre con barbijo, para cuidarse y cuidar. Participó del Malón de la Paz, llevó agua, militó con grupos ambientalistas, jubilados y religiosos. Organizó actos, escribió cartas, e insistía en que el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, había que salir a las calles. Siempre. Aunque lloviera, aunque doliera.
Porque Mary enseló que la muerte no es algo que ocurre al final: es eso que va sucediendo en vida ante la indiferencia, el silencio de los tribunales, el apagón de las protestas, la descomposición del cuidado, la impunidad de los contaminadores y la complicidad del silencio.
La muerte es el abandono.
La muerte es el olvido.
Y en ese sentido, Mary sigue más viva que nunca.
odas las agrupaciones de jubilados que se juntan los miércoles a protestar en Congreso, preparan un homenaje a Mary y, a través de ella, “a todas las víctimas del sistema y de este plan siniestro de exterminio de los más vulnerables”.
Será mañana, después de la marcha, en un acto en Plaza de Mayo.
Mary: gracias.
Hasta mañana.
Nota
Pablo Grillo: llaman a indagatoria al gendarme Guerrero a seis meses de un disparo criminal

El 2 de septiembre el gendarme que disparó una granada de gas lacrimógeno por fuera de todos los protocolos de la fuerza deberá comparecer ante la justicia. La decisión la tomó la jueza María Servini de Cubría más de cuatro meses después del hecho. Pablo Grillo luchó por su vida, perdió masa encefálica y hoy se encuentra en plena rehabilitación. Todo lo que deberá explicar Héctor Guerrero y que implica a su principal defensora y la responsable de la violencia estatal: Patricia Bullrich.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cuatro meses y una semana pasaron desde el miércoles 12 de marzo. Ese día, durante otra violenta represión a la marcha de jubilados y jubiladas, el Gendarme Héctor Guerrero le disparó fuera de toda legalidad una granada de gas lacrimógeno al reportero gráfico Pablo Grillo, cuyo impacto casi lo mata, y por el que perdió parte de la masa encefálica, estuvo casi tres meses internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía y por el que hoy continúa en proceso de rehabilitación. Cuatro meses y una semana pasaron hasta hoy, lunes 21 de julio, en el que la jueza María Servini citó a indagatoria al gendarme, autor material de lanzamiento, para el próximo 2 de septiembre.
Es decir: entre la ejecución y la audiencia habrán pasado 131 días, casi seis meses, casi medio año.
El camino de la in-justicia
En un primer momento, la jueza había rechazado el expediente y el caso había pasado al Juzgado Federal N° 12, donde tramitaba otra denuncia por los mismos hechos. Como ese juzgado estaba vacante y subrogado por Ariel Lijo, quien también se declaró incompetente y declinó la competencia, el expediente regresó al Juzgado N° 1 el 28 de marzo y la jueza Servini lo tiene en sus manos desde el 10 de abril, a la vuelta de una licencia.
La cronología detalla el tiempo que una familia debe atravesar para exigir justicia por un hecho de violencia estatal: desde el 21 de marzo en que el papá, la mamá y el hermano de Pablo se presentaron en la causa como querellantes, solicitaron se llame a Guerrero a declarar “en calidad de imputado, por tentativa de homicidio agravado por abuso funcional, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Pero no hubo respuesta. Por eso, el 6 de junio, reiteraron el pedido con estos argumentos: “Desde el inicio de la investigación, todas y cada una de las pruebas recabadas por el Juzgado corroboran lo que planteamos en nuestra querella del 21 de marzo: el cabo primero Héctor Jesús Guerrero de la Gendarmería Nacional Argentina fue el autor del disparo de la pistola lanzagases que hirió de gravedad a Pablo Grillo el 12 de marzo a las 17.18hs”. Y agregaron: “En el pedido que presentamos ante la jueza Servini ofrecemos una descripción de los hechos y un análisis pormenorizado de los elementos de prueba existentes hasta el momento”.
Y no hubo dos sin tres: el 15 de julio se le volvió a exigir al Juzgado que lo cite a Guerrero.
Y la tercera fue la vencida: este lunes, Servini citó a prestar declaración indagatoria al cabo Guerrero como autor del disparo con cartucho de gas lacrimógeno calibre 38mm que impactó en la cabeza de Pablo Grillo. La audiencia será el 2 de septiembre a las 10.
Guerrero es el primer efectivo formalmente imputado en la causa por el operativo policial del 12 de marzo.
Desde la querella informaron: “El juzgado ordenó la realización de una pericia balística a cargo de la División Balística de la Policía de la Ciudad para reconstruir con el mayor nivel de precisión técnica posible el disparo que hirió de gravedad a Pablo. Si bien la jueza consideró que ya existen elementos de prueba contundentes respecto de la responsabilidad de Guerrero para esta instancia, sostuvo que la pericia es necesaria para afianzar la reconstrucción de la dinámica del hecho”.
La pericia tendrá como objetivos precisar:
-La trayectoria y velocidad del proyectil que impactó en la cabeza de Pablo Grillo;
-La posición del arma al momento de efectuarse el disparo y el ángulo de salida del proyectil;
-Analizar si el proyectil impactó previamente contra otra superficie, y si eso alteró su dirección o energía.
-Las ubicaciones de Grillo y de Guerrero al momento del disparo.
El juzgado también ordenó, previo a la pericia, una inspección en el lugar del hecho (la esquina de Hipólito Yrigoyen y Solís) que incluirá un relevamiento fotográfico terrestre y aéreo y la elaboración de un croquis detallado de la escena.
Además, le prohibió a Guerrero la salida del país.
Compartimos el perfil de Pablo que realizamos en la edición 203 de MU.
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