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Ciudad vs UTT: represión a la granja

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El intento de vender verdura a 10 pesos el kilo, que la Unión de Trabajadores de la Tierra viene llevando a cabo desde hace cuatro años en plazas de todo el país, fue reprimido en Constitución por la policía porteña por orden del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta. El momento culminante ocurrió cuando los productores pusieron lechugas en los escudos de los policías, que respondieron usando gas pimienta contra la gente como si fuese un tubo de insecticida, golpearon a varios integrantes de la UTT y luego dispararon balas de goma. No había corte de calle y sólo se había instalado un gazebo para vender verdura agroecológica a cientos de vecinas y vecinos que se acercaban. La policía incautó el gazebo y la verdura que había llegado hasta ese momento. En Constitución el vecindario asegura que las llamadas fuerzas del orden son pasivas, en cambio, frente al universo narco. Los canales de diálogo que intentaba abrir una organización que busca romper el cerco de la intermediación y para trabajar y vender lo que produce: alimentos sanos y a buen precio.
Maritsa Puma, boliviana, 23 años, productora, dijo a lavaca mirando la hilera de 50 policías parapetados tras sus escudos: “Esto es bastante inhumano”
El proyecto de vender unos 200 cajones de verdura a 10 pesos el kilo en Plaza Constitución fue violentamente reprimido por la policía porteña disparando balas de goma, rociando al público con gas pimienta y tirando bastonazos hacia las gorras en las que leía la sigla UTT: Unión de Trabajadores de la Tierra.
La jornada de este viernes había sido convocada como una asamblea entre productores y consumidores en la cual la UTT -el mayor gremio que congrega a campesinos y pequeños productores del país- quería explicar su situación y reiterar los eventos conocidos como “feriazos”: el público puede comprar la verdura a 10 pesos, la cuarta parte de lo que le cobran en verdulerías convencionales, y a los productores les permite ganar entre el doble y el triple de lo que les pagan los intermediadores.

Ciudad vs UTT: represión a la granja

Federico Rojas, productor de la UTT | Nacho Yuchark


La UTT había armado un gazebo de tela verde y apareció primero un policía de chaleco bordó. “Solamente queremos hablar con la gente y vender verdura sana a buen precio” explicaba Rosalía Pelegrino. Detrás suyo otro productor le decía al policía: “No hagas obediencia debida hermano. Estamos trabajando”. “Yo también estoy trabajando” dijo el uniformado que se alejó cuando la gente comenzó a gritar: “Unidad de los trabajadores, y al que no le gusta, se jode”.
El trabajo del policía consistió en hacer un llamado que produjo la llegada de al menos 50 efectivos antidisturbios en estado un tanto endurecido y con actitudes abiertamente hostiles hacia la gente.
Tiraron gases, incautaron los pocos cajones de verdura que se habían alcanzado a bajar de una camioneta, desarmaron el gazebo, y se instalaron a defender ese territorio de Plaza Constitución, a la salida del subte y frente a la estación.
Ciudad vs UTT: represión a la granja

Nacho Yuchark


Nahuel Levaggi, de la UTT, comenzó a colocar lechuga en los escudos policiales y la reacción fue una andanada de balazos de goma, más gas pimienta y golpes hacia los integrantes de la UTT. Hubo un conato de resistencia: les tiraron a los policías pertrechados un cajón de verdura que rebotó en un  escudo, y algunas lechugas, en  esa batalla despareja y breve.
Constitución tomada
Cuando se calmó el ambiente Clara, vecina de Constitución que había ido con su bolsa, contó: “Yo vine porque no tengo trabajo y la verdura es buenísima. Acá la policía no aparece nunca. Vos ves las calles Pedro Echague, San José, Santiago del Estero, Brasil, son todos focos de venta de droga y prostitución, pero ahí la policía no aparece nunca. El colegio La Providencia es privado: de ahí hasta la Comisaría hay venta de droga y roban a los chicos. ¿Y la policía qué hace? Nada. Pero viene aquí a echar a esta gente que ni corta la calle ni molesta a nadie, sólo está vendiendo”. Se acerca otra mujer: “Pero a los transas no les hacen nada porque les pagan”. Así son las voces de Constitución.
Ciudad vs UTT: represión a la granja

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Otra vecina jubilada, Damiana: “En la televisión dijeron que no habían pedido permiso, pero no es cierto. Vi en Facebook que pidieron permiso pero no los dejan hacer la feria diciendo que ensucian la plaza, que es mentira, porque acá vinieron y nunca ensuciaron nada. Y lo que en la verdulería te sale 40 o 50 pesos acá te lo venden por 10. Por dios…” dijo marchándose con su changuito.
Rosalía hablaba con otro grupo de vecinos, más los micrófonos de movileros que andaban por allí: “No estamos cortando la calle ni pidiendo planes o mercadería, cosas que nos parece legítimo reclamar con esta crisis. Pero no es este caso. Somos una organización con todos los papeles reglamentarios para trabajar. Nos ponemos a disposición de Larreta. Pero mienten diciendo que dejamos la plaza sucia. Son excusas, difundieron una foto de un cajón de verdura que además pusieron ellos mismos a propósito. Da vergüenza. Es todo un capricho”.
De hecho, el único lugar del país que prohibió estos feriazos es Buenos Aires (y luego de años de hacerse).
Ciudad vs UTT: represión a la granja

Nacho Yuchark


Los pulmones, gargantas, ojos y sentido común de quienes estábamos allí iban reponiéndose del ataque policial. La gente de la UTT cantaba: “Queremos trabajar”. Tras la represión el piso mostraba verduras tiradas y pisoteadas que, pese a su aparente compulsión higiénica, la Ciudad no se encargó de limpiar, bajo una bandera de la UTT cuya consigna tal vez encierre el verdadero motivo de la violencia: «Tierra, Trabajo y Cambio Social».
Curar o envenenar
La UTT explicó en un comunicado que el gobierno porteño cortó desde enero todo diálogo. Durante todo 2018 la organización hasta tenía un teléfono al cual vecinos de diferentes barrios solicitaban la realización de «feriazos» y «verdurazos». Así, además de buenos precios, acercaba a la gente productos de alta calidad, que en la ciudad hoy solo pueden conseguirse en el Almacén de Ramos Generales de la UTT en la Avenida Díaz Vélez al 3700, o en las ferias de la Facultad de Agronomía.
En Constitución Maritsa Puma, productora y técnica agroecológica, hablaba de la falta de la humanidad de la policía con ojos asombrados: “Es bastante inhumano lo que pasa, le quitan la verdura a quienes producimos alimento con tanto esfuerzo para que la gente pueda comer algo bueno. Repiten órdenes –dice señalando a la policía-y atacan a la gente. Me tiraron gases”, plantea, y formula una pregunta tremenda: “¿Por qué?”
Habían traído una guitarra para cantar canciones que han compuesto sobre la producción agroecológica. Una es una música de Violeta Parra con letra cambiada y título Curar o envenenar, tema que podría traspolarse a la política, la comunicación y otros misterios.
También compusieron una canción habla sobre el bocashi, el fertilizante natural que utilizan para nutrir los plantines y el suelo de las producciones hortícolas. Hace cinco meses Hilal Ever, Relatora de la ONU para el Derecho a la Alimentación, visitó la UTT Y y describió esas producciones agroecológicas como “milagrosas”. La canción que Maritsa y sus compañeras no pudieron cantar dice: “Un bocashi voy a armar, y a la tierra alimentar. Pachamama te devuelve todo lo que le das”.
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Maritsa Puma, productora de la UTT | Nacho Yuchark


Nahuel Levaggi, uno de los fundadores de la UTT, con los ojos irritados todavía por los gases, explica a lavaca: “El gobierno sigue con su política de combatir al pueblo. Esto era la gente organizándose entre productores y consumidores y ante eso el gobierno, en vez de acompañar, reprime, que es lo único que parece que sabe hacer. Para adelante nos estamos recuperando de los golpes, y esperamos que alguien acepte dialogar con nosotros».
Nahuel no necesita gases  para que se le cierre la garganta, sino recordar lo que pasó: “La situación las familias que estaban acá…. Vinieron mis hijos”. No puede hablar por la emoción. Aclara que sus hijos tienen 9 y 6 años. “Es increíble. Nosotros seguimos con lo nuestro: comercialización, agroecología y lucha por la tierra”.
Lucas, otro integrante de la UTT, como todos, con crema alrededor de los ojos por los efectos del gas pimienta: “Hoy la gente se encontró con la policía y la represión contra consumidores y productores. “La única manera de pasar esta crisis es organizándonos. Queríamos explicar que el productor no es generador de precio sino que la locura de la inflación y los precios altos la arman los grandes intermediadores, los supermercados y los mercados centrales. Somos tan víctimas nosotros como los consumidores”.
“Hicimos feriazos en las plazas de Buenos Aires, vendimos 500.000 kilos de verduras. Nunca hubo un problema y nos mandan una foto con dos lechugas en el piso para acusarnos de ensuciar. No quieren trabajadores en la calle. Ni negros en la calle. Los negros somos nosotros. Quieren una ciudad para pocos. Y las políticas son para los grandes empresarios, los productores sojeros y los que especulan con el dólar”.
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Demostración electoral
El abogado Federico Caputo comentó que se abrió un canal de negociación: “Vino la Defensoría del Pueblo de la Ciudad. Ahora se fueron porque en otro lado había una represión de senegaleses. Pero lo que no queremos es hablar con un cuatro de copas del gobierno porteño. Lo que hace la UTT es perfectamente legítimo. Acá hacen una demostración de fuerza electoral para fidelizar a los votantes que quieren palos. Por eso es la desproporción de la reacción. No pasaba nada y actuaron así para que le llegue el mensaje a sus votantes sobre cómo reprimen”.
La policía se retiró, y apareció un predicador con megáfono, a quien nadie se acercaba: “Dios me dijo que hable aquí. La gente busca dinero, pero el dinero no te va a salvar: necesitamos trabajo. Pero tenemos que hablar con Dios”. La gente continuaba su camino al subterráneo.
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Lucía Rojas Molloja, productora de la UTT | Nacho Yuchark


Más terrenalmente, en la UTT esperan que la gestión del Defensor del Pueblo de la Ciudad, Alejandro Amor, genere novedades más fértiles mientras siguen produciendo la que tal vez es la mejor verdura del país.
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Lucía Rosa Mojolla, productora de la UTT | Nacho Yuchark


Ciudad vs UTT: represión a la granja

Nahuel Levaggi, uno de los fundadores de la UTT | Nacho Yuchark


Ciudad vs UTT: represión a la granja

Silvia Guevara, productora de la UTT | Nacho Yuchark


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Josué Trujillo, productor de la UTT | Nacho Yuchark


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Lucas Tedesco, productor porcino de la UTT | Nacho Yuchark


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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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