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Que los cumplas feliz, Gondolín

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El hotel autogestionado por mujeres trans y travestis cumplió 21 años. Es una experiencia única en el mundo que enfrentó desalojos y prejuicios. Con una varieté artística festejaron junto a los vecinos de Villa Crespo para seguir eligiendo dónde y cómo vivir. Como dicen ellas: “Nunca abandones tus sueños”.
El 21 de septiembre es un día de fiesta en el Hotel Gondolín. Y no es por el Día de la Primavera.
Desde hace 21 años, cocinan empanadas de pollo, compran bebidas, decoran con globos y luces y preparan una varieté para celebrar el aniversario de su recuperación. Es decir, cuando el edificio se convirtió en el hogar autogestionado por decenas de mujeres trans y travestis.
El Gondolín es una experiencia única en el mundo. Hace poco más de dos décadas el hotel estuvo al borde del colapso por el descuido de su dueño, quien le alquilaba piezas a trans y travestis, y les cobraba el doble. Las chicas lo denunciaron y cayó una inspección que clausuró el lugar con ellas adentro. Resistieron y ocuparon con sus cuerpos las tres plantas del hotel, y echaron al antiguo estafador. Desde entonces algunas siguen viviendo allí; unas se fueron, otras vinieron. Y así el Hotel Gondolín se convirtió en un gran nido pintado de azul que alberga, contiene y abraza a 47 chicas.

Que los cumplas feliz, Gondolín

Foto: Martina Perosa


Es noche de sábado y el Gondolín abre sus puertas para que todo el barrio se acerque a compartir su alegría. La intención era cortar la calle: las chicas le piden el corte a un patrullero, pero se lo niegan. No importa: el festejo será puertas adentro.
Se van acomodando en las escaleras y en el pequeño patio que será el escenario. La conductora de la noche es Flavia Flores: vestida de brillos, baila y presenta cada uno de los shows preparados especialmente para esta velada. Hay danza árabe, folclórica, show de tango, un solo de saxo y un fragmento de ópera. Cada habitante del hotel ofrece su arte y se retira ovacionada.
Que los cumplas feliz, Gondolín

Foto: Martina Perosa


También hay poesía en la voz y en el cuerpo de Atenas, una joven trans llegada desde Mendoza, quien vivió en la calle hasta llegar al Gondolín hace un mes y medio.

“Les traigo un poco de poesía y cositas autogestivas que escribí yo”, comienza. Con un vestido blanco tipo novia y corona de flores rosadas, toma el micrófono y arremete: “Hablemos de interseccionalidad, hablemos de travestis mancas, artistas, negras, marrones, chinas, manchadas, tartamudas, folkloricas, animalistas, anoréxicas, raperas, empelucadas, showseras, enojonas, peteras, prostitutas, estudiantes, hijas, amantes, drogadictas, buenas ovejas, cristianas, mochileras, vendedoras ambulantes, colegialas, esotéricas, brujas, chorizas, feministas, gordas, bailarinas, taxistas, vegetarianas, vengadoras, embichadas, deportistas, conchitas, escritoras, budistas, cocineras, abanderadas o escoltas, caballonas, blanconas, sordas, norteñas, cuyanas, chilenas, bolivianas, tortas o lesbianas: conocí a todas y cada una algo me enseñó, y faltan tantas otras cosas que se me pasan…”.

Que los cumplas feliz, Gondolín

Foto: Martina Perosa


Luz, trans salteña, estudiante del Bachillerato Popular Mocha Celis, lee un texto de agradecimiento. Zoe, quien preside la actual gestión del Gondolín, toma el micrófono y pide que se aplique el cupo trans, y agrega que para eso las trans y travestis tienen que estudiar y capacitarse. Agradece por el  lugar donde vive, y ríe.
Entre gritos y aplausos acercan dos tortas de dos pisos a la mesa; se encienden las velas, las soplamos y cantamos: ¡Feliz cumpleaños, Gondolín!
Y una vez más, repetimos juntas la frase que las inspira y nos regalan como un mantra: “Nunca abandones tus sueños”.
Que los cumplas feliz, GondolínQue los cumplas feliz, GondolínQue los cumplas feliz, GondolínQue los cumplas feliz, GondolínQue los cumplas feliz, GondolínQue los cumplas feliz, Gondolín

Ocupar, resistir, ser: Hotel Gondolín

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Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

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Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.

Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Darío Santillán.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Maximiliano Kosteki

Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.

El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.

Siguen faltando los responsables políticos.

Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.   

Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

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