Nota
La expropiación de Vicentín y el debate sobre los agronegocios: de los préstamos de Macri al “stress financiero”, las bicicletas y los dólares desaparecidos
Cuentas off shore, alianzas multinacionales, fortunas personales de sus propietarios, financiación de la campaña macrista, créditos permanentes en dólares, que Vicentín recibía mientras el país se desangraba de divisas y la empresa dejaba de pagar a productores y bancos. La expropiación de una de las principales exportadoras de granos del país pone muchas cosas en debate. Uno de los periodistas que más ha seguido el tema, Germán Mangione, es integrante de la Cooperativa de Comunicación La Brújula De Rosario y preparó ese artículo para lavaca como un acercamiento a la situación de uno de los símbolos locales de los agronegocios.
Pocos imaginaban que, aquella mañana del 4 de diciembre de 2019, la mayor empresa nacional agroexportadora Vicentín anunciaría horas más tarde que se declaraba en “stress financiero” y suspendía así el pago de sus deudas a productores, corredores de cereales, bancos nacionales y extranjeros. Muchos menos se imaginaban que, en la Argentina de la pandemia, era posible el anuncio de una intervención estatal en el mercado de granos como el que anunció ayer el presidente Alberto Fernández.
Y es que Vicentín no es cualquier empresa. La agroexportadora llegó a ubicarse el año pasado como sexto mayor exportador de cereales, oleaginosas y sus derivados; con una participación del 9% de todo el mercado nacional y el despacho de unos 300 barcos al año entre granos, harinas y aceites.
En la campaña pasada vendió 4,9 millones de toneladas de harinas y 1,05 millones de toneladas de aceites. En 2019, concentró el 21% de la molienda de soja: unas 8,4 millones de toneladas. Es un jugador decisivo en la cadena girasolera, ya que procesa el 24% de la molienda (unas 829.000 toneladas en lo que va del año).
En el negocio de los biocombustibles, Vicentín también pisa fuerte y creció entre 2017 y 2019 un 25% en la producción de etanol (97.010 metros cúbicos en 2019) y un 4% en la de biodiesel (163.000 metros cúbicos).
Se trata de una de las pocas empresas de capital nacional (además de ACA y AGD) que queda en un sector dominado por multinacionales como Cargill y Bunge (EEUU), COFCO (China) o Dreyfuss (Francia).
Los años dorados La empresa de los Padoan-Nardelli tiene gran peso en el sector por su asociación con la multinacional suiza Glencore, actor central en el mundo en el negocio minero y de commodities agrícolas con la que comparte en la localidad de Timbúes la propiedad de RENOVA, la empresa de mayor capacidad de procesamiento de soja del mundo.
Los números de Vicentín, hasta su declaración de “stress financiero” (una forma elegante de declararse en default), no levantaban la más mínima sospecha de insolvencia. En 2018, terminó su ejercicio económico con ganancias netas por 1.800 millones de pesos, de los cuales gran parte proviene de las sociedades en las que participa: Vicentín Europa, Vicentín Paraguay, Vicentín Uruguay, Oleaginosa San Lorenzo, Diferol, Biogas Avellaneda, Tastil, Renova, Río del Norte, Emilgrain, Bioceres y Terminal Puerto Rosario.
Pero Vicentín no es solo un gigante de los cereales. En los últimos años y con ayuda del Estado, por entonces en manos de Mauricio Macri (de quien las subsidiarias de Vicentín fueron las principales financistas en la última campaña presidencial), la empresa creció considerablemente y diversificó sus negocios.
Entre las firmas del conglomerado Vicentín se encuentran Algodonera Avellaneda, destinada al acopio, desmotado, hilado y tejido; ENAV, planta elaboradora de jugo concentrado de uva ubicada San Juan; el Feedlot “Los Corrales de Nicanor”; la bodega Vicentín Family Wines, (que exporta vinos a Estados Unidos, México, Perú, Bolivia, Suiza y Brasil); Promiel, (un acopio de miel que destina su producción a Alemania, Francia, Bélgica, Gran Bretaña, Italia, España, Canadá y Japón); ARSA en el negocio de los lácteos (compró los postres y yogures de la ex SanCor); y su empresa estrella del último periodo Frigorífico Friar, en el norte de Santa Fe, con plantas en Reconquista y Nelson.
La prosperidad de los negocios llevó a la familia Vicentin a ocupar el lugar 27° entre las 50 familias más ricas de Argentina según la Revista Forbes y es uno de los 6 grupos vinculados al agro que ocupan ese podio, con 860 millones de dólares.

¿Qué pasó?
Al día de hoy sus 2.638 acreedores se preguntan cómo puede ser que una empresa de esa magnitud y en plena expansión los haya dejado “estresados” a todos, haciendo peligrar la cadena de pagos en todo el sector. La empresa todavía no lo ha podido explicar y es uno de los ejes centrales que investiga el juez Fabian Silvano Lorenzini de Reconquista que tiene a su cargo el concurso de acreedores y la comisión de seguimiento creada en la Legislatura santafesina.
“Hay que encontrar alternativas a las operaciones a fijar y poner la lupa sobre las operaciones financieras que hacen los compradores con el producido de los granos que recibieron a fijar”,
dijo Fernando Rivara, presidente de la Federación de Centros y Entidades Acopiadoras de la Argentina sobre la deuda de Vicentín, en ocasión de las primeras reuniones de acopiadores para ver como enfrentaban en conjunto el desastroso saldo dejado por la empresa.
Si bien todavía no se conoce el destino de las ganancias del grupo, la sospecha de Rivara es que al igual que la corredora BLD (declarada en default unos meses antes), el «problema» de Vicentín pudo haber tenido raíz en una apuesta a la bicicleta financiera macrista con bonos públicos y dinero de los productores. Una bicicleta que habría salido mal ante la derrota del macrismo y el “reperfilamiento” de bonos.
Otra de las hipótesis que estudia el abogado porteño Mariano Moyano, contratado por acreedores de Vicentín, apunta a rastrear activos ocultos en el exterior que pueda tener el grupo empresario, y que puede haber fugado para financiar su crecimiento en otros negocios.
La investigación se centra ahora en Paraguay, adonde el grupo tiene una subsidiaria que dejó de operar en enero, pero que en los últimos 5 años exportó un promedio de 200 millones de dólares anuales.
Vicentin tiene además dos off shore en Panamá, Nacadie Overseas y Nacadie Comercial, y dos en nuestra zona: Nacadie Comercial Uruguay Argentina. Si bien las empresas no tienen ni bienes ni actividad comercial, fueron utilizadas como garantías para tomar los créditos internacionales.

¿La segunda YPF?
Esa pregunta surge ante el Decreto de Necesidad y Urgencia anunciado por el presidente Alberto Fernández, junto al ministro de Desarrollo Productivo, Matias Kulfas, la senadora nacional Anabel Fernández Sagasti y quien fue designado interventor de la empresa, Roberto Gabriel Delgado (NdeE: al final de esta nota de 2015 de Darío Aranda, breve reseña del prontuario transgénico de este funcionario).
La pregunta resuena en la política no solo porque el Presidente anunció que todos los activos del Grupo Vicentin serán parte de un grupo fiduciario que estará a cargo de YPF Agro, sino por la implicancia estratégica (al igual que el de la empresa hidrocarburifera) del sector del que es parte Vicentín: la agroexportación.
El sector pasó a ser en los últimos años el pulmón financiero de Argentina, con el 55% del total de las exportaciones del país a su cargo gracias a la profundización de un modelo económico que colocó a la Argentina (y a todo el subcontinente) en el inamovible lugar de proveedor de materias primas de las principales potencias del mundo.
China, EEUU y Europa se encargan de producir industrialmente y luego inundar con esa producción nuestros países. Mientras producimos materias primas importamos trabajo extranjero. Una fórmula que no por antigua deja de ser letal para cualquier sueño o proyecto de desarrollo nacional por estas tierras.
Por otro lado ese lugar de privilegio en el manejo de las divisas extranjeras le dio al sector, fuertemente extranjerizado y casi sin intervención estatal, el poder de definir el rumbo monetario del país. En 2018 dos de cada tres dólares que ingresaron a la Argentina lo hicieron en concepto de agroexportaciones y pesca.
Los dueños de la canilla de los dólares son además los principales beneficiarios con la suba de la divisa y las devaluaciones. Un negocio redondo.
Según el decreto oficial la intervención será por 60 días, para auditar y conocer los números de la empresa y “con el fin de asegurar la continuidad de las actividades de la empresa, la conservación de los puestos de trabajo y la preservación de sus activos y patrimonio”.
Y en ese tiempo ha dispuesto además la remisión al Congreso de la Nación de un proyecto de Ley que propicia la declaración de utilidad pública y sujeta a expropiación de la empresa VICENTIN S.A.I.C. y la creación del FONDO FIDUCIARIO AGRO ARGENTINA, cuyo fiduciario y fideicomisario será el Estado nacional y el Fiduciante la empresa YPF S.A., a través de YPF AGRO S.A.
La letra chica
Quedan por resolverse aún muchos detalles no menores de la aplicación de la intervención y, más aún, del proyecto de estatización. Entre ellos si la intervención será solo sobre Vicentín SAIC, el brazo agroexportador de la empresa, o sobre todo el grupo económico con sus frondosas inversiones en otros rubros.
Tampoco se sabe qué hará el Estado en caso de hacerse cargo completamente de la empresa con la deuda que Vicentín mantiene con bancos extranjeros. En los últimos 4 años la empresa del norte provincial recibió del exterior casi 600 millones de dólares, el doble de lo que le debe a los productores o al Banco Nación, el principal acreedor estatal.
En la conferencia de prensa de ayer, Fernández también fue consultado sobre el destino de las acciones que mantiene la empresa de la sociedad con Glencore en Renova, a lo que el presidente pidió: “Tiempo al tiempo”.
Algunos pretenden que la estatización implique también la vuelta a control estatal del Puerto Terminal Rosario, hoy en manos de la empresa. Para saberlo, habrá que esperar. Lo cierto es con esta medida se abre la posibilidad de un debate vinculado a la soberanía. La alimentaria, la monetaria, la comercial y la productiva.
Un debate que muchos sectores del poder real santafesino y argentino anunciaban perimido y cerrado para siempre y del que depende cualquier proyecto para el mundo post pandemia que empieza a asomar. Y eso, es una buena noticia.

Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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