CABA
De Luis Espinoza a Ceferino Nadal: el raid delictivo de la Policía de Tucumán
Cuarenta días después de la desaparición seguida de muerte de Luis Espinoza, la Policía de Tucumán vuelve a ser noticia por asfixiar a Ceferino Nadal, un hombre que antes de morir alcanzó a decir lo mismo que George Floyd en Minneapolis: «No puedo respirar». Qué significa este grito desesperado que tiene en Tucumán un raid delictivo cuya protagonista es la Policía. Los antecedentes, lo que se sabe hasta ahora del caso, los pedidos de reforma policial y quién era «Cefe», contado por la periodista tucumana Mariana Romero.
Por Mariana Romero, desde Tucumán
Cuarenta días después de que una bala destrozara la aorta de Luis Espinoza, un hombre de 43 años corre en pleno centro de San Miguel de Tucumán para escapar de la Policía. Es atrapado, reducido y tirado al suelo. “No puedo respirar”, dice, antes de morir.
Ocurrió el miércoles 24 de junio, a no más de 100 metros de la Casa Histórica. Ceferino Nadal, de acuerdo a los reportes policiales, había sido descubierto hurtando algo en un negocio céntrico y alguien dio la voz de alerta y él se lanzó a correr, seguido de transeúntes y policías. Le quedaban unos 10 minutos de vida.
Lo que sucedió tras su detención es objeto de una investigación penal a cargo de la fiscal de Homicidios, Adriana Giannoni. La funcionaria es reconocida por no mantener complicidad con los casos de abusos policiales, pero le toca actuar en un marco político complicado para la conducción de las fuerzas de seguridad provinciales.
Sin respiro
La desaparición forzada seguida de muerte de Luis Espinoza (lo atacaron nueve policías en la localidad de Simoca, lo asesinaron y tiraron su cuerpo en Catamarca) no es la única alerta encendida en la Policía de Tucumán en lo que va del año. Entre aquella muerte y ésta, por ejemplo, un cabo de la Guardia Urbana protagonizó una cinematográfica persecución cuando un hombre lo reconoció como quien le había robado $ 180.000, un iPhone y joyas. Otro caso: días atrás, una mujer de la localidad de Lastenia, Roxana Monteros, radicó una denuncia por delitos sexuales en un operativo en su casa para buscar a su hermano. La mujer señala que abusaron de ella para provocar que el joven saliera a defenderla porque no tenían orden de allanamiento para entrar. Efectivamente, el operativo, realizado por la Regional Este, no provenía de una orden de un juez.
Unas dos semanas antes, un productor rural y su familia fueron tomados de rehenes en su propia casa y, tras un tiroteo con los vecinos, abandonados en el domicilio. De los cerca de siete u ocho asaltantes, varios vestían uniformes policiales. No eran efectivos de la fuerza, pero todavía se desconoce cómo obtuvieron la ropa reglamentaria. Antes, una familia de la zona de Villa Amalia dejó pasar a personas vestidas como policías que la redujeron, golpearon y robaron. En el medio, estalló el escándalo por uniformados que, en el control limítrofe con Santiago del Estero, dejan pasar (u obligan a pasar) a taxistas que vienen de otras provincias sin permiso para ingresar a suelo tucumano, para luego secuestrarles los autos. Los choferes, en cuarentena y con los vehículos retenidos, terminan llegando a un arreglo con la Fiscalía: una donación al Sistema Provincial de Salud a cambio de cerrar la causa penal en su contra, porque con antecedentes no pueden seguir teniendo licencia.
Y, por último, la frutilla de la torta. El Ministerio organizó cursos de formación para el servicio penitenciario y puso al frente de uno de ellos nada menos que a Enrique Stel, ex funcionario de Seguridad de la Provincia, imputado por delitos de Lesa Humanidad (incluidos abusos sexuales) en contra de 51 víctimas. Y todo esto, en menos de dos meses.
En este contexto, la fiscal Giannoni deberá dilucidar cómo murió Ceferino Nadal. El resultado de su pesquisa, si bien será basado en pruebas científicas, registros fílmicos y testimoniales, influirá seguramente en el (mal) humor social tucumano. Acá, al problema no resuelto de la creciente inseguridad, se suma el de la brutalidad policial. Ambos siguen aportando muertos a una sociedad que no descansa y que vive, muchas veces, con la íntima pregunta diaria “¿hoy me tocará a mí?”.

Los dilemas de la investigación
Según información extraoficial, el informe preliminar de la autopsia que se realizó al cuerpo de Nadal revela que hubo asfixia mecánica pero ¿fue esa la causa de la muerte? La Fiscalía está abocada a interpretar correctamente esa pericia y, para ello, deberá esperar el resultado final, que aportará estudios sobre los tejidos y que completará el panorama.
Porque la alternativa a esa hipótesis es que Nadal murió de un infarto. Una fatalidad que justo el destino tenía preparada para ese día, a esa hora. O más tarde, pero se adelantó por la violencia o el estrés de lo que estaba ocurriendo. Pero Karina Rodríguez, su viuda embarazada de siete meses, dice que Ceferino nunca tuvo problemas cardíacos. “Cefe”, le llama ella, también sus hermanos y sus vecinos. Nunca nadie lo conoció por su primer nombre, Walter. Pero la prensa policial parece no haber investigado mucho sobre el muerto y, a partir de los partes policiales, decidió rebautizarlo con una identidad que nadie nunca usó.
Resulta interesante desmenuzar de dónde salen esas dos hipótesis, aún antes de que se realizara la autopsia. La idea de la asfixia, si bien fue revelada por el diario La Gaceta tras la realización de la pericia, ya circulaba sottovoce desde el día mismo de la muerte. Quizás provenga de los testimonios de la gran cantidad de personas que ese día escucharon a Nadal decir que no podía respirar y de algunos que aseguran haber visto a un policía apretar su nuca con la rodilla, al estilo del homicidio de George Floyd en Estados Unidos. De inmediato, ante esa versión, comienza a circular la del infarto, proveniente de fuentes policiales. Cualquier uniformado a quien uno le preguntara en esas horas, ya daba la versión del infarto. ¿De dónde salió? Del Hospital Padilla, donde lo atendieron e intentaron revivirlo, no. Ni su historia clínica ni la información extraoficial del personal médico hablan de infarto. ¿Cómo supo la Policía que esa era la causa de muerte antes de la autopsia y sin una certificación médica? Mención aparte merece el hecho de que fuentes sanitarias que estuvieron en contacto con Nadal cuando fue ingresado hablaban, en esas horas, de un “accidente de tránsito”. Si bien eso no quedó asentado en la historia clínica ¿quien le dijo a los profesionales que la víctima venía de un siniestro vial? Este dato es llamativo y recuerda al brutal homicidio de Facundo Ferreira en 2018: los policías que acababan de vaciar sus cargadores a espaldas de niño de 12 años, y que habían logrado acertarle uno en la nuca, dejaron que el médico del sistema de emergencias creyera que se trataba de un accidente en moto. Así lo trasladó y así lo ingresó al hospital. El balazo se descubrió en una tomografía.
El bueno, el malo y el feo
El ministro de Seguridad de la Provincia, Claudio Maley, había amanecido ese día con el plan de ir al programa de televisión Los Primeros, por Canal 10, con la intención de responder sobre el escándalo de los taxistas y el control limítrofe. Pero, esa mañana, La Gaceta publicó que el resultado de la autopsia a Nadal habría concluido que fue asfixiado por la Policía. En ese contexto, Maley señaló que la investigación no estaba cerrada y quedaba en manos de la Justicia. Sin embargo, arremetió contra el muerto: “tiene muchos antecedentes delictivos, tiene su prontuario en nuestra Policía de la Provincia con diversos delitos y lo más grave que se puede mencionar es una condena de ocho años a cumplir y, a la vez, tiene problemas de adicciones”, remarcó enérgico. Y luego aclaró: “Cumplió una condena de ocho años, en sus antecedente está ya el antecedente de una condena de ocho años, ya había cumplido”.
Los televidentes estallaron en mensajes cargados de odio y de salvajismo contra Nadal y su familia. El primer paso de la justificación estaba dado: la opinión pública ya no sería unánime como en el caso Luis Espinoza, que destrozó la imagen de la conducción de Seguridad en la Provincia. Ahora había una tabla de salvación: el muerto había sido ladrón. Eso, en la tierra donde señorearon el represor Antonio Domingo Bussi y el ex comisario y triple asesino Mario “El Malevo” Ferreyra, es un salvoconducto para que la derecha más rancia apoye la brutalidad policial. La cúpula de seguridad tiene ahora una tabla de dónde agarrarse: un sector de la sociedad que desprecia a algunos delincuentes y endiosa a otros, como los homicidas Bussi y Ferreyra, por ejemplo.
Lo interesante de las posturas oficiales es que los prontuarios son sacados a relucir como un comodín siempre y cuando no corresponda a un policía. En el caso de Luis Espinoza, por ejemplo, ningún funcionario salió raudo a iluminar a la población sobre los antecedentes delictivos que tenían los uniformados, que iban desde las amenazas, realizar tiros borracho, vejaciones y apremios ilegales, hasta una denuncia pública por homicidio. En ese caso, el “frondoso prontuario” quedó bajo llave y fue revelado sólo por la prensa.
Tampoco, por parte de las autoridades, se realizó un balance sobre el historial de la Policía de los últimos cinco años, de la última década o desde 1970, cuando se sancionó la Ley Orgánica de Policía. Ni siquiera de los hechos de los últimos dos meses. Así, la problemática de la violencia institucional siempre aparece como una seguidilla desafortunada de lamentables hechos aislados. Y, al no haber un balance integral, las soluciones tampoco llegan.
Hace menos de un mes, la cúpula de Seguridad tuvo que dar explicaciones a la Legislatura sobre el estado de la fuerza tras el homicidio de Luis Espinoza. Junto a los parlamentarios, salieron a los flashes de la prensa a declarar con solemnidad que se iba a trabajar en la creación de un organismo de Asuntos Internos independiente de la Policía (el actual gira bajo su órbita), el alumbramiento de una nueva legislación (la actual proviene de leyes vetustas nacidas bajo dictaduras) y una purga en la Policía. Nada de eso ocurrió. Sí hubo cambios dentro de los mandos superiores de la fuerza, una suerte de rotación de una repartición a otra. Pero de atacar el problema desde la raíz, ni hablar. Mucho menos, de separar de la fuerza a los policías que tienen causas abiertas por homicidios agravados: la mayoría sigue vistiendo el uniforme azul.
Planteado de esta manera el escenario, el 2020 parece encaminarse a ser un año más de promesas de reforma policial. Quizás la suerte futura de la conducción de Seguridad no resida en la posibilidad de que las fuerzas comiencen a obrar de acuerdo a derecho, sino en la eventualidad de que sus víctimas tengan o no antecedentes policiales. Si ocurre lo primero, el hartazgo y la violencia contenida de una sociedad que todos los días está sumando nuevos homicidios en las calles podrá servir de tabla de salvación para la cúpula. Y así, respondiendo con homicidios a los homicidios, con salvajismo institucional a la creciente inseguridad, la provincia seguirá duplicando el problema: a las muertes por la criminalidad se seguirán sumando las muertes por la violencia del Estado. Y entonces, ojo por ojo, la provincia quedará ciega.

Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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