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El acto piquetero: panorama desde el puente

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Durante toda la noche y gran parte del día, el Puente Avellaneda fue escenario del recuerdo. Y de algunas cosas más. Mientras la organización piquetera se concentró en la denuncia de un plan criminal cuyo responsables políticos siguen impunes, el tradicional ímpetu de Hebe de Bonafini intentó encender polémicas. Mucha gente, mucho dolor, demasiadas palabras.

Bajo el Puente Pueyrredón de Avellaneda la imagen no era la de piqueteros, acampantes o manifestantes, sino la de sobrevivientes del futuro.

En ciertas películas -Terminator, Mátrix- aparecen tribus de humanos de alguna posguerra, empobrecidos, despojados de todo, perseguidos por la maquinaria de la muerte pero resistiendo: en ellos vive la esperanza.

A tales escenas habría que agregarle un frío húmedo y cruel, un viento antisocial, el aroma de gomas quemadas, una pobreza latinoamericana y un mural que muestra a dos jóvenes asesinados por la maquinaria de la muerte.

Se llaman Darío Santillán y Maximiliano Kosteki.

En ese paisaje los hombres, las mujeres y los chicos de los Movimientos de Trabajadores Desocupados que acamparon bajo el puente pasaron la noche del 25 al 26 de junio comiendo alrededor de ollas. Abrigándose pegados los unos a los otros en cuclillas o sentados en cajones de frutas frente a hogueras de maderas, ramitas y papeles. Durmiendo rotativamente por cuestiones de seguridad, iluminados por las llamas y algunas híbridas luces de neón.

“Demasiado frío, y se rompieron muchos termos” cuenta Carlos, del MTD de Florencio Varela ya en la mañana de los preparativos para conmemorar un año de aquellos asesinatos. Los termos volaban por el viento y se les partía el alma de vidrio. “Volaron también las ollas, y las carpas se aplastaban contra el piso. Pero ya pasó” dice Carlos, que se levanta para observar a las columnas que van acercándose.

Algunas vienen por una de las ramas de la autopista que sobrevuela el campamento. Ahí pasan Barrios de Pie y el Polo Obrero.

Otras llegan desde la zona de Mitre y Pavón, donde hay un local cerrado con un mensaje que ahora suena extraño: “Menem 2003”. Son columnas de los MTD que decidieron no acampar sino dirigirse directamente al acto: vienen con menos frío, y los termos sanos. Algunos cantan: “El puente es nuestro, la puta que los parió”.

Entre los de arriba de la autopista, los de abajo y los que llegan, hay miradas cruzadas, un par de desganados aplausos, algunos que se saludan de lejos. Cada uno entiende el acto de un modo distinto, aunque parezca que todos participan de lo mismo.

Por los parlantes pasan la densa música del conjunto norteamericano System of a down. El escenario se armó en el medio del puente. Una frontera. Y un cambio, o un agregado: de las concentraciones en las plazas, a ocupar puentes, autopistas, redes de comunicación.

Por el carril que va hacia Avellaneda, pero a contramano, sube el MTD. El escenario está de espaldas a la Capital. Por la otra se movilizan el resto de las agrupaciones, más o menos incluidas en el Bloque Piquetero. Andan por allí el multifacético Raúl Castells con su Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados, la gente del Polo Obrero, y todos van pasando hasta rodear completamente el escenario. El panorama desde el puente -con el permiso del señor Miller- es que cada una de esas autopistas aéreas está totalmente cubierta de gente. Algunos calculan 30 mil personas. Muchos con gorros, gorras, cualquier cosa que sirva para cubrirse. Muchos con pañuelos y bufandas sobre el rostro, entre el frío y el hábito de las movilizaciones piqueteras.

Una de las banderas frente al escenario dice: “Maximiliano, el artista que no dejaron ser” y en un dibujo lo envían “al paraíso de los dibujantes valientes”. El MTD de Lanús canta: “Dale alegría a mi corazón, la sangre de los caídos es de Verón”.

Como había diferentes escenarios, desde el que ocupaba el Bloque Piquetero se leyó el documento que pide juicio y castigo a los culpables de la represión, y cuyo mayor valor parece residir en que toda esa retórica pudo firmarse de modo conjunto por todas las organizaciones que participaron allí.

Leído el documento, el foco pasó nuevamente al otro escenario, donde comenzaría el Juicio Popular, regido por las evidencias de que en la represión -como tantas otras veces- no hubo errores ni excesos, ni policías con los nervios alterados, sino la planificación de un aparato que actuó siguiendo órdenes. ¿Órdenes de quién?

Empezó a contestar esa pregunta Juan Cruz D’Affuncio, del MTD, que en una intervención fuerte y emotiva dijo que quería recordar a Santillán y a Kosteki vivos. Lo hizo mirando a las integrantes de la Asociación Madres de Plaza de Mayo sentadas en primera fila con Hebe de Bonafini en sitio preferencial. Juan Cruz dijo de Darío que era el primero en trabajar, en ser solidario, en luchar y en estudiar. “Valía oro”. De Maxi dijo: “Era un ángel al que le cortaron las alas”. “Eran dos jóvenes espléndidos -continuó- que tenían todo para dar, y los masacraron”.

Juan Cruz estableció tres niveles de responsabilidad.

  1. La mano de obra que se utiliza -dijo- para masacrar al pueblo que se levanta para luchar.
  2. El Estado y el Gobierno de Eduardo Duhalde. “Muchos periodistas dicen que estamos locos por acusar al gobierno. Que nos prueben que no tuvieron nada que ver. Tuvimos que escribir un libro con todas las pruebas que nunca pudimos presentar en los medios”. El libro es Darío y Maxi-Dignidad Piquetera, capaz de provocar brotes envidiosos en buena parte del denominado periodismo actual. Lo extraño del argumento de Juan Cruz es que los periodistas a los que alude parecen abogados de Duhalde. Y lo lamentable es que alguien deba perder el tiempo respondiendo a los balbuceos de ese supuesto periodismo.
  3. El tercer acusado, según D’Affuncio, es el imperialismo. “El enemigo número uno del género humano, los Estados Unidos, estado asesino y masacrador de pueblos. Y decimos que acusamos al imperialismo, aunque los periodistas y los políticos nos digan locos. El FMI presionaba al gobierno en aquellos días para que hubiera control social y seguridad financiera, seguridad para los banqueros”. D’Affuncio dijo que ese tipo de cosas fue empujando la situación, sin control alguno por parte de una dirigencia a la que calificó así: “Casta política cagona, verduga del pueblo, y cobarde”.

Luego habló el abogado de la Correpi (Coordinadora contra la represión policial), Claudio Pandolfi, quien contó que la fiscalía que lleva la acusación judicial ya ha reconocido la existencia de un plan, pero no la autoría intelectual del mismo. Según surge de la causa, varias comisiones policiales han ido a buscar al prófugo agente Leiva a su casa pero -consta en actas- se van después de tocar el timbre varias veces sin éxito. El doctor Pandolfi dudó del entusiasmo puesto en la búsqueda, cuya responsabilidad atribuyó al gobernador Felipe Solá y al ministro Juan Pablo Cafiero. Otro abogado, Sergio Sminowsky, cambió el tono de la intervención, diciendo que Santillán fue un modelo de Hombre Nuevo, según la propuesta de Ernesto Guevara, demostrando, al ir a proteger a Kosteki, la mezcla de dureza y ternura que el Che reclamaba para los revolucionarios. El público rubricó: “Maxi no se murió, que se muera Fanchiotti la puta madre que lo parió”.

Subió al escenario Mario Pérez, del MTD de Florencio Varela, que omitió la retórica: “La yuta son una manga de hijos de puta que mataron a dos muchachos que sólo querían dignidad y comida”. El público cantó “piqueteros, carajo”. Sebastián Conti, del MTD de Almirante Brown, relató cómo la policía parecía preparada para la represión, cómo se veían movimientos atípicos. Sintió un golpe en la espalda mientras corría porque los estaban cercando. Fue un balazo que le perforó el pulmón, pero está para contarlo. Remató su intervención diciendo: “Podemos sentir opresión y represión, pero tenemos dignidad, coraje y fuerza. La dignidad es piquetera, compañeros. La dignidad es nuestra”.

Esa idea de dignidad es tal vez la que marca los discursos de la rebeldía y la resistencia en esta época, y que la palabra sea reiterada con tanta vehemencia es una demostración de los grados de humillación a los que se ha sometido a millones de personas.

Habló también Marcial Balarino, del MTD de Quilmes, con una flauta colgada al cuello con la que había estado demostrando sus habilidades en las horas previas al acto. No fue excesivamente musical, aunque dijo cosas tremendas con voz serena y dulce. La descripción fue la de una cacería, de las “lanchas” policiales contra los manifestantes: “La sangre nos une para salir de este sistema hijo de puta que nos caga de hambre y nos mata”. “Queremos justicia de veras y que paguen con su sangre, porque son unos negros de mierda, como somos nosotros, pero nosotros por lo menos tenemos dignidad y huevos para salir a pelear”. A este señor le fracturaron la pierna de un balazo de plomo.

Algunos cantaron y saltaron: “Borom-bom-bom, el que no salta es un botón”.

Juan Carlos Rey, de Lanús, un hombre mayor de 60, habló de Santillán y de su sabiduría, de su solidaridad, y dijo que aquel 26 de junio se dispersaron. Santillán le dijo: “Viejo, buscá a las mujeres y llevátelas, yo voy a la estación que están reprimiendo”. Rey volvió a Lanús, y allí se enteró del asesinato. “Se me cayó el alma. Darío fue el que me dio coraje, con mis años, a seguir con la lucha”. Carlos Tapia, de Almirante Brown, contó que vio a los “cabezas de tortuga” -policías con casco- perisguiéndolos, y que vio también que a Darío “lo mataron como a un perro, por la espalda”. Hizo también su relato el fotógrafo Sergio Kovalewsky, cuyo material fue central para observar la secuencia del asesinato de Santillán. “Las fotos no cambian la historia. La historia la cambia el pueblo luchando en la calle. La dignidad está acá” dijo.

Orlando Vaqueiro, funcionario de la Municipalidad de Avellaneda, acompañó a Santillán en la camioneta que lo trasladó al hospital Fiorito. Darío estaba vivo. “Yo le hablaba, él me miraba, me parece que no confiaba. Le puse una almohada en la cabeza y ahí cambió. Me miró distinto. Empezó a desmayarse, y yo sentí como que pasaba un ángel. No escuché más nada. Creo que murió en paz, eso transmitía. Como el que está tranquilo de haber hecho lo que tenía que hacer”. Dijo también: “He visto muchas represiones, pero ésta fue la más injusta que vi en mi vida”.

Hablaron también integrantes de otros movimientos como el MTR (Alejandro Adrón), el FTC (Roberto Palavecino), el Teresa Vive (Mariano Benítez), siempre alrededor de lo que ocurrió aquel día, la correspondiente denuncia, y los reclamos encendidos. El señor Palavecino aprovechó para intercalar su convocatoria a una asamblea nacional de trabajadores ocupados y desocupados, tema que no despertó adhesiones.

Isabel Mazo, médica del Fiorito, hizo un aporte muy interesante al describir la complicidad de las autoridades del hospital con la policía al negar públicamente que hubiera heridos con balas de plomo, entre otras miserias como impedir la entrada al hospital a los familiares de las víctimas, y permitírsela a la policía para que arrestara a heridos.

Pilar Molina, de RedAcción, centró sus palabras en la complicidad de los medios masivos de comunicación, “que construyen la verdad de los que oprimen”. Carlos Rodríguez, de Página/12 dijo que los periodistas, cuando les ordenan ciertas notas o contenidos, tienen al menos la posibilidad de decir “no”.

Luego fue el turno de Pablo Solanas, de Lanús, que subió al escenario con el libro-investigación del MTD. Dijo: “Duhalde tiene responsabilidad directa en los asesinatos de Maxi, Darío y en la balacera que recibían los compañeros. ¿Es discurso de barricada, como nos decían los periodistas? Nos enorgullecemos de esas barricadas, las del 26 de junio, las del 20 de diciembre. Pero también les decimos que podemos ir más allá. Que además de hacer piquetes, además de construir organización en los barrios, podemos y sabemos entender la realidad, investigar y documentarla. El gobierno de Duhalde no fue ajeno a la planificación y la responsabilidad directa sobre la muerte de Darío y Maxi, y tenemos fundamentos”.

Detalló cómo el gobierno había preparado el terreno para la represión antes (con declaraciones de Duhalde sobre cómo estaba dispuesto a poner orden frente a los cortes de calles y rutas) y cómo había ideado incluso los pasos posteriores. Todo esto está insuperablemente detallado en el propio libro, ya que además se trata de una compleja trama de actitudes, revelaciones y complicidades. El ministro de Justicia Jorge Vanossi, por ejemplo, inició una causa contra las víctimas (los que recibieron los balazos, por ejemplo) por 17 delitos y por violación a la Ley de Defensa de la Democracia. Toda esa planificación, dijo Pablo, fracasó por la aparición de las fotos y por las nuevas movilizaciones. Pidió juicio y castigo a los responsables.

Subió después Hebe de Bonafini, quien encaró un discurso para la polémica. Algunas frases.

  • “Darío y Maxi están volando sobre nosotros para exigirnos lo mismo que hicieron ellos. No habrá revolución posible si los hombres y las mujeres no nos hacemos revolucionarios. El Che decía que la verdad ajustaba como un guante. Que a veces hay que abandonar todo, hasta la familia, para iniciar el camino de la revolución. Que hay que entregar la vida al servicio de otros, para que la vida tenga valor”.
  • “Nuestros hijos nos mostraron que no quieren una memoria de mierda, quieren que se imite lo que ellos hicieron. No hay revolución posible si los pueblos no aprendemos que tenemos derecho a la violencia. Y que se dejen de joder con que nos digan violentos. Ellos son los violentos, no sacan la comida, nos sacan el trabajo, nos sacan la educación, ellos nos matan los hijos de hambre, y después nos dicen violentos”.
  • “Si queremos una revolución, lo dijo muchas veces el presidente Chávez, y lo dijo Fidel, una revolución sin armas no es posible, es una cagada”.
    Debe decirse que con esta apelación la señora de Bonafini levantó aplausos (aunque quedó la sensación que fue más por el tono que por el contenido explícito de sus palabras). La oradora exigió al gobierno de Kirchner que desprocese a todos los procesados por manifestarse, que meta cuchillo hasta donde sea necesario y que “si tiene que llegar hasta Duhalde que lo haga”. Dijo también que Kirchner “no es igual a Duhalde, no es igual a Menem, pero que cumpla lo que prometió”. Una mujer le gritaba “son lo mismo, son la misma mierda”; la señora de Bonafini la observó, pero siguió con su discurso. Volvió a mezclar pasado y presente con sus ideas habituales:
  • “Nuestros hijos, a los que reivindicamos cada vez con más fuerza, nuestros queridos y amados guerrilleros, se levantaron en armas porque se hartaron de que los pisoteen, que los engañen, se hartaron de ver la muerte de tantos chicos. Y no nos da vergüenza decirlo, al contrario, el orgullo más grande de haber tenido hijos con semejantes pelotas para enfrentar al sistema y al imperialismo”.
  • “Hoy vemos en ustedes a nuestros hijos. Nuestros hijos nacieron en los piquetes, en los puentes, en las fábricas ocupadas en producción. Y nacen cada día como nace el hombre nuevo. El hombre nuevo no es una utopía. Nace cuando cada uno de nosotros deja de ser un hombre común y se planta en la calle para decirle basta a estos hijos de remil puta que nos quieren masacrar”.
  • “Vamos a vengar a nuestros hijos cuando el pueblo sea feliz, y el pueblo será feliz cuando la revolución esté en marcha”.

El discurso, levemente abrumador, fue seguido por el de Mariano Pacheco. Ahí se tenía que llegar a la conclusión del Juicio Popular, tramo un tanto teatral de la presentación, ya que Mariano pidió a los presentes que dijeran si los mencionados como responsables materiales o ideológicos de la represión son inocentes o culpables. Por supuesto, todo el mundo contestó “culpables”. Luego preguntó cuál es el castigo que corresponde, pero todo estaba coordinado para que desde distintos puntos se gritara “paredón”, y como aún así no se oía bien, Mariano pidió aclaraciones: “¿Escuché que dijeron paredón?”.

Sin embargo, varias pancartas del MTD lucían una consigna diferente: “La mejor venganza es la justicia”.

El acto terminó allí, y en ese momento en el otro escenario comenzó el del resto de las agrupaciones, instaladas en la misma autopista, pero del lado de Capital.

La bajada por el Puente Pueyrredón fue más bien silenciosa.

Un integrante del MTD comentó: “La señora (Bonafini) dijo un discurso un poco raro. No me llega. Me parece que es querer copiar cosas que ya demostraron ser un fracaso. Mataron a mucha gente. Nosotros no queremos que maten a nadie. Ni queremos matar a nadie. Y que mezcle esas cosas con nosotros, no me gusta. Pero ella tendrá su forma de pensar y nosotros tenemos la nuestra”.

Un integrante de una agrupación de derechos humanos -que participó justamente en toda aquella situación de los 70 que la señora de Bonafini rescató con su conocida retórica- comentó su radiografía del discurso: “Ella dice que los otros se armen, pero va a hablar con Kirchner. Propone lucha armada, pero crea una universidad popular. Además, no todos los desaparecidos eran guerrilleros, ni mucho menos. Lo puedo decir porque yo lo fui. Pero entender qué ocurrió en aquel momento no puede significar querer trasladarlo a esto. Justamente aquí los piqueteros están demostrando que hay otras formas de construcción, que cuando hay violencia es para defenderse, para reclamar por sus derechos, y porque no les queda otro camino. Pero esta gente no es estúpida, el discurso de Hebe es muy seductor, pero los del MTD son muy educados: escuchan, y después hacen lo que ellos quieren”.

Miguel, un joven que apenas pasó los 20 del MTD de Don Orione (Almirante Brown) estaba ya acomodando los bolsos, ollas y mochilas para emprender el regreso. Llevaban también canastos, floreros, velas y tejidos de los que producen, y que exhibieron estos días. “Estuvo bueno el acto, pero bajaron mucha línea política ¿no? Los movimientos de izquierda. Madres articula bien con nosotros. Pero en muchas cosas no coincidimos. Nosotros lo de la violencia lo agarramos con pinzas. Somos movimientos de trabajadores desocupados, no solo piqueteros. Hacemos otras cosas, organizamos el barrio, trabajamos. Eso no está mal”. Miguel casi pide disculpas, tras un discurso que pareció decir que las cosas que él considera valiosas, no lo son.

Un poco más allá estaba Nito Librado, también de Almirante Brown, responsable de la olla de 100 litros en la que preparó un guiso carrero que permitió que sus compañeros pasaran la noche de un modo más digno. “Se hace con carne, hueso, verdura, especias, arroz. Y otra olla con fideos”. Nito, como Carlos Escalada que está a su lado, tienen esa pobreza que incluye educación, seriedad y un tono amistoso que en los tiempos actuales tantas veces parece perdido y que en estas agrupaciones se encuentra a cada paso, a cada palabra.

Ambos pasaron la barrera de los 60. Carlos comenta que el regreso (al contrario que las otras organizaciones que llegaron al acto) no es en los clásicos micros escolares alquilados, sino que vuelven al pago en colectivos y trenes. Tiene 14 hijos, y a poco de conversar cuenta que su mujer lo echó de la casa: “Me dijo que no soy hombre si no pongo plata, y puso a mis hijos en mi contra. Toma muchas pastillas para los nervios. Me fui a vivir con un amigo”.

Nito, que era comerciante, dice: “Es el drama de las familias. La familia desintegrada”. Carlos es carpintero, perdió su trabajo hace tres años, y es especialista en tapizados, decoraciones, muebles de cocina, pulido de pisos, placards a medida, modulares, refacciones en general. “El problema es que no tengo dónde instalarme para iniciarme” dice. ¿En el barrio no hay lugar? le pregunto.

Nito lo mira de reojo: “¿Cómo no me dijiste? Yo tengo un localcito”. Carlos: “Yo te pago”. Nito: “¿50 pesos por mes?” Se dieron la mano y me la dieron a mí.

¿Por qué están en el MTD? Nito: “Compañerismo. Es muy feo andar solo”.

No sé si según el discurso del puente, Nito y Carlos, o Miguel, o tantos otros que anduvieron por allí, son hombres nuevos. Tal vez sean buenos hombres. Tomaron sus cosas y fueron con cientos de compañeros a las paradas de colectivo. La mayoría no pudo ver el recital de León Gieco y Víctor Heredia ante cientos de jóvenes piqueteros que seguían el ritmo moviendo sus cuerpos, junto a la estación clausurada donde mataron a Santillán y Kosteki.

El hit de la tarde fue “Todavía cantamos”.

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Detenciones injustificadas, golpes, humillaciones y persecución: la grave denuncia de las personas detenidas en la cacería de la Ley Bases

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Detenciones ilegales y acusaciones falsas. Patadas, palazos y balas de goma. Mujeres esposadas 15 horas en camionetas y pasillos, humilladas al ser desnudadas en celdas abiertas. Carceleros que tiran gas pimienta a los varones estando presos. Estas son algunas de las denuncias que exdetenidxs en la Ley Bases comunicaron en conferencia de prensa en el Serpaj, donde pidieron por la liberación de las cuatro personas detenidas, el rechazo a las apelaciones del fiscal federal Carlos Stornelli y el pedido de cierre de todas las causas. Además convocaron para este viernes una concentración con un festival en Plaza de Mayo, a un mes de la cacería, de 15 a 19.30 horas. Cómo viven hoy quienes estuvieron presos y qué dicen los abogados: “No hay elementos jurídicos para sostener esta barbaridad”. Y la voz de Emilia, pareja de Daniela, detenida: “Luchar no es un delito y estar organizados, tampoco”. 

Por Lucas Pedulla

Gabriel Famulari tiene 41 años y está sin documentos. Saca de su bolsillo el papel que le dieron en los tribunales federales de Comodoro Py para su reemplazo: una hoja A4 doblada en cuatro partes que dice “Acta de excarcelación”. Hace casi un mes fue detenido en la cacería que el Gobierno desplegó con cinco fuerzas de seguridad distintas durante las protestas de la Ley Bases, y fue liberado por falta de mérito -es decir, por falta de pruebas- cinco días después por decisión de la jueza María Servini. Sin embargo, es una de las siete personas a quien el fiscal federal Carlos Stornelli apeló la excarcelación. No se enteró por su abogado -un letrado de la Defensoría oficial- sino por un mensaje de WhatsApp. 

“Stornelli apeló mi libertad”, dice Gabriel a lavaca una vez concluida la conferencia que la Coordinadora Por La Libertad de lxs Presxs de la Ley Bases convocó en el Servicio Paz y Justicia (SERPAJ), para exigir la liberación de las cuatro personas que siguen detenidas: Daniela Calarco Arredondo, David Sica, Cristian Valiente y Roberto de la Cruz Gómez. Piensa Gabriel sobre esa apelación, que pesa sobre otras seis personas exdetenidas: “Somos nosotros como podría ser cualquiera, pero puntualmente somos gente que no está enrolada en organizaciones. Así hay más saña y por ahí piensan que, quizá, no tengas gente que salga a defenderte”.

Cuenta que, cuando lo llevaron al penal, en uno de los “interrogatorios ilegales” le preguntaron si estaba en alguna “orga”, de dónde era, en qué partido militaba. “Me rodearon un montón. Ese maltrato fue sistemático, porque te preguntaban siempre que podían. Y les dije: ‘Sabés que soy un perejil, porque si militara en algún lado ahora habría 500 personas afuera’”. Gabriel no milita en ninguna organización o partido, y el 12 de junio había ido tarde porque sabía que la ley se votaría de madrugada. “No estuve ni cuando tiraron los piedrazos. Sólo filmé una persona que estaban deteniendo en situación de calle. De hecho me subo a la vereda, tal como ordenaron los policías que estaban por la zona, y cuando me doy vuelta, sobre Callao, a media cuadra del Molino, escucho que dicen ‘ahora, ahora’, y me agarran por la espalda”. 

Desde entonces no recuperó su DNI. En el penal le dijeron que estaba en la comisaría 28 y en la comisaría 28 le dijeron que estaba en el penal. “En la 28 protesté y, a los 10 minutos, vino alguien que me dio mi tarjeta de débito y mi SUBE, que estaba todo junto en la billetera junto con el documento. Ya no sé qué pensar”, dice, y es tan sólo una de las historias cuyas vidas cambiaron para siempre hace un mes, tras 33 detenciones al voleo.

Cuatro de ellas todavía siguen detenidas. 

Detenciones injustificadas, golpes, humillaciones y persecución: la grave denuncia de las personas detenidas en la cacería de la Ley Bases
El flyer de convocatoria para el festival del viernes.

La barbaridad jurídica

La última persona liberada fue Facundo Gómez, el vendedor de cafés de Plaza Serrano (Palermo), a quien detuvieron mientras estaba hablando con su mamá. La noticia se conoció el jueves pasado, minutos antes de que comenzara la ronda de las Madres de Plaza de Mayo, que fue masiva. Al mismo tiempo las partes se notificaron de los rechazos de las otras cuatro excarcelaciones. La decisión la tomó la Cámara de Apelaciones con los votos en contra de Martín Irurzun y Eduardo Farah. “Los votos tienen nulo fundamento técnico-jurídico”, dice a lavaca Daniel Vázquez, abogado de Daniela. “El fallo dice, en líneas generales, que tanto ella como los que quedan presos podrían entorpecer la investigación estando libres. Planteamos que es una barbaridad. Los detenidos están en un penal, la totalidad de la prueba instrumental y documental son de cámaras del Gobierno de la Ciudad y medios masivos. No hay ningún elemento de prueba que pueda ser entorpecido por los detenidos”. El único juez que votó a favor fue Roberto José Boico.

Las partes tienen 10 días para apelar ante la Cámara de Casación Federal. “No hay elementos jurídicos para sostener esta barbaridad -sostiene Vázquez-. Es la expresión de un gobierno ultraderechista con prácticas violatorias de la Constitución y los tratados internacionales. Lo estamos afrontando en las calles y, jurídicamente, en los tribunales”. El abogado también defiende a Sofía Ottogali, la primera de las liberadas, otra de las apeladas por Stornelli. “La fiscalía no fundamentó absolutamente nada. No hubo ningún planteo nuevo, ni siquiera un adorno”. Todos los abogados ya presentaron los memoriales por sus represantados y representadas, que fueron elevados a la Cámara. “Podría y tendría que resolver hoy, pero tiene la potestad de tomarse cinco días”, dice Claudia Leaños, abogada de Sasha Lyardet, la joven estudiante de la UNSAM, otra de las apeladas. 

Estos atropellos fueron presentados por familiares y exdetenidxs en el Serpaj, acompañados por organismos, legisladores y diputados de la izquierda y del peronismo. Otra de las que habló fue Emilia, pareja de Daniela y compañera en el MTR-Votemos Luchar (Movimiento Teresa Rodríguez): “Tuvimos la posibilidad de verla, y a pesar del contexto de mierda, la compañera está fuerte, entera, pero lo que principalmente la sostiene es que está organizada. Luchar no es un delito y estar organizados, tampoco”. 

A Daniela la acusan de quemar bicicletas del gobierno de la Ciudad, aunque Emilia explicó a lavaca que esta acusación es falsa y dio su versión de los hechos. David Sica está en situación de calle, y lo acusan de pegarle a una policía, cargos que él negó. Roberto de la Cruz Gómez es empleado de una panadería, lo acusan de tirar piedras, delito que también negó. El último es Cristian Valiente, trabajador de una verdulería, a quien denunciaron por tener una granada de mano, pero en realidad era un aerosol químico de los que usan las fuerzas para gasear manifestantes. Su hermano Jonathan dijo a lavaca: “Lo acusan de terrorista pero carrea cajones de frutas y verduras 12 horas al día. Es una locura”.

Las familias convocaron a una concentración con festival este viernes 12 de julio, a cumplirse un mes de las detenciones, en Plaza de Mayo. La cita es a las 15 horas y se extenderá hasta las 19.30. Habrá música en vivo con Sudor Marika, Paula Maffia, El príncipe idiota, La piba berreta, Saga.hfk, Flopa Lestani, Julio y Agosto (banda de Santiago Adano, uno de los exdetenidos) y La perra que los parió.

Compartimos el comunicado redactado por exdetenidxs y familiares, leído este miércoles en el Serpaj. 

Somos un grupo de liberadxs de los 33 detenidxs el 12 de junio en la movilización en contra de la votación de la Ley Bases.

Nos detuvieron ilegalmente, mediante acusaciones falsas y violencia brutal de la policía, con patadas, palazos y balas de goma en algunos casos. Nos llevaron a distintas comisarías y alcaldías sin decir en ningún momento cuál era la causa de detención, sin poder hablar con un abogado/a, sin poder usar los celulares, sin ver a ningún familiar, mucho menos a un médico. Desoyendo pedidos de Habeas Corpus, vulnerando nuestros derechos más básicos.

Las mujeres estuvieron/estuvimos 15 horas en una camioneta y pasaron/pasamos la noche ahí esposadas, para luego pasar el segundo día en el pasillo de una comisaría sin agua y donde la policía no les/nos dio ni un plato de comida. Cuando la causa pasó a fuero federal, las/nos trasladaron a la Unidad 29 en el edificio de Comodoro Py, las/nos desnudaron una por una en una celda a puertas abiertas donde había tránsito de gente, en lo que fue una situación de humillación más para ellas/nosotras. Las que no fueron/fuimos excarceladas el viernes 14, terminamos en el Complejo Penitenciario de Mujeres de Ezeiza.

Los varones fuimos/fueron a tres cárceles de máxima seguridad: Devoto, Ezeiza y Marcos Paz. Algunos fueron puestos contra una pared y les tiraron gas pimienta en la cara. Convivimos con ratas, cables de electricidad sueltos en habitaciones inundadas habiendo riesgo de quedar electrocutados.

Cabe destacar que en todo momento, tanto en las comisarias como en los penales, se nos preguntaba insistentemente si formábamos parte de alguna agrupación política, que habíamos hecho o si tirábamos piedras, lo que constituye interrogatorios extrajudiciales que las fuerzas de seguridad tienen prohibido por ley hacer.

Queremos remarcar la situación de ilegalidad de todas las detenciones y el contexto de violencia institucional por el que pasamos porque creemos que tiene que ver directamente con una estrategia política de este gobierno, que no somos lxs primerxs ni vamos a ser lxs últimos, pero nos preocupa ver como la criminalizacion de la protesta está en escalada. Y al mismo tiempo que aumenta la represión, nos entristece ver como vacían los espacios de memoria y de DDHH tan necesarios para nuestra historia y el fortalecimiento de la democracia.

2)

Desde que nos detuvieron sufrimos incontables delitos llevados a cabo por las fuerzas policiales y el personal del Servicio Penitenciario Federal pero ello no es nada comparado con el sentimiento indefensión que genera las irregularidades procesales de la causa por que:

No son peores las lesiones y amenazas, que los procesamientos que aún sufren David Sica, Cristian Valiente, Daniela Arredondo y Roberto De la Cruz Gomez, que siguen detenides después de casi un mes, y Facundo Gómez, excarcelado el pasado jueves.

No es peor ver las actas de detención ser llenadas horas después de las mismas y firmadas por el propio personal policial en lugar de ser firmadas por testigos, que las apelaciones de Fiscalía de las faltas de mérito de 7 personas de las que no hay ni una sola prueba.

No son peores los apremios ilegales, que la confirmación por parte de la sala del rechazo de las excarcelaciones de nuestros 4 compañeres. Todo este despliegue ilegal y antijurídico tiene un solo fin: amedrentarnos, hacernos creer que pueden hacer con nosotrxs lo que quieren.

Hoy en día toda esta estigmatización por parte del poder, desde que nos llamen terroristas que queríamos hacer un golpe de Estado hasta la privación de la libertad que aún continua en 4 casos, nos ha dejado secuelas. Muchxs de nosotrxs sufrimos persecución policial, política, laboral y mediática. Nos han amenazado y hostigado por redes sociales. Nos ha parado la policía para verdugearnos y hacernos requisa solo por mostrar el dni. Muchxs estamos con estrés post traumático que nos impide hacer nuestra vida normal, por lo que les pedimos que nos sigan acompañando hasta que se cierre este armado judicial.

Creemos que somos un ejemplo para mostrarle al pueblo que seas quien seas, hagas lo que hagas, si vas a protestar contra las políticas de hambre de este gobierno, sos un terrorista que puede terminar en un penal de máxima seguridad sin siquiera estar procesado. Tenemos claro que no fue contra nosotres, sino contra todes los que quieren seguir viviendo en libertad y democracia.

3)

Por último, queremos agradecer la solidaridad de las redes humanas tejidas por distintas personas y organizaciones de todo el arco político, que se nuclearon en la Coordinadora por la libertad de los presxs de la Ley Bases. Aprovechamos para que se amplíe la convocatoria y se sumen más organizaciones porque entendemos, ahora más que nunca, que la unión hace la fuerza.

Vamos a seguir con solidaridad, amor, lucha y trabajo, mucho trabajo, teniendo el objetivo principal de la Liberación de Cristián, David, Roberto y Daniela y el sobreseimiento de lxs 33 imputadxs.

Como dijo nuestro compañero Facundo: nuestras convicciones están intactas y seguimos defendiendo el derecho a la protesta y luchando por nuestro lugar en las calles.

Para ello, queremos invitarlos el próximo viernes 12 de julio, a un mes de las detenciones, a concentrarnos en Plaza de Mayo a partir de las 15 y compartir el Festival Solidario #Faltan 4, organizado por la Coordinadora por la libertad de los presxs de la Ley Bases.

¡Libertad a todos lxs presxs politicxs!

¡Cierre de todas las causas !

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420 trabajadoras y trabajadores (de 700 al inicio del conflicto; alrededor de 300 tomaron retiros voluntarios) volverán a trabajar en una agencia dividida: el gobierno reconvirtió a Télam Sociedad del Estado en APE S.A.U., específicamente para el tema de la pauta oficial; y creó RTA Noticias bajo el paraguas de Radio y Televisión Argentina. “Claro que no es la empresa que queríamos, que no estamos de acuerdo con la división, pero volvemos a trabajar y eso se logró por la lucha colectiva y organizada”, dice a lavaca una de las delegadas del sindicato SiPreBA, que repasa la situación. El desgaste, las presiones, las y los compañeros que no están; la histórica agencia, que tampoco. Lo que se logró con la lucha: reconocimiento de antigüedad, del estatuto del periodista profesional, de los convenios colectivos y de la representación sindical. Y volver a trabajar. Lo que falta, y lo que empieza a partir de hoy.

Por Francisco Pandolfi

“Si se calla el periodismo, también se calla la vida”.

Esa inscripción pintada en un corazón de madera estuvo colgada durante cuatro meses en una de las carpas montadas en la puerta de la Agencia de Noticias Télam. Un medio público fundado el 14 de abril de 1945, que en sus 79 años intentó ser cerrado, privatizado y vaciado por gobiernos variopintos: peronistas, radicales, macristas y militares. Una agencia que se encargaba de dos actividades: por un lado la pata publicitaria, que distribuía la pauta oficial; por el otro la pata informativa, a través de una agencia de noticias federal con un alcance de punta a punta del país.

En la apertura de sesiones legislativas, el viernes 1º de marzo pasado, el presidente Javier Milei anunció por cadena nacional la promesa de “cerrar la agencia Télam”. Y cumplió, en un pestañear: el lunes 4, las dos sedes porteñas amanecieron valladas. Los trabajadores desde entonces no pudieron entrar a sus edificios y fueron “dispensados” de cumplir tareas.

Télam: tras 130 días de acampe y lucha, los trabajadores vuelven a la agencia
La postal del conflicto: la sede de Bolívar, vallada por la Policía. Al lado, los trabajadores montaron uno de los acampes. Foto: somostelam

Un paso importantísimo

La resistencia estuvo a la altura de los acontecimientos: ese mismo día, las y los trabajadores junto al Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA), instalaron dos carpas en las puertas de los edificios de las calles Bolívar 531 y avenida Belgrano 347. La lucha colectiva se mantuvo, indeclinable. E instó a que cuatro meses después, el 1 de julio, el gobierno decretara la reconversión de Télam en APE S.A.U. (la Agencia de Publicidad Estatal Sociedad Anónima Unipersonal), que se encargará del eje publicitario. Las funciones periodísticas continuarán dentro de Radio y Televisión Argentina (RTA), en una agencia de noticias pública. Anteayer se sacaron las vallas y se levantó el acampe. El corazón de madera fue descolgado, cuidadosamente. 

Hoy, 130 días después, los trabajadores de Télam vuelven a trabajar.

Un empleado de la agencia desde hace más de 15 años cuenta que el lunes, ni bien quitaron el vallado, entró al baño del edificio de Bolívar y se le “explotaron los ojos de tanto llorar”. Dice que prefiere no dar su nombre hasta firmar el nuevo contrato. 

Andrea Delfino es una de las delegadas de Télam e integrante del SiPreBA. Le cuenta a lavaca que hace 34 años trabaja en la agencia, que es periodista en la sección economía. Ella fue una de las que anteayer ya firmó el nuevo contrato que la une a RTA Noticias. Detalla la situación: “Con la vigencia del DNU 70/2023, el gobierno reconvirtió a Télam Sociedad del Estado en APE S.A.U., que va a funcionar en el edificio de la calle Bolívar específicamente para el tema de la pauta oficial. Allí irán un centenar de compañeros, que ya trabajan en ese rubro. Cambia el nombre de la empresa, pero las condiciones laborales no se modifican”. 

Sobre el eje informativo, explica: “Todos los demás, o sea periodistas, camarógrafos, reporteros gráficos, infografistas, empleados de administración, recursos humanos, comercialización, pasamos a formar parte de RTA Noticias, una nueva unidad de negocio que funcionará bajo el paraguas de Radio y Televisión Argentina, igual que Radio Nacional y la Televisión Pública. Nosotros trabajaremos en el edificio de Belgrano”. Al margen de los datos, abre el corazón: “Estamos dando un paso muy importante al volver a trabajar. Muy importante –remarca Andrea, con la u del “muy” extendiéndose en el aire por un par de segundos–. Claro que no es la empresa que queríamos, que no estamos de acuerdo con la división, pero volvemos a trabajar y eso se logró por la lucha colectiva y organizada”. 

Radiografía de un vaciamiento

Como la relación de dependencia es con una nueva empresa, el lunes pasado se inició la firma de contratos, que continuará hoy y los próximos días. “Las condiciones son las mismas que teníamos hasta el 3 de marzo: se nos reconoce la antigüedad, el estatuto del periodista profesional, los convenios colectivos y la representación sindical de la Comisión Interna del SiPreBA para quienes somos delegados”.

Sin embargo, cambiaron muchos otros aspectos. Dice Andrea: “Dieron de baja el portal, la cablera y nos achicaron un montón en lo periodístico. En total éramos más de 700 trabajadores y quedamos 420 entre las dos empresas. O sea, hay 300 personas menos. Por lo tanto, habrá que hacer todo un reordenamiento de secciones, porque hay algunas que quedaron desmanteladas”.

Sergio Arboleya hace 30 años que trabaja en Télam, donde empezó como colaborador. Hace 15 que es editor de la sección Espectáculos. “Vengo usando la idea del milagro, porque en este contexto de ajuste salvaje, de recorte, de persecución en todo lo estatal, es una alegría haber sostenido el trabajo y en breve ya arrancaremos a producir noticias para la cablera de RTA. El aspecto milagroso se dio a partir de la resistencia, con tantos días de acampe, con una organización que realmente funcionó muy bien, con un manejo del SiPreBA que ha sido eficaz para lograr lo que parecía imposible: conservar los puestos de trabajo de aquellos que finalmente decidimos quedarnos”.

Respira profundo: “Esto resulta muy impresionante, pero no disimula la pérdida de un montón de colegas de enorme valor que se fueron un poco asustados por la política expulsiva de los retiros y que dejan un hueco enorme en la estructura periodística. Y también entender que la marca Télam, con esa simbología, con esa carga, ya no existe más. Hablábamos el otro día con un compañero sobre si podremos recuperar un poco el sentido de la agencia, en este nuevo lugar. Aún con las críticas que podía tener a sus gestiones y a nuestra propia falencia para plantarnos como colectivo de trabajadores a hacer realmente la agencia federal, plural, sabíamos que Télam funcionaba en una dimensión, con sus abonados en todo el país, con su red de corresponsalías que ahora han quedado prácticamente todas afuera”.

La gente que se fue lo hizo mediante retiros voluntarios que, semana tras semana, el gobierno nacional renovaba por decisión del ahora ex interventor de los medios públicos Diego Chaher (la semana pasada tomó su lugar el ingeniero aeronáutico y espacial Eduardo González). La delegada Delfino retoma: “Este conflicto tuvo mucho de psicológico, porque no hay nada peor que tener a la gente sin tareas; fue destructivo. Nos jugaron en contra muchas presiones, tanto externas como internas. En cuanto a las externas, la empresa extendió cada semana el programa de retiro voluntario, a la par que algunos medios publicaban notas que buscaban generar miedo: si no agarrabas el retiro, parecía que se venía el apocalipsis”.

Trabajar para volver a trabajar

Las presiones también las hubo internas y “bien intencionadas”. Describe un aspecto neurálgico de la resistencia: “Los fines de semana eran momentos clave y por eso los lunes o martes hacíamos las asambleas. En el fin de semana es común encontrarse con los seres queridos, que con la mejor intención te decían ‘pero te parece seguir yendo’; ‘hace frío y llueve’; ‘¿por qué estás haciendo una cobertura si en realidad estás dispensado de trabajar?’. Esa presión bien intencionada fue la más difícil de vencer y superar. Con el paso del tiempo, notamos que si nos hubiésemos quedado dispensados y tranquilos en nuestras casas viendo Netflix, esta resolución no hubiese pasado. Me parece importante resaltarlo, porque en una época en que se habla tanto del individualismo y que te hacen creer que solo te salvás por tu mérito, el resultado de esta lucha colectiva muestra lo contrario”.

Desde el 4 de marzo hasta la reconversión de Télam, cada semana se renovaba la dispensa a cada uno de las y los trabajadores. “El presidente que dice que en el Estado somos todos ñoquis, nos está haciendo ñoquis, porque nos está pagando sin trabajar”, solían repetir desde los acampes, como una manera de desarticular el relato oficial. Con la agencia fuera de funcionamiento, decidieron lanzar el sitio web somostelam.com.ar e informar desde ahí. Al frente del portal estuvo Andrea Delfino: “Decidimos arrancarlo con el fin de que la sociedad sepa que nosotros estábamos trabajando para volver a trabajar. Nos enfocamos mucho en cubrir los despidos en el sector público y en el privado. Era difícil mantener esperanza, pese a que en Télam finalmente no hubo despidos. Hubo días muy difíciles y las asambleas parecían terapias de grupo. Las reuniones nos contuvieron y nos organizaron; las conducciones de SiPreBA y de FATPren (Federación Argentina de Trabajadores de Prensa) siempre estuvieron poniendo el cuerpo, al igual que delegados de otros medios de comunicación. Cuando hablo de los lazos de la base, me refiero a los lazos sociales que se fortalecen en estas instancias, al contrario de lo que esperan quienes generan estas acciones para desorganizar a los trabajadores”.

¿Qué no pudo lograr el gobierno?

Andrea: Callarnos, cerrarnos. Nos silenciaron durante cuatro meses y hoy estamos volviendo a laburar. Si logramos un resultado positivo dentro de este contexto es porque fuimos muy tozudos. Y porque tuvimos bien claro lo que queríamos, que se resume en algo hermoso que dijo un compañero en una asamblea: “Yo no quiero ser el último que apague la luz; quiero ser el primero que prenda la computadora cuando volvamos”. Ese es el espíritu del colectivo Télam.

Hoy, algunas luces se volvieron a encender.

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Nota

Terrorismo de Estado: siguen detenidas 5 personas tras la represión de la Ley Bases

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“Lo acusan de terrorista pero carrea cajones de frutas y verduras 12 horas al día. Es una locura”, dice el hermano de Cristian Valiente. Familias de personas que continúan presas realizaron ayer un encuentro para organizarse y desarmar las mentiras con las que se sostienen sus acusaciones. El caso de Cristian y el de de Facundo Gómez, que hablaba con su mamá cuando lo detuvieron: la justicia no tiene filmado sus supuestos “disturbios”, pero lo encarceló igual. Las causas armadas sobre los más vulnerables, mientras nunca se detuvo a quienes causaron los destrozos, por ejemplo, del auto de Cadena 3. Además, el fiscal Stornelli insiste con meter presas a siete personas que ya fueron liberadas por la jueza Servini por falta de pruebas. El terror que continúa, los ataques de pánico, las condiciones de detención: se puede colaborar económicamente con las personas detenidas (el alias: LIBRESYA) y existen 5 puntos de acopio de mercadería detallados en esta nota. Qué necesitan: abrigo, frazadas, comida. Las familias llaman al 10 de julio a una nueva conferencia y al 12 a una concentración en Plaza de Mayo.

Por Lucas Pedulla

Terrorismo de Estado: siguen detenidas 5 personas tras la represión de la Ley Bases

Jonathan dice que está un poco nervioso porque nunca habló en público, y ahora hay un aula llena de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, en el barrio porteño de Constitución, dispuesto a escucharlo. Tiene 34 años y es el hermano de Cristian Valiente, una de las cinco personas -junto a Daniela Calarco Arredondo, David Sica, Facundo Gómez y Roberto María De la Cruz Gómez– que sigue detenida en Ezeiza tras la cacería del Gobierno durante el tratamiento de la Ley Bases en el Senado, hace ya tres semanas.

Todavía no pudo ver a su hermano porque no tenía su documento; espera hacerlo el próximo fin de semana.

Vino con su compañera, su hija y un perrito desde Moreno, oeste profundo del conurbano, a pedir por favor que lo liberen: “No tiene justificación. La gran mayoría están detenidos solamente por protestar. Y mi hermano, mientras estuvo detenido, le hicieron un desalojo en la casa: cuando salga ahora no tiene dónde estar”.

El lugar de donde desalojaron a Cristian era una pieza de un hotel céntrico. Allí había trabajado tres años como portero: “Uno con todos los derechos y dos, en negro”, cuenta el hermano. Denunció la situación y fue a juicio, que determinó que debía vivir allí hasta que le pagaran lo que debían. Casualmente, un derecho que la Ley Bases barrió en su capítulo de reforma laboral.

A Cristian -41 años, dos hijos- lo acusan por provocar “disturbios”, “arrojando piedras y otros objetos contundentes” contra la policía, pero sobre todo por haberle “secuestrado entre sus pertenencias” una granada de mano. En su indagatoria, él aclaró que no se trataba de una granada sino de un aerosol químico de los que usan las fuerzas de seguridad para gasear en las manifestaciones; y que lo encontró en las propias inmediaciones del Congreso, y se lo guardó para mostrarlo a un canal de televisión porque había vencido en 2022. “Decían que lo vendía en el mercado negro -dice Jonathan a lavaca, y no lo puede creer-. Lo acusan de terrorista pero carrea cajones de frutas y verduras 12 horas al día. Es una locura”.

https://twitter.com/Lavacatuitera/status/1808269566549622911

Este encuentro, motorizado por la Comisión de Solidaridad de la coordinadora por la liberación de lxs detenidxs y el cierre de todas las causas, fue el ámbito para que Jonathan pueda, por primera vez, dimensionar esa locura.

También pudo hacerlo Elena, la mamá de Facundo Gómez, 31 años, cuyo trabajo era ir con su carrito por Plaza Serrano, en Palermo, vendiendo cafés: “Lo detuvieron mientras hablaba por teléfono conmigo -dice mientras muestra un cartel con el rostro de su hijo, sonriente-. La causa debería caerse porque lo ponen arriba de una valla, diciendo que arengaba y tiraba piedras, pero la comunicación con mi hijo se detiene en el momento en que lo están deteniendo. Intenté llamarlo, hasta que me atendió una persona que supongo que era un policía, y me dice que le estaban haciendo averiguación de antecedentes. Le pregunto por qué, y me dice porque estaba en un lugar que no debía estar. Mi hijo grita bien fuerte: ‘¡Yo no estaba ahí!’”.

https://twitter.com/Lavacatuitera/status/1808262187380588878

Elena remarca que no hay registro fotográfico ni fílmico de Facundo, y su otra hija, Micaela, dice a lavaca que al fotógrafo que registraba su detención le rompieron la cámara: “Lo presentamos como testigo. Dijo que le pidió a Facundo que gritara su nombre, y cuando iba a hablar le pegaron una piña en el estómago”.

Elena dice que su hijo no aparece en los videos: “Ellos (la justicia) dicen que han mirado 100 horas, pero Facundo no aparece”. Y agradece la convocatoria: “Es una causa totalmente ilegal y armada para amedrentar y que no salgamos a protestar para que aceptemos todo lo que ellos quieren. Quiero la libertad de los cinco”.

El aula, llena, la abraza con un aplauso.

Crueldad sin paz

Una mesa afuera del aula junta donaciones (galletitas, paquetes de yerba, azúcar, latas de arvejas, jugos en polvo, lavandina, shampoo, toallitas) mientras otras personas de la coordinadora pasan con una caja de cartón para juntar dinero. Adentro, sobre la pared, una gigantografía de Rodolfo Walsh recuerda su Carta abierta de un escritor a la junta militar.

En bancos de madera, mientras tanto, se van sentando, entre otras personas, exdetenidos como Gonzalo Duro, Fernando Leone, Sofía Ottogali y Santiago Adano -liberadxs en las primeras 17 excarcelaciones, el viernes 14 de junio-, o Juan Spinetto y Camila Juárez Oliva, liberadxs en una segunda tanda de 11 faltas de mérito dictadas por la jueza María Servini, el martes 18.

Es que, además de las causas abiertas y la solidaridad por las cinco personas que aún siguen presas, la alerta continúa, porque el fiscal federal Carlos Stornelli apeló y pidió nuevamente la prisión preventiva sobre siete personas: Ottogali, Spinetto, Juárez Oliva, Sasha Lyardet, Nicolás Mayorga, Gabriel Famulari y Brian Ortiz.

“Nos siguen criminalizando cuando la jueza ya dictó la falta de mérito”, dice Camila a lavaca. La falta de mérito se dicta cuando se considera que no hay elementos suficientes para acreditar el hecho que se imputa. La propia Servini habló de la “orfandad probatoria” en las acusaciones de Stornelli. Camila, junto a Sasha y Nicolás, es una de lxs tres estudiantes de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) detenidxs: “Es una crueldad, porque todos los días me acuesto y miro la ventana porque no sé si un policía va a venir a decirme ‘agarrá tus cosas’, y ya en mi cabeza pienso que no tengo que agarrar ropa oscura para entrar al penal. Así está funcionando mi cabeza. Hasta que la Cámara no se expida, no estoy en paz”.

La sala II de la Cámara de Apelaciones, conformada por Roberto Boico, Eduardo Farah y Martín Irurzun, tiene ahora la palabra.

El docente Spinetto, otro de los “apelados” por Stornelli, dice lavaca: “Es ridículo, porque no aporta nada nuevo para apelar e insiste sobre algo que jurídicamente está zanjado. Básicamente lo que está haciendo Stornelli es continuar con la maquinaria de armado de causa. No tiene ningún sostén jurídico”.

Donaciones, acopio y concentración

La Comisión de Solidaridad abre el encuentro. Sus integrantes recuerdan que hay un alias (LIBRESYA) para contribuir a un fondo solidario común con montos de $500, $1000 o $2000. También subrayan que lxs detenidxs necesitan ropa de abrigo clara (no gris, sin capucha), frazadas de una plaza, y elementos de almacén. Los puntos de acopio:

  • ATE / INCAA: Lima 319, 1er piso, oficina 101.
  • SUTEBA Tigre: Santa Fe 11028, General Pacheco.
  • Mutual Sentimiento: Av. Lacroze 4181.
  • ATE Sur – Lomas de Zamora: Boedo 120.
  • ATE Alte Brown – Pte Perón: Somellera 481.

Luego habla Gonzalo Duro, trabajador judicial, uno de los exdetenidos: “En ese pabellón éramos 15 personas desconocidas y ahora somos amigas. Es una realidad y habla de la transversalidad del problema”. A continuación, Camila recuerda a Daniela Calarco Arredondo: “Le estamos tratando de juntar plata porque tiene que pagar el alquiler. También para pagarles el transporte a sus padres, que viven en Mar del Plata”. Grisel, hermana de Sasha, suma la preocupación por las apelaciones de Stornelli, y pide asistencia psicológica porque muchxs continúan con ataques de pánico. Valora la importancia de estos encuentros y pide, también, monitorear las trabas que les están poniendo los penales a las visitas familiares, para que el Sistema Penitenciario no siga “vulnerando derechos”.

Luego, y por un largo rato, pasan voces de diversos partidos y agrupaciones que hacen caracterizaciones del Gobierno. Algunos traen reclamos urgentes, como los trabajadores despedidos del Hospital Posadas o de la fábrica de neumáticos FATE, pero otros gritan pedidos de paro a la CGT. El músico Santiago Adano, otro de los exdetenidos, agradece con sensibilidad la solidaridad y el acompañamiento, pero sugiere avanzar en lo operativo del encuentro. Algunos no parecen escucharlo, y siguen. Otros sí, y piden acompañar, por ejemplo, la ronda de las Madres de este jueves en Plaza de Mayo para continuar la visibilidad por los detenidos. La propuesta es aceptada.

Las familias y exdetenidos, a su vez, proponen una nueva conferencia de prensa en el Servicio Paz y Justicia (Serpaj) para informar sobre la situación de las detenciones y las causas. En asamblea votan realizarla el miércoles 10. También votan, para el viernes 12, a un mes de la protesta, realizar una nueva concentración en Plaza de Mayo, con posibilidad de festival, buscando la convocatoria del amplio abanico político que movilizó la última vez, el día de las últimas excarcelaciones. Silvia, la mamá de Camila, recuerda que la urgencia de esos días fue lo que juntó a sindicatos, organismos, referentes de la izquierda y del peronismo: “Vengo a reforzar la idea de unidad, como lo hice desde el día uno”.

Cerca de las diez de la noche, la asamblea concluye.

Los ejes que se refuerzan:

  • Libertad a las cinco personas que siguen detenidas.
  • Pedir el rechazo de la Cámara a las siete apelaciones de Stornelli.
  • Cierre de todas las causas.

Leé la nota de tapa de la nueva MU: Qué es la libertad.
Sasha y su hermana, dos caras de lo que se vivió adentro y afuera tras la cacería policial el día de la votación de la Ley Bases. Sus reflexiones sobre la estigmatización, la persecución, y la vida en ¿libertad? Las redes y la calle. El ego y lo colectivo. Hablan Ramona y Santiago, también detenidos sin pruebas, con torturas. La organización entre familias. Y el reclamo por los que todavía están adentro.

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LA NUEVA MU. No podrán

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