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Más clarito, imposible

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El personaje creado por los porteños Carlos Trillo y Eduardo Maicas y dibujado por el español Jordi Bernet desnuda el universo de prostitutas y prostituyentes sin pudor y sin piedad. ¿Cuál fue el personaje más conflictivo para los editores?

«Q uiero una historieta de puta madre”, exigió el dibujante Gin –por entonces editor del semanario español El Jueves– a su coterráneo y colega Jordi Bernet, y a los guionistas argentinos Carlos Trillo y Eduardo Maicas. Los artistas se tomaron el pedido al pie de la letra y a la vez, levantaron la apuesta. Así nació Clara de Noche, la saga de una prostituta de tinta y papel que lleva a su hijo a cuestas por la vida.
Desde 1992, Clara Fernández brilla en la noche. Siempre haciendo equilibrio sobre esos tacos aguja y exhibiendo una silueta que ni el mejor cirujano plástico podría igualar. Inspirada en las curvas de la mítica playmate Bettie Page, la protagonista sabe cómo hacer para aumentar la temperatura corporal de clientes y lectores. De manera explícita, en sus viñetas abundan erecciones, fellatios, orgías, cunnilingus, poluciones nocturnas y coitos en todas las posiciones habidas en el Kamasutra, siempre acompañados con largas y expresivas onomatopeyas. Hasta los tradicionales globos de historieta se deforman ante tanto deseo.
Sin embargo, el desenfado corporal de Clara apenas puede ocultar su cara inmensamente tierna y su dolor de madre soltera y sola. Más de una vez le cuesta sostener su autoestima en alto frente a las vecinas que cuchichean y a los hombres que la llenan de groserías.
“Clara de noche exhibe su semipornografía de blanco y negro –opinó alguna vez el historietista Miguel Rep– y nos cuenta de una puta hermosa recibiendo tipos y dinero, más tipos y más dinero, aguantando las atropelladas por dinero, metáfora perfecta de nuestras relaciones urbanas.”
Trillo, uno de sus autores, la define así: “Clara es una buena mina, pero con un laburo de mierda. No es feliz”. El encargado de dejarlo en claro es el personaje de su hijo Pablito. Por ejemplo, cuando pregunta:
–“Mami… ¿yo cuánto le costé a papá?”
El nene tiene una relación ambigua con la actividad que le dan sustento a su madre: a veces se muestra molesto, pero otras lo asume con naturalidad. Por momentos lo sufre y en otros, le saca provecho para beneficio propio. Por un lado es el inconfundible chico de historieta que reflexiona con la altura propia de un adulto, pero por el otro es el típico pibe de carne y hueso, esa especie de pequeño dictador que sabe manejar a su madre hasta llenarla de culpa.
Una vez, Clara llevó unos clientes a su casa y Pablito se despertó a fuerza de jadeos y se acercó en pijama, con su osito a cuestas:
–¿Este sí es papá, mamita? –preguntó.
–No, éste tampoco es. Vení… Dormí. Cuando sea él, te lo voy a decir –le contestó la protagonista entre lágrimas.
 
Pablito se tornó, por supuesto, el personaje más conflictivo para los editores italianos. “Aquí tenemos demasiado cerca a El Vaticano”, argumentó el editor de la revista de comics Skorpio cuando comenzó a eliminar de la saga las entregas en las que aparecía el chico, alegando que temía ser acusado de alentar la pedofilia y otros pecados. En Argentina, también hubo algún intento de frenar la publicación cuando una ofendida lectora cordobesa se presentó ante la justicia, pero el reclamo no tuvo acogida.
Clara es, sin lugar a dudas, un personaje universal: lleva quince años publicándose en Barcelona, en Roma y en Buenos Aires, donde aparece en la contratapa del suplemento No del diario Página/12. También se tradujo al inglés –bajo el título de Betty for our– al alemán y al griego. Hace poco también la editó –en forma de álbum– el sello francés Fluide Glamour.
El secreto de tanto éxito global tal vez tenga que ver con que su realización resume, de alguna manera, una insólita multiculturalidad: los guionistas escriben en un café de Buenos Aires –”allí hay muchos personajes inspiradores”, resalta Maicas, uno de los guionistas–, pero se ilustra en Barcelona. Durante muchos años, incluso, Maicas y Bernet ni siquiera se conocían. El trabajo en equipo, pero a distancia, aportó más de una anécdota risueña, como cuando los guionistas redactaron que Clara iba con una pequeña pollera y Bernet no lograba entender qué tenía que dibujar: asociaba el término con polla, la forma coloquial española de llamar al órgano sexual masculino y entonces se imaginaba algún tipo de juguete erótico novedoso, que desconocía. Su desilusión fue total cuando descubrió que se trataba de una simple falda.
 
«Cuando hacía El Loco Chávez –confiesa Trillo– nos acusaban de machistas. Pensé que con Clara nos iban a matar”. Sin embargo, ocurrió todo lo contrario. El personaje se ha encumbrado para muchas fans, sobre todo europeas, como una mujer tan liberal como independiente y atractiva. El personaje se convirtió en bandera para un congreso feminista en Italia y en emblema de las mujeres en estado de prostitución de España. Apareció, incluso, en los estandartes que se llevaron en una de las más multitudinarias marchas que se haya organizado contra la guerra de Irak. La portaba un grupo de mujeres en estado de prostitución junto a la leyenda “No somos las madres de Aznar”, en referencia al entonces jefe de gobierno español, que se había asociado a George Bush para invadir Bagdag. Aunque, por supuesto, ha sido asimilada por el mercado sexual: en Madrid, además, es habitual encontrarla en los avisos clasificados junto a textos del tipo: “Sandra, la fogosa”. Y en Italia ya fabricaron su propia muñeca.
Otro secreto de su lectura multinacional tal vez sea que la historia no está ambientada en ningún tiempo y espacio preciso, más allá de alguna pequeña aparición de El Corte Inglés en los cuadritos. “Es la típica puta del farol de la esquina y tiene con qué”, describe Trillo. Clara no tiene patrón y no trabaja en saunas. Es autónoma. Y eso le facilita un poco las cosas, pero también le trae algunos problemas. Una vez, visitó a un contador para que le pusiera al día sus cuestiones impositivas. El profesional le pidió su libreta sanitaria, la certificación de ingresos y el registro de conducir para poder hacer su labor en regla dentro de los autos, y también facturas y cuit.
–Clarita, esto es lo último que te faltaba –le comenta el atildado profesional con un gesto de resignación.
–¿Q-q-q-que? – responde, temerosa.
–Que te rompa el culo el Estado.
–Ay, eso sí que debe doler –remata ella.
 
El personaje permite que desfilen por la historieta toda la variedad de especímenes masculinos: solteros, casados, adolescentes, mafiosos, pervertidos, pusilánimes, altaneros y hasta curas tentados por el pecado en plena confesión. No faltan el adolescente debutante, el eyaculador precoz ni el fornido marinero que la mayoría de las veces queda ridiculizado. Todos los arquetipos del prostituyente están allí. Su cuerpo tal vez sea una de las pocas cosas –junto al fútbol–, que son atravesadas por todas las clases sociales.
Clara de noche no pretende ser una historieta testimonial, pero con mucho humor deja traslucir la vida de una mujer que para mantener a su hijo vende su cuerpo al contado. El temor al sida, por ejemplo, aparece en más de una oportunidad y la protagonista siempre tiene sexo con preservativos. Las viñetas también se impregnan con otros personajes que desnudan la discriminación de una sociedad impiadosa, como cuando Virtudes Pérez, la entrañable amiga de Clara, se convierte en la comidilla del barrio porque tiene un hijo negro, después de haberse relacionado con un africano.
Los autores se preocupan por dejar registro de que hay otros tipos de prostituciones, tal vez más invisibles pero no menos humillantes, como en aquella historia donde aparece una secretaria ejecutiva sometiéndose a su jefe para poder conservar su puesto: “Por lo menos Clara sabe exactamente cuánto cobra por su trabajo”, dice resignada la blonda asistente.
Como contraparte, los valores de la amistad y la solidaridad también tiñen las viñetas: las prostitutas de papel, por citar un ejemplo, organizan desfiles a beneficio de sus antecesoras, que en sillas de ruedas, ya no pueden ejercer. O acompañan a sus colegas a la hora de parir, ante la ausencia de padres, tutores o encargados.
El trazo excitante de Bernet transmite algo de la esencia de Betty Boope, aquel personaje de largas pestañas y curvas sensuales que crearon Grim Natwick y los hermanos Fleisher. Pablito, incluso, tiene colgada su imagen en su cuarto. Pero Clara también es heredera de Male Call, la historieta de Milton Caniff que nació por encargo para sostener la moral de los combatientes de la Segunda Guerra Mundial. Es cierto que Clara derrocha cierto erotismo de marketing explícito en sus viñetas, pero también deja espacio para derribar algunos mitos: es capaz de excitar clientes –teléfono inalámbrico mediante– mientras limpia los pisos de su casa y pasa el plumero por los muebles.
También de diálogos como éstos:
–Estos billetes son falsos– le protestó una vez a un prostituyente.
–Como tus orgasmos, nena.

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

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También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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