CABA
La mala educación
Abraham Gak. Su gestión al frente del colegio Carlos Pellegrini es tan inolvidable como su salida, resistida durante 29 días por padres y alumnos. Desde esa experiencia concreta, reflexiona sobre el significado de educar adolescentes hoy. Y se pregunta, como ellos, para qué sirve la secundaria, cómo se construye la autoridad y cuáles son los pasos necesarios para reinventarlas. Él tiene ya algunas respuestas pero, como siempre, pensadas para hacer pensar. Con ustedes, Gak, el profesor que provoca a la reflexión.Mientras deambula por los pasillos de la Facultad de Ciencias Económicas, el profesor honorario Abraham Gak lleva su mano al costado de la boca para enunciar un secreto: “Acá se forman 50.000 yuppies”, susurra y se ríe socarronamente. El hombre camina hacia el primer piso del edificio, donde se encuentra su pequeña y modesta oficina que contrasta con un pomposo nombre: “Área de Proyectos Estratégicos”. En ella trabaja como director del Plan Fénix, un programa económico elaborado por prestigiosos profesionales que desean un desarrollo más equitativo de Argentina. Gak se acovacha en ese lugar desde que tuvo que dejar su cargo de rector de la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini a principios de este año, tras protagonizar un incidente pocas veces visto: sus propios alumnos tomaron el establecimiento durante 29 días para intentar evitar que lo removiesen. En ese lapso no permitieron que ingresara el nuevo rector que –según denunciaron los estudiantes– pertenece a los sectores más conservadores de la academia.
A lo largo de su gestión, que duró 14 años, Gak logró transformar el perfil del prestigioso colegio. El Pelle –como lo llaman cariñosamente sus estudiantes– había dejado de destacarse por la enseñanza de asientos contables para comenzar a cosechar laureles por el importante acento social que teñía a las asignaturas escolares: los alumnos de primer y segundo año, por ejemplo, realizaban trabajos solidarios como parte de la currícula académica. Eran más de 1.000 adolescentes que año tras año, guiados por otros 120 chicos de los años superiores, colaboraban con sectores excluidos de la sociedad: pueblos originarios, ancianos, comedores populares, escuelas rurales, discapacitados, chicos en situación de calle, entre otros.
En su largo paso por ese colegio Gak se contagió con tanta virulencia de la vitalidad y de la rebeldía adolescentes, que hoy puede disimular muy bien sus 78 años. Allí también adquirió un conocimiento empírico sobre el sistema educativo que le da autoridad para hacer afirmaciones como esta:
“La crisis por la que atraviesa el secundario, cuya expresión más notoria es el retraso, la reiterada repitencia y el abandono de una enorme franja de jóvenes de la escolaridad, da cuenta del sostenimiento de la desigualdad, de la segmentación y del carácter elitista que lo caracterizó en sus comienzos. La realidad demostró que la escuela reproduce el orden social al generar la expulsión –en un sistema que no contempla las diferencias– de quienes se encuentran en situación de inferioridad, ratificando así la injusticia. Soy sumamente crítico con la escuela secundaria actual, que no tomó en cuenta los grandes cambios que se produjeron en el país y en el mundo.”
Causas y efectos
Gak sabe de qué está hablando:
Un reciente estudio efectuado por la Secretaría de Programación del Ministerio de Trabajo de la Nación revela que del total de jóvenes de entre 15 y 24 años, un 45% no estudia y un 11,7% (más de 700.000) ni trabaja ni estudia.
Datos publicados el mes pasado por la Dirección de Informática y Planeamiento de la provincia de Buenos Aires, el distrito más poblado del país, señalan que la deserción escolar aumentó un 130 por ciento desde el año 2.000: pasó de un 7 a un 16 por ciento. Además, se incrementó en un 9 por ciento la cantidad de estudiantes que deben repetir el año.
De acuerdo con datos que figuran en un informe de la Dirección General de Cultura y Educación bonaerense sobre “eficiencia interna”, en el periodo de 1999/2000 a 2005/2006 el fracaso en la promoción anual subió del 4 al 9 % en la matrícula de un millón de alumnos que cursaron los últimos años de la ya derogada egb y el Polimodal, que ahora pasaron a formar la Educación Secundaria.
Según el informe, el punto crítico estuvo en el 8° año de la egb (ahora 2° de Secundaria), donde se registró un pico del 15.9 % de repitencia.
En la Inspección General de Escuelas bonaerenses calculan que este año hay unos 350 mil adolescentes que abandonaron la escuela, y si se les suman quienes nunca se integraron al sistema, la cifra podría llegar al medio millón.
En la Capital Federal, el distrito con mejor performance del país, a pesar de la campaña Deserción Cero la cifra es de casi el 6% y afecta a 200 mil adolescentes.
“Con estos índices de repitencia y deserción –vaticina Gak– en diez años tendremos una población adulta que no estará preparada para vivir en el siglo 21. Es cierto que hoy la escuela ya no garantiza el ascenso social, pero sin la escuela la movilidad social es imposible”.
Para evitar tanta deserción, advierte Gak, la escuela debería brindar una atención personalizada a cada estudiante. “Si un chico falta tres días seguidos –sugiere– hay que acercarse y preguntar si está enfermo, si está preso, si lo mataron, si fue a trabajar o si no quiere seguir estudiando”. Además, señala, se necesitan políticas que vayan más allá de lo estrictamente escolar: “Es necesario generar mecanismos para que las familias se vean motivadas para que el adolescente no deje la escuela para ir a trabajar, sea en el ámbito laboral o el doméstico. Y esto supone que el Estado ofrezca un ingreso universal por chico”, propone.
Razones del fracaso
Los motivos del fracaso de la escuela secundaria, dice el profesor honorario, también hay que buscarlos en otras razones. El ex rector estira su diestra, como quien ofrece dar un apretón de manos, y lanza un desafío: acercarse a cualquier secundario y preguntarle a los alumnos para qué sirve la educación media. “Van a contestar que no sirve para nada. –apuesta–. Parecería que lo que se enseña está muy alejado de sus intereses. Que la escuela responda a sus expectativas es fundamental para que el chico se identifique y para eso hoy hace falta un docente diferente. El profesor ya no tiene que formar a los estudiantes a su propia imagen y semejanza, sino a imagen y semejanza de los propios chicos”.
Gak dice que el docente que hoy enseña a sus alumnos sin aprender de ellos, no sirve. “Y hay muchos que no sirven”. Amplía: “El chico no llega a la escuela con conocimiento cero. Tiene acceso a muchísima información a través de Internet, la televisión, la radio, la familia. Esto implica dar lugar a muchas discusiones, porque el docente ya no es el único que sabe dentro del aula”.
Alejado de la visión histórica de la escuela como instrumento de reproducción social, Gak considera que la misión de la escolarización de hoy es otra: “Tiene que potenciar uno de los elementos fundamentales que poseen los jóvenes: su capacidad de pensar que pueden transformar el mundo. Para eso el chico necesita saber pero también pensar con la mayor audacia posible. El docente que no entienda eso, no va a cumplir bien su tarea”.
¿Y cómo se transforma un docente? “No es fácil”, sentencia Gak, que opina que la mayoría de los institutos de formación “son un desastre”. El problema, dice, es que tanto gobiernos como sindicatos reducen sus negociaciones a la variante salarial. “Mejorar las condiciones de vida de los profesores es una condición necesaria para mejorar la educación, pero de ningún modo la única”, explica para poner sus palabras en contexto.
Qué es la autoridad?
El primer paso para cambiar la educación, sugiere Gak, consiste en preguntarse qué egresados se pretenden. Él tiene su respuesta: “El objetivo de la escuela media es ayudar a que el adolescente se forme como individuo, como ciudadano y que fortalezca la autoestima. Debe colaborar para que pueda desarrollar su personalidad y su futuro. También tiene que darle a conocer sus derechos, sus obligaciones y despertar el pensamiento crítico. Pero ya no tiene sentido, como en los orígenes, darles a los chicos formación técnica para la salida laboral o bachiller para el estudio superior. Si la escuela le permite descubrir la belleza del conocimiento, ese chico puede aprender cualquier cosa en cualquier momento. Sí tiene que ayudarlo a despertar su vocación para que aflore una vida feliz, para que trabaje en lo que le gusta y no persiga sólo un fin material”.
Apasionado por los jóvenes, Gak intenta una y otra vez calzarse zapatos adolescentes para poder entender qué pasa por sus cabezas. Mientas era rector no dudaba en fotografiarse en medio de las vueltas olímpicas –el ritual que los egresados realizan como ceremonia de despedida– o en debatir políticamente como un par con el presidente del Centro de Estudiantes. En ningún momento sintió que esas situaciones mellaran su autoridad: “Si el profesor prepara las clases, llega a horario, no falta, no utiliza las calificaciones para imponer disciplina y admite determinadas actitudes propias de los chicos –como el lenguaje– va a ser respetado.”
Se divierte cuando, para reafirmar su idea, enumera algunas de las decenas de veces que fue víctima de las travesuras de los chicos. En una oportunidad, recuerda, un alumno escribió en medio del pizarrón “Gak puto”. La osadía lo puso a prueba. El entonces rector llamó al estudiante a su despacho y, lejos de mostrarse ofendido, convirtió el episodio en una lección: “Nuestro trabajo en la escuela es educar contra la discriminación. Cuando vos escribiste eso tuviste una expresión peyorativa contra los que tienen una inclinación sexual diferente a la tuya, por eso tengo que sancionarte”, le dijo Gak que, lejos de la demagogia, lo suspendió un día.
Reinventar la escuela
Gak, un trasgresor asumido, señala que el comportamiento adolescente adquirió en los últimos años un importante grado de agresividad y violencia. “El pogo es un divertimento que de alguna forma es también una expresión de violencia”, ejemplifica, pero aclara: “No se trata de mal comportamiento, sino de nuevas costumbres que traen implícitos determinados mensajes. Cuando se tratan de ´boludo´ no se ofenden, son sus formas de comunicarse. Tenemos que elaborar qué significan esas actitudes. Losl adolescentes viven en un ámbito de mucho rechazo por parte de los adultos: los patovicas no los dejan entrar al boliche, la policía los persigue, los que caminan por la vereda los pisotean cuando están sentados en un umbral o también se los agrede cuando se difunde esa idea persistente de que no tienen nada en la cabeza”.
El ex rector advierte que la escuela ya no puede buscar la uniformidad, como antaño, sino que tiene respetar las necesidades e intereses de cada chico y de cada comunidad. Esa tarea, aclara, no debe ser patrimonio exclusivo de los docentes: “También deben participar psicólogos, sociólogos, politólogos y, sin ninguna duda, las familias. Algunos se enojan con esta realidad y dicen que la escuela no tiene que dar de comer. Sí: la escuela tiene que dar de comer. Los que no tienen que dar de comer son los maestros, no es esa su función. Este modelo que propongo no existe, no hay de dónde copiarlo, pero hay que hacer la experiencia, inventarlo”.
Aprendiendo de los pibes chorros
Un paso en esa dirección pareció dar a fines del año pasado cuando un grupo de adolescentes que vivían en la calle asaltaba a sus alumnos del Pellegrini para apropiarse de celulares y zapatillas. Doscientos padres se reunieron en la escuela para pedir mano dura contra los “pibes chorros” y Gak decidió dar una nueva lección, esta vez a los padres: “Habían redactado un petitorio que elevaron al gobierno que no mencionaba para nada la situación de los chicos. Yo les dije, entonces, que no estaba de acuerdo, que había una ausencia de mirada hacia esos pibes. No veía a estos chicos como delincuentes, sino como víctimas de una situación social de la que solos no podían salir. Si no ocurrieran estas cosas nadie pensaría en ellos. Entonces, les pregunté a los padres si estaban dispuestos a becarlos para que vuelvan a una escuela: todos contestaron que sí.” El entonces rector no se quedó ahí y se comunicó con las autoridades del Ministerio de Desarrollo Social para que el Estado mejorara la calidad de vida de esos chicos que habían sido detenidos por la policía. “Cuando propongo una escuela de puertas abiertas, el objetivo es crear una institución que trascienda lo meramente escolar para configurarse como un centro de producción cultural y de encuentro comunitario. De esta manera la institución se constituirá en un referente para los jóvenes y su familia. El tiempo y el espacio ocioso que hay en toda escuela tendrían que ser apropiados a través de diferentes proyectos deportivos, culturales, sociales, recreativos y de servicio. Además, si la escuela trabaja en red con otras organizaciones de la comunidad, los alumnos podrán identificar problemas y analizarlos con aportes multidisciplinarios”.
Gak confiesa que tiene elaborado un proyecto piloto que fue presentado en distintas instancias estatales. “Todos me dicen que está muy bueno, que me apoyan, pero nadie se atreve a ejecutarlo”, sostiene antes de calzarse la gorra rapera y posar, desafiante, en medio de lo que definió como una incubadora de yuppies.
CABA
Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”

Vecinas y vecinos del barrio del sur porteño resisten ante una obra que está haciendo el gobierno de la Ciudad a espaldas de la comunidad: tala de centenares de árboles añosos, el cierre de varios ingresos y egresos de la autopista Dellepiane y la colocación de un nuevo peaje (a 4 km de otro ya existente) para ampliar la recaudación. El silencio del gobierno local y el ruido de sus topadoras arrasando el espacio verde y público. La voz de la organización popular que no calla y sale a la calle, otra vez –este viernes y en una caravana de autos– para visibilizar lo que pasa en una de las zonas más postergadas de CABA: a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel hasta Dellepiane Norte y Piedra Buena.
Por Francisco Pandolfi
Desde noviembre del año pasado la comunidad de Villa Lugano resiste a una obra que ya está haciendo el Gobierno de la Ciudad sin licencia social ni escuchar a la vecindad: el Máster Plan Autopista Dellepiane, con un costo de más de 7.000 millones de pesos, tala de centenares de árboles, cierre de 14 ingresos y egresos a la autopista y otro peaje (a cuatro kilómetros del de avenida Lacarra).
La organización popular no cesó desde el momento en que se enteraron de la iniciativa. Asambleas, audiencias públicas, semaforazos, volanteadas en los distintos sub barrios que forman parte de este barrio porteño bien al sur porteño. Y guardias, para evitar el talado de árboles en lo que las y los vecinos denuncian como “un ecocidio”, que está sucediendo desde marzo.
La comunidad hizo un relevamiento casa por casa con los frentistas a la autopista Dellepiane: más del 70% no tenía idea de la existencia del Máster Plan. Presentaron por escrito pedidos de información pública a AUSA (Autopistas), APRA (Agencia de Protección Ambiental), Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño, sin respuestas.
Sin embargo, la obra empezó aún incumpliendo la promesa de que antes habrían mesas de trabajo en conjunto. Este viernes, la comunidad decidió volver a manifestarse, en una caravana de autos para seguir visibilizando la problemática. Desde lavaca hablamos con el colectivo de vecinos apartidario No dividan Lugano que está al frente de denunciar la obra.
Sobre lo negativo y lo positivo de la obra, dirán: “El Master plan Autopista Parque Dellepiane fue presentado como una mejora para el sur de la ciudad, pero en la práctica profundiza las desigualdades urbanas, degrada el ambiente y fragmenta el territorio. Lo negativo es abrumador”, y enumeran:
• Implica la tala de más de 500 árboles añosos, sin plan de reforestación efectivo.
• Aumenta la huella de carbono y destruye espacios verdes sin compensación.
• Instala un Metrobus central inaccesible, que obliga a cruzar pasarelas extensas sin rampas adecuadas ni soluciones reales para personas mayores o con movilidad reducida.
• Divide al barrio aún más, eliminando accesos, aislando sectores y obstaculizando la vida cotidiana.
• No contempla una red multimodal de transporte, ni bicisendas, ni centros de transferencia.
• Instaura peajes en tramos que eran gratuitos, generando un nuevo costo para vecinos que hacen trayectos cortos todos los días.
Agregan: “Lo positivo, si lo hay, podría haber sido la oportunidad de pensar el área como un verdadero corredor verde y sustentable. Pero nada de eso fue incorporado, ni escuchado”. Y vuelven a enumerar, en este caso, sobre lo que es fundamental denunciar en esta obra:
• Fue diseñada sin participación ciudadana efectiva, sin diálogo real con la comunidad.
• Incumple múltiples normativas locales y nacionales, desde la Constitución de la Ciudad hasta leyes de accesibilidad, ambiente y derechos ciudadanos.
• Avanza a pesar de un amparo ambiental colectivo presentado por vecinos, vulnerando el Acuerdo de Escazú y los principios de justicia ambiental.
La obra es impulsada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA), a través de su empresa estatal AUSA (Autopistas Urbanas S.A.), con financiamiento internacional de la CAF –Banco de Desarrollo de América Latina. Las veces que lavaca quiso comunicarse con la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño fue imposible. Nadie atiende. En relación a AUSA el prensa de la empresa explicó que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”.
Dicen las y los vecinos: “El proyecto fue aprobado sin estudios de impacto ambiental adecuados, sin matrices de costo-beneficio transparentes y sin haber sido sometido a procesos participativos válidos. Hoy, la obra está en plena ejecución, avanzando a toda velocidad sin haber sido revisada tras la presentación del amparo ni durante las mesas de trabajo convocadas por la Justicia, una vez que ya habían iniciado la obra”.
¿Las mesas de trabajo están sirviendo de algo? ¿Hay escucha del gobierno porteño y de la empresa?
Las mesas de trabajo fueron convocadas por orden judicial. Pero en la práctica, no hay escucha real. El GCBA y AUSA llegan a las mesas con el proyecto cerrado, sin brindar información clave, sin contestar a los pedidos de acceso a la información, ni frenar las obras mientras se debate. Las propuestas alternativas presentadas por los vecinos (como usar colectoras, premetro, u otros modelos de movilidad sustentable) ni siquiera fueron consideradas. Las mesas han sido una formalidad dilatoria mientras la obra avanza sin freno.
¿Qué perjuicios ya están sucediendo y cuáles sucederán?
Tala de árboles, pérdida de sombra, humedad y biodiversidad; rotura de veredas, ruidos permanentes, vibraciones y molestias en la vida diaria; corte de accesos históricos, dejando barrios desconectados. Y si no se frena habrá un aumento de inseguridad vial, con colectivos cruzando carriles rápidos en maniobras riesgosas; aislamiento de sectores enteros del barrio; encarecimiento de la vida cotidiana por peajes, más transporte y pérdida de comercios barriales; mayor contaminación ambiental y sonora; desvalorización de las propiedades y deterioro del entorno.
¿Por qué este viernes 1 de agosto la comunidad hará una caravana?
Porque ya no alcanza con reclamar en silencio ni esperar respuestas que no llegan. Convocamos a una caravana vecinal pacífica para visibilizar el conflicto, frenar el avance destructivo de la obra, y exigir participación real. Será una caravana con autos, banderas argentinas y carteles. Queremos que nos vean y que nos escuchen.



La caravana saldrá a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel y finalizará en Dellepiane Norte y Piedra Buena. Participarán familias, organizaciones barriales, ambientalistas, arquitectos, docentes, jubilados, comerciantes. Al finalizar, se realizará una ceremonia simbólica con Flavia Carrión, antropóloga y comunicadora de sabiduría ancestral, en el Día de la Pachamama. “Será un acto de gratitud ambiental, una pausa colectiva para honrar a los árboles y el esfuerzo de toda nuestra gente; para agradecerle a la Tierra por seguir aguantándonos. Un momento para reencontrarnos con lo esencial: la naturaleza, la vida en comunidad y la defensa de lo que amamos”.
Esta misma vecindad organizada se formó el año pasado con el nombre “No dividan Lugano”, cuando evitó que el gobierno porteño hiciera una serie de pasos bajo a nivel, que hubiesen significado un abanico de perjuicios para el barrio. En ese entonces, cuando llegaron las topadoras, mujeres y hombres se atrincheraron para defender árboles de más de 100 años. En esta crónica contamos lo que fue ese proceso comunitario.
Un año después, el barrio de Lugano sigue en pie de resistencia. “Somos una comunidad que se levanta para defender a su barrio. Ya presentamos más de 800 firmas, relevamientos propios y propuestas alternativas. Pero nos siguen ignorando, y la obra sigue destruyendo. Por eso salimos a la calle, otra vez, y así lo seguiremos haciendo cada vez que haga falta”.
Actualidad
Marcha de jubilados: balas y bolitas

Siete detenidos y al menos 30 personas heridas, entre jubilados, curas, trabajadores de prensa (lavaca, Cítrica, Infonews, El Destape y C5N, entre ellos), defensores de derechos humanos, y un niño de 4 años que estaba con su familia en la Plaza de los Dos Congresos. Ese es uno de los saldos de otra semana de represión brutal a la protesta de cada miércoles, esta vez coordinada por la Policía de la Ciudad, que disparó postas de goma, balines con gas pimienta, granadas aturdidoras, golpeó con escudos y lanzó un nuevo tipo de gas que producía tos y vómitos. El despliegue también implicó tareas de inteligencia ilegal con efectivos que filmaban y fotografiaban manifestantes, según denunció la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que también relevó «policías armados con postas de plomo que están prohibidos». Los carteles, las reflexiones, y la creatividad: algunos integrantes de la marcha terminaron jugando a las bolitas en la calle con los balines policiales.
Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi. Fotos Juan Valeiro/ lavaca.org

El padre Paco Olveira muestra los balines que golpean y expulsan gas pimienta. Terminaron jugando con ellos a la bolita sobre la acera.
Otro miércoles de protesta de jubilados y otro miércoles de represión feroz y absurda enfocada principalmente a jubilados y a la prensa que cubría lo que estaba ocurriendo. Con ataques directos a los ojos y a los cuerpos. A las cámaras y a los celulares que registraban la bestialidad de las fuerzas de seguridad –el fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, entre ellos, con quemaduras de primer grado en el cuello y en la oreja–. No es difícil imaginar lo que hubiese ocurrido si ese ataque le hubiera llegado directamente a los ojos. Esta vez fue la Policía de la Ciudad la encargada de lanzar gases y disparos a mansalva en la intersección de Avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña cuando la movilización pretendía ir hacia la Casa Rosada.

El fotógrafo Juan Valeiro de lavaca, uno de los periodistas atacados, como ocurrió con profesionales de Cítrica, Infonews, El Destape y C5N.
Hubo 7 detenidos (Agustín Cano, Leandro Maristains, Alejandro Carrizo, Federico Burgos, Francisco Ramos, Hugo Eischler y Javier Mendoza) y al menos 30 heridos según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), entre ellos un niño de 4 años que estaba en la Plaza de los Dos Congresos junto a su familia.

Escenas de otro miércoles de violencia estatal absurda.
Más allá de la violencia ordenada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la concentración de jubilados tuvo un eje concreto de reclamo: el “no al veto” del gobierno nacional a la suba de las jubilaciones y la emergencia en discapacidad. Sin embargo, Javier Milei ya avisó que vetará las leyes aprobadas por el Congreso. Tiene plazo hasta el lunes 4 de agosto, tiempo destinado a ofrecer distintas cuestiones no públicas a diputados que se sumen a apoyar el veto, como ha venido ocurriendo. ¿El argumento del oficialismo contra un ínfimo aumento a jubilados? “Va en contra del equilibrio fiscal”.

Una de las jubiladas víctimas del coraje policial contra ellas, y de un nuevo gas tóxico, un símbolo de esta época.
Con la camiseta de Independiente y máscara del Hombre Araña, un jubilado entendió el mapa económico que traza esa decisión, y lo señaló con un cartel en tono bíblico: en el Génesis se habla de un sueño con vacas gordas y vacas flacas, referencia a los períodos de prosperidad y a los de dificultades. El jubilado escribió una actualización argentina de aquella imagen que ya no tiene forma de sueño sino de pesadilla.
- “Vacas gordas, jubilados flacos”.

El Hombre Araña es del Rojo, y releyó el Génesis.
Números y un café
Carlos trabajó cuarenta años en el Correo y no falta ningún miércoles a la marcha de jubilados y jubiladas con su remera ya mítica de Chacarita. Tanto, que casi nadie sabe que se llama Carlos y la gente le dice “Chaca”. Hoy caminó por Rivadavia con dos vendas que le envolvieron sus dos antebrazos. “Como todos los miércoles, venimos a reclamar y te cagan a palos. Acá tenés la prueba”, dijo a lavaca mostrando sus moretones. “Pero ya lo dije: esta sangre mía Bullrich la va a pagar”.
Héctor acaba de cumplir 75 años: “Decir que la suba de las jubilaciones atenta contra el equilibrio fiscal es una payasada. Milei lo deja claro cuando le baja las retenciones al campo, como dijo el sábado en la Sociedad Rural. Para nosotros nada y para los ricos todo, esa es la política del gobierno. ¿El beneficio para el campo no genera déficit fiscal? Milei es una máquina de mentir”. El hombre cuenta sus propias y reales retenciones: “Ya no salgo más que los miércoles acá. Ya no tengo la vida que tenía antes, no puedo viajar ni tomarme un café”.

Policías en acción, frente a jubilados que reclaman por sus haberes amputados por la motosierra.
De ratificarse el veto a los jubilados, la suba de agosto no será del 7,2% como fija la ley aprobada (el haber mínimo $441.600), sino del 1,62% en base al último índice de inflación de junio de 2025, por lo que la jubilación mínima será de $ 314.243,51.
Abus en la calle
Alicia tiene 63 años y lleva un pañuelo firmado por siete de sus nietos: “Abus en lucha”, “Aguanten los jubilados”. No entiende la distribución de la riqueza. O sí, pero la ve obscena: “La baja de las retenciones y el veto a los jubilados es una guasada total”. Sus retenciones: “Ya no me puedo dar más un gustito. Vivo el día a día, ya no estoy comprando nada ni semanal ni mensual”.
En la marcha hubo muchos carteles al respecto:
- No al veto: nuestra indigencia es tu superávit
- Ni veto ni represión: fuera el FMI
- No al veto a las leyes en jubilaciones
- No al veto: cobarde estafador (y la cara de Milei).
Ana, 74 años, trajo su propia pancarta: “Baja las retenciones a los ricos, hambrea a los viejos”. Cuenta que su hijo trabaja en el Correo y teme ser despedido, que su nieta encontró trabajo en un Todo Moda pero la echaron a los dos meses. Para ella todo el pueblo debería movilizarse: “No sólo los jubilados y los del Garrahan. Todos”.

No hay plata para el cine argentino (el Gaumont como símbolo) pero sí para filmar ilegalmente a manifestantes.
Walter (66) y Julio (62) llegaron de Campana, norte de la provincia de Buenos Aires. Sumaron otros dos carteles: “Viejo: no te quedes en tu casa, vení a luchar” y “Ayudame a luchar. El próximo viejo sos vos”. Walter movió la cabeza de un lado para el otro al recordar el discurso de Milei en la Sociedad Rural: “Un tipo desquiciado, frente a toda la oligarquía, los terratenientes, los dueños de la tierra. Él mismo dice: ‘soy cruel’. Nos la está haciendo parir. Nos quitó la medicación, todo un desastre”.
Julio coincidió: “Ahí ves realmente para quién gobierna. Hasta el que tiene séptimo grado, como yo, se da cuenta”.

Jubilado hablándole a la pared.
Roberto, 62 años, de Trelew (Chubut), lo escucha: “Pero hay que seguir viniendo, compañeros. Son totalmente inescrupulosos. Hoy hablaba con un amigo que me decía que había que respetar el voto popular, pero Hitler también ganó con el voto popular. Si no salimos a la calle, no sé qué más va a pasar”.
Vallas a donde vayas
El Congreso estuvo totalmente vallado. Vallas sobre Entre Ríos, Riobamba, Yrigoyen, Rivadavia. “Este quilombo lo hizo la Buillrich”, gritó un cincuentón a los automovilistas que se quejaban porque avanzar por las calles lindantes era un imposible.
Luis llevó un cartel: “Menstruación=sueldo de jubilado; viene una vez y se va a los tres días”. Dijo que lo escuchó a Milei cuando anunció en La Rural la baja de las retenciones al agro. “Lo que me dolió fue que la gente aplaudió cuando dijo que iba a vetar nuestro aumento. La gente del campo aplaude a todos los que empiezan con la “m” de mierda: Martínez de Hoz, Menem, Macri y ahora Milei”.

Mensaje para el tal vez próximo embajador de Trump en Argentina. Un apellido que parece un mandato.
Después de la radio abierta, como cada miércoles, empezó la movilización. Las columnas bajaron a Hipólito Yrigoyen, cuya circulación no estaba cortada y marcharon por la calle. “Luche que se van”, fue otra vez el hit, al que siguió “que se vayan todos”. Uno de los temas, con dedicatoria explícita: “A dónde está, que no se ve, esa famosa CGT”. Nobleza obliga: ni la CGT ni ningún partido político, con la cabeza en las elecciones legislativas y no en la calle.
La violencia y las bolitas
Sobre Yrigoyen, casi Luis Sáenz Peña, se divisaba un camión hidrante que se retiró. La columna dobló al final de la Plaza para ir hacia Avenida de Mayo con la intención de seguir la marcha hacia Plaza de Mayo. Sin embargo, en otro operativo de pésima coordinación –esta vez por la Policía de la Ciudad– la manifestación se mezcló entre autos y colectivos que seguían pasando.

“¡Por la vereda!”, gritaron algunos jubilados. Pero en ese momento, los efectivos cortaron de cordón a cordón empezando con la respuesta física violenta. El operativo estuvo acompañado, como suele ocurrir, por oficiales con cámaras que filmaron y sacaron fotos (con el objetivo de realizar algún tipo de “inteligencia” y amedrentamiento a quienes ejercen el derecho de reclamar).
La movilización avanzó pero rápidamente empezaron las detonaciones de escopeta con postas de goma y de granadas. Dispararon balines de armas byrna, redondos y de colores, que impactaban en los cuerpos, provocando lastimaduras y liberación del gas que llevan dentro. También lo hicieron sobre la vereda, donde se supone que no hay “protocolo”. Detuvieron, golpearon y gasearon fundamentalmente a trabajadores y trabajadoras de prensa, como cada semana. El efecto de esos spray, que poseen una sustancia espesa y viscosa: penetra los poros y quema durante horas. El fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, como otros reporteros (Cítrica, Infonews, C5N y El Destape, entre otros), fueron atendidos en la misma plaza y en el Instituto Patria. “Quemadura de primer grado”, diagnosticaron a nuestro compañero.

¿Qué escudan los escudos?
Nadie fue ajeno a esta nueva ofensiva. La policía disparó un gas que generaba tos hasta el punto de provocar arcadas y vómitos. La sensación era extraña, porque no había un sabor ácido ni picante, pero provocaba una tos ronca. El efecto llegaba incluso a las calles aledañas, aparentemente ajenas al la marcha. “El registro del despliegue policial evidencia su brutalidad e irracionalidad”, denunció la CPM, organismo que precisó otro detalle alarmante: “Se relevaron también policías armados con armas con postas de plomo que están prohibidas, y acciones de inteligencia ilegal”.
Agregó la CPM que el ataque incluyó a defensores de derechos humanos, cuyo hostigamiento tenía como fin evitar el registro de los hechos.
Sin embargo, la gente no se fue.
La gente se quedó. La policía avanzaba, seguía gaseando, y la gente siguió.
“¡Tienen miedo!”, gritó una jubilada. “¡Tienen miedo!”.
Uno de los primeros detenidos había sido el padre Paco Olveira. Lo golpearon, lo gasearon y lo salvó la gente. Se llevó de recuerdo dos de los balines de la Policía. “Es el último arma que trajo Bullrich”, explica y muestra a lavaca. “Te tiran y salta el gas. No te deja respirar. Y duele, porque nos dieron unos cuantos en los pies. Gracias a Dios hoy no tiraron a los ojos”.
De fondo, la jubilada siguió gritando: “¡Tienen miedo!”.
Otro miércoles de protesta de jubilados se diluía entre detenciones y balines de gas. Entre un cordón con armas largas sobre Rivadavia y un grupo de la motorizada dispuesto a salir sobre Rodríguez Peña. Sin embargo, mientras el padre Paco seguía mostrando los balines, alguien propuso:
–Juguemos a las bolitas.
Todos se rieron, por el absurdo de la situación.
De nuevo, frente al horror, la creatividad social.
Y así, frente a policías que seguían filmando ahora una burla, un párroco y una jubilada arrodillados en la calle, jugaron a las bolitas con los balines para cerrar otro miércoles argentino.

CABA
Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?
Por María del Carmen Varela
Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?
La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.
Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.
¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.
Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.
En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.
Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.
NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA
Miércoles 30 de julio, 21 hs
Próximas funciones: los viernes de octubre


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