CABA
La mala educación
Abraham Gak. Su gestión al frente del colegio Carlos Pellegrini es tan inolvidable como su salida, resistida durante 29 días por padres y alumnos. Desde esa experiencia concreta, reflexiona sobre el significado de educar adolescentes hoy. Y se pregunta, como ellos, para qué sirve la secundaria, cómo se construye la autoridad y cuáles son los pasos necesarios para reinventarlas. Él tiene ya algunas respuestas pero, como siempre, pensadas para hacer pensar. Con ustedes, Gak, el profesor que provoca a la reflexión.Mientras deambula por los pasillos de la Facultad de Ciencias Económicas, el profesor honorario Abraham Gak lleva su mano al costado de la boca para enunciar un secreto: “Acá se forman 50.000 yuppies”, susurra y se ríe socarronamente. El hombre camina hacia el primer piso del edificio, donde se encuentra su pequeña y modesta oficina que contrasta con un pomposo nombre: “Área de Proyectos Estratégicos”. En ella trabaja como director del Plan Fénix, un programa económico elaborado por prestigiosos profesionales que desean un desarrollo más equitativo de Argentina. Gak se acovacha en ese lugar desde que tuvo que dejar su cargo de rector de la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini a principios de este año, tras protagonizar un incidente pocas veces visto: sus propios alumnos tomaron el establecimiento durante 29 días para intentar evitar que lo removiesen. En ese lapso no permitieron que ingresara el nuevo rector que –según denunciaron los estudiantes– pertenece a los sectores más conservadores de la academia.
A lo largo de su gestión, que duró 14 años, Gak logró transformar el perfil del prestigioso colegio. El Pelle –como lo llaman cariñosamente sus estudiantes– había dejado de destacarse por la enseñanza de asientos contables para comenzar a cosechar laureles por el importante acento social que teñía a las asignaturas escolares: los alumnos de primer y segundo año, por ejemplo, realizaban trabajos solidarios como parte de la currícula académica. Eran más de 1.000 adolescentes que año tras año, guiados por otros 120 chicos de los años superiores, colaboraban con sectores excluidos de la sociedad: pueblos originarios, ancianos, comedores populares, escuelas rurales, discapacitados, chicos en situación de calle, entre otros.
En su largo paso por ese colegio Gak se contagió con tanta virulencia de la vitalidad y de la rebeldía adolescentes, que hoy puede disimular muy bien sus 78 años. Allí también adquirió un conocimiento empírico sobre el sistema educativo que le da autoridad para hacer afirmaciones como esta:
“La crisis por la que atraviesa el secundario, cuya expresión más notoria es el retraso, la reiterada repitencia y el abandono de una enorme franja de jóvenes de la escolaridad, da cuenta del sostenimiento de la desigualdad, de la segmentación y del carácter elitista que lo caracterizó en sus comienzos. La realidad demostró que la escuela reproduce el orden social al generar la expulsión –en un sistema que no contempla las diferencias– de quienes se encuentran en situación de inferioridad, ratificando así la injusticia. Soy sumamente crítico con la escuela secundaria actual, que no tomó en cuenta los grandes cambios que se produjeron en el país y en el mundo.”
Causas y efectos
Gak sabe de qué está hablando:
Un reciente estudio efectuado por la Secretaría de Programación del Ministerio de Trabajo de la Nación revela que del total de jóvenes de entre 15 y 24 años, un 45% no estudia y un 11,7% (más de 700.000) ni trabaja ni estudia.
Datos publicados el mes pasado por la Dirección de Informática y Planeamiento de la provincia de Buenos Aires, el distrito más poblado del país, señalan que la deserción escolar aumentó un 130 por ciento desde el año 2.000: pasó de un 7 a un 16 por ciento. Además, se incrementó en un 9 por ciento la cantidad de estudiantes que deben repetir el año.
De acuerdo con datos que figuran en un informe de la Dirección General de Cultura y Educación bonaerense sobre “eficiencia interna”, en el periodo de 1999/2000 a 2005/2006 el fracaso en la promoción anual subió del 4 al 9 % en la matrícula de un millón de alumnos que cursaron los últimos años de la ya derogada egb y el Polimodal, que ahora pasaron a formar la Educación Secundaria.
Según el informe, el punto crítico estuvo en el 8° año de la egb (ahora 2° de Secundaria), donde se registró un pico del 15.9 % de repitencia.
En la Inspección General de Escuelas bonaerenses calculan que este año hay unos 350 mil adolescentes que abandonaron la escuela, y si se les suman quienes nunca se integraron al sistema, la cifra podría llegar al medio millón.
En la Capital Federal, el distrito con mejor performance del país, a pesar de la campaña Deserción Cero la cifra es de casi el 6% y afecta a 200 mil adolescentes.
“Con estos índices de repitencia y deserción –vaticina Gak– en diez años tendremos una población adulta que no estará preparada para vivir en el siglo 21. Es cierto que hoy la escuela ya no garantiza el ascenso social, pero sin la escuela la movilidad social es imposible”.
Para evitar tanta deserción, advierte Gak, la escuela debería brindar una atención personalizada a cada estudiante. “Si un chico falta tres días seguidos –sugiere– hay que acercarse y preguntar si está enfermo, si está preso, si lo mataron, si fue a trabajar o si no quiere seguir estudiando”. Además, señala, se necesitan políticas que vayan más allá de lo estrictamente escolar: “Es necesario generar mecanismos para que las familias se vean motivadas para que el adolescente no deje la escuela para ir a trabajar, sea en el ámbito laboral o el doméstico. Y esto supone que el Estado ofrezca un ingreso universal por chico”, propone.
Razones del fracaso
Los motivos del fracaso de la escuela secundaria, dice el profesor honorario, también hay que buscarlos en otras razones. El ex rector estira su diestra, como quien ofrece dar un apretón de manos, y lanza un desafío: acercarse a cualquier secundario y preguntarle a los alumnos para qué sirve la educación media. “Van a contestar que no sirve para nada. –apuesta–. Parecería que lo que se enseña está muy alejado de sus intereses. Que la escuela responda a sus expectativas es fundamental para que el chico se identifique y para eso hoy hace falta un docente diferente. El profesor ya no tiene que formar a los estudiantes a su propia imagen y semejanza, sino a imagen y semejanza de los propios chicos”.
Gak dice que el docente que hoy enseña a sus alumnos sin aprender de ellos, no sirve. “Y hay muchos que no sirven”. Amplía: “El chico no llega a la escuela con conocimiento cero. Tiene acceso a muchísima información a través de Internet, la televisión, la radio, la familia. Esto implica dar lugar a muchas discusiones, porque el docente ya no es el único que sabe dentro del aula”.
Alejado de la visión histórica de la escuela como instrumento de reproducción social, Gak considera que la misión de la escolarización de hoy es otra: “Tiene que potenciar uno de los elementos fundamentales que poseen los jóvenes: su capacidad de pensar que pueden transformar el mundo. Para eso el chico necesita saber pero también pensar con la mayor audacia posible. El docente que no entienda eso, no va a cumplir bien su tarea”.
¿Y cómo se transforma un docente? “No es fácil”, sentencia Gak, que opina que la mayoría de los institutos de formación “son un desastre”. El problema, dice, es que tanto gobiernos como sindicatos reducen sus negociaciones a la variante salarial. “Mejorar las condiciones de vida de los profesores es una condición necesaria para mejorar la educación, pero de ningún modo la única”, explica para poner sus palabras en contexto.
Qué es la autoridad?
El primer paso para cambiar la educación, sugiere Gak, consiste en preguntarse qué egresados se pretenden. Él tiene su respuesta: “El objetivo de la escuela media es ayudar a que el adolescente se forme como individuo, como ciudadano y que fortalezca la autoestima. Debe colaborar para que pueda desarrollar su personalidad y su futuro. También tiene que darle a conocer sus derechos, sus obligaciones y despertar el pensamiento crítico. Pero ya no tiene sentido, como en los orígenes, darles a los chicos formación técnica para la salida laboral o bachiller para el estudio superior. Si la escuela le permite descubrir la belleza del conocimiento, ese chico puede aprender cualquier cosa en cualquier momento. Sí tiene que ayudarlo a despertar su vocación para que aflore una vida feliz, para que trabaje en lo que le gusta y no persiga sólo un fin material”.
Apasionado por los jóvenes, Gak intenta una y otra vez calzarse zapatos adolescentes para poder entender qué pasa por sus cabezas. Mientas era rector no dudaba en fotografiarse en medio de las vueltas olímpicas –el ritual que los egresados realizan como ceremonia de despedida– o en debatir políticamente como un par con el presidente del Centro de Estudiantes. En ningún momento sintió que esas situaciones mellaran su autoridad: “Si el profesor prepara las clases, llega a horario, no falta, no utiliza las calificaciones para imponer disciplina y admite determinadas actitudes propias de los chicos –como el lenguaje– va a ser respetado.”
Se divierte cuando, para reafirmar su idea, enumera algunas de las decenas de veces que fue víctima de las travesuras de los chicos. En una oportunidad, recuerda, un alumno escribió en medio del pizarrón “Gak puto”. La osadía lo puso a prueba. El entonces rector llamó al estudiante a su despacho y, lejos de mostrarse ofendido, convirtió el episodio en una lección: “Nuestro trabajo en la escuela es educar contra la discriminación. Cuando vos escribiste eso tuviste una expresión peyorativa contra los que tienen una inclinación sexual diferente a la tuya, por eso tengo que sancionarte”, le dijo Gak que, lejos de la demagogia, lo suspendió un día.
Reinventar la escuela
Gak, un trasgresor asumido, señala que el comportamiento adolescente adquirió en los últimos años un importante grado de agresividad y violencia. “El pogo es un divertimento que de alguna forma es también una expresión de violencia”, ejemplifica, pero aclara: “No se trata de mal comportamiento, sino de nuevas costumbres que traen implícitos determinados mensajes. Cuando se tratan de ´boludo´ no se ofenden, son sus formas de comunicarse. Tenemos que elaborar qué significan esas actitudes. Losl adolescentes viven en un ámbito de mucho rechazo por parte de los adultos: los patovicas no los dejan entrar al boliche, la policía los persigue, los que caminan por la vereda los pisotean cuando están sentados en un umbral o también se los agrede cuando se difunde esa idea persistente de que no tienen nada en la cabeza”.
El ex rector advierte que la escuela ya no puede buscar la uniformidad, como antaño, sino que tiene respetar las necesidades e intereses de cada chico y de cada comunidad. Esa tarea, aclara, no debe ser patrimonio exclusivo de los docentes: “También deben participar psicólogos, sociólogos, politólogos y, sin ninguna duda, las familias. Algunos se enojan con esta realidad y dicen que la escuela no tiene que dar de comer. Sí: la escuela tiene que dar de comer. Los que no tienen que dar de comer son los maestros, no es esa su función. Este modelo que propongo no existe, no hay de dónde copiarlo, pero hay que hacer la experiencia, inventarlo”.
Aprendiendo de los pibes chorros
Un paso en esa dirección pareció dar a fines del año pasado cuando un grupo de adolescentes que vivían en la calle asaltaba a sus alumnos del Pellegrini para apropiarse de celulares y zapatillas. Doscientos padres se reunieron en la escuela para pedir mano dura contra los “pibes chorros” y Gak decidió dar una nueva lección, esta vez a los padres: “Habían redactado un petitorio que elevaron al gobierno que no mencionaba para nada la situación de los chicos. Yo les dije, entonces, que no estaba de acuerdo, que había una ausencia de mirada hacia esos pibes. No veía a estos chicos como delincuentes, sino como víctimas de una situación social de la que solos no podían salir. Si no ocurrieran estas cosas nadie pensaría en ellos. Entonces, les pregunté a los padres si estaban dispuestos a becarlos para que vuelvan a una escuela: todos contestaron que sí.” El entonces rector no se quedó ahí y se comunicó con las autoridades del Ministerio de Desarrollo Social para que el Estado mejorara la calidad de vida de esos chicos que habían sido detenidos por la policía. “Cuando propongo una escuela de puertas abiertas, el objetivo es crear una institución que trascienda lo meramente escolar para configurarse como un centro de producción cultural y de encuentro comunitario. De esta manera la institución se constituirá en un referente para los jóvenes y su familia. El tiempo y el espacio ocioso que hay en toda escuela tendrían que ser apropiados a través de diferentes proyectos deportivos, culturales, sociales, recreativos y de servicio. Además, si la escuela trabaja en red con otras organizaciones de la comunidad, los alumnos podrán identificar problemas y analizarlos con aportes multidisciplinarios”.
Gak confiesa que tiene elaborado un proyecto piloto que fue presentado en distintas instancias estatales. “Todos me dicen que está muy bueno, que me apoyan, pero nadie se atreve a ejecutarlo”, sostiene antes de calzarse la gorra rapera y posar, desafiante, en medio de lo que definió como una incubadora de yuppies.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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