CABA
Ojos que ven
Un crimen común, nueva película argentina. Un pedido de ayuda. Una desaparición. Una mujer humilde que trabaja en lo de una docente divorciada y de clase media. El nuevo film de Francisco Márquez, protagonizado por Elisa Carricajo y Mecha Martínez, indaga desde la ficción sobre muchos dilemas de la época. Por Néstor Saracho.

Un crimen común es la última película de Francisco Márquez, que luego de tener su estreno mundial en el 70º Festival de Berlín en marzo de 2020 y recorrer varios festivales europeos, recién pudo verse en Argentina en la versión on line del 35º Festival Internacional de Mar del Plata, en noviembre de 2020. El 18 de marzo próximo se estrenará en algunos cines de Córdoba, cortando con la lógica pandémica de exhibición remota. Será la oportunidad para devenir en un estreno federal y tal vez en su paso por alguna plataforma de streaming, según adelantan a MU su director Francisco Márquez, la protagonista Elisa Carricajo y la militante social en su faceta de actriz –¿no profesional?– Mecha Martínez.
¿La gente no va al cine?
Luego de los títulos, Cecilia (Elisa Carricajo), una profesora de sociología, blanca, junto a su amiga Claudia (Cecilia Rainero) están acompañando a sus hijes a la entrada y salida de los diferentes juegos de un parque de diversiones. Ya anocheciendo, mientras Cecilia averigua cómo sería festejar el cumpleaños de Juan (Ciro Coien Pardo) en el parque, dos uniformados sacan a los empujones a un varón morocho de gorra que se habría colado en un juego.
Cecilia intenta intervenir; la secuencia anticipa la indagación que hace el film sobre las teorías y las prácticas ideológicas y nuestra capacidad para incidir en la realidad.
Cuenta Francisco sobre el estreno en Berlín: “Al terminar la función se paró un brasilero y comentó que si hablaran en portugués sería una película brasilera”. Y enfatiza: “Para un público europeo, el conflicto de la película queda como muy latinoamericano. Si Kevin (uno de los personajes de la película) fuese árabe o negro, sería lo mismo”. Continúa Elisa: “Fue muy intenso, viajamos unos días antes de esta situación –refiriéndose al Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, decretado en Argentina en marzo de 2020– y pasaron cosas muy fuertes con el público… Hoy lo pensamos como una especie de mundo que no sabemos cuándo va a volverá a existir.”
Según Francisco y Elisa, el momento catárquico y la arenga que provocó emocionalidad en las charlas después de cada función vino de la mano de Mecha, quien lo evoca así: “En estos días en las redes sociales me recuerdan que hace un año subía a un micro para ir a tomar el avión a Ámsterdam para luego viajar a Alemania: yo, que soy de La Matanza y no soy actriz”.
Mecha es militante de la Coordinadora de Unidad Barrial (CUBA) – (MTR) y ya había participado del ensayo documental Pibe Chorro de Andrea Testa. Dice Mecha: “Luego de cada proyección nos decían que si cambiábamos el nombre de las calles y de los pibes, lo mismo está pasando en cualquier barrio pobre. Podría ser un inmigrante indio o africano en Alemania. Los pibes no son peligrosos: están en peligro”.
De los peligros territoriales a la virtualidad, vuelve Francisco: “Participar de festivales es muy importante, pero no se da la experiencia colectiva, con su sinergia y energías particulares. Cada formato tiene su momento”.
¿En qué momento estamos? Ya en la época de pandemia, cuando las proyecciones no se realizaban con público, Francisco sentía que no estaban sucediendo: “Es muy abstracta la virtualidad. Es un debate que se va a venir cuando termine la pandemia. La construcción del sentido común, de que ‘la gente no va al cine’, no es real, cada vez más gente iba al cine, y eso seguirá siendo así”.
La visión de Elisa: “Es una película que abre debates. En el Festival de Mar del Plata, la interacción con las personas fue muy potente. Había ganas de hablar en redes y debatir en foros. Hay que aprovechar las potencias de la virtualidad para que las películas las vean desde el interior del país. Vi más Cine.Ar y me hice una rutina”. Y sentencia con una frase para imprimir en remeras o banderas: “La presencialidad tiene una potencia que la virtualidad nunca tendrá.”
Una de terror
Una noche de diluvio, truenos y tormenta, mientras Cecilia duerme, de repente se escuchan golpes fuertes y, más bajita, una voz que pide: “Cecilia, Cecilia”.
Los golpes de la puerta son insistentes. Ella se despierta y, asustada, va a mirar quién es. Luego de un rato de ver tras la cortina de la ventana, el resplandor de un relámpago hace notar una silueta con gorra: es Kevin (Eliot Otazo), el hijo adolescente de Neve (Mecha Martínez), su empleada doméstica… Cecilia, asustada por el ruido, no abre la puerta; se ve la luz de vehículos policiales, se oyen las sirenas. Los golpes ahora son en la ventana y luego de unos gritos coercitivos, Kevin es llevado y ya no se escucha golpe alguno. Sólo el diluvio.
“Había que generar empatía con Cecilia” cuenta Elisa el desafío: “Me trajeron el guión un año antes de grabar; desde aquel momento hasta que se filmó hubo un proceso de pensar sobre esa trama haciendo relecturas. Construir un personaje que no fuese fácilmente juzgable; no señalar para no dar lugar a la posibilidad de salirse del problema; generar empatía con ella para hablar de las situaciones donde podríamos reaccionar de un modo similar. ¿Cómo se habita un privilegio de clase, raza o religión? Cuando Cecilia decide no abrir la puerta, deja entrar el miedo, que es muy inteligente”.
Mecha describe: “La película sirve para que la clase media piense su forma de actuar: nadie puede escapar de una situación tan concreta. Los pibes toman y fuman la del transa, no la de Charly ni la del Diego. No se muestra una anécdota tipo zoológico, sino algo que se sabe que existe, para pensar cómo nos movemos ante esto”.
Acto seguido, un canal de noticias transmite un reclamo por la búsqueda de un joven desaparecido por la Gendarmería. Mientras revisan el agua con un gomón inflable, la periodista pregunta: “¿Qué piensan que le pudo haber ocurrido a Kevin?”. Alguien dice: “Estamos acompañando a la familia, a la mamá de Kevin… la policía lo venía persiguiendo, hostigando hace tiempo”. Y otro: “Lo vimos, lo levantó la Gendarmería y no supimos más nada… ¡Queremos saber qué pasó con el!”, testimonian vecinas y vecinos.
Cecilia apaga la televisión y va al lugar del reclamo. Llega entre luces de patrullas. Desde el puente contempla la búsqueda. Vuelan helicópteros. Los gritos para que aparezca Kevin devienen en bronca: “¡Asesinos!”. Fuera de cámara aparece el cuerpo de Kevin. Ella, llorando y tosiendo, se va difuminando entre los gases lacrimógenos que reprimen, hasta que todo se vuelve blanco.
La película moldea desde el cine de ficción un problema largas veces abordado desde lo documental. Sobre las diferencias de hacerlo en uno y otro formato, piensa Francisco: “En un documental hay un relato, un recorte. Y en esta ficción hay algo de lo documental que es parte de la película, algo que nos sucede cotidianamente. El trabajo de casting se realizó con actrices profesionales pero también con personas que no lo son. Mecha es una dirigente social que tiene un vínculo y una comprensión afectiva con el conflicto que se cuenta. Algunos pibes y algunas madres de pibes que ella conoció terminaron de esa manera. Es una ficción y un documental sobre el encuentro entre Andrea (Testa), Mecha, Elisa y yo. La acción de Cecilia te interpela, ¿o lo naturalizás y seguís con tu vida? La actuación a veces era documental. En una escena Elisa me dijo: ‘No sé qué me va a pasar cuando la hagamos’. El procedimiento de la realidad atravesó totalmente a la película que es una ficción que permite llegar a un público distinto, a un público que no va a ver un documental de gatillo fácil”.
Continúa Elisa: “Fue muy fuerte el rodaje. El parque de diversiones, en algunos de sus juegos, habilita el pensamiento sobre el tema duro del gatillo fácil, al abordary proponer una cuestión urgente y volverla una narración que tiene que ver con el terror. Es una película sobre el miedo, el miedo a la policía, a sacar la basura, a decir la verdad. Yo le quise explicar a mi hijita de 3 años, porque preguntó y le dije que el terror es lo que no existe, lo fantasmagórico y lo no nombrable.” Mecha, por su parte, sostiene: “Es una diferencia muy finita la que separa la ficción de la realidad. Gaby (el joven del que se habla en el film Pibe Chorro) era mi compañero de organización, un pibe del barrio que no pudo zafar. Yo tengo una hija de 16 años y trato de decirle que haga valer sus derechos. Los jóvenes se rebelan ante un sistema que capitalista que enfoca su violencia en ellos. Hay cientos de Gabys y de Kevins todos los días”.
La decisión de Cecilia de no abrir la puerta desatará una gran culpa y despertará los mentados miedos de clase y prejuicios progres.
El desmoronamiento irá aumentando: ya no ayuda a sus estudiantes con el entusiasmo que solía tener cuando le consultaban por una devolución en el proceso de la entrega de trabajos.
Ya la teoría le parece superficial y “una boludez”, le comenta a su colega y amiga Claudia.
Ya no le dirá el apodo amoroso con que nombraba a su hijo Juan.
El sacudón
Pensar con las manos. Así se llama la productora que armaron Andrea Testa, Luciana Piantanida y Francisco Márquez que se puso al hombro la película. Introduce Francisco: “Surgió de una necesidad, en un momento definitorio para La larga noche de Francisco Sanctis. Habíamos ganado un premio de ópera prima y los productores no nos daban mucha bolilla. Nos planteaban que ellos definían el corte final, entre otras desventajas. No teníamos mucha experiencia, pero el diseño de producción es parte de hacer la película. Decidir si el presupuesto va a lentes, a cámaras, a más tiempo para filmar tal escena. Éramos directores nóveles y sentimos que teníamos que defender el hecho de producir la película… y la experiencia salió bien. El nombre ya lo habíamos utilizado en un fanzine en la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC); nos gustaba ese nombre, tomado de Historia(s) del cine de Godard”.
¿Qué significa? “Abordamos las películas como aprendizajes, surgen de cuestiones que nos sacuden, duelen e interpelan. Hacer una película nos hace aprender”.
Un crimen común no solo sirve para ver estas decisiones y sus fatales consecuencias de acá al futuro, sino para mirar hacia atrás y pensar en las veces que no abrimos la puerta cuando nos la golpean desde la realidad.
Buena noticia: pronto se abrirán las puertas del cine Gaumont, cerrado desde el 13 de febrero de 2020 por reparaciones primero, por pandemia después.
Un modo de confirmar que la gente va al cine.
Y que lo hace para disfrutar, pensar y maravillarse con las películas que nos cuentan cómo somos, y cómo podemos ser.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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