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Crimen sin castigo
Los responsables políticos de las muertes de Darío y Maxi. Se cumplieron 20 años de la Masacre de Avellaneda y se conoció el anticipo de la segunda parte de La crisis causó 2 nuevas muertes, el documental de Patricio Escobar. Duhalde, Solá, Matzkin, Álvarez y otros protagonistas revelan ante las cámaras –a veces involuntariamente– la complicidad política, policial y de inteligencia detrás del asesinato a mansalva de dos jóvenes de 21 y 22 años. La “embajada”, los gobernadores, las excusas y el objetivo: disciplinar a las organizaciones sociales. Por Franco Ciancaglini.
“La responsabilidad política es indelegable”. Felipe Solá.
Cuando las imágenes se funden a negro se escucha esa última frase del ex canciller, ex diputado, ex ministro de Agricultura, en su rol de ex gobernador de la provincia de Buenos Aires: uno de los responsables políticos cuando ocurrió la Masacre de Avellaneda del 26 de junio de 2002, que derivó en el asesinato de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, además de dejar un tendal de más de 30 heridos con balas de plomo.
Patricio Escobar tiene la virtud en sus documentales de convertir testimonios, incluso excusas, en confesiones, porque logra hacer hablar al poder. En La crisis causó 2 nuevas muertes había usado aquel título del diario Clarín para mostrar cómo el propio periodismo ocultó y desinformó sobre lo que había ocurrido, como si las muertes fueran debidas a “la crisis” y no a personas, instituciones y políticas concretas.
La segunda parte de aquel documental, de la que se acaba de conocer un anticipo de media hora, implica un avance de la investigación que busca comprender dónde estuvo la responsabilidad política e ideológica de aquella represión. Si el comisario Alfredo Fanchiotti y el cabo Alejandro Acosta, de la Policía Bonaerense, fueron condenados a prisión perpetua, ¿de dónde surgieron las órdenes y el aval político que facilitó y permitió que los crímenes se cometieran?
“Yo no iba a hacer esta película” dice ahora Patricio Pato Escobar en su casa porteña de Barracas al fondo, a pocas cuadras del Puente Pueyrredón y de su amado club San Telmo. La chispa para el film saltó cuando, como camarógrafo, fue a entrevistar al ex presidente Eduardo Duhalde para el documental Diciembre, de César González y Alejandro Bercovich. “Yo le voy a peguntar del 26”, pactó Escobar con los directores (que no usaron ese tramo). Así nacía, sin quererlo, la segunda parte de La crisis…, de la cual Patricio compartió el primer adelanto durante el acto del 26 de junio en Puente Pueyrredón, y que puede verse en YouTube y en la productora Artó Cine. Allí están disponibles libremente otros documentales de Escobar como Sonata en Si menor (sobre el Plan Cóndor en Argentina y Uruguay), Bienaventurados los mansos (Iglesia y poder) o Bufones de la risastencia, entre otros.
En esta nueva saga Duhalde asegura que no conocía que, además de los asesinatos, hubo al menos 30 heridos con bala de plomo aquel 26J. Y le discute a Escobar que él no dio la orden de matar, sino la de que no cruzaran a Capital Federal. La estrategia, tanto de Duhalde como de Solá, parece girar alrededor del mismo argumento: no dimos la orden de matar, por tanto, no somos responsables de las muertes. Escobar: “Dicen eso porque evitarían ir presos; yo soy responsable político, pero no soy un asesino. Yo lo que pienso es: por lo menos habría que impedirles seguir siendo funcionarios. Si no podés manejar a la policía, no seas funcionario. Y estas personas siguen en carrera política desde hace 20 años”.
El nuevo documental busca, por eso, desmontar la hipótesis de que la responsabilidad política no es condenable. La media hora de anticipo es una obra en sí misma, que empieza a mostrar las evidencias: las reuniones anteriores y la planificación de la represión; las horas posteriores que intentaron sellar el encubrimiento, sin éxito. Una revelación: Duhalde confiesa que tenía las fotos que Clarín no había publicado de Fanchiotti ejecutando uno de los fusilamientos ya el 27 a la madrugada, antes de una conferencia de su gobierno en la que Jorge Matzkin, ministro del Interior, aseguraba que los piqueteros se habían matado entre ellos. El propio Matzkin aparece reconociendo que esa teoría y la de que había habido una suerte de intento piquetero de golpe de Estado (que él mismo difundió) eran falsedades provistas por la SIDE, la entonces Secretaría de Inteligencia, que luego tuvo que salir a rectificar: otra confirmación de la relación enferma entre política y servicios.
Por esas cosas el anticipo de la nueva versión de La crisis… es un aire fresco de periodismo, y un acto de justicia: Escobar les pregunta a los responsables lo que la justicia jamás les preguntó. ¿Por qué? “Es lo que me pregunto. Solá me dijo: ‘a mí no me llamó nadie. Si me llama la justicia voy corriendo a declarar’”. Habrá que ver si, tras este documental, Solá acelera esa carrera.
Lo que exigía la “embajada”
ras lograr el testimonio de Duhalde, el Frente Darío Santillán le pidió a Patricio la grabación para presentarla en la causa y lo alentaron a continuar la serie de entrevistas a otros responsables políticos. Ya lo había intentado en la primera parte (al final aparecía una larga lista de quienes no aceptaron contestarle). Ahora la cosa cambió: “Gracias al celular pude hablar directamente con los tipos, no con sus jefes de prensa, que antes me filtraban”, cuenta. Otro factor: “Ya pasaron 20 años, se ablandan o quieren hablar por alguna razón”. Hubo quienes a pesar de la tecnología y del tiempo, tampoco contestaron: “Aníbal Fernández (secretario general de la Presidencia de Duhalde, hoy ministro de Seguridad) me clavó el visto”.
Solá clavó el visto una semana, pero luego llamó a Escobar. “Me dijo: te voy a dar la entrevista, es una historia muy dura para mí. Escribí un libro, nadie lo leyó…”. En ese libro de Solá, un capítulo está dedicado a Darío y Maxi. En su versión asegura que fue engañado, que lo puentearon y le endilga la responsabilidad a un trío compuesto por Alfredo Atanasof (jefe de Ministros en aquel momento, ex diputado, actual embajador en Bulgaria), Jorge Matzkin y Oscar Rodríguez (ex vicejefe de la SIDE). Al repetir el argumento frente a la cámara, Escobar le sale al cruce: “No te creo que fuiste engañado”.
Escobar viajó a La Pampa a entrevistar a Matzkin en su mansión. Atanasof y Rodríguez no quisieron brindar testimonio. Otros entrevistados son Juan José Alvárez (que era ministro de Seguridad) y Marcelo Saín (ex subsecretario de Seguridad bonaerense, ex ministro de seguridad rosarino, hoy asesor del Ministerio de Seguridad de Aníbal Fernández). “En off dijeron un montón de cosas que, en cámara, no”, sintetiza Escobar sobre uno de los puntos comunes entre todos.
El documental demuestra que existieron reuniones previas en las que se planificó una represión violenta. Solá, Matzkin y Álvarez refieren una cita en La Pampa en la que los gobernadores de entonces reclamaron mano dura y “más firmeza” frente a las movilizaciones piqueteras. Álvarez revela que hubo otra reunión con funcionarios de la embajada de Estados Unidos que reclamaban que había que “endurecer fuertemente la política”, refiriéndose a la acción policial. También, recuerda, existen registros de reuniones entre la cúpula del gobierno e integrantes de la SIDE. Marcelo Saín dice que hubo “una decisión política de producir un hecho ejemplificador que fuera culminante en esa puja entre el peronismo duhaldista y los movimientos sociales” por el control de la calle. Solá se asombra de que ese “control de la calle” fuera pensado, por el peronismo, a partir de la policía. El documental recuerda que Néstor Kirchner –al margen de su gesto de recibir a los familiares de las víctimas– tampoco mostró interés en avanzar con la causa. Saín agrega que en 2002 la decisión política fue que la responsabilidad por las muertes “se corta en el hilo policial, como la mayoría de las veces ocurre”.
Pero la película aún no termina. “Hay que seguir investigando –remarca Escobar– cómo son los mecanismos políticos que estaban totalmente aceitados, para que se demuestre la responsabilidad de cada uno”.
Todavía no hay fecha para que este anticipo de media hora se convierta en un documental completo, mientras continúa la búsqueda de financiamiento. Patricio: “Me interesa investigar el accionar de la SIDE, y terminar de reconstruir esos días previos donde Duhalde, Atanasof, Álvarez y demás planificaron la represión con balas de plomo”.
El rol del tiempo se nota en un detalle autogestivo: uno de los camarógrafos de esta segunda parte es Teo Escobar, hijo de Patricio y de Carolina Fernández, coproductora del film. Teo tiene 15 años, no había nacido cuando se realizó La crisis… y ya casi pasa el metro 90 de su padre. “Fue el documental que más me impresionó de mi viejo. Ayuda mucho a entender qué pasó”.
¿Qué imaginar sobre lo que se viene judicialmente? Patricio: “Yo no creo que estos políticos vayan a ir presos. Pero si logramos que vayan a declarar como testigos, Solá por ejemplo, va a quedar en el imaginario de la gente que el tipo al menos tuvo que ir a declarar por la causa. Por eso, la película. Lo que siempre te queda es la justicia social”.
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