Nota
Atahualpa: ¿empieza a haber justicia?
Más de cuatro años después del asesinato del joven Atahualpa Martínez Vinaya en Viedma, Río Negro, se efectuaron las primeras detenciones de tres hombres y una mujer, señalados por la fiscal como los autores materiales del crimen. Atahualpa tenía 19 años cuando fue asesinado de un disparo en la espalda el 15 de junio de 2008 a la salida de un boliche. El cuerpo fue arrojado a un descampado. La familia nunca dejó de sospechar de la propia policía provincial y de la impunidad que suele cubrir los “inexplicables” crímenes de jóvenes en los que tantas veces la policía es parte del problema, y no de la solución.
El giro
El giro en la causa se da luego de que se retomara la investigación comparativa de manchas de sangre encontradas en la campera de uno de los sospechosos, con el ADN de otro detenido, y del propio Atahualpa. La familia prefiere mantener cautela ante la noticia: “Para nosotros es insuficiente, porque no entendemos todavía cuál es el móvil del crimen. Nos genera sospechas pensar que estas cuatro personas pudieron encubrir todo durante cuatro años; no nos parece gente que pueda manejarse impunemente. Nos falta saber quiénes los ampararon a ellos”, asegura a lavaca Laura Vinaya, prima de Atahualpa.
Pistas falsas
Hace cuatro años que la causa parecía dormida. A pesar de las aparentes buenas intenciones de la fiscal Daniela Zagari, la cosa no avanzaba. No hubo imputados ni detenidos ni siquiera testigos voluntarios en todo ese tiempo. En cambio, se filtraban pistas falsas que desviaban las investigaciones y obligaban a desandar el camino ya hecho.
Empezar de cero
Eso fue lo que se propuso Zagari en 2012: empezar todo de cero. Así, retomó la pista de una campera manchada de sangre aún no identificada. Se trataba de una prenda secuestrada en la casa de gente del mismo barrio de Atahualpa, en las afueras de Viedma, un grupo conocido, dice Laura, “por estar metido en la delincuencia y negocios de drogas”.
Lo cierto es que en esos primeros meses las pruebas se desestimaron. La actuación del fiscal Ricardo Falca (a quien la familia le inició juicio) y la negligencia comprobada de la policía en la causa pueden ser algunos de los motivos aunque, además, la sangre encontrada en la campera tampoco pudo asociarse a la de su dueño ni dio frutos un peritaje en una camioneta.
¿Qué cambió?
¿Por qué reapareció la prueba de la campera, y cómo se logra asociarla a tres hombres y una mujer?:
“La fiscal decide cruzar el ADN no con el dueño de la campera sino con uno de sus amigos, y ahí le da positivo”, explica Laura Vinaya. Así estaría entonces probado científicamente el contacto entre Atahualpa y, al menos, otras dos personas.
La prueba motivó las detenciones de Felipe Carrasco, Carlos Morales Toledo, César Bayo y Belén Barrientos, que deben ratificarse o desestimarse en un plazo de 10 días. Para tomar la futura decisión, el juez Carlos Reussi indagó a los cuatro detenidos en los últimos días.
¿Culpables o perejiles?
Todos negaron su vinculación con el hecho, dijeron que se enteraron del crimen por los medios, y aseguraron no conocer a Atahualpa. Laura Vinaya: “Que no lo conocían es mentira porque sí lo conocían del barrio”. Lo que sigue en el misterio es cuál pudo ser el móvil del asesinato: “Él no tenía vinculaciones con ellos”.
El 3 de septiembre los detenidos dieron a conocer una carta escrita de puño y letra donde hablan de “un circo armado por la policía”. La carta sugiere la teoría de una causa armada en donde ellos serían los “perejiles”: “Dicen que la policía los está obligando a declararse culpables”, cuenta Laura.
Las pruebas y las dudas
La familia queda en el medio de estas acusaciones cruzadas. Por un lado, Laura dice que las pruebas científicas son contundentes; por otro, saben que desde aquél 15 de junio del 2008 en que mataron a Atahualpa “sucedieron cosas que nos dejan dudas sobre la policía, si actúa negligentemente o está tratando de encubrir”.
La respuesta que se dan mete en una misma bolsa a policías y delincuentes.
“Para nosotros hay cierta impunidad que puede ser de la policía o del poder político. En estos cuatro años tanto el gobierno como la policía en dos ocasiones nos vendieron pescado podrido. Filtraban información de alta calidad, como si hubieran leído la causa”, cuenta. Eso motivó que, por ejemplo, la fiscal Zagari circunscribiera las fojas a tan sólo un jefe policial.
Todos mienten
La lectura entre líneas que hacen los familiares de Atahualpa no opone sino que suma las sospechas sobre la policía, y también sobre los detenidos, de quienes consideran que tuvieron su parte en lo ocurrido.
Laura: “Al menos saben algo. Quién está por encima de ellos, no sé. Nosotros no tenemos ningún testimonio voluntario, nadie vio cómo Ata salía del boliche… Si la gente no habla es porque tiene temor, y eso es porque alguna fuerza de miedo estuvo presente”.
Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
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