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Camperas sin patrón: abrigate por su llueve

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“Estoy feliz porque trabajo con mis compañeros, no tengo la presión que había antes, y estamos todos a la par” dice Eliana Díaz a lavaca. La cooperativa de trabajadores de Lacar, que preside Eliana y autogestionó la empresa tras el fraudulento quiebre y vaciamiento de la fábrica y los locales, ya tiene dos puntos donde vende las camperas que ha comenzado a producir nuevamente. La inauguración oficial se hizo en el local ubicado en Forest 445 de Buenos Aires (el otro es en Bonpland 1660) pero desde febrero se las ingenian para vender las camperas que ellos mismos están fabricando en un espacio cedido por el INTI en el Polo Industrial Barracas.
Camperas sin patrón: abrigate por su llueve
De este modo lograron que, desde el traumático cierre el 19 de septiembre del 2011, se sumaran más de veinte de sus compañeros a estas tareas, trepando a 60 la cantidad de trabajadores que autogestionan la fabricación y venta de las camperas, pero que aún esperan una decisión judicial que devuelva los bienes materiales (más camperas y materia prima) y la propia marca Lacar a los trabajadores.
Convencer a los desconfiados
Con las primeras ventas y algunos fondos de huelga los trabajadores lograron desahogar los meses iniciales. También a fuerza de asambleas y con el apoyo del colectivo La Alameda lograron llegar a sus compañeros más desconfiados o resignados, y convencerlos de que era posible. No tenían la fábrica, porque el dueño José Tarica la había vaciado sin previo aviso. Se trataba de un alquiler, los trabajadores quedaron del lado de afuera.
Tampoco tenían los bienes, ni los tienen, porque desde aquel cierre a hoy esperan que el poder judicial los destrabe a su favor. Debido a la Ley de Quiebras –que estaría estrenándose en este caso- lo que antes se conocía como “indemnizaciones” son para estos trabajadores “créditos laborales” cuyo valor puede intercambiarse por esos bienes secuestrados: maquinaria, materia prima, camperas y la marca.
Los roles cuando no hay un dueño
Para hacer camperas, tuvieron que hacer de todo. Rápidamente lograron conformarse como cooperativa a fines de 2011. Enseguida se contactaron con el Movimiento de Fábricas Recuperadas, al mando de Luis Caro, y continuaron con una serie de audiencias en el Ministerio de Trabajo citando a los responsables, sin resultados.
El ex dueño José Tarica no volvió a aparecer desde entonces. Pero en asambleas fueron conteniéndose y diseñando las estrategias para poner en marcha su trabajo nuevamente. Eran entonces aproximadamente 40, entre administrativos, empleados de la fábrica y de los locales comerciales. Gracias a un espacio que les cedió el INTI en Barracas, comenzaron a proyectar compras de materias primas (telas, cierres, botones) y redistribuyeron las tareas. Había un eslabón perdido, que la firma terciarizaba: los costureros. En esas mismas asambleas algunos se animaron a tomar los cursos del INTI y hoy son las “chicas de los locales” (vendedoras y administrativas) quienes llevan a cabo la tarea. Y en ese intercambio de roles, los “muchachos de la fábrica” están al mando de las ventas.
Si la cosa funciona
Ahora son más de 60. Los últimos fueron llegando a medida que veían que la cosa funcionaba. Los primeros indicios se dieron a principios de este año, cuando un solo local en la Avenida Directorio les permitió juntar lo suficiente como para soñar con otro local propio. “Esos meses no hicimos ningún retiro y pudimos juntar para alquilar en Forest, que era un punto de venta importante. Y dentro del Movimiento de Fábricas Recuperadas nos ofrecieron la garantía que pedía la inmobiliaria para poder alquilar el local”, cuenta Eliana a lavaca, presidenta de la cooperativa.
Fueron necesitando entonces cada vez más materia prima. Antes que los “créditos laborales” les correspondía un seguro de desempleo durante ocho meses, aunque en asamblea decidieron reclamar un cobro único que les permitió tener la plata antes. Eliana: “Entonces cada uno de nosotros hicimos ese trámite como para poder cobrarlo por única vez y recibir ese monto, y con eso juntamos el dinero con el que estamos comprando la materia prima”. Con eso, más la sabiduría de quienes fabrican las camperas y la capacidad adaptativa de “las de los locales” a costureras, proveen los tres puntos donde hoy comercializan las camperas. El más importante es el de Forest, una calle que agrupa distintos negocios de invierno.
Sin pérdidas
¿Cómo les está yendo?: “Bien, por suerte. No tenemos las ventas que tenían ellos pero por lo menos tenemos ingresos, podemos mantener los alquileres, la luz, pérdidas no tenemos.  Todavía no tenemos ganancias, pero bueno, esta es una etapa de inversión, tendremos que invertir hasta que podamos recuperar el resto de lo que nos quedó adentro”.
Eliana se refiere al material y la maquinaria que quedó secuestrada tras el vaciamiento de la fábrica y los locales comerciales. Desde el 4 de octubre que el juez no mueve la causa en este sentido: debe tasar el valor de estos bienes e intercambiarlos según el monto de los “créditos laborales”, tal cual reza la Ley de Quiebras. Eliana: “Nos dio la orden para el uso y la conservación de estas cosas, pero no para la venta. Tenemos las camperas ahí varadas”. Estas camperas significarían un nuevo desahogo económico. ¿Y sobre la firma LACAR? “Hasta la resolución final está en manos de la cooperativa. Ahora el juez tiene que evaluar si la cooperativa funciona, si tenemos todos trabajo, y ahí supongo que ya estará definitivamente la marca”.
Esos son algunos de los pendientes. También, recuerda Eliana, “que lo metan preso”, en referencia al ex dueño José Tarica, que desde aquél septiembre se recluyó en su casa en el barrio privado de Hacoaj. Socios de la cooperativa ya iniciaron una denuncia comercial por quiebre y vaciamiento fraudulento y otra judicial, que podría llevarlo a la cárcel. “Pero estos procesos dicen que son largos… En algún momento va a llegar la justicia”, quiere Eliana.
La bronca se le borra cuando le pregunto cómo está, cómo se siente: “Feliz”. Sus razones:
-“Porque ahora trabajo con mis compañeros”.
-“No tengo la presión que tenía antes”.
-“Porque esto es nuestro, luchamos a la par”.
-“Porque todos hacemos todo”.
Y le pregunto lo mismo que aquél octubre cuando estalló todo, le digo que sueñe, que suelte su imaginación y que proyecte a esta cooperativa hacia donde ella quiera: “Es primordial que sea más consistente económicamente, porque tenemos que llevar dinero a nuestras familias y mantenernos como lo hacíamos antes. Lo otro es poder abrir otras bocas de venta, más que nada en los lugares donde ya nos conocen, seguir con el trabajo, tener un trabajo digno”.

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La Estela: tierra guaraní en escena

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Las actrices Casandra Velázquez e Ivana Zacharski crearon un unipersonal sobre una niña litoraleña que descubre aventuras al amparo del monte misionero. El calor agobiante, la siesta obligatoria, los árboles de yerba mate y las leyendas de ese territorio se cruzan con la inspiración de Clarice Lispector como punto de partida.

Por María del Carmen Varela

A la hora de la siesta el pueblo entra en una pausa obligatoria barnizada por un calor agobiante. Ni el sueño ni el sofoco detienen a la niña, que abandona su cama con sigilo y logra escapar al amparo del monte. Encuentra en la intemperie el abrigo que no es costumbre en su casa. Cada día la espera una aventura distinta, aunque no siempre hay juego y risas. Rebelde, divertida, decidida, busca compañía para sus andanzas y si no la encuentra, transita en soledad.  La salvación a cielo abierto, la naturaleza como sostén y una fascinación: “La Estela”.

La actriz y bailarina Casandra Velázquez y la actriz y directora de teatro Ivana Zacharski dieron luz a esta niña litoraleña sumergida en la vastedad de un paisaje indómito y deslumbrada por Estela, la joven esquiva con mirada de pantera. Ivana y Casandra se conocieron a sus 18 años tomando clases de actuación con Pompeyo Audivert en el Teatro Estudio El Cuervo, poco tiempo después de que cada una viniera a estudiar teatro a la Capital. Casandra nació en Rosario y creció en Venado Tuerto (Santa Fe), Ivana es de Apóstoles, Misiones, donde se desarrolla esta historia que juntas llevaron a escena. Este universo, recorrido por Ivana, de tierras guaraníes surcadas por árboles de yerba mate y leyendas de peligros a la hora de la siesta, fue la inspiración para La Estela.

Ivana tenía ganas de dirigir un unipersonal y eligió a su amiga Casandra para actuarlo. El punto de partida fue un cuento de Clarice Lispector: La relación de la cosa. Casandra: “Los primeros encuentros fueron sin texto, nos acercamos a la obra desde el cuerpo, la respiración y la carne. En los primeros ensayos bailé un montón, unas danzas extrañas, medio butohkas, transpire, canté, corrí, toqué el bajo. Ivana empezó a escribir y yo a probar y actuar todos esos textos e hipótesis, el insomnio estaba presente, la obsesión con el tiempo, los fantasmas del futuro, algo vinculado a la materialidad del agua y el devenir del río. Aparecieron unos cuentos protagonizados por distintas niñas en paisajes litoraleños. Nuestro personaje de ese momento: una mujer en medio del insomnio, se contaba esos cuentos a ella misma para poder dormir”.

La Estela: tierra guaraní en escena

Foto: Gentileza La Estela.

Después de que Ivana hiciera un taller de escritura con Santiago Loza y Andrés Gallina, la historia fue tomando fuerza. Cuenta Casandra que algo se abrió y comenzó a aparecer la trama: “La obra apareció y nos empezó a hablar. Nos metimos adentro de esos cuentos, de esos paisajes y de esas niñas y dejamos de lado todo lo demás. Apareció algo muy mágico entre nosotras, algo de eso que las obras permiten, que es crear un universo común, descubrir conexiones y relaciones nuevas. Sentía que la obra estaba apareciendo y tenía voz propia, apareció el cuerpo de la obra y una forma de narrar”. Casandra recorre el escenario y su fuerza expresiva invita a adentrarse en la historia de esta niña llena de vitalidad y asombro. La vemos en su habitación, presa del calor de la tarde, en busca de libertad y juego, invocando protección divina cuando algo se le escapa de las manos, trabajando en el puesto rutero, pateando una pelota, como se patea a la injusticia, hipnotizada al descubrir la mirada felina de “la Estela”.

El entusiasmo de la juventud, las tragedias inesperadas, las súplicas, el goce de la novedad caben en ese cuerpo palpitante de sueños. Ivana y Casandra apelaron a sus propias vivencias para hilar la narración. Casandra: “Las dos pasamos nuestras infancias y adolescencias medio punkis en distintos paisajes litoraleños, lejos de esta ciudad, sus ritmos y velocidades. Había algo de ese universo común, de elegir siendo muy chicas irnos de las ciudades donde crecimos, que empezó a operar, casi telepáticamente. El ejercicio de revisitar esos paisajes y poblarlos de ficción fue fascinante, mirar el mundo con ojos de infancia nos abrió mucho permiso y nos devolvió mucha vitalidad, nos permitió vincularnos con la violencia, el dolor y la crudeza de crecer desde un lugar de mucho delirio y mucho juego. La obra es bastante impune en ese sentido, el relato no pide permiso, ni da explicaciones, sólo sucede. Justicia poética, decimos, un conjuro de liberación”.

Al cabo de dias de ensayo, la voz de la niña litoraleña comenzó a asomar y Casandra hizo un trabajo específico con la coach vocal Mariana García Guerreiro. El actor Iván Moschner también se sumó a pulir el fluir de la voz. Escuchar radios misioneras, discos y entrevistas a Ramón Ayala y otrxs artistas misionerxs colaboró con esa tarea. La niña que sube el escalón hacia la adolescencia, la que se enfrenta al monte y sus amenazas, se abre paso en la oscuridad con la lumbre de su irreverencia. Salvar y ser salvada, desafiar la imposición de la siesta, para correr a soñar despierta.

La Estela

El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, CABA

Sábados a las 18  hs, hasta el 27 de septiembre

@laestela.obra

@casandravelazqz

@ivanazacharski

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Litio: nace un nuevo documental

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Este viernes 29 de agosto se presentará un nuevo contenido de Cooperativa de trabajo lavaca: Litio. Un documental dirigido junto a Patricio Escobar que refleja la lucha de las comunidades originarias y el paralelismo entre la reforma (in)constitucional de Jujuy, como experimento hacia la Ley Bases votada a nivel nacional.

“Te cuento esta historia, si me prometés hacer algo. ¿Dale?”.

Así arranca el documental Litio, una historia de saqueo y resistencias, que continúa…

Un documental independiente y autogestivo de cooperativa lavaca y dirigido en conjunto con Patricio Escobar, que traza un hilo conductor entre la reforma (in)constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).

Este proyecto tiene algunas particularidades: por un lado, no se trata de una única pieza audiovisual, sino de varias. Una más larga, de 22 minutos; y otras más cortas, de menos de 6 minutos. Por otro lado, se propone un documental en construcción permanente, al que se le irán agregando nuevas piezas de una cadena extractivista que parece no tener fin. Para esto, creamos una página web (que también estrenaremos el viernes 29) en la que iremos agregando los nuevos eslabones que surjan a futuro relacionados al oro blanco. 

LITIO muestra cómo viven las comunidades de la puna jujeña en la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, y a la par, zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. Dato insoslayable: para obtener un kilo de carbonato de litio se utilizan hasta dos millones de litros de agua. Las imágenes se entrelazan con los ostentosos congresos mineros, la represión policial a las manifestaciones por la reforma (in)constitucional y la resistencia de un pueblo que no otorga la licencia social a la explotación minera.

“¿Cuánto cuesta, cuánto vale… nuestra Pacha?”, cantan las comunidades originarias. Esa bandera hecha canción – y esa pregunta- se construye a través de distintas entrevistas a las comunidades Santuario de Tres Pozos, Lipán, El Moreno, Tres Morros, Potrero de la Puna, así como a otros actores. También evidencia el silencio de las autoridades, que no quisieron hacer declaraciones públicas. “Todas las Salinas están cuadriculadas de pedimentos mineros. Allí viven las comunidades y debajo, en el subsuelo, están las minas”, cuenta Alicia Chalabe, abogada de las comunidades.

El documental plantea una premisa: la reforma (in)constitucional de Jujuy en 2023 impuesta por el entonces gobernador Gerardo Morales –a merced de la explotación del litio, ya que modificó el régimen de agua, de tierras fiscales y de la propiedad privada, y ratificó la propiedad exclusiva de la provincia sobre los recursos naturales, entre los que incluye el subsuelo y el mineral de litio– fue el experimento que sirvió de antesala a la Ley Bases aprobada en 2024. Esta profundizó no sólo la matriz extractivista mediante enormes beneficios fiscales a empresas mineras, petroleras y del agronegocio, sino también las relaciones carnales con Estados Unidos y particularmente con Elon Musk, dueño de la empresa Tesla que construye autos eléctricos, para lo cual el litio es fundamental.

LITIO termina con tres palabras, y se erige como punto de partida:

“Esta historia continuará

¿Dale?”.

Te invitamos a seguir construyendo esta historia, este viernes 29 de agosto a las 20, en MU Trinchera (Riobamba 143, CABA).

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Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

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¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?

Por María del Carmen Varela

Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?

La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.

Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.

¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.

Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.

En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.

Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.

NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA

Miércoles 30 de julio, 21 hs

Próximas funciones: los viernes de octubre

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