CABA
Cartas entre Suecia y Argentina: realidades y estrategias ante un mismo virus
Suecia es el país que mantiene una estrategia diferente frente a la pandemia de coronavirus. ¿Es mejor o peor que la que tomó Argentina? ¿En base a qué compararlas? Ante una situación que muta cada día y obliga a gobiernos a redefinir políticas sanitarias, la fundadora de lavaca, Claudia Acuña, le escribió una carta a la dramatruga América Vera Zabala, hija de exiliados -padre chilenos, madre peruana, nacida en Rumania y ciudadana sueca desde pequeña-, quien además en los últimos años vivió sus dos licencias por maternidad en Argentina , país que conoció por primera vez en 2001 junto a Naomi Klein y Avi Lewis. Le propuso así mantener una correspondencia periódica para comparar resultados de ambas políticas sanitarias y sus consecuencias. Este es el primer intercambio sobre cómo se vive la pandemia en dos países muy diferentes.
Buenos Aires, Argentina 21 de marzo
Querida América:
Mientras escribo estoy escuchando la voz metálica que emite el parlante del patrullero policial, que le ordena a una pareja “ingresar inmediatamente a su domicilio”. Hace una hora dos policías me interceptaron a mí, cuando iba con el changuito de compras hacia la farmacia. Me preguntaron dónde vivía y anotaron en una planilla mi nombre, dirección y número de documento. En la siguiente esquina, había otros dos policías que recibían a través de un handy los datos de quienes habíamos sido interceptados en la otra cuadra: se los dictaba una voz masculina, en voz alta.
La calle está desierta, pero hay un sol espléndido.
Miro hacia el cielo celeste, despejado, brillante, para tranquilizarme: quizá la salud de ese cielo sea suficiente motivo para padecer los traumas de quienes en este país sobrevivimos a una dictadura.
Quizá.
¿Cómo saberlo?
El tercer día de encierro obligatorio tiene estas companías: angustias, remordimientos, viejos traumas y nuevos miedos.
Estar encerrada no es el problema para quien siempre está acompañada por el ejercicio de la escritura. Lo que es un gran, enorme problema, es encerrarse con este contexto de película de ciencia ficción, que produce una inquietud permanente, que no descansa.
¿Esto es real?
Es decir:¿esto es lo que tenemos que hacer para salvarnos?
¿Cómo saberlo?
El periodismo me dio herramientas para buscar información, pero soy vieja y las que me enseñaron, practiqué y enseñé hoy son tan imposibles de usar, como una grabadora a casette o una Remington.
Como editora, oficio que ejercí durante largos años en diversos medios y que, con recursos o sin ellos, me obligó a chequear la información antes de publicarse, he tenido que enfrentar muchas veces momentos opacos, operaciones de prensa, filtraciones, delaciones, denuncias, off the records y todos esos virus que infectan los medios. Estoy entrenada para eso.
Tres fuentes. Esa es la regla.
¿Cuál serían entonces las tres fuentes de esta información que nos ordena al “aislamiento social”, so pena de morir o infectar a otres?
Una, claramente, es la gubernamental.
La voz del Presidente en cadena nacional y la de los ministros del área responsable de responder a una pandemia ordenaron quedarse en casa. Son ellos entonces los responsables de haber tomado las medidas más drásticas de los países que, según la información que recojo en diferentes medios, han tenido que enfrentar el virus. Más que China, incluso, que solo aisló a las ciudades foco de la infección. Las autoridades argentinas, en cambio, han decidido aislar al país, con sus 44 millones de habitantes.
Hasta ahora las cifras le dan las razones para justificar estas medidas sanitarias extremas: a este día y hora, hay 158 infectados y cuatro muertos.
En Chile, país en el que apareció el mismo día que en Argentina el caso número 1, los infectados son 536. Hoy tuvo su primera muerta, una mujer de 83 años.
Las medidas que tomaron en Chile: desde el 18 de marzo cerró todas las fronteras y se declaró el Estado de Excepción, que le permite al gobierno restringir libertades constitucionales, en un contexto de permanente movilización social de protesta.
Toda América Latina suma 1.600 infectados y 14 fallecidos. Estamos hablando de países con situaciones de gobernabilidad muy distintas y que tomaron diferentes medidas restrictivas, pero ninguna tan extrema con la Argentina.
En todos los casos, son datos, cifras y caracterizaciones que provienen de una misma fuente: la gubernamental.
La segunda fuente proviene de instituciones y profesionales expertos en salud, epidemias y pandemias. Estamos hablando, por ejemplo, de la Organización Mundial de la Salud, la misma que negó hasta hace unos pocos años que el glifosato sea cancerígeno. Y lo hizo por presión de las corporaciones farmacéuticas. No extiendo automáticamente este dato a lo que está informando hoy, pero es un antecedente que en Argentina significó una larga lucha por parte de científicos que sufrieron agravios y discriminaciones por discutir en su momento este posicionamiento de, nada menos, la máxima autoridad sanitaria global. Es decir: Argentina fue pionera en revelar qué representaban los agrotóxicos para la salud de la población y por eso mismo, aprendimos –como periodistas, como editores- cómo la corporación farmacéutica global infecta a la información.
Es por eso mismo que reclamamos que los llamados expertos identifiquen públicamente qué relación mantienen con esas corporaciones, para saber así qué tipo de fuente está hablando: ¿es una voz de las corporaciones o de la salud pública? Imposible distinguirlas hoy.
Más allá de que esta opacidad siembre o no sospechas, estamos hablando en cualquier caso de una segunda categoría de fuentes: las institucionales/profesionales.
¿Cúal sería entonces la tercera fuente?
Vos.
Mi tercera fuente sos vos.
Vivís en Suecia, un país que frente al mismo panorama tomó otras medidas, y conocés muy bien Argentina.
Si establecemos un diálogo cotidiano, para ver a dónde nos conduce cada camino, quizá podamos comprender mejor qué estamos haciendo y hasta, quizá, por qué.
Sé que la situación de la que parte Suecia es muy diferente: un sistema de salud pública capaz de atender una demanda mucho mayor que a la que puede responder nuestra Argentina, tras cuatro años de un gobierno que despreció ese sistema y lo condenó al desfinanciamiento, el deterioro y el vaciamiento.
Este gobierno no tuvo ni tiempo para comenzar a recomponerlo, y ese no es un dato menor: ubica a esta pandemia en uno de los peores momentos del sistema. Pero como ya sabrás, la larga tradición de excelencia y dedicación de los profesionales de salud argentina hacen también una diferencia. Dependemos entonces de ese tesoro: el humano.
Así las cosas, así estamos.
Con bares, cines, teatros, librerías, kioscos, peluquerías y comercios cerrados; calles desiertas, y colas en la calle, un metro de distancia entre una y otra persona, en las puertas de hipermecados y cadenas farmaceúticas. No deja de ser una ironía que la mayor de esas cadenas pertenezca a un funcionario del anterior gobierno.

Estocolmo, Suecia, 22 de marzo de 2020
Querida Claudia:
Recuerdo que cuando estuve en Buenos Aires fui hacerme la manicura en un local de Palermo Hollywood, muy cerca de donde vivía. La chica, muy joven, cuando le dije que era de Suecia me respondió:
-Ah! Ahí hay socialismo.
Noté un tono de sueño en su voz. Suecia nunca fue un país socialista. Pero, ponle que entre los años 50 y 91 sí tenía un sistema diferente, especialmente durante el gobierno de Olof Palme, que le otorgó a este país una voz particular que lo diferenció de los otros países europeos y occidentales. Hubo, sí, en esa larga época, una sociedad de bienestar muy desarrollada.
Marcó el fin de esa etapa ensoñada en el año 1991 porque esa es la única crisis que pasé en este país durante toda mi vida. Es ese tiempo tenía 15 años y era muy chica para ver el macro. Solamente vi el micro: mi madre perdió su trabajo, cosa que generó en nuestra familia muchas cosas malas. 1991 fue el año que el neoliberalismo hizo su entrada en Suecia y el país pasó así de ser una sociedad de pleno empleo a soportar los peores momentos de desempleo, que rondaron entre el 10 y el 12%. En 1991 Suecia dejó de ser el país diferente. Lo interesante es que ahora vuelve a serlo. El coronavirus nos distingue. En este país tenemos algo que se llama Folkhälsomyndigheten, la autoridad de salud pública me dice googletranslate que se llama. Ellos han decidido no hacer como los otros países. No hemos cerrado escuelas ni hemos prohibido la gente salir de sus casas, aunque en estos días un decreto real recomienda tomar medidas de “aislamiento social”. El mensaje es: “Lávate las manos, quédate en casa si tienes síntomas, aunque sean mínimos, y evita las visitas a hospitales y residencias de anciano”. Guarderías, escuelas y universidades permanecen abiertas, los negocios también, y lo único que se ha prohibido por decreto son los actos con más de 500 personas. El epidemiólogo jefe de la Agencia de Salud Pública, Anders Tegnell, la principal voz científica al mando , ha puesto en duda reiteradamente las medidas drásticas que están tomando la mayoría de países europeos, argumentando que no son sostenibles en el tiempo. “Esta situación se alargará meses; no podemos simplemente decir que todo estará cerrado durante varios meses. No funcionará”. Tegnell argumenta que la propagación del virus en Suecia está aún en una etapa temprana y es posible retrasarla si todo el mundo sigue los consejos de protección. “El equilibrio entre política y ciencia en nuestro caso es un poco diferente que en otros países”, ha dicho a la prensa.
En sus mensajes públicos, el primer ministro, Stefan Löfven, apela a la “solidaridad” y a la “responsabilidad individual”.
Hay países como China, hay expertos y gente que juega a ser experta que están muy enojados con Suecia por ser diferente, y eso me pone orgullosa, sin saber nada ni de virus ni de pandemia, pero me hace recordar porqué hay gente que piensa que este país es socialista. No es por nuestros gobiernos, sino por nosotras, las personas responsables que habitamos esta parte del mundo.
¿Si?
Eso es lo que nos están diciendo hoy nuestros gobernantes.
Conocí Argentina en 2001, cuando viajé con Naomi Klein y Avi Lewis, y vi en las calles cómo desafiaban un Estado de Sitio. No debe ser fácil en un país así que desde el Estado se convoque a la “responsabilidad individual” , pero tampoco debe ser nada fácil acatar una orden de aislamiento social en un contexto de desigualdades sociales. Ojo: no lo digo como crítica, sino para que lo pensemos juntas.
Los efectos del coronavirus comenzaron a llegar a mi vida el martes 11 de marzo. Lo recuerdo perfectamente porque a una de mis mejores amigas le han detectado cáncer de mama y tenía ese día su primer chequeo. Quedamos en vernos después e ir juntas al Museo de Arte Moderno para ver la exposición del artista libanés Walid Raad, quien no solamente es un genio, sino un creador fantástico, que narra historias de las guerras que azotaron su país a través de un colectivo de ficción que creó con el nombre Grupo Atlas. Su manera de contar esas historias me hizo recordar mucho a Borges.
Aquel día estábamos casi solas en el museo, pero nuestra crisis era el cáncer y el coronavirus ni estaba en nuestros pensamientos.
Al día siguiente se cancelaron las visitas guiadas.
Al tercero, cerró el museo.
Al día de hoy hay 16 muertos y 1.439 infectados por el virus.
Las cifras nos dicen que son las más bajas de Europa, actual foco de la pandemia.
Hoy creo que mi síntoma de infección de coronavirus es sentirme intelectualmente mutilada.
No estoy encerrada, pero leer el decreto de recomendación de “distancia social” me alerta: ¿cambió algo importante?
No saberlo me da miedo.

Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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