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Chau Monsanto: triunfo de los vecinos en Malvinas Argentinas

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Monsanto aún no lo anunció oficialmente, pero tomaron fuerza las informaciones sobre su salida de Malvinas Argentinas, Córdoba, donde han comenzado las tareas de desmantelamiento de la planta de elaboración de semillas, que ahora sería ocupada por la mexicana Bimbo. Revelaciones en la asamblea y el acampe que impidieron la instalación de Monsanto, el mismo día en que Aapresid -la entidad que nuclea al negocio sojero y transgénico- organizaba su congreso en Rosario.
 
La historia empezó a terminar este miércoles 3 de agosto.
Vanesa Sartori, vecina integrante de la Asamblea Malvinas Lucha por la Vida, cuenta a lavaca que la cadena de WhatsApp arrancó temprano con una misma noticia: “Monsanto se va de Malvinas Argentinas”. De esa forma empezó a circular algo que hasta el momento era un rumor que  corría cada vez más fuerte desde principios de esta semana: Monsanto, la multinacional transgénica más grande del mundo, decidió abandonar el predio de esta localidad cordobesa de 12 mil habitantes, donde nunca pudo ponerse a funcionar debido a un bloqueo por la vida de vecinos y vecinas del que se cumplirán tres años dentro de un mes.
El periodista Patricio Eleisegui dio la primicia en el portal iProfesional, que tituló: Baldazo de agua fría para el campo: Monsanto desarma su proyecto de $1500 millones en Córdoba.
La información fue confirmada por el periodista “por una fuente vinculada a la compañía”, que reconoció que el acampe pesó a la hora de evaluar la continuidad de la inversión. “No se pudo avanzar con la planta y esto también influyó”, corroboró la fuente, que justificó la decisión por una cuestión económica: “Una inversión así no tiene sentido desde el punto de vista del negocio. Con las instalaciones que hoy Monsanto posee en Rojas, en la provincia de Buenos Aires, la compañía puede operar con tranquilidad. Es más: como están las cosas, probablemente alcance sólo con esa planta de maíz por los próximos cinco años”.
Vanesa interpreta: “Esa es la excusa formal. Nosotros veíamos que había un intento de salida elegante. El lunes de esta semana llegó al acampe un vehículo de la empresa Astori Estructuras: eran ingenieros que vinieron al predio para ver por dónde podían pasar las grúas. Hablaron con una de las compañeras que estaba presente y le dijeron que tenían orden de desmantelar todo, limpiar las estructuras y pelar el predio. Pero eran sólo palabras. Hoy amanecimos con esta noticia que cayó como una bomba y confirmaba que sí: se van”.
Chau Monsanto: triunfo de los vecinos en Malvinas Argentinas
Procesamientos a funcionarios
A esta información se le suma a la decisión del fiscal Anticorrupción Hugo Amayusco de imputar al ex intendente de Malvinas Argentinas, Daniel Arzani, y al ex secretario de Ambiente de la Provincia, Luis Bocco, entre otros funcionarios, por haber autorizado en forma “aparentemente irregular” el uso del suelo en los terrenos donde Monsanto comenzó a levantar su planta. Según informó La Voz del Interior (https://www.lavoz.com.ar/politica/monsanto-imputaron-funcionarios-y-ediles-que-aprobaron-el-uso-del-suelo), la acusación advierte que “los terrenos no eran aptos para destinarse a emprendimientos industriales, conforme con disposiciones de la Ley Provincial de Uso del Suelo”.
Las obras además estaban detenidas desde 2014 por orden judicial que hizo lugar a un recurso interpuesto por los vecinos para impedir la instalación de la planta de semillas transgénicas. Vanesa subraya: “Sabemos que es una victoria, pero la batalla continúa. Hasta que no se vaya el último tornillo de adentro, el acampe va a seguir”. En paralelo, el sitio cronista.com informó que en lugar de Monsanto la planta será ocupada por la panificadora mexicana Bimbo.
El pueblo como ícono
El barrio cordobés de Malvinas Argentinas se convirtió en el epicentro mundial de la lucha contra la multinacional Monsanto. Sus vecinos bloquean desde el 19 de septiembre de 2013 la construcción de la planta acopiadora de semillas transgénicas más grande del mundo. Un año antes, el 24 de julio 2012, nació la Asamblea Malvinas Lucha por la Vida.  Desde entonces sufrieron represiones de la policía, de patotas dirigidas por la UOCRA, los visitaron Manu Chao, científicos como el doctor Andrés Carrasco o Raúl Montenegro, referentes de los derechos humanos como Nora Cortiñas y Adolfo Pérez Esquivel, la documentalista Marie Monique-Robin y la referente ecologista de la India, Vandana Shiva. En todo el mundo se ha seguido con atención la evolución de este conflicto en el que una comunidad rechaza la imposición de una corporación.
Hasta un informe certificado por el CONICET reveló que el 58% de la población de Malvinas Argentinas considera que la instalación de la planta de Monsanto implicaría un riesgo “alto” para la comunidad. Además, 9 de cada 10 encuestados se manifestó a favor de una consulta popular o referéndum sobre la instalación de Monsanto en Malvinas Argentinas, donde el 57 por ciento votaría por “NO” a la instalación de la planta. De todos modos, la Asamblea festejó el último año nuevo con una amenaza de desalojo que los obligó a redoblar los esfuerzos.
Dice Vanesa: “Malvinas se ha convertido hoy en día en un ícono de resistencia. Es una demostración de que el pueblo puede organizarse y, por más que parezca que está todo listo, cerrado y sellado, se pueden revertir esas decisiones. Si la gente se organiza, puede. Hoy estamos todos muy contentos, pero en el fondo nos preguntamos si esto será cierto. Hay una cuestión de desconfianza, un recelo interno de que esto se nos vuelva a escapar. El dato es que la empresa tampoco está saliendo a desmentir la información que todos los medios, incluso los hegemónicos, están dando. Queremos ver cómo se desenvuelve el final”.
Chau Monsanto: triunfo de los vecinos en Malvinas Argentinas
“Siempre tuvimos razón”
Lucas Vaca, otro de los integrantes de la Asamblea, también prefiere ser cauto: “Estamos en una posición buena. Hay posibilidades, hay indicios. Pero todavía no vemos movimiento dentro del predio. Hasta que no veamos una máquina trabajando, oficial desde Monsanto o la municipalidad de Malvinas, no podemos afirmar nada. No nos vamos a ir hasta que no estemos seguros, porque tampoco podemos afirmar que esto no sea una estrategia. Ojala que sea así. La pena es que haya pasado tanto tiempo. Esto significa que siempre tuvimos razón”.
Lucas dice que las imágenes de cuatro años de lucha se suceden una y otra vez en su cabeza. “La verdad es que ya ganamos. Syngenta no se instaló en Córdoba porque no quería que le pasara lo mismo que a Monsanto. Y Monsanto nunca funcionó en Malvinas Argentinas. De alguna manera, fuimos escuchados. Fuimos efectivos en impedir que nos envenenen. Lo hicimos nosotros, el pueblo. Y me da más fuerza para afirmar un mensaje: si no lo hace el pueblo, no lo hace nadie, porque de los políticos no podemos esperar nada”.
Lucas define dos de los componentes esenciales de la lucha: “Dignidad y humildad. Malvinas es un pueblo que tiene dignidad. Porque nunca tuvimos poder de nada, todo fue a pulmón, contra gente muy poderosa. Y pudimos hacer grandes cosas. Lo hicimos entre todos”.
El poder, quizá, significa en realidad esto que se está logrando en esa comunidad.
Chau Monsanto: triunfo de los vecinos en Malvinas Argentinas
Por Carrasco
Sofía Gatica, de las Madres de Ituzaingo (las mujeres que se organizaron en el barrio Ituzaingo-Anexo, también en Córdoba, para denunciar las enfermedades del modelo transgénico que auspicia Monsanto), contesta el teléfono desde el bloqueo. Cuenta que están cortando leña para mantener la choza caliente porque a la noche hace mucho frío. “Hubo abrazos, llanto, felicidad. Si vos me preguntás qué sentimos, sentimos un alivio terrible. Porque muchos de los que estamos acá hemos perdido toda la familia por estar aquí mañana, tarde y noche. Nos han desarmado la familia. Las Madres llevamos 16 años de lucha. Por lo menos es una noticia que nos da esperanza de volver a casa a compartir con nuestras familias un plato de comida”.
Sofía dice que tampoco ven movimiento dentro del predio. “Está todo intacto. Si bien Monsanto dice que se están llevando las cosas, no hay movimiento de nada. También dicen que van a vender los terrenos. Pero desde el bloqueo decimos que nos vamos a quedar hasta saber a quiénes les van a vender los terrenos. Porque si el que los va a comprar va a ser Bayer, nosotros nos vamos a quedar y el acampe va a seguir”.
También cuenta que, luego de las imputaciones a los funcionarios, “gente que responde a ellos” apedreó el acampe.
Pero Sofía no duda: “Malvinas se ha convertido en un pueblo guerrero. Porque acá es el pueblo el que manda. Ellos tuvieron aval nacional, provincial y municipal. Pero el pueblo pudo parar a una de las multinacionales más grandes del mundo. Unido. Salió gente de todos los lugares. Yo no soy de Malvinas, pero estoy acá porque me mataron a mi hija. Tengo a mis hijos con agroquímicos. Permitir que Monsanto se instale era ver a todo el país enfermo”.
Sofía recuerda al científico Andrés Carrasco, ex presidente del Conicet y director del Laboratorio de Embriología Molecular de la UBA, que denunció en 2009 el impacto de los agrotóxicos en la salud de las personas. Eso le valió la persecución de gran parte del arco político y científico, dócil a las corporaciones transgénicas. “Pensar que el doctor Carrasco no pueda ver esto, me entristece”. Carrasco falleció hace dos años, y cada minuto que pasa se agiganta el valor y el coraje de lo que fue capaz de denunciar.

Andrés Carrasco, científico y militante: gracias


 Primavera sin Monsanto
Vanesa ya vislumbra lo que viene. “La idea es convocar a una gran asamblea de todos lo que hemos sido parte de esta lucha para pensar cómo seguir, pero también para festejar y celebrar esta batalla. Y organizarnos para lo que viene. Tenemos que controlar de cerca el final, y en septiembre ya está en camino el festival Primavera Sin Monsanto, que esta vez va a ser enorme”.
Sofía agrega: “Esta vez, va a ser realmente una primavera sin Monsanto”.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Actualidad

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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