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El equipo más sensible de los últimos 50 años

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Un análisis del discurso del Presidente, o del “chabón”, de la persona detrás del Presidente. Una mirada compasiva sobre el tono y el sentido de sus anuncios. Del poema de Quintana a la quita de Ministerios, un repaso por las frases ya tristemente célebres.

Por Pablo Marchetti

Pobre chabón. “Quiero que sepan que estos fueron los peores cinco meses de mi vida después de mi secuestro”, dijo. Y no es que lo dijo así nomás, en un asado con amigos, en el vestuario después del fútbol o luego de un par de vinos. No, lo dijo en cadena nacional, en un discurso a todo el país. ¿Saben lo que debe ser eso? Horrible.
No entiendo cómo no está todo el mundo consternado, cómo es que no nos apiadamos de él, cómo nadie se acerca a ayudarlo. No digo ayudar al presidente, al empresario, al millonario. Me refiero a ayudar al chabón, al ser humano que sufre. Porque si sufrió estos cinco meses, por como están las cosas, seguramente va a seguir sufriendo.
¿Saben lo difícil que debe ser sufrir así? ¿Saben lo que implica que, encima, al sufrimiento le sumes que haya gente que te bardea, que te humilla? Gente a la que no le importa nada, que te acusa de hacer que aumente el dólar, los precios, de que te quedes sin laburo. Y encima te dicen “gato” mientras vos sufrís. Mirá que hay gente jodida, eh.
Porque además, no es que el chabón no se hace cargo. No, nada que ver. El chabón sufre pero además se hace cargo. “Queridos argentinos, qué semanas y meses hemos pasado desde abril”, arrancó su discurso en cadena, el lunes. “Sé perfectamente todas las cosas que deben estar pensando y sintiendo, y las sé porque yo también lo siento”.
El chabón sufre porque lo siente. ¿O es que no se dan cuenta? Y sabe que no está solo en su sufrimiento: “Sé que el mayor esfuerzo, el esfuerzo más grande es el que están haciendo cada uno de ustedes y sus familias; es el que hacen cuando se levantan y ven que la situación está difícil, que el bolsillo aprieta, que las cosas cuestan mucho”, dice el chabón.
Lo recuerdo y se me pone la piel de gallina. Mirá. Posta lo digo, eh. No, si el chabón lo está dejando todo. Si no, no le pondría tanta onda. “Seguiremos empujando cada vez más El Mercado entubar”, dijo el chabón en su discurso, e hizo una pausa. “El Mercado en tu Barrio”, corrigió, “que ha sido un éxito porque llega a productos más baratos a la gente sin intermediarios”.
Es que cuando estás tan conmovido, cuando sufrís tanto, hasta el telepronter te puede jugar una mala pasada. La pasás mal, se te llenan los ojos de lágrimas, y es muy probable que no alcances a leer bien. No importa si el mensaje está grabado. La procesión va por dentro.
Hay que reconocer que el furcio le dio un toque humano a las palabras del chabón. Y que dejó en evidencia todo su sufrimiento. Pero así y todo siguió adelante. Y se abrió al mundo: buscó excusas en la crisis de Brasil y Turquía, dijo que todo esto era para evitar ser Venezuela y fue hasta el fondo. Perdón, hasta el Fondo.
“Ante esta situación reaccionamos rápido, le pedimos ayuda al Fondo Monetario Internacional y logramos un apoyo inédito para ningún país en la historia del Fondo”, dijo el chabón, con la misma tranquilidad con que hubiera dicho “le pedimos prestados unos mangos a la tía Pochi, que es tan buena onda”.
Porque el chabón estaba conmovido, eso está claro. Pero también es consciente del lugar que ocupa y que, desde allí, su obligación está en llevar tranquilidad a la gente. “Y cuando pensamos que se habían despejado todas las dudas sobre nuestra capacidad de cruzar al otro lado del río, pasaron cosas que volvieron a sembrar dudas”, dijo el chabón.
“Pasaron cosas”, dijo el chabón, con una precisión envidiable. Eso sí, no entendí muy bien qué habrá querido decir con “cruzar al otro lado del río”. ¿Será la posibilidad de un exilio en Uruguay? ¿Habrá procurado que nos quedemos tranquilos porque este año, a pesar de todo, vamos a poder veranear en Punta del Este?
La verdad que en eso de cruzar el río no lo entendí muy bien al chabón. Pero eso no quiere decir que no le haya puesto onda. Porque encima, fue sincero.  “Sabemos que con esta devaluación la pobreza va a aumentar”, reconoció el chabón. Y sí, el chabón va de frente. Podrá gustarte más o menos lo que dice o lo que hace, pero no te la caretea ni un poco.
Alguien dirá que terminar con los ministerios de Trabajo, de Salud, de Ciencia y Tecnología o de Cultura implica que se vienen serios recortes en todas esas áreas. Hay quien se preocupará por los saqueos, por la represión, por la protesta social que crece. Por los sueldos de los maestros, por los despidos, por la caída del salario.
Está muy bien preocuparse por quienes sufren. Como se vio, el chabón también se preocupa por los más necesitados. Pero también hay que preocuparse por los problemas que llevan a la gente a vivir mal. Problemas que, como todos sabemos, tienen que ver sobre todo con la meteorología.
“En estos meses se desataron todas las tormentas juntas”, explicó el chabón, dejando claro que esto no lo vieron venir ni Nadia, ni Confesore, ni el Servicio Meteorológico Nacional, que son quienes deben alertarnos sobre las tormentas.
“Pero no por eso vamos a perder las esperanzas, debemos madurar como sociedad” agregó el chabón, poniéndose el piloto y abriendo el paraguas. Porque si hay algo que está claro es que el chabón no va a permitir que ninguna tormenta nos lleve puestos. Porque el chabón es un chabón sensible.
No sólo es sensible: el chabón encabeza el equipo más sensible de los últimos 50 años. Porque no es sólo él. Ningún chabón puede estar solo en un lugar así. Nadie se aguanta semejante sufrimiento en soledad. Si vas a sufrir, siempre es bueno tener a tu lado a alguien que te haga la segunda. Y el chabón no tiene a alguien: tiene a muchos alguienes. Tiene un equipo.
En su discurso, el chabón siguió apostando por el equipo. Y por eso nombró un montón de veces la palabra “equipo”. Como hace siempre. Como hacen siempre cada una de las personas que integran su equipo, la mayoría chabones como él.
Es cierto que algunas de esas personas de ese equipo se sintieron afectadas por los cambios. Y mucho no le gustó que los bajen de categoría. Entonces decidieron irse. Como el ex vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, por ejemplo.
A Quintana le dijeron que le iban a dar otro cargo en el Gobierno. Parece que entre las tareas de ese nuevo cargo estaba la de comprarle la comida a Balcarce. Creo que había otras tareas, pero no quedaba claro cuáles eran. Además, Balcarce se murió. Quintana decidió entonces salir del Gobierno.
No piensen que eso generó mala onda con Quintana. Al contrario. El ex funcionario leyó, a modo de despedida, un extenso poema escrito por el poeta y monje budista vietnamita Thich Nhat Hanh. “No digas que partiré mañana/ porque todavía estoy llegando”, arranca el texto que leyó el ex ministro y dueño de Farmacity.
Hay que ser muy mala lecha para no conmoverse con la actitud de Quintana. ¿Quién puede decir que el tipo está caliente por tener que salir del Gobierno? Nada que ver. Para el equipo más sensible de los últimos 50 años, de Farmacity a Budacity hay sólo un paso.
Mientras tanto, lo único que nos queda por hacer es confiar. La poesía pone en evidencia a las almas sensibles. Pasó con Esteban Bullrich y su poema para el feto. Pasa ahora con Quintana y el poema budista que eligió para decir adiós.
El país está mal porque afuera hay tormentas. Y eso es un bajón, nadie lo duda. Pero aquí hay un equipo capaz de domar a las tormentas. Un equipo que tiene al frente a un chabón sensible. Un chabón simple y sencillo que sólo quiere que las cosas estén bien.
“Vamos a estar ahí, para quienes más expuestos estén en este momento”, dijo el chabón en ese discurso que dio desde el dolor, desde la angustia, pero también desde la esperanza. No entiendo cómo es que alguien puede pensar que el chabón no está diciendo la verdad.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

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Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

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