Nota
El periodismo en jaque: repudio al protocolo de Bullrich
Organismos de derechos humanos, partidos políticos y organizaciones sociales y sindicales participaron de la audiencia pública de repudio al protocolo de seguridad del Gobierno Nacional que pretende limitar la actividad periodística en manifestaciones. La Asociación de Revistas Culturales e Independientes de Argentina subrayó que la libertad de expresión “es un bien social” y que su limitación es “ilegal” y su aplicación, hasta ahora, “de facto”. Qué dice la CIDH. Una discusión clave de cara a la que se viene.
Corto y al pie.
La libertad de expresión “es un bien social” y la intención de limitarla es “ilegal”.
La Asociación de Revistas Culturales e Independientes de Argentina (AreCIA) repudió con estas palabras el protocolo de seguridad impulsado por el Gobierno Nacional a través de la ministra Patricia Bullrich y aprobado en el marco de la primera reunión del Consejo de Seguridad Interior con el aval de la mayoría de los gobernadores del país. Allí hay un punto específico sobre la prensa: durante manifestaciones sociales la actividad periodística se reduciría a “una zona de ubicación determinada” para “garantizar su seguridad” y que no “interfieran” con el procedimiento policial.
“El protocolo aún no fue publicado en el Boletín Oficial, así que no existe más que en medios corporativos de comunicación”, sostuvo la secretaria de Prensa de AreCIA, Claudia Acuña (editora de MU) junto a la abogada asesora Verónica Heredia (experta en derecho y violencia institucional), en la jornada organizada en la Cámara de Diputados por el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBa) y que contó con la participación de legisladores del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (Myriam Bregam y Soledad Sosa) y Libres del Sur (Federico Masso), además de otras organizaciones gremiales, organismos de derechos humanos y expertos en libertad de expresión, que también reclamaron por la derogación de la Ley Antiterrorista.
El talk show de Bullrich
“El mentado ´Protocolo´ no tiene entidad jurídica real pero ya tiene dos procesados. Es decir, se aplicó de facto”, subrayó enfáticamente Acuña. Los procesados: dirigentes sindicales de ATE-Mendoza que movilizaron contra los despidos en el paro nacional del 24 de febrero. “Que políticas de Estado se padezcan en los cuerpos de los manifestantes cuando no tienen más entidad que un talk show no solo es poco serio. Es ilegal y los funcionarios deben responder con ello”. En ese sentido, AreCIA repudió el protocolo “fantasma” y advirtió que “está siendo usado con dos objetivos concretos: desalentar la participación en movilizaciones y garantizar la impunidad de la represión”.
Esa ilegalidad fue confirmada por el propio Poder Judicial porteño: la Sala II de la Cámara de Apelaciones en lo Penal, Contravencional y de Faltas de la Ciudad rechazó un hábeas corpus preventivo contra el “Protocolo” alegando que “aún no ha sido publicado en el Boletín Oficial”.
ARECIA remarcó que “todos los gobiernos desde 2001 intentaron limitar las voces disidentes que se expresan en el espacio público” y recordó la presentación realizada en 2003 ante el Relator para la Libertad de Expresión de la OEA, que coincidió con el encuadre de la asociación: “La criminalización de la protesta social, la concentración de medios y la censura forman parte de una misma máquina que el Estado activa cuando pretende destrozar derechos”. Por esa razón, el colectivo que nuclea a casi 300 revistas culturales de todo el país exigió la sanción de una norma que “de manera directa penalice a los funcionarios responsables de repartir órdenes que deriven en muerte y violaciones a derechos humanos durante manifestaciones, es decir mientras las y los ciudadanos ejercen el derecho constitucional a expresarse libremente en el espacio público”.
En la reunión también participaron referentes de la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPren), del Círculo Sindical de Prensa y la Comunicación (Cispren), la Asociación de Reporteros Gráficos (Argra), la Red Nacional de Medios Alternativos (RNMA), el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la Asociación de Abogados Laboralistas, la Coordinadora contra la represión Policial e Insitucional (Correpi) y la Asociación de Profesionales en Lucha.
Concentración y criminalización
AreCIA publicó un comunicado con puntos claves para saber dónde estamos ubicados dentro del campo de la libertad de expresión y la comunicación autónoma. Allí cita la jurisprudencia nacional e internacional que sirve de soporte ineludible para posibles presentaciones judiciales en un contexto de violenta “concentración de medios” (así lo reconoce por primera vez la CIDH en su Informe 2015 a raíz de un informe presentado por la asociación) y criminalización de la protesta social. Así el colectivo de revistas denuncia la ilegalidad manifiesta del “protocolo” en base a los propios informes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos: “La jurisprudencia y doctrina interamericana ha precisado que las leyes que establecen las limitaciones a la libertad de expresión deben estar redactadas en los términos más claros y precisos posibles, ya que el marco legal debe proveer seguridad jurídica a los ciudadanos. Este requisito adquiere mayor importancia cuando se trata de limitaciones a la libertad de expresión impuestas por el derecho penal”.
El documento también cita el Informe Anual 2015 de la CIDH (publicado ayer), que sostiene:
- La CIDH ha reiterado que la protesta social es una herramienta fundamental para la labor de defensa de los derechos humanos y esencial para la expresión crítica política y social de las actividades de las autoridades. La Comisión ha señalado que “resulta en principio inadmisible la penalización per se de las demostraciones en la vía pública cuando se realizan en el marco del derecho a la libertad de expresión y del derecho de reunión” y que “el ejercicio del derecho de reunión a través de la protesta social no debe sujetarse a una autorización por parte de las autoridades ni a requisitos excesivos que dificulten su realización”.
- Asimismo, en la Declaración Conjunta sobre violencia contra los y las periodistas en el marco de manifestaciones sociales, adoptada en 2013, se indica que los derechos de reunión y libertad de expresión “son fundamentales y su garantía es una condición necesaria para la existencia y el funcionamiento de una sociedad democrática. Un Estado puede imponer limitaciones razonables a las manifestaciones con el fin de asegurar el desarrollo pacífico de las mismas o dispersar aquellas que se tornan violentas, siempre que tales límites se encuentren regidos por los principios de legalidad, necesidad y proporcionalidad. Además, la desconcentración de una manifestación debe justificarse en el deber de protección de las personas, y deben utilizarse las medidas más seguras y menos lesivas para los manifestantes. El uso de la fuerza en manifestaciones públicas debe ser excepcional y en circunstancias estrictamente necesarias conforme a los principios internacionalmente reconocidos”.
La libertad de expresión sos vos
“¿De quién es la libertad de expresión?”, pregunta AreCIA.
Y responde: “De la sociedad”.
Ni del periodismo ni mucho menos de las corporaciones.
AreCIA: “Nosotras, personas que representamos a la comunicación social, entendemos que por eso mismo fuimos blanco de los ataques más brutales en todos estos años. Cuando se expresa la sociedad, ahí estamos. Y es eso justamente lo que se intenta violentar con estos Protocolos: Son la letra escrita que reprime y censura, al mismo tiempo. Esto es lo que sufrimos durante el desalojo de Sala Alberdi y la invasión al Hospital Borda, por citar dos ejemplos recientes durante los cuales las y los trabajadores de prensa fueron heridos y detenidos y la información, cercenada”.
En ese sentido, advierte que el “Protocolo” ilegal ya se aplicó y lo sufrió esa misma sociedad.
La primera vez en Neuquén en 2007: la policía asesinó al docente Carlos Fuentealba.
La segunda en el Parque Indoamericano en 2010: dos personas muertas.
Ese mapa traza quiénes atacan la libertad de expresión, pero también quiénes la defienden.
Nosotros y nosotras.
Juntas y juntos.
El documento completo: https://revistasculturales.us2.list-manage.com/track/click?u=36b04f33ea5bf75f92cb3eb8b&id=430ee477d0&e=2f1faacf1f.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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