Nota
Famatina va por más: los guardianes de la cordillera
Los vecinos de La Rioja ya consiguieron frenar el proyecto de la multinacional minera Barrick Gold para extraer el oro del Cerro Famatina. Ahora van al rescate de toda la Cordillera de los Andes. El 1 de agosto será el encuentro de la Unión de Asambleas Ciudadanas en Catamarca, donde debatirán la mejor forma de terminar con la Ley de Inversión Minera, el paraguas legal que permite el saqueo. “Esa ley planta en la Cordillera una bandera multinacional.”
Los vecinos de La Rioja ya consiguieron frenar el proyecto de la multinacional minera Barrick Gold para extraer el oro del Cerro Famatina. Ahora van al rescate de toda la Cordillera de los Andes. En conversación con lavaca, Marcela Crabbé, comerciante riojana de la Asamblea Ciudadanos por la Vida, de Chilecito, explica cómo y por qué: ya consiguieron que se prohíba la minería a cielo abierto en la provincia, a fuerza de realizar el piquete mas alto de la historia a 1.800 metros de altura, en Peñas Negras, frente al cordón del Famatina, y ahora están trabajando para la anulación de la Ley de Inversión Minera que permite la minería a cielo abierto, actividad prohibida en los países llamados desarrollados: “Acá hay una ley madre que permite que te saquen el agua, que te saquen el derecho de vivir en un ambiente sano, que hace que te tengas que ir del lugar donde vivís –sintetiza- Si bien en la provincia hemos obtenido casi todo -ordenanzas, la conciencia de toda la gente, hemos obtenido una ley provincial que prohíbe la minería a cielo abierto- la contaminación y el saqueo que avanza en todas las provincias cordilleranas están avaladas por esa Ley de Inversión Minera”.
El remate de la Cordillera
Carina Díaz Moreno es docente y participa de otra de las asambleas riojanas llamada Autoconvocados de Famatina. Cuando habla, transmite la firmeza que ganó junto con sus vecinos en estos dos años de lucha: “En la década pasada se aprobaron las leyes 24.196, 24.228 y 25.161, un paquete completo aprobado en el 94 –comienza-. Este es el marco jurídico que propicia la entrega de todos los bienes comunes, incluidos los recursos mineros de la Cordillera de los Andes. Ha sido creado a imagen y semejanza de las necesidades de las multinacionales”. Curiosamente –o no- uno de los ideólogos de los beneficios de esta legislación fue Ángel Maza, el destituido gobernador de La Rioja que estaba en funciones cuando los vecinos de Famatina comenzaron con la protesta, en 2006.
Marcela pinta un paisaje inquietante: “Esa ley de inversión minera junto con un tratado binacional entre Argentina y Chile, planta en la Cordillera una bandera multinacional. Justamente es en la Cordillera, donde se encuentra el 75% del agua dulce que se consume en Argentina.”
Explotación sin metáforas
El método de extracción metalífero ya no es el de antes. No más socavón y minero con punta y maza: ahora el método es mucho más fulminante. Carina relata cómo es el modus operandi de las mineras: “Hacen volar el cerro, lo muelen y a esas moliendas las apilan en unos lugares que se llaman pilas de lixiviación, que ocupan entre 5 y 7 kilómetros por 2 de ancho. A eso lo riegan permanentemente con agua con cianuro -cuya función es volver líquidos los metales. Luego pasa todo ese líquido por una canaleta para después fundirse en grandes placas de metal que contienen oro, plata, cobre y más de 60 metales que las empresas se llevan. El desecho líquido (con cianuro) lo dejan y el desecho sólido es el cerro pero molido. El cerro que antes producía agua, está tirado en escombreras y diques de cola”. Tanto las voladuras, las moliendas y la lixiviación son procesos de destrucción y contaminación: “Primero, porque el Cerro es el regulador climático de la zona. Si lo destruyen el clima se vuelve impredecible”. Luego, las lluvias de tierra y el envenenamiento del suelo y el aire por el cianuro. “Por todo esto tratamos de que los pueblos de San Juan, Santa Cruz y Catamarca despierten y no tengan miedo porque hay gente con pánico, que cree que está todo perdido y no está todo perdido”. Ellas mismas y su experiencia son el ejemplo.
El piquete más alto
Tras dos años de estar defendiendo al Famatina, Carina y Marcela no pierden el entusiasmo y la fuerza. Nada menos que un 8 de marzo -Día Internacional de la Mujer- se hizo el primer corte en Peñas Negras, a 1.800 kilómetros de altura. Dos días después, la empresa emprendió la retirada: “Para poder quedarse en el cerro donde se habían instalado necesitaban comestibles y agua. Todos los sábados bajaban a la gente y subían los reemplazantes. Dos o tres días antes, hicimos ese corte sorpresivo y no les quedó otra que irse, porque no podían sobrevivir arriba sin nada”, explica Marcela.
Carina, dice con orgullo: “En las distintas asambleas que se han creado en La Rioja hay personas comunes, ciudadanos que estamos informados y obligadamente hemos tenido que incorporar la lucha a nuestras vidas”.
Existen decenas de asambleas riojanas conformadas en su mayoría por mujeres trabajadoras que aprendieron a sostener un grupo de personas que se organizan de manera horizontal y se mantienen en movimiento: “Algunos chicos se encargan del tema de Internet, otros se encargan de organizar las movilizaciones o performances que vamos a hacer, todos tratamos de estar informados de mantener los celulares prendidos por cualquier cosa”. Cuando empezaron, el ahora gobernador Beder Herrera apoyaba la causa, pero apenas asumió, al parecer, cambió de opinión. “Se nos dio vuelta y está tratando de acercar inversiones mineras a la provincia y no sólo eso: también nos quiere echar de Peñas Negras. Sabemos que quiere convencer a los jueces para que nos desalojen. También recibimos presiones y amenazas, pero atrás nuestro está el pueblo que nos apoya”, advierte Carina.
Encuentro en Catamarca
“¿Cómo sostenemos esto? Y es lo mínimo que podemos hacer…”, dice Marcela como minimizando el mérito de frenar a una multinacional decidida a volar el cerro y llevarse el oro en una de piratas que están acostumbrados a ganar. Sin embargo, ellas coinciden en que no les interesa hablar de la multinacional: ahora con los que quieren hablar es con los legisladores. “Todos sabemos los intereses que defienden las empresas multinacionales, pero el compromiso de los que hacen las leyes es con nosotros y con ellos queremos hablar”.
Las mujeres de Famatina van a participar del Séptimo Encuentro de la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC) que se llevará a cabo en Catamarca, 1, 2 y 3 de agosto. “Estamos organizados a nivel país a lo largo de toda la Cordillera, pero también con gente de Córdoba, Santiago del Estero, con las Asambleas del Norte Argentino y lo que buscamos es empezar a pelear porque se anulen las leyes mineras nacionales criminales. Creemos que defender la Cordillera de los Andes ya es una cuestión de supervivencia”.
Para más información se puede visitar la página web creada por los vecinos
www.ciudadanosporlavida.com.ar
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.
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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.
Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos Juan Valeiro
El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.
Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.
Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.
Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.
La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”.

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:
- “Que no te vendan gato por león”.
- “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”.
Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:
Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.
Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.
Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.
Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.
Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.
La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.
Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.


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