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«Fue un grupo de tareas»: detalles de las torturas a la docente, y cómo sigue la organización

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En el marco del #ParoNacionalDocente la marcha en Moreno llevó como bandera la denuncia por las torturas a la maestra Corina De Bonis, como punta de un iceberg de un mes que incluye una escuela explotada, la muerte de Sandra y Rubén, el ninguneo oficial, clases que no empiezan, ollas populares y pintadas y llamadas anónimas intimidantes. «Sabían sus movimientos», aseguró una docente de SUTEBA Moreno. Las amenazas siguen:»Quieren meternos en nuestras casas y que abramos las escuelas», interpreta un maestro de la escuela 49. La organización también sigue: «Quieren dar miedo, pero van a lograr lo contrario: vamos a salir más a la calle», agrega el secretario general Roberto Baradel. Voces y el derrotero de un mes fatal.

Por Ezequiel Scher. Fotos de Nacho Yuchark

“Fue un grupo de tareas. Si la siguieron, si la esperaron, si sabían cuáles eran sus movimientos. Hay que hacer inteligencia para llegar a eso. Hay saber qué pasa en la escuela. Porque a Corina le dijeron el que avisa no traiciona. Y, a la vez, mientras lo denunciábamos, amenazaban a otros compañeros. Llamando a las casas. Pero que se olviden: no vamos a permitir que Moreno sea zona liberada”.
A Mariana Cattaneo se le tensa la garganta y se le enrojece el rostro, pero abajo del Acceso Oeste, en la Plaza Fuentealba, se anima a blanquearlo delante de sus compañeros, de alumnos y de algunos medios de comunicación: los están persiguiendo, sin límites. Ella, integrante del gremio SUTEBA Moreno, salió ayer a las 16.30 de una reunión con funcionarios que no daban soluciones y una hora después recibió un llamado que marcaba lo peor. Habían torturado a una compañera. Eso era tremendo, pero no lo único. A esta hora, hay cuatro denuncias en la Justicia por amenazas a docentes de Moreno. Por ejemplo, cuenta que lastimaron al hijo de otra docente que hizo una denuncia. Y la pregunta que le hace lavaca es casi irrespetuosa, pero realista. Ella abre los ojos, respira y dice:

  • ¿Cuál es el protocolo que tienen para atender estas amenazas?
  • Lo estamos armando. Por ahora, todo es por celular. Nos avisamos. El acampe en la puerta del Consejo Escolar de Moreno es nuestro espacio más claro. Pero, sinceramente, no tenemos un protocolo. ¿Quién puede esperar que vayan a torturar a una compañera en democracia?

«Fue un grupo de tareas»: detalles de las torturas a la docente, y cómo sigue la organización

Las paredes, en Moreno, hablan. Foto: Nacho Yuchark


Hilda, una auxiliar de la CEC 801, compañera de Corina, lo grita con los ojos llenos de lágrimas: “Yo perdí familiares por estas prácticas. No me entra en el cerebro. Si le hicieron eso a una compañera que quería darle de comer a los chicos, ¿qué más pueden hacer?”.
¿Qué más pueden hacer? ¿Qué hicieron? No es una ficción: en un mes pasó todo esto:

  • Murieron Sandra y Rubén.
  • María Eugenia Vidal dijo que usaban el paro para cuestiones políticas.
  • Empezaron a hacer ollas populares porque los pibes no estaban comiendo en sus casas.
  • Les aparecieron pintadas de que aflojaran con las movilizaciones.
  • Llamaron a las casas de los docentes para apretarlos.
  • Los amenazaron de muerte.
  • Interceptaron a la docente Corina de Bonis, la subieron a un auto, le pusieron una bolsa en la cabeza, le pegaron y con un punzón le escribieron en la panza: “No a las Ollas”.

Aunque esto quede en el oeste del oeste, en el olvido del olvido, alcanza con patear un par de calles para entender que acá al desastre le faltan adjetivos. “Si nos hubieran escuchado, estarían vivos”, dice un cartel sobre la avenida Victorina. Como si fuera una marcha del 24 de marzo, se repite el cántico de “como a los nazis les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar”. No es una exageración subjetiva. Mabel, viuda de Rubén Rodríguez, portero de la escuela Nº49, lo repite: “Esto es terrorismo de Estado”.

«Fue un grupo de tareas»: detalles de las torturas a la docente, y cómo sigue la organización

Los paralelismos siguen y estremecen: docentes reclaman memoria y justicia por Sandra Calamano y Rubén Rodríguez, la vicedirectora y el auxiliar muertos tras la explosión en la Escuela 49 de Moreno.
Foto: Nacho Yuchark


Nadie le cree a las palabras de  la gobernadora Vidal. Volver policial a la tortura es evadir la política. “Si hacer política es cuidar a los pibes de que no entren a una escuela que puede explotar, bueno, hacemos política”, aclara Cattaneo. Se responsabiliza al gobierno de la Provincia y a la Municipalidad de Moreno por la cuestión de seguridad. Sin embargo, el intendente Walter Festa, del Frente para la Victoria, poco ha aparecido en la situación. La pregunta, entonces, es por qué. Por qué la tortura.
Hernán Pustilnik, maestro de tercer grado de la escuela Nicolás Avellaneda, da su mirada: “Quieren entrarnos. Operarnos. Quieren meternos en nuestras casas. Que digamos ya está y abramos las escuela. Como si nada. Pero tienen que saber que no nos van a amedrentar. Porque estábamos de pie por Sandra y por Rubén. Ahora, estamos de pie por Corina”.
Roberto Baradel, secretario general de SUTEBA Provincia Buenos Aires, indica: “Creo que en la memoria de los argentinos hay una reserva muy grande de pensamientos que están en contra de la violencia. Quieren que tengamos miedo. Quieren dar miedo. Pero se va a dar lo contrario. Vamos a salir todavía más a la calle”.

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Orgullo

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Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.

Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.

Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.

Eso es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.

Y no es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

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(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después

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Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.

Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla

Fotos Juan Valeiro

El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.

Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.

Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.

Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.

La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”. 

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:

  1. “Que no te vendan gato por león”.
  2. “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”. 

Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:

Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.

Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.  

Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.

Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.

Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.

La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
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Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.

Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.

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