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Generación Renga: caminito al costado del mundo

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Después de diez años sin tocar en Capital, La Renga volvió con todo: llenó 6 estadios de Huracán y eludió a los fantasmas de los mega recitales. Una reflexión generacional sobre la banda que saltea la grieta musical, aglutina al público del rock y reclama por Santiago Maldonado.
10 años sin tocar en Capital Federal.
(Más de 100 shows en el interior mientras tanto).
6 recitales en Huracán en tres semanas.
Más de 200 mil personas en total.
2.500 personas trabajando cada uno de esos días.
Cero quilombo.
Reducir a números los últimos shows de La Renga quizá haga justicia a lo que representa como fenómeno social, pero no a todo eso que pasa adentro y en cada una de esas cifras, ni a todo lo que atraviesa una movida que – después de todo, todos y cada uno- aprendió a disfrutar y a cuidarse.

Generación Renga: caminito al costado del mundo

Foto: Catriel Remedi

La noche que rompió el maleficio

“Hay una banda sorpresa tremenda: invitá a tus amigos”, era la sugerencia furtiva que, incluso ante los ruegos, no daba más información.
El contexto: la previa a una fiesta del programa radial Cheque en Blanco (ahora en la radio Mega) con la organización La Poderosa en el Teatro de Flores.
La fe era total pero no se imaginaba tanto.
Fue en la mitad de la noche cuando Alfredo Zaiat, desde el escenario, gritó:
-Laaaa-Reengaaa
El telón cayó y las bocas se abrieron.
No era un sueño, pero se parecía: era la banda del Chizzo tocando en el barrio, a metros del público, en un lugar para mil y pico de personas.
La Renga, claro, no anunció ese show, por eso los organizadores mantuvieron estricto el secreto. Pero cuentan éstos que, en tiempos de hipercomunicación, los taxis llegaban arando a la puerta del teatro, desde donde se bajaban los fanáticos alertados por amigos que estaban adentro cantando las canciones.
Fue una noche épica para los que estuvieron y también para los que no: “¡No lo puedo creer!” fue el insulto más liviano que recibieron, cariñosamente, por no haber avisado.
Es que era así: La Renga no podía tocar en Capital.
Y eso significaba, entre muchas otras cosas, no tener la cortesía de dar fecha, hora y lugar.
Roto el maleficio, y después de sendas negociaciones con Rodríguez Larreta, se despacharon con un banquete de 6 Huracanes llenos.
¿Qué tal?
Aquella noche previa, expulsando a la gente a la salida del show, un patovica del Teatro todavía lloraba de la emoción.

Generación Renga: caminito al costado del mundo

Chizzo, 50 años, compone, canta y toca la guitarra.
Foto: Catriel Remedi

La grieta del rock                  

Hay que aclarar: la Capital no es el centro del mundo.
Pero ahora que La Renga atendió acá, logró llenar en semanas lo que hizo en años y varias provincias, alejó los fantasmas. Y no es por comparar: es la extensión de lo mismo, la perpetuación de un fenómeno que atraviesa provincias, edades, capas sociales e incluso -en un rock nacional que sigue medio futbolizado- otras bandas.
Hasta se vieron remeras del Indio por Parque Patricios…
Está claro que La Renga es de todo menos un fenómeno mediático. En ese sentido es que quedó opacado – o pasó desapercibido- ante el océano de gente que arrastra el Indio a cada uno de sus shows. Sin embargo, la fórmula de la banda de Mataderos parece ser otra.
La Renga saca un nuevo disco y arranca un tour. Toca alrededor de 40 veces durante 2 y 3 años en distintas partes del país. En boliches para 3 mil personas, o en estadios para 40 mil. En Comodoro Rivadavia, Neuquén, Salta, pero también en ciudades menos pobladas, pero estratégicas en ubicación como Baradero.
Así, si es por números comparar, llevan más gente que cualquier otro artista.
Muchos de sus recitales fueron, además, transmitidos por streamming en vivo: La Renga supo crear su propia pantalla, La Renga TV. Desde allí pudo verse estos años, por ejemplo, un recital en Neuquén un martes a las 11 de la noche.
Por las dudas: en vivo y gratis.
El recital del sábado 26 de agosto en Huracán también fue transmitido por La Renga TV.
En vivo y gratis.
Esta vez la cosa, sin embargo, fue distinta. No presentaron un disco, sino que armaron las listas que quisieron y quería el público. Se tocaron todo y no se guardaron nada. Se homenajearon a sí mismos y homenajearon encontrarse de nuevo en un estadio grande repleto, en Capital, cantando los clásicos de siempre y también los cortes de los últimos discos, que ya también son clásicos. Entre canciones de Esquivando charcos y de Pesados Vestigios, primer y último disco, todo lo que toca La Renga es un clásico.
La Renga es un clásico. Pero no de vitrina: La Renga es agite, salto y grito. Algo que en un recital y en tiempos como éste, se agradece.
Estos seis recitales de La Renga fueron, también y en se sentido, un desahogo colectivo.
Un volver a la a la rebeldía, al sentimiento más simple y puro, ése que transmite el Chizzo, Tete y el Tanque apenas suben al escenario.
Así como el Indio con JiJiJI, el tema elegido para cerrar cualquier show de La Renga se llama Hablando de la libertad.
Hablemos de eso.

Generación Renga: caminito al costado del mundo

El Tanque, toca con doble bombo y es el motor de la banda.
Foto: Catriel Remedi

¿Santiago dónde está?

El recital de La Renga fue otro más de los lugares donde la sociedad preguntó ¿Dónde está Santiago Maldonado? El caso atravesó las fechas que tenía estipulada la banda: Santiago desapareció el1 de agosto en Chusamen, Chubut, y La Renga había tocado 1 día antes. Ya las siguientes fechas el público convirtió la pregunta en canto:
-Santiago dónde está/ Santiago dónde está
La banda acompañó desde arriba del escenario con el bombo de Tanque y, en las pantallas gigantes que transmitían el show, la imagen de la cara de Santiago.
Nada más que agregar.
O sí.
La última fecha La Renga trajo un invitado especial, Rubén Patagonia, cantautor originario con quien compartieron recitales cuando la gira tocó en el sur de país. Rubén se subió a cantar un tema que La Renga siempre le dedica a los pueblos originarios: Lo frágil de la locura.
Rubén la entonó:
Ya que vas a escribir – dijo- cuenta de mi pueblo
Pobreza y dolor solo trajo el progreso
La cultura de la traición y los indios, en los museos
Pero antes, pidió por la aparición de vida del joven de 25 de mayo, gritó contra la extranjerización de tierras, el saqueo de la minería, el monocultivo de soja y pidió alzar las manos rezándole a la pachamama.
Todo el estadio manos arriba.
Y la canción se volvió a escuchar:
-Santiago Dónde está/ Santiago Dónde está.
Fue entonces que el Chizo recogió el guante y reafirmó: “Todos queremos que aparezca Santiago”.
La banda habló poco, casi exclusivamente para presentar los temas. Es ahí- en todo caso, como en todo artista- donde se pudo inferir el tono de estos seis shows. “Estamos viviendo momentos duros, por eso siempre es mejor estar “a tu lado””, gruñió el Chizo antes de entonar estas estrofas:
Pobreza en los estómagos, más pobreza en las cabezas
No queda nada salvo este gran error
El mundo sigue así, tan terrible y abrumado
Que sentirme a tu lado me hará mucho mejor
Por lo demás, la banda deslizó algunas indirectas a quienes no los dejaron tocar en distintos estadios en todo este tiempo. Si bien el eje miraba al Gobierno de la Ciudad, con quien costó negociar para habilitar los shows capitalinos, el Chizzo terminó agradeciendo la posibilidad de hacerlo. El reclamo también miraba hacia San Juan, donde el gobierno provincial les canceló un show previsto en un autódromo estatal. Si bien el efecto-Indio estaba muy reciente y los funcionarios adujeron que no podían garantizar la seguridad, también se sumó otro argumento: La Renga había explícito su reclamo contra la minería extractiva ante los sucesivos derrames de Barrick Gold en esa provincia.
El resumen desde el escenario fue éste: “Demostramos que se puede hacer un recital grande en Capital”.
Ese hecho fue, quizá, el rasgo más político que tuvo este show: no se reportaron heridos, ni hubo avalanchas, ni detenidos ni nada grave a la escala que tuvieron los seis recitales. El éxito en números no quita que las salidas del campo no fueron las mejores: el embudo de siempre se armaba al salir por los pasillos de la popular. Pero la gente – además de la organización- ya tiene un saber: esperaba, tranquila, a que salieran todos, tranquilos.
“A mí me gustan ustedes porque son gente buena”, dijo Willy Quiroga, ex Vox Dei, invitado en el recital. “Respetan a la banda, y eso es lo que tienen que hacer”, siguió en tono de abuelo consejero.
Uno de los temas que sonó en todos los shows no esquiva el bulto: se trata de San Miguel, dedicado a Miguel Ramírez, el joven muerto por una bengala en el show que la banda dio el 30 de abril de 2011 en La Plata. En el disco siguiente tuvo su canción:
Siempre habrá pintada una bandera 
con los colores que hiciste vivir,
y así sabrá el coro del cielo
que de los nuestros se fue el más bueno,
y acá cantan tu canción. 

Generación Renga: caminito al costado del mundo

Tete, bajo, hermano del Tanque y alma del grupo y del público.
Foto: Catriel Remedi

Toda la vida, las mismas calles

En términos actuales, se diría que La Renga excede cualquier grieta.
En términos rockeros, como me dijo el periodista y músico Maxi Martina: “La Renga aglutina al público del rock”.
Así como existe una Generación Indio, permanecía cautiva esta Generación Renga.
La Renga lo sabía: dio aviso que haría seis estados, y una vez que llenó los primeros cuatro, sumó los otros dos. Llenó todos.
Yo, que crecí escuchando La Renga pero dejé de seguirla a todas partes, no veía que este tren iba tan cargado.
Que había 6 huracanes de gente esperándolos en Capital.
Con la sensación de que si hacían 10, llenaban los 10.
Quizá eso tenga que ver justamente con el espíritu de esta generación renga e inmanente.
Que no sale en los medios.
Que no pega un cartel.
Pero llena los estadios.
No vive rodeados de seguridad.
Sino de amigos.
Ahí está, es eso.
Somos eso.
Una gran banda de amigos.
Que ya estamos grandes.
Pero con el espíritu rebelde intacto.
Que ya aprendimos algunas cosas.
Y queremos seguir.
Haciendo nuestro caminito al costado del mundo.

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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