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El colectivo Periodistas Argentinas, formado por más de 200 profesionales de prensa de todo el país, homenajeó ayer en la Manzana de las Luces a otras quince periodistas que son referentes de la profesión. En un día emblemático atravesado por marchas en todo el país, el evento se desarrolló en un marco de gratitud, complicidad y diversidad. Magdalena Ruiz Guiñazú, Mónica Cahen D’Anvers, Nora Lafón, María Seoane, Fanny Mandelbaum, Clara Mariño, Annamaría Muchnik, Gloria Guerrero, Blanca Rébori, Luisa Valmaggia, Nora Bär, Stella Calloni, Diana Zurco, Mónica Gutiérrez y Liliana López Foresi fueron las profesionales que recibieron medalla, flor, abrazo, aplausos y el enorme reconocimiento y agradecimiento de sus colegas.

A partir de las 16.30, en el patio de la Manzana de las Luces —donde funcionó la imprenta en la Casa de los Niños Expósitos y fue cuna del periodismo de la mano de la Gazeta Mercantil—, distintas personalidades del periodismo, la política y la cultura se dieron cita para presenciar el homenaje. Vilma Ibarra, Patricia Saenz, Brenda Austin, Romina del Pla, Carolina Stanley, Dora Barrancos, Laura Velazco, Daniel Arroyo, Cecilia Nicolini, Mara Brawer fueron algunos de los referentes del arco político que se acercaron a la Manzana.

Patricia Saenz, directora de Violencia Laboral en el Ministerio de Trabajo, aseguró: “Es fundamental homenajear a las compañeras en la lucha, siempre hay que poner de relieve la importancia del trabajo de las mujeres porque todavía existen techos de cristal”. Romina del Pla (FIT) sumó: “Esmuy importante porque se ha puesto en evidencia el nivel de violencia, de segregación que sufren las mujeres que trabajan en los medios de prensa. Es muy importante acompañarlas no solo en el reclamo de sus derechos laborales, porque el nivel de precarización laboral de los medios es muy grande, sino también en estas defensas frente al acoso, diferentes situaciones que se han ido produciendo en distitnos medios frente a los cuales muchas han sufrido represalias”. Brenda Austin (UCR) agregó: “Venir a acompañar un hecho como este no hace más que reconocer y agradecer la tarea que han tenido estas mujeres periodistas, así como ellas acompañaron a las mujeres en la década del 90 en el Congreso, que trabajaban para abrir la democracia a la participación de las mujeres. Habla de una construcción de sororidad genuina donde decidimos habitar el siglo de las mujeres”.

La periodista Anabella Messina, de Telefé Noticias, expresó su emoción por “poder celebrar, agradecer a quienes hicieron punta en la lucha en nuestra profesión y en la vida, es un día de reflexión, para seguir aprendiendo, luchando y creando”. Agustina Kampfer señaló: “Estas mujeres nos allanaron el camino, están acá y lo menos que podemos hacer es reconocerlas”. De a poco fueron llegando las homenajeadas y ante cada una que ingresaba al patio, se escuchaban aplausos. Luisa Valmaggia: “Es una emoción tremenda, sobre todo porque son las compañeras las que te reconocen y la verdad es que siempre muchos apuestan a que las mujeres no pueden trabajar juntas, que son competitivas. Esto lo siento como un abrazo amoroso de las que me antecedieron, de las que caminamos juntas y fuimos construyendo un espacio, casi instintiva o intuitivamente. Es también un compromiso de tratar de generar más espacios y entregar la posta a las que vienen, que vienen con una polenta que nosotras a veces ya no tenemos”. María Seoane: “Me siento muy bien, estoy entre colegas, gente querida compañeras y queridas mujeres. Más allá de todas las cosas que cada una piense del mundo y la vida hay una cosa que nos define: todas somos periodistas y eso es una definición”.

Annamaría Muchnik: “La peleamos cada una desde su lugar, pero todas desde la lucha, no desde el festejo. Que nos sirva para incentivarnos a seguir haciendo cosas, a no bajar los brazos y tener el mismo espíritu que tenemos con la ventaja enorme de que las jóvenes se estan juntando, están aunándose a la lucha y eso me encanta. Ver a las pibas muy jóvenes, ya con el aborto pasaba, fue un detonante. Verlas protestar, discutir, manifestarse, me parece maravilloso”.

Nora Lafón: “Ser consideradas por las colegas es algo muy particular. Yo soy una señora de trinchera: creo que si uno deja de hacer algo se marchita, asÍ que no pienso dejar de hacer nada. Trabajo en radio, hago un montón de cosas, miles, no voy a parar. No quiero. Y quiero dejar ese legado a toda mi familia. Quiero seguir adelante”. Fanny Mandelbaum: “Este premio es como cuando te quedás sin aire y te dan una mochila de oxigeno, cuando digo no quiero más, vale la pena porque alguien se dio cuenta que una está haciendo las cosas desde acá”.

Bálsamos y reconciliaciones

Pasadas las cinco de la tarde, el director de la Manzana de las Luces, Gustavo Blazquez dio la bienvenida a todes e hizo una síntesis de las instituciones que funcionaron en este espacio que ya tiene más de cuatro siglos de historia. La periodista Nancy Pazos afirmó: “Este lugar siempre estuvo ocupado por hombres. Vamos a darle luz nosotras, vamos chicas, para adentro”.

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Nancy Pazos y el director de la Manzana de las Luces, Gustavo Blasquez. Foto: Lina Etchesuri.

Así Nancy invitó a les presentes a ingresar a la Sala de Representantes, otro sitio histórico que hoy fue ocupado con entusiasmo. Al iniciar el acto, Nancy aclaró: “Esto queda fuera del protocolo”, y pidió un aplauso para la periodista Siliva Martínez Cassina, quien trabajó más de dos décadas en Canal 13, y fue una incansable defensora de la equidad de género en los medios. “Es un bálsamo y la reconciliación con el periodismo”, agradeció Silvia y continuó: “En Periodistas Argentinas comenzamos a soñar este encuentro en medio de un año muy difícil, con muchas colegas siendo víctimas de campañas de odio agitadas por el resentimiento y por la brutal exposición a la que somos sometidas día tras día, sufriendo condiciones laborales precarias y el tironeo entre las jornadas de trabajo cada vez más extensas y las responsabilidades del hogar, sobrecargadas, como todas las trabajadoras esenciales, por el protocolo que nos exigió la pandemia. Hoy, que logramos concretar este sueño, tenemos a algunas de nuestras colegas llevando a cabo la dura tarea de informar desde el frente de guerra. Un abrazo especial y un aplauso agradecido para ellas y también para ellos, obviamente”.

Continuó Nancy: “Las quince colegas a quienes, hoy, queremos homenajear surgieron de una lista de nombres zurcida con el hilo de muchísimos recuerdos. Personales y colectivos. Sin dudas, no son solo quince quienes merecen el agradecimiento de todas. Nuestras quince periodistas de hoy son solo las primeras. Año a año Periodistas Argentinas irá diciéndole gracias a todas aquellas que merecen nuestro abrazo por una vida dedicada a informar y enseñarnos”. La primera homenajeada fue Magdalena Ruiz Guiñazú, quien no pudo concurrir pero pudimos verla y escucharla en un video. “Gracias, por ejemplo, por aquella entrevista a un entonces imponente General Galtieri, disparándole preguntas hasta hacerlo temblar. Gracias por ponerle la perspectiva de los derechos humanos a esta profesión escribiendo en la historia dos palabras: Nunca Más”, dijo la periodista Eugenia Morea. Las periodistas María O´Donnell y Lorena Maciel hicieron la entrega simbólica de la medalla que luego le harán llegar.

Libres frente a la desinformación

El segundo “gracias” fue para Mónica Cahen D´Anvers, quien saludó en un video desde San Pedro. Silvia Martinez Cassina: “Gracias por la magia a la hora de las noticias. Por tu buen gusto para todo: para preguntar, para hablar y para opinar. Gracias por transmitir tranquilidad y amorosidad, por el respeto y la seguridad”. Las periodistas Flor Halffon y Luciana Geuna entregaron la medalla a la sobrina de Mónica.

El siguiente “gracias” fue para Diana Zurco, la primera conductora trans en la televisión argentina. “Sin buscarlo me convertí en la primera presentadora de un noticiero central en la televisión pública, estoy muy agradecida por la oportunidad. A la mujer siempre le costaron los caminos, ¿ustedes se imaginan lo que les cuesta a las mujeres trans? Un día dije me voy a levantar de esta depresión, a los 27 años y dije voy a ir al Iser, ese sueño de la primaria con el primer diario de la escuela, un noticiero en el aula, yo iba a un colegio católico y Diana no podía existir ahí. A mí el feminismo me abrazó”, aseguró Diana. Las periodistas Anabella Arrascaeta y Manu Mandy le entregaron la medalla.

Luego, el “gracias” fue para Luisa Valmaggia. “Gracias por la palabra justa, sin gritos, sin ego y con una continuidad que todas quisiéramos tener. Gracias por enseñarnos a permanecer vigentes y contemporáneas», dijo Eugenia Morea. Luisa respondió: «Siento este reconocimiento como un abrazo amoroso, con hilos sutiles podemos entretejer unabuena escucha, una idea de la importancia de la palabra. Gracias a las que nos antecedieron». Teresa Donato y Anabella Messina le entregaron la medalla y el abrazo.

Llegó el momento del agradecimiento a María Seoane. Nancy Pazos se emocionó al decir que María fue su primera empleadora. “Necesitamos volver al periodismo urgente, que el periodismo sea algo que nos encuentre en el lugar de la libertad. Decir los hechos, apegarse a los hechos. Me gustaría que seamos libres y ser libres para un periodista es poder contar”, dijo María. La entrega de la medalla fue por parte de Agustina Kampfer y Teresa Pacitti.

Le siguió Clara Mariño. “Gracias por permitirnos homenajear, a través tuyo, a todas las productoras periodísticas. Muchas de nosotras hemos sido o somos la Clara Mariño de algún varón privilegiado por tenernos cerca. Y si lo podemos hacer dignamente, es gracias a colegas como vos». Clara tomó el micrófono y cuenta: “Cuando estudié periodismo eran 43 chicos y 2 mujeres. No tengo tendencia a sentirme como una víctima pero hay que reconocer que una mujer periodista tiene que ser casi perfecta para avanzar, trabaja, rendir y mostrar que una vale el doble”. Analía Argento y Silvia Quintans realizaron la entrega.

A continuación, Stella Calloni habló desde un video por no poder estar presente: “Tenemos que luchar contra la desinformación total que han llevado a convertir la palabra en un arma de guerra”. Inés Hayes y Ferni Moreno sostenían la medalla.

La cura es la pasión

La octava medalla fue para Blanca Rébori: “Por sus ovarios y por su solidaridad. Gracias por abrirnos el camino en esas redacciones pobladas de hombres fuertes que aprendieron a respetar tu palabra y tus textos». Blanca: «No es que una reniegue del show, pero si va a ser la primacía de mostrar que esto vende y que lo otro no vende, estamos perdidos». Claudia Regina Martinez y Claudia Acuña se acercaron a abrazarla.

La siguiente medalla fue para Nora Bär: “Por ser la vacuna del periodismo durante toda esta pandemia. Nos curaste con información, en un momento muy difícil. Leerte, en medio del infierno, nos hizo la vida más fácil». Nora afirma que «falta muchísimo, que en las redacciones, canales, radios, haya periodistas especializados y quedó en evidencia en la pandemia. ahí una mala información podía hacer la diferencia entre la vida y la muerte». Andrea Mazzei y Gabriela Navarra saludaron y entregaron la medalla a Nora.

Otra Nora recibió su reconocimiento: Nora Lafón. «Gracias por ser buena periodista y buena gremialista. Gracias por ser una profesional apasionada». Así agradecía Nora: «No hay nada mejor que el reconocimiento de las colegas. Yo llegué hasta acá, a los 83 años, porque tuve dos personas que me ayudaron mucho: una fue mi mamá que me enseñó que todos somos iguales, y yo me lo creí y lo practiqué. La otra persona es mi hija, que me bancó todo en la vida. Le quiero decir a los jóvenes que busquen la verdad, el periodismo sin verdad no sirve para nada y no ayuda a la gente a vivir mejor. Y tengan pasión: el periodismo sin pasión, no sirve para nada». La entrega de la medalla fue por parte de Ana Torrejón y Karina Noriega.

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Nora Lafón le habla a las nuevas generaciones: «Tengan pasión: el periodismo sin pasión no sirve para nada». Fotos: Lina Etchesuri.

Equidad es democracia

«Nuestra próxima medalla es para Gloria Guerrero —dijo Silvia Martínez Cassina—. Lamentablemente, Gloria no pudo venir, pero está con nosotras con el corazón. Queremos decirle gracias por la revista Humor, por criar lectoras y lectores que la esperaban en los kioscos para defenderla y leerla con orgullo. Gracias por hacernos desear que, hoy, el periodismo produzca lo mismo que lograste con tu publicación: pasión en lugar de odio”. La medalla se la llevó Ana María Torres Castro para hacérsela llegar.

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El agradecimiento a Gloria Guerrero: «Gracias por hacernos desear». Fotos: Lina Etchesuri.

Luego fue el turno de Annamaría Muchnik. “Gracias por permitirnos decir hoy que fuiste algo así como la primera chica Puán en conducir un programa para las amas de casa: eso es la verdadera anti grieta, ¿o no? Gracias por tu feminismo y tu rebeldía, cuando ambas palabras eran tan lejanas y parecían imposibles”, la recibió Silvia. “Agradezco que me estén premiando mis colegas. Les agradezco a mis compañeras de ruta”, expresó, antes de recibi la medalla de parte de Teresa Napolillo y Daniela Chueke.

Fanny Mandelbaum fue la siguiente en recibir la medalla entregada por Marcela Coronel y Sara Di Tomaso. “Gracias por poner el cuerpo y traernos la información de la calle a la cabeza. Gracias por permitirnos con tu nombre rendir homenaje a todas las cronistas que, día a día, enfrentan la batalla en vivo, en directo y sin red”. Agradeció Fanny: “El periodismo es una pasión que no voy a perder nunca. Somos el puente que hace falta para que quienes no son escuchados, sean escuchados. Y cuánto más ético sea lo que hacemos la gente se anima a contarnos la verdad”.

Anunció Silvia: «La última medalla —en manos de Adriana Lorusso y Paola Butler—es, además, un regalo de cumpleaños. Que los cumplas feliz querida Mónica Gutiérrez. Lamentamos que no pueda acompañarnos pero merece festejar con su familia después de tantos años de pasar tus cumples en un estudio de televisión». Desde la pantalla, Mónica dijo: “Ocupen los lugares, avancen, impónganse. Disfruten del trabajo, del oficio y de vivir”.

Al final de la ceremonia, Silvia, Eugenia y Nancy aseguraron: “Este tiene que ser el año en el que logremos que, en pantallas, micrófonos y redacciones haya igualdad. El año en el que consigamos la equidad. Cuando decimos equidad, decimos periodismo. Decimos oficio. Decimos que no nos persigan por defender nuestros derechos. Decimos que no nos castiguen por parir. Decimos que no nos acosen. Decimos que no nos maltraten ni humillen. Decimos que no nos traten como objetos. Decimos que nos valoren por nuestra capacidad. En definitiva, decimos, respeto.

Decimos democracia.

Decimos igualdad.

¡Decimos Ley de Equidad ya!

Que así sea depende de que estemos juntas y hermanadas. Gracias por habernos acompañado”.

Y así terminó esta ceremonia del abrazo, del agradecimiento, de la alegría por poder compartir el oficio que le hace honor a la curiosidad. Y así nos despedimos, con la promesa de que, como dijeron nuestras homenajeadas, nunca nos falten la pasión y la verdad.

Gracias por el ejemplo, Maestras..

Gracias a las maestras
Foto: Lina Etchesuri.

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Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

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Más allá de tu vereda.

Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse. 

No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.

El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.

El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto. 

En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.

Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.

Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”. 

Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.

Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”. 

Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.

Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.

Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.

Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.

Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.

«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».

Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración. 

Hay orgullo.

Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera. 

Jorgelina: “Hagamos más radios”.

Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.

Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:

“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.

Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental: 

“Más allá de tu vereda,

hay otra realidad,

atrás de tu puerta”.

Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva: 

“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle, 

allí seguiremos estando”.

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La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos

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Este domingo a la madrugada murió María Teresa López, asambleísta contra la contaminación en su ciudad natal, Caleta Olivia, luego mudada a Capital Federal y parte del grupo Jubilados Insurgentes. Mary se enfermó de cáncer producto de la contaminación que ella misma denunciaba, y luego fue abandonada por el Estado en modo motosierra: el PAMI se negaba a entregarle medicamentos, pese a amparos judiciales a su favor. Una historia que genera bronca e impotencia, pero que a través del recuerdo de sus compañeras de lucha se revela como una lección de vida, en el más profundo sentido de la palabra: lo colectivo frente a lo personal, la idea de no perder el tiempo, la movilización permanente, la generosidad, la sabiduría, y qué es la muerte.

Por Franco Ciancaglini

Algunos dirán que Mary era bajita y otros que tenía el porte enorme de Nora Cortiñas.
Desde la pandemia solía esconder su sonrisa detrás de un barbijo, aunque sus motivos de alegría eran cada vez menos:

  • su salud era cada vez más delicada;
  • los medicamentos oncológicos no llegaban;
  • y la lucha que encaró desde siempre —primero en su Caleta Olivia natal contra la contaminación, luego contra el sistema de salud público y, al final, como parte del grupo Jubilados Insurgentes— cada vez implicaba poner más el cuerpo.

Fue su cuerpo lo que, este domingo 21 de julio, dijo basta.

Mary se convierte así en algo odioso: un símbolo. Un símbolo de la muerte sistemática que genera un sistema que enferma y abandona. Pero también en un símbolo de lucha por la vida, en el sentido más profundo de la palabra.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Mary junto a Nora Cortiñas.

Contaminada

María Teresa López nació en 1959 en Caleta Olivia, Santa Cruz. Falleció el domingo pasado a sus jóvenes 67 años, en un hotel de la calle La Rioja, en Once, ciudad de Buenos Aires. Sí: vivía en un hotel. Sola, producto del desarraigo que le produjo tener que trasladarse para atenderse de un cáncer de hígado.

Ese fue el diagnóstico médico: una metástasis que avanzó en el último tiempo al ritmo frenético de una motosierra.

La causa que no figura en su partida de defunción es aquella que ella misma denunció hasta el final: a Mary le negaban medicamentos oncológicos indispensables para su tratamiento.

Lo que tampoco figura en su partida es que Mary fue arrancada de su Caleta Olivia natal porque se enfermó, al igual que decenas de personas de esa localidad, producto de la contaminación del agua por actividades extractivas en la zona.

Contaminada

La vida de Mary fue la de una militante social de una estirpe rara: austera, firme, silenciosa, estudiosa, imparable.

Sus compañeros reconstruyen sus historias: que de chica le hicieron un test de inteligencia y un profesional le dijo a su madre que ella era más o menos superdotada; que seguramente podría hacer dos carreras universitarias a la vez; que terminó la secundaria antes de tiempo y luego cursó dos carreras; que se enganchó con el ambientalismo muy joven y empezó a investigar cuando las empresas petroleras negaban la contaminación de las napas de agua.

Formó parte de la Asamblea Ambiental de Caleta Olivia, desde donde luchó sin descanso contra la contaminación provocada por el fracking. Mucho antes de enfermarse, denunciaba que el agua que llegaba a las casas estaba contaminada con petróleo. Lo sabía por la evidencia científica más contundente que tiene una comunidad contaminada: que sus vecinos, familiares y amigos enfermen y mueran.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
En Plaza de Mayo, con una bandera contra la megaminería contaminente en Chubut.

Ante los medios Mary describía lo que vivía y veía alrededor: “La gente se muere o queda discapacitada”. En una entrevista para el programa Conciencia Solidaria, precisaba sobre su territorio:

  • “Caleta Olivia… tiene un problema grave: falta de agua potable, y encima está contaminada por la industria petrolera. Los muestreos de agua que hemos sacado y analizado han dado positivo: está contaminada el agua que estamos tomando.”
  • “La situación es muy grave, se está muriendo muchísima gente de esas 11 localidades, 9 están en terrible condición… además tuvimos un caso muy grande de gastroenteritis que afectó a 340 personas”.
    También contextualizó el vínculo entre agua contaminada y salud pública: “Los metales pesados son cancerígenos, mutagénicos, van mutando de una generación en otra… nacen chiquitos con problemas… o fallecen de cáncer».

Denunciaba en Caleta Olivia la presencia de hidrocarburos, arsénico y metales pesados en el agua, además de enfermedades poco frecuentes que, como decía ella, “no tienen cura” y crecen en esa región patagónica. Alertaba con claridad: “No es solamente cáncer, sino Enfermedades Raras o Poco Frecuentes. Muchos pacientes no están bien atendidos… La situación se agrava cuando se trata de estas patologías: solo se ofrecen tratamientos paliativos.”

Un mal día le tocó a ella, ya con la certeza profunda de que la contaminación ambiental fue parte del combustible de su cáncer de hígado.

En agosto de 2015, en un foro en defensa del agua organizado en Comodoro Rivadavia, otras asambleístas como Lidia Campos, de la asamblea contra el fracking de Allen (Río Negro), la conocieron personalmente luego de años de tramar resistencia contra el extractivismo: “En el Foro en Comodoro había gente de todos lados… Y estaba Mary, que ya tenía problemas, como un problema en la boca del estómago… No se sabía bien… Uno tapa esas cosas y habla de la lucha, la salud quedaba en segundo plano. Mary no era de hablar de lo personal; siempre se preocupaba más por lo colectivo».

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Lidia y Mary, durante el acampe del Malón de la Paz en Buenos Aires, hace dos años.

La describe así: “Era menuda, callada. Pasaba desapercibida. Pero cuando abría la boca, te dejaba con la boca abierta. Sabía muchísimo. Y tenía una convicción inquebrantable.”

Recuerda Lidia que, en 2019, Mary pasó de la denuncia mediática a la judicial: presentó un amparo colectivo ante la Corte Suprema contra la contaminación del agua con hidrocarburos, arsénico y metales pesados. Denunciaba así, ante el máximo tribunal argentino, el abandono del sistema cloacal, basurales a cielo abierto, y exigía la puesta en marcha de una planta de ósmosis inversa paralizada (actualidadjuridicaambiental.com). En ese expediente Mary detallaba:

  • “Frecuentes interrupciones en el suministro… agua contaminada con hidrocarburos totales y arsénico… napas freáticas contaminadas por fracking…”.
  • Solicitaba medidas cautelares urgentes: provisión gratuita de agua apta, saneamiento cloacal, cierre de basurales y puesta en funcionamiento de la planta de ósmosis inversa.

Esa presentación inédita, que firmó ella misma, reflejaba años de trabajo comunitario, denuncias y… enfermedades. Pero su denuncia fue ignorada, archivada y judicialmente ninguneada: tras seis años, la Corte se declaró “incompetente” y desestimó el recurso, sin resolver la situación de fondo.

Mary no se rindió: en 2020 fue caminando hasta Balcarce 50 para presentar a través de Mesa de Entradas de la Casa Rosada una carta firmada por una red de organizaciones en defensa del agua dirigida a Alberto Fernández, denunciando la contaminación del agua y relacionándola lúcidamente con argumentos que el ex Presidente daba como recomendaciones durante la pandemia.

Lidia Campos es la que recupera y comparte a lavaca este documento, y la que como asambleísta define su legado: “Lo que ella hizo fue histórico. Vale la pena hablarlo para las próximas generaciones… En esta época hemos perdido tanta humanidad que a nadie le importa. Pero acá hay alguien que dio su vida. Dio, literalmente, su vida.”

El último recuerdo que Lidia conserva data del 14 de julio de 2023, durante una jornada de lucha contra Mekorot, la empresa nacional de agua israelí que intentaba desembarcar en Argentina con intenciones sospechosas. Relata Lidia: “Ella estaba afuera del Anexo del Congreso con los Jubilados Insurgentes para protestar… Después fuimos a una confitería. Le pregunté si había comido al mediodía… no había comido nada. Le sugerí unos tostados o medialunas con queso. Pidió un té. Cuando llegó lo que pedimos, no lo pudo comer”. Igual, se sacaron esta hermosa foto compartiendo. Y ese mismo día, antes de despedirse, Mary le regaló una pashmina rosa a Lidia para protegerla del frío.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Carlos Ponce, Mary y Lidia Campos: una amistad atravesada por la lucha ambiental del sur del país.

Abandonada

Cuando se enfermó y vio que su asamblea se desarmaba –entre otras cosas precisamente porque muchos enfermaban- Mary se trasladó a Buenos Aires. Pretendía resistir y atenderse bien, cosa que logró durante muchos años: su lucha logró que PAMI le asignara el Hospital Italiano para su tratamiento.

Tuvo un cáncer controlado que se descontroló al ritmo del deterioro del sistema de salud: primero Macri, luego Fernández, la pandemia y finalmente Milei como garrotazo final.

Desde 2023 su situación empeoró drásticamente. Su compañera Zulema, de Jubilados Insurgentes, relata: “El PAMI decía que tenían medicamentos para esa patología, pero no eran los que había indicado su médica… entonces no los aprobaban. A veces los recursos judiciales salían favorables, pero el PAMI tampoco los entregaba. La impotencia era terrible».

Sino miren este video.

María Teresa López dice claramente: “El mecanismo es simple: es eliminarnos, gastando menos… llegar al déficit cero… matándonos.”

El video la muestra junto a sus compañeros de Jubilados Insurgentes en un reclamo frente al PAMI por sus medicamentos.

Sigue: “Es más fácil eliminarnos de manera nefasta e inhumana… Para mí ustedes son asesinos, y les importa un bledo”.

Hoy, un año y mes después, Mary tenía razón.

Zulema continúa: “Ella no podía hacer la quimio porque la droga fundamental no estaba… íbamos al PAMI con compañeros, hacíamos reclamos, pero no facilitaban nada. Cuando le autorizaban un tratamiento de ocho sesiones, solo le entregaban dos dosis. Nos confesaron que no se molestaban en dar el tratamiento completo porque muchos morían antes… Pero Mary resistía, resistía… llegó un momento en que el cuerpo no resistió más».”

Una de las últimas veces de manifestación ante el PAMI, sin Mary, el personal de seguridad preguntó por ella en la puerta: “¿Cómo está Mary?”

La respuesta era obvia: mal.

Insurgente

Pese al deterioro físico, Mary se unió a los Jubilados Insurgentes. Entendió que el sistema no solo descarta a quienes enferma, sino también a los que ya no pueden “producir”.
Zulema recuerda: “¡Tenía un carácter! Ese carácter es el que la hizo resistir cuando muchos se daban por vencidos”.

Llegó a ese espacio dos años atrás, íntimamente vinculada con su enfermedad. “Se metió en todo lo legal… recursos, fiscalías, Comodoro Py… sabía de litigio ambiental”, dice Zulema.

El 12 de junio de 2024, durante la lucha contra la Ley de Bases, estuvo firme en Plaza los Dos Congresos. “Nosotros la cuidábamos porque estaba débil, pero se escapaba, quería seguir.” Conocía a todos. “Era muy luchadora. Y hablaba con energía. Siempre nos pedía que unamos las luchas».

Lo que posiblemente sea su último legado lúcido: unir las luchas del ambientalismo con las banderas de los jubilados.

Sobre su convicción, Zulema dice: “Cualquier cosita que ella hacía la asumía con total responsabilidad… vino con cartulina, se traía el cartel… Cuando asumió Milei hizo un cartel que decía ‘Toda la clase política es responsable de la debacle del país’, lo diseñó ella misma”.

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Un cartelito que le hicieron tras su muerte, Clarisa y Agus, que lo dice todo: «Se lo hicimos porque ella era doña cartelitos, y lo dejamos con ella».

Otra anécdota: “Una vez vino a una reunión, con anotador en mano, ya predispuesta. Algunos comenzaron a hablar de su vida personal, y se enojó. Se levantó, juntó sus notas y se fue. Dijo: ‘acá se pierde tiempo, no van a llegar a nada’. Pero volvió. Con dramas y todo, no quería perder el tiempo: estaba alerta. Era consciente de que la tarea era enorme, y le ponía ímpetu”.

Mary sabía que no le quedaba mucho tiempo y por eso nunca bajó la guardia.

Siguió yendo cada miércoles a las rondas frente al Congreso, siempre con barbijo, para cuidarse y cuidar. Participó del Malón de la Paz, llevó agua, militó con grupos ambientalistas, jubilados y religiosos. Organizó actos, escribió cartas, e insistía en que el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, había que salir a las calles. Siempre. Aunque lloviera, aunque doliera.

Porque Mary enseló que la muerte no es algo que ocurre al final: es eso que va sucediendo en vida ante la indiferencia, el silencio de los tribunales, el apagón de las protestas, la descomposición del cuidado, la impunidad de los contaminadores y la complicidad del silencio.

La muerte es el abandono.

La muerte es el olvido.

Y en ese sentido, Mary sigue más viva que nunca.

odas las agrupaciones de jubilados que se juntan los miércoles a protestar en Congreso, preparan un homenaje a Mary y, a través de ella, “a todas las víctimas del sistema y de este plan siniestro de exterminio de los más vulnerables”.

Será mañana, después de la marcha, en un acto en Plaza de Mayo.

Mary: gracias.

Hasta mañana.

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Pablo Grillo: llaman a indagatoria al gendarme Guerrero a seis meses de un disparo criminal

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El 2 de septiembre el gendarme que disparó una granada de gas lacrimógeno por fuera de todos los protocolos de la fuerza deberá comparecer ante la justicia. La decisión la tomó la jueza María Servini de Cubría más de cuatro meses después del hecho. Pablo Grillo luchó por su vida, perdió masa encefálica y hoy se encuentra en plena rehabilitación. Todo lo que deberá explicar Héctor Guerrero y que implica a su principal defensora y la responsable de la violencia estatal: Patricia Bullrich.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cuatro meses y una semana pasaron desde el miércoles 12 de marzo. Ese día, durante otra violenta represión a la marcha de jubilados y jubiladas, el Gendarme Héctor Guerrero le disparó fuera de toda legalidad una granada de gas lacrimógeno al reportero gráfico Pablo Grillo, cuyo impacto casi lo mata, y por el que perdió parte de la masa encefálica, estuvo casi tres meses internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía y por el que hoy continúa en proceso de rehabilitación. Cuatro meses y una semana pasaron hasta hoy, lunes 21 de julio, en el que la jueza María Servini citó a indagatoria al gendarme, autor material de lanzamiento, para el próximo 2 de septiembre.

Es decir: entre la ejecución y la audiencia habrán pasado 131 días, casi seis meses, casi medio año. 

El camino de la in-justicia

En un primer momento, la jueza había rechazado el expediente y el caso había pasado al Juzgado Federal N° 12, donde tramitaba otra denuncia por los mismos hechos. Como ese juzgado estaba vacante y subrogado por Ariel Lijo, quien también se declaró incompetente y declinó la competencia, el expediente regresó al Juzgado N° 1 el 28 de marzo y la jueza Servini lo tiene en sus manos desde el 10 de abril, a la vuelta de una licencia. 

La cronología detalla el tiempo que una familia debe atravesar para exigir justicia por un hecho de violencia estatal: desde el 21 de marzo en que el papá, la mamá y el hermano de Pablo se presentaron en la causa como querellantes, solicitaron se llame a Guerrero a declarar “en calidad de imputado, por tentativa de homicidio agravado por abuso funcional, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Pero no hubo respuesta. Por eso, el 6 de junio, reiteraron el pedido con estos argumentos: “Desde el inicio de la investigación, todas y cada una de las pruebas recabadas por el Juzgado corroboran lo que planteamos en nuestra querella del 21 de marzo: el cabo primero Héctor Jesús Guerrero de la Gendarmería Nacional Argentina fue el autor del disparo de la pistola lanzagases que hirió de gravedad a Pablo Grillo el 12 de marzo a las 17.18hs”. Y agregaron: “En el pedido que presentamos ante la jueza Servini ofrecemos una descripción de los hechos y un análisis pormenorizado de los elementos de prueba existentes hasta el momento”.

Y no hubo dos sin tres: el 15 de julio se le volvió a exigir al Juzgado que lo cite a Guerrero. 

Y la tercera fue la vencida: este lunes, Servini citó a prestar declaración indagatoria al cabo Guerrero como autor del disparo con cartucho de gas lacrimógeno calibre 38mm que impactó en la cabeza de Pablo Grillo. La audiencia será el 2 de septiembre a las 10. 

Guerrero es el primer efectivo formalmente imputado en la causa por el operativo policial del 12 de marzo. 

Desde la querella informaron: “El juzgado ordenó la realización de una pericia balística a cargo de la División Balística de la Policía de la Ciudad para reconstruir con el mayor nivel de precisión técnica posible el disparo que hirió de gravedad a Pablo. Si bien la jueza consideró que ya existen elementos de prueba contundentes respecto de la responsabilidad de Guerrero para esta instancia, sostuvo que la pericia es necesaria para afianzar la reconstrucción de la dinámica del hecho”.

 La pericia tendrá como objetivos precisar:

-La trayectoria y velocidad del proyectil que impactó en la cabeza de Pablo Grillo;

-La posición del arma al momento de efectuarse el disparo y el ángulo de salida del proyectil; 

-Analizar si el proyectil impactó previamente contra otra superficie, y si eso alteró su dirección o energía.

-Las ubicaciones de Grillo y de Guerrero al momento del disparo.

El juzgado también ordenó, previo a la pericia, una inspección en el lugar del hecho (la esquina de Hipólito Yrigoyen y Solís) que incluirá un relevamiento fotográfico terrestre y aéreo y la elaboración de un croquis detallado de la escena. 

Además, le prohibió a Guerrero la salida del país.

Compartimos el perfil de Pablo que realizamos en la edición 203 de MU.

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