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La escuela itinerante se va de gira por el país
La escuela instalada en Congreso se despidió el viernes con un acto y anunció una gira por todo el país (próxima parada: Formosa) para continuar el reclamo por la apertura de la paritaria nacional y más presupuesto en educación. Los gremios celebraron que más de 220 mil personas visitaron la experiencia docente en estos 24 días, en los que contó con el respaldo de artistas, músicos y representantes mundiales de la educación. Sonia Alesso, secretaria general del sindicato: “Esta Escuela no se va: se multiplica”.
Son las 18 horas, en el escenario está tocando Peteco Carabajal y en la calle Marisa y Mirta, dos maestras de la escuela 29 de Lanús, sur del conurbano bonaerense, vinieron a despedir a la Escuela Pública Itinerante en Congreso. “La escuela no se cierra: la lucha continúa”, aclaran rápido. Es cierto: luego de tres semanas, más de 220 mil visitas, decenas de charlas, jornadas, actividades, orquestas, shows, recitales y conciertos la escuela instalada por la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA) se irá a Formosa a iniciar su recorrida por diversas provincias del país y continuar así el reclamo por la apertura de la paritaria nacional en cumplimiento con la Ley de Financiamiento Educativo, desconocida por el Gobierno nacional pese al fallo de la jueza laboral Dora Temis que exige su cumplimiento.
Marisa y Mirta hablan al lado de cinco mesas de ajedrez en las que juegan niñxs y adolescentes: “La escuela ha sido una forma de expresarse, para que la gente sepa por qué venimos a luchar. Pero también para marcar que es importante mantener la unidad: tenemos que estar todos juntos y seguir luchando. No importa nuestras banderas: nos tenemos que hacer oír. Es la única forma que tenemos para seguir y no aflojar, porque desde el Gobierno lo único que sentimos es abuso de poder”.
Respaldo mundial
La Escuela Pública Itinerante fue una herramienta pensada y ejecutada por CTERA para dejar una huella social que imprima la importancia del reclamo docente. El gremio intentó su instalación el 9 de abril pero la respuesta del Gobierno fue una represión efectuada por la Policía de la Ciudad que culminó con palos, gas pimienta, decenas de heridxs y la detención de los maestros Miguel Acuña y Juan Manuel Mauro, de la Escuela de Educación Media N°3 en la villa 1-11-14. Ambos docentes fueron arrastrados por el suelo, golpeados, esposados y llevados a dos comisarías.
Los maestros instalaron la carpa dos días después. “Se debe a la bronca, la impotencia y el malestar frente a una represión que fue desmesurada”, dijo en ese momento la secretaria general de CTERA, Sonia Alesso, a lavaca. “No tenía ningún sentido y esta es la respuesta de los maestros y las maestras. Dijimos que para nosotros la represión es un límite ético que no podemos dejar pasar y esto es una muestra de lo que ha sido la solidaridad. Salvo el asesinato de Carlos Fuentealba, no registraba en la democracia otro hecho como este”.
Desde entonces, la Escuela se convirtió en un atractivo indisimulable en pleno microcentro porteño. Por allí pasaron más de 220 mil personas que disertaron sobre la Ley de Financiamiento Educativo, debatieron sobre la mercantilización de la educación a nivel mundial, escuchar música popular con Juan Falú, Dolores Solá, Bruno Arias, Jorge Marziali, conciertos de conservatorios como el Manuel de Falla. También hubo visitas de las Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora Nora Cortiñas y Taty Almeida, de Abuelas de Playa de Mayo a través de Estela de Carlotto, actores como Juan Palomino, Luis Machín y actrices como Alejandra Darín, entre otrxs.
En ese marco la lucha docente recibió el respaldo de la Internacional de Educación (IE), una red de sindicatos que representa a más de 33 millones de docentes de 130 países del mundo. Representates de Brasil, Uruguay, Chile, Paraguay, Costa Rica, Australia, Finlandia y Estados Unidos hablaron en conferencia sobre la importancia de la educación pública. El secretario general adjunto y vicepresidente de IE, David Edwards, habló con lavaca: “Esta lucha es fundamental para la democracia. Que un presidente democráticamente elegido no reconozca la importancia de la educación pública para tener bien informada a su ciudadanía para que sea capaz de tomar decisiones, es muy preocupante. Y eso me da a pensar otra cosa: no le interesa tener un pueblo educado de esa forma”.
Lo irrompible
La Escuela comenzará a recorrer las provincias de Formosa, Chaco, Corrientes, Misiones, Entre Ríos y Santa Fe, según anunció CTERA en un comunicado por redes sociales, en el que agradecía la solidaridad de las 228.500 personas que la visitaron en sus 24 días. “Esta Escuela itinerante, a partir de hoy, no se va: se multiplica”, dijo Alesso. “Se va a recorrer los caminos de la Patria, a multiplicar las voces, los abrazos y la esperanza. Sabemos pelear, resistir, inventar y educar”.
Sandra González, directora del jardín 935 y profesora del Instituto Superior de Formación Docente N°29, ambos en Merlo, al oeste del conurbano bonaerense, compra una torta frita a 20 pesos mientras de fondo suena Liliana Vitale. “Estoy conmovida por la repercusión que tuvo. Si bien no se ve mediáticamente, lo percibimos cuando estamos acá: la cantidad de personas que pasan, de personalidades y organizaciones que apoyan la lucha, demuestran el compromiso que tiene la comunidad. Y si bien eso no sale en los medios, uno lo ve cuando lo habla con papás, con mamás, con estudiantes. Ese vínculo que tenemos es algo inevitable de la educación pública”.
¿Es lo que quisieron romper? “El Gobierno intentó romper varios vínculos. Uno fue el de los docentes con la comunidad. El otro fue con sus dirigentes sindicales. Acá quedó algo claro: la paritaria docentes es la paritaria testigo, y el Gobierno nos usó para mostrar en términos de relaciones de fuerza el programa que tienen pensado para el resto de los trabajadores. Esto es: no respetar los derechos laborales, no respetar las leyes, no respetar los fallos judiciales”.
Ese reclamo es el que, este sábado, inicia su gira federal.
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Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
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