CABA
El resultado de la movilización para la salud: «Hoy se festeja el triunfo»

Nueve semanas de protesta, 21 días de paro y más de 20 movilizaciones llenas de fuerza y creatividad, para reclamar lo básico: llenar la heladera. La lucha de residentes y concurrentes de los hospitales de CABA logró un triunfo al obtener un 20% de aumento en noviembre, un 12% en diciembre y un mínimo de 200.000 pesos mensuales. Cuánto ganaba un concurrente hasta ahora, por qué esta generación dice «basta» y proyecta un trabajo esencial que quiere dejar de estar romantizado y ser reconocido, más acá de los aplausos.
Por Franca Boccazzi para lavaca.org
La lucha histórica de residentes y concurrentes de medicina que trabajan en los hospitales públicos de Capital Federal logró su objetivo tras las nueve semanas de protesta con 21 días de paro indeterminado sin guardias y más de 20 movilizaciones. Se sumó la Noche de las luces en la que miles de médicos y médicas iluminaron la calle con velas y linternas para mantener su reclamo de recomposición salarial y sueldos para concurrentes.
La Asamblea de Residentes y Concurrentes informó por Twitter: “Después de 9 semanas de lucha, 21 días de paro sin guardias y una movilización hermosa junta todas las familias, hoy se festeja el triunfo. El puntapié a continuar mejorando nuestras condiciones laborales. Seguimos en la lucha. Gracias a todos los que formaron parte”.
¿Qué ocurrió el lunes en esa noche que iluminó de otro modo un trabajo que de esencial parecía haber pasado a descartable? Esta es la crónica y estas son las imágenes de la jornada previa al triunfo, que sirve para entender a una nueva generación que decidió mostrar en las calles su capacidad de hacerse ver.
Varias manos sujetan la bandera principal que avanza a paso firme sobre avenida Santa Fe en dirección a Pueyrredón. En su tela blanca se puede leer “Asamblea CABA – residentes y concurrentes” acompañada de unas llamas pintadas a mano. Detrás, una ola de guardapolvos blancos, ambos de colores y luces están encendiendo el barrio de Palermo con una energía contagiosa. La fuerza y convicción de médicos y médicas que hacen su especialidad en los hospitales de la ciudad porteña se siente en cada salto, abrazo, grito y cuerpo cansado con mochila llena de andar de acá para allá entre asambleas, trabajo, estudio y manifestación.




Generación “basta”
Velas en vasos de mermelada, yogurt o botellas cortadas. Velas de plástico. Linternas de celular. Guirnaldas navideñas, antorchas de cartulina, fuegos pintados en guardapolvos. De la manera que sea, se siente la necesidad imperiosa de ser escuchades por el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta con el que, hasta ese momento, la asamblea había logrado negociar un bono de $170.000 para residentes de primer año. Pero no tenían una respuesta concreta a sus dos principales reclamos: la recomposición salarial con un sueldo de $200.000 en mano, y que concurrentes cuenten con ART y perciban un sueldo por las jornadas laborales que hacen de manera gratuita cuatro horas al día, seis días de la semana, durante cinco años. Si bien los sindicatos Federación de Profesionales y AMM anunciaron, mediante un comunicado, que habría un acuerdo por la recomposición salarial, aún no había actas firmadas que confirmaran la medida.
“Después de nueve semanas de lograr algo que nunca había sucedido en la historia de la profesión de salud es importante no aflojar, porque la realidad es que el gobierno nos está bicicleteando semana a semana, no nos dice la información correcta o no nos quiere recibir. Nosotros queremos volver al hospital. No volvemos y seguimos de paro porque no nos escuchan”, explica Lucila Valenzi, residente de tercer año de pediatría en el hospital Rivadavia. Ella tiene 30 años y, a pesar de que lleva un tercio de su vida profesionalizándose, todavía aspira con mudarse a Capital para estar cerca del trabajo y evitar que su papá tenga que esperarla todas las noches en la parada del colectivo después de un viaje agotador. “No me queda otra que seguir viviendo con mis viejos porque no me da para vivir sola, no puedo independizarme”. Aún así, detrás de sus anteojos de marco dorado se ve en sus ojos la convicción de quien sabe que, tarde o temprano, las cosas tienen que ser distinto: “Somos la generación que sabe valorarse, parar la pelota y decir ´basta, así no se puede seguir´: me toca eso y me hago responsable de querer hacer un cambio en vez de quejarme”.
Diego Lagomarsino, que desempeña su labor como jefe de residentes de la especialidad en medicina familiar en los CESAC 21, 25 y 47, cuenta que pudo mudarse después de hacer un gran esfuerzo. ¿Las consecuencias? No para de sacar cuentas incluso para decidir si comprar o no algo en un kiosko. A veces camina 15 cuadras para acercarse a un supermercado más económico y tiene que esperar determinados días para aprovechar ofertas y así abastecerse de los alimentos básicos. La conclusión para definir su situación, después de once años de estudio, es que alquila un monoambiente y no llega a fin de mes. Pero además, opina sobre por qué este modo de vida es el destino histórico de residentes: “Dentro de las carreras de salud hay una cultura de aprender a través de condiciones laborales precarizadas que se ensalza con un romanticismo e hizo que estuviéramos espacios donde se vulneran nuestros derechos y de los pacientes. Sin embargo, se inculcaba que eso era lo que teníamos que atravesar para ser buenos profesionales”.
El cuerpo de Diego está rodeado de una guirnalda de luces cálidas y, como si no fuera suficiente, lleva una botella luminosa color azul. Todas las ideas creativas para manifestarse dejar entrever el reclamo desesperado al Estado y el pedido de ayuda a la sociedad para visibilizar la lucha. “Esto ya es más profundo y filosófico, pero creo que para hacerle bien a otro primero tiene que estar bien uno. Necesitamos poder estar descansados y no estar pensando en que hace 36 horas que no dormimos o que no llegamos a fin de mes mientras estamos atendiendo a un paciente. Nuestra atención tiene que poder estar puesta plenamente en la necesidad de la persona que tenemos enfrente”, concluye el médico.




Necesidades básicas
La calle parece una rockola viviente que no para de desplegar el sinfín de canciones que ya son parte del repertorio estable en cada movilización. La batucada de más de 20 médicos y médicas tiene una precisión que denota la cantidad de horas de reclamo a viva voz durante las últimas semanas. “¡Con aplausos no se llena la heladera, este sueldo no me alcanza pa´una mierda, che Larreta no sea tan vigilante, salario digno para esenciales!”, es uno de los hitazos del momento y no es casual. El contraste entre los aplausos para el personal sanitario que sonaban durante la pandemia y la escena actual es notoria: cada persona que sale al balcón con una luz o sus palmas es una bocanada de aire única porque, a pesar de los cantos, las luces, miles de personas cortando la calle y el pedido por megáfono de que los vecinos y vecinas salgan de sus casas para apoyar el reclamo, es muy poca la gente que acude al llamado.
“Nunca se vió que colegas renuncien a sus trabajos en hospitales públicos y esto ahora está sucediendo. Por eso le pedimos a la población que se sume a este reclamo, porque son los destinatarios de la salud pública, o lo fueron o lo serán ellos, sus hijos o sus nietos, y ya está sucediendo que no va a haber profesionales para que se que atiendan”, dice Jimena Roca, que se especializa en cirugía plástica reparadora y trabaja en la guardia del hospital Fernández. Porque la preocupación no es solamente por los sueldos bajos en sí, sino el vaciamiento de la salud pública producto de la precarización laboral. En sus manos lleva un cartel que explica su situación: “Soy médica con 14 años de antigüedad y mi básico es de $8.631,30”. Ella tiene apenas un poco más de suerte que los y las residentes a quienes les toca un sueldo de $4.700 a $5.700 que luego se llena de ítems y adicionales para llegar a una suma que sigue siendo insuficiente para cubrir las necesidades básicas.
La marcha finaliza con un repaso de los pasos que siguen y la premisa es contundente: la lucha no se abandona hasta no ver actas firmadas con el cumplimiento de las demandas.
Tres médicas acompañadas de una guitarra cierran el evento cantando La cigarra y Hablando a tu corazón, dos emblemas musicales de las resistencias en Argentina.
“Somos miles de personas en la calle con las luces encendidas para que la salud pública no se apague”, se escucha por el megáfono.
Lejos de terminar, la lucha para reivindicar los derechos laborales y de salud, impulsada por la nueva generación de médicos y médicas, está más prendida que nunca.

Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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