CABA
Las dos CTA: lo que la calle une
Alrededor de 40.000 personas acompañaron la marcha de las dos vertientes de la Central de Trabajadores Argentinos. Las miradas sobre el gobierno y sobre la ausencia de la CGT.
Alrededor de 40.000 personas acompañaron la marcha de las dos vertientes de la Central de Trabajadores Argentinos. Las miradas sobre el gobierno y sobre la ausencia de la CGT.
-Atrás, compañeros, atrás: ya va a haber tiempo para la foto.
Los que gritan son los encargados de la organización y seguridad de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), que intentan que periodistas y fotógrafos no se abalancen para dejar registro del acontecimiento de la movilización que partió desde Avenida de Mayo y Piedras hasta la Plaza de Mayo: Hugo Yasky y Pablo Micheli, secretarios generales de la CTA de los Trabajadores y la CTA Autónoma, enfrentados y divididos hace años, caminan juntos y entrelazados en el medio de una cabecera que, según sus estimaciones, aglutinó a 40 mil trabajadores de los más variados gremios.
“Esto produce un resultado que va a ser histórico”, dice Yasky a lavaca. “Creo que esto demuestra que el pueblo argentino quiere salir a la calle a luchar. Desde las CTA, lo que hemos posibilitado es este encuentro de sectores tan diversos. Y creo que vamos camino al paro nacional, porque el pueblo sabe por historia que si no sale a luchar en este momento, en la calle, nos van a pasar por arriba. Hay que defender el trabajo, la unidad nacional, y hay que bancar a aquellos que están sufriendo, que están pasando hambre o que teniendo un trabajo no les alcanza para llegar a fin de mes”.
¿Qué dice Micheli? “La respuesta es muy buena. Es una política acertada salir a la calle frente a una política de ajuste tan tremenda como está sufriendo el pueblo argentino. Me parece que ese es el camino: la unidad de las CTA en la calle y de todos los que luchan. Obviamente esperamos que la CGT también nos acompañe para resolver un paro nacional”.
Más allá de la adhesión y movilización de algunos sindicatos que no están en las CTA, como bancarios y aceiteros, fue significativa la ausencia de las tres CGT después de la masiva movilización del 29 de abril por el acto del Día del Trabajador y luego del veto del presidente Mauricio Macri a la Ley Antidespidos. Ausencia simbólica, y también política. Micheli: “Es una decisión más lenta que la nuestra. Pero más temprano que tarde volveremos a estar en la calle y parando todos juntos”.
Yasky: “Creo que cometen un error. Pero hay que abrirles la posibilidad de que nos volvamos a encontrar. Nadie nos perdonaría no salir a pelear en este momento”.

Hugo Yasky y Pablo Miceli
Fin de mes
El clima no ayuda, pero miles de trabajadores comenzaron desde el mediodía a concentrarse bajo una intermitente lluvia en una movilización que unificó reclamos contra los tarifazos, el veto a la Ley Antidespidos, la represión a los trabajadores de Tierra del Fuego y Santa Cruz y la que vivieron durante la mañana del mismo jueves los empleados de seguridad de Ezeiza que habían cortado la autopista Riccheri, frente al acceso al propio Aeropuerto Internacional. Hubo movilizaciones en varios puntos del país.
Adrián Dávalos, secretario general de Rosario y secretario gremial de la Federación Aceitera, explica por qué marchan: “Si bien cerramos una paritaria con el 38 por ciento, que alcanzó un salario de 20 mil pesos, la situación y el contexto general es preocupante. El presente de muchos trabajadores es malo. La unidad va más allá de la dirigencia: es necesaria. Tenemos que hacer huelga y movilizaciones generales”.
¿Y la ausencia de la CGT? “Está claro que hay distintos intereses. Hay que decirlo con todas las letras. Es más, te diría que antes de exigir por la ley antidespidos, que está muy bien, esto se soluciona con huelga y movilización general. No la hicimos antes de ir a pedir la ley. ¿Qué más hace falta para hacerlo? Este es el mismo modelo que viene de los años 90. Y nosotros no queremos volver a cagarnos de hambre. Nosotros no militamos ni hacemos política, pero no somos zonzos: este gobierno es para los ricos y nadie más”.
Daniel Catalano, secretario general de ATE-Capital. “Esto comenzó con las reuniones de las cinco centrales obreras en el marco de la construcción de una herramienta que posibilitara conservar las fuentes de laburo. Fue el proyecto de ley. Habíamos pactado que si el Presidente la vetaba, íbamos a salir a la calle. Nosotros estamos cumpliendo con lo que nos comprometimos. No sólo en Capital: hay movilizaciones en Jujuy, Neuquén, Chaco. Se vulneraron nuestros derechos constitucionales. Es terrible porque nos estamos quedando sin elementos de supervivencia. La guita no alcanza. Los productos se han disparado. Se ha generado una nueva clase trabajadora que es una clase trabajadora pobre. Vas a un supermercado y está vacío. Los negocios cierran. Hay 30 mil empresas menos. Hay más de 2 millones de personas que pasaron a estar en un nivel de pobreza en cinco meses de gestión”.
¿Cuál es la situación en Capital? “Hay 11 mil trabajadores nacionales menos. Y fue muy poco lo que pudimos recuperar, por eso hicimos siete paros contando el de hoy. Es un capricho del Estado porque no es que están echando trabajadores para reducir la planta, sino que han echado selectivamente por sus vinculaciones con la política. Han hecho toda una persecución ideológica, revisando perfiles en redes sociales, correos, metiendo a la policía en lugares de trabajo. La semana pasada despidieron a 300 laburantes de ANSES y ayer llegaron 800 telegramas de RENATEA (Registro Nacional de Trabajadores y Empleadores Agrarios), de los cuales 200 son de Capital. Es muy serio lo que está pasando, y es importante que los dirigentes estén a la altura de lo que las bases están exigiendo, sin mezquindad política. Al laburante no le importa el color de la bandera, el sello, el logo: lo que quiere es una situación que le posibilite llegar a fin de mes”.
Pero la CGT está ausente. “Tienen otros tiempos. Están discutiendo cómo plantarse frente al gobierno. Pero hay mucha presión de las bases. Los tiempos no son los que quizá nosotros necesitamos, pero indudablemente, hoy, mañana o pasado, eso va a pasar porque se están perdiendo miles de puestos de trabajo”.
Los otros trabajadores
Uno de los que está trabajando durante la movilización es Carlos, vendedor de churros. ¿Cómo ve todo lo que está pasando? “Estamos hasta las manos. Y se va a pudrir todo. Se tiene que pudrir, porque esto no se aguanta más. Está todo mal, mal, mal. Mirá, yo pagaba 200 mangos de luz cada dos meses y ahora pago 850. Sin contar lo que me va a venir de gas. Y soy de San Miguel: tengo unos 40 pesos de ida y de vuelta en transporte. Además, me bajaron las ventas un 60 por ciento”.
Otro no sindicalizado es Sergio, de Villa Soldati, vendedor de choris y hamburguesas: “Todo mal. No nos alcanza para nada. Antes juntábamos una moneda porque nos sobraba algo. Ahora no. Cuando laburamos poquito se gasta todo en la nafta, o el carbón que aumentó, o el gas que es más caro. No hay margen. Y no podés subir la comida porque la gente no la compra”. ¿Cómo está el barrio? “Mirá, hay comedores. Ayudan mucho. Pero aumentó la necesidad, se ve mucha más gente”.
Pasa Claudio Marín, de FOETRA (Telefónicos). “Estamos los que estamos y los que no. Es un error político el de la CGT, creo, pero hay que respetar los tiempos de cada organización. Nosotros, en lo particular, pedimos un aumento del 39 por ciento y no tenemos despedidos porque estamos manteniendo a raya a las empresas. Hay mucha resistencia, pero nos falta ganar cada vez mayor articulación”.
Más cerca de Plaza de Mayo Abel, vendedor de diarios, pregunta de qué medio somos, y pide: “Quiero una de esas fotos que ustedes hacen”. ¿Cómo se ve el país desde el kiosco? “La venta cayó un 50 por ciento. Espero que se solucione para poder solventar a la familia. Tengo dos hijos que están en la universidad. Soy de Munro, una hora para venir, y pago un alquiler. Los servicios se me dispararon. La cosa está complicada”.
Julio, de La Matanza, hincha de Almirante Brown y de Boca, vendedor de banderas. “Desgraciadamente, esto recién empieza. Ya pasó con Martínez de Hoz y Cavallo. Esta película ya la vimos. Y lamentablemente va a ser peor. Imaginate, yo tengo que aprovechar un día como hoy porque en la semana está jodido vender. Y los aumentos de tarifas: ¿cómo le podés cobrar lo mismo a uno de Puerto Madero que a un laburante de La Matanza? Lo matás. O lo obligás a comer salteado”. ¿Cómo se sale de esto? Su hipótesis: “No hay que pagar la luz ni el gas ni nada. Hay que ponerse de acuerdo entre cuatro o cinco vecinos por cuadra y no pagar. Ahí se van a dar cuenta. Porque, legalmente, a los amparos los borran con el codo. O como hacen ellos: con decretos”.
Ante la cámara de fotos dice, con una bandera que busca especialmente: “Sacame con la del Che. Necesitamos uno así”. En un bar de Avenida de Mayo se ve una pantalla roja, con uno de los clásicos carteles de Crónica TV: “Ganaron las elecciones con el ‘se puede vivir mejor’ y gobiernan con el ‘vivían demasiado bien’”.
Para Beto Pianelli, secretario general del Sindicato de Trabajadores del Subte y Premetro, la marcha es una continuidad del escenario de movilización que vive Argentina. “Pasaron la marcha de la comunidad educativa, la del acto por el Día del Trabajador: todas contra las políticas antipopulares que viene tomando este gobierno desde que se instaló, que cada vez son más evidentes, porque empiezan a tocar el bolsillo y las condiciones materiales de los sectores populares. Algo que en campaña no dijeron que iba a hacer. Había necesidad de dar una respuesta, sobre todo después del veto a la ley. Lamentablemente no la pudimos hacer todos los mismos que estuvimos el 29”.
¿Cómo evalúa esa decisión? “No estar acá tiene un costo político. Es un error muy grande el de la CGT. Pero creo que, inevitablemente, vamos hacia un reagrupamiento de sectores importantes de los trabajadores. Y aquel que no se ubique allí, obviamente va a pasar a la historia”.
El sindicato logró una paritaria del 32 por ciento con una cláusula para abrir en septiembre en caso de un desfasaje. “Fue la tercer mejor paritaria del país. Todavía no hemos sufrido el ajuste de forma directa, porque es un medio de transporte, un servicio. Generalmente, somos los últimos, cuando la gente ya no tiene para viajar”.
La jubilada
Hubo muchas personas autoconvocadas. Mientras la locutora del acto llamaba a movilizar el viernes para #NiUnaMenos (“Para decir ni una víctima más de la violencia machista”), habla Blanca Gorosito, jubilada, vecina de Balvanera, pin de “Yo no lo voté” en el saco, tapa de olla en una mano, cuchara de madera en la otra. “Estoy cansada de este gobierno. No se fija en los pobres ni en aquellos necesitados que han echado de sus trabajos, que no tienen pan en la mesa. Eso me duele. Quisiera que este hombre recapacite. No puede aumentar la luz ni el gas como aumentó. No es justo para nadie. Todos tenemos derecho a comer y vivir. Esto es tristísimo”.
Al menos anunció un blanqueo para pagar a los jubilados.
Blanca suspira: “¿Vos le creés algo? No le creas nada, corazón”.
Fotos: Julieta Colomer/lavaca
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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