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Las palabras del 2020

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Diccionario mediático argentino, por Pablo Marchetti.

ASPO

Sigla que significa Aislamiento Social Preventivo Obligatorio. El término surgió durante una pandemia que afectó, como su nombre lo indica, a todo el mundo. Argentina, por lo tanto, también se vio obligada a seguir un régimen de algo que popularmente se denomina “cuarentena”. Pero que, en los hechos, no lo es. Básicamente porque la “cuarentena” se anunció en principio por 15 días, pero terminó durando más de 200. Es decir, los 40 días que se desprenden del término “cuarentena” nunca fueron ni remotamente una opción como medida sanitaria. Eso sí, este período de aislamiento dejó una buena cosecha de nuevas siglas, entre ellas esta ASPO que recién tuvo repercusión en la opinión pública cuando surgió su reverso, DISPO. Algo similar a lo que ocurre con las dicotomías cóncavo-convexo o estalactita-estalagmita.

QUEDATE EN CASA

Consigna creada por el Gobierno para pedirle amablemente a la población lo que en realidad es una orden que, en el caso de incumplirla, puede causar multas y todo tipo de sanciones. La consigna fue creada para camuflar con cierta onda lo que en realidad es una imposición severa. Pero en su afán de volverse amigable, la frase termina siendo muy ambigua. Como bien señaló el músico y escritor uruguayo Leo Maslíah, decirle a alguien “quedate en casa” puede ser entendido como una invitación que se le hace a una persona a ir a vivir a la casa de quien dice la frase. En ese caso el “quedate en casa” podría interpretarse como un “che, dale, quedate en mi casa”. Y lo que parece ser una forma coloquial en realidad esconde una hipocresía. Porque para no generar dudas, la frase debería ser en realidad: “Quedate en tu casa”. Pero decirle a la población “quedate en tu casa” podría ser ofensivo hacia aquellas personas que no tienen casa y deben dormir en la vía pública. Estos detalles semánticos no hicieron mella en las intenciones del Gobierno al lanzar una campaña con el hashtag #quedateencasa. Una campaña que pegó mucho en redes sociales, más allá de lo ambiguo e hipócrita del mensaje.

INFECTADURA

Neologismo creado por quienes consideran que restringir la circulación de personas durante una pandemia y seguir los protocolos internacionales que imponen la prohibición de salir a la calle (eso que genéricamente recibe el nombre de “cuarentena”) convierten al gobierno que toma esas medidas en una dictadura. Se trata de un término compuesto por las palabras “infección” y “dictadura”. Podría suponerse que quienes llevan adelante un reclamo semejante, quienes creen que no debe perderse la calle como lugar soberano, son personas que creen en la manifestación popular. Pero se da la paradoja de que quienes alientan salir a la calle y concentrarse en lugares públicos durante la pandemia, desafiando la cuarentena, son quienes normalmente se quejan de los cortes de calles y de las movilizaciones populares. Y quienes normalmente alientan la movilización popular, durante la pandemia se aferran al eslogan “Quedate en casa”. El uso de la palabra “infectadura”, lejos de ser un término que cuestione el control social que conlleva el encierro (algo que, más allá de cualquier discusión, podría ser un razonamiento válido o al menos sensato y a tener en cuenta), resulta en la práctica un planteo delirante, en el que se encuentran cierto fascismo punitivista con teorías contra natura como el terraplanismo.

TELETRABAJO

Modalidad según la cual el trabajo que antes se realizaba en un lugar especialmente creado para tal fin (una oficina, por ejemplo), ahora se desarrolla en la casa. Para realizar el teletrabajo es necesario tener una cantidad de dispositivos que permitan la conexión mediante videollamada, zoom, etc. El teletrabajo le ahorra al trabajador el costo y el tiempo que implica viajar hasta la oficina o puesto de trabajo. Esto suele presentarse como una ventaja y es probable que, en parte, lo sea. Pero el teletrabajo tiene algunas otras contraindicaciones. En primer lugar, el hecho de que, en la mayoría de los casos, es el trabajador quien se hace cargo de la conexión para realizar el trabajo desde el hogar. Este no es un tema menor. Pero en el devenir cotidiano del teletrabajo suele haber cuestiones aún más complejas. Principalmente en lo que tiene que ver con los límites del tiempo del trabajo. Al realizar el trabajo desde la casa, el trabajador tiende a borrar naturalmente los límites del tiempo de ese trabajo. Y el empleador, también naturalmente, comienza a instalar la idea de que el empleado está todo el tiempo disponible. O al menos mucho más tiempo que el que solía estar en la oficina o lugar de trabajo. La lógica no dicha, pero tácita, es la siguiente: si el trabajo está en el hogar, todo el tiempo del hogar puede ser el tiempo del trabajo. De todos modos, el teletrabajo no es más que una de las formas más evidentes (o más gráficas) en las que se expresa un conflicto bastante más profundo, que bien podría resumirse en la siguiente pregunta: ¿qué es, hoy, el trabajo? Una pregunta necesaria, que bien podría obtener alguna respuesta. Si no fuera porque cuesta mucho trabajo.

ZOOM

Marca de una de las compañías que realizan videollamadas que se impuso entre las preferencias de la mayoría de la gente durante un período de prolongada cuarentena. De esta manera, el nombre de la marca se transformó en sinónimo de esta forma de comunicarse. Al igual que anteriormente había ocurrido con otras marcas, como por ejemplo, la de unas hojas de afeitar, la de unos apósitos adhesivos o la de una marca de pegamento cola, entre muchas otras. El término zoom se impuso por varios motivos. Por una lado, la propia dinámica del dispositivo, que hizo que la mayoría de la gente lo elija para sus comunicaciones. Pero hay también una cuestión más vinculada al marketing del nombre. Se trata, en primer lugar, de un nombre sencillo, breve y contundente. Un nombre pegadizo, pregnante, casi una onomatopeya. Un nombre que, además, permite utilizarse en neologismos propios de una situación de cuarentena. Por ejemplo, la palabra “zoompleaños”. Es decir, la modalidad de festejar un cumpleaños por zoom ante la imposibilidad de tener encuentros personales. En este caso, el uso del zoom es planificado. Pero puede haber también algunas repercusiones del uso del zoom, que tienen que ver con descuidos, como creer que la conexión no está activada cuando en verdad sí lo está. Así puede darse el denominado zoom hot, que consiste en ver a alguien teniendo alguna actividad sexual mientras se supone debería estar cumpliendo algún compromiso laboral. Como por ejemplo, estar presenciando una sesión parlamentaria, como diputado de la Nación. De todos modos, hay que aclarar que en ninguno de estos casos la culpa es del zoom. Más bien, el zoom sirve para desnudar (valga la paradoja) el accionar legislativo de gente con capacidades democráticas diferentes.

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Los días vacíos: postales de una ciudad en cuarentena

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Crónica de cómo se vivieron en las calles de Buenos Aires los primeros días de la cuarentena por coronavirus. Las panaderas y canillitas, las personas en situación de calle. El hotel en cuarentena. Los controles policiales y las medidas oficiales. Los supermercados y las farmacias. Los perros y los balcones. Lo que se sientió en los cuerpos y en las calles vacías cuando las noticias sobre el coronavirus todavía formaban parte de una especie de irrealidad. Por Franco Ciancaglini

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Covid-31: la villa en plena pandemia

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Crónica de la vida asediada por la pandemia en un barrio popular y mítico, donde la organización social –pese a las divisiones y traiciones que los gobiernos alientan y contagian– piloteó la falta de Estado. El crimen que significa la ausencia de planificación en un lugar en el que factores como el hacinamiento, la mala alimentación y la escasez del agua son claves. Retrato del barrio, sus voces, fiebres y resistencias. Por Claudia Acuña.

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Las master chef: comedores (y cocineras) populares frente al virus

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Esta producción es un homenaje y una invitación a debatir el sentido histórico, político y estructural de una receta que se cocina en los barrios latinoamericanos: las ollas comunitarias como forma de pensar el presente y hacer posible la vida, también en plena pandemia. ¿Cómo se ve el mundo desde los ojos de las mujeres –y algunos hombres– que sustentan la alimentación cada día? La toma del poder, las risas y los “voceros” de lo social. ¿Con qué se cocinan terminologías como “empoderamiento” y “género”? La ingeniería cotidiana de las resistencias, y cómo se amasan utopías calientes y sabrosas. Por María Galindo.

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