Nota
Malvinas Argentinas: ¿qué parte del “no” es la que no entiende Monsanto?
Entre el 53 y el 65% de la población de Malvinas Argentinas, Córdoba, rechaza la instalación de Monsanto y el 91% reclama un referéndum para ratificarlo. El acampe vecinal cumple un año impidiendo la construcción de la planta de semillas transgénica. La empresa juega al desgaste y a insistir con complicidad política en 2015, según la voz de las corporaciones.
En un año, el barrio cordobés de Malvinas Argentinas se convirtió en el epicentro mundial de la lucha contra la multinacional Monsanto. Sus vecinos bloquean desde el 19 de septiembre de 2013 la construcción de la planta acopiadora de semillas transgénicas más grande del mundo. Desde entonces sufrieron represiones de la policía, de patotas dirigidas por la UOCRA, los visitó Manu Chao, científicos como el doctor Andrés Carrasco o Raúl Montenegro, referentes de los derechos humanos como Nora Cortiñas y Adolfo Pérez Esquivel y en todo el mundo se sigue con atención la evolución de este conflicto en el que una comunidad rechaza la imposición de una corporación.
La secuencia ha sido de vértigo: frente al rechazo social, la empresa retiró sus máquinas, la justicia paralizó las obras en enero; en febrero fue rechazado el estudio de impacto ambiental de la planta; en junio se aprobó una nueva ley de impacto ambiental provincial y ocurrió otra represión. Y hoy, ante el festival que celebra el año y el triunfo del bloqueo, Monsanto anuncia que presentará un nuevo estudio luego de las elecciones de 2015.
Cómo cambia la gente
“Parece mentira que todo esto haya pasado en un año” dice Vanesa Sartori, psicóloga y vecina integrante de la Asamblea Malvinas Lucha por la Vida. “Pensar que cuando empezó la asamblea no tenía idea de qué era Monsanto, ni qué hacía. Hoy estamos despiertos, esto nos enseñó a descreer lo que te quieren vender. No sólo por Monsanto, sino qué radio escuchar, que programa de tevé ver. Tenemos un pensamiento más crítico, más independiente y sabemos que no todo es como nos dicen. Malvinas nunca va a volver a ser lo que era, más allá de Monsanto”.
Malvinas ers una localidad sojera de 12 mil habitantes que el Censo de 2010 declaró como la de mayor índice de Necesidades Básicas Insatisfechas de toda Córdoba. La historia de su transformación tiene esa genética: no por nada Monsanto la eligió como lugar sensible para construir la planta acopiadora de semillas más grande del mundo.
25 de cada 100 embarazos
Tampoco tenía Malvinas Argentinas antecedentes de lucha, a pesar que en febrero de 2013 un estudio de la Universidad Nacional de Córdoba encontró que 25 de cada 100 mujeres perdían sus embarazos, y que en ciertos barrios la probabilidad de contraer cáncer era ocho veces mayor a la media nacional, y la de tener hijos con malformaciones, más del doble.
Este crimen silencioso no había saltado a la vista como en el vecino Barrio Ituzaingó Anexo, con las Madres de Ituzaingó a la cabeza. Ellas fueron las comenzaron el bloqueo. El anuncio de empleos y actividad comercial de una planta de semillas trajo las preguntas que no se habían hecho aún los malvinenses, y la búsqueda de sus propias respuestas.
Información y saber popular
El nacimiento de la Asamblea de Malvinas Lucha por la Vida tiene fecha: 24 de julio de 2012. Aquel día se organizó una primera “reunión informativa” respecto a la planta, a la que asistieron 200 personas, entre ellas el científico Raúl Montenegro quien venía apuntalando la lucha de las Madres de Ituzaingó. “Me provocaron mucho impacto las primeras voces que escuché”, revela Ester Quispe, otra vecina, resaltando la visita del doctor Andrés Carrasco. “No podía creer que fuera cierto. Se me ocurría pensar: che, ¿será para tanto?”.
Vanesa: “Entonces nos empezamos a dar cuenta de por qué pasaban ciertas cosas. Por ejemplo, mi cuñada es kinesióloga y hacía las prácticas acá en Malvinas. Conversando con compañeras les llamó la atención la cantidad de nenes con problemas respiratorios que había. Esos rumores estaban, eran un saber popular pero no había información”.
Entre 57 y 65% contra Monsanto
Un informe certificado por el CONICET divulgado en agosto resume el trayecto que han recorrido los vecinos de Malvinas con respecto a saber y elegir: revela que el 58% de la población de Malvinas Argentinas considera que la instalación de la planta de Monsanto implicaría un riesgo “alto” para la comunidad. “Estos datos sugieren que existe una mayoría consistente de la población que mantiene una posición firme de rechazo a la planta de Monsanto”, subraya el investigador de la institución y coordinador general del informe, Victor Mazzalay, en el trabajo cuyos datos reproducimos a continuación.
Se trató de un estudio de opinión pública sobre 358 ciudadanos requerido por la organización Avaaz (que se encarga de realizar campañas y acciones para acercar reclamos medioambientales, entre otros, a las autoridades políticas) y realizado por Mazzalay a través del Servicio Tecnológico de Alto Nivel (STAN), dispositivo que presta el CONICET a empresas, oenegés y particulares que pagan por el mismo. El CONICET aclaró enfáticamente que el informe no es de su autoría, según lo aclaró enfáticamente a lavaca.
Los resultados:
- Casi el 91% (9 de cada 10 encuestados) se manifestó a favor de una consulta popular o referéndum sobre la instalación de Monsanto en Malvinas Argentinas. Casi también 9 de cada 10 (86 por ciento) considera que los resultados de esa consulta deberían ser de “obligado cumplimiento” para las autoridades.
- Si la consulta se realizara, el 57% votaría por el “NO” a la instalación de la planta. Como algunos manifestaron que no irían a votar, el estudio realizó una submuestra sobre las personas que sí emitirían sufragio. La respuesta se agudizó: casi el 65% expresó que votaría por el “NO” a la empresa.
- Un 71% consideró que los “accionistas de Monsanto” serían los principales beneficiados si se instalara la planta, mientras que casi el 58% apuntó a los funcionarios municipales, provinciales y nacionales.
- ¿Y el principal perjudicado? Casi el 64% apuntó que sería “todo el pueblo de Malvinas”, mientras que el 34% dijo que serían “la mayoría de los habitantes” de la población.
- 7 de cada 10 personas se mostraron de acuerdo con las acciones realizadas por las vecinas y los vecinos de Malvinas Argentinas para impedir la radicación de Monsanto en Córdoba. Solamente 2 de cada 10 (21 por ciento) no acuerdan.
- Los investigadores y las investigadoras del CONICET se mostraron sorprendidos por el “altísimo grado de visibilidad pública” del conflicto. Casi el 95% de la población encuestada está informada sobre la cuestión.
La última parte del informe expone algunas consideraciones analíticas robre la lectura de los resultados. En ese sentido, respecto a la instancia de consulta popular o referéndum, el investigador Mazzalay destaca: “Esto sugiere una amplia legitimidad de este mecanismo como un instrumento para la toma de decisión pública definitiva, a la vez que un pedido generalizado de un modo de participación en el cual la ciudadanía pueda ser escuchada por las autoridades sin exponerse a probables sanciones”.
¿Por qué el estudio advierte esto? Mazzalay aclara: “En estudios previos se mostró que una importante porción ciudadana manifestó que no era seguro opinar en contra, o realizar acciones de oposición a la instalación a la planta”.
El informe concluye: “Considerando resultados de estudios previos, estos datos sugieren que existe una mayoría consistente de la población que mantiene una posición firme de rechazo a la planta de Monsanto. Nótese que transcurrido más de un año, desde la realización de un estudio de opinión en marzo de 2013, la distribución de posicionamientos se mantiene similar pese a las numerosas acciones de los diversos actores involucrados”.
Transversalidad modelo 2014
Volvemos a septiembre 2013. La asamblea sabía que no quería la planta, pero, ¿cómo evitarla? Al principio fueron las Madres las que comenzaron el bloqueo. Algunos no estaban de acuerdo. “Veíamos como algo imposible de sostener”, recuerda Ester sobre las estrategias de entonces. “Creíamos que nos iba a sacar la policía a los pocos días. Y hoy estamos a un año. La policía vino, pero no pudo. Hoy por hoy uno puede decir que se puede salir al frente de estas grandes corporaciones y salirle al cruce al Gobierno”.
Aquel 19 de septiembre del 2013, la asamblea decidió organizar un festival con la excusa del Día de la Primavera. Lo llamaron Primavera Sin Monsanto y convocaron a artistas para ponerle color al reclamo y celebrar alegremente la resistencia. Pero la jugada no tenía que ver solamente con el festival. Esa también era una excusa: “Ese día comenzamos el bloqueo que al día de hoy continúa”, dice Sofía Gatica, una de las que imaginaron este modo de ponerle freno a la construcción de la planta.
Gatica es una de las Madres de Ituzaingó y uno de los emblemas de lucha contra Monsanto en Argentina y en el mundo. A un año de su nueva lucha, dice: “Si tengo que hacer un balance de este año, veo que nos hemos puesto más rebeldes”. Y en la perspectiva del movimiento transversal que se ha generado entre vecinos de distintas localidades, científicos, abogados, estudiantes, artistas y militantes sostiene que “en Córdoba hay una resistencia muy grande. Acá se va a dar esa revolución de poder echar a esta multinacional”.
La amenaza 2015
Sin embargo, Monsanto parece dispuesto a insistir con la planta. No parece casual que un día antes de la celebración de un año del bloqueo el diario cordobés La Voz del Interior (“el Clarín de acá”, grafica Vanesa porque de hecho pertenece a dicho grupo) difunda que “fuentes ligadas a la empresa” informan que postergarán la presentación de un nuevo estudio de impacto ambiental –tal cual lo requiere la nueva ley provincial- hasta “mitad de año próximo” para “evitar una politización adicional a la que ya plantearon grupos que se oponen a la instalación”.
Vanesa: “No podemos bajar la guardia porque ellos no descansan. Queremos que se acabe, estamos cansados, esto es muy agotador. Sabemos que vale la pena totalmente, pero sentimos que se sigue dilatando. Y esa esa es la estrategia de ellos”.
Este viernes 19, desde las 13 comenzará el festival Primavera sin Monsanto en la Plaza San Martín de la segunda sección de Malvinas Argentinas, Córdoba. Entre los artistas que confirmaron su participación están Carly Jiménez, Rubén Patagonia, Jauría, Perro Verde, Plantas, La cruza y otras. Habrá talleres, mingas, proyecciones y radio abierta.
“Va a ser otro empujón para seguir adelante”, resumen las vecinas.
Fotos de Lina Etchesuri
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.
Nota
Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.
Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos Juan Valeiro
El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.
Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.
Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.
Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.
La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”.

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:
- “Que no te vendan gato por león”.
- “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”.
Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:
Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.
Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.
Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.
Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.
Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.
La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.
Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.


Revista MuHace 2 semanasMu 208: Lara Brenda Morena

#NiUnaMásHace 2 semanasUn mes sin Brenda, Lara y Morena: lo que se sabe de la trama narcofemicida

Soberanía AlimentariaHace 2 semanasMiryam Gorban: hasta siempre, maestra

Derechos HumanosHace 2 semanasEstela, 95 años y 140 nietos recuperados: ¡que los cumplas feliz!

#NiUnaMásHace 3 semanasTransfemicidio en Neuquén: reclaman justicia por Azul, la trabajadora estatal por la que se declararon dos días de duelo
















