Nota
Mauricio, el malabarista
La coyuntura argentina desde la mirada del semanario uruguayo Brecha: seis meses después de iniciar su gestión, es ya muy evidente para quién opera el gobierno de Mauricio Macri. El ajustazo tarifario y los despidos masivos le han alienado respaldos sociales, pero el kirchnerismo acaba de entregarle un regalito en bandeja: un caso de corrupción flagrante. Por Fabián Kovacic.
La coyuntura argentina desde la mirada del semanario uruguayo Brecha: seis meses después de iniciar su gestión, es ya muy evidente para quién opera el gobierno de Mauricio Macri. El ajustazo tarifario y los despidos masivos le han alienado respaldos sociales, pero el kirchnerismo acaba de entregarle un regalito en bandeja: un caso de corrupción flagrante. Por Fabián Kovacic.

Foto: Nacho Yuchark/lavaca
Cuando las papas se le queman al macrismo, el kirchnerismo le regala un caso de corrupción servido en bandeja y los funcionarios recuperan el aliento para navegar en las esquivas aguas del ajuste, la inflación y la mano dura tan poco populares en las encuestas.
En la madrugada del martes 14, José López, viceministro de Planificación Federal durante tiempos kirchneristas, enloqueció al punto de enterrar casi nueve millones de dólares y algunas armas ligeras en los fondos de un convento habitado por monjas nonagenarias, aduciendo persecuciones judiciales. La bizarra escena sirvió al gobierno, y a las empresas periodísticas que lo apoyan, para bombardear con comunicados y videos a los ciudadanos con el disparatado operativo de detención. Tras una llamada a la policía, con el sello de los servicios de inteligencia, un patrullero llegó de inmediato al lugar. El miércoles por la mañana ya pocos recordaban la inflación rampante, los casos de corrupción que corroen a medio gabinete presidencial y las medidas de ajuste.
Cuando los índices de inflación medidos por consultoras privadas arrojan un promedio del 6 por ciento mensual, los informes de la Iglesia Católica indican un aumento del 13 por ciento de la pobreza en los últimos seis meses, y las cámaras patronales advierten sobre el cierre de pequeñas y medianas empresas en los principales centros urbanos, la vicepresidenta Gabriela Michetti confirma que no habrá reactivación de la economía hasta el primer trimestre de 2017. En paralelo, la imagen de Mauricio Macri cayó dos puntos en mayo respecto a abril y quince desde el estallido del escándalo de los Panama Papers, cosechando hoy entre el 44 y 50 por ciento de adhesión personal.
Los pedidos formulados personalmente por Macri a los empresarios en reuniones sociales no dieron resultado hasta ahora. El aumento de precios se mantiene intacto desde el 10 de diciembre pasado, cuando el ex presidente de Boca tomó posesión de la Casa Rosada. En este primer semestre de gestión los productos de la canasta básica de alimentos aumentaron un 120 por ciento, según las asociaciones de consumidores, y las tarifas de servicios públicos como la energía eléctrica, el gas natural, el agua potable y los teléfonos alcanzaron incrementos del 280 por ciento al tiempo que dejaron de ser bimestrales y pasaron a ser abonadas mensualmente. Ahí está la explicación de 1,4 millones más de pobres en el panorama nacional, según la Universidad Católica Argentina. La reacción se hizo esperar unos meses y llegó por vía judicial. A fines de mayo el juez federal de Chubut Hugo Sastre ordenó frenar el aumento del 400 por ciento en las tarifas de gas en la provincia hasta tanto se realizara una audiencia pública para determinar la nueva tarifa. En la provincia de Buenos Aires lo siguió el juez Luis Arias con una medida similar para la tarifa de energía eléctrica. Macri, en un acto de injerencia de un poder del Estado sobre otro, apeló a sus buenos contactos en la Corte Suprema y pidió a los jueces que se pronuncien contra esos amparos.
En el frente laboral, a su vez, en estos seis meses el oficialismo ha debido enfrentar grandes conflictos. Las distintas centrales, después de la multitudinaria manifestación por el Primero de Mayo, se aprestan a convocar a un paro conjunto. El líder de la Cgt oficial, Hugo Moyano, y el de la Cgt disidente, Antonio Caló, ya pusieron fecha para la reunificación en un congreso nacional a celebrarse el 22 de agosto próximo, “para enfrentar juntos el ajuste”, según anunciaron. En el mismo sentido se pronunciaron las dos Cta divididas por el kirchnerismo: tanto Hugo Yasky, de la Cta nacional, como Pablo Micheli, de la Cta autónoma, se muestran juntos en actos y planean la reunificación. “Toda esta situación nos lleva al paro nacional”, asegura Micheli y el propio Moyano apunta que “un aumento de tarifas que llega al 600 por ciento en muchos casos nos lleva a un callejón sin salida”. Micheli convocó para el jueves 23 de junio a una “marcha de frazadas” en reclamo por los aumentos tarifarios.
Desde el arco político la siesta hace escuchar los ronquidos de los bloques parlamentarios. El peronismo, fragmentado entre los caciques kirchneristas, los gobernadores y los sindicatos, amaga con reclamos pero sin unificación, y todo queda a pedir de Macri. Sergio Massa y su bloque juega más a entorpecer a los kirchneristas en la cámara de Diputados que a oponerse a las medidas del gobierno nacional. Entre los gobernadores, mientras el peronista salteño Juan Manuel Urtubey hace sus negocios con el macrismo en un juego de toma y daca, otro peronista, el cordobés Juan Schiaretti, le da una paliza derrotando a su candidato en la segunda ciudad más importante de la provincia, Río Cuarto, por casi el 70 por ciento de los votos.
Con un parlamento opositor aunque caótico, el gobierno se apresta a sancionar la llamada “ley ómnibus”, en la que elimina dos problemas serios para los funcionarios y los empresarios: termina con los juicios iniciados por los jubilados al Estado y blanquea las ganancias empresarias de los últimos años así como sus fortunas cobijadas en el exterior.
MALCORRA A LA Onu. Pese a la caída de la imagen presidencial a medida que la economía se empantana, Macri asoma como un referente para la derecha regional. Con ese capital recibió en Buenos Aires al venezolano Henrique Capriles y oficializó en la última semana de mayo la candidatura de su canciller, Susana Malcorra, para suceder al secretario general de la Onu, el surcoreano Ban Ki Moon, a partir de noviembre próximo. Malcorra fue jefa de gabinete de Ban hasta su desembarco en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Macri el 10 de diciembre pasado. Conoce como pocos el paño de las negociaciones diplomáticas en el riñón del gigante universal, al punto de tener banca entre los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (China, Estados Unidos, Federación Rusa, Gran Bretaña y Francia). En el entorno de Malcorra aseguran que cuenta con esos cinco votos, y dicen que la ayuda también su condición de mujer y su experiencia como empresaria en los años del menemismo y las privatizaciones en Argentina. En abril pasado, y por primera vez en la historia de Naciones Unidas, se inició un debate público y abierto entre los postulantes a suceder a Ban. “Tenemos un papa argentino, el mejor jugador de fútbol mundial es argentino, ¿por qué no llegar a la Onu, y con una mujer por primera vez?”, se entusiasman en los pasillos del Palacio San Martín, sede de la cancillería argentina. Ese mismo entusiasmo les hace minimizar las denuncias sobre abusos sexuales por parte de soldados de misiones de paz de la Onu en África y Asia, de las que Malcorra sabía cada detalle y prefirió silenciarlas, según la denuncia de un alto funcionario actual del organismo, Stephan Dujarric.
UN CORRUPTO ENLOQUECIDO. Si la puesta en escena de la detención del ex funcionario José López sirvió para oxigenar al macrismo con una dosis mediática de antikirchnerismo, lo cierto es que su biografía parece manchada hace años. Nacido en Tucumán, López fue a probar suerte como muchos norteños a la patagónica provincia de Santa Cruz, cuando Néstor Kirchner asumía como intendente de Río Gallegos, en 1987, y desde ese momento se incorporó a las huestes K, pasando por la gobernación en 1991 y la presidencia en 2003, junto a otro histórico aliado de Néstor, el ahora ex ministro de Planificación Julio de Vido. La obra pública fue la fuente de dinero fresco para el kirchnerismo, según se desprende de las cuatro causas judiciales radicadas contra López en la justicia federal desde 2008: por sobreprecios en construcciones –en especial en el proyecto de viviendas Sueños Compartidos, gestionado por la Asociación Madres de Plaza de Mayo–, por enriquecimiento ilícito, por pago de sobornos para adjudicar obras y por incumplimiento de los deberes de funcionario público por arreglar licitaciones con empresas privadas. Ahora el juez Daniel Rafecas suma una nueva investigación en su contra y en los tribunales federales no descartan que aparezca una conexión con la ruta del dinero K protagonizada por el empresario Lázaro Báez. Todos miran ahora directamente al jefe de López, Julio de Vido, teniendo en cuenta que por su cartera pasaban anualmente casi 100.000 millones de pesos ligados a la obra pública. “Tarde o temprano de Vido va a terminar ante la justicia para dar cuenta de todos los actos sospechosos en los que está involucrado”, aseguró el legislador macrista Federico Pinedo, uno de los impulsores de suspender los fueros parlamentarios que ostenta de Vido como diputado, para que sus propiedades puedan ser allanadas por la justicia federal, hecho que hasta ahora no pudo producirse por esa prerrogativa.
El macrismo vive horas complejas y tiene la “herencia kirchnerista” como aspirina provisoria para tratar de encontrar una salida. La llegada de capitales –anunciada por Macri a su regreso del Foro de Davos en enero pasado– sigue demorada, y la única salida por el momento para el macrismo es un acercamiento tibio a la Alianza del Pacífico como recambio del Mercosur, donde la propia Malcorra ve pocas expectativas de “negocios para empresarios argentinos o inversiones”. Pero si el frente externo todavía disimula sus fisuras, a la situación socioeconómica complicada se le suma ahora un rebrote de inseguridad en el conurbano bonaerense, donde la puja entre la policía provincial, los intendentes y la gobernadora macrista María Eugenia Vidal recién empieza. Secuestros extorsivos, amenazas y muertos encerrados en autos hacen su reaparición, retrotrayendo la situación a los años del duhaldismo, a fines de los noventa. Fue el propio presidente quien el 24 de mayo decidió devolver a las Fuerzas Armadas la autonomía organizativa que Raúl Alfonsin les había quitado en 1984. Un contexto de ajuste requiere tener de su lado a los militares, pero no está demostrado que esa autonomía sirva al inquilino de la Casa Rosada para granjearse los favores de los uniformados. Jugar con fuego puede ser letal para un gobierno, aunque no necesariamente para la clase social a la que representa.
Nota
La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos

Este domingo a la madrugada murió María Teresa López, asambleísta contra la contaminación en su ciudad natal, Caleta Olivia, luego mudada a Capital Federal y parte del grupo Jubilados Insurgentes. Mary se enfermó de cáncer producto de la contaminación que ella misma denunciaba, y luego fue abandonada por el Estado en modo motosierra: el PAMI se negaba a entregarle medicamentos, pese a amparos judiciales a su favor. Una historia que genera bronca e impotencia, pero que a través del recuerdo de sus compañeras de lucha se revela como una lección de vida, en el más profundo sentido de la palabra: lo colectivo frente a lo personal, la idea de no perder el tiempo, la movilización permanente, la generosidad, la sabiduría, y qué es la muerte.
Por Franco Ciancaglini
Algunos dirán que Mary era bajita y otros que tenía el porte enorme de Nora Cortiñas.
Desde la pandemia solía esconder su sonrisa detrás de un barbijo, aunque sus motivos de alegría eran cada vez menos:
- su salud era cada vez más delicada;
- los medicamentos oncológicos no llegaban;
- y la lucha que encaró desde siempre —primero en su Caleta Olivia natal contra la contaminación, luego contra el sistema de salud público y, al final, como parte del grupo Jubilados Insurgentes— cada vez implicaba poner más el cuerpo.
Fue su cuerpo lo que, este domingo 21 de julio, dijo basta.
Mary se convierte así en algo odioso: un símbolo. Un símbolo de la muerte sistemática que genera un sistema que enferma y abandona. Pero también en un símbolo de lucha por la vida, en el sentido más profundo de la palabra.

Contaminada
María Teresa López nació en 1959 en Caleta Olivia, Santa Cruz. Falleció el domingo pasado a sus jóvenes 67 años, en un hotel de la calle La Rioja, en Once, ciudad de Buenos Aires. Sí: vivía en un hotel. Sola, producto del desarraigo que le produjo tener que trasladarse para atenderse de un cáncer de hígado.
Ese fue el diagnóstico médico: una metástasis que avanzó en el último tiempo al ritmo frenético de una motosierra.
La causa que no figura en su partida de defunción es aquella que ella misma denunció hasta el final: a Mary le negaban medicamentos oncológicos indispensables para su tratamiento.
Lo que tampoco figura en su partida es que Mary fue arrancada de su Caleta Olivia natal porque se enfermó, al igual que decenas de personas de esa localidad, producto de la contaminación del agua por actividades extractivas en la zona.
Contaminada
La vida de Mary fue la de una militante social de una estirpe rara: austera, firme, silenciosa, estudiosa, imparable.
Sus compañeros reconstruyen sus historias: que de chica le hicieron un test de inteligencia y un profesional le dijo a su madre que ella era más o menos superdotada; que seguramente podría hacer dos carreras universitarias a la vez; que terminó la secundaria antes de tiempo y luego cursó dos carreras; que se enganchó con el ambientalismo muy joven y empezó a investigar cuando las empresas petroleras negaban la contaminación de las napas de agua.
Formó parte de la Asamblea Ambiental de Caleta Olivia, desde donde luchó sin descanso contra la contaminación provocada por el fracking. Mucho antes de enfermarse, denunciaba que el agua que llegaba a las casas estaba contaminada con petróleo. Lo sabía por la evidencia científica más contundente que tiene una comunidad contaminada: que sus vecinos, familiares y amigos enfermen y mueran.

Ante los medios Mary describía lo que vivía y veía alrededor: “La gente se muere o queda discapacitada”. En una entrevista para el programa Conciencia Solidaria, precisaba sobre su territorio:
- “Caleta Olivia… tiene un problema grave: falta de agua potable, y encima está contaminada por la industria petrolera. Los muestreos de agua que hemos sacado y analizado han dado positivo: está contaminada el agua que estamos tomando.”
- “La situación es muy grave, se está muriendo muchísima gente de esas 11 localidades, 9 están en terrible condición… además tuvimos un caso muy grande de gastroenteritis que afectó a 340 personas”.
También contextualizó el vínculo entre agua contaminada y salud pública: “Los metales pesados son cancerígenos, mutagénicos, van mutando de una generación en otra… nacen chiquitos con problemas… o fallecen de cáncer».
Denunciaba en Caleta Olivia la presencia de hidrocarburos, arsénico y metales pesados en el agua, además de enfermedades poco frecuentes que, como decía ella, “no tienen cura” y crecen en esa región patagónica. Alertaba con claridad: “No es solamente cáncer, sino Enfermedades Raras o Poco Frecuentes. Muchos pacientes no están bien atendidos… La situación se agrava cuando se trata de estas patologías: solo se ofrecen tratamientos paliativos.”
Un mal día le tocó a ella, ya con la certeza profunda de que la contaminación ambiental fue parte del combustible de su cáncer de hígado.
En agosto de 2015, en un foro en defensa del agua organizado en Comodoro Rivadavia, otras asambleístas como Lidia Campos, de la asamblea contra el fracking de Allen (Río Negro), la conocieron personalmente luego de años de tramar resistencia contra el extractivismo: “En el Foro en Comodoro había gente de todos lados… Y estaba Mary, que ya tenía problemas, como un problema en la boca del estómago… No se sabía bien… Uno tapa esas cosas y habla de la lucha, la salud quedaba en segundo plano. Mary no era de hablar de lo personal; siempre se preocupaba más por lo colectivo».

La describe así: “Era menuda, callada. Pasaba desapercibida. Pero cuando abría la boca, te dejaba con la boca abierta. Sabía muchísimo. Y tenía una convicción inquebrantable.”
Recuerda Lidia que, en 2019, Mary pasó de la denuncia mediática a la judicial: presentó un amparo colectivo ante la Corte Suprema contra la contaminación del agua con hidrocarburos, arsénico y metales pesados. Denunciaba así, ante el máximo tribunal argentino, el abandono del sistema cloacal, basurales a cielo abierto, y exigía la puesta en marcha de una planta de ósmosis inversa paralizada (actualidadjuridicaambiental.com). En ese expediente Mary detallaba:
- “Frecuentes interrupciones en el suministro… agua contaminada con hidrocarburos totales y arsénico… napas freáticas contaminadas por fracking…”.
- Solicitaba medidas cautelares urgentes: provisión gratuita de agua apta, saneamiento cloacal, cierre de basurales y puesta en funcionamiento de la planta de ósmosis inversa.
Esa presentación inédita, que firmó ella misma, reflejaba años de trabajo comunitario, denuncias y… enfermedades. Pero su denuncia fue ignorada, archivada y judicialmente ninguneada: tras seis años, la Corte se declaró “incompetente” y desestimó el recurso, sin resolver la situación de fondo.
Mary no se rindió: en 2020 fue caminando hasta Balcarce 50 para presentar a través de Mesa de Entradas de la Casa Rosada una carta firmada por una red de organizaciones en defensa del agua dirigida a Alberto Fernández, denunciando la contaminación del agua y relacionándola lúcidamente con argumentos que el ex Presidente daba como recomendaciones durante la pandemia.



Lidia Campos es la que recupera y comparte a lavaca este documento, y la que como asambleísta define su legado: “Lo que ella hizo fue histórico. Vale la pena hablarlo para las próximas generaciones… En esta época hemos perdido tanta humanidad que a nadie le importa. Pero acá hay alguien que dio su vida. Dio, literalmente, su vida.”
El último recuerdo que Lidia conserva data del 14 de julio de 2023, durante una jornada de lucha contra Mekorot, la empresa nacional de agua israelí que intentaba desembarcar en Argentina con intenciones sospechosas. Relata Lidia: “Ella estaba afuera del Anexo del Congreso con los Jubilados Insurgentes para protestar… Después fuimos a una confitería. Le pregunté si había comido al mediodía… no había comido nada. Le sugerí unos tostados o medialunas con queso. Pidió un té. Cuando llegó lo que pedimos, no lo pudo comer”. Igual, se sacaron esta hermosa foto compartiendo. Y ese mismo día, antes de despedirse, Mary le regaló una pashmina rosa a Lidia para protegerla del frío.

Abandonada
Cuando se enfermó y vio que su asamblea se desarmaba –entre otras cosas precisamente porque muchos enfermaban- Mary se trasladó a Buenos Aires. Pretendía resistir y atenderse bien, cosa que logró durante muchos años: su lucha logró que PAMI le asignara el Hospital Italiano para su tratamiento.
Tuvo un cáncer controlado que se descontroló al ritmo del deterioro del sistema de salud: primero Macri, luego Fernández, la pandemia y finalmente Milei como garrotazo final.
Desde 2023 su situación empeoró drásticamente. Su compañera Zulema, de Jubilados Insurgentes, relata: “El PAMI decía que tenían medicamentos para esa patología, pero no eran los que había indicado su médica… entonces no los aprobaban. A veces los recursos judiciales salían favorables, pero el PAMI tampoco los entregaba. La impotencia era terrible».
Sino miren este video.
María Teresa López dice claramente: “El mecanismo es simple: es eliminarnos, gastando menos… llegar al déficit cero… matándonos.”
El video la muestra junto a sus compañeros de Jubilados Insurgentes en un reclamo frente al PAMI por sus medicamentos.
Sigue: “Es más fácil eliminarnos de manera nefasta e inhumana… Para mí ustedes son asesinos, y les importa un bledo”.
Hoy, un año y mes después, Mary tenía razón.
Zulema continúa: “Ella no podía hacer la quimio porque la droga fundamental no estaba… íbamos al PAMI con compañeros, hacíamos reclamos, pero no facilitaban nada. Cuando le autorizaban un tratamiento de ocho sesiones, solo le entregaban dos dosis. Nos confesaron que no se molestaban en dar el tratamiento completo porque muchos morían antes… Pero Mary resistía, resistía… llegó un momento en que el cuerpo no resistió más».”
Una de las últimas veces de manifestación ante el PAMI, sin Mary, el personal de seguridad preguntó por ella en la puerta: “¿Cómo está Mary?”
La respuesta era obvia: mal.
Insurgente
Pese al deterioro físico, Mary se unió a los Jubilados Insurgentes. Entendió que el sistema no solo descarta a quienes enferma, sino también a los que ya no pueden “producir”.
Zulema recuerda: “¡Tenía un carácter! Ese carácter es el que la hizo resistir cuando muchos se daban por vencidos”.
Llegó a ese espacio dos años atrás, íntimamente vinculada con su enfermedad. “Se metió en todo lo legal… recursos, fiscalías, Comodoro Py… sabía de litigio ambiental”, dice Zulema.
El 12 de junio de 2024, durante la lucha contra la Ley de Bases, estuvo firme en Plaza los Dos Congresos. “Nosotros la cuidábamos porque estaba débil, pero se escapaba, quería seguir.” Conocía a todos. “Era muy luchadora. Y hablaba con energía. Siempre nos pedía que unamos las luchas».
Lo que posiblemente sea su último legado lúcido: unir las luchas del ambientalismo con las banderas de los jubilados.
Sobre su convicción, Zulema dice: “Cualquier cosita que ella hacía la asumía con total responsabilidad… vino con cartulina, se traía el cartel… Cuando asumió Milei hizo un cartel que decía ‘Toda la clase política es responsable de la debacle del país’, lo diseñó ella misma”.

Otra anécdota: “Una vez vino a una reunión, con anotador en mano, ya predispuesta. Algunos comenzaron a hablar de su vida personal, y se enojó. Se levantó, juntó sus notas y se fue. Dijo: ‘acá se pierde tiempo, no van a llegar a nada’. Pero volvió. Con dramas y todo, no quería perder el tiempo: estaba alerta. Era consciente de que la tarea era enorme, y le ponía ímpetu”.
Mary sabía que no le quedaba mucho tiempo y por eso nunca bajó la guardia.
Siguió yendo cada miércoles a las rondas frente al Congreso, siempre con barbijo, para cuidarse y cuidar. Participó del Malón de la Paz, llevó agua, militó con grupos ambientalistas, jubilados y religiosos. Organizó actos, escribió cartas, e insistía en que el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, había que salir a las calles. Siempre. Aunque lloviera, aunque doliera.
Porque Mary enseló que la muerte no es algo que ocurre al final: es eso que va sucediendo en vida ante la indiferencia, el silencio de los tribunales, el apagón de las protestas, la descomposición del cuidado, la impunidad de los contaminadores y la complicidad del silencio.
La muerte es el abandono.
La muerte es el olvido.
Y en ese sentido, Mary sigue más viva que nunca.
odas las agrupaciones de jubilados que se juntan los miércoles a protestar en Congreso, preparan un homenaje a Mary y, a través de ella, “a todas las víctimas del sistema y de este plan siniestro de exterminio de los más vulnerables”.
Será mañana, después de la marcha, en un acto en Plaza de Mayo.
Mary: gracias.
Hasta mañana.
Nota
Pablo Grillo: llaman a indagatoria al gendarme Guerrero a seis meses de un disparo criminal

El 2 de septiembre el gendarme que disparó una granada de gas lacrimógeno por fuera de todos los protocolos de la fuerza deberá comparecer ante la justicia. La decisión la tomó la jueza María Servini de Cubría más de cuatro meses después del hecho. Pablo Grillo luchó por su vida, perdió masa encefálica y hoy se encuentra en plena rehabilitación. Todo lo que deberá explicar Héctor Guerrero y que implica a su principal defensora y la responsable de la violencia estatal: Patricia Bullrich.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cuatro meses y una semana pasaron desde el miércoles 12 de marzo. Ese día, durante otra violenta represión a la marcha de jubilados y jubiladas, el Gendarme Héctor Guerrero le disparó fuera de toda legalidad una granada de gas lacrimógeno al reportero gráfico Pablo Grillo, cuyo impacto casi lo mata, y por el que perdió parte de la masa encefálica, estuvo casi tres meses internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía y por el que hoy continúa en proceso de rehabilitación. Cuatro meses y una semana pasaron hasta hoy, lunes 21 de julio, en el que la jueza María Servini citó a indagatoria al gendarme, autor material de lanzamiento, para el próximo 2 de septiembre.
Es decir: entre la ejecución y la audiencia habrán pasado 131 días, casi seis meses, casi medio año.
El camino de la in-justicia
En un primer momento, la jueza había rechazado el expediente y el caso había pasado al Juzgado Federal N° 12, donde tramitaba otra denuncia por los mismos hechos. Como ese juzgado estaba vacante y subrogado por Ariel Lijo, quien también se declaró incompetente y declinó la competencia, el expediente regresó al Juzgado N° 1 el 28 de marzo y la jueza Servini lo tiene en sus manos desde el 10 de abril, a la vuelta de una licencia.
La cronología detalla el tiempo que una familia debe atravesar para exigir justicia por un hecho de violencia estatal: desde el 21 de marzo en que el papá, la mamá y el hermano de Pablo se presentaron en la causa como querellantes, solicitaron se llame a Guerrero a declarar “en calidad de imputado, por tentativa de homicidio agravado por abuso funcional, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Pero no hubo respuesta. Por eso, el 6 de junio, reiteraron el pedido con estos argumentos: “Desde el inicio de la investigación, todas y cada una de las pruebas recabadas por el Juzgado corroboran lo que planteamos en nuestra querella del 21 de marzo: el cabo primero Héctor Jesús Guerrero de la Gendarmería Nacional Argentina fue el autor del disparo de la pistola lanzagases que hirió de gravedad a Pablo Grillo el 12 de marzo a las 17.18hs”. Y agregaron: “En el pedido que presentamos ante la jueza Servini ofrecemos una descripción de los hechos y un análisis pormenorizado de los elementos de prueba existentes hasta el momento”.
Y no hubo dos sin tres: el 15 de julio se le volvió a exigir al Juzgado que lo cite a Guerrero.
Y la tercera fue la vencida: este lunes, Servini citó a prestar declaración indagatoria al cabo Guerrero como autor del disparo con cartucho de gas lacrimógeno calibre 38mm que impactó en la cabeza de Pablo Grillo. La audiencia será el 2 de septiembre a las 10.
Guerrero es el primer efectivo formalmente imputado en la causa por el operativo policial del 12 de marzo.
Desde la querella informaron: “El juzgado ordenó la realización de una pericia balística a cargo de la División Balística de la Policía de la Ciudad para reconstruir con el mayor nivel de precisión técnica posible el disparo que hirió de gravedad a Pablo. Si bien la jueza consideró que ya existen elementos de prueba contundentes respecto de la responsabilidad de Guerrero para esta instancia, sostuvo que la pericia es necesaria para afianzar la reconstrucción de la dinámica del hecho”.
La pericia tendrá como objetivos precisar:
-La trayectoria y velocidad del proyectil que impactó en la cabeza de Pablo Grillo;
-La posición del arma al momento de efectuarse el disparo y el ángulo de salida del proyectil;
-Analizar si el proyectil impactó previamente contra otra superficie, y si eso alteró su dirección o energía.
-Las ubicaciones de Grillo y de Guerrero al momento del disparo.
El juzgado también ordenó, previo a la pericia, una inspección en el lugar del hecho (la esquina de Hipólito Yrigoyen y Solís) que incluirá un relevamiento fotográfico terrestre y aéreo y la elaboración de un croquis detallado de la escena.
Además, le prohibió a Guerrero la salida del país.
Compartimos el perfil de Pablo que realizamos en la edición 203 de MU.
Nota
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Mariano Randazzo, comunicador y realizador sonoro con más de 30 años de experiencia en radio. Trabaja en medios comunitarios, públicos y privados. Participó en más de 20 proyectos de podcast, ocupando distintos roles de producción. También es docente y capacitador.




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