Nota
Miramar: un jurado popular dejó impune el abuso sexual a una joven de 14 años

Con argumentos misóginos y que, otra vez, hacen pie en una caracterización machista de la víctima, tres jóvenes acusados de violar a una niña de 14 años en un camping de Miramar fueron absueltos en un juicio con jurados populares. La familia apunta a la fiscal, Florencia Salas, a la perito de partes y a todo el proceso judicial que volvió a exponer a la joven. Las pruebas que no se tuvieron en cuenta, y lo que devela este caso sobre la justicia y la sociedad machista: “Quedaron libres por el prejuicio social de una sociedad machista”, asegura el abogado, mientras que la madre relata a lavaca la cantidad impactante de casos similares en la zona costera de la provincia, sin justicia. Reclamarán la nulidad del juicio y un nuevo proceso.
Por Inés Hayes y Melissa Zenobi
Un jurado popular declaró “No culpables” a Lucas Pitman (24), Tomás Jaime (26) y Juan Cruz Villalba (25), los tres acusados de violar a una niña de 14 años durante los festejos de año nuevo en un camping de la localidad costera de Miramar. “Esta causa está mal parida desde el 1 de enero de 2019, el momento en el que denunciamos. Todo lo que pasó desde allí estuvo mal”, dice a lavaca Gisela Mendoza, mamá de la joven, a quien el veredicto del juicio le pareció “impactante”. Desde la defensa de la joven pedirán la nulidad del juicio por jurados y pedirán un nuevo proceso.
El juicio duró 4 días y la deliberación de los 12 ciudadanos que conformaron el jurado popular no llevó más de 4 horas. Para Mendoza, la principal responsable de este fallo es la fiscal Florencia Salas, quien estuvo a cargo de la investigación y a criterio de la familia “no hizo un buen trabajo, no estuvo a la altura de las circunstancias, y ahora habrá que ver por qué”.
“Es preocupante que si tenés hijas, sobrinas, hermanas o alguna mujer en tu familia cruza los dedos, porque si sobrevivís a un ataque sexual te tenés que preparar para los ataques que te esperan en la justicia y en la sociedad”, dice Gisela. “Es preocupante la cantidad de casos de abusos y violencia de género en Mar del Plata: todos los días nos encontramos con un nuevo caso. Me puso muy triste que durante los cuatro días que duró el juicio, papás y mamás se acercaban a preguntar cómo podían hacer para que a su causa de abuso le dieran bola, como si tuviéramos la respuesta… Se acercaban pidiendo ayuda”, cuenta.
“La perito de partes dijo que la menor era una joven problemática, que tenía un pasado oscuro, en el alegato final lo que hicieron fue decir que ella los buscó, instalaron el prejuicio durante todo el juicio que los provocaba con su vestimenta y con sus actitudes”, dice Maximiliano Orsini, el abogado de la joven.
“Dejaron que la menor estuviera expuesta a preguntas sin que esas preguntas hubieran sido controladas por un psicólogo, especialista en abuso sexual infantil, tal como lo marca el código de procedimiento en el artículo 102 y 102 bis. Se violaron incluso las garantías constitucionales de la menor en la declaración ante el debate, la dejaron en un estado de vulnerabilidad evidente, ante el interrogatorio de 4 abogados”, explica el abogado de la menor.
“Había semen en la ropa interior de uno de los acusados, más el reconocimiento fotográfico objetivo, todas esas pruebas objetivas estaban en la causa, en un tribunal común no hubieran quedado libres, pero en el juicio por jurado quedaron libres por el prejuicio social, de una sociedad machista y demostraron que la sociedad no está preparada para llevar adelante un juicio por jurados”, explica Orsini.
Según explica Maximiliano, instalaron en redes sociales a través de trolls, con fotos de la víctima, la idea de que ella los provocó, catalogándola de “puta”. “La Convención Internacional de los Derechos del Niño dice que se puede hacer revisar un fallo no condenatorio, pero la ley está hecha para los abusadores. Estos casos como los femicidios no pueden ser juzgados por la sociedad porque no hay perspectiva de género. Es una locura por donde lo mires. Vamos a pedir la nulidad y vamos a pedir un nuevo juicio y que no sea por jurado”, concluye Orsini.
Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
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