Nota
No besarás
¿Qué representa el beso lésbico para el Estado policial? ¿Por qué en un país con legislación modelo se reprime en los cuerpos su aplicación? Un análisis sobre lo que sufrieron Mariana y Rocío, el matrimonio que fue reprimido por la policía, atropello que originó la convocatoria de hoy, a las 18, a un #Besazo en la estación Constitución del subte C.
(Por Florencia Paz Landeira para lavaca) Mucho se ha escrito y pensado sobre las categorías de “género” y sexualidad, teorizaciones indispensables para problematizar cómo el patriarcado se expresa en situaciones y contextos cotidianos. Sin embargo, antes que de un concepto, se trata de una relación social que solo se experimenta y se vive desde los cuerpos. Es en el terreno de la experiencia que las desigualdades y normas en torno a la sexualidad se marcan corporalmente. Mariana Solange Gómez y Rocío Girat saben bien de qué se tratan estas marcas. A lo largo de su vida han sufrido reiterados abusos por parte de varones de su familia que se creyeron investidos de un poder sobre sus cuerpos. Se conocieron hace tres años cuando ambas buscaban justicia y dos años después se casaron. El último episodio de este encadenamiento de violencias tuvo lugar el último lunes 2 de octubre en el Centro de Transbordo de la Línea C del subte en Constitución, donde fueron víctimas de un ataque lesbofóbico por parte de dos oficiales de la Policía de la Ciudad: Jonathan Rojo y Karen Villegas . Con el pretexto de que Mariana estaba fumando en un área no permitida, Rojo la agredió, la detuvo y la trató en masculino, haciendo caso omiso de la palabra de Rocío que insistía en que Mariana era una mujer y era su esposa. “Pibe, vos de acá no te vas”, fue el puntapié inicial de la violencia. Más tarde, la pareja contó que otras personas se encontraban fumando en ese espacio al aire libre y que en realidad la detención se desencadenó porque se estaban besando. Para la presunta transgresión de fumar donde no se lo permite, no cabría más que una advertencia menor; sin embargo, ante el desacato de la aún imperante heterosexualidad obligatoria, sucede la violencia, la humillación y la cárcel. Rocío dice consternada: “Vi sufrir a Mariana por castigos que nuestros violadores nunca tuvieron”.
La violencia injustificada y exacerbada de la que fueron víctimas Mariana y Rocío nos enfrenta a la vigencia de normas y valores heterosexuales y misóginas arraigados que anulan y oprimen a identidades y cuerpos de mujeres que no estén al servicio del poder/placer masculino. Cuerpos lesbianos que devienen intolerables.
Alerta feminista
Luego de que Mariana fuera demorada por tres horas en el Centro de Transbordo, la trasladaron -sin informarle a Rocío- a la oficina policial ubicada en la Estación Boedo de la línea E del subte, donde permaneció hasta pasadas las nueve de la noche. En esas ocho horas continuaron las agresiones, que incluyeron desde ser registrar como “soltera” hasta requisas excesivas y reiteradas. De lo que Mariana no duda es que, como a otras tantas, la liberó el feminismo. La organización de base, la red siempre alerta al autocuidado y a la protección de la que está al lado, se activó rápidamente, primero en las redes sociales y luego de cuerpo presente frente la comisaría donde tenían a Mariana. Cuenta que la amenazaban con que si no calmaba a las de afuera iba a pasar toda la noche adentro. Muy por el contrario, esa lucha que no se calma y no afloja fue la que logró que saliera. Pero todas sabían que no se terminaba ahí. El miércoles, Mariana fue llamada a declarar. La causa caratulada “resistencia a la autoridad más lesiones” se encuentra en el Juzgado Criminal y Correccional N°45, a cargo de María Dolores Fontbona De Pombo. Una vez más la red se hizo carne frente a los tribunales.
La estrategia de detenciones violentas seguidas de judicialización de la protesta ya fue bien ensayada en la razzia policial previa y posterior al Paro Internacional de Mujeres (https://www.lavaca.org/notas/paro-de-mujeres-la-caceria-sigue-en-la-justicia/). A meses de la detención, las causas siguen abiertas y la Justicia demuestra una diligencia inusitada al tratarse de criminalizar mujeres organizadas.
Marcos de legalidad y regímenes de invisibilidad
En 1988, Argentina sancionó una ley de penalización de los actos discriminatorios N°23.592 en la que se establece el compromiso de respetar y garantizar el derecho de igualdad y no discriminación. En materia de diversidad sexual, fue el primer país en América Latina en aprobar la ley que se conoce como “Matrimonio Igualitario”. Tras intensas jornadas de debate parlamentario y social, en julio 2010 se sancionó la modificación del Código Civil de modo de incluir a las parejas del mismo sexo en las regulaciones sobre el matrimonio y la filiación. Con esta normativa se inauguró una nueva institucionalidad en torno a los derechos de la población de lesbianas, gays, trans, bisexuales e intersex, en el marco de la cual luego siguieron la sanción de las leyes de Identidad de Género, Reproducción Médicamente Asistida y la posterior reforma y unificación del Código Civil y Comercial. Desde entonces se han creado áreas y programas de gobierno y se ha configurado una retórica en torno a la “conquista de derechos”. ¿Pero qué pasa con esas experiencias de discriminación cotidiana, con esa impugnación de la expresión corporal y pública del placer lesbiano, con esas leyes no escritas que continúan normando cuáles son los cuerpos legítimos y por dónde deben circular? Si bien estas nuevas leyes sin duda constituyen una herramienta de demanda y de lucha, los discursos triunfalistas solo contribuyen al ocultamiento de realidades cotidianas aún marcadas por la violencia LGTBIfóbica. Quizás convenga desconfiar de la categoría de diversidad y volver a poner sobre la mesa los efectos materiales y simbólicos de la desigualdad. Porque si dicha diversidad es reconocida jurídicamente, pero simultáneamente sometida a regímenes de invisibilidad y expulsada de los espacios públicos, la igualdad y la no discriminación pasan a ser solo nuevos nombres para la tolerancia. Porque en definitiva, la tolerancia no cuestiona las relaciones asimétricas de poder que jerarquiza ciertos atributos y grupos sociales por sobre otros, determinando quién tiene el lugar de enunciación para tolerar al “otro”. Quién se constituye en lo normal con el poder de marcar lo diferente.
La calle es nuestra
La violencia y detención injustificadas sufridas por Mariana y Rocío nos enfrentan también a otra disputa: aquella por el espacio público. ¿A quién le pertenece y cómo se habita el espacio público? El amor y el placer entre mujeres y las corporalidades que no encajan en los mandatos de femineidad parecen suscitar intentos por restaurar visiones y normatividades en torno a la sexualidad y el género que, aunque ya no cristalizados en las leyes, continúan operando a nivel cotidiano e institucional. Hace poco más de un año, Belén Arena fue maltratada y echada del bar La Biela por besarse con su novia. Lejos de tratarse de hechos aislados, se trata de mecanismos sistemáticos de disciplinamiento, que a fuerza de golpe y reiteración intentan borronear el marco legal mismo, promoviendo ideas restrictivas y discriminatorias de lo correcto y lo legítimo.
La respuesta por parte del Estado en sus distintos niveles de gobierno ha sido hasta ahora mayoritariamente el silencio o la negación. La propia Policía de la Ciudad sacó un comunicado en el que insiste con el pretexto del cigarrillo y señala que la agresión se inició por el lado de Mariana y Rocío. El jefe de gobierno porteño, Rodríguez Larreta, avaló la versión policial, aunque dijo que revisaran las cámaras del subte para evaluar el accionar de los oficiales. Por parte del Ejecutivo Nacional, ni el INADI ni la Secretaría de Derechos Humanos se han expedido sobre los hechos. En un contexto de avanzada represiva, las facetas más críticas y dialoguistas del Estado parecen retraerse.
Mariana y Rocío, preocupadas por la judicialización del caso decidieron no quedarse a esperar y presentaron la denuncia ante la Procuraduría de Violencia Institucional (PROCUVIN), dependiente del Ministerio Público Fiscal. Por otro lado, desde la Defensoría LGBT a cargo de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans, dependiente de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires iniciaron acciones de oficio para investigar el caso.
En repudio a la detención y la violencia lesbofóbica por parte de la Policía de la Ciudad, se organizó un BESAZO/TORTAZO ante la dependencia policial de la estación Constitución del Subte C hoy viernes 6 de octubre 18:00 hs.
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57 femicidios en el año, infancias huérfanas cada dos días: Informe mensual del Observatorio Lucía Pérez
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Según datos del Observatorio de violencia patriarcal Lucía Pérez, hubo 26 femicidios durante febrero, contabilizando un total de 57 en los dos primeros meses del año. Estos crímenes dejan, a la vez, un saldo de 35 infancias huérfanas. Si bien existe una ley que obliga al Estado a brindarles una protección integral económica, de acompañamiento y de acceso a la salud, desde que asumió la actual gestión no se otorgó ninguna: la Ley Brisa no se cumple. Los otros indicadores de la violencia patriarcal de este 2025: 43 intentos de femicidio, 15 desaparecidas, 595 funcionarios denunciados.
El cuerpo de Carolina Ríos, 43 años, fue encontrado por una de sus diez hijas. Maite y Carolina, las mayores, le pidieron luego a la prensa que difundiera este mensaje : “Necesitamos ayuda para poder criar, vestir y mandar a nuestros hermanitos a la escuela. Hoy estamos destruidas, y hacemos todo lo posible para seguir adelante y no quebrarnos ante nuestros hermanos menores».
Tres días antes asesinaban a Ailén Oggero, de 32 años, delante de sus hijos de 11 y 4 años. El mayor fue quien avisó del crimen a los vecinos.
A Otilia Cubilla Jara, de 65 años, también la encontró asesinada su propio hijo.
Estos son solo tres de los 26 femicidios y travesticidios que ocurrieron durante febrero.
Una síntesis de la violencia que marca los dos primeros meses del año:
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Toda la información sobre cada uno de estos casos está disponible en la web del Observatorio Lucía Pérez, el primero y único autogestionado y público.
Una herramienta de información, análisis, debate y acción creada por nuestra cooperativa.
Nota
Trabajadores de Morvillo toman la fábrica tras el anuncio del cierre de la planta, que implica 200 despidos
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Una histórica empresa gráfica de Avellaneda -donde se imprimen títulos de la editorial Perfil como las revistas Caras y Noticias– anunció su cierre dejando a 200 trabajadores en la calle. Se enteraron por un comunicado pasadas las once de la noche del martes y la respuesta fue unánime: ingresaron a la imprenta e iniciaron una permanencia pacífica en defensa de los puestos de trabajo. El Ministerio de Trabajo bonaerense dictó la conciliación obligatoria pero la firma faltó a la audiencia. Los argumentos empresariales de caída de la producción y los argumentos obreros: “Somos las principales víctimas de esta situación”.
Por Lucas Pedulla
El obrero gráfico Enrique Andina terminó su jornada de trabajo en Anselmo Morvillo SRL a las 22 horas y se marchó a su casa, como todos sus compañeros, como todos los días. Muchos estaban llegando a sus hogares cuando pasadas las 23 horas les llegó un comunicado de la histórica imprenta, que terminaba de la siguiente manera:
“Con una tristeza difícil de describir tenemos que contarles que ya no podemos seguir adelante. Sabemos acerca del impacto, no sólo económico, sino emocional que tiene para cada uno dejar parte de nuestra historia en el recuerdo, y los relatos que hemos compartido siempre con nuestras familias. Le dejamos a cada uno de ustedes, nuestra gratitud por su invaluable esfuerzo y el deseo de que todos puedan superar este trago amargo con la capacidad de levantarse que los caracteriza”.
El texto cerraba con esta firma: “La Dirección”.
Así como llegaron a sus casas, los obreros volvieron a la gráfica, ubicada en Avellaneda, municipio al sur del conurbano bonaerense. Andina contextualiza: “Somos 200 compañeros; yo tengo 17 años de trabajo y muchos tienen más de 30 y 40 años de antigüedad. En la pandemia vivimos una situación similar pero logramos mantener nuestras conquistas. Somos la gráfica que más cobraba dentro del gremio, pero esto fue imprevisto”.
La respuesta fue unánime: los trabajadores votaron la permanencia.
Avon, papel & toma
Anselmo Morvillo SRL inició sus actividades en 1974 desarrollando folletos cosméticos. En su página web cuentan que en 1988 incorporó la primera rotativa de tecnología de punta, “única en el país en esa época”, y sumó la segunda tres años después. Cuentan que crecieron más del 70% en la segunda década de los noventa y que hoy, en su planta de 13500 metros cuadrados de Avellaneda, los folletos comerciales representan un 70% de la producción, mientras que los trabajos editoriales significan el 30% restante. Andina cuenta que, entre las publicaciones, se encuentran títulos de la Editorial Perfil como las revistas Caras y Noticias.
En el comunicado que “la Dirección” les mandó a los obreros, a quienes se refirió como “queridos compañeros de tantos años”, la empresa expresó su posición:
- “Hemos atravesado las reiteradas crisis económicas de nuestro país, los cambios en el mercado gráfico con la marcada implosión por el avance tecnológico y el comportamiento poco ético de algunos de nuestros colegas competidores”.
- “Fuimos golpeados por la Presentación en Concurso de algunos de nuestros clientes y por la Quiebra de nuestro cliente número dos, ARCA Distribuidores. Luego, a la escalada de precios internacionales de la mayoría de los insumos y repuestos, se le sumó la exigencia de pago anticipado del papel y la desaparición del crédito internacional. Todas situaciones que enfrentamos con mejor éxito que muchos de nuestros colegas”.
- “En el año 2014 RR Donelley cerró su planta de Argentina, en enero de 2016 AGR también cerró sus puertas, y en enero de 2020 IPESA cerró la mayor parte de su operación”. Una aclaración: tras el abandono empresarial, Donelley fue recuperada por sus trabajadores y trabajadoras y, hoy, es una cooperativa gestionada sin patrón.
La empresa describe un contexto “tan negativo” en el que inscribió la caída del 63% del volúmen de producción: “Avon, que como bien saben representa más de la mitad de nuestro trabajo, dejó de imprimir catálogos y mudó su comercialización a internet. Esto nos dejó en una situación económica y financiera terminal”.
Los trabajadores respondieron con la permanencia pacífica y otro comunicado que respondía los argumentos de la empresa: “Todos factores ajenos a la responsabilidad de los trabajadores, que somos las principales víctimas de esta situación”.
Gris de espera
Enrique Andina integra la Comisión Interna y explica: “Estamos en permanencia pacífica para preservar las fuentes de laburo. A lo largo del día se hizo presente el sindicato. Exigimos una presentación en el Ministerio de Trabajo y también hicimos un pedido de plenario de delegados para discutir con todos los delegados los pasos a seguir”.
El Ministerio de Trabajo bonaerense dictó la conciliación obligatoria pero la empresa no se presentó a la audiencia. “Está incumpliendo -dice Andina-. Mientras tanto, nosotros seguimos sin tener comunicación de la empresa. Tampoco atienden los teléfonos. La última comunicación oficial fue el comunicado de anoche. Eso deja un gris, porque estamos en la calle sin un mango, pero no hay un telegrama de despido ni nada”.
Los trabajadores tienen sólo rumores, desde un cierre definitivo hasta la posibilidad de la llegada de inversionistas “que reclaman despidos masivos”, según denuncian. “Se olfateaba que la situación venía rara, pero nadie pensó que todo fuera de esta manera -dice-. La convocatoria acá fue masiva, y agradecemos también que se acercaron de otras ramas, como médicos del Garrahan. La intención es difundir el conflicto y rodearlo de solidaridad para lograr lo que necesitamos, que es que la patronal se siente a discutir”.
Mientras esperan, en las próximas asambleas decidirán los pasos a seguir: “Es un golpe fuerte, pero uno tiene que estar fuerte, también, por la familia. La mayoría de los compañeros son sostén de hogar. Estamos dispuestas a lucharla hasta el final y no aflojarle hasta encontrar una solución, que es sostener las fuentes de trabajo con las mismas condiciones que teníamos hasta ayer antes de recibir el comunicado”.
Nota
Juicio a la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu: absurdos sin pruebas
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Empezó el segundo proceso judicial a integrantes de la lof mapuche, a quienes se les endilga el delito de usurpación en la localidad de Villa Mascardi, en Bariloche, Río Negro.
El juicio, a cargo del Tribunal Oral Federal de General Roca y que se realizará de manera virtual, tendrá 132 testigos que serán llamados a declarar y como mínimo, se espera que dure hasta abril. Expresan desde la comunidad: “Somos sometidos injustamente, acusados de usurpar nuestro propio territorio, el mismo que libremente caminaron nuestros kuifikecheiem (antepasados) cuando aún no existían alambrados, ni parques nacionales, ni ningún winka que con su ambición destructora mirara nuestra tierra”.
Para entender el conflicto hay que retroceder a 2017, cuando la lof inició la recuperación de su territorio a partir del levantamiento de una machi –guía espiritual y sanadora del pueblo mapuche–, y la construcción del rewe –un sitio sagrado de conexión con otras energías del espacio en donde la machi atendía a quien fuera a curarse–. La respuesta del Estado fue de terror: un operativo de desalojo comandado por la vigente ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que terminó con el asesinato de Rafael Nahuel, a manos del grupo Albatros de Prefectura, el 25 de noviembre de aquel 2017. Todo ese proceso derivó en el primer juicio contra la comunidad, donde fueron condenados siete mapuche.
Tiempo después del crimen de Rafita, la comunidad volvió al territorio hasta que en 2022, ya en el gobierno de Alberto Fernández, se ejecutó otro desalojo represivo.
En el juicio que arrancó hoy y continúa mañana, se juzga de la usurpación de distintos terrenos a Luciana Jaramillo, Yéssica Bonnefoi, Romina Rosas, Betiana Colhuan, Celeste Ardaiz Guenumil y Matías Santana. Se defienden desde la comunidad: “Nos encontramos frente a un contexto muy difícil alimentado por un sistema político y judicial perverso, que agudizó la persecución hacia el Mapuche con más violencia y encarcelamientos, con el fin de debilitarnos y quitarnos nuestro territorio”.
El juez a cargo se llama Alejandro Silva y es el mismo que presidió el proceso por el fusilamiento de Rafael Nahuel y que condenó a sus responsables con penas ínfimas.
Ataques
El contexto al que hacen referencia refiere a un gobierno que agudizó el hostigamiento preexistente hacia el pueblo mapuche, además de un avasallamiento de derechos a las 40 naciones originarias que habitan lo que hoy es Argentina. Algunos ejes de esa persecución: el desguace del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI); el decreto que barrió a la Ley de Emergencia Territorial Indígena (26.160) que mantenía la suspensión de los desalojos sobre tierras comunitarias de los pueblos originarios y que allanó el terreno para el desarraigo de la comunidad Paillako a principio de este año; y el señalamiento sin pruebas como causantes de los incendios en la Patagonia. Por citar un caso, Victoria Heredia Núñez, integrante de Lof Pillan Mahuiza, cumple arresto domiciliario desde el 12 de febrero acusada del incendio en la Estancia Amancay, en la localidad chubutense de Trevelin, pese a demostrar mediante georreferenciación que al iniciarse el fuego estaba a más de 90 kilómetros.
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La gente de la comunidad frente a la policía durante una inspección ocular en octubre de 2023. Fotos: Jaime Carriqueo
Absurdos
La defensa de la comunidad está a cargo de la Gremial de Abogadas y Abogados. Uno de ellos, Gustavo Franquet, le dice a lavaca ni bien concluida la primera audiencia: “Esto comenzó en 2017 y estamos en 2025; llevamos más de 7 años donde se supone que juzgados de instrucción federal, fiscalías federales, fuerzas federales de investigación como Gendarmería, la Policía Federal y Prefectura investigaron a la comunidad y no pudieron conseguir elementos para acusarlos de otra cosa que no fuera usurpación, motivo por el que ni tendrían que estar en el banquillo. El Estado argentino, desde la Constitución de 1994, reconoce los derechos preexistentes de los pueblos originarios, por lo que no puede ni debe criminalizar el conflicto territorial; en una recuperación, no hay delito. Si esto fuera juzgado como corresponde, no pueden de ninguna manera condenar a nadie”.
En cuanto a cómo abrió el juicio, cuenta: “Sólo en un par de horas que duró, ya se cometieron varios despropósitos jurídicos, aunque estamos seguros que lo más horroroso de este juicio está por venir; vamos a escuchar cosas muchísimos más jodidas, hoy fue un precalentamiento”.
¿Qué despropósitos?
Entre las barbaridades que dijeron, hubo tres que no se pueden creer.
A una de las mujeres, Yéssica Bonefoi, la quisieron acusar de la usurpación de una cabaña, que cuando la fiscalía pidió la elevación a juicio, ni se mencionó. Fue algo insólito, porque no pueden inventar elementos nuevos. Pidieron un cuarto intermedio y cuando volvimos retiraron ese planteo porque obviamente estaba fuera de lugar. Es tanta la voluntad de persecución, de acusación gratuita, que ni se fijaron en eso.
Un segundo despropósito es que cuando se produce lo que llaman la usurpación del ex Hotel Mascardi, una de las acusadas (la machi Betiana) seguía siendo menor. Por ley de minoridad, hay todo un proceso que en este caso no se cumplió cuando se acusa a menores de entre 16 y 18 años y que ahora imposibilita al juez a dictar sentencia contra ella. Como una cuestión lógica le exigimos al juez que no la someta al juicio, y en vez de aceptarlo, dijo que lo va a decidir al final del proceso. Algo totalmente absurdo y re victimizante para la machi.
Y un tercer punto que es la pretensión de la fiscalía y de las querellas de que consideren a la usurpación como un delito continuado. Se denomina con esta tipificación a delitos como la desaparición forzada, o un secuestro, pero no a una usurpación, que es un tipo específico de hurto o de robo, en este caso de un inmueble. Si alguien comete un robo, el delito es en ese momento, no continúa en el tiempo. Ahí hay otro absurdo.
Truchos
En 2022, antes del segundo desalojo a la comunidad Lafken Winkul Mapu, se incendió un trailer y un remolque de Gendarmería. Desde los gobiernos provinciales y nacionales se acusó al pueblo mapuche, al igual que de usurpar una cabaña. Recuerda Gustavo: “Ahí empezó toda esta farsa. Esa zona está protegida por fuerzas federales, pero señalaron a la lof y así allanaron el camino para desalojarlos”.
Ese desalojo fue brutal, con más de 250 efectivos del Comando Unificado que irrumpieron en el territorio. Romina Rosas, una de las mapuche detenidas, estaba embarazada de ocho meses y fue golpeada y arrastrada por el piso; días después, parió a su bebé rodeada de policías. Celeste, decía esto de aquel 4 de octubre de 2022: “Me tiraron al suelo, a mí y a mi nena de 5 años. Nos apuntaron con el arma en la cabeza. Fue una cacería”.
Retoma Gustavo Franquet: “A las seis personas que están enfrentando el juicio jueces federales les dictaron su falta de mérito, porque no hay ningún elemento que los ligue a lo que se los acusa. Toda esta causa es trucha porque fue creada para criminalizar, para desalojar y para allanar a la comunidad. Y por ende, todo este juicio es trucho”.
Lafken, en mapudungún, significa espejo de agua. Winkul, espíritu guardián de la montaña. Y Mapu, tierra. Desde la lof Lafken Winkul Mapu, concluyen: “Seguimos llamando a la unión, a mantenernos fortalecidos en nuestro feientun (creencia) y esencia mapuche. A enfrentar al winka con nuestra verdad, por más que el aparato estatal utilice todos los medios a su alcance para difamarnos pretendiendo poner a la opinión pública en nuestra contra, con falsas acusaciones. Pero tenemos total confianza en la fortaleza de nuestro pueblo milenario que ha resistido y preservado el territorio a pesar de los atropellos”.
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Matías Santana, la Machi Betiana, Luciana Jaramillo y Romina Rosas son cuatro de los seis acusados, durante la primera audiencia del juicio en su contra.
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