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¿Qué pasa en Capilla del Monte? Marchas, una pregunta y el pedido de justicia a un año del crimen de Cecilia Basaldúa

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El 25 de abril de 2020 fue encontrado el cuerpo sin vida de Cecilia Basaldúa, que llevaba un mes desaparecida, en Capilla del Monte, Córdoba. Desde entonces, la familia viajó e investigó junto a la comunidad local. Pudo así determinar que la causa judicial que se lleva adelante no incorpora elementos clave, como testimonios, pericias y complicidades manifiestas que llegan hasta la policía provincial. Ayer en el pueblo cordobés y este lunes en Plaza de Mayo, sus padres encabezaron dos marchas para reclamar que se desplace a la fiscal y se investigue realmente qué pasó, lo cual involucra a al menos a tres personas sospechadas. En qué está la causa y lo que pide la familia de la joven, siguiendo el lema que sus compañeras artesanas plantaron hoy frente a la Casa Rosada: “Nos matan por ser libres”.

¿Qué pasa en Capilla del Monte? Marchas, una pregunta y el pedido de justicia a un año del crimen de Cecilia Basaldúa
Marcha en Capilla del Monte

 “Ayer estuvimos en Capilla del Monte, donde se hizo una marcha muy importante con la gente del pueblo: queríamos estar presentes ahí. Y hoy con la gente de Fuerza Mestiza organizamos la marcha acá”.

Ahí, acá. La madre de Cecilia Basaldúa, Susana, señala así los cientos de kilómetros que recorrió en menos de 24 horas.

Ese movimiento enorme que hizo junto a Daniel Basaldúa, padre de Cecilia, describe parte de lo que debe hacer una familia que reclama justicia por el femicidio de su hija.

Hoy, acá, en Plaza de Mayo, el recuerdo de Cecilia Basaldúa llena el espacio de una plaza vacía frente a la misma Casa Rosada donde hace apenas días estos mismos padres llegaron junto a otras familias sobrevivientes de femicidios para pedirle por séptima vez una reunión al presidente Alberto Fernández.

Hoy, acá, frente a la misma Pirámide de Mayo donde marchan las Madres y Abuelas, el pequeño cuerpo de Susana se recorta contra las rejas que ahora llevan una bandera que pide memoria, verdad y justicia por su hija.

Y ella que dice: “Estamos pidiendo justicia, que se investigue bien la causa, que la fiscal de Casquín se haga un lado porque desestimó todos los reclamos nuestros, todo lo que nosotros investigamos estando en Capilla, hablando con la gente, con todas las testimoniales que hay. Estamos peleando por todo eso”.

¿Qué pasa en Capilla del Monte? Marchas, una pregunta y el pedido de justicia a un año del crimen de Cecilia Basaldúa
Gabriel y Susana, padre y madre de Cecilia Basaldúa. Foto: Lina Etchesuri

El caso

Cecilia Basaldúa tenía 36 años y se encontraba de viaje cuando su familia tomó contacto con ella por última vez desde Capilla del Monte. Estuvo desaparecida durante veinte días, hasta que su cuerpo sin vida apareció en ese lugar el 25 de abril de 2020. La encontró un adolescente de 17 años al que habían mandado a buscar animales, hijastro de un tal Walter Luna, un hombre que alquila a pocos metros de donde encontraron el cuerpo y que justo el día que apareció no estaba en su vivienda.

Su cuerpo habló: Cecilia fue asesinada tras ser abusada y asfixiada.

Cecilia jugaba al hockey sobre patines, era cinturón negro de taekwondo, daba clases en el club Platense y entrenaba con el equipo nacional de hockey sobre hielo, con el que viajó a México en 2015: sacó un pasaje solo de ida e inició ahí su viaje por Latinoamérica.

Durante cinco años recorrió diferentes ciudades de América Latina; según su madre, ahora de vuelta en Argentina quería escribir un libro sobre esos viajes. El 19 de marzo de 2020 viajó a Córdoba. La última vez que habló con su familia fue el sábado 4 de abril.

Sus papás Susana Reyes y Daniel Basaldúa llevan 36 años de casados, y además de Cecilia, tienen otros tres hijos. Daniel es cuentapropista: hace trabajos de electricidad, plomería, albañilería. Susana trabaja como oficinista. La familia vive en Nuñez, en Capital Federal, ahí donde sus amigas hicieron un mural que exige verdad y justicia.

La familia realizó la denuncia por su desaparición en Buenos Aires y Córdoba; la causa recayó en la Fiscalía de Cosquín, a cargo de la fiscal Paula Kelm. Desde entonces la familia reclama que la fiscal esconde más de lo que investiga. Un ejemplo: “El informe sobre el perfil de Cecilia lo elaboraron basándose en prejuicios sobre sus creencias y filosofía de vida, que refuerzan la versión del brote psicótico presentada”, una de las teorías que intentó instalar uno de los últimos hombres con los que estuvo.

Otro ejemplo tétrico: el cuerpo de Cecilia continúa hoy a un año del femicidio en la morgue, y nunca fue entregado a la familia.

La investigación judicial del femicidio de Cecilia Basaldúa se encuentra hoy en un punto cero: no avanzó más después de la detención de Lucas Bustos, un joven peón de albañil de 23 años sobre el que los organismos de derechos humanos locales denuncian que es un perejil. La teoría es que se habría autoincriminado por presión policial.

Bustos está con prisión preventiva, pero para la familia los principales sospechosos siguen libres. Es que ellos mismos se encargaron de realizar una investigación, recorriendo los lugares y hablando con las últimas personas que la vieron con vida. Desde esa reconstrucción, aportan la propia versión:

“El último lugar donde estuvo Cecilia fue la casa de Mario Mainardi. Antes había estado en la casa del ex boxeador Wenceslao Falcón, apodado “Negro Niga”, que vive en El Rincón de San Marcos Sierra. La conexión entre ellos es una mujer llamada Viviana Juárez, que encontró a Cecilia en la Plaza San Martín sin lugar donde quedarse en plena pandemia y le ofreció tanto la casilla de Niga como luego la vivienda de Mainardi. Juárez se apoda “Vivir rasta”, se dice artesana, pero en el pueblo la señalan como parte de una trama de oficios más pesados. Hace algunos meses se viralizó un audio a través de WhatsApp en el que una presunta testigo relataba lo ocurrido la noche del asesinato: involucraba a policías y a una mujer como autores del crimen, junto a Mainardi. Hay que investigar de mínima a los tres: a Mainardi, a Falcón y a Viviana Juárez”.

Además, desde que accedió a la denuncia, la familia apunta contra la policía y la fiscalía por encubrimiento. “Luchamos contra algo grande, por eso pienso que está tardando pero se va a descubrir. Estamos con mucha fuerza”, asegura Susana, la madre. “En Capilla conocimos gente buenísima, gente que sabe, gente que tiene miedo. Sabemos que la policía amenaza a la gente. Pero no nos van a callar”.

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El mural y los carteles que colgó la familia en la Pirámide de Mayo junto a la organización Fuerza Mestiza.

Las pruebas y los pedidos

Mientras los poderes locales intentan dar la causa por cerrada, para la familia Basaldúa el pedido de justicia está intacto. Para decir que los verdaderos responsables están libres, Susana se aseguró de realizar una investigación que no solo divulga a la prensa, sino que presentó ante la fiscal. Algunas de ellas:

-“Mainardi (el dueño de la casa que la hospedaba) nos llama por teléfono el día 8 de abril del 2020 diciendo que mi hija el 5 de abril se había ido con un brote psicótico. El mismo día hicimos la denuncia y le preguntamos por qué él avisa después de tres días y nos dice que él se había ido a la casa de la novia el día domingo y que vuelve el día miércoles, por eso es que nos llama el día miércoles porque dice que ella todavía no había venido. Nosotros cuando viajamos a Capilla vamos a verlo apenas llegamos, porque ya desconfiamos. Mi hija jamás en su vida tuvo un brote psicótico, mi hija era una persona sana, normal. Y cuando hablamos con él nos dice: “sí, estuvo acá, yo la eché, se puso loquita y le dije que así no la quería. La eche y dejó el celular, la computadora”. Ella nunca puede dejar sus pertenencias e irse así. Ahí ya nos dimos cuenta que este hombre mentía, era la primera mentira comprobable. Habíamos hablado por teléfono y personalmente y había cambiado”.

-“Mi hijo habló con mi hija estando allá en Capilla. Y mi hija le decía: averíguame quién es Mario Gabriel Mainardi porque me está volviendo loca. Y por ejemplo esta conversación la aportamos pero no figura en el expediente. Como muchas otras conversaciones”.

Ante la negativa de Kelm de  incorporar estas y muchas otras pruebas recabadas refuerzan el pedido de que el problema de la injusticia es el Poder Judicial local. Remata Susana: “Queremos una investigación federal, porque si llega a comprobarse que hubo secuestro, trata, ahí pasa al fuero federal. Nos gustaría también que nos escuche el gobernado Schiaretti que podría hacer mucho también. Ellos ponen propaganda: visiten Córdoba, ¿para qué, para que te maten? La policía te maltrata. En Capilla son muy violentos con la gente. Mi hija era turista, tenía su dinero, iba para poder escribir su libro. Después de 4 años y medio viajando había experimentado mucho, tenía mucho conocimiento, fue a vivenciar todo lo que había leído, a tratar con la gente, estuvo en comunidades, le enseñaba defensa personal a las mujeres que eran maltratadas por los maridos, pintaba a los niños, las caritas, hacia artesanías. Era artesana, diseñadora web, hacia taekwondo. Viajaba a dedo. Le decía a la gente que tenía que animarse a ser feliz, a hacer lo que pensaba. Ella era libre, nosotros la dejamos que haga lo que sienta, que sea feliz. Cada hijo tiene que hacer lo que siente y lo que quiere, uno trae al hijo a la vida, son de la vida, no son nuestros. Nosotros la preparamos para la vida y lo hemos hecho muy bien_ era muy buena, solidaria, ayudaba a la gente, siempre con una sonrisa. Era una divina, era un ser maravilloso. Habrá despertado mucha envidia en esta gente basura. Todo esto va a servir para algo, tiene que acabar todo este maltrato, toda esta impunidad. Y ojalá Alberto nos reciba porque estas cosas pasan no solo en Córdoba, sino en todo Argentina”.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

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Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

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