Nota
¿Quién defiende a la Defensoría?
Ayer 26 de noviembre se cumplió el plazo que el Congreso había establecido para desginar al titular de la Defensoría del Público Audiovisual, el órgano que tutela los derechos de los usuarios de medios audiovisuales y desarolla actividades e investigaciones sobre sus contenidos. Desde hace exactamente dos años esta Defensoría está vacante por acción y omisión del Congreso, en medio de una política de monopolización creciente en los medios favorecida por el gobierno. La acefalía transitoria como estado permanente, por Martín Becerra para lavaca.org.
Por Martín Becerra (@aracalacana)
Ayer 26 de noviembre se cumplió el plazo de 60 días que la Comisión Bicameral de las Comunicaciones se había comprometido a respetar para designar mediante un proceso público al titular de la Defensoría del Público Audiovisual, órgano que representa los derechos de las audiencias de radio y televisión en el país.
El interventor que la Comisión designó en carácter transitorio, cuyo curriculum revela un completo desconocimiento del sistema de medios, de los usos y consumos de noticias y entretenimientos de las audiencias y de la regulación audiovisual, fue a última hora de ayer prorrogado en sus funciones administrativas hasta el 15 de marzo de 2019 por parte del presidente de la Comisión. Es el senador Eduardo Costa. Lo transitorio va mutando en costumbre.
El lapso en que los senadores y diputados de la Bicameral establecieron el 26 de septiembre último cuando designaron el interventor «transitorio» se consumió sin que hubiese una sola reunión de la Comisión, sin que se avanzara en la normalización de la titularidad del organismo y sin que se discutieran (mucho menos consensuaran) criterios para saldar la acefalía que sufre la Defensoría del Público. El contraste entre la pasividad con la que operó la Comisión Bicameral en estos dos meses y la urgencia con la que el oficialismo impuso entonces su candidato a interventor sin que mediara un argumento político o técnico (tanto que en la reunión no se exhibieron siquiera sus antecedentes) impide augurar una gestión atenta al cumplimiento de la nueva prórroga.
¿Qué garantiza que, ahora sí, a diferencia del compromiso inicial, se respete la regulación vigente y se permita la plena actividad del organismo?
La tutela de los derechos de las audiencias es fundamental en el marco de las llamadas «sociedades de la información» y por ello en diferentes países como el Reino Unido, Alemania, México o Suecia funcionan organismos que cumplen roles similares a los que en la Argentina, desde 2012, desempeña la Defensoría del Público Audiovisual. Creada por la ley audiovisual 26.522 de 2009, la Defensoría recoge inquietudes del público de medios audiovisuales, realiza actividades de capacitación y promoción, y desarrolla investigaciones comparativas sobre el contenido de los medios. Sus mediaciones fueron y son muy eficaces y respetadas por medios grandes y pequeños, comerciales, estatales, cooperativos y comunitarios. En sus seis años de vida, la Defensoría realizó a 24 audiencias públicas en distintas provincias del país para conocer el estado de la comunicación audiovisual, lo cual es un ejercicio de escucha inédito por parte de la administración estatal y, desde una perspectiva de política pública, un espacio de atención y contención que genera insumos dignos de ser analizados.
Sin embargo, desde noviembre de 2016, la Defensoría sufre un estado de acefalía dado que el Congreso se desentendió del organismo una vez que su primera titular -Cynthia Ottaviano, designada según marca la Ley votada por el mismo Congreso y vigente en lo que concierne a la Defensoría del Público- finalizara su mandato de cuatro años. El derecho al acceso a la cultura y a la información, y la doble faz individual y colectiva del derecho a la libertad de expresión, además del derecho de los consumidores, se hallan comprometidos cuando la institución expresamente diseñada para tutelarlos sufre el destrato de las autoridades del Poder Legislativo.
No deja de ser sintomático que la defensa de los derechos de la ciudadanía que, en diferentes ámbitos, debieran ejercer la Defensoría del Pueblo de la Nación, la Defensoría de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes y la Defensoría del Público Audiovisual, encuentren obstáculos nada menos que en el Congreso de la Nación que, por acción u omisión, impide su normal integración y funcionamiento.
Las defensorías deben ocuparse de los derechos de la sociedad, especialmente de los sectores más vulnerables, en un panorama de regresión en su efectivo reconocimiento.
Tal vez ahí radique una de las causas por las que estos organismos se hallan acéfalos.
Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
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