CABA
La Casona rechaza el desalojo con dos palabras: «Queremos trabajar»
Los trabajadores del restaurante recuperado La Casona realizaron una “pizzeada solidaria” ante una amenaza de desalojo por la negativa de la propietaria del inmueble de seguir alquilándoles el local, que ellos pagaron siempre. Le llegaron aumentos de luz y gas de hasta el 900%, a una cooperativa que fue capaz de lo que hundió la patronal: recuperar 50 fuentes de trabajo. Un conflicto que expone cuáles son las respuestas sociales en tiempos de crisis
Los trabajadores del restaurante recuperado La Casona realizaron una “pizzeada solidaria” ante una amenaza de desalojo por la negativa de la propietaria del inmueble de seguir alquilándoles el local, que ellos pagaron siempre. Le llegaron aumentos de luz y gas de hasta el 900%, a una cooperativa que fue capaz de lo que hundió la patronal: recuperar 50 fuentes de trabajo. Un conflicto que expone cuáles son las respuestas sociales en tiempos de crisis.
Mario Romero entró a trabajar al restaurante La Casona a los 18 años, lo echaron a los 42 y hoy, a los 44, habla como presidente de la cooperativa que en 2014 recuperó 50 fuentes de trabajo.
“Toda una vida”, suspira ante el flashback que cruza delante de sus ojos.
¿Qué es lo que esa vida ve hoy?
“50 familias en riesgo de estar en la calle”, describe. Lo que Mario Romero cuenta es lo que hablan los 50 cuerpos que se mueven en este mediodía porteño, ubicado en la abarrotada intersección de Corrientes y Maipú, yendo y viniendo con cafés, pizzas, milanesas, papas fritas, gaseosas, aguas y bandejas con delicias que no paran de humear una situación caliente: la empresa Mercedes S.C.A., propietaria del inmueble, decidió no alquilarles más el local pese a que los trabajadores demostraron voluntad de pago. “Para ellos, somos okupas”, especifica Daniel Fernández, otro de los trabajadores cuya realidad pende de la decisión del juez en lo Comercial Sebastián Sánchez Cannavó. “En cualquier momento puede llegar una orden de desalojo”, dice Fernández.
Por ese motivo, los trabajadores realizaron una “pizzeada solidaria” para sacar el conflicto a la calle. La respuesta se mide en muzzarellas: “Sacamos más de 150 pizzas de forma gratuita”, dice el pizzero. Allí comieron vecinos, comerciantes, simples caminantes y también legisladores porteños que se hicieron eco del conflicto y hace poco más de un mes declararon en la Legislatura la “preocupación por la continuidad laboral de los trabajadores de La Casona”.
Fernández y Romero resumen el país en las dos palabras que sintetizan este conflicto:
-Queremos trabajar.
Lo lógico de lo ilógico
Daniel Fernández cuenta que lo primero que hace al despertarse es llamar a los compañeros que se quedaron de guardia durante la noche en el restaurante para preguntar si todo está bien. “Así uno, por lo menos, empieza el día más tranquilo”, dice a lavaca.org. “Estamos aguantando”.
La cosa venía bien. Los trabajadores recuperaron el local en junio de 2014 después de despidos, meses sin cobrar salarios, aguinaldos inexistentes y ninguneos de la empresa New North SA, que castigaba a sus empleados ordenándoles que se pararan al lado de la escalera, sin hacer otra cosa que soportar la humillación diaria. Los obreros se cansaron, tomaron el lugar y formaron una cooperativa.
“No teníamos problemas”, explica Fernández. “Vino el administrador de la empresa dueña de la propiedad, que nos dijo que si hacíamos buena letra nos renovaba el contrato. Vencía en diciembre de 2014. Pagábamos 160 mil pesos por mes y cumplimos hasta el último día, siempre con la promesa de que nos iba a renovar. Pero cuando llegó diciembre nos empezó a tratar como okupas. Y nunca pudimos hablar con el dueño real, sino siempre con el administrador”.
Mario Romero: “Nos cobraron durante 7 meses un alquiler prometiéndonos una renovación. ¿Por qué aceptaron esa plata si querían que nos fuéramos? Cuando se cortó el diálogo empezaron las denuncias de desalojo. Hoy el único diálogo que tenemos es con el abogado de ellos, que constantemente nos dice que nos vayamos, sin otra alternativa. Lo único que pedimos es que nos den la oportunidad. Nosotros tenemos voluntad de pago”.
Fernández: “Hasta hicimos algo ilógico: les dijimos a ellos que pongan el número que quisieran. Nosotros podemos pagar. Pero no tienen voluntad de sentarse a dialogar”.
Cobrar en negro
Ataliva Dinani es el abogado de los trabajadores de La Casona. Explica el conflicto en esta charla con lavaca.
-¿Cuál es la situación legal hoy?
-Al sexto mes de cooperativa, la propietaria Mercedes S.C.A, que cambió hoy su razón social a Corrientes 680 SA, con el paquete mayoritario en manos de Fabio Fernández, quiso cobrar el alquiler en negro. Los trabajadores dijeron que no porque quieren tener, lógicamente, todo en regla. Al tiempo se enteran que tenían iniciado un desalojo en sede civil, no comercial, aun cuando los propietarios venían cobrando puntualmente del 1 al 5 de cada mes los alquileres. Prueba de ellos son las facturas que están asentadas en sede civil, donde se desactivó el primer desalojo, y ahora también en sede comercial. Son facturas a nombre de Mercedes S.C.A. por el canon locativo más el ABL y otros cargos de servicio. Lo que le pedimos tanto al juez como al propietario fue un contrato de alquiler. El Código Civil establece que cuando hay un contrato de locación, el juez debe establecer plazo mínimo. Si se aplica el Código viejo es de 3 años. Si se aplica el nuevo son dos años. Los trabajadores no quieren ningún regalo. No cuestionan la propiedad del inmueble. Ellos quieren pagar. Pero de absoluta mala fe iniciaron un desalojo sin fundamento legal ni en la realidad.
Autogestión vs cuevas financieras
El abogado Dinani trata de descifrar la actitud empresaria.
-¿A qué se debe el comportamiento de la empresa?
-Mercedes S.C.A dice que, en principio, había una continuidad entre New North SA y los trabajadores hoy en cooperativa. Es una total mentira. Los trabajadores lamentablemente fueron defraudados por la empresa y decidieron el camino de la autosugestión. El otro argumento que nos dicen es que la cooperativa no puede pagar el alquiler. Nosotros expusimos nuestra realidad económica ante el juzgado: la cooperativa no solo es viable sino que en ningún momento se cuestionó la propiedad del inmueble, siempre se quiso negociar un contrato e incluso se llegó a ofertar que establezcan ellos el número. Tampoco han tenido voluntad de diálogo. Dentro del terreno de la especulación, lo que está en la cabeza de los propietarios es más que nada un prejuicio al trabajador autogestionado y a su capacidad económica. Si uno ve lo que ha sucedido con el sector gastronómico con otras empresas recuperadas, no solo han demostrado que son viables económicamente, sino que dentro del rubro son los únicos que cobran los sueldos de convenio. No tienen trabajadores en negro. Y esto lo posibilita únicamente la vitalidad que tiene este proyecto. Entiendo que es un prejuicio absurdo respecto a los trabajadores cooperativistas.
-¿Quiénes son los propietarios?
-Lo que hicimos, en base a la documentación presentada por ellos mismos en el expediente comercial, fue buscarlos en Internet y páginas de la AFIP. Vimos es que quien venía de cobrar estos cinco meses, Adrián Nilsen, era el síndico suplente de Mercedes S.C.A, lo cual queda probado la vinculación entre el cobrador de los alquileres y el propietario. Luego, si bien cambiaron de nombre durante los inicios de desalojo manteniendo el objeto con el mismo paquete accionario, el socio mayoritario es Fabio Daniel Fernández, y comprobamos que en los domicilios fiscales de estas personas también coinciden con domicilios fiscales de cooperativas de crédito o lo popularmente conocido como cuevas financieras. Desconocemos si hay un particular interés de esa índole en no renovarles el alquiler. Eso lo hemos denunciado en la sindicatura d la quiebra para que se lo haga saber al juez. Y también lo denunciaremos en persona.
Luz y gas: entre 500% y 900% más
A las amenazas de desalojo se suma que La Casona no tiene contrato de locación. “El Gobierno de la Ciudad nos está matando con infracciones, multas de 40 mil pesos, clausuras, contravenciones”, describe Fernández. “Tenemos todo en regla, pero nos falta el contrato”. No es lo único que sufren. “Las tarifas están complicadísimas: de 8 mil pesos de luz pasamos a pagar 42 mil. Así, de un mes para el otro”. Es cinco veces más. ¿Y el gas? “De 1200 pesos nos pasaron a 10 mil”.
Así y todo, con la situación del país pisándoles los talones, los trabajadores cuentan que la cooperativa es sustentable. “Podemos y queremos pagar el alquiler”, afirma Romero. “Y además podemos meter a 5 o 10 compañeros más. Tenemos un proyecto a futuro: todavía no cumplimos dos años y ya pudimos invertir en otro lado para poder abrir otro local. El único objetivo es que la cooperativa crezca”. Eso reveló la pizzeada solidaria: La Casona es una realidad autogestiva.
“Cambiamos muchos en estos dos años de trabajar sin patrón”, sostiene Fernández. “Te pongo un ejemplo: tenemos un socio de la cooperativa, un compañero, que cuando recuperamos pidió si podía ir al médico. ¿Sabés por qué no iba? Porque tenía miedo que la empresa lo echara. Se fue a hacer los estudios y tenía cáncer. Lo operaron. Y hace dos años que le pagamos lo que le corresponde. La cooperativa nunca dejó que se fuera”.
Romero: “En estos dos años nos levantamos y nos dan ganas de venir a trabajar. Y eso le pasa a todos los compañeros. Saben que la plata queda acá y la distribuimos entre todos”.
Eso es lo que ve la vida de Daniel Romero y la de sus otros 49 compañeros. Y sintetizan:
-Queremos trabajar.
Fotos: Néstor Saracho/lavaca
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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