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Un día de fiebre: toma I, la City porteña

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Crónica de las voces, las dudas y las palabras del día en el que el dólar volvió a recalentar las incertidumbres en el centro de Buenos Aires.
35
Así amaneció el día. Con el dólar desperezándose.
40.15
Con un candado en la mano, un policía espera que terminen de pasar los últimos autos y colectivos que vienen por Avenida de Mayo. Dos colegas los apuran con la mano -como si eso surtiera efecto- y otro ya tiene agarrada la puerta, listo para sellar el operativo.
A las 12:13 cuatro policías están cerrando los accesos a la Casa Rosada. Cierran las vallas, como si cerraran la puerta de entrada, o de salida.
40.30
Dos jóvenes que pasan, presuntamente cadetes, preguntan por qué cierran la Plaza y los policías contestan: “Por la manifestación”. ¿Cuál manifestación? El policía no sabe, pero se presume que habla de la marcha federal universitaria convocada en Congreso a las 17. “Me parece que es por el dólar”, le dice un joven cadete a otro que entona una canción de la Bersuit del 1998: Se viene el estallido.
37.84
El dólar amaneció alto en una semana que ya había dado señales de alza. Por la Calle 25 de Mayo y a metros del Banco Nación una canillita recuerda: “Ayer una casa se equivocó, o se le rompió el cartel que indica la cotización y en vez de poner 34, puso 43. ¡No sabés como se puso a gritar la gente”. Los gritos, cuenta, no sonaban a “gol”, sino a película de terror.
La kiosquera mira con naturalidad el cierre de la Avenida de Mayo y aporta info sobre estos tiempos: “Esto lo hacen cada vez que vuela una mosca”.  La calle está vacía y la mujer interpreta: “No hay más gente que otros días, al contrario. Con lo caro que está, ¿quién va a comprar? El que compra 200 pesos no puede, y el que compra de a millones compra desde su casa”. ¿Quiénes son los que compran? La mujer cabecea hacia la puerta cerrada, que impide el paso hacia la Casa Rosada.
38.14
En la City porteña hay un clima raro, aún más que el habitual. Por 25 de Mayo los arbolitos son nulos, y una de las personas -todas las personas hoy- interpreta los movimientos: “Los arbolitos no tienen dólares a esta hora (son las 12:45), los desabastecen a propósito: están aguantando”.
La metáfora futbolera sienta bien en este mediodía porteño en el que todas las conversaciones privadas son públicas. Los cuchicheos son económicos y si bien la estrella del día es el billete verde, a través de él se recuerdan los tarifazos, los impuestos, la falta de trabajo y todo lo demás. Causa y efecto.
Una mujer intenta entrar por 25 de mayo al Banco Nación pero otro candado se lo impide. “Por la vuelta”, le indica un policía cansado de repetir lo mismo. La mujer pregunta por qué y el hombre se encoge de hombros, otro gesto típico del mediodía en la City. Nadie sabe muy bien qué está pasando, pero todos reciben y acatan las órdenes.
Un día de fiebre: toma I, la City porteña
Dentro del Banco Nación hay más policías que de costumbre. Handy en mano, hablan entre ellos y se quedan parados en posiciones estratégicas. Adentro hay poca gente y no pasa mucho. Afuera van y vienen camiones de caudales.
39.05
En la esquina de Reconquista y Perón el lustrabotas David mira un camión de caudales del Banco Nación y asegura que ya lo vio pasar dos veces hoy, “cuando normalmente vienen cada dos días”. Tal vez sea una percepción más descriptiva de la realidad que muchas de las estadísticas de estos días.
Un día de fiebre: toma I, la City porteña
David es boliviano pero desde hace 35 años reside en el país. Trabajó de albañil, repositor de supermercados y de “todos los trabajos que te puedas imaginar”. Ahora está acá, en esta esquina donde lustra y arregla zapatos. Tiene también una changa en la Iglesia que está a unos metros. “Estoy hasta la tarde acá y después me toca ir a trabajar a otro lado”, cuenta su rutina. “Por más que haga y haga, trabaje y trabaje, no me alcanza: pago luz, agua, gas, dos impuestos en Provincia”.
El miércoles hasta esta hora (son las 13:05) había hecho 23 zapatos. Hoy jueves, 8: “Cuando la gente no entiende qué pasa se cuida de gastar”.
La excusa del dólar le permite a David desplegar su vasta experiencia callejera y filosofar sobre las causas y consecuencias del desastre económico. ¿Acaso no es lo que hacen en televisión? Hoy quizá escuchar el rumor de la calle aporte más datos y menos ruido.
38.70
David habla mientras el Central salió a vender 330 millones de dólares para que la cotización baje. Calcula David que en estos años los 100 pesos pasaron a ser 10 pesos, algo que no resulta descabellado. Y relata una experiencia que compara anteayer con ayer: “Hay que buscar las cosas de oferta, yo suelo ir al Día. Compro la marca de ese súper, las primeras marcas olvidate”. ¿Adiós a la coca? “No, bueno, no te voy a mentir: yo compro coca. Pero, mirá, la de 2 litros estaba 60 el lunes. Ayer a la noche fui y estaba 68. Con el pollo me pasó lo mismo: lo venía comprando a 130 el kilo de patamuslo y ayer lo vi a 180”. 
Quizá sean estos los verdaderos efectos del alza. Su teoría del pollo continúa:  “Antes una familia compraba un pollo entero. Hoy avisa que tiene 50 pesos, para que el carnicero sepa cuánto cortar”.
Pasan dos hombre de traje sin corbata, hablando muy seriamente. Uno dice: “La proyección a junio de 2019 da el dólar a 83”.
38.90
David cuenta que lustra zapatos de los gerentes de los bancos de la zona y de “muchas personas importantes”. Su termómetro le permite conectar directamente con otra reflexión más profunda: “El problema es también que nosotros, como personas, quisiéramos comprar dólares aún sabiendo que eso perjudica al país. Es así, ¿no?”. La pregunta queda picando en la peatonal.
El hombre contradice a la canillita asegurando que el movimiento del centro es mayor al habitual. “Hasta hay gente a la que le pagan nomás por ir a comprar dólares”, asegura. A él le ofrecieron ser uno de esos cadetes por 150 pesos. Otras ofertas, más antiguas, directamente consistían en ficharlo para arbolito de la calle Florida, a dos cuadras, pero también se negó: “No, para qué… Dependés de ellos, yo acá trabajo solo y no ando en nada raro”.
39.10
Sobre los gerentes que lustran sus zapatos, David cuenta que la mayoría votó al gobierno “pero ahora están todos a las puteadas”. Cree que si las elecciones fuesen hoy el gobierno no gana. ¿Cambios en el gabinete? “Es lo mismo, el problema es la idea, no las personas. Nadie tiene la varita mágica”.
Otro cliente de traje pasa y lo saluda. David cuenta que es el dueño de una importante casa de zapatos de la zona. “Tenía 6 empleados y tuvo que echar a 4 porque se le cayeron las ventas. Con eso paga el alquiler, que le sale 70 mil pesos”.
Cada tanto se escuchan aplausos en la vereda: apenas una ironía cuando en alguna de las pizarras el dólar baja unos centavos.
39.20
David dice que pasó varias crisis, las mismas que todos, pero asegura que ésta es la que peor pronóstico tiene. “Esto no llega al mes que viene”, asegura. “La gente no va a aguantar”
¿Y el dólar? “Esto no para más. Va a tener que pasar algo”.
David da el ejemplo: da un paso adelante y sale del perímetro de su trabajo. “Mirá si empiezo a gritar ahorita: ¡Dólar a 30 pesos!”, dice y desata una risa que hoy parecía imposible.
41.50
Son las 13.20 y el dólar llega a otro pico. En la sucursal de la marca Arredo dos clowns invitan a comprar en la tienda que tiene una oferta jugosa: llevando un producto y poniendo diez pesos más, te llevás otro. “Es al revés del dólar”, grita el artista a viva voz sobre calle Florida. “¡Los precios bajan!”.
En la peatonal de los dólares parece haber menos arbolitos. O están más callados. “El juego se hizo a la mañana”, indica uno de ellos, sobrio y mirando, como siempre, para todos lados. Al lado una artista callejera canta O sole mío.
El hombre vende el dólar a 41.50 y lo compra a 35 y a una cuadra, otro arbolito lo vende a 41 y lo compra a 34. ¿Cuánto tenés?, me apura. Le miento: ”200 dólares” y me mira como un mal cliente. No hay trato.
Otro arbolito compra a 35 pero no sabe a cuánto vende: “Nos tenemos que fijar en la casa”, dice e indica a unos compañeros que, a su lado, venden paraguas. El hombre es venezolano, pero parece haber visto Nueve Reinas.
41.25
“Cambio, cambio”, se empieza a escuchar con más fuerza cerca de Avenida de Mayo, más cerca de la Casa Rosada. Al lado, los policías tienen sordera. Parece que ya pasó lo peor, que ahora la City sigue en los diarios y vuelve mañana tempranito. “Los viernes en general son tranquilos”, aporta otro arbolito. “Pero en este negocio nunca conviene hablar de mañana”.
39.77

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

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Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

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