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#ParamosElMundo en Ciudad de México
Cómo se vivió el Paro Internacional de Mujeres en Ciudad de México, entre partidos, sindicatos y movimientos que plantearon una marcha autónoma. El rol de los gays, trans, los hombres y las definiciones que tomaron para que no se diluya el grito: «No a las violencias machistas».
Crónica de Eliana Gilet
El paro internacional de mujeres fue el paraguas que permitió a las feministas autónomas mexicanas ganar un espacio independiente para manifestarse en una fecha que históricamente había sido cooptada por instituciones y partidos. Este año, además de esa convocatoria, se sumaron las movilizaciones de las mujeres trans y de muchas que bregan por mantener el movimiento apartidista, no institucionalizado y que excluya a los hombres en la organización de las acciones que llevan adelante.
En la práctica, eso culminó con la agresión a una de las manifestantes llegado el final de la marcha del 8 de marzo, lo cual desparramó el enojo entre las autónomas. A continuación, una entrevista con Dirce, una de las convocantes a la marcha independiente del 8 de Marzo, que comenzó en la zona metropolitana (el Estado de México) y se trasladó hasta la capital.
Barrer lo hegemónico
“Lo primero es recordar – dice Dirce- es que el 8 de Marzo fue generalmente tomado por el gobierno del Distrito Federal (hoy, Ciudad de México) y por sindicatos de trabajadores, que aquí son como partidos o están muy cercanos a ellos. Ha habido algunos intentos de democratizarlos con la Nueva Central de trabajadores (de la que forma parte el reprimido Sindicato de Trabajadores Electricistas, SME) pero no dejan de ser instituciones machistas, patriarcales a pesar de que tienen un órgano de género, que impulsó esta marcha”.
La Nueva Central se unió a grupos de izquierda como el MTS y Pan y Rosas, para convocar a una marcha mixta a las cinco de la tarde, una de las movilizaciones principales en la Ciudad. La otra, la institucional, fue el llamado a realizar una valla humana en torno al Ángel de la Independencia (en la Avenida Reforma, epicentro de las movilizaciones populares en la Ciudad) convocada por mujeres de partidos independientes y del partido Movimiento Ciudadano, al que apoyaron las organizaciones de la sociedad civil que participan de las instancias gubernamentales en “temas de género”.
“La crítica a esta marcha institucional fue tomando más fuerza, impulsada por las Colectivas (no colectivos) y feministas autónomas, también por las compañeras trans y otros cuerpos en resistencia”, dice Dirce.
Las chicas trans se manifestaron aparte para unirse luego a la manifestación central, ya que las otras dos se reunieron sobre la Avenida Reforma. Las autónomas convocaron a salir de tres estaciones de metro, – Ciudad Azteca, Cuatro Caminos e Indios Verdes- y de allí salir en contingentes, saltándose las vallas del metro sin pagar, todas juntas para llegar al Antimonumento a los 43.
“Como el 8 de Marzo había tenido una fuerte impronta institucional, las feministas autónomas y las mujeres críticas no habíamos estado presentes, pero después de la movilización del 24 A (24 de Abril de 2016) que fue organizada sin partidos ni organizaciones, decidimos retomar esas mismas consignas de organización y llamar a movilizarnos este año”.
Las claves
La marcha de Abril, o la Primavera Violeta, como también se la llamó, fue una de las más grandes movilizaciones de mujeres de los últimos años en el país ya que, además de la multitudinaria marcha que copó la Ciudad de México, la movilización se replicó en casi todos los estados de la República Mexicana.
Las claves de esa unidad fueron cuatro:
-Quienes participan lo hacen de manera individual y a título personal y no representando a nadie.
-El carácter de la marcha es apartidista
-Busca llamar la atención de las otras mujeres, más allá de interpelar al gobierno local y federal
-La organización de la acción fue planeada por mujeres únicamente y la consigna central fue No a las Violencias Machistas.
“Fue una lata pero se logró articular con muchos espacios distintos – sigue Dirce-. El hecho de que no fuera convocada por oenegés permitió salir de la agenda gubernamental y ayudó a la articulación, porque esas mismas mujeres participaron pero a título individual, y abrió el espacio a otras que no marchaban si estos grupos eran los que convocaban y ponían sus logos en el cartel. También se logró articular, como no se había hecho antes, con las mujeres de la periferia, que transitamos las ciudad a diario, pero en el Estado de México vivimos condiciones muy diferentes para la movilización”.
Una de ellas es que en el Estado de México (histórico bastión del PRI – partido en el gobierno – que rodea la capital) fue sancionada en 2016 una ley que permite a la policía utilizar munición real contra las manifestaciones populares.
“La diferencia mayor para convocar a este 8M fue el paro internacional; eso fue el paraguas que a nosotras nos permitió rescatar las consignas de la marcha del 24 A y proponerlas en la articulación para la marcha de ayer: que fuese autónoma, no convocada por organizaciones y apartidista. Sin embargo, por las propias rupturas del movimiento feminista y el proceso histórico de las marchas del 8 de Marzo, no se logró una articulación tan grande como aquella vez”.
Definiciones
Dirce resalta la importancia de tejer un movimiento metropolitano y no sólo de la Ciudad de México, como una de las discusiones más fuertes, así como las críticas que el movimiento trans presenta a los espacios feministas. “Las compañeras trans llevan una lucha con buen tiempo, que han creado ellas mismas y tienen un lugar reconocido dentro del movimiento feminista que es activo y de construcción. La dificultad se planteó para nosotros ante las personas no binarias, porque muchas le han criticado que son una puerta para que los hombres puedan entrar al movimiento y eso nos hizo cuestionarnos la forma en que las personas participan. Aunque no se identifiquen, son personas leídas como hombres y son violentas en los movimientos. En el movimiento metropolitano feminista de México no hay hombres, pero hay personas que se denominan a sí mismas como no binarias o en resistencia, que aunque estén en transición, físicamente son leídos como hombres. Y nosotras limitamos la participación de los hombres en la organización de las acciones. Otra discusión es que sean aliados, pero lo importante en realidad, es que las identidades que transgreden la identificación hombre/mujer, hace que tengamos que repensar el papel histórico, estratégico, de reivindicar a la mujer como una identidad política. ¿Cómo se aterriza eso hoy? ¿Cómo se toma a personas en transición que no se identifican en esas categorías sino como no binarias?”
Otro punto de conflicto en la organización del 8M en la Ciudad de México fue la decisión de la Nueva Central de que su marcha fuese mixta, como suelen hacer. “Para el 24A, aunque la bronca fue grande, se acordó que los grupos mixtos marcharan atrás, para que la marcha se encabezara de puras mujeres. Fue un punto complicado de articular a nivel nacional, pero en las asambleas del 24 A en todo el país retomaron esa consigna: puras mujeres adelante”.
Esa fue el otro punto que les marcó distancia y terminó separándolas de la coordinación con la Nueva Central de Trabajadores en una convocatoria común. “Lo que nos falla, entiendo, es que los que somos críticos a la Valla Humana, a la convocatoria institucionalizada, no logramos articularnos. No logramos generar acuerdos para que las críticas a esa marcha se aglutinaran de manera autónoma y accionaran en conjunto, de manera articulada”.
En la práctica esto generó tensiones, porque todas las convocatorias se reunieron en un punto, sobre la Avenida Reforma. “Cuando estábamos en el Antimonumento, se juntaron varias compañeras autónomas que al ver que la marcha de los sindicatos la venían encabezando varios hombres, se definió tomar la vanguardia. Esto generó tensiones pero se logró. Llegando al Hemiciclo Juárez (el final de la marcha, un mitín) se unieron las chicas del contingente trans, y evidenciaron también su descontento porque la marcha estuviese cooptada, sobre todo, por sindicatos. En ese momento, el Frente Popular Francisco Villa agredió a una de las compañeras y hubo otros casos de acoso pero lo peor fue que no contamos con el apoyo de quienes encabezaron la marcha de los sindicatos para atender la agresión”.
En este contexto, ¿cómo funcionó la convocatoria al paro internacional entre las feministas autónomas mexicanas?
Ya el 19 de noviembre hicimos un primer y muy pequeño ensayo de paro aquí también, y es algo hacia lo que queremos transitar. La convocatoria internacional para el 8 de marzo nos sirvió de paraguas. El día que lo conversamos en la metropolitana, dónde participo, estaban presentes compañeras de la Nueva Central, y ellas hablaron de lo imposible que sería lograr un paro de ese nivel en el contexto de este México actual. Apenas es muy endeble nuestra articulación, pero nosotras dijimos: va, lo hacemos, nos aventamos. Ha sido un paraguas para actuar conjuntamente y quebrar los protagonismos. Nos dio fuerzas, nos ha impulsado y he visto varios espacios en los que creo que se va a lograr.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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