Nota
Colombia como Chile: un millón de personas movilizadas contra el neoliberalismo, y las voces que denuncian los asesinatos de indígenas
Indígenas, sindicatos, estudiantes, movimientos sociales y un sector de las FARC fueron los actores de la huelga nacional más impactante que vivió Colombia en los últimos tiempos, con un rol preponderante de las mujeres. Estiman que la manifestación pacífica reunió a 1 millón de personas en todo el país. El gobierno de Iván Duque reprimió e instauró el toque de queda en varios municipios, mientras el índice de desaprobación de su gestión llega al 69% en 15 meses en el poder. Los ejes de la protesta: la reforma laboral y previsional, la crisis educativa, la masacre a líderes y activistas indígenas y el incumplimiento del acuerdo de paz. Pero además, la violencia. La agencia Lavaca conversó con una integrante de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca, donde fue asesinada hace un mes una gobernadora indígena. Claves en medio de una América Latina cada día más convulsionada.

Un millón de personas.
Esa es la estimación de organizaciones y movimientos sociales sobre la masividad de la huelga nacional que inundó las calles de Colombia de forma pacífica y fue brutalmente reprimida. El reclamo fue en repudio a las reformas laboral y previsional que el gobierno del presidente Iván Duque quiere implementar envuelto en una crisis que le costó la derrota en las elecciones municipales y cuya gestión cuenta con un 69% de desaprobación tras 15 meses en el poder.
Las organizaciones ubican a la protesta como una de las marchas más importantes en los últimos tiempos, que reunió en la calle por primera vez a indígenas, sindicatos, estudiantes, movimientos sociales y un sector de las FARC.
En Bogotá, hacia las cinco de la tarde de este jueves, los policías antidisturbios cercaron las esquinas de la Plaza de Bolívar y lanzaron gases lacrimógenos. Algunos encapuchados respondieron, mientras por las calles la manifestación coreaba ante los primeros estallidos de los gases: “Sin violencia, sin violencia”.
Los toques de queda se multiplican en municipios y localidades como Cali, Valle del Cauca, Candelaria, Jamundi y Popayán. Algunas ciudades continuaban con disturbios durante las noches, mientras en Medellín la protesta terminó en fiesta y en pedidos de paz.
Algunas de las razones de la protesta:
- Tal como había decretado Lenin Moreno en Ecuador y luego tuvo que dar marcha atrás por las protestas masivas, las organizaciones denunciaron que Duque está preparando un “paquetazo” de medidas que causarían un enorme impacto en la vida colombiana. Entre ellas, las organizaciones hablan de la eliminación del fondo estatal de pensiones, subir la edad jubilatoria, reducir el salario para los jóvenes y ubicarlo en un 75% del mínimo.
- Otro sector importante en las movilizaciones es el estudiantil. Reclaman mayor inversión en Educación y cumplir acuerdos firmados que incluyen inversiones para universidades de 1.300 millones de dólares.
- También reclaman medidas de protección efectivas para indígenas y líderes sociales, a raíz de una ola de asesinatos que se cobraron decenas de vidas desde la asunción de Duque, hace ya 15 meses. Un ejemplo de la difícil situación es la del departamento del Cauca, una región atravesada por la violencia de paramilitares, grupos armados, disidencias de las FARC y el narcotráfico. «Que cada 72 horas maten a una persona indígena en Colombia solo se puede llamar genocidio”, sostuvieron las organizaciones. El 29 de octubre, la gobernadora indígena de la reserva de Tacueyó en el municipio de Toribio, Cristina Bautista, fue asesinada junto a cuatro miembros de la Guardia Indígena. “Estamos en alerta”, había declarado el día anterior. De acuerdo con recuentos de organizaciones sociales, en los últimos cuatro años ocurrieron más de 400 asesinatos de líderes sociales, defensores de medio ambiente, activistas y también exguerrilleros de las FARC.
- El Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) informó que 22 indígenas fueron asesinados en este departamento el año pasado. Y solo durante 2019, son ya 56 las víctimas mortales.
- Además, las organizaciones reclamaron al gobierno un mayor compromiso en la implementación y el cumplimiento del acuerdo de paz con las FARC en 2016. Mientras Duque presentó ese año seis cuestionamientos a la ley de justicia para la paz, también se realizaron operaciones contra el sector disidente de las FARC: en una de ellas, al menos ocho niños murieron en un operativo de las fuerzas a un campamento guerrillero. Esa masacre había sido ocultada por el gobierno, pero fue revelada en el congreso, y el ministro de Defensa Guillermo Botero terminó renunciando.
“Todo el mundo reaccionó”
Lavaca habló con L., integrante de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca y del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC). No dice su nombre por la violencia que están ejerciendo contra comunidades indígenas, y en particular en ese territorio, traducida en brutales crímenes. Habla tras la represión, con los ojos aún en rojo por los efectos de los gases lacrimógenos.
“La movilización nacional de protesta de todos los colombianos fue por la represión que ha ejercido directamente el gobierno de turno con todos”, explica. “Y también los anteriores: es una línea política que sigue de Álvaro Uribe, que fue presidente 8 años consecutivos. Luego continuaron los planes de gobierno desastrosos para el ambiente y para la gente. Están mermando pensiones, alargando el promedio de trabajo, jugando con la educación pública. Y fuera de eso tenemos muertes reiteradas líderes sociales, que ha sido sistemática y organizada”.
Sobre la masividad de la protesta: “La gente está cansada. Todos los sindicatos se pronunciaron. Antes había protestas aisladas, por organizaciones, por gremios. Hoy fue masiva a todas las organizaciones sociales y estudiantiles, cansadas de las políticas de represión del gobierno. Castigan a los que son campesinos, indígenas, a la gente. Todo el mundo reaccionó”.
Puntualiza la preponderancia del rol de las mujeres: “Es impresionante, con una fuerza increíble. Y es superior a la de los hombres: la mayoría de ellos son estudiantes”.
Uno de los reclamos más fuerte proviene del sector indígena y rural: “Estamos importando productor agrícolas. Es el colmo en un país con tantas tierras productivas. Colombia tiene capacidad de producir y abastecer a Colombia, pero estamos importando plátano, papa, cebolla, maíz, todo lo que la gente ha cultivado por años. Hoy los insumos son carísimos”.
Sobre la violencia en el Cauca: “Hemos tenido una violencia aterradora. Sistemáticamente vienen matando indígenas, líderes sociales. El gobierno ha querido hace mucho tiempo acabar con el movimiento indígena. Ha creado organizaciones paralelas y lo han querido institucionalizar, legalizar y legitimar, pero no lo hemos permitido. Últimamente lo vivimos con la muerte de la gobernadora. Nuestro resguardo indígena es nuestra autoridad. Frente a eso, a los cuatro días hicieron otra masacre. Y luego, otra. La respuesta del gobierno fue seguir militarizando el territorio. No aceptamos armas de nuestro lado, ni de izquierda ni de derecha, porque eso es acabar con la vida”.
Desde sus indicadores macroeconómicos, Colombia estaba siendo ponderada por las proyecciones de organismos internacionales como el FMI por su crecimiento del 3,5%. Sin embargo, por la concentración económica, lo que también creció fue la desigualdad, y la riqueza fue a parar a muy pocas manos. Por eso, L. compara políticamente a Duque con su par chileno, Sebastián Piñera. “A todo extranjero que tenga multinacional, Duque le abre las puertas pasando por encima de toda población colombiana mientras la situación a nivel desempleo es muy alto”.
Para L., tampoco hay que ver esta ola de protestas fuera del escenario regional. “Más que los medios, la red que tenemos de organizaciones sociales e internacionales nos trajo contexto de lo que está ocurriendo. Y es algo que afecta, porque no desconocemos la lucha de los compañeros bolivianos, argentinos, chilenos, ecuatorianos, venezolanos. Y aquí, en Colombia, las leyes son cada vez más agresivas, cada vez hay más gente sin empleo, mientras el informal es cada vez más alto. Realmente quisiéramos que el gobierno tuviese la capacidad de analizar este momento al día de hoy, y que pueda responder a las necesidades y a los derechos de todos los ciudadanos”.
Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
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