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Lohana siempre

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Así la recordamos. Con su maravilloso desparpajo y su luminosa locuacidad.  Su tonadita salteña y su largo camino de tenaz militancia. La guerrera incansable generosa en el abrazo. La mariposa de alas fuertes, alegre, sensible. Y travesti. “Me presento en una oficina pública como Lohana Berkins, travesti, y la gente se desacomoda. No sabe si soy un pesticida o un analgésico, pero sí que estoy pronunciando una palabra peyorativa de manera digna porque logré resignificarla”, le contaba a MU, en agosto de 2015. Cómo la recuerdan Susy Shock, Carolina Unrein, Claudia Rodríguez y Félix, del movimiento de Juventudes trans.

Lohana siempre

Lohana nos dijo que el tiempo de la revolución es ahora. No imaginamos mejor revolución que aquella en la que la Comandanta Berkins sea nuestro paradigma de la profunda transformación. También nos dijo que estaba convencida de que el motor de cambio es el amor y que ese amor es el impulso para cambiar al mundo.  Con su derrotero feminista, su espíritu inquebrantable  y su adorable desfachatez, celebramos el placer de haber tenido de cómplice a quien nunca se fue.

La artista, escritora y cantante Susy Shock, la escritora, actriz, modelo Carolina Unrein, la poeta Claudia Rodríguez y Félix del Movimiento de Juventudes trans, recuerdan a Lohana a cuatro años de su muerte.

Susy Shock: “Lohana debería ser este legado: discutir a toda la heterosexualidad como sistema”

Estoy muy enojada con la heterosexualidad, cada vez más. No con la heteronorma porque, si decimos heteronorma, parece que nadie se hace cargo: es como hablar de capitalismo y patriarcado. En cambio, si digo heterosexuales, los pongo a todos en el banquillo de acusados. Para mí Lohana debería recontra significarnos cada vez más eso: discutir la hegemonía. Nada ha cambiado, todo sigue siendo lo mismo, estamos afuera de todo con documento de identidad en la mano, esa es la única diferencia. Entonces poner en el banquillo de los acusados cada vez más a la heterosexualidad como un sistema cultural que no decide entenderse como un sistema cultural, que cree que es un problemita de que nos abrimos un poco y entran los que están afuera, las que estamos afuera, y no es así. Hay que desheterosexualizar la política, la ciencia, la comunicación, el arte, todo, inclusive la disidencia LGTBI que lo único que hace es copiar lo peor de la heterosexualidad para ser parte. Lohana debería ser ese legado, en todo caso es lo que yo quiero quedarme personalmente de Lohana: discutir a toda la heterosexualidad como sistema que siempre está mejor que nosotras porque siempre se salva mejor que nosotras porque tiene astucia, privilegios e intereses por fuera de nosotras. De esta manera quiero recordar a Lohana.

Félix: “El legado que nos deja es el orgullo”

Lohana siempre significó muchísimo para la comunidad previo a la sanción de la Ley de Identidad de Género porque fue una luchadora constante. Consiguió en 2002 que respeten su identidad en un colegio mediante un juicio, fue candidata a diputada en los años 2000, que fue un montón para la comunidad, cuestiones que uno desde el pesimismo diríamos que no podemos estar ahí. La gente todavía no nos entiende, y haber tenido a alguien que estuvo en eso, es maravilloso. El legado que nos deja es el orgullo. Ella estaba completamente orgullosa de ser travesti, es algo que significó muchísimo para nosotrxs, que dijera que si volviera a nacer, volvería a ser travesti. Me parece muy hermoso. La lucha constante, ese activismo, que no es solo en las leyes, en lo burocrático, sino también en la normalización de nuestras identidades, de nuestras vidas, de nuestros cuerpos. ¿Qué desea una persona trans, qué le gusta, qué siente? Lohana fue ejemplar con respecto al activismo y como persona.

Carolina Unrein: “Somos la generación que quería Lohana, la que puede elegir sobre su propio cuerpo”

Margot, integrante de Cotorras, me dijo que yo representaba la generación que quería y por la que había luchado Lohana. Me parece que tanto yo como les chiques del Movimiento de Juventudes Trans y esta nueva generación, en general, somos la generación que quería Lohana, que puede elegir sobre su propio cuerpo. Tanto a mí como a ellas, las trans más grandes, el mundo nos quiso muertas, invisibilizadas, solas, tristes y no había espacio para nosotras en este mundo. Mi primer fanzine se lo dediqué a Marlene, a Susy, a Nadia, a Camila, a Diana y a Lohana. Estoy infinitamente agradecida de todo lo que hicieron por nosotres.

Claudia Rodríguez: “Ella permitió abrir nuestra mirada sobre el activismo latinoamericano travesti”

Lohana Berkins fue una iniciadora del activismo travesti trans latinoamericano, una de las guías. Ella fue capaz de hacer alianzas estratégicas con mujeres, con mujeres de izquierda, con mujeres de izquierda feministas, con luchas de clases, con activistas latinoamericanos que luchan por los Derechos Humanos. Ella permitió abrir nuestra mirada sobre el activismo latinoamericano travesti, que se tiene que mezclar e integrar con otras luchas, que tiene que tener una mirada más amplia. Eso es un aporte que hizo nuestra quería amiga, compañera, Lohana Berkins.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

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Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

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