CABA
El Chubutazo y la sociedad en movimiento: ¿Cómo se ganó?

Chubut acaba de hacer lo que Mendoza logró en diciembre de 2019. Frente a una Ley pro minera apoyada y festejada por el gobierno nacional, por el gobierno provincial, por el aparato judicial y el policial, por el sistema mediático y el lobby de las corporaciones, la sociedad ganó las calles y logró lo impensable: que la misma Legislatura que aprobó esa Ley (14 votos a 11) la derogase una semana después.
¿Cómo se llegó a semejante triunfo de una comunidad, por un tema que es a la vez ambiental, social, productivo, político y cultural? Algunas claves: lo asambleario, la horizontalidad de las decisiones, la convicción y el conocimiento preciso (desde lo legal hasta lo científico) que se fue adquiriendo con el correr del conflicto de estos años.
Puede pensarse incluso en lo que acaba de ocurrir. ¿Dónde radica una idea genuina de democracia? ¿En los oscuros arreglos de un puñado de políticos que se creen con poder de decidir sobre la sociedad, o en la capacidad de esa sociedad de expresarse en la calle? Lo hizo además no solo como protesta sino con propuestas y resultados claros, como el del plebiscito de Esquel en 2003 (81% de votos contra la instalación de la megaminería) o los proyectos de Iniciativa Popular (que obliga a debatir la continuidad o no de la megaminería), sistemática e inconstitucionalmente ninguneados por el aparato político.
Estas acciones muestran a una comunidad siempre alejada de la violencia, no de la firmeza. Las vecinas y vecinos señalan la presencia de infiltrados policiales que agitaron el clima y serían los responsables de los incendios, como medio de criminalizar la protesta y justificar la represión. Del otro lado, se considera que algún sector de manifestantes pudo haber actuado de ese modo. En ningún caso se menciona el contexto de violencia institucional al que el gobierno viene sometiendo a la población con atrasos en los sueldos estatales, prepotencia en los manejos y desmanejos políticos, formas de represión y control social denunciadas en plena pandemia no como parte de un tema sanitario sino de un disciplinamiento de las críticas, y abusos policiales que alcanzaron hasta estos días de protestas con detenciones arbitrarias y golpizas a manifestantes y periodistas. De esa violencia de las instituciones no se suele hablar, ni se la suele denunciar, pero forma parte del trasfondo de todo lo que ocurre.
Otros elementos para explicar el Chubutazo: la participación de distintas generaciones, de distintos sectores sociales, y de todos los territorios de la provincia. La autonomía con respecto al Estado y a los partidos políticos. La ausencia de líderes (el protagonismo es social), la capacidad de interacción, la creatividad, la circulación permanente de mensajes, informaciones, acciones, palabras, imágenes y hechos que arraigaron en la sensibilidad social, y en la comprensión de todo lo que está en juego.
A todo eso puede agregarse la falta concreta y que empieza a ser dramática de agua en una provincia enormemente rica y empobrecida por los desastres financieros propiciados por la llamada “clase dirigente”, que destroza la economía, el trabajo, y también los territorios y bienes comunes.
También forma parte de este contexto el desembozado accionar de las corporaciones, que calculan tantas ganancias potenciales a partir del extractivismo, que siguen instaladas en Chubut hace décadas intentando torcer la voluntad de la gente. También es desembozada la acción de parte de la clase política, simbolizada en el gobernador Mariano Arcioni, que llegó a lo que los editorialistas llaman “esferas de poder” oponiéndose a la megaminería, pasando luego a proponer exactamente lo contrario, según la vieja teoría criolla sobre los panqueques. Son muchas las explicaciones, en una provincia que nunca dejó de estar movilizada y atenta la las maniobras de quienes gobiernan. Tanto, que pudieron desbaratarlas, una vez más.
En este trabajo de Francisco Pandolfi, algunas voces que pueden brindar pistas sobre el triunfo del que también llaman “Chubutaguazo”, y que simbolizan lo que pueden las comunidades frente a fuerzas que se supone mucho mayores.

(Por Francisco Pandolfi para www.lavaca.org) Una procesión de alegría. De abrazos y alaridos. De bombos y redoblantes. De banderas y pancartas. Cambia el nombre de la ciudad, la geografía, pero la esencia es la misma. En cada localidad chubutense, cientos, miles de personas caminan pausadamente, como quien busca que la movilización sea eterna. Abuelas, adultos, jóvenes, infancias. Parejas, amistades, familias enteras. Ríen al grito de “si este no es el pueblo, el pueblo dónde está”. Cantan: “Luche, luche, luche y que se escuche”; agitan, que “el pueblo, unido, jamás será vencido”. Hasta reapareció el “que se vayan todos”. No es para menos. Esta fue una semana histórica que dejará un precedente para todo el país, que se suma al de Mendoza en 2019. La misma Legislatura provincial que el miércoles pasado había habilitado la megaminería, derogó la ley por unanimidad a causa de la presión popular. Y como las victorias se celebran, hay fiesta en todo Chubut.
Conocimiento y expectativas
La resistencia de la provincia a la megaminería lleva casi 20 años. La batalla inicial se ganó en Esquel, el primero de los reiterados NO es NO. Viviana Moreno integra la asamblea del No a la mina de Esquel y le cuenta a lavaca cómo creció aquella semilla: “Nuestro camino está basado en el conocimiento que tenemos sobre de qué se trata la megaminería; sabemos bien claro a qué nos oponemos, y por qué nos oponemos. La difusión de la información es permanente y la sostuvimos durante todo este tiempo; el crecimiento de la concientización nunca se detuvo”. Esto incluye, por ejemplo, la creación de la página noalamina, publicación de manuales como Hablemos de megaminería, libros infantiles, documentales, charlas en barrios y escuelas y todo lo que con mayúsculas puede entrar en el terreno de la Comunicación.
¿Cuál fue la receta para derribar la ley en menos de una semana? “El trabajo horizontal, que no es nada fácil. Somos muchas comunidades, identidades e idiosincrasias diversas que debemos consensuar. La asamblea potencia, no hay nada más enriquecedor que lo que se define ahí; más numerosa y heterogénea, más rica es, porque si miramos desde distintos ángulos, es más fácil tomar decisiones acertadas. El consenso lleva tiempo, pero se llega porque tenemos un objetivo común que es la defensa del agua”.
Esa defensa fue total. La sintetiza Viviana: “Superó todas mis expectativas; lo que más me sorprendió fue la gran manifestación en una ciudad extractivista como Comodoro Rivadavia, que vive del petróleo. Hasta ahora no habíamos tomado dimensión de cuánta gente defiende los recursos naturales”.
“La democracia está en la calle”

Comodoro Rivadavia es la ciudad de Chubut con mayor población. Allí vive Silvia de los Santos, abogada, integrante de la Unión de Asambleas de Comunidades de Chubut (UACCh). Dice que jamás vio algo igual. “No es habitual que en nuestra ciudad haya columnas de tres cuadras, marchando día a día. Somos la capital nacional del petróleo, la mayoría de las familias vive de esa actividad o tiene algún familiar vinculado a alguna empresa. Es muy difícil que la gente salga a la calle, ya que acá siempre hubo empleo cuando en otros lados no. Sin embargo, la faltante de agua es en toda la provincia. Incluso, acá en Comodoro hace pocos días no hubo agua durante una semana en algunos barrios, y está habiendo cortes programados por la escasez”.
Silvia también es parte de la Red de Abogados por la Soberanía Alimentaria. Dice estar agotada, pero feliz. Todavía el cansancio lo siente en el cuerpo y en la mente. “Pasamos muchos días de angustia, muy terribles. Resistimos en asambleas horizontales, que son transgeneracionales porque hay desde mayores de 80 hasta los más jóvenes. Convocamos a la gente a que se sume y así lo hizo, con carteles, movilizando con sus hijos, llevando los carritos de bebé, con sus perritos, saliendo a defenderse”.
Concluye: “Demostramos que la democracia está en la calle, no en los poderes, y que los pueblos tenemos el potencial de definir nuestro propio destino, incluso ante la dictadura extractivista impuesta por los grupos económicos”.
La falta de agua no es exclusiva de Comodoro, al contrario. Es un denominador común en todo Chubut, que desde agosto de este año se encuentra en emergencia hídrica. Así y todo, el gobierno provincial comandado por Mariano Arcioni, con la venia del Ejecutivo nacional, buscó habilitar una actividad que consume grandes cantidades de agua y puede reducir caudales de ríos o eliminar cursos de agua, cosa que ya se comprueba en diferentes zonas de la provincia.
La zonificación votada por el Poder Legislativo avaló la megaminería en la meseta central, donde la empresa canadiense Pan American Silver ya se preparaba para activar el Proyecto Navidad de explotación de plata, cobre y plomo.

Meseta: “Ya no tenemos agua”
Yala Laubat es una aldea rural dentro de la localidad de Lagunita Salada, en el departamento de Gastre (que con Telsen, iban a ser las dos zonas habilitadas a la megaminería). Viven 60 personas divididas en 18 familias y se emplaza a solo 30 kilómetros de donde la compañía extranjera tenía sus máquinas listas para comenzar a trabajar formalmente, aunque ya desde hace años vienen haciendo operaciones de exploración y cateo, el paso previo a la explotación. Allí vive Mabel, docente. Está recién operada, pero igual se puso una faja y salió a festejar: “Quienes vivimos en la meseta estamos muy agradecidos a todo el pueblo, por el no rotundo. Si ganamos es porque la gente está concientizada de lo que es vivir sin agua”.
Su comunidad lo sabe bien. “Hace 10 meses se secó el pozo que nos abastecía, de sólo 8 metros de profundidad. Ya no tenemos agua. Es desolador lo que vivimos, muy triste, no tenemos lo más importante para la vida. Cuando nos traen, es de comunidades cercanas, pero no nos alcanza; estamos condicionados a usar pocos litros por día. No podemos producir nada, varias familias tienen huertas, quintas, animales, ¿cómo hacemos para pensar el futuro?”.
El colmo se dio hace veinte días. “Se rompió un camión cisterna que vendría a traernos agua y el mismo vicepresidente de la comuna de Lagunita Salada, Carlos Milanahuel, llamó a Pan American Silver para que pagara el flete. Estamos indignados. Le piden que nos traiga agua a la empresa que viene a sacárnosla”. La bronca, la resignifica en esperanza: “Solo nos queda seguir resistiendo en el lugar, denunciando y difundiendo lo que nos pasa. Me impactó mucho ver estos días a muchos niños conscientes de lo que están defendiendo, con lemas en carteles, remeras, en sus manitos, defendiendo su propio futuro”.

“La lucha no tiene dueño”
Las y los trabajadores también jugaron un rol importante en dar vuelta la historia. Tomás Montenegro es el secretario general de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) Chubut. Describe una de las causas principales del triunfo: “No hay persona ni partido que puede adjudicárselo, porque la lucha no tiene dueño. Hicimos una pueblada inmensa, porque si sacás el porcentaje de gente movilizada respecto a la cantidad de habitantes, te das cuenta que la concurrencia fue tremendamente alta. Llegamos hasta acá por la conciencia colectiva construida en estas dos décadas”. La conexión con el pasado reciente es inevitable: “A 20 años de que la Argentina gritara ‘que se vayan todos‘, en muchos lugares se volvió a cantar lo mismo, como rechazo a la dirigencia política que nos trajo hasta aquí, sin escuchar y avasallando nuestra voz”.
En el transcurso de esta semana hubo hitos que cuenta Tomás: “Los pesqueros, por ejemplo, pararon el puerto de Rawson hasta que no cayera la ley, eso fue muy significativo. Más allá de diferencias entre sindicatos, unificamos acciones con la CTA Autónoma y la CGT del Valle, porque la minería nos afecta a todos por igual”.
Cuatro grandes gremios (Petroleros, Construcción, Camioneros y Comercio) se manifestaron a favor de la zonificación minera. Lo explica Montenegro: “Los pactos de la mesa chica de dirigentes no representan a sus afiliados, como por ejemplo ocurrió en Comercio, donde muchos empleados salieron a manifestarse en contra”. Un caso emblemático fue el de las acciones de protesta de empleadas y empleados del supermercado La Anónima.

Pese al cerco mediático
Claudia Barrionuevo es la Secretaria Adjunta de la CTA Autónoma. Tiene la voz ronca. “La voz que me queda de gritar hasta el hartazgo, por la bronca contenida, por el dolor, por la represión. Ahora hay que festejar, pero mañana ya hay que seguir trabajando, siempre en estado de alerta”, detalla desde Trelew, una ciudad con antecedentes de rebelarse ante las injusticias. Sin embargo, Claudia asegura que en las últimas horas se dieron las movilizaciones más masivas de la historia. “Y también fueron las más grandes de toda la provincia”.
¿Cómo se ganó? “Además de la masividad, tuvimos una reacción inmediata. Y la represión no asustó a la gente, al contrario, produjo mucha más bronca y necesidad de estar poniendo el cuerpo”.
¿Cómo se organizó? “Cada asamblea tiene sus representantes, cada ciudad también; las decisiones se llevan a una multisectorial, donde también participamos el resto de las organizaciones. Ahí se terminan aunando las estrategias de lucha”. Aclara: “La multisectorial no discute los mandatos de las asambleas, sino que organiza cómo llevarlos adelante”.
En cuanto a la relevancia de las y los trabajadores, Claudia desarrolla, sobre lo micro y lo macro: “Fue clave la participación de todos los actores de la sociedad. Desde los comerciantes que en sus negocios prohibieron el ingreso de los legisladores que aprobaron la zonificación, como los empleados que se pronunciaron en contra de sus propios gremios que estaban a favor del extractivismo; hasta los sindicatos que no pertenecían a ninguna de las centrales y que igual estuvieron en la calle unificando un grito de ‘no a la mina’. Pese al cerco mediático que tuvimos a nivel nacional, mostramos dignidad y entereza, fue impresionante”.

Las nuevas amenazas y la ola
Desde Rawson, la capital de la provincia y foco de las movilizaciones más gruesas, habla con “las emociones a flor de piel” Pablo Palicio Lada, integrante de la UACCh (Unión de Asambleas Ciudadanas Chubutenses) y referente histórico que arrancó con la militancia antinuclear en el siglo pasado.
Todavía sigue emocionado “por la ola imparable en cada ciudad, marchando dos veces por día cuando era necesario, sin que nunca decaiga la intensidad; por ver tanta gente que nunca había visto en la calle, por sentir que cuando las papas quemaron, el pueblo estuvo de pie”.
Pablo considera que la conquista se basa en que tras la victoria de Esquel en 2002, se multiplicaron las semillas. Y que hoy en cada barrio de la provincia hay alguna consigna alusiva a la defensa del agua; que muchísimos autos llevan calcomanías con lemas sobre la conciencia ambiental; que en múltiples negocios en vez de carteles con ofertas, se avisa que el agua no se vende, que se defiende. “La fuerza que emergió en estos días nadie la imaginaba. Fuimos una marea de personas y emociones, poniéndole límites a los corruptos y a los autócratas. A ellos, todo les volvió como un boomerang. Pero no podemos relajarnos, hay que celebrar y ponernos los guantes de nuevo, porque ya amenazan con nuevas cosas, como la idea de hacer un plebiscito por la zonificación. Arcioni debe entender que ya fue plebiscitada a través de toda la gente que salió a la calle”.
Chubut está quebrada por donde se la analice, pese a tener solo 500 mil habitantes y ser la cuarta provincia exportadora. Hay algo que ha madurado en esa sociedad, que plantea Pablo, iluminando un camino para el resto de los pueblos: “Cuando se toman las riendas para ser protagonistas del propio destino, suceden este tipo de cosas. Cuando se aguanta una represión como la que jamás vi en vida, que parecía una guerra con policías disparando a quien se le cruzara, suceden este tipo de cosas. Cuando nos empiezan a tener miedo, porque no tenemos miedo, la fuerza popular se hace imparable. Así construimos el Chubutazo”.

Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro.
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro.
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro.
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro.
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro.
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro.

Foto: Juan Valeiro.

Foto: Juan Valeiro.
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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