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Ronda de Pensamiento Autónomo sobre inseguridad y autodefensa

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El dilema fue expuesto con crudeza: ¿Qué deben hacer los movimientos frente a la delincuencia que los amenaza, atemoriza, y roba sus cosas o sus productos? ¿Hay que defenderse? ¿Los ladrones deben ser considerados víctimas del sistema o debe combatírselos? ¿Cómo hacerlo sin caer en la “mano dura” policial tipo Blumberg, ni en la ingenuidad? Viejas teorías contra nuevas prácticas, y las experiencias de dos MTD a la hora de poner límites. La autodefensa, el zapatismo, y la relación con la policía, entre otras experiencias que sorprendieron a muchos.

En Roca Negra había mosquitos grandes como vampiros. Y a juzgar por la sangre que demostraban haber consumido cuando se los aplastaba de un manotazo, eran vampiros.

El predio de Roca Negra (en Camino General Belgrano y Méndez, donde cada mes se realiza la Ronda a la que asisten integrantes de diversos movimientos sociales) ya tiene blanqueadas las paredes de uno de los galpones donde se realizó Enero Autónomo. La vida continúa y, al margen de los buenos recuerdos (ver en esta página), mayo resulta tan autónomo como cualquier otro mes del año.

La Ronda volvió a tratar como asunto central -zumbando en los oídos- al tema de la inseguridad, aunque no fue el excluyente. En los aprontes, mientras se iban organizando los bancos de madera, hubo comentarios sobre la crisis en San Luis donde la oposición es perseguida por Alberto Rodríguez Sáa sin que el gobierno nacional atine a hacer algo a respecto, y sobre Salta, donde la persecución política y judicial ocurre contra organizaciones como la UTD Mosconi y los pueblos aborígenes. Varios asistentes a la Ronda habían viajado al Foro de Mosconi, realizado el 1º de Mayo, como parte de Alerta Salta, la campaña de denuncia internacional por las violaciones a los derechos humanos y el despojo de recursos naturales que allí se verifican.

Martín dijo: “Lo de Salta y San Luis son ejemplos de algo que se está viendo con claridad: el entramado mafioso de esta democracia de mercado. Los nuevos movimientos están expresando territorialmente respuestas a la situación, porque si no nos come la mafia, nos come el terror y nos come la paranoia. No quiero exagerar, pero me da la impresión de que estamos pensando en cómo parar a un nuevo fascismo lumpen”.

Julio comentó que percibió que los reclamos de mano dura, pena de muerte y demás, no terminan de cuajar socialmente. “Frente a toda esa cosa fascistoide se ve cierta capacidad de rechazo en el campo popular”.

Víctor no estuvo totalmente de acuerdo, aunque rescató: “Sí parece que la sociedad en su conjunto tuvo el sentido común de no avalar la baja de la edad para imputar a los menores. Hay un sentido común de que determinadas cosas no se pueden aceptar”.

También analizó a los discursos: “Hubo un trabajo de gente de izquierda de machacar con el tema de la inseguridad con artículos e intervenciones. Hubo notas en todas partes que salieron a enfrentar los argumentos de la derecha que esta vez no tuvo a sus escribas. Ahí noté una reacción”.

Recién llegado desde Río Negro, el Vasco, del MTD de Allen amplió la mira de toda la conversación:

“El problema de estos días no es del modelo, es un problema estructural del imperio y del capitalismo en el mundo. Si observamos la guerra en Irak, los atentados en España, la reacción de la gente, la lucha contra la guerra, lo que surge es que hay un problema del capitalismo mostrando su forma más perversa. No se ve una perspectiva de estabilización del capitalismo sin recurrir a la represión más violenta”.

Postuló que cuestiones como la inseguridad revelan agujeros en otros campos: “La institucionalidad muestra a dónde se inclina cuando la derecha presiona. Hasta la cultura de derechos humanos ha quedado desconcertada, porque aprecio que también desde esa perspectiva de luchar por los derechos humanos hay un cierto agotamiento del hecho de vivir pegado a lo ocurrido con la represión en los años del terror. Hay cuestiones mucho más fuertes y novedosas”. Mencionó que la derecha tiene cada vez más problemas para sostener un modo político que definió como “pseudo representación popular” y acordó con Martín: “Esto va prefigurando nuevos espacios”.

Un señor de gorra y anteojos planteó la pregunta del sábado:

” “Me preocupa qué visión tenemos de la seguridad. Me preocupan incluso mis reacciones fascistas. Digamos: ¿cuál es la actitud frente a la agresión concreta que uno puede sufrir por parte de alguien que te roba, por ejemplo? Vos te rompés plantando zapallo, maíz, y cuando está madurito viene un vecino y se lo afana. Uno muchas veces le dijo al tipo: tenés un pedazo de tierra, te doy semilla, plantá tu zapallo si querés. Puedo decir que es un hombre del pueblo. O un obrero desocupado. Pero cuando me viene a afanar, actúa como un burgués. Entonces, ¿sigo pensando que es alguien del pueblo? ¿Qué se hace con el que viene y se apropia del trabajo de otros compañeros que también están buscando cómo zafar?

” “Yo digo: agarro la escopeta y le pego un tiro. Pero entonces me pregunto: ¿la vida de una persona vale un zapallo? No, pero tampoco puede ser que la gente se desmoralice porque la afanan, y nadie hace nada”.



Silencio.

Annabel encaró la charla por otro plano: “Es cierto que el problema del capitalismo es estructural, y eso implica una profunda transformación civilizatoria. O nos concentramos en pensar una política con relación a las instituciones, o nos concentramos enpensar una política con relación a la vida. Cuando pensamos en relación a la vida, aparece esto: cómo enfrentar mi propio fascismo, y también mis resistencias a la transformación. El problema de la inseguridad no lo van a resolver las instituciones ni los derechos humanos, pero habría que pensarlo a partir de las propias experiencias de los movimientos”.

Alberto, del MTD de Solano, fumaba en silencio. Sólo escuchaba, y mataba a los mosquitos que se le acercaban.

Martín: “Inseguridad es el nombre de la indefensión. Hemos pasado a un modo de existencia absolutamente precario. La pregunta es: ¿de qué modo, con nuestra capacidad y nuestra potencia, podemos construir alternativas a la indefensión?”

El señor de gorra y anteojos anunció con sencillez y profundidad:

– “Yo no me siento indefenso, teniendo escopeta y cartucho. Lo que me preocupa son las reacciones. Cómo actuamos desde una nueva concepción frente a aquel que viene a romper el trabajo que estamos haciendo. ¿No es lícito defender el trabajo de los compañeros para que no se desmoralicen si nos roban? ¿Y hasta dónde esa licitud te permite reprimir?

– “Por más que yo entienda las causas que pudieron llevar al otro a hacer lo que hizo, en ese momento se comporta como un enemigo. ¿Es lícito reprimir al enemigo? ¿Cuál es el grado de represión tolerable para nosotros? Eso es lo que pregunto. No tengo un problema de inseguridad, lo que quiero conversar es sobre cuáles tendrían que ser mis límites”.



Alguien dijo: “Hay que poner límites, sin depender de la policía”. Al señor de gorra, tradujo esa respuesta: “O sea, podemos reprimir”.

Hubo intervenciones levemente perplejas.

– “Si no matás a tu patrón, ¿por qué vas a matar al que te roba zapatillas?” Estaría tan mal la actitud del que roba como la tuya”.

– “El error es definir al otro como un enemigo. No es el enemigo”.

– “Es muy difícil establecer una comunicación con la gente que afana. En realidad, el tema tiene que ver con un cambio político mucho más amplio, y eso no se soluciona pensando qué hago con el que me roba en una esquina”.



Ezequiel, de la asamblea de El Cid Campeador, el mes anterior había planteado esa cuestión si se quiere antipática, pero crucial: si se va a esperar un cambio de sistema (cuyos plazos de verificación, debe reconocerse, son insondables) ¿qué se hace mientras tanto con respecto a esa sensación de indefensión que padece mucha gente, incluso la de la esquina?

Alguien mencionó que la violencia está también en nosotros, que nunca va a haber una solución institucional a la inseguridad, y que el conjunto de un movimiento es el que tiene que resolver cómo actuar: “Hay que construir espacios distintos, no con escopetas. A lo mejor la escopeta la tenés que usar contra el sistema, pero no contra el que te afana tu produccón. Por ahí tenés que agotar todas las instancias”.

El tema quedó colgado en tales términos hasta que Alberto, de Solano, pidió la palabra para contar su experiencia que, debe decirse, sorprendió a más de uno:



“El capitalismo necesita consenso. Ya en la dictadura el consenso lo conseguían con el terror. Actualmente, esto de la inseguridad es totalmente funcional a un capitalismo que necesita ordenar semejante cantidad de gente en la miseria, sin trabajo. Estamos hablando de millones de seres humanos”.

“No se hace fácil el discernimiento. Uno va a un barrio y dice ¿qué hacemos con la inseguridad? Y te contestan: que vengan los gendarmes, que venga la policía. Han generado eso a través del terror. Además, muchos sectores trabajan para que se note la inseguridad, que se vea, para infundir más miedo”.

“Se nos presenta una cosa concreta. No queremos el fascismo ni la represión, pero en nuestros barrios las principales bandas, ya no son de clase, o del pueblo. Trabajan para la policía. Buchonean y te delatan. Para eso están. Yo no los reivindicaría como algo relacionado con el pueblo. Y son funcionales a la corrupción institucional. Porque la principal inseguridad es ese: tener instituciones corrompidas con el narcotráfico, el robo de autos, el juego, la prostitución. Ahí está metida la policía y son los negocios y cajas de los partidos políticos para financiarse y enriquecerse de manera alevosa, como todos estos años.

“Y la justicia: hay jueces que laburan para estas bandas, como hay intendentes, diputados, senadores. Ahí cierra el triángulo. La inseguridad es esta situación del capitalismo donde se han roto todos los códigos.

“Nosotros no reivindicamos a un tipo que trabaja para la policía. El raterismo en los barrios… a nosotros nos pasó con una banda que vino y ns robó todo un techo de chapa que era carísimo. Dijimos ¿qué vamos a hacer? Se averiguó donde estaban las chapas, y las fuimos a recuperar. Se trajeron las chapas. Flor de quilombo. Se guardaron, y un grupo de seguridad se quedó de guardia.

“A la noche cayeron 20 tipos. Se les había tocado la impunidad. Hubo un combate: piedras, palos, algún tiro al aire, pero no llegó a más. La discusión en el movimiento: ¿cómo seguimos? La decisión fue no seguir asumiendo como movimiento ese tipo de prácticas de ir al frente, y quedar focalizados, en la mira. Fue un debate duro. Había compañeros que decían: “No podemos seguir así, con esas ratas. Los de la banda una mañana esperaron a uno de los pibes del movimiento, que iba con la tía, una señora de 50 ó 60 años, a la que le abrieron la cabeza de un culatazo.

“¿Qué pasó ahí? El barrio supo resolverlo. No hicimos nada como movimiento, pero unos compañeros fueron, agarraron al cabecilla de la banda, y le dieron seis tiros. Zafó, no lo mataron. Pero se entendió el mensaje. No fue el movimiento sino la gente del barrio.

“Entonces no se puede reivindicar a tipos que son dañinos, que trabajan para la policía, que no tienen códigos, que si pueden te matan porque están pasados de falopa o lo que sea.

“Es un tema muy complejo, pero lo peor sería quedar atrapado en la lógica de que hay que defender al chorro porque es del pueblo”.



Alberto siguió con un paneo más general del territorio.

“Lo de Blumberg caló en los barrios, es la preparación o la antesala a una sociedad donde van a terminar metiendo a las fuerzas armadas para generar el orden. En los 70 era el orden avalado por el terror. Yo creo que ahora quieren madurar la generación de un consenso, para que cuando salgan los militares a la calle la gente tire papelitos. En Fuerte Apache está la gendarmería y la gente dice ‘ahora se puede vivir’ cuando la responsabilidad del Estado era resolver las cosas sin gendarmes. Se viene una etapa difícil”.



Daniel dijo que la vieja idea del Estado dejó de existir, y que hoy se trata de corporaciones mafiosas. Julio contó que en Tucumán existe concretamente una mafia institucionalizada, que resuelve reclamos de la población por un 20 por ciento.

Como modelo de la psicosis estatal represiva, se mencionó el fallo de la Cámara de Casación que considera delito cualquier corte o entorpecimiento de tránsito, y la denuncia de un juez por “apología del crimen” contra tres concejos deliberantes bonaerenses (La Plata, Berisso y Ensenada) por apoyar a ex trabajadores de Repsol YPF que cortaron el acceso a una destilería, reclamando la deuda que el Estado y la empresa tienen con ellos tras la privatización.



El Vasco retomó la palabra. “A mí me parece que lo principal de toda esta descomposición es que trastoca las relaciones humanas. El miedo, la inseguridad, tienen que ver con el intento e someternos a las relaciones -entre nosotros- que quiere el imperio. Y es en todo el mundo. Hay una barbarie tecnologizada que necesita imponer relaciones de miedo, de disgregación y atomización muy fuertes. El problema no es simplemente que la inseguridad venga por no tener comida, sino que parte de cómo nos cambia la vida, las relaciones de amistad, los encuentros, lo que hacemos. Ni hablar de las relaciones sociales más amplias.

“¿Por donde pasa la resistencia? Por tratar de luchar para seguir estableciendo nuevas relaciones. Los Mapuches, en Chile, llegan de nuevo a la convicción de luchar contra el ahuincamiento, la conversión de su propia identidad en la del huinca, el blanco. Están en recuperar las viejas relaciones de libertad que tuvieron y que les permitió su crecimiento como pueblo.

“Me parece que ahí está el nudo. El esfuerzo tiene que estar destinado a la subjetividad, al establecimiento de nuevas relaciones, y a irradiarlas”.

Mirando a Alberto de reojo, dijo:

“También tenemos nuestra historia. Nos robaron todos los ladrillos para construir un galpón, 50 bolsas de cemento, y el techo completo. Era un esfuerzo impresionante que habíamos puesto para tener eso. Y lo robó un ex compañero del movimiento. Se entongó con alguien de la policía, y nos robó todo.

“¿Qué hace el movimiento? Lo primero, salimos a la calle y vamos para la casa del tipo a sacarle todo. Al salir todo el movimiento, aparece la policía. Igual se trata de recuperar los materiales, protesta contra la policía y todo termina en la comisaría. Lo que fue importante fue cómo los compañeros conformaron una situación de nuevo pensamiento sobre cómo luchar y defender lo que estábamos haciendo.

“Les digo sinceramente: no le hacemos asco a meter la mano en varios lugares cuando es necesario. Yo creo que fue buena la presencia de la policía, porque si no, nos hubiesen hecho el juicio a nosotros y tendríamos otra causa más en contra. Si hay que hacer la denuncia en la policía, se hace. Se trata de preservar lo que estamos haciendo y a partir de ese momento, la movilización tuvo tal trascendencia en el pueblo, que la policía también cuida ahora que nadie nos robe porque saben que va a haber problemas con el movimiento. Problemas para la policía, para la justicia, para el intendente, y para el que nos robe.

“Con la policía no queremos saber absolutamente nada, claro, pero a veces la vida se desenvuelve así. Y las cosas hay que resolverlas en el ámbito de la vida. Levantamos el galpón. Pero ojo, no cosntruimos galpones. Construimos relaciones que nos permitan buscar una vida distinta”.

Y cerrando, otra definición fuerte:

“En ese sentido soy admirador de los zapatistas: no creo que haya posibilidades de construcción de espacios y territorios de la autonomía sin una herramienta que los defienda. En algún momento vamos a tener que pensarla. Me parece muy creativo el papel del Ejército Zapatista en cuanto al resguardo que presupone para el movimiento”.

Ricardo: “Estamos atravesando un desierto, un vacío existencial, eso es lo que está debajo de toda la violencia. Es una catástrofe material y espiritual. No creo que vayamos hacia épocas de paz.

“¿Cómo resistir? Tal vez el camino sea emboscarse, retirarse, enfeudarse. Digo feudo en el sentido de la libertad, porque el feudo también protegía, no fue algo puramente negativo. Tal vez estemos ante un ocaso de la sociedad, una fragmentación, y ningún parámetro nos cierra. Tampoco la lucha política nos cierra. Hay una especie de guerra civil mundial por el trabajo. Pero tal vez los que no tienen trabajo posean un horizonte de libertad mayor que el de los que sí lo tienen. En realidad, el trabajo también representa una condena”.



Alguien retomó lo anterior: “El zapatismo tiene un ejército, que puede o no usar. Lo tiene para mostrar: ‘podemos resistir’. Yo creo que en los barrios el tema no es tener que estar armados, sino tomar conciencia de que la única defensa va a partir de la sociedad misma”.

Patricio: “Estoy de acuerdo, atravesamos el desierto, también tiene razón Daniel (quien había hablado de la caída de los organizadores sociales como el Estado, la seguridad en el trabajo, etcétera) pero yo me alegro de que haya muerto la cultura del trabajo. No hablo del trabajo autogestivo, claro, pero celebro que se caiga eso del tipo que tiene segura la casita y la monotonía a cambio del salario.

“Creo que hay crisis de representación. En Cutral Có apedreaban a jueces por no condenar a violadores. Se está cortando la idea de que las instituciones son mediadoras. ¿Eso puede llevar a un fascismo? Sí, es un riesgo, pero también puede llevar a cosas más interesantes”.

Martín: “La gran apuesta es transformar las relaciones. Esa esla primera defensa. En el pensamiento, en la producción y en lo afectivo. Eso es de una fuerza impresionante”.

Las Rondas terminan de a poco, sin conclusiones terminantes ni definiciones enfáticas. Tal vez se trate -ese también- de un nuevo modo de relación y conversación, permitiendo que el pensamiento quede circulando en cada mente hasta la próxima. Será el primer sábado de junio.

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Detenciones injustificadas, golpes, humillaciones y persecución: la grave denuncia de las personas detenidas en la cacería de la Ley Bases

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Detenciones ilegales y acusaciones falsas. Patadas, palazos y balas de goma. Mujeres esposadas 15 horas en camionetas y pasillos, humilladas al ser desnudadas en celdas abiertas. Carceleros que tiran gas pimienta a los varones estando presos. Estas son algunas de las denuncias que exdetenidxs en la Ley Bases comunicaron en conferencia de prensa en el Serpaj, donde pidieron por la liberación de las cuatro personas detenidas, el rechazo a las apelaciones del fiscal federal Carlos Stornelli y el pedido de cierre de todas las causas. Además convocaron para este viernes una concentración con un festival en Plaza de Mayo, a un mes de la cacería, de 15 a 19.30 horas. Cómo viven hoy quienes estuvieron presos y qué dicen los abogados: “No hay elementos jurídicos para sostener esta barbaridad”. Y la voz de Emilia, pareja de Daniela, detenida: “Luchar no es un delito y estar organizados, tampoco”. 

Por Lucas Pedulla

Gabriel Famulari tiene 41 años y está sin documentos. Saca de su bolsillo el papel que le dieron en los tribunales federales de Comodoro Py para su reemplazo: una hoja A4 doblada en cuatro partes que dice “Acta de excarcelación”. Hace casi un mes fue detenido en la cacería que el Gobierno desplegó con cinco fuerzas de seguridad distintas durante las protestas de la Ley Bases, y fue liberado por falta de mérito -es decir, por falta de pruebas- cinco días después por decisión de la jueza María Servini. Sin embargo, es una de las siete personas a quien el fiscal federal Carlos Stornelli apeló la excarcelación. No se enteró por su abogado -un letrado de la Defensoría oficial- sino por un mensaje de WhatsApp. 

“Stornelli apeló mi libertad”, dice Gabriel a lavaca una vez concluida la conferencia que la Coordinadora Por La Libertad de lxs Presxs de la Ley Bases convocó en el Servicio Paz y Justicia (SERPAJ), para exigir la liberación de las cuatro personas que siguen detenidas: Daniela Calarco Arredondo, David Sica, Cristian Valiente y Roberto de la Cruz Gómez. Piensa Gabriel sobre esa apelación, que pesa sobre otras seis personas exdetenidas: “Somos nosotros como podría ser cualquiera, pero puntualmente somos gente que no está enrolada en organizaciones. Así hay más saña y por ahí piensan que, quizá, no tengas gente que salga a defenderte”.

Cuenta que, cuando lo llevaron al penal, en uno de los “interrogatorios ilegales” le preguntaron si estaba en alguna “orga”, de dónde era, en qué partido militaba. “Me rodearon un montón. Ese maltrato fue sistemático, porque te preguntaban siempre que podían. Y les dije: ‘Sabés que soy un perejil, porque si militara en algún lado ahora habría 500 personas afuera’”. Gabriel no milita en ninguna organización o partido, y el 12 de junio había ido tarde porque sabía que la ley se votaría de madrugada. “No estuve ni cuando tiraron los piedrazos. Sólo filmé una persona que estaban deteniendo en situación de calle. De hecho me subo a la vereda, tal como ordenaron los policías que estaban por la zona, y cuando me doy vuelta, sobre Callao, a media cuadra del Molino, escucho que dicen ‘ahora, ahora’, y me agarran por la espalda”. 

Desde entonces no recuperó su DNI. En el penal le dijeron que estaba en la comisaría 28 y en la comisaría 28 le dijeron que estaba en el penal. “En la 28 protesté y, a los 10 minutos, vino alguien que me dio mi tarjeta de débito y mi SUBE, que estaba todo junto en la billetera junto con el documento. Ya no sé qué pensar”, dice, y es tan sólo una de las historias cuyas vidas cambiaron para siempre hace un mes, tras 33 detenciones al voleo.

Cuatro de ellas todavía siguen detenidas. 

Detenciones injustificadas, golpes, humillaciones y persecución: la grave denuncia de las personas detenidas en la cacería de la Ley Bases
El flyer de convocatoria para el festival del viernes.

La barbaridad jurídica

La última persona liberada fue Facundo Gómez, el vendedor de cafés de Plaza Serrano (Palermo), a quien detuvieron mientras estaba hablando con su mamá. La noticia se conoció el jueves pasado, minutos antes de que comenzara la ronda de las Madres de Plaza de Mayo, que fue masiva. Al mismo tiempo las partes se notificaron de los rechazos de las otras cuatro excarcelaciones. La decisión la tomó la Cámara de Apelaciones con los votos en contra de Martín Irurzun y Eduardo Farah. “Los votos tienen nulo fundamento técnico-jurídico”, dice a lavaca Daniel Vázquez, abogado de Daniela. “El fallo dice, en líneas generales, que tanto ella como los que quedan presos podrían entorpecer la investigación estando libres. Planteamos que es una barbaridad. Los detenidos están en un penal, la totalidad de la prueba instrumental y documental son de cámaras del Gobierno de la Ciudad y medios masivos. No hay ningún elemento de prueba que pueda ser entorpecido por los detenidos”. El único juez que votó a favor fue Roberto José Boico.

Las partes tienen 10 días para apelar ante la Cámara de Casación Federal. “No hay elementos jurídicos para sostener esta barbaridad -sostiene Vázquez-. Es la expresión de un gobierno ultraderechista con prácticas violatorias de la Constitución y los tratados internacionales. Lo estamos afrontando en las calles y, jurídicamente, en los tribunales”. El abogado también defiende a Sofía Ottogali, la primera de las liberadas, otra de las apeladas por Stornelli. “La fiscalía no fundamentó absolutamente nada. No hubo ningún planteo nuevo, ni siquiera un adorno”. Todos los abogados ya presentaron los memoriales por sus represantados y representadas, que fueron elevados a la Cámara. “Podría y tendría que resolver hoy, pero tiene la potestad de tomarse cinco días”, dice Claudia Leaños, abogada de Sasha Lyardet, la joven estudiante de la UNSAM, otra de las apeladas. 

Estos atropellos fueron presentados por familiares y exdetenidxs en el Serpaj, acompañados por organismos, legisladores y diputados de la izquierda y del peronismo. Otra de las que habló fue Emilia, pareja de Daniela y compañera en el MTR-Votemos Luchar (Movimiento Teresa Rodríguez): “Tuvimos la posibilidad de verla, y a pesar del contexto de mierda, la compañera está fuerte, entera, pero lo que principalmente la sostiene es que está organizada. Luchar no es un delito y estar organizados, tampoco”. 

A Daniela la acusan de quemar bicicletas del gobierno de la Ciudad, aunque Emilia explicó a lavaca que esta acusación es falsa y dio su versión de los hechos. David Sica está en situación de calle, y lo acusan de pegarle a una policía, cargos que él negó. Roberto de la Cruz Gómez es empleado de una panadería, lo acusan de tirar piedras, delito que también negó. El último es Cristian Valiente, trabajador de una verdulería, a quien denunciaron por tener una granada de mano, pero en realidad era un aerosol químico de los que usan las fuerzas para gasear manifestantes. Su hermano Jonathan dijo a lavaca: “Lo acusan de terrorista pero carrea cajones de frutas y verduras 12 horas al día. Es una locura”.

Las familias convocaron a una concentración con festival este viernes 12 de julio, a cumplirse un mes de las detenciones, en Plaza de Mayo. La cita es a las 15 horas y se extenderá hasta las 19.30. Habrá música en vivo con Sudor Marika, Paula Maffia, El príncipe idiota, La piba berreta, Saga.hfk, Flopa Lestani, Julio y Agosto (banda de Santiago Adano, uno de los exdetenidos) y La perra que los parió.

Compartimos el comunicado redactado por exdetenidxs y familiares, leído este miércoles en el Serpaj. 

Somos un grupo de liberadxs de los 33 detenidxs el 12 de junio en la movilización en contra de la votación de la Ley Bases.

Nos detuvieron ilegalmente, mediante acusaciones falsas y violencia brutal de la policía, con patadas, palazos y balas de goma en algunos casos. Nos llevaron a distintas comisarías y alcaldías sin decir en ningún momento cuál era la causa de detención, sin poder hablar con un abogado/a, sin poder usar los celulares, sin ver a ningún familiar, mucho menos a un médico. Desoyendo pedidos de Habeas Corpus, vulnerando nuestros derechos más básicos.

Las mujeres estuvieron/estuvimos 15 horas en una camioneta y pasaron/pasamos la noche ahí esposadas, para luego pasar el segundo día en el pasillo de una comisaría sin agua y donde la policía no les/nos dio ni un plato de comida. Cuando la causa pasó a fuero federal, las/nos trasladaron a la Unidad 29 en el edificio de Comodoro Py, las/nos desnudaron una por una en una celda a puertas abiertas donde había tránsito de gente, en lo que fue una situación de humillación más para ellas/nosotras. Las que no fueron/fuimos excarceladas el viernes 14, terminamos en el Complejo Penitenciario de Mujeres de Ezeiza.

Los varones fuimos/fueron a tres cárceles de máxima seguridad: Devoto, Ezeiza y Marcos Paz. Algunos fueron puestos contra una pared y les tiraron gas pimienta en la cara. Convivimos con ratas, cables de electricidad sueltos en habitaciones inundadas habiendo riesgo de quedar electrocutados.

Cabe destacar que en todo momento, tanto en las comisarias como en los penales, se nos preguntaba insistentemente si formábamos parte de alguna agrupación política, que habíamos hecho o si tirábamos piedras, lo que constituye interrogatorios extrajudiciales que las fuerzas de seguridad tienen prohibido por ley hacer.

Queremos remarcar la situación de ilegalidad de todas las detenciones y el contexto de violencia institucional por el que pasamos porque creemos que tiene que ver directamente con una estrategia política de este gobierno, que no somos lxs primerxs ni vamos a ser lxs últimos, pero nos preocupa ver como la criminalizacion de la protesta está en escalada. Y al mismo tiempo que aumenta la represión, nos entristece ver como vacían los espacios de memoria y de DDHH tan necesarios para nuestra historia y el fortalecimiento de la democracia.

2)

Desde que nos detuvieron sufrimos incontables delitos llevados a cabo por las fuerzas policiales y el personal del Servicio Penitenciario Federal pero ello no es nada comparado con el sentimiento indefensión que genera las irregularidades procesales de la causa por que:

No son peores las lesiones y amenazas, que los procesamientos que aún sufren David Sica, Cristian Valiente, Daniela Arredondo y Roberto De la Cruz Gomez, que siguen detenides después de casi un mes, y Facundo Gómez, excarcelado el pasado jueves.

No es peor ver las actas de detención ser llenadas horas después de las mismas y firmadas por el propio personal policial en lugar de ser firmadas por testigos, que las apelaciones de Fiscalía de las faltas de mérito de 7 personas de las que no hay ni una sola prueba.

No son peores los apremios ilegales, que la confirmación por parte de la sala del rechazo de las excarcelaciones de nuestros 4 compañeres. Todo este despliegue ilegal y antijurídico tiene un solo fin: amedrentarnos, hacernos creer que pueden hacer con nosotrxs lo que quieren.

Hoy en día toda esta estigmatización por parte del poder, desde que nos llamen terroristas que queríamos hacer un golpe de Estado hasta la privación de la libertad que aún continua en 4 casos, nos ha dejado secuelas. Muchxs de nosotrxs sufrimos persecución policial, política, laboral y mediática. Nos han amenazado y hostigado por redes sociales. Nos ha parado la policía para verdugearnos y hacernos requisa solo por mostrar el dni. Muchxs estamos con estrés post traumático que nos impide hacer nuestra vida normal, por lo que les pedimos que nos sigan acompañando hasta que se cierre este armado judicial.

Creemos que somos un ejemplo para mostrarle al pueblo que seas quien seas, hagas lo que hagas, si vas a protestar contra las políticas de hambre de este gobierno, sos un terrorista que puede terminar en un penal de máxima seguridad sin siquiera estar procesado. Tenemos claro que no fue contra nosotres, sino contra todes los que quieren seguir viviendo en libertad y democracia.

3)

Por último, queremos agradecer la solidaridad de las redes humanas tejidas por distintas personas y organizaciones de todo el arco político, que se nuclearon en la Coordinadora por la libertad de los presxs de la Ley Bases. Aprovechamos para que se amplíe la convocatoria y se sumen más organizaciones porque entendemos, ahora más que nunca, que la unión hace la fuerza.

Vamos a seguir con solidaridad, amor, lucha y trabajo, mucho trabajo, teniendo el objetivo principal de la Liberación de Cristián, David, Roberto y Daniela y el sobreseimiento de lxs 33 imputadxs.

Como dijo nuestro compañero Facundo: nuestras convicciones están intactas y seguimos defendiendo el derecho a la protesta y luchando por nuestro lugar en las calles.

Para ello, queremos invitarlos el próximo viernes 12 de julio, a un mes de las detenciones, a concentrarnos en Plaza de Mayo a partir de las 15 y compartir el Festival Solidario #Faltan 4, organizado por la Coordinadora por la libertad de los presxs de la Ley Bases.

¡Libertad a todos lxs presxs politicxs!

¡Cierre de todas las causas !

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Télam: tras 130 días de acampe y lucha, los trabajadores vuelven a la agencia

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420 trabajadoras y trabajadores (de 700 al inicio del conflicto; alrededor de 300 tomaron retiros voluntarios) volverán a trabajar en una agencia dividida: el gobierno reconvirtió a Télam Sociedad del Estado en APE S.A.U., específicamente para el tema de la pauta oficial; y creó RTA Noticias bajo el paraguas de Radio y Televisión Argentina. “Claro que no es la empresa que queríamos, que no estamos de acuerdo con la división, pero volvemos a trabajar y eso se logró por la lucha colectiva y organizada”, dice a lavaca una de las delegadas del sindicato SiPreBA, que repasa la situación. El desgaste, las presiones, las y los compañeros que no están; la histórica agencia, que tampoco. Lo que se logró con la lucha: reconocimiento de antigüedad, del estatuto del periodista profesional, de los convenios colectivos y de la representación sindical. Y volver a trabajar. Lo que falta, y lo que empieza a partir de hoy.

Por Francisco Pandolfi

“Si se calla el periodismo, también se calla la vida”.

Esa inscripción pintada en un corazón de madera estuvo colgada durante cuatro meses en una de las carpas montadas en la puerta de la Agencia de Noticias Télam. Un medio público fundado el 14 de abril de 1945, que en sus 79 años intentó ser cerrado, privatizado y vaciado por gobiernos variopintos: peronistas, radicales, macristas y militares. Una agencia que se encargaba de dos actividades: por un lado la pata publicitaria, que distribuía la pauta oficial; por el otro la pata informativa, a través de una agencia de noticias federal con un alcance de punta a punta del país.

En la apertura de sesiones legislativas, el viernes 1º de marzo pasado, el presidente Javier Milei anunció por cadena nacional la promesa de “cerrar la agencia Télam”. Y cumplió, en un pestañear: el lunes 4, las dos sedes porteñas amanecieron valladas. Los trabajadores desde entonces no pudieron entrar a sus edificios y fueron “dispensados” de cumplir tareas.

Télam: tras 130 días de acampe y lucha, los trabajadores vuelven a la agencia
La postal del conflicto: la sede de Bolívar, vallada por la Policía. Al lado, los trabajadores montaron uno de los acampes. Foto: somostelam

Un paso importantísimo

La resistencia estuvo a la altura de los acontecimientos: ese mismo día, las y los trabajadores junto al Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA), instalaron dos carpas en las puertas de los edificios de las calles Bolívar 531 y avenida Belgrano 347. La lucha colectiva se mantuvo, indeclinable. E instó a que cuatro meses después, el 1 de julio, el gobierno decretara la reconversión de Télam en APE S.A.U. (la Agencia de Publicidad Estatal Sociedad Anónima Unipersonal), que se encargará del eje publicitario. Las funciones periodísticas continuarán dentro de Radio y Televisión Argentina (RTA), en una agencia de noticias pública. Anteayer se sacaron las vallas y se levantó el acampe. El corazón de madera fue descolgado, cuidadosamente. 

Hoy, 130 días después, los trabajadores de Télam vuelven a trabajar.

Un empleado de la agencia desde hace más de 15 años cuenta que el lunes, ni bien quitaron el vallado, entró al baño del edificio de Bolívar y se le “explotaron los ojos de tanto llorar”. Dice que prefiere no dar su nombre hasta firmar el nuevo contrato. 

Andrea Delfino es una de las delegadas de Télam e integrante del SiPreBA. Le cuenta a lavaca que hace 34 años trabaja en la agencia, que es periodista en la sección economía. Ella fue una de las que anteayer ya firmó el nuevo contrato que la une a RTA Noticias. Detalla la situación: “Con la vigencia del DNU 70/2023, el gobierno reconvirtió a Télam Sociedad del Estado en APE S.A.U., que va a funcionar en el edificio de la calle Bolívar específicamente para el tema de la pauta oficial. Allí irán un centenar de compañeros, que ya trabajan en ese rubro. Cambia el nombre de la empresa, pero las condiciones laborales no se modifican”. 

Sobre el eje informativo, explica: “Todos los demás, o sea periodistas, camarógrafos, reporteros gráficos, infografistas, empleados de administración, recursos humanos, comercialización, pasamos a formar parte de RTA Noticias, una nueva unidad de negocio que funcionará bajo el paraguas de Radio y Televisión Argentina, igual que Radio Nacional y la Televisión Pública. Nosotros trabajaremos en el edificio de Belgrano”. Al margen de los datos, abre el corazón: “Estamos dando un paso muy importante al volver a trabajar. Muy importante –remarca Andrea, con la u del “muy” extendiéndose en el aire por un par de segundos–. Claro que no es la empresa que queríamos, que no estamos de acuerdo con la división, pero volvemos a trabajar y eso se logró por la lucha colectiva y organizada”. 

Radiografía de un vaciamiento

Como la relación de dependencia es con una nueva empresa, el lunes pasado se inició la firma de contratos, que continuará hoy y los próximos días. “Las condiciones son las mismas que teníamos hasta el 3 de marzo: se nos reconoce la antigüedad, el estatuto del periodista profesional, los convenios colectivos y la representación sindical de la Comisión Interna del SiPreBA para quienes somos delegados”.

Sin embargo, cambiaron muchos otros aspectos. Dice Andrea: “Dieron de baja el portal, la cablera y nos achicaron un montón en lo periodístico. En total éramos más de 700 trabajadores y quedamos 420 entre las dos empresas. O sea, hay 300 personas menos. Por lo tanto, habrá que hacer todo un reordenamiento de secciones, porque hay algunas que quedaron desmanteladas”.

Sergio Arboleya hace 30 años que trabaja en Télam, donde empezó como colaborador. Hace 15 que es editor de la sección Espectáculos. “Vengo usando la idea del milagro, porque en este contexto de ajuste salvaje, de recorte, de persecución en todo lo estatal, es una alegría haber sostenido el trabajo y en breve ya arrancaremos a producir noticias para la cablera de RTA. El aspecto milagroso se dio a partir de la resistencia, con tantos días de acampe, con una organización que realmente funcionó muy bien, con un manejo del SiPreBA que ha sido eficaz para lograr lo que parecía imposible: conservar los puestos de trabajo de aquellos que finalmente decidimos quedarnos”.

Respira profundo: “Esto resulta muy impresionante, pero no disimula la pérdida de un montón de colegas de enorme valor que se fueron un poco asustados por la política expulsiva de los retiros y que dejan un hueco enorme en la estructura periodística. Y también entender que la marca Télam, con esa simbología, con esa carga, ya no existe más. Hablábamos el otro día con un compañero sobre si podremos recuperar un poco el sentido de la agencia, en este nuevo lugar. Aún con las críticas que podía tener a sus gestiones y a nuestra propia falencia para plantarnos como colectivo de trabajadores a hacer realmente la agencia federal, plural, sabíamos que Télam funcionaba en una dimensión, con sus abonados en todo el país, con su red de corresponsalías que ahora han quedado prácticamente todas afuera”.

La gente que se fue lo hizo mediante retiros voluntarios que, semana tras semana, el gobierno nacional renovaba por decisión del ahora ex interventor de los medios públicos Diego Chaher (la semana pasada tomó su lugar el ingeniero aeronáutico y espacial Eduardo González). La delegada Delfino retoma: “Este conflicto tuvo mucho de psicológico, porque no hay nada peor que tener a la gente sin tareas; fue destructivo. Nos jugaron en contra muchas presiones, tanto externas como internas. En cuanto a las externas, la empresa extendió cada semana el programa de retiro voluntario, a la par que algunos medios publicaban notas que buscaban generar miedo: si no agarrabas el retiro, parecía que se venía el apocalipsis”.

Trabajar para volver a trabajar

Las presiones también las hubo internas y “bien intencionadas”. Describe un aspecto neurálgico de la resistencia: “Los fines de semana eran momentos clave y por eso los lunes o martes hacíamos las asambleas. En el fin de semana es común encontrarse con los seres queridos, que con la mejor intención te decían ‘pero te parece seguir yendo’; ‘hace frío y llueve’; ‘¿por qué estás haciendo una cobertura si en realidad estás dispensado de trabajar?’. Esa presión bien intencionada fue la más difícil de vencer y superar. Con el paso del tiempo, notamos que si nos hubiésemos quedado dispensados y tranquilos en nuestras casas viendo Netflix, esta resolución no hubiese pasado. Me parece importante resaltarlo, porque en una época en que se habla tanto del individualismo y que te hacen creer que solo te salvás por tu mérito, el resultado de esta lucha colectiva muestra lo contrario”.

Desde el 4 de marzo hasta la reconversión de Télam, cada semana se renovaba la dispensa a cada uno de las y los trabajadores. “El presidente que dice que en el Estado somos todos ñoquis, nos está haciendo ñoquis, porque nos está pagando sin trabajar”, solían repetir desde los acampes, como una manera de desarticular el relato oficial. Con la agencia fuera de funcionamiento, decidieron lanzar el sitio web somostelam.com.ar e informar desde ahí. Al frente del portal estuvo Andrea Delfino: “Decidimos arrancarlo con el fin de que la sociedad sepa que nosotros estábamos trabajando para volver a trabajar. Nos enfocamos mucho en cubrir los despidos en el sector público y en el privado. Era difícil mantener esperanza, pese a que en Télam finalmente no hubo despidos. Hubo días muy difíciles y las asambleas parecían terapias de grupo. Las reuniones nos contuvieron y nos organizaron; las conducciones de SiPreBA y de FATPren (Federación Argentina de Trabajadores de Prensa) siempre estuvieron poniendo el cuerpo, al igual que delegados de otros medios de comunicación. Cuando hablo de los lazos de la base, me refiero a los lazos sociales que se fortalecen en estas instancias, al contrario de lo que esperan quienes generan estas acciones para desorganizar a los trabajadores”.

¿Qué no pudo lograr el gobierno?

Andrea: Callarnos, cerrarnos. Nos silenciaron durante cuatro meses y hoy estamos volviendo a laburar. Si logramos un resultado positivo dentro de este contexto es porque fuimos muy tozudos. Y porque tuvimos bien claro lo que queríamos, que se resume en algo hermoso que dijo un compañero en una asamblea: “Yo no quiero ser el último que apague la luz; quiero ser el primero que prenda la computadora cuando volvamos”. Ese es el espíritu del colectivo Télam.

Hoy, algunas luces se volvieron a encender.

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Terrorismo de Estado: siguen detenidas 5 personas tras la represión de la Ley Bases

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“Lo acusan de terrorista pero carrea cajones de frutas y verduras 12 horas al día. Es una locura”, dice el hermano de Cristian Valiente. Familias de personas que continúan presas realizaron ayer un encuentro para organizarse y desarmar las mentiras con las que se sostienen sus acusaciones. El caso de Cristian y el de de Facundo Gómez, que hablaba con su mamá cuando lo detuvieron: la justicia no tiene filmado sus supuestos “disturbios”, pero lo encarceló igual. Las causas armadas sobre los más vulnerables, mientras nunca se detuvo a quienes causaron los destrozos, por ejemplo, del auto de Cadena 3. Además, el fiscal Stornelli insiste con meter presas a siete personas que ya fueron liberadas por la jueza Servini por falta de pruebas. El terror que continúa, los ataques de pánico, las condiciones de detención: se puede colaborar económicamente con las personas detenidas (el alias: LIBRESYA) y existen 5 puntos de acopio de mercadería detallados en esta nota. Qué necesitan: abrigo, frazadas, comida. Las familias llaman al 10 de julio a una nueva conferencia y al 12 a una concentración en Plaza de Mayo.

Por Lucas Pedulla

Terrorismo de Estado: siguen detenidas 5 personas tras la represión de la Ley Bases

Jonathan dice que está un poco nervioso porque nunca habló en público, y ahora hay un aula llena de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, en el barrio porteño de Constitución, dispuesto a escucharlo. Tiene 34 años y es el hermano de Cristian Valiente, una de las cinco personas -junto a Daniela Calarco Arredondo, David Sica, Facundo Gómez y Roberto María De la Cruz Gómez– que sigue detenida en Ezeiza tras la cacería del Gobierno durante el tratamiento de la Ley Bases en el Senado, hace ya tres semanas.

Todavía no pudo ver a su hermano porque no tenía su documento; espera hacerlo el próximo fin de semana.

Vino con su compañera, su hija y un perrito desde Moreno, oeste profundo del conurbano, a pedir por favor que lo liberen: “No tiene justificación. La gran mayoría están detenidos solamente por protestar. Y mi hermano, mientras estuvo detenido, le hicieron un desalojo en la casa: cuando salga ahora no tiene dónde estar”.

El lugar de donde desalojaron a Cristian era una pieza de un hotel céntrico. Allí había trabajado tres años como portero: “Uno con todos los derechos y dos, en negro”, cuenta el hermano. Denunció la situación y fue a juicio, que determinó que debía vivir allí hasta que le pagaran lo que debían. Casualmente, un derecho que la Ley Bases barrió en su capítulo de reforma laboral.

A Cristian -41 años, dos hijos- lo acusan por provocar “disturbios”, “arrojando piedras y otros objetos contundentes” contra la policía, pero sobre todo por haberle “secuestrado entre sus pertenencias” una granada de mano. En su indagatoria, él aclaró que no se trataba de una granada sino de un aerosol químico de los que usan las fuerzas de seguridad para gasear en las manifestaciones; y que lo encontró en las propias inmediaciones del Congreso, y se lo guardó para mostrarlo a un canal de televisión porque había vencido en 2022. “Decían que lo vendía en el mercado negro -dice Jonathan a lavaca, y no lo puede creer-. Lo acusan de terrorista pero carrea cajones de frutas y verduras 12 horas al día. Es una locura”.

https://twitter.com/Lavacatuitera/status/1808269566549622911

Este encuentro, motorizado por la Comisión de Solidaridad de la coordinadora por la liberación de lxs detenidxs y el cierre de todas las causas, fue el ámbito para que Jonathan pueda, por primera vez, dimensionar esa locura.

También pudo hacerlo Elena, la mamá de Facundo Gómez, 31 años, cuyo trabajo era ir con su carrito por Plaza Serrano, en Palermo, vendiendo cafés: “Lo detuvieron mientras hablaba por teléfono conmigo -dice mientras muestra un cartel con el rostro de su hijo, sonriente-. La causa debería caerse porque lo ponen arriba de una valla, diciendo que arengaba y tiraba piedras, pero la comunicación con mi hijo se detiene en el momento en que lo están deteniendo. Intenté llamarlo, hasta que me atendió una persona que supongo que era un policía, y me dice que le estaban haciendo averiguación de antecedentes. Le pregunto por qué, y me dice porque estaba en un lugar que no debía estar. Mi hijo grita bien fuerte: ‘¡Yo no estaba ahí!’”.

https://twitter.com/Lavacatuitera/status/1808262187380588878

Elena remarca que no hay registro fotográfico ni fílmico de Facundo, y su otra hija, Micaela, dice a lavaca que al fotógrafo que registraba su detención le rompieron la cámara: “Lo presentamos como testigo. Dijo que le pidió a Facundo que gritara su nombre, y cuando iba a hablar le pegaron una piña en el estómago”.

Elena dice que su hijo no aparece en los videos: “Ellos (la justicia) dicen que han mirado 100 horas, pero Facundo no aparece”. Y agradece la convocatoria: “Es una causa totalmente ilegal y armada para amedrentar y que no salgamos a protestar para que aceptemos todo lo que ellos quieren. Quiero la libertad de los cinco”.

El aula, llena, la abraza con un aplauso.

Crueldad sin paz

Una mesa afuera del aula junta donaciones (galletitas, paquetes de yerba, azúcar, latas de arvejas, jugos en polvo, lavandina, shampoo, toallitas) mientras otras personas de la coordinadora pasan con una caja de cartón para juntar dinero. Adentro, sobre la pared, una gigantografía de Rodolfo Walsh recuerda su Carta abierta de un escritor a la junta militar.

En bancos de madera, mientras tanto, se van sentando, entre otras personas, exdetenidos como Gonzalo Duro, Fernando Leone, Sofía Ottogali y Santiago Adano -liberadxs en las primeras 17 excarcelaciones, el viernes 14 de junio-, o Juan Spinetto y Camila Juárez Oliva, liberadxs en una segunda tanda de 11 faltas de mérito dictadas por la jueza María Servini, el martes 18.

Es que, además de las causas abiertas y la solidaridad por las cinco personas que aún siguen presas, la alerta continúa, porque el fiscal federal Carlos Stornelli apeló y pidió nuevamente la prisión preventiva sobre siete personas: Ottogali, Spinetto, Juárez Oliva, Sasha Lyardet, Nicolás Mayorga, Gabriel Famulari y Brian Ortiz.

“Nos siguen criminalizando cuando la jueza ya dictó la falta de mérito”, dice Camila a lavaca. La falta de mérito se dicta cuando se considera que no hay elementos suficientes para acreditar el hecho que se imputa. La propia Servini habló de la “orfandad probatoria” en las acusaciones de Stornelli. Camila, junto a Sasha y Nicolás, es una de lxs tres estudiantes de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) detenidxs: “Es una crueldad, porque todos los días me acuesto y miro la ventana porque no sé si un policía va a venir a decirme ‘agarrá tus cosas’, y ya en mi cabeza pienso que no tengo que agarrar ropa oscura para entrar al penal. Así está funcionando mi cabeza. Hasta que la Cámara no se expida, no estoy en paz”.

La sala II de la Cámara de Apelaciones, conformada por Roberto Boico, Eduardo Farah y Martín Irurzun, tiene ahora la palabra.

El docente Spinetto, otro de los “apelados” por Stornelli, dice lavaca: “Es ridículo, porque no aporta nada nuevo para apelar e insiste sobre algo que jurídicamente está zanjado. Básicamente lo que está haciendo Stornelli es continuar con la maquinaria de armado de causa. No tiene ningún sostén jurídico”.

Donaciones, acopio y concentración

La Comisión de Solidaridad abre el encuentro. Sus integrantes recuerdan que hay un alias (LIBRESYA) para contribuir a un fondo solidario común con montos de $500, $1000 o $2000. También subrayan que lxs detenidxs necesitan ropa de abrigo clara (no gris, sin capucha), frazadas de una plaza, y elementos de almacén. Los puntos de acopio:

  • ATE / INCAA: Lima 319, 1er piso, oficina 101.
  • SUTEBA Tigre: Santa Fe 11028, General Pacheco.
  • Mutual Sentimiento: Av. Lacroze 4181.
  • ATE Sur – Lomas de Zamora: Boedo 120.
  • ATE Alte Brown – Pte Perón: Somellera 481.

Luego habla Gonzalo Duro, trabajador judicial, uno de los exdetenidos: “En ese pabellón éramos 15 personas desconocidas y ahora somos amigas. Es una realidad y habla de la transversalidad del problema”. A continuación, Camila recuerda a Daniela Calarco Arredondo: “Le estamos tratando de juntar plata porque tiene que pagar el alquiler. También para pagarles el transporte a sus padres, que viven en Mar del Plata”. Grisel, hermana de Sasha, suma la preocupación por las apelaciones de Stornelli, y pide asistencia psicológica porque muchxs continúan con ataques de pánico. Valora la importancia de estos encuentros y pide, también, monitorear las trabas que les están poniendo los penales a las visitas familiares, para que el Sistema Penitenciario no siga “vulnerando derechos”.

Luego, y por un largo rato, pasan voces de diversos partidos y agrupaciones que hacen caracterizaciones del Gobierno. Algunos traen reclamos urgentes, como los trabajadores despedidos del Hospital Posadas o de la fábrica de neumáticos FATE, pero otros gritan pedidos de paro a la CGT. El músico Santiago Adano, otro de los exdetenidos, agradece con sensibilidad la solidaridad y el acompañamiento, pero sugiere avanzar en lo operativo del encuentro. Algunos no parecen escucharlo, y siguen. Otros sí, y piden acompañar, por ejemplo, la ronda de las Madres de este jueves en Plaza de Mayo para continuar la visibilidad por los detenidos. La propuesta es aceptada.

Las familias y exdetenidos, a su vez, proponen una nueva conferencia de prensa en el Servicio Paz y Justicia (Serpaj) para informar sobre la situación de las detenciones y las causas. En asamblea votan realizarla el miércoles 10. También votan, para el viernes 12, a un mes de la protesta, realizar una nueva concentración en Plaza de Mayo, con posibilidad de festival, buscando la convocatoria del amplio abanico político que movilizó la última vez, el día de las últimas excarcelaciones. Silvia, la mamá de Camila, recuerda que la urgencia de esos días fue lo que juntó a sindicatos, organismos, referentes de la izquierda y del peronismo: “Vengo a reforzar la idea de unidad, como lo hice desde el día uno”.

Cerca de las diez de la noche, la asamblea concluye.

Los ejes que se refuerzan:

  • Libertad a las cinco personas que siguen detenidas.
  • Pedir el rechazo de la Cámara a las siete apelaciones de Stornelli.
  • Cierre de todas las causas.

Leé la nota de tapa de la nueva MU: Qué es la libertad.
Sasha y su hermana, dos caras de lo que se vivió adentro y afuera tras la cacería policial el día de la votación de la Ley Bases. Sus reflexiones sobre la estigmatización, la persecución, y la vida en ¿libertad? Las redes y la calle. El ego y lo colectivo. Hablan Ramona y Santiago, también detenidos sin pruebas, con torturas. La organización entre familias. Y el reclamo por los que todavía están adentro.

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