Sigamos en contacto

CABA

La moda que incomoda: el Gac después de Venecia

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

«Fue al pedo». Así resume Carolina Golger, una de las integrantes del Grupo de Arte Callejero la participación de ese grupo en la Bienal de Venecia. También expresa el momento que está atravesando ese colectivo artístico: la necesidad de definir rumbos, pensar antes de hacer y romperse la cabeza para encontrar una fórmula que afloje la soga cotidiana de sobrevivir sin recursos. «Todo arte es político e hijo de su época»- reflexiona Carolina – «Pero lo que ocurre ahora es que hay gente que viene de otros ámbitos y produce arte de temática política que, en realidad, no es político. Es oportunismo.»

Carolina Golder llega agitada. Viene de Villa Fiorito -el terruño que vio nacer a Maradona- donde da clases de plástica a chicos de séptimo, octavo y noveno año. Como evidencias trae sus botas manchadas de amarillo y su campera naranja veteada con pincelazos blancos. La artista, de 28 años, es uno de los diez integrantes del Grupo de Arte Callejero (GAC), una organización que interviene en los espacios públicos para denunciar las miserias políticas y sociales a través de la creación. El GAC nació para protestar contra la Ley Federal de Educación, pero poco después se asoció a HIJOS para imponer el escrache como forma condena social a los genocidas de la dictadura. Más tarde, ganó el concurso estatal para diseñar el Parque de la Memoria y todos los días 20 organiza una procesión artística que denuncia la impunidad de los asesinatos ocurridos el 20 de diciembre de 2001 en las cercanías de la Casa Rosada. A sus miembros se los puede ver realizando acciones en marchas por la paz, contra los desalojos o en los piquetes. La semana pasada regresaron de un lugar extraño para ellos, la Bienal de Venecia. Allí exhibieron Cartografía de Control, una proyección de video y collage. Por supuesto, está basada en un ícono de este grupo: el fragmento del mapa de la ciudad de Buenos Aires debidamente señalizado, con marcas que identifican centros del poder económico, acciones de la represión militar, lugares de conflictos bélicos y zonas militarizadas. Aquí, Carolina analiza la experiencia.

-¿Qué balance hacen de la participación en la Bienal de Venecia?

– Llegó la invitación a Venecia y dijimos que sí, sin reflexionar demasiado. Cuando terminamos de montar la obra dijimos: «¿Qué hacemos acá?. Antes de ir se dio la discusión si era una fagocitación del sistema, pero a mí no me generaba conflictos. Me sentí como en un congreso de ginecología, una cosa totalmente distinta, ajena. Fue al pedo. En un lugar así se pierde todo tu mensaje.. Nunca más aceptaríamos esa invitación, no es nuestro lugar. Una obra como la que llevamos se descontextualiza, pierde toda la fuerza. Es lo mismo que esté o que no esté.

– ¿Cómo repercutió esa frustración al interior del grupo?

-Venecia nos generó muchos conflictos. El grupo no se dividió, pero se instaló una discusión muy fuerte hacia adentro. Nos dimos cuenta que empezamos a hacer, hacer y hacer, y reflexionamos poco. Nosotros contestamos un montón de demandas de distintos grupos sociales que se nos acercan y eso nos dificulta dedicarle tiempo a pensar quiénes somos, qué tenemos ganas de hacer… Con Venecia nos dimos cuenta que empezamos plantando una cosa y esa cosa nos llevó a otra y esa a una tercera. Entonces empezás a replantearte todo, hasta los conceptos básicos, que tenemos internalizados desde hace seis años, como el trabajo en la calle, el arte público, el espectador casual planteándose una cosa y esa cosa te lleva a otra y esta a otra. Las cosas cambian y uno tiene que reflexionar sobre eso. Yo venía con un casete puesto, pero pasaron muchas cosas desde que empezamos, incluyendo el 19 y 20. En este último tiempo se puso de moda el arte y la política, surgieron un montón de curadores que vienen de otro lado y hablan de eso, y entre nosotros apareció el debate si teníamos que hacerle el juego a la moda.

– ¿Es una moda que vuelve inocuo el discurso comprometido o se logró imponer un discurso en la agenda social?

– Creo mucho en la gente que hace cosas en la calle y que hace cosas políticas. Lo que no creo es que porque alguien tome un tema social sea revolucionario. Si vos sacás un cuadro a la calle no quiere decir que seas revolucionario, quiere decir que sacaste un cuadro a la calle. Arte político no es sólo tratar la temática social.

– ¿Cuál es la diferencia entre arte político y arte de temática política?

– Lo político lo da la construcción, la discusión, la conexión con otra gente. No se trata simplemente de una temática. La diferencia está en el trabajo, no tanto en lo que queda, en la obra en sí. La diferencia esta en cómo te comunicás, cuánto te importa el protagonismo y la individualidad del artista. Nosotros, por ejemplo, no firmamos. Ahora surgieron grupos nuevos con la necesidad de decir:»Yo hice esto». Me parece que eso no va de la mano a una construcción desde abajo. Lo veo como repetir el sistema: surgió esto, bueno tengo que ver de qué forma con la temática política yo hago algo. Pero no comparto esas relaciones.

– ¿Se puede concebir el arte sin la política?

– Son otras palabras para redefinir. Todo arte es político. En los 60 y 70 se hablaba de arte político y en los 80 y 90 de arte ligth. Pero el arte ligth también es una decisión política, detrás de él hay una ideología. La decisión de salir a hacer arte a la calle y pintar una manzana es política. Y, ojo, me parece bárbaro que alguien pinte una manzana, pero depende de la decisión vital de cada uno. Y también el arte es hijo de su época. Pero lo que ocurre ahora, como dije, es que hay gente que viene de otros ámbitos y ahora produce arte de temática política que, en realidad, no es político. Es oportunismo, repite la misma mecánica del sistema, el circuito de las becas, lo hacen porque está de moda.

– ¿Cuándo el GAC se piensa a sí mismo se reconoce en algún colectivo de artistas políticos de los 60 o 70?

– No. Pero la verdad es que no es porque no nos reconozcamos, sino porque nunca hablamos o reflexionamos de dónde venimos. Creo que porque no hay tiempo para pensar y discutir.

– Si la política es construcción, ¿se puede construir sin pensar?

– No, para mi no. Me estás poniendo en jaque. Por eso digo que este es un momento de replanteos, de sentarse a reflexionar.

– ¿Qué cambió en el GAC desde creación?

– Lo que mas cambió es la demanda. Éramos un grupo que trabajábamos muchísimo, pero con el único grupo que interactuábamos era HIJOS y la Mesa de Escrache Popular. Nosotros veníamos haciendo miles de trabajos en la calle, pero anónimos. Desde 19 y 20 de diciembre apareció un montón de grupos para conectarnos y trabajar juntos. ¿Qué hacemos con esta gente que nos pide que trabajemos juntos? Sobre todo se dio en el 2002, con los MTD y con las agrupaciones independientes de la FUBA .Pero no fueron los únicos: también la Correpi, la liga de derechos humanos. No es que antes no estaban, pero de golpe aparecieron. Eso cambió la manera de trabajo, mucho más acelerada para responder a esa demanda.

– ¿El GAC había nacido para eso?

– El GAC surge en 1997, cuando se discute la Ley Federal de Educación y aparece la Carpa Blanca. Nace como necesidad del Centro de Estudiantes de la Prilidiano Pueyrredón. Viéndonos como futuros profesores, buscando de qué forma nos juntábamos para decir las cosas que pasaban y no nos gustaban. Y también surge por la falta de espacios que nos representaran a nivel artístico. Son cosas que no tiene nada que ver con los que nos pasa ahora. En ese momento el concepto era ese. Éramos un grupo súper abierto, hacíamos murales, intervenciones en afiches. Era un espacio de reunión de gente que tenía ganas de salir a la calle y hacer cosas. Recién en el 98, cuando empezamos a trabajar con HIJOS, se produjo el primer quiebre del grupo. Muchos se fueron y quedamos los que estamos ahora.

– ¿Cómo se produjo el acercamiento a HIJOS?

– Era el verano del 98, cuando empezaba el juicio a Alfredo Astiz. A partir de ahí, a un compañero se le ocurrió señalizar todos los centros clandestinos de detención de la ciudad utilizando el código vial, que es un código institucional. En ese momento se conocían los primeros escraches. Entonces salió la idea de conectarnos con HIJOS, que es una agrupación de nuestra edad con la que compartimos un montón de cosas. A ellos les gustó mucho nuestra idea y empezamos a participar. Al principio fue muy de afuera, en la elaboración de los carteles, pero después comenzamos a participar en la Mesa de Escrache Popular.

– ¿La autodefinición como «callejeros» nace como una necesidad o como princicipio?

– Nuestra identidad en la calle surge porque no nos identificaba ningún lugar privado o institucional. Entonces, ¿qué espacio es nuestro? La calle. Surgió como necesidad vital. Pero el nombre del grupo surgió recién en el 99, cuando nos presentamos en un concurso y había que proponerse un nombre y surgio GAC. Pero la verdad, no fue producto de ninguna discusión identidaria. Ahora es distinto, la calle es claramente lo que nos identifica porque no nos importa lo que pasa dentro de una galería o dentro de un museo, lo que tenemos para decir es para todo el mundo. Todo va cambiando y quizá nos convirtamos en otra cosa. A muchos grupos le está pasando. Es un momento de muchos cambios, sobretodo si lo que vos hacés se pone de moda y pasas a estar en la boca de todos. Tiene que ver con lo que estamos viviendo. Paso una euforia muy grande y ahora es época de redefiniciones: hacia donde vamos. Por ejemplo, nosotros estamos muy acostumbrados a trabajar con la tergiversación de las imágenes y ahora estamos buscando nuevos lenguajes. Sin abandonar lo que hacemos, buscamos nuevos lenguajes. Queremos ver otras formas, todavía no sabemos muy bien cuáles. La tergiversación para nosotros es cómoda, porque la manejamos tan bien, que lo hacemos muy rápido. Ahora estamos discutiendo de que otra forma se puede decir algo.

– ¿La decisión de que la producción sea anónima siempre fue una cuestión política?

– Si vos ponés un afiche callejero que dice que acá vive un genocida, ¿la vas a firmar? Si es un elemento que ocupa el espacio público. Firmarlo sería contradictorio hasta con los elementos que hacemos. Ese cartel está en la calle y tiene que confundirse en el espacio público para quien lo vea. Vale más el mensaje que quien lo emite. Así como el mensaje está por sobre la forma. Incluso, antes teníamos más tiempo para pensar las formas, ahora no. Y la plata también es una limitación, se nos ocurren cosas muy lindas, pero sin recursos no las podemos implementar. Contamos con un presupuesto de 400 pesos mensuales que nos da el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos.

– ¿Además de la producción colectiva, ustedes tienen obra individual?

– En este momento no.

– ¿Y cuál es la vida más allá del GAC?

– Todas las chicas, menos una, somos docentes. También hay dos diseñadores y un desocupado. Yo soy docente en Fiorito, Budge y Villa Albertina. Me muero de hambre, no aguanto más. Antes trabajaba en escenografía, pero cuando se vino la debacle me quedó sólo la docencia.

-¿Nunca se plantearon vivir del arte?

-Sí , porque tengo mi hermana que vive del arte. Pero es como si fuera otra profesión. Mi hermana es artista de video y desde los 18 se la pasa de beca en beca, viajando por todos lados y ganando buena plata. No me parece que esté mal. Pero no me parece ganar plata colgando carteles. Fijate que ninguno de nosotros producimos individualmente. Pasamos a otra esfera de lo artístico, es como otra cosa que no sé como llamarla que está en el límite del arte y lo político.. Tenés un saber y ganas y los empleas en una construcción social, política.

– ¿Cuál será la próxima acción del GAC?

-Las chicas nos vamos a Ledesma, Jujuy. Vamos a hacer carteles en la Noche del Apagón. El 27 de julio del 76 allá hubo un apagón donde desaparecieron 600 personas. Todos los años desde la vuelta de la democracia, va mucha gente a acompañar a la única madre de Plaza de Mayo y se hace una marcha muy larga por el ingenio de los Blaquier. Y también seguiremos trabajando con la geografía de control. No sabemos qué vamos a hacer, pero queremos trabajar con las zonas militarizadas, con la frontera entre Capital y provincia.

CABA

El teatro sale a la calle por la derogación del decreto 345

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

A 44 años del atentado al Teatro Picadero en plena dictadura, distintas salas, artistas, productores y gestores organizan un encuentro para conectar pasado y presente. De Teatro Abierto al Festival ENTRÁ, la organización contra el desmantelamiento del sector, representado en el decreto 345, para defender la cultura, la identidad y crear lo que viene.

Por María del Carmen Varela

El 6 de agosto de 1981, a pocos días de haberse iniciado el ciclo Teatro Abierto, el Teatro Picadero sufrió un atentado que lo dejó en ruinas. Por eso, 44 años después, bajo otro ataque sistemático a la cultura, la comunidad teatral sale a la calle para recordar y exigir.

La propuesta reza:

El Teatro está Abierto: ENTRÁ.

La historia no se repite igual, pero rima.

El miércoles próximo, de 17.30 a 19.30, en la puerta del Teatro Picadero, Pasaje Santos Discépolo 1857, CABA, trabajadorxs de las artes escénicas se reunirán para celebrar que el teatro sigue abierto y para defender al Instituto Nacional del Teatro que por el decreto 345 está siendo desmantelado.

La gacetilla anuncia la participación de Lorena Vega, Valeria Lois, Elisa Carricajo, Laura Paredes, Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y Mariano Sayavedra leyendo framentos de “Decir sí” de Griselda Gambaro, “El Acompañamiento” de Carlos Gorostiza, “Parlamento” del grupo Piel de lava y “Civilización” de Mariano Saba. Un diálogo entre obras que fueron parte de aquel ciclo y obras contemporáneas que hablan de nuestro presente. También habrá un cierre musical a cargo de Talleres Batuka.

Sigue la gacetilla: «Les invitamos a este evento que es, a su vez, un acto de conmemoración y un encuentro de resistencia. Como Teatro Abierto en los 80, hoy desde ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) seguimos encontrándonos para defender nuestra identidad cultural, nuestro teatro».

El texto poético que acompaña el mitín:

Ayer fue dictadura, hoy es democracia simulada

Ayer fue incendio, hoy es apagón

Ayer fue teatro como refugio, hoy es como grito

Ayer fue unión de artistas, hoy es red federal viva

Ayer y hoy: el teatro vuelve a responder como acto político y vital

En defensa de la cultura, exigimos la derogación del decreto 345.

Entrá porque es urgente

Entrá porque es ahora.

El emblemático ciclo Teatro Abierto arrancó el 28 de julio de 1981 en en el Teatro Picadero. Su organización fue un acto de resistencia en un contexto de dictadura que censuraba a dramaturgxs, directorxs teatrales, actores y actrices de la escena nacional. Un grupo de dramaturgxs comenzó a reunirse en la sede de Argentores para poner al teatro en acción: Así nació Teatro Abierto. Con una programación de 21 obras breves, se proyectó la realización de 3 funciones por día durante 3 meses. Con dramaturgxs como Carlos Gorostiza, Carlos Somigliana, Roberto Cossa, Pacho O´Donell, Griselda Gambaro y Aída Bortnik, entre otrxs, el ciclo se convirtió en un verdadero fenómeno artístico apenas iniciado. El público respondió a la convocatoria y se agotó la venta de abonos casi de inmediato. Una semana después, el 6 de agosto, se produjo el atentado que destruyó al Picadero. Al día siguiente se produjo una concurrida asamblea en el Teatro Lasalle y decidieron continuar. Varias salas teatrales ofrecieron sus instalaciones y finalmente el Tabarís, clásico espacio de la revista porteña, fue el elegido para reanudar el ciclo. Una semana más tarde, volvió Teatro Abierto con un apoyo multitudinario por parte del público que llenó la sala hasta la última función.

Contacto: +54 9 11 6914-3033 (Ana)

[email protected]

Instagram: @festivalentra

Seguir leyendo

CABA

Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Vecinas y vecinos del barrio del sur porteño resisten ante una obra que está haciendo el gobierno de la Ciudad a espaldas de la comunidad: tala de centenares de árboles añosos, el cierre de varios ingresos y egresos de la autopista Dellepiane y la colocación de un nuevo peaje (a 4 km de otro ya existente) para ampliar la recaudación. El silencio del gobierno local y el ruido de sus topadoras arrasando el espacio verde y público. La voz de la organización popular que no calla y sale a la calle, otra vez –este viernes y en una caravana de autos– para visibilizar lo que pasa en una de las zonas más postergadas de CABA: a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel hasta Dellepiane Norte y Piedra Buena.

Por Francisco Pandolfi

Desde noviembre del año pasado la comunidad de Villa Lugano resiste a una obra que ya está haciendo el Gobierno de la Ciudad sin licencia social ni escuchar a la vecindad: el Máster Plan Autopista Dellepiane, con un costo de más de 7.000 millones de pesos, tala de centenares de árboles, cierre de 14 ingresos y egresos a la autopista y otro peaje (a cuatro kilómetros del de avenida Lacarra). 

La organización popular no cesó desde el momento en que se enteraron de la iniciativa. Asambleas, audiencias públicas, semaforazos, volanteadas en los distintos sub barrios que forman parte de este barrio porteño bien al sur porteño. Y guardias, para evitar el talado de árboles en lo que las y los vecinos denuncian como “un ecocidio”, que está sucediendo desde marzo.

La comunidad hizo un relevamiento casa por casa con los frentistas a la autopista Dellepiane: más del 70% no tenía idea de la existencia del Máster Plan. Presentaron por escrito pedidos de información pública a AUSA (Autopistas), APRA (Agencia de Protección Ambiental), Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño, sin respuestas.

Sin embargo, la obra empezó aún incumpliendo la promesa de que antes habrían mesas de trabajo en conjunto. Este viernes, la comunidad decidió volver a manifestarse, en una caravana de autos para seguir visibilizando la problemática. Desde lavaca hablamos con el colectivo de vecinos apartidario No dividan Lugano que está al frente de denunciar la obra. 

Sobre lo negativo y lo positivo de la obra, dirán: “El Master plan Autopista Parque Dellepiane fue presentado como una mejora para el sur de la ciudad, pero en la práctica profundiza las desigualdades urbanas, degrada el ambiente y fragmenta el territorio. Lo negativo es abrumador”, y enumeran: 

• Implica la tala de más de 500 árboles añosos, sin plan de reforestación efectivo.

• Aumenta la huella de carbono y destruye espacios verdes sin compensación.

• Instala un Metrobus central inaccesible, que obliga a cruzar pasarelas extensas sin rampas adecuadas ni soluciones reales para personas mayores o con movilidad reducida.

• Divide al barrio aún más, eliminando accesos, aislando sectores y obstaculizando la vida cotidiana.

• No contempla una red multimodal de transporte, ni bicisendas, ni centros de transferencia.

• Instaura peajes en tramos que eran gratuitos, generando un nuevo costo para vecinos que hacen trayectos cortos todos los días.

Agregan: “Lo positivo, si lo hay, podría haber sido la oportunidad de pensar el área como un verdadero corredor verde y sustentable. Pero nada de eso fue incorporado, ni escuchado”. Y vuelven a enumerar, en este caso, sobre lo que es fundamental denunciar en esta obra:

• Fue diseñada sin participación ciudadana efectiva, sin diálogo real con la comunidad.

• Incumple múltiples normativas locales y nacionales, desde la Constitución de la Ciudad hasta leyes de accesibilidad, ambiente y derechos ciudadanos.

• Avanza a pesar de un amparo ambiental colectivo presentado por vecinos, vulnerando el Acuerdo de Escazú y los principios de justicia ambiental.

La obra es impulsada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA), a través de su empresa estatal AUSA (Autopistas Urbanas S.A.), con financiamiento internacional de la CAF –Banco de Desarrollo de América Latina. Las veces que lavaca quiso comunicarse con la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño fue imposible. Nadie atiende. En relación a AUSA el prensa de la empresa explicó que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”.

Dicen las y los vecinos: “El proyecto fue aprobado sin estudios de impacto ambiental adecuados, sin matrices de costo-beneficio transparentes y sin haber sido sometido a procesos participativos válidos. Hoy, la obra está en plena ejecución, avanzando a toda velocidad sin haber sido revisada tras la presentación del amparo ni durante las mesas de trabajo convocadas por la Justicia, una vez que ya habían iniciado la obra”.

¿Las mesas de trabajo están sirviendo de algo? ¿Hay escucha del gobierno porteño y de la empresa?

Las mesas de trabajo fueron convocadas por orden judicial. Pero en la práctica, no hay escucha real. El GCBA y AUSA llegan a las mesas con el proyecto cerrado, sin brindar información clave, sin contestar a los pedidos de acceso a la información, ni frenar las obras mientras se debate. Las propuestas alternativas presentadas por los vecinos (como usar colectoras, premetro, u otros modelos de movilidad sustentable) ni siquiera fueron consideradas. Las mesas han sido una formalidad dilatoria mientras la obra avanza sin freno.

¿Qué perjuicios ya están sucediendo y cuáles sucederán?

Tala de árboles, pérdida de sombra, humedad y biodiversidad; rotura de veredas, ruidos permanentes, vibraciones y molestias en la vida diaria; corte de accesos históricos, dejando barrios desconectados. Y si no se frena habrá un aumento de inseguridad vial, con colectivos cruzando carriles rápidos en maniobras riesgosas; aislamiento de sectores enteros del barrio; encarecimiento de la vida cotidiana por peajes, más transporte y pérdida de comercios barriales; mayor contaminación ambiental y sonora; desvalorización de las propiedades y deterioro del entorno.

¿Por qué este viernes 1 de agosto la comunidad hará una caravana?

Porque ya no alcanza con reclamar en silencio ni esperar respuestas que no llegan. Convocamos a una caravana vecinal pacífica para visibilizar el conflicto, frenar el avance destructivo de la obra, y exigir participación real. Será una caravana con autos, banderas argentinas y carteles. Queremos que nos vean y que nos escuchen.

La caravana saldrá a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel y finalizará en Dellepiane Norte y Piedra Buena. Participarán familias, organizaciones barriales, ambientalistas, arquitectos, docentes, jubilados, comerciantes. Al finalizar, se realizará una ceremonia simbólica con Flavia Carrión, antropóloga y comunicadora de sabiduría ancestral, en el Día de la Pachamama. “Será un acto de gratitud ambiental, una pausa colectiva para honrar a los árboles y el esfuerzo de toda nuestra gente; para agradecerle a la Tierra por seguir aguantándonos. Un momento para reencontrarnos con lo esencial: la naturaleza, la vida en comunidad y la defensa de lo que amamos”.

Esta misma vecindad organizada se formó el año pasado con el nombre “No dividan Lugano”, cuando evitó que el gobierno porteño hiciera una serie de pasos bajo a nivel, que hubiesen significado un abanico de perjuicios para el barrio. En ese entonces, cuando llegaron las topadoras, mujeres y hombres se atrincheraron para defender árboles de más de 100 años. En esta crónica contamos lo que fue ese proceso comunitario.

Un año después, el barrio de Lugano sigue en pie de resistencia. “Somos una comunidad que se levanta para defender a su barrio. Ya presentamos más de 800 firmas, relevamientos propios y propuestas alternativas. Pero nos siguen ignorando, y la obra sigue destruyendo. Por eso salimos a la calle, otra vez, y así lo seguiremos haciendo cada vez que haga falta”.

Seguir leyendo

Actualidad

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Siete detenidos y al menos 30 personas heridas, entre jubilados, curas, trabajadores de prensa (lavaca, Cítrica, Infonews, El Destape y C5N, entre ellos), defensores de derechos humanos, y un niño de 4 años que estaba con su familia en la Plaza de los Dos Congresos. Ese es uno de los saldos de otra semana de represión brutal a la protesta de cada miércoles, esta vez coordinada por la Policía de la Ciudad, que disparó postas de goma, balines con gas pimienta, granadas aturdidoras, golpeó con escudos y lanzó un nuevo tipo de gas que producía tos y vómitos. El despliegue también implicó tareas de inteligencia ilegal con efectivos que filmaban y fotografiaban manifestantes, según denunció la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que también relevó «policías armados con postas de plomo que están prohibidos». Los carteles, las reflexiones, y la creatividad: algunos integrantes de la marcha terminaron jugando a las bolitas en la calle con los balines policiales. 

Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi. Fotos Juan Valeiro/ lavaca.org

Marcha de jubilados: balas y bolitas

El padre Paco Olveira muestra los balines que golpean y expulsan gas pimienta. Terminaron jugando con ellos a la bolita sobre la acera.

Otro miércoles de protesta de jubilados y otro miércoles de represión feroz y absurda enfocada principalmente a jubilados y a la prensa que cubría lo que estaba ocurriendo. Con ataques directos a los ojos y a los cuerpos. A las cámaras y a los celulares que registraban la bestialidad de las fuerzas de seguridad –el fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, entre ellos, con quemaduras de primer grado en el cuello y en la oreja–. No es difícil imaginar lo que hubiese ocurrido si ese ataque le hubiera llegado directamente a los ojos. Esta vez fue la Policía de la Ciudad la encargada de lanzar gases y disparos a mansalva en la intersección de Avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña cuando la movilización pretendía ir hacia la Casa Rosada.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

El fotógrafo Juan Valeiro de lavaca, uno de los periodistas atacados, como ocurrió con profesionales de Cítrica, Infonews, El Destape y C5N.

Hubo 7 detenidos (Agustín Cano, Leandro Maristains, Alejandro Carrizo, Federico Burgos, Francisco Ramos, Hugo Eischler y Javier Mendoza) y al menos 30 heridos según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), entre ellos un niño de 4 años que estaba en la Plaza de los Dos Congresos junto a su familia.  

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Escenas de otro miércoles de violencia estatal absurda.

Más allá de la violencia ordenada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la concentración de jubilados tuvo un eje concreto de reclamo: el “no al veto” del gobierno nacional a la suba de las jubilaciones y la emergencia en discapacidad. Sin embargo, Javier Milei ya avisó que vetará las leyes aprobadas por el Congreso. Tiene plazo hasta el lunes 4 de agosto, tiempo destinado a ofrecer distintas cuestiones no públicas a diputados que se sumen a apoyar el veto, como ha venido ocurriendo. ¿El argumento del oficialismo contra un ínfimo aumento a jubilados? “Va en contra del equilibrio fiscal”.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Una de las jubiladas víctimas del coraje policial contra ellas, y de un nuevo gas tóxico, un símbolo de esta época.

Con la camiseta de Independiente y máscara del Hombre Araña, un jubilado entendió el mapa económico que traza esa decisión, y lo señaló con un cartel en tono bíblico: en el Génesis se habla de un sueño con vacas gordas y vacas flacas, referencia a los períodos de prosperidad y a los de dificultades. El jubilado escribió una actualización argentina de aquella imagen que ya no tiene forma de sueño sino de pesadilla. 

  • “Vacas gordas, jubilados flacos”.
Marcha de jubilados: balas y bolitas

El Hombre Araña es del Rojo, y releyó el Génesis.

Números y un café

Carlos trabajó cuarenta años en el Correo y no falta ningún miércoles a la marcha de jubilados y jubiladas con su remera ya mítica de Chacarita. Tanto, que casi nadie sabe que se llama Carlos y la gente le dice “Chaca”. Hoy caminó por Rivadavia con dos vendas que le envolvieron sus dos antebrazos. “Como todos los miércoles, venimos a reclamar y te cagan a palos. Acá tenés la prueba”, dijo a lavaca  mostrando sus moretones. “Pero ya lo dije: esta sangre mía Bullrich la va a pagar”.

Héctor acaba de cumplir 75 años: “Decir que la suba de las jubilaciones atenta contra el equilibrio fiscal es una payasada. Milei lo deja claro cuando le baja las retenciones al campo, como dijo el sábado en la Sociedad Rural. Para nosotros nada y para los ricos todo, esa es la política del gobierno. ¿El beneficio para el campo no genera déficit fiscal? Milei es una máquina de mentir”. El hombre cuenta sus propias y reales retenciones: “Ya no salgo más que los miércoles acá. Ya no tengo la vida que tenía antes, no puedo viajar ni tomarme un café”.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Policías en acción, frente a jubilados que reclaman por sus haberes amputados por la motosierra.

De ratificarse el veto a los jubilados, la suba de agosto no será del 7,2% como fija la ley aprobada (el haber mínimo $441.600), sino del 1,62% en base al último índice de inflación de junio de 2025, por lo que la jubilación mínima será de $ 314.243,51.

Abus en la calle 

Alicia tiene 63 años y lleva un pañuelo firmado por siete de sus nietos: “Abus en lucha”, “Aguanten los jubilados”. No entiende la distribución de la riqueza. O sí, pero la ve obscena: “La baja de las retenciones y el veto a los jubilados es una guasada total”. Sus retenciones: “Ya no me puedo dar más un gustito. Vivo el día a día, ya no estoy comprando nada ni semanal ni mensual”.

En la marcha hubo muchos carteles al respecto: 

  • No al veto: nuestra indigencia es tu superávit
  • Ni veto ni represión: fuera el FMI
  • No al veto a las leyes en jubilaciones
  • No al veto: cobarde estafador (y la cara de Milei). 

Ana, 74 años, trajo su propia pancarta: “Baja las retenciones a los ricos, hambrea a los viejos”. Cuenta que su hijo trabaja en el Correo y teme ser despedido, que su nieta encontró trabajo en un Todo Moda pero la echaron a los dos meses. Para ella todo el pueblo debería movilizarse: “No sólo los jubilados y los del Garrahan. Todos”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

No hay plata para el cine argentino (el Gaumont como símbolo) pero sí para filmar ilegalmente a manifestantes.

Walter (66) y Julio (62) llegaron de Campana, norte de la provincia de Buenos Aires. Sumaron otros dos carteles: “Viejo: no te quedes en tu casa, vení a luchar” y “Ayudame a luchar. El próximo viejo sos vos”. Walter movió la cabeza de un lado para el otro al recordar el discurso de Milei en la Sociedad Rural: “Un tipo desquiciado, frente a toda la oligarquía, los terratenientes, los dueños de la tierra. Él mismo dice: ‘soy cruel’. Nos la está haciendo parir. Nos quitó la medicación, todo un desastre”.

Julio coincidió: “Ahí ves realmente para quién gobierna. Hasta el que tiene séptimo grado, como yo, se da cuenta”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Jubilado hablándole a la pared.

Roberto, 62 años, de Trelew (Chubut), lo escucha: “Pero hay que seguir viniendo, compañeros. Son totalmente inescrupulosos. Hoy hablaba con un amigo que me decía que había que respetar el voto popular, pero Hitler también ganó con el voto popular. Si no salimos a la calle, no sé qué más va a pasar”. 

Vallas a donde vayas

El Congreso estuvo totalmente vallado. Vallas sobre Entre Ríos, Riobamba, Yrigoyen, Rivadavia. “Este quilombo lo hizo la Buillrich”, gritó un cincuentón a los automovilistas que se quejaban porque avanzar por las calles lindantes era un imposible.

Luis llevó un cartel: “Menstruación=sueldo de jubilado; viene una vez y se va a los tres días”. Dijo que lo escuchó a Milei cuando anunció en La Rural la baja de las retenciones al agro. “Lo que me dolió fue que la gente aplaudió cuando dijo que iba a vetar nuestro aumento. La gente del campo aplaude a todos los que empiezan con la “m” de mierda: Martínez de Hoz, Menem, Macri y ahora Milei”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Mensaje para el tal vez próximo embajador de Trump en Argentina. Un apellido que parece un mandato.

Después de la radio abierta, como cada miércoles, empezó la movilización. Las columnas bajaron a Hipólito Yrigoyen, cuya circulación no estaba cortada y marcharon por la calle. “Luche que se van”, fue otra vez el hit, al que siguió “que se vayan todos”. Uno de los temas, con dedicatoria explícita: “A dónde está, que no se ve, esa famosa CGT”. Nobleza obliga: ni la CGT ni ningún partido político, con la cabeza en las elecciones legislativas y no en la calle.

La violencia y las bolitas

Sobre Yrigoyen, casi Luis Sáenz Peña, se divisaba un camión hidrante que se retiró. La columna dobló al final de la Plaza para ir hacia Avenida de Mayo con la intención de seguir la marcha hacia Plaza de Mayo. Sin embargo, en otro operativo de pésima coordinación –esta vez por la Policía de la Ciudad– la manifestación se mezcló entre autos y colectivos que seguían pasando. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

“¡Por la vereda!”, gritaron algunos jubilados. Pero en ese momento, los efectivos cortaron de cordón a cordón empezando con la respuesta física violenta. El operativo estuvo acompañado, como suele ocurrir, por oficiales con cámaras que filmaron y sacaron fotos (con el objetivo de realizar algún tipo de “inteligencia” y amedrentamiento a quienes ejercen el derecho de reclamar). 

La movilización avanzó pero rápidamente empezaron las detonaciones de escopeta con postas de goma y de granadas. Dispararon balines de armas byrna, redondos y de colores, que impactaban en los cuerpos, provocando lastimaduras y liberación del gas que llevan dentro. También lo hicieron sobre la vereda, donde se supone que no hay “protocolo”. Detuvieron, golpearon y gasearon fundamentalmente a trabajadores y trabajadoras de prensa, como cada semana. El efecto de esos spray, que poseen una sustancia espesa y viscosa: penetra los poros y quema durante horas. El fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, como otros reporteros (Cítrica, Infonews, C5N y El Destape, entre otros), fueron atendidos en la misma plaza y en el Instituto Patria. “Quemadura de primer grado”, diagnosticaron a nuestro compañero.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

¿Qué escudan los escudos?

Nadie fue ajeno a esta nueva ofensiva. La policía disparó un gas que generaba tos hasta el punto de provocar arcadas y vómitos. La sensación era extraña, porque no había un sabor ácido ni picante, pero provocaba una tos ronca. El efecto llegaba incluso a las calles aledañas, aparentemente ajenas al la marcha. “El registro del despliegue policial evidencia su brutalidad e irracionalidad”, denunció la CPM, organismo que precisó otro detalle alarmante: “Se relevaron también policías armados con armas con postas de plomo que están prohibidas, y acciones de inteligencia ilegal”. 

Agregó la CPM que el ataque incluyó a defensores de derechos humanos, cuyo hostigamiento tenía como fin evitar el registro de los hechos.

Sin embargo, la gente no se fue.

La gente se quedó. La policía avanzaba, seguía gaseando, y la gente siguió. 

“¡Tienen miedo!”, gritó una jubilada. “¡Tienen miedo!”.

Uno de los primeros detenidos había sido el padre Paco Olveira. Lo golpearon, lo gasearon y lo salvó la gente. Se llevó de recuerdo dos de los balines de la Policía. “Es el último arma que trajo Bullrich”, explica y muestra a lavaca. “Te tiran y salta el gas. No te deja respirar. Y duele, porque nos dieron unos cuantos en los pies. Gracias a Dios hoy no tiraron a los ojos”.

De fondo, la jubilada siguió gritando: “¡Tienen miedo!”.

Otro miércoles de protesta de jubilados se diluía entre detenciones y balines de gas. Entre un cordón con armas largas sobre Rivadavia y un grupo de la motorizada dispuesto a salir sobre Rodríguez Peña. Sin embargo, mientras el padre Paco seguía mostrando los balines, alguien propuso:

–Juguemos a las bolitas.

Todos se rieron, por el absurdo de la situación. 

De nuevo, frente al horror, la creatividad social. 

Y así, frente a policías que seguían filmando ahora una burla, un párroco y una jubilada arrodillados en la calle, jugaron a las bolitas con los balines para cerrar otro miércoles argentino.

Marcha de jubilados: balas y bolitas
Seguir leyendo

Lo más leido

Anticopyright lavaca. Todas nuestras notas pueden ser reproducidas libremente. Agradecemos la mención de la fuente.

Vistas el día de hoy: 37.010