Ambiente
Gobierno y agrotóxicos: Caputo baja aranceles para beneficiar el uso de pesticidas que afectan la salud y el ambiente

Glifosato, atrazina y 2-4,D son los tres venenos cuyos aranceles bajarán a menos de la mitad. Es un intento del gobierno de Javier Milei y su ministro Luis Caputo de beneficiar a las corporaciones de agrotóxicos y a los productores que los utilizan principalmente para productos transgénicos, en dosis cada vez mayores, y más patológicas. Detalles de otra medida regresiva para el medio ambiente, que busca favorece un sistema de producción contaminante, dañino y que beneficia principalmente a las grandes corporaciones del agronegocio.
Texto: Anabel Pomar
El ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, a través de un mensaje en la red social X, anticipó medidas para “favorecer al agro”. El mensaje publicado éste lunes 8 de abril por la tarde, anunció que se producirá este mes la “baja de aranceles de herbicidas” y una “mejora de aprobaciones de los permisos de Senasa”.
“Los herbicidas a base de atrazina, glifosato y 2-4,D bajarán del 35% al 12.6% (que es el Arancel Común vigente para el Mercosur). A su vez reduciremos el arancel de la Atrazina primaria, desde el 24% actual al 10.8%”, dice textualmente.
La medida, en un contexto de profunda inseguridad alimentaria y hambre, y décadas de afectaciones producto del uso de ese tipo de peligrosos agrotóxicos, pinta un escenario distópico. “El gobierno busca reducir los costos de producción de los productores individuales con el claro objetivo de incrementar la siembra de los cultivos dedicados a la exportación (maíz, soja, trigo), con ello incrementar los saldos exportables para desde allí obtener más ingresos relacionados con las retenciones a la exportación. En términos estrictamente económicos, al bajar el precio de estos herbicidas cambia la relación entre el costo del insumo y su productividad marginal. Lo que producirá un incremento en la utilización de estos insumos. Claro está, todo ello, a costa de la salud socio ambiental”, dijo a lavaca el ingeniero agrónomo Javier Souza Casadinho. El gesto de Caputo parece responder a una realidad: no funciona la liquidación de la cosecha, lo cual es una de las patas, entre tantas, que amenazan desnudar al esquema económico del gobierno. Liberar estos precios, aunque sea a costa de la salud y de menor recaudación para el propio Estado, implica la idea de facilitar la producción de agricultores y pooles de siembra sumergidos en la creencia sobre su propia incapacidad (falsa) de cultivar sin agrotóxicos.
“El herbicida atrazina, muy soluble en el agua, es capaz de contaminar las napas y con ello el agua de bebida de todos los seres vivos. Por su parte el 2, 4 D es capaz de ser arrastrado por el viento (deriva) afectando a los cultivos circundantes de donde es aplicado. El glifosato, utilizado en la mayoría de las actividades agrícolas incluida la producción de frutas y hortalizas, contamina los alimentos, el agua y el aire que respiramos. Los tres herbicidas, parte del listado de plaguicidas altamente peligrosos, pueden producir alteraciones severas en la salud socioambiental, alteraciones endocrinas en los humanos alteraciones en el sistema nervioso, cáncer, linfoma de hodking”, resume a lavaca Souza Casadinho, que además es Coordinador Regional de la Red de Acción en plaguicidas sus Alternativas de América Latina (RAPAL)
Según estadísticas oficiales – últimos datos públicos – de la Dirección de Agroquímicos y Biológicos, Dirección Nacional de Protección Vegetal del SENASA, en 2022, Argentina importó:
ATRAZINA 21.007.820,00 (TOTAL DE KG – AÑO) desde China y USA.
GLIFOSATO 63.099.000,00 (TOTAL DE KG – AÑO) desde China y USA.
2,4 D 16.322.428,70 (TOTAL DE KG – AÑO) desde USA, China, México, Japón e India.
En un informe sectorial sobre Agroquímicos y Bioinsumos elaborado por el Ministerio de Economía de la Nación, de noviembre de 2023, puede leerse: “Si se consideran parámetros internacionales, Argentina se ubica entre los países que más uso intensivo hacen de los agroquímicos 7,4 (Kg/Ha arable) en el año 2020”. El consumo en nuestro país, según esa fuente y para el mismo año, fue por USD 2.920 millones. El 76% de ese dinero, corresponde al rubro Herbicidas.
Uno x uno
Atrazina
La atrazina es un herbicida disruptor endocrino (químico capaz de dañar nuestras hormonas) que, aun en dosis muy bajas, puede causar defectos de nacimiento y daños reproductivos. También es un posible carcinógeno, con mayor evidencia en cáncer de mama y próstata.
Prohibida en cuarenta países (Fuente Rapal-dato de 2021), la atrazina (ATZ) es uno de los tres plaguicidas más utilizados de Argentina. Según un informe del 25 de septiembre de 2021 del Ministerio de Ambiente, “se han detectado desvíos del uso permitido, como, por ejemplo, su aplicación en barbechos y cultivos de soja, papa, algodón, trigo y girasol”.
En ese informe del Ministerio de Ambiente se resumen hallazgos de atrazina en aguas de lagunas de llanura pampeana, en la lluvia, en suelos, en sedimentos, en aguas de pozo de escuelas rurales y de comunidades. También hay evidencia de que está presente en verduras, frutas, peces y en leche de vaca.
La atrazina es el compuesto detectado con mayor frecuencia en diferentes cuencas hidrográficas argentinas. Esto se debe a la alta presión de su uso, su alta movilidad y persistencia. (Aparicio, De Gerónimo et at., 2015). En el agua de red no se la monitorea.
Por estos días, ese herbicida tomó nuevamente un criminal protagonismo tras el incendio en Atanor de San Nicolás, en el sector de fabricación de atrazina provocando una nube tóxica e inconmensurables daños que se suman a la más de una década de denuncias por contaminación, enfermedades y muertes en los barrios linderos.
Glifosato
El herbicida glifosato es tal vez uno de los herbicidas más conocidos en nuestro país. La causa es sencilla. Es el más usado y también quizás el más denunciado por provocar afectaciones, no solo aquí sino en el mundo entero.
El glifosato [N-(phosphonomethyl)glycine] (GLY) es un herbicida (como indica la palabra que mata hierbas) no selectivo, de post-emergencia, de amplio espectro, ampliamente utilizado para el control de las “malas hierbas”. Introducido por Monsanto en la década de los 70 como principio activo del formulado Round Up, es posiblemente el herbicida más utilizado en la actualidad en todo el planeta.
En 2015, la IARC (Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer, dependiente de la OMS), reclasificó al glifosato como clase IIA (Probable Cancerígeno en Humanos). El informe añade que hay fuertes evidencias de que la exposición a las formulaciones de base glifosato son genotóxicas; puede haber daños cromosómicos en las células sanguíneas; y que el glifosato y el ácido aminometilfosfónico (AMPA, producto de degradación del glifosato) inducen procesos de estrés oxidativo que pueden provocar muerte celular y disfunción tisular.
En nuestro país es posible encontrar residuos del herbicida con potencial carcinogénico en todo nuestro sistema ambiental. En diferentes concentraciones, en la lluvia que cae (el 80% tiene glifosato y el 34% su metabolito AMPA) en el algodón, gasas, (el 100% de todas las muestras de marcas que se venden en los comercios y supermercados dieron positivos para glifosato y AMPA). En el río Paraná y sus afluentes, tras un monitoreo en 23 puntos aparecen en los sedimentos (glifosato + AMPA) concentraciones de glifosato en proporciones tres veces mayor a la que se encuentra en un campo sembrado por soja, lo que daría a su vez cuenta de la movilidad de los componentes.
El pesticida ataca directamente también a comunidades, escuelas y personas. Por sólo mencionar un ejemplo, el 100% de participantes argentinos en la investigación internacional SPRINT sobre agrotóxicos dio positivo (glifosato en sangre). Todas las personas muestreadas tenían glifosato, aunque no lo usaran, inclusive aun viviendo lejos de los campos fumigados.
Lavaca ha cubierto las condenas y los numerosos juicios que se realizan en contra de Bayer/Monsanto, dueña del Roundup, la marca comercial más conocida del herbicida base de glifosato. Y también ha detallado cómo ese producto, pese a las evidencias que se siguen amontonando de su peligrosidad, continúa en el mercado a fuerza de lobby y fraude científico. Además de lo que representa como pérdida de dólares en un momento de crisis. Los productores quedan atrapados en un sistema presuntamente inevitable, reduciendo cada vez más sus ganancias. El detalle para todo esto: los proyectos agroecológicos han demostrado similar capacidad productiva, sin necesidad de esos gastos que afectan a quienes producen, y al país.
2,4 D
El herbicida 2,4 D, es célebremente famoso por ser uno de los componentes del “Agente Naranja” utilizado durante la Guerra de Vietnam por el ejército estadounidense. Fue clasificado en 2015 por la IARC como clase 2B, es decir, “posiblemente cancerígeno en humanos”. De altísimo riesgo, es neurotóxico, teratogénico (paladar hendido, malformaciones esqueléticas); genotóxico y disruptor endocrino.
Entre otros efectos reproductivos: disminuye el volumen de esperma y su movilidad y aumenta el porcentaje de espermatozoides anormales en trabajadores expuestos.
Asociado a la enfermedad de Parkinson, se señalan entre otros de sus efectos crónicos: bronquitis, peribronquitis, neumoesclerosis, nefrotóxico y hepatotóxico.
Es además altamente persistente. En 2014, en la ciudad santafesina de San José de la Esquina, un camión volcó 18.000 litros de ese herbicida. El Equipo Multidisciplinario de Interacción Ambiental (Emisa) de la Universidad Nacional de La Plata comprobó que los residuos del agrotóxico se registraban incluso a la vera del río Carcarañá y demostró que a casi dos años de ocurrido el derrame, la concentración del producto era hasta 100 veces más fuerte que “la tolerable”. Y aún se olía en el aire, síntoma obvio de su capacidad de seguir intoxicando sin degradarse.
La política del veneno
El biólogo, filósofo e investigador del CONICET, Guillermo Folguera, consultado por lavaca, señaló que este anuncio de reducción de aranceles para la importación tiene que ser comprendido en el contexto del “conjunto de medidas neoliberales que promueve el gobierno nacional actual pero también en cuanto a la genealogía e historia de nuestro país”. A punto de publicar el libro Veneno en coautoría con la investigadora Paula Blois, en el que indagan sobre las políticas públicas y las relaciones de complicidad con las empresas extractivas, Folguera entiende que las políticas de los que se jactan de despreciar las políticas y el estado, no son nuevas. “En lo personal considero que se muestra un ciclo histórico muy marcado entre lo que ha significado la dictadura militar de la década del 70 y el intento por avanzar hacia el capitalismo en esta fase particular neoliberal, con un actor muy claro y muy evidente que tiene que ver con los grupos de especulación financiera, que se han metido muy fuerte en el agro, cosa que siguen profundizando”.
“Los cambios institucionales que se dieron en el gobierno de Carlos Saúl Menem promovieron los transgénicos pero también alteraron instituciones de control como SENASA. Omitieron cualquier política de prevención y ubicaron en un lugar muy secundario los cuidados ambientales y de salud. Los años siguientes han presentado a mi entender cierto carácter voluntarista en cuanto a la alternativa a los agronegocios sin meterse en el corazón, en el núcleo de este sistema que promueve la mercantilización de todo, de territorios, de cuerpos, de naturaleza, sin otra finalidad que es que cierto sectores del agro, de la especulación financiera y de las corporaciones se vean beneficiados”, concluye.
El gobierno, en el mismo mensaje de Caputo, anuncio una “mejora” en los permisos del SENASA. ¿Que implica esto?, se pregunta Casadinho y agrega: “¿Seremos más severos para aprobar el registro de un plaguicida?”. La respuesta parece obvia.
Además, incluyendo estudios de afectación a la salud donde pueda participar la sociedad civil, ¿la categorización de los plaguicidas será más exhaustiva? ¿Incluirá estudios sobre enfermedades crónicas?. Los representantes del ministerio de salud podrán participar de los estudios y en categorización toxicológica. ¿Esta mejora incluirá la prohibición de los 140 productos químicos prohibidos en otros países? ¿O será más de lo mismo? Es decir: aprobar el registro de plaguicidas sin realizar estudios en el país sobre su efecto tóxico, seguir aprobando plaguicidas altamente peligrosos, seguir aprobando plaguicidas manteniendo criterios de confidencialidad sin que la sociedad pueda conocer a fondo como se aprueban los plaguicidas, las investigaciones realizadas, así como su constitución. No estamos condenados a los plaguicidas. Es posible producir de manera rentable para los productores y generar ingresos para el país a partir de la producción agroecológica”.
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Proyecto Litio: el nuevo trabajo documental de lavaca
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Diario de un incendio

Una crónica en primera persona desde Capilla de Monte, Córdoba, a un año de los incendios. Una reflexión que no olvida lo frágil que puede ser un ecosistema cuando el entramado del modelo capitalista avanza sin dar tregua a la vida. Reproducimos el artículo publicado en CDM Noticias por María Eugenia Marengo, un año después de que el fuego encandilara todo durante casi un mes con los pulmones cargando humo en medio de una primavera postergada.
María Eugenia Marengo / CDM Noticias (cdmnoticias.com.ar),
“La fila de fuegos ardió, partiendo el paisaje en mitades. Hubo dos noches, una a cada lado. No había estrellas en el cielo, había chispas que intentaban llegar y se morían antes”. Alejandra Kamiya
Durante la noche el cielo es un manto anaranjado con olor a quemado. Hay una herida abierta que se hace un tajo extenso y enciende la cintura del cerro Overo, justo frente a la ventana de mi habitación en Capilla del Monte. Se siente el calor que crece en la piel y el resplandor enrojecido toma la forma de los ojos. Los pájaros saltan desde los nidos, los caballos relinchan y apresuran su trote hacia algún lado, los zorros, son un quejido agudo en el barrio. Y los árboles -pienso- mueren de pie. Prendo la luz a las 3 de la madrugada del 19 de septiembre de 2024, y ya son más de 40mil las hectáreas incendiadas en la provincia de Córdoba.
Hace dos días los focos comenzaron a desperdigarse de un lado a otro de la Ruta Nacional 38. Una chimenea gigante humea sin cesar y mi casa se llena de cenizas. Un pronóstico de lluvias desalentador y la sensación de que todo lo quemado ya ocupa un espacio en mi vida. Negocio inmobiliario. Ganadería. Cableado eléctrico en mal estado. Basurales a cielo abierto. Autovía de Montaña: las principales razones que dan origen cada año a los incendios en la provincia.
Una chimenea gigante humea sin cesar y mi casa se llena de cenizas. Un pronóstico de lluvias desalentador y la sensación de que todo lo quemado ya ocupa un espacio en mi vida.
En casi todas, la necesidad del desmonte –incluso en muchas zonas protegidas por la Ley Provincial 9.814 de Ordenamiento Territorial de Bosque Nativo– es un factor común que se hilvana en el entramado del modelo capitalista que avanza sin dar tregua a la vida. En otras, la idea de ganar más a costa de precarizar todo lo posible.
¿Cuándo llega el amanecer? La pregunta es una alerta que me mantiene despierta. Todavía es de noche. Hace dos horas mi hija, Julieta, se cruzó por la cámara de fotos colocada en un trípode que tiene casi su altura: 1,20. Su cara, congelada en el visor, parecía estar en medio de una noche de bombardeos fuera de foco. Son las 3:30. La madrugada hace ruido. Cruje. Le toco la frente a July. Arde, como todo lo que está afuera.
En un incendio los montes pueden levantar una temperatura superior a 400 grados. “Si se cayó un quebracho o un algarrobo, y hay suelo barroso, está cocinado como un ladrillo. En los quebrachales, puede subir hasta más de 1000 grados. En una casa, hasta los 1500”, me dirá después Duncan Hogg, guía de montaña, paramédico y bombero profesional, a cargo de las guardias en el cerro Uritorco de Capilla del Monte.
6:30 am. La mañana no se distingue, el paisaje quedó suspendido entre la tarde del día anterior y la noche anaranjada. Desde la tierra crece el fuego que deja al sol acorralado. Hay un silencio que nos habita y se quiebra. Las avionetas cortan el cielo, hacen una estela entre el dique y el fuego, como si ese aire fuera un puente que se vuelca con el agua que falta.
Negocio inmobiliario. Ganadería. Cableado eléctrico en mal estado. Basurales a cielo abierto. Autovía de Montaña: las principales razones que dan origen cada año a los incendios en la provincia.
7 am. Me tocan la puerta. Es la vecina de la esquina que nunca me habla. Me dice que hay que irse. Me tiemblan las manos. Se me viene una fugaz imagen del flyer sobre todo lo que hay que sacar en riesgo de incendio: las garrafas. Sigo por la computadora, algunos libros, ropa y cámara de fotos. La levanto a July. Mira desorbitada sobre la cama, cuál de todos sus muñecos debe dejar.
7:30 am. Cruzo el cerco que me separa de mi vecina Patricia. Ahora, soy la que toca la puerta. Insisto. Le digo que hay que irse. Me dice que no, que tiene los gatos, que no me preocupe. Nos abrazamos. Lloramos paradas sobre el piso del porche de su casa, lo único que apenas se distingue en medio del humo que nos invade.
Los incendios forestales del año 2024 fueron un círculo de fuego que llegó hasta San Marcos Sierras, unos 30 kilómetros al norte de mi casa. La superficie quemada fue menor a la del año 2020, pero se llegaron a perder alrededor de 40 viviendas y el doble de familias evacuadas. Casi un mes entero con los pulmones cargando humo en medio de una primavera postergada.
7:45 am. Los bordes del patio se vuelven frágiles. Veo desde la ventana las pequeñas partículas negras que lo cubren todo. Son los restos del monte, algo del algarrobo, otro poco del quebracho colorado, un poco más de los espinillos y chañares. Nos queda en la piel el color de la belleza que se pierde, arrastrada en una huella de fuego que surca Sudamérica.
La sensación de muerte es tan real como cinematográfica. El paisaje que vendrá será como pisar una superficie lunar, un gris inerte de película futurista que dejó la vida en otra era. Un ecosistema de pastizal puede tardar cuatro años en recuperarse, pero el monte chaqueño, que ocupa apenas un 3% del norte cordobés, para volver hacer un bosque sano, tiene ciclos de hasta ochenta.
8 am. Los jotes, esos pájaros enormes y oscuros, planean sobre la zona incendiada. El horizonte es una cicatriz ennegrecida con árboles humeantes. El suelo está caliente. Los bomberos nos piden evacuar. Hace rato que todo dejó de ser una posibilidad.

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