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Un viajero de la eternidad

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Oesterheld. El 27 de abril de 1977 fue secuestrado por la dictadura y desde entonces es un desaparecido, al igual que sus hijas, yernos y dos de sus nietos. Ésta es la historia del genial guionista de El Eternauta, ese mundo de sueños y resistencia desde el cual nos sigue interpelando.

Un viajero de la eternidad¿Qué es el éter? Con el descubrimiento de la naturaleza ondulatoria de la luz, los científicos pensaron que así como las ondas sonoras necesitaban del aire para propagarse, también las ondas luminosas se transmitirían gracias a un medio: el éter, cuya existencia nadie había logrado demostrar, pese a lo cual se le atribuían propiedades extraordinarias. Hasta que Albert Einstein declaró que había que “tirar por la ventana al viejo y superado éter” ya que la luz no era otra cosa que una vibración del campo electromagnético que no necesitaba de ningún medio para su propagación. Según quedó demostrado, entonces, el éter no existe.
¿Qué es el nauta? En 1880 el escritor español Roque Barcia apuntó en su Diccionario Etimológico de la Lengua Española: “Nauta viene del griego naus, nave o buque. El marinero atraviesa el mar. El nauta dirige la nave. El marinero es un trabajador, el artesano del Océano. El nauta es un héroe, una especie de semidiós de la mitología griega. De modo que marinero es una palabra vulgar. Nauta una voz poética”. Es posible arriesgar así que –en algún sentido– el nauta tampoco existe.
¿Qué es, entonces, El Eternauta? Poesía. Mito. Un héroe de lo inexistente: “Un navegante del tiempo, un viajero de la eternidad, un peregrino de los siglos”, según lo inventó el guionista Héctor Germán Oesterheld, creador de la historieta de aventuras más emblemática de Argentina. La definición que el historietista más prolífico que haya tenido el país acuñó para su personaje cumbre, también lo alcanza.
Héctor Germán Oesterheld nació el 23 de julio de 1919, pero pasó toda su vida desafiando su tiempo. Fue un adelantado en áreas por entonces relegadas a los márgenes de la cultura: la literatura infantil, la divulgación científica, la ciencia ficción y, sobre todo, la historieta de aventuras. Escribió a lo largo de casi tres décadas, por lo menos 160 historietas, junto a medio centenar de dibujantes. “Maté a no menos de cien mil tipos”, se jactó una vez, entre risas. Su impronta dotó de identidad a las viñetas: “La historieta argentina es él”, sintetizó el escritor Juan Sasturain, actual director de la revista Fierro. Pero también hubo otros aspectos de la vida en los que Oesterheld intentó burlar el reloj. Basta señalar que abrazó a destiempo a la revolución: ya tenía edad de abuelo cuando hizo propias las ideas impulsadas por los jóvenes setentistas. Por eso, lo llamaron El Viejo.
 
La aceleración del tiempo
«Al tratar de poner en marcha la cosmoesfera, hiciste funcionar la máquina del tiempo que es parte de su mecanismo. La máquina del tiempo te envió fuera del espacio y del tiempo terrestre, a otra dimensión”, le explica un enemigo a Juan Salvo, El Eternauta, quien desde entonces vaga por la eternidad en busca de su familia. En ese derrotero, el protagonista se corporiza frente a un guionista de historietas y le cuenta sobre una nevada mortal y una invasión extraterrestre. Hacia el final del relato, el escritor descubre el elemento más inquietante: la tragedia que escucha aún no había ocurrido. “¿Será posible evitarlo publicando todo lo que El Eternauta me contó? –se pregunta el autor–. ¿Será posible?” El final de El Eternauta es a la vez el principio de la historia. Como si fuera una cinta de Moebius, el mundo de Oesterheld tiene formas circulares.
Jorge Luis Borges y Oesterheld se conocieron en los tiempos en que el autor de El Aleph era director de la Biblioteca Nacional. Los unía una simpatía intelectual, el amor por la ciencia-ficción y las caminatas que compartieron hasta que Oesterheld se volcó a otro universo ideológico.
l Eternauta fue testigo de la transformación del pensamiento político de su autor a lo largo de tres versiones escritas en el lapso de veinte años. La original (1957), con ilustraciones realistas de Francisco Solano López, se publicó en Hora Cero, una de las revista de Frontera, la editorial fundada por Oesterheld que revolucionó el género. Llegó a vender 90.000 ejemplares semanales más miles de copias piratas. Esa razón, sumada a cierta impericia en los manejos económicos, motivaron el quiebre del sello que marcó a toda una generación con la producción realizada en apenas cinco años de vida.
Aquel Eternauta se publicó por entregas, a lo largo de dos años, a razón de tres a cinco planchas por semana. En total fueron 350 páginas que –según el propio guionista– se construyeron semana a semana: aunque había una idea general, la actualidad la modificaba constantemente. En esta versión Oesterheld le dio identidad a la historieta vernácula. Por un lado, la localización de la aventura en Buenos Aires era una característica inédita: hasta entonces las sagas transcurrían en ambientes foráneos o sin localizaciones precisas. Ahora, en cambio, se reconocían tanto los escenario geográficos –la vieja cancha de River, por citar sólo un ejemplo–, como el clima político, social y cultural que inspiraba el gobierno frondizista, con la ciencia y la técnica como motores del progreso.
El héroe colectivo –que ya había aparecido en Sargento Kirk– fue el otro gran aporte del autor. Para Oesterheld ninguna lucha es posible en soledad, ni siquiera a través de protagonistas superpoderosos e invencibles, tal como habían sido concebidos los héroes norteamericanos. Sus personajes, de psicologías complejas, están imbuidos en una filosofía humanista: la historieta rescata valores como la amistad, la solidaridad, la compasión, el acompañamiento, y transmite la certeza de que nadie es perfectamente bueno ni completamente malo. También deja en claro que las victorias nunca son totales.
En 1969, la revista Gente publicó una nueva edición de El Eternauta, esta vez con dibujos expresionistas de Alberto Breccia, que alternando el collage con los claroscuros, dotó a los cuadritos de una belleza plástica pocas veces vista en la historieta. La nueva versión apareció el 29 de mayo, el mismo día en que estalló el Cordobazo, una rebelión popular contra la dictadura militar de Juan Carlos Onganía El contexto de creación ya no era el mismo.
La versión original de El Eternauta sirvió de base, pero el contenido ideológico de la lucha había cambiado. “Es que yo mismo estaba evolucionando –dijo después el autor, que como muchos intelectuales se habían desencantado de Frondizi–. Estaba mucho más aclarado.” En este relato ya no son los sobrevivientes de todo el mundo los que enfrentan la invasión extraterrestre, sino los latinoamericanos que luchan contra los países-potencia. La nevada mortífera no es ya una fatalidad sino consecuencia lógica de un sistema y de la ceguera de los sectores medios, a los que el autor y sus personajes pertenecen. La alianza de clases que había tejido en la primera versión se hizo trizas.
Carlos Fontanarrosa –director de Gente– suspendió la publicación de la tira con el argumento de que las ilustraciones eran crípticas y disgustaban a los lectores. La trama, entonces, quedó comprimida en apenas dieciséis entregas.
En la tercera versión (1976), publicada en la revista Skorpio, volvió el trazo de Solano López. Aquí, el personaje del guionista que escucha atento el relato de El Eternauta se llama, sin metáforas, Germán Oesterheld y lidera, junto a Juan Salvo, la resistencia del pueblo de las Cuevas. Esta edición, redactada en la clandestinidad mientras el autor militaba en la organización Montoneros, es su cuaderno de bitácora. A esa altura no sólo se fundían en una misma cosa el autor y el personaje, sino que el autor vivía lo que escribía. Devenido en mutante con poderes telepáticos, en esta versión el protagonista mata con sus propias manos y usa como señuelos a sus compañeros. Se trataba de una aventura de una violencia impensable en el guión original. Aquí ya no hay un héroe colectivo sino un líder al que se sigue de manera incondicional; y las muertes de los más queridos se dejaron de llorar: son consideradas un sacrificio.
A esta altura de su carrera, el historietista estaba convencido de que su arte era una poderosa herramienta política: ya no sólo publicaba sus cuadritos en las revistas de comics sino también en los medios de difusión de la organización en que militaba, como el diario Noticias y las revistas El Descamisado y Evita Montonera.
 
Del infierno a la eternidad
La última dictadura se ensañó con Oesterheld y su familia: el 27 de abril se cumplirán 30 años de su desaparición. También fueron secuestradas sus cuatro hijas, tres de sus yernos y dos de sus nietos, que luego fueron recuperados por la familia. Pero otros dos nacieron en cautiverio y aún permanecen desaparecidos.
Según distintos relatos, el autor llegó a la militancia a partir de sus hijas y ellas, a través de Pablo Fernández Long, un vecino de la casa que habitaban en Vicente López: “El chalecito cálido como un nido” que Solano López reprodujo en El Eternauta y en Mort Cinder, considerada por los especialistas como una de las mejores historietas del mundo. Después de la masacre de Ezeiza, el guionista pasó a la clandestinidad y abandonó aquel chalet. Vivió un tiempo en una isla de Tigre, zona que en varias ocasiones también sirvió de refugió al periodista Rodolfo Walsh. Con el autor de Operación Masacre compartía el derrotero político: pasaron de no simpatizar en nada con el peronismo del 45 a convertirse en militantes montoneros de los 70. Ambos coincidieron, también, en aportar todo su talento a la causa revolucionaria.
Aun en la clandestinidad, Oesterheld nunca dejó de producir. “Cordura terrestre, punto, punto, punto. Magnanimidad antarte, punto, punto, punto. Germán me dictaba desde un teléfono público sólo textos y diálogos”. Así recuerda el dibujante Gustavo Trigo las condiciones de producción de La Guerra de los Antartes cuando no podía dejarse ver. Trigo cobraba el dinero que le correspondía a Oesterheld y se lo entregaba cada tanto en algún bar, donde se citaban de manera secreta.
 
Por aquella época, el periodista italiano Alvaro Zerboni se encontró con Oesterheld en uno de sus frecuentes viajes a Argentina. El tano le confesó que temía por su vida y lo invitó a volverse juntos a Europa. Le aseguró que el dibujante Hugo Pratt –con quien Oesterheld había formado, en editorial Abril y en Frontera, una dupla que marcó para siempre la historieta nacional– lo esperaba con los brazos abiertos. Pero El Viejo fue terminante: le respondió que su lugar era Argentina.
Si bien no hay precisiones, aparentemente el guionista fue capturado el 27 de abril de 1977, presumiblemente en La Plata. Poco después, Oesterheld fue visto en el centro clandestino de detención de Campo de Mayo. Allí lo reconoció Juan Carlos Scarpatti, uno de los sobrevivientes de ese campo de concentración y exterminio que relató el encuentro en el documental h.g.o.: “Estaba muy golpeado y angustiado. Le pregunté qué le pasaba y me dijo que le habían mostrado las fotos de las hijas muertas”.
Oesterheld pasó también por el Sheraton, un centro clandestino que funcionaba en el interior de una comisaría de Villa Insuperable donde los militares habían llevado a varios intelectuales y artistas. Allí –vaya a saber por qué– se permitió que algunos detenidos tomaran contacto, personalmente o por correspondencia, con sus familiares. En una carta, Ana María Caruso de Carri contó que el guionista estaba con ella y aseguró que no dejaba de escribir historietas. En un encuentro con sus hijas, también lo mencionó el director de cine Pablo Bernardo Szir.
Pero el encuentro más conmocionante lo tuvo en otro campo de exterminio, El Vesubio, con Martín Mórtola Oesterheld, uno de los dos nietos secuestrados y recuperados por la familia del autor. Luego del asesinato de sus padres, Martín –de por entonces apenas tres años– pasó cinco horas con su abuelo en ese palacio de la muerte. Recién cuando cumplió los 10, el chico pudo recomponer de manera difusa aquella escena: un pasillo largo, una banqueta y el afecto del guionista que lo alzó en brazos.
En ese mismo lugar estuvieron desaparecidas Ana Di Salvo y Susana Reyes, dos mujeres que sobrevivieron para contarla. Ambas escucharon que los militares le habían encargado al guionista una historieta sobre San Martín. “El Viejo garabateaba y garabateaba para ganar tiempo”, recuerda Reyes. A pesar de estar casi todo el tiempo vendadas, una y otra tuvieron la posibilidad de ver a Oesterheld. “Por alguna razón, lo trajeron a las cuchas de las mujeres. Lo tiraron a dormir en el piso, que estaba dividido con pequeños tabiques, a donde nos engrillaban. Logré que me dieran permiso para darle una frazada. Le pregunté quién era y no me contestó. Pensó que era una celadora. Desconfiaba, por eso también rechazó un analgésico cuando dijo que le dolía la cabeza, tenía la cara llena de granos. La segunda noche se repitió la historia. Pero yo le dije que sabía quién era él, que había leído El Eternauta y le pedí si le escribía una poesía a mi hijo Luciano, de seis meses. Me dijo que sí. Cuando salí, le compré a mi hijo un libro de cuentos, Chipío, el gorrioncito peleador y cuando me di cuenta de que lo había escrito él, me dije: ´Esto es lo que Oesterheld escribió para Luciano´”, recuerda Di Salvo que estuvo detenida entre marzo y mayo del 77.
 
Cuando Reyes llegó al Vesubio, en septiembre, Oesterheld estaba mal físicamente, con problemas bronquiales y respiratorios. No obstante, el historietista se las ingeniaba para templarle el ánimo a sus compañeros de encierro. “Nos mandaba guiones y dibujos para que nos distrajéramos un poco –recuerda Reyes–. Aprovechaba el papel y la birome que le daban para escribir sobre San Martín y cuando alguien era obligado a servir la comida o cuando alguien iba al baño, él le daba papelitos con dialoguitos dibujados. Siempre tenía buena onda y se preocupaba por los demás. Una compañera, que nunca apareció, guardaba todos los dibujos debajo de su frazada”.
El psicólogo Eduardo Arias también pudo ver a Oesterheld en El Vesubio. Aquel encuentro quedó registrado en el informe Nunca Más que elaboró la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas. Arias nunca pudo olvidar el último apretón de manos. Fue en la Navidad de 1977, cuando los guardianes les dieron permiso para sacarse las capuchas, fumar un cigarrillo y hablar entre los prisioneros cinco minutos. “Entonces Héctor dijo que por ser el más viejo de todos los presos quería saludar uno por uno a todos los que estábamos allí”.
En plena dictadura, Amnistía Internacional editó un libro de historietas ilustrado con artistas de todo el mundo para exigir la libertad del guionista. El entonces ministro de Cultura francés, Jacques Lang, le escribió una carta al gobierno argentino con el mismo fin. Lo mismo hizo Hergé, el célebre historietista belga autor de Las Aventuras de Tintín. Pero todos los esfuerzos resultaron vanos. Se conjetura que Héctor Germán Oesterheld fue fusilado en algún momento de 1978. Desde entonces, al igual que su personaje más emblemático, se convirtió en un viajero de la eternidad.

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Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”

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Vecinas y vecinos del barrio del sur porteño resisten ante una obra que está haciendo el gobierno de la Ciudad a espaldas de la comunidad: tala de centenares de árboles añosos, el cierre de varios ingresos y egresos de la autopista Dellepiane y la colocación de un nuevo peaje (a 4 km de otro ya existente) para ampliar la recaudación. El silencio del gobierno local y el ruido de sus topadoras arrasando el espacio verde y público. La voz de la organización popular que no calla y sale a la calle, otra vez –este viernes y en una caravana de autos– para visibilizar lo que pasa en una de las zonas más postergadas de CABA: a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel hasta Dellepiane Norte y Piedra Buena.

Por Francisco Pandolfi

Desde noviembre del año pasado la comunidad de Villa Lugano resiste a una obra que ya está haciendo el Gobierno de la Ciudad sin licencia social ni escuchar a la vecindad: el Máster Plan Autopista Dellepiane, con un costo de más de 7.000 millones de pesos, tala de centenares de árboles, cierre de 14 ingresos y egresos a la autopista y otro peaje (a cuatro kilómetros del de avenida Lacarra). 

La organización popular no cesó desde el momento en que se enteraron de la iniciativa. Asambleas, audiencias públicas, semaforazos, volanteadas en los distintos sub barrios que forman parte de este barrio porteño bien al sur porteño. Y guardias, para evitar el talado de árboles en lo que las y los vecinos denuncian como “un ecocidio”, que está sucediendo desde marzo.

La comunidad hizo un relevamiento casa por casa con los frentistas a la autopista Dellepiane: más del 70% no tenía idea de la existencia del Máster Plan. Presentaron por escrito pedidos de información pública a AUSA (Autopistas), APRA (Agencia de Protección Ambiental), Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño, sin respuestas.

Sin embargo, la obra empezó aún incumpliendo la promesa de que antes habrían mesas de trabajo en conjunto. Este viernes, la comunidad decidió volver a manifestarse, en una caravana de autos para seguir visibilizando la problemática. Desde lavaca hablamos con el colectivo de vecinos apartidario No dividan Lugano que está al frente de denunciar la obra. 

Sobre lo negativo y lo positivo de la obra, dirán: “El Master plan Autopista Parque Dellepiane fue presentado como una mejora para el sur de la ciudad, pero en la práctica profundiza las desigualdades urbanas, degrada el ambiente y fragmenta el territorio. Lo negativo es abrumador”, y enumeran: 

• Implica la tala de más de 500 árboles añosos, sin plan de reforestación efectivo.

• Aumenta la huella de carbono y destruye espacios verdes sin compensación.

• Instala un Metrobus central inaccesible, que obliga a cruzar pasarelas extensas sin rampas adecuadas ni soluciones reales para personas mayores o con movilidad reducida.

• Divide al barrio aún más, eliminando accesos, aislando sectores y obstaculizando la vida cotidiana.

• No contempla una red multimodal de transporte, ni bicisendas, ni centros de transferencia.

• Instaura peajes en tramos que eran gratuitos, generando un nuevo costo para vecinos que hacen trayectos cortos todos los días.

Agregan: “Lo positivo, si lo hay, podría haber sido la oportunidad de pensar el área como un verdadero corredor verde y sustentable. Pero nada de eso fue incorporado, ni escuchado”. Y vuelven a enumerar, en este caso, sobre lo que es fundamental denunciar en esta obra:

• Fue diseñada sin participación ciudadana efectiva, sin diálogo real con la comunidad.

• Incumple múltiples normativas locales y nacionales, desde la Constitución de la Ciudad hasta leyes de accesibilidad, ambiente y derechos ciudadanos.

• Avanza a pesar de un amparo ambiental colectivo presentado por vecinos, vulnerando el Acuerdo de Escazú y los principios de justicia ambiental.

La obra es impulsada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA), a través de su empresa estatal AUSA (Autopistas Urbanas S.A.), con financiamiento internacional de la CAF –Banco de Desarrollo de América Latina. Las veces que lavaca quiso comunicarse con la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño fue imposible. Nadie atiende. En relación a AUSA el prensa de la empresa explicó que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”.

Dicen las y los vecinos: “El proyecto fue aprobado sin estudios de impacto ambiental adecuados, sin matrices de costo-beneficio transparentes y sin haber sido sometido a procesos participativos válidos. Hoy, la obra está en plena ejecución, avanzando a toda velocidad sin haber sido revisada tras la presentación del amparo ni durante las mesas de trabajo convocadas por la Justicia, una vez que ya habían iniciado la obra”.

¿Las mesas de trabajo están sirviendo de algo? ¿Hay escucha del gobierno porteño y de la empresa?

Las mesas de trabajo fueron convocadas por orden judicial. Pero en la práctica, no hay escucha real. El GCBA y AUSA llegan a las mesas con el proyecto cerrado, sin brindar información clave, sin contestar a los pedidos de acceso a la información, ni frenar las obras mientras se debate. Las propuestas alternativas presentadas por los vecinos (como usar colectoras, premetro, u otros modelos de movilidad sustentable) ni siquiera fueron consideradas. Las mesas han sido una formalidad dilatoria mientras la obra avanza sin freno.

¿Qué perjuicios ya están sucediendo y cuáles sucederán?

Tala de árboles, pérdida de sombra, humedad y biodiversidad; rotura de veredas, ruidos permanentes, vibraciones y molestias en la vida diaria; corte de accesos históricos, dejando barrios desconectados. Y si no se frena habrá un aumento de inseguridad vial, con colectivos cruzando carriles rápidos en maniobras riesgosas; aislamiento de sectores enteros del barrio; encarecimiento de la vida cotidiana por peajes, más transporte y pérdida de comercios barriales; mayor contaminación ambiental y sonora; desvalorización de las propiedades y deterioro del entorno.

¿Por qué este viernes 1 de agosto la comunidad hará una caravana?

Porque ya no alcanza con reclamar en silencio ni esperar respuestas que no llegan. Convocamos a una caravana vecinal pacífica para visibilizar el conflicto, frenar el avance destructivo de la obra, y exigir participación real. Será una caravana con autos, banderas argentinas y carteles. Queremos que nos vean y que nos escuchen.

La caravana saldrá a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel y finalizará en Dellepiane Norte y Piedra Buena. Participarán familias, organizaciones barriales, ambientalistas, arquitectos, docentes, jubilados, comerciantes. Al finalizar, se realizará una ceremonia simbólica con Flavia Carrión, antropóloga y comunicadora de sabiduría ancestral, en el Día de la Pachamama. “Será un acto de gratitud ambiental, una pausa colectiva para honrar a los árboles y el esfuerzo de toda nuestra gente; para agradecerle a la Tierra por seguir aguantándonos. Un momento para reencontrarnos con lo esencial: la naturaleza, la vida en comunidad y la defensa de lo que amamos”.

Esta misma vecindad organizada se formó el año pasado con el nombre “No dividan Lugano”, cuando evitó que el gobierno porteño hiciera una serie de pasos bajo a nivel, que hubiesen significado un abanico de perjuicios para el barrio. En ese entonces, cuando llegaron las topadoras, mujeres y hombres se atrincheraron para defender árboles de más de 100 años. En esta crónica contamos lo que fue ese proceso comunitario.

Un año después, el barrio de Lugano sigue en pie de resistencia. “Somos una comunidad que se levanta para defender a su barrio. Ya presentamos más de 800 firmas, relevamientos propios y propuestas alternativas. Pero nos siguen ignorando, y la obra sigue destruyendo. Por eso salimos a la calle, otra vez, y así lo seguiremos haciendo cada vez que haga falta”.

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Marcha de jubilados: balas y bolitas

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Siete detenidos y al menos 30 personas heridas, entre jubilados, curas, trabajadores de prensa (lavaca, Cítrica, Infonews, El Destape y C5N, entre ellos), defensores de derechos humanos, y un niño de 4 años que estaba con su familia en la Plaza de los Dos Congresos. Ese es uno de los saldos de otra semana de represión brutal a la protesta de cada miércoles, esta vez coordinada por la Policía de la Ciudad, que disparó postas de goma, balines con gas pimienta, granadas aturdidoras, golpeó con escudos y lanzó un nuevo tipo de gas que producía tos y vómitos. El despliegue también implicó tareas de inteligencia ilegal con efectivos que filmaban y fotografiaban manifestantes, según denunció la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que también relevó «policías armados con postas de plomo que están prohibidos». Los carteles, las reflexiones, y la creatividad: algunos integrantes de la marcha terminaron jugando a las bolitas en la calle con los balines policiales. 

Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi. Fotos Juan Valeiro/ lavaca.org

Marcha de jubilados: balas y bolitas

El padre Paco Olveira muestra los balines que golpean y expulsan gas pimienta. Terminaron jugando con ellos a la bolita sobre la acera.

Otro miércoles de protesta de jubilados y otro miércoles de represión feroz y absurda enfocada principalmente a jubilados y a la prensa que cubría lo que estaba ocurriendo. Con ataques directos a los ojos y a los cuerpos. A las cámaras y a los celulares que registraban la bestialidad de las fuerzas de seguridad –el fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, entre ellos, con quemaduras de primer grado en el cuello y en la oreja–. No es difícil imaginar lo que hubiese ocurrido si ese ataque le hubiera llegado directamente a los ojos. Esta vez fue la Policía de la Ciudad la encargada de lanzar gases y disparos a mansalva en la intersección de Avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña cuando la movilización pretendía ir hacia la Casa Rosada.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

El fotógrafo Juan Valeiro de lavaca, uno de los periodistas atacados, como ocurrió con profesionales de Cítrica, Infonews, El Destape y C5N.

Hubo 7 detenidos (Agustín Cano, Leandro Maristains, Alejandro Carrizo, Federico Burgos, Francisco Ramos, Hugo Eischler y Javier Mendoza) y al menos 30 heridos según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), entre ellos un niño de 4 años que estaba en la Plaza de los Dos Congresos junto a su familia.  

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Escenas de otro miércoles de violencia estatal absurda.

Más allá de la violencia ordenada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la concentración de jubilados tuvo un eje concreto de reclamo: el “no al veto” del gobierno nacional a la suba de las jubilaciones y la emergencia en discapacidad. Sin embargo, Javier Milei ya avisó que vetará las leyes aprobadas por el Congreso. Tiene plazo hasta el lunes 4 de agosto, tiempo destinado a ofrecer distintas cuestiones no públicas a diputados que se sumen a apoyar el veto, como ha venido ocurriendo. ¿El argumento del oficialismo contra un ínfimo aumento a jubilados? “Va en contra del equilibrio fiscal”.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Una de las jubiladas víctimas del coraje policial contra ellas, y de un nuevo gas tóxico, un símbolo de esta época.

Con la camiseta de Independiente y máscara del Hombre Araña, un jubilado entendió el mapa económico que traza esa decisión, y lo señaló con un cartel en tono bíblico: en el Génesis se habla de un sueño con vacas gordas y vacas flacas, referencia a los períodos de prosperidad y a los de dificultades. El jubilado escribió una actualización argentina de aquella imagen que ya no tiene forma de sueño sino de pesadilla. 

  • “Vacas gordas, jubilados flacos”.
Marcha de jubilados: balas y bolitas

El Hombre Araña es del Rojo, y releyó el Génesis.

Números y un café

Carlos trabajó cuarenta años en el Correo y no falta ningún miércoles a la marcha de jubilados y jubiladas con su remera ya mítica de Chacarita. Tanto, que casi nadie sabe que se llama Carlos y la gente le dice “Chaca”. Hoy caminó por Rivadavia con dos vendas que le envolvieron sus dos antebrazos. “Como todos los miércoles, venimos a reclamar y te cagan a palos. Acá tenés la prueba”, dijo a lavaca  mostrando sus moretones. “Pero ya lo dije: esta sangre mía Bullrich la va a pagar”.

Héctor acaba de cumplir 75 años: “Decir que la suba de las jubilaciones atenta contra el equilibrio fiscal es una payasada. Milei lo deja claro cuando le baja las retenciones al campo, como dijo el sábado en la Sociedad Rural. Para nosotros nada y para los ricos todo, esa es la política del gobierno. ¿El beneficio para el campo no genera déficit fiscal? Milei es una máquina de mentir”. El hombre cuenta sus propias y reales retenciones: “Ya no salgo más que los miércoles acá. Ya no tengo la vida que tenía antes, no puedo viajar ni tomarme un café”.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Policías en acción, frente a jubilados que reclaman por sus haberes amputados por la motosierra.

De ratificarse el veto a los jubilados, la suba de agosto no será del 7,2% como fija la ley aprobada (el haber mínimo $441.600), sino del 1,62% en base al último índice de inflación de junio de 2025, por lo que la jubilación mínima será de $ 314.243,51.

Abus en la calle 

Alicia tiene 63 años y lleva un pañuelo firmado por siete de sus nietos: “Abus en lucha”, “Aguanten los jubilados”. No entiende la distribución de la riqueza. O sí, pero la ve obscena: “La baja de las retenciones y el veto a los jubilados es una guasada total”. Sus retenciones: “Ya no me puedo dar más un gustito. Vivo el día a día, ya no estoy comprando nada ni semanal ni mensual”.

En la marcha hubo muchos carteles al respecto: 

  • No al veto: nuestra indigencia es tu superávit
  • Ni veto ni represión: fuera el FMI
  • No al veto a las leyes en jubilaciones
  • No al veto: cobarde estafador (y la cara de Milei). 

Ana, 74 años, trajo su propia pancarta: “Baja las retenciones a los ricos, hambrea a los viejos”. Cuenta que su hijo trabaja en el Correo y teme ser despedido, que su nieta encontró trabajo en un Todo Moda pero la echaron a los dos meses. Para ella todo el pueblo debería movilizarse: “No sólo los jubilados y los del Garrahan. Todos”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

No hay plata para el cine argentino (el Gaumont como símbolo) pero sí para filmar ilegalmente a manifestantes.

Walter (66) y Julio (62) llegaron de Campana, norte de la provincia de Buenos Aires. Sumaron otros dos carteles: “Viejo: no te quedes en tu casa, vení a luchar” y “Ayudame a luchar. El próximo viejo sos vos”. Walter movió la cabeza de un lado para el otro al recordar el discurso de Milei en la Sociedad Rural: “Un tipo desquiciado, frente a toda la oligarquía, los terratenientes, los dueños de la tierra. Él mismo dice: ‘soy cruel’. Nos la está haciendo parir. Nos quitó la medicación, todo un desastre”.

Julio coincidió: “Ahí ves realmente para quién gobierna. Hasta el que tiene séptimo grado, como yo, se da cuenta”. 

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Jubilado hablándole a la pared.

Roberto, 62 años, de Trelew (Chubut), lo escucha: “Pero hay que seguir viniendo, compañeros. Son totalmente inescrupulosos. Hoy hablaba con un amigo que me decía que había que respetar el voto popular, pero Hitler también ganó con el voto popular. Si no salimos a la calle, no sé qué más va a pasar”. 

Vallas a donde vayas

El Congreso estuvo totalmente vallado. Vallas sobre Entre Ríos, Riobamba, Yrigoyen, Rivadavia. “Este quilombo lo hizo la Buillrich”, gritó un cincuentón a los automovilistas que se quejaban porque avanzar por las calles lindantes era un imposible.

Luis llevó un cartel: “Menstruación=sueldo de jubilado; viene una vez y se va a los tres días”. Dijo que lo escuchó a Milei cuando anunció en La Rural la baja de las retenciones al agro. “Lo que me dolió fue que la gente aplaudió cuando dijo que iba a vetar nuestro aumento. La gente del campo aplaude a todos los que empiezan con la “m” de mierda: Martínez de Hoz, Menem, Macri y ahora Milei”. 

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Mensaje para el tal vez próximo embajador de Trump en Argentina. Un apellido que parece un mandato.

Después de la radio abierta, como cada miércoles, empezó la movilización. Las columnas bajaron a Hipólito Yrigoyen, cuya circulación no estaba cortada y marcharon por la calle. “Luche que se van”, fue otra vez el hit, al que siguió “que se vayan todos”. Uno de los temas, con dedicatoria explícita: “A dónde está, que no se ve, esa famosa CGT”. Nobleza obliga: ni la CGT ni ningún partido político, con la cabeza en las elecciones legislativas y no en la calle.

La violencia y las bolitas

Sobre Yrigoyen, casi Luis Sáenz Peña, se divisaba un camión hidrante que se retiró. La columna dobló al final de la Plaza para ir hacia Avenida de Mayo con la intención de seguir la marcha hacia Plaza de Mayo. Sin embargo, en otro operativo de pésima coordinación –esta vez por la Policía de la Ciudad– la manifestación se mezcló entre autos y colectivos que seguían pasando. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

“¡Por la vereda!”, gritaron algunos jubilados. Pero en ese momento, los efectivos cortaron de cordón a cordón empezando con la respuesta física violenta. El operativo estuvo acompañado, como suele ocurrir, por oficiales con cámaras que filmaron y sacaron fotos (con el objetivo de realizar algún tipo de “inteligencia” y amedrentamiento a quienes ejercen el derecho de reclamar). 

La movilización avanzó pero rápidamente empezaron las detonaciones de escopeta con postas de goma y de granadas. Dispararon balines de armas byrna, redondos y de colores, que impactaban en los cuerpos, provocando lastimaduras y liberación del gas que llevan dentro. También lo hicieron sobre la vereda, donde se supone que no hay “protocolo”. Detuvieron, golpearon y gasearon fundamentalmente a trabajadores y trabajadoras de prensa, como cada semana. El efecto de esos spray, que poseen una sustancia espesa y viscosa: penetra los poros y quema durante horas. El fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, como otros reporteros (Cítrica, Infonews, C5N y El Destape, entre otros), fueron atendidos en la misma plaza y en el Instituto Patria. “Quemadura de primer grado”, diagnosticaron a nuestro compañero.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

¿Qué escudan los escudos?

Nadie fue ajeno a esta nueva ofensiva. La policía disparó un gas que generaba tos hasta el punto de provocar arcadas y vómitos. La sensación era extraña, porque no había un sabor ácido ni picante, pero provocaba una tos ronca. El efecto llegaba incluso a las calles aledañas, aparentemente ajenas al la marcha. “El registro del despliegue policial evidencia su brutalidad e irracionalidad”, denunció la CPM, organismo que precisó otro detalle alarmante: “Se relevaron también policías armados con armas con postas de plomo que están prohibidas, y acciones de inteligencia ilegal”. 

Agregó la CPM que el ataque incluyó a defensores de derechos humanos, cuyo hostigamiento tenía como fin evitar el registro de los hechos.

Sin embargo, la gente no se fue.

La gente se quedó. La policía avanzaba, seguía gaseando, y la gente siguió. 

“¡Tienen miedo!”, gritó una jubilada. “¡Tienen miedo!”.

Uno de los primeros detenidos había sido el padre Paco Olveira. Lo golpearon, lo gasearon y lo salvó la gente. Se llevó de recuerdo dos de los balines de la Policía. “Es el último arma que trajo Bullrich”, explica y muestra a lavaca. “Te tiran y salta el gas. No te deja respirar. Y duele, porque nos dieron unos cuantos en los pies. Gracias a Dios hoy no tiraron a los ojos”.

De fondo, la jubilada siguió gritando: “¡Tienen miedo!”.

Otro miércoles de protesta de jubilados se diluía entre detenciones y balines de gas. Entre un cordón con armas largas sobre Rivadavia y un grupo de la motorizada dispuesto a salir sobre Rodríguez Peña. Sin embargo, mientras el padre Paco seguía mostrando los balines, alguien propuso:

–Juguemos a las bolitas.

Todos se rieron, por el absurdo de la situación. 

De nuevo, frente al horror, la creatividad social. 

Y así, frente a policías que seguían filmando ahora una burla, un párroco y una jubilada arrodillados en la calle, jugaron a las bolitas con los balines para cerrar otro miércoles argentino.

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Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

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¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?

Por María del Carmen Varela

Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?

La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.

Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.

¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.

Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.

En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.

Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.

NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA

Miércoles 30 de julio, 21 hs

Próximas funciones: los viernes de octubre

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