CABA
Hip hop, al frente
El Brujo. Fue chico de la calle y ahora es contratista de obras y Master of Ceremony (mc) de la música que empieza a compartir con la cumbia el reinado de los ritmos que mejor cuentan lo que pasa. Ahora, presenta su primer cd, Calles, un sueño que construyó con esfuerzo, paciencia y convicción. Éstas son sus enseñanzas.En Villa Tesei, el rap sale por las ventanas de las casas. Los adolescentes que están en el almacén visten remeras y pantalones anchos. Los más chicos también. La cumbia, parece, ya no es la única banda de sonido de los barrios bajos. Estamos en el oeste y para entender la escena del hip hop que domina hay que hablar con El Brujo, o al menos así dicen. Él representa símbolo y promesa de un arte que parece tener como requisitos ser joven, varón y del conurbano. Eso no alcanza, claro: también hay que tener bronca, ojos, corazón, y algo para decir. No estar resignado.
El Brujo ganó un concurso de freestyle (estilo libre) organizado por la radio Rock and Pop, forma parte de la González Catán Killer Crew, está por sacar su primer disco llamado Calles, por el sello dbn y tiene apenas 23 años. Saluda tímido al tiempo que abre las puertas de la casa en donde vive con Flor, su novia peluquera, y la familia de ella. “Esta casa nos costó diez años de esfuerzo”, revelará más tarde Flor, orgullosa. El lugar es nuevo, el piso es brillante, las paredes blanquísimas y todos los ambientes son triangulares. “Todo lo eligió mi mamá”, dice Flor.
El músico no revela qué dice su dni. “Mi nombre no es importante. Todos me conocen como El Brujo”. Ordena un poco el barullo de perros, amigos y familiares que entran, salen y deambulan y se sienta a conversar. Tiene la boca gruesa y la contrae para fumar un cigarrillo atrás de otro. “A los 16 años empecé a acercarme al rap porque yo bailaba, me hice conocido como B-boy (dentro de la cultura del hip hop, es el que domina esa acrobacia casi mágica llamada break dance). Bailé en fiestas de hip hop en el under local”, recuerda El Brujo. De manera natural su interés cambió: empezó a mirar lo que pasaba en su barrio y a rapear. “Rapear, rapear, rapear freestyle, durante dos años”.
Palermo y Fuerte Apache
Para los que se inician en este tema, El Brujo explica algunas claves. El freestyle sucede cuando una persona improvisa, arma rimas en el momento, como un relato de lo que pasa aquí y ahora en esa especie de flujo sólo en apariencia monocorde. La competencia o batalla es cuando son dos los que improvisan y contraponen, discuten: payadas siglo 21. En las contiendas todo está permitido. Incluso, repasando batallas en el noticiero YouTube se puede descubrir un florido vocabulario callejero, unas cuantas alusiones homofóbicas del estilo “a vos te gusta que te rompan el culo” y un sinfín de insultos. Pero El Brujo no está del todo de acuerdo con esta mirada e intenta cambiar de rumbo esas máximas del freestyle. Recuerda una competencia en Córdoba en la que un contrincante lo insultaba a él y también a su familia. Ante eso, El Brujo decidió contestarle que para hacer freestyle no hace falta insultar: “Un pibe que recién está empezando lo único que sabe decir es la concha de tu madre, hijo de puta, te mato, me fumo un porro, ¿me entendés? Pero si vos sos bueno vas a dejar un mensaje por lo menos más positivo”. En Córdoba, El Brujo resultó ganador. Como ejemplo de lo que dice, un fragmento de batalla, literal e improvisada, contra el duelista de turno, un tal Carmona, de Solana: “Usted señor sin swing no puede bardear sin contenido / no tiene skit / hablaste de que tu nombre es Carmona / para mi vos sos un gil / tu nombre cambialo, Ramona / el Brujo va con las rimas y no te insulta / date cuenta de que ésa es la diferencia que gusta”.
Ahora, dice, está en una nueva etapa. En las calles ya ganó todas las batallas, incluso la de la supervivencia y se quiere probar como mc (Master of Ceremony), y el examen final es el disco. “La diferencia entre el freestyle y el mc es que el primero se prueba en la calle o en fiestas y a las palabras que se dicen se las lleva el viento. Y el segundo se mide en un disco, en algo que queda”, explica.
Su primer concurso ganado como mc lo organizó nada menos que Mustafá Yoda, mítico rapero de la escena local que, hace alrededor de dos años, en un skate park de Munro, le dio el premio y su bendición.
El Brujo ha tocado en la puerta del ceamse, acompañando las protestas de los vecinos de González Catán contra la instalación del basurero y la contaminación que enferma y mata. Pero también conocen su estilo en otros circuitos, a través de una movida que puede abarcar desde el Niceto Club de Palermo Hollywood hasta la estación de ferrocarril de San Miguel, canchas de fútbol, boliches chetos, Fuerte Apache y Ciudad Oculta.
Es probable que estos cruces sean posibles porque la moda tornó inevitable la mezcla. Quizá, la música que mejor sintetiza los cruces sea la que nace precisamente del mestizaje: el rap, el reggaetón, el reggae, la cumbia, todo junto y yendo de la periferia al Centro, aunque siempre de ida y nunca de vuelta.
¿Qué se ve desde la ventana?
Decido por este incesante flujo, El Brujo logró llegar al sueño que para él es Calles, su primer disco, que saldrá a la venta al mismo tiempo que esta edición de mu y podrá conseguirse en todas las disquerías de rap del país. Está por verse si dbn colocará el cd también en las casas grandes de música. “Empecé a grabar el disco en enero de 2006 en el Mester de los Juglares, de Liniers y lo terminé hace una semana”, relata y se pone de pie para ir a buscar el flamante objeto musical. Enseña la foto de tapa: es él, en distintas poses. Sobre la financiación explica: “Lo banqué todo, puse toda la plata yo, laburando en estos dos años”. El Brujo es contratista de obras y lo que logra ahorrar lo invierte en su carrera. Tocó 7 años sin ganar un peso y hoy dice que, si quisiera, podría llegar a vivir de la música, pero prefiere seguir trabajando: no está pensando en eso todavía. No cobra en Ciudad Oculta o Fuerte Apache, pero sí en los boliches. (No dice cuánto, pero de acuerdo a cifras que flotan en el ambiente en Palermo Hollywood no es probable que le paguen menos de 300 a 500 pesos por presentación.)
Así, ladrillo por ladrillo, El Brujo se está armando su propio estudio de grabación en la casa y pagó la producción de Calles, aunque logró que las copias y la distribución las encare dbn. “Acá no podés ir a un sello y esperar que te paguen todo. Yo llevé el disco ya terminado”, cuenta. A la industria la ve camino a terminar como la de la cumbia. “Hoy no hay un mercado tan claro para el rap como el de la cumbia, pero dentro de unos años van a ser lo mismo. En Yankilandia salen nuevos grupos de hip hop todas las semanas igual que acá salen de cumbia, pero dentro de unos años vamos a tener grupos de hip hop de gira por boliches de todo el país”, vaticina El Brujo. Y explica por qué: “Mirá, en el barrio todos son raperos, hasta los que antes escuchaban cumbia, por eso me parece que en un tiempo los dos géneros van a ser parte del mismo negocio”, vaticina.
Las letras de su disco son, en general, relatos sobre los problemas que hay en la calle. Hay un tema llamado Máquinas humanas que habla de la alienación de las personas dentro del sistema; Espectro que habla de un chico que se suicida y Calles, la pegadiza canción que da nombre al disco: “Las calles están llenas de demonios / Los chicos ya no juegan con globos / Las mentes, vacías por el odio”. Sintetiza El Brujo: “El disco tiene de todo, lo único que no puse es romance”.
Algunas de las letras de Calles las escribió a los 21 años, cuando todavía vivía en González Catán: “Empecé a escribir estos temas sobre un piso que no era piso: era tierra. Y en un escritorio de madera hecho por mí. Tenía un grabador con el play, el retroceder, y nada más. Y andaba un solo parlante”, recuerda. Por la ventana de ése, su anterior hogar, veía lo que ahora cuenta en las letras.
Lo que te parte la cabeza
El Brujo es sincero. Me doy cuenta porque no relata estas historias con orgullo de rapero gángster: lo dice con la voz de los recuerdos tristes, pero también con la firmeza del que vive para contarla. Laburó desde muy chico, tuvo que vivir y dormir en la calle, conoce los oficios de los semáforos, y sobrevivió para hacer rap. Estudió hasta tercer año de la secundaria y dejó porque cayó preso por un delito menor. Pero piensa que la mejor escuela, aunque suene a lugar común, fue la calle. ¿Qué es lo que se aprende en la calle? Según El Brujo, se aprende a ver lo que pasa: “Cuando veo a gente durmiendo en la vereda; gente que es re pobre y que está mal y que se está cagando de hambre, me parte la cabeza y me hace concentrarme más en escribir, me sirve para enfocar mis letras…” relata, y se ataja: “Yo sé que con la música no voy a poder ayudar a esa gente, pero por lo menos sirve para que los que están mejor se enteren ¿me entendés?”.
El Brujo no habla como si fuese mejicano ni tiene pose de estrella. Como mc tiene un estilo propio. Lo llama flow, que es algo que define como “lo que uno tiene adentro”. “El flow es el estilo que uno le da a la palabra. No es algo que está en la boca. Flow es cuando vos con las cosas que decís, convencés a la gente de que lo que vos estás diciendo es la verdad”.
Ahora, cuando la movida rapera comienza a ser consumida por la moda, el fantasma de que se puede vaciar de contenido parece un peligro a tener en cuenta. Pero sobre esto El Brujo está muy tranquilo: “Nosotros estamos haciendo rap para la gente que quiere escuchar rap. No hago música alternativa ni música comercial, y si algún día nos llegamos a hacer conocidos quiero que sea porque nosotros siempre conservamos los mismos principios”.
La escuela de rap, los pibes de la calle
Ese “nosotros” al que refiere es la González Catán Killer Crew, la banda formada esencialmente por catorce mcs, aunque también hay cuatro B-boys y alrededor de seis grafiteros. Son los que eligieron “un camino por derecha”, como dice El Brujo: organizan eventos, salen a pintar graffiti y a rapear por el barrio. Marcan una diferencia con –por ejemplo– la Wu Tan Catán, una tribu más asociada al estilo gángster del hip hop. “Nosotros la hicimos por derecha, porque queremos estar con la mente tranquila”, cuenta. Esta dirección elegida por su grupo es la que lo acercó a la escuela de rap que funciona en San Miguel: “Es una iglesia grande que la prestan para que se junte toda la gente de la movida del hip hop. Está muy bueno porque saca gente de la calle, pibitos que por ahí tienen un momento para relajarse, poder bailar, o sea, absorber algo bueno de tanta mierda que se tienen que comer”.
De vuelta a esos orígenes que lo definieron y junto a Mustafá Yoda, El Brujo está organizando una suerte de presentación de Calles en González Catán para mediados de noviembre. Será en el cine frente a la plaza. Cinco pesos la entrada.
Llega, entonces, el momento del gesto típicamentebrujo: convoca a toda su crew –la banda de amigos– al momento de las fotos en el patio de su casa. El Brujo sigue siendo el mismo, algo tímido, algo ensimismado, simpático, dispuesto a acceder a todos los pedidos del fotógrafo. Hace un gesto rapero, como con bronca, y sólo pueden dar ganas de que le vaya bien cuando en el patio anuncia, por ejemplo: “Mi estilo de hacer música es este: decir la verdad”.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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