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19 y 20: los días que parieron una década

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¿Cómo entender hoy lo que pasó el 19 y 20? ¿Un estallido fracasado con un lema -«que se vayan todos»-, que no se concretó? ¿Un problema de ahorristas? ¿O es un punto de inflexión en la historia, y en la cultura política del país, de una importancia comparable al 17 de octubre, y con alcances cruciales en mucho de lo que ocurrió en esta década que está terminando, y en mucho de lo que continúa sucediendo?
19 y 20: los días que parieron una década NOTA CON AUDIOS

En los audios y textos que siguen, Raúl Zibechi y Norma Giarraca reflexionan y suman ideas que ayudan a debatir y comprender. Olga Tonino, la madre de Gustavo Benedetto (30 años, repositor de supermercado y estudiante de Historia, muerto cuando le dispararon a la cabeza desde adentro del Banco HSBC en Avenida de Mayo) cuenta cómo vive y desvive este aniversario. Rodrigo Borda (abogado del Centro de Estudios Legales y Sociales) detalla en qué punto está un juicio que nunca parece llegar a nada -y qué significa esa demora-, pero que el año que viene deberá (o debería) determinar quiénes son los responsables políticos de aquella represión. Hablar del 19 y 20 no es hablar del pasado. Tal vez sea explorar la historia del presente.
19 y 20: los días que parieron una década
«Un 17 de octubre»
El uruguayo Raúl Zibechi escribió Genealogía del Argentinazo, que también se editó como Genealogía de la Revuelta, uno de los primeros y más profundos intentos de comprender qué era lo que estaba ocurriendo en las calles y, sobre todo, en las cabezas y los corazones grandes sectores sociales que en un momento marcaron un límite, y abrieron todo un espacio.
Ahora Zibechi dice a lavaca: «El 19 y 20 fue un levantamiento o una insurrección que marca toda la década hasta el día de hoy. Creo que en la historia argentina reciente tiene una importancia similar a la que pudo tener el 17 de octubre del 45. Es un hecho profundamente modificador de la realidad política, cultural, social, y económica argentina. Hay un antes y un después. Como dicen los mexicanos, es un parteaguas».
El velorio de Kirchner, y el veto
«Si uno observa lo sucedido cuando el reciente velorio y entierro de Néstor Kirchner» postula Zibechi «ve reflejos que conectan con el 19 y 20. Y también en los sucesos del Parque Indoamericano. De lo que estamos hablando es de la capacidad de los de debajo de vetar algunas decisiones o algunos procesos iniciados por la élites. Por los gobiernos neoliberales de aquella época, y aún por las derechas de hoy».
El argumento lleva a lo siguiente: «Podemos concluir que el 19 y 20 es una muestra clara de la capacidad y el poder de los de abajo. Y eso es algo que llegó y se instaló en la sociedad. Y aún hoy sigue operando, más allá de quién esté en el gobierno, más allá de los nombres de las fuerzas populares arraigadas en las periferias urbanas, más allá del nombre de los dirigentes. Esa capacidad de veto de los de abajo, sigue operando. Y me parece que va a seguir operando durante un tiempo».
Lo que aprenden los de abajo
¿Por qué se llegó a ese veto? ¿Por hartazgo, por aprendizaje político? Responde Zibechi, reflejando otras investigaciones como Territorios en resistencia: «Yo creo que el mundo de los de abajo ha ido creciendo, no sólo numéricamente, sino que se ha ido haciendo más fuerte, ganando en autoestima,  complejizándose. No son sólo los pobres de siempre, sino pobres de nueva generación, empobrecidos de las clases medias. Y han aparecido nuevos saberes y nuevas capacidades. Por ejemplo la capacidad de organizarse. Antes la organización era el sindicato. No habían aprendido a organizarse en el territorio. Primero aprendieron a seguir caudillos, o punteros. Luego aprendieron a organizarse autónomamente de los punteros, por ejemplo».
El siguiente salto: «Con el tiempo aprendieron a producir, recuperar fábricas, crear huertas, panaderías, todo tipo de emprendimientos para la producción. Desde la producción para la sobrevivencia como los comedores comunitarios, hasta la producción material. Y aprendieron a manejar la salud, con clínicas autoconstruidas por los de abajo. Y espacios de formación del más diverso tipo, apelando muchas veces a la educación popular.
Tesis sobre el poder y el cascarón
Una de las víctimas emblemáticas de aquellos días, y de los aprendizajes que menciona Zibechi, fue Claudio «Pocho» Lepratti, ayudante de cocina en una escuela de las periferias pobres de Rosario, y profesor de Filosofía. Se paró en el techo del comedor cuando la policía disparaba a mansalva. «No tiren que hay pibes comiendo» fue su último grito. La policía lo mató de un balazo en la garganta.
Zibechi contabiliza la primera ocupación de tierras de las últimas décadas en San Francisco Solano, en los 80, de la mano del cura Raúl Berardo. «Desde aquel momento los de abajo han desarrollado capacidades que llamo poderes. Capacidad de poder hacer una cantidad enorme de cosas. En el peor de los casos, seguir a un caudillo o un puntero. En el mejor, organizarse autónomamente para hacer un montón de cuestiones que antes hacía el Estado. Y que aún hoy habiendo planes y políticas sociales el Estado hace a medias. Pero la gente sigue haciendo. Los sociólogos llaman a ese poder «empoderamiento». Es una palabra que no me gusta. Pero esa capacidad de hacer de los de abajo ha sido lo que llevó a romper el cascarón de las organizaciones preestablecidas, y saltar a la arena pública el 19 y 20. Y en muchos otros reventones que hubo antes y que siguió habiendo después».

[audio:https://media.lavaca.org/audios/19y20-raulzibechi.mp3]
Raúl Zibechi

19 y 20: los días que parieron una década
El 19 y 20 sigue ocurriendo
Las organizaciones de desocupados que no se resignan a ser un punterismo de nuevo cuño, las fábricas recuperadas, las distintas experiencias cooperativas y horizontales que nacieron de 2001, son para Zibechi sólo una parte de lo vigente desde entonces: «Se vio en el Indoamericano. Se abre una grieta, y la gente no espera. Del mismo modo que no espera que haya una justicia reparadora por parte del Estado. Si llega, y se condena a un Videla, bienvenida. Pero hay un ajusticia de lo que sucedió hace tres décadas. De lo que ocurre hoy, del gatillo fácil, de la represión, de las patotas del color que sean, sobre eso no hay justicia».
Dicho esto, el 19 y 20 no parece, para Zibechi, un tema de museo, sino lo contrario: «el 19 y 20 sigue pasando. Pasó en el 2002 en Puente Pueyrredón y siguió a lo largo de la década en mil pequeñas acciones, en las asambleas contra la minería, los bachilleratos populares, la movilización cuando los juicios de la legislatura, cantidad de accioners contra la represión. La movilización por lo de Mariano Ferreyra, lo de los qom en Formosa, la muerte de Kirchner, son un montón de hechos en los que el 19 y 20 sigue operando. Hechos que no tuvieron la envergadura del 2001 pero podrían tenerla si se dan las condiciones.
Sobre la derecha
«Todo eso muestra que se está reconfigurando la coyuntura política permanentemente» asegura Zibechi. «Yo veo que se está vetando a la derecha, a los Macri y compañía, a los menemistas de hoy, y se está forzando a los que están en la Casa Rosada para
que sigan mirando el abajo y atendiendo las necesidades de la gente. No es un legado muerto. Es un legado que opera y actúa en la cotidianeidad».
La socióloga Norma Giarracca trata de ajustar el foco sobre aquellos días: «Hay políticos y periodistas que dicen que lo que ocurrió fue el producto de la manipulación de caudillos políticos. Pero eso pudo hacerse por el grado de desesperación de la población. Por el hambre y la situación de desesperanza y sufrimiento que había en esos meses».
¿Corralito + bolsillo?
Continúa Giarracca, profesora de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA e investigadora del instituto Gino Germani: «Aquellas interpretaciones que miran a la historia y la gente desde lo institucional y los arreglos palaciegos, dicen que la clase media porteña salió porque le habían tocado el bolsillo. Efectivamente la cuestión del corralito fue un elemento importante para un conjunto de ahorristas que no tenían nada que ver con los sectores concentrados que habían sacado el dinero durante el 2001.
Eran parejas de ancianos que tenían ahorros, gente que había vendido una casa, etcétera, y que también son dignos de respeto».

[audio:https://media.lavaca.org/audios/19y20-normagiarracca.mp3]
Norma Giarracca

La cacerola de la clase media
La idea de relativizar el reclamo de esa clase media en decadencia y sus cacerolas abolladas, es un argumento que mezcla una especie de obrerismo (muy de clase media) con cierto elitismo de los que buscan encoger teóricamente las consecuencias del 19 y 20, al extremo de que Giarracca debe aclarar que aquellos manifestantes «son dignos de respeto».
«Pero además de haber salido los ahorristas, salió una clase media que estaba harta de lo que estaba pasando básicamente desde 1990. Que había creído en las promesas de Alfonsín, y se había desilusionado. Que había creído en las primeras promesas de Menem, y se había horrorizado. Y que había puesto sus esperanzas en la Alianza, muchos pensando que la presencia de Chacho Alvarez, que era un hombre que venía del centroizquierda, podía modificar esa terrible y dramática línea de la historia que venía desde el año 75 en lo que hace en la línea económica, aún cuando debemos reconocer un cambio político importante en el 84».
El fin de la representación
La mayor industria argentina suele ser la trituración de esperanzas. «Esa gente de clase media salió a la calle con hartazgo, y produjo un fenómeno que articuló demandas de las personas que se movilizaron el 19 a la noche, con la gente del conurbano que se sumó el 20 en la Plaza de Mayo. Un fenómeno político en el corazón del poder del país, la Plaza de Mayo, que tuvo una importancia muy grande para la historia posterior. Hay una falla de representación, expuesta en esa consigna polisémica (con muchos significados) del ‘Que se vayan todos’. El mensaje era: no queremos más la representación política. Queremos tomar la historia en nuestras propias manos».
La respuesta K
Giarracca cree que de todos modos una consigna como esa tenía límites. «Porque de alguna manera la política hay que resolverla. Y no se resolvió la política de representación, no se la pudo cambiar en esa coyuntura. Después está lo otro. Cómo influye esto en la década posterior. Yo creo que uno puede reconocer en el gobierno de Néstor Kirchner sobre todo, haberse dado cuenta de que el país no estaba para bromas. Y empezar a plantear y anclar ciertas tradiciones que son aquellas de las que nos sentimos orgullosos la mayoría de los argentinos. Que son tradiciones libertarias, de justicia, democráticas. Él lo tomó por el lado de los derechos humanos, que sabía que eran un valor, algo muy preciado para la sociedad que había sufrido lo que había sufrido en la década del 70».
¿Cómo hubiera sido el país sin 19 y 20?
Norma hace el razonamiento al revés: «Creo que sin el 19 y 20, sin todo lo que pasó, muy probablemente los Kirchner no hubiesen llegado al gobierno. Pero si hubiesen llegado por la razón que sea, no se hubiesen planteado como sentido de gobierno lo que se plantearon. Por eso me parece muy importante recordar el 19 y 20 porque de alguna manera planteó una línea en la historia reciente de la Argentina, que marca un límite, una distancia. Se pone una distancia  a aquello que es lo peor de nuestra historia. Le indica a las clases gobernantes que las poblaciones pueden tener paciencia, pueden tener formas de adaptarse a las nuevas situaciones y aprovechar los momentos de bonanza económica. Pero hay límites que no los pasan». Giarracca cree que Kirchner en particular, entendió ese mensaje como nadie: «Siempre se cuidó muchísimo de la cuestión de la represión de la protesta, porque tenía muy presente lo que había pasado desde finales de los 90 y hasta que él asumió. Lo que no tengo claro es si eso está presente en la clase política actual. O si se cree nuevamente, como lo dicen los diarios de derecha, como Perfil por ejemplo, que la represión es uno de los dispositivos más importantes para el desarrollo económico del país».
Si fuera el caso, se confirmaría una vieja maldición argentina: toda posibilidad de democratización de la riqueza, de redistribución de la democracia, tiende a resolverse matando.
Sólo el 19 y 20 fueron 38 los muertos (más abajo, la nómina completa).
Cara a cara con el que mató
Olga Tonino es la madre de Gustavo Benedetto, el muchacho muerto de un balazo en la cabeza, disparado desde adentro del banco HSBC. «Miraba el noticiero, y veo que seguimos pidiendo justicia» dice Olga a lavaca.
«La causa de Gustavo está, pero toda parada. Nadie me llamó para nada, para darme algo. Y a él no lo tengo desgraciadamente, hace 9 años. Él de acá se fue solo, no fue con ninguna agrupación ni nada, quería saber lo que ocurría ahí ese día, ese 20 de diciembre. Fue lo que le tocó. No sé si fue el destino de él, o la desgracia. ¿Qué otra cosa te puedo decir?».
Olga sigue esperando que se haga algo. «Yo estuve cara a cara con el tipo que mató a mi hijo (el ex mayor del Ejército Jorge Eduardo Varando, que estuvo dos años en prisión por el caso y quedó libre). Ese militar le disparaba a la gente. En la reconstrucción lo tuve ahí. Frente a mí. Pero él está suelto. Lo largaron. No se hizo más nada.
Olga traza un perfil de Gustavo, a punto de quebrarse: «Era un chico bueno, trabajador, trabajaba en un supermercado. Yo había quedado viuda un año antes, y él era el sostén mío, porque trabajaba para ayudarme. Por eso tenía tanta bronca ese día: ‘Me voy a la plaza me voy, quiero ver cómo es esto’. Agrega Olga: «No iba a hacer quilombo, nada que ver».

[audio:https://media.lavaca.org/audios/19y20-olgamadredegustavo.mp3]
Olga la madre de Gustavo Benedetto

Nombres
La causa en la que se investiga la represión y las muertes ocurridas el 19 y 20 es otra muestra genética de la Argentina de los últimos años. Rodrigo Borda es abogado e integra el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), uno de los que promueve ese juicio. Explica Borda: «Los imputados en la ciudad de Buenos Aires son Enrique Mathov, como secretario de Seguridad, el comisario Rubén Santos, como jefe de la Policía Federal, el comisario Raúl Andreozzi como jefe de la Superintendencia Metropolitana, y el comisario Norberto Gaudiero, de Coordinación Federal. Estos imputados están en la etapa de juicio Oral en el Tribunal Oral Federal número 6. Se les atribuyen las cinco muertes ocurridas en Capital Federal, como homicidio culposo por la negligencia en la conducción del operativo, y alrededor de 118 lesiones culposas, que son los heridos».
De la Rúa encontró la salida
¿Y el juicio? «Creemos que el año que viene podría realizarse» sostiene Borda. «De la Rúa se encuentra sobreseído por la Cámara Federal en un fallo dividido, y ese sobreseimiento está apelado por el fiscal, el CELS, el abogado Rodolfo Yanzón y CORREPI. Aspiramos a que el año que viene se defina en la Cámara de Casación o en la Corte la situación de De la Rúa, con la esperanza de que pueda revertirse el sobreseimiento y se lo sume al juicio».
Otro imputado ya falleció, el entonces ministro del Interior Ramón Mestre. «Además hay causas en las que no intervenimos pero siguen pendientes, por los autores materiales. Por ejemplo en el caso de la muerte de Gustavo Benedetto, al que le dispararon desde adentro del HSBC y el caso del homicidio de Alberto Márquez en la 9 de Julio, con imputados de Asuntos Internos de la policía tanto por esa muerte como por las lesiones de los heridos de bala en ese contexto. Hay además un policía, el principal Víctor Belloni. Hay pruebas, fotos y testigos con los que se pudo reconstruir su actuación en Tacuarí y 9 de Julio. Es uno de los imputados por la muerte de Gastón Riva, Diego Lamagna y Carlos ‘Petete’ Almirón. Sin embargo, no está procesado por ese hecho pero sí por haber disparado en ese contexto, así que está elevado a juicio como tentativa de homicidio. Y otros están imputados por apremios ilegales, vejaciones, golpes».
Se trata de un viejo truco (o inepcia) judicial: tener las causas divididas en múltiples pedazos. Borda: «La aspiración es que todo eso se unifique en un solo juicio, porque son obviamente hechos concurrentes».

[audio:https://media.lavaca.org/audios/19y20-rodrigoborda.mp3]
Rodrigo Borda

Corruptos, Represores & Corpiños
Borda siente un sabor amargo: «No haber podido avanzar en la identificación de los policías que dispararon contra Riva, Lamagna y Almirón. Hace 6 años pedimos un peritaje, que no se ha hecho. Es frustrante. Pero en otro sentido se puede destacar que a diferencia de lo que ocurrió con Kostecki y Santillán (los piqueteros muertos durante la represión en Puente Pueyrredón en junio de 2002) aquí se avanzó mucho más con respecto a los responsables políticos y jefes, que con respecto a los autores materiales sobre todo en helecho de Riva, Lamagna y Almirón. Todavía falta que lo de De la Rúa se revierta, y si ocurre sería un logro que los responsables políticos sean llevados a juicios. Después será importante obtener las condenas que corresponden».
¿El poder judicial es lento en estos casos, o cómplice? «No podría decir que hay una deliberada intención de tapar u ocultar. Pero hay algo que se ve en casi todos los casos que presentan cierta complejidad, por la cantidad de víctimas o la complejidad de los hechos. En los casos complejos, la justicia muestra un record bastante pobre, sobre todo la justicia federal, una justicia más acostumbrada a perseguir a personas por tenencia de drogas, o a bolivianas que venden corpiños en la calle, que a perseguir corruptos o represores».
Sigue el abogado: «Yo noto una enorme ineficiencia que se refleja no sólo en casos como estos sino en los casos en que  se investigan hechos de la dictadura. La demora de la justicia es pavorosa. Por eso ejemplificaba con el peritaje balístico que hace 6 años está pedido y aceptado, y no se hace, no se puede, porque falta una cosa, tal otra, tal documentación, comunicar a tal perito tal cosa. Seis años. Hicimos recursos de queja por denegación de justicia. Y la verdad es que lo que obtuvimos es bastante poco. Eso explica muy bien por qué hace 10 años se inició la causa pero no tenemos un juicio, y por ende condena. La causa muestra con claridad la ineficiencia y la lentitud de la justicia federal para casos como éstos.
Nombres para recordar
Esta es la nómina elaborada por Correpi (Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional), de los muertos el 19 y 20.
– ACOSTA, Graciela, 35 años. Militante de DDHH. Estaba con una amiga buscando a sus hijos. Se acercó a un supermercado frente al que unas mil personas reclamaban comida. Recibió dos impactos de bala, disparados rodilla en tierra por un policía al que su amiga vio perfectamente. Provincia: Santa Fela espalda.la espalda.La Tablada.la cabeza.la boca.
– ALMIRÓN, Carlos «Petete», 24 años Petete era militante de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi) y de la Coord. de Desocupados 29 de Mayo. Recibió un disparo de la policía en el pecho en Av. 9 de Julio y Av. de Mayo cuando encabezaba una columna de manifestantes que intentaba volver a la Plaza de Mayo.
– ALVAREZ Villalba, Ricardo, 23 años Asesinado en Rosario, Santa Fe.
– ARAPI, Ramón Alberto, 22 años Estaba con amigos tomando tereré en el Barrio Nuevo de Corrientes. Entró al barrio una camioneta Ford F-100 bordó sin leyendas identificatorias y sin patente, con cinco hombres, cuatro con el uniforme de combate azul-celeste de la policía de Corrientes. Arapi trató de esconderse, pero dos de los policías lo corrieron y alcanzaron. Uno lo golpeó y le pegó un tiro que entró por el pecho y salió por
– AREDES, Rubén, 24 años Fue asesinado por la Policía federal mientras participaba en un corte de calles en Ciudad Oculta, Ciudad de Buenos Aires. Recibió cuatro balas de plomo por
– AVACA, Elvira, 46 años Recibió un escopetazo frente a un supermercado frente al que pasaba con su hija en Cipolletti, Río Negro. Recibió el disparo en la zona lumbar. El calibre de la bala es policial.
– AVILA, Diego, 24 años Asesinado en Villa Fiorito, Buenos Aires.
– BENEDETTO, Gustavo Ariel, 30 años Se encontraba en la esquina entre la Avenida de Mayo y Chacabuco, Ciudad de Bs. As., donde se estaba llevando a cabo una manifestación. Recibió un balazo en la cabeza que le provocó la muerte, disparado desde el interior del Banco HSBC, donde prestaba servicios como custodio privado el ex militar Varando, represor de
– CAMPOS, Walter, 17 años Estaba esperando cajas de comida junto a cientos de personas frente a un supermercado en Rosario (Sta Fe), cuando un tirador de elite de las TOE (Tropas de Operaciones Especiales) le disparó a
– CÁRDENAS, Jorge, 52 años Fue herido la noche del 19 en las escalinatas del Congreso de la Nación, y falleció varios meses después.
– DELGADO, Juan, 28 años Estaba con otras personas reclamando alimentos frente a un supermercado en Rosario, Santa Fe. Llegó un camión que aparentaba traer comida. Cuando los manifestantes se agolparon alrededor, de atrás aparecieron seis móviles policiales que dispararon contra la gente. Delgado fue herido con balas de goma cuando huía de la represión. Un policía lo tumbó de un cachiporrazo en las piernas, lo apuntó con su itaka, pero se había quedado sin carga, por lo que sacó la pistola y le disparó a menos de un metro de distancia.
– ENRIQUEZ, Víctor Ariel, 21 años Asesinado en Almirante Brown, Buenos Aires.
– FERNÁNDEZ, Luis Alberto, 27 años Vendía sandías frente a un supermercado en la provincia de Tucumán. Durante la represión a manifestantes, un gendarme le disparó a poca distancia en la cabeza. Murió dos días después.
– FERREIRA, Sergio Miguel, 20 años Baleado durante la pueblada del 19 y 20 de diciembre de 2001. Murió un año después a raíz de una complicación hepática desencadenada por el balazo en el hígado recibido cuando la policía cordobesa reprimió duramente un saqueo a un supermercado del barrio Villa El Libertador.
– FLORES, Julio Hernán, 15 años Asesinado en Merlo, Buenos Aires.
– GARCÍA, Yanina, 18 años Recibió un disparo en el abdomen cuando, desesperada por los ruidos de las balas, salió a la vereda a buscar a su pequeña hija. En Rosario, Santa Fe
– GRAMAJO, Roberto Agustín, 19 años Un grupo de jóvenes estaba siendo perseguido por la Policía, que les disparaba balas de goma, en Alte. Brown, Buenos Aires. A la corrida se tuvieron que sumar todos los que estaban en la calle, ya que la Policía disparaba a mansalva. Un vecino pudo observar que en una obra en construcción que está ubicada en diagonal a su ventana había dos policías escondidos en las columnas. Uno de los policías disparó con balas de goma para lograr la retirada de los jóvenes, mientras que el otro policía se quedó escondido en la tercera columna de la obra en construcción y sacó el arma reglamentaria y efectuó tres o cuatro disparos. Uno de los disparos atravesó la cabeza de Roberto, que iba de su casa a la de su tío.
– GUÍAS, Pablo Marcelo, 23 años Asesinado en San Francisco Solano, Buenos Aires
– ITURAIN, Romina, 15 años Asesinada durante la pueblada del 19 y 20 de diciembre, mientras estaba en su casa, adonde ingresó una bala policial disparada contra quienes protestaban frente a un supermercado en Paraná, Entre Ríos.
– LAMAGNA, Diego, 26 años Murió después de haber sido herido en el pecho con un perdigón de plomo. Según testigos, le dispararon policías de civil desde un auto particular en la Ciudad de Buenos Aires.
– LEGEMBRE, Cristian, 20 años Asesinado en Castelar, Buenos Aires
– LEPRATTI, Claudio «Pocho», 35 años Militante comunitario. Estaba en la terraza de la escuela en la que colaboraba (era profesor de filosofía, y ayudaba como cocinero) cuando el móvil n° 2270 del Comando de Arroyo Seco se dirigía a reprimir un corte de calles de los vecinos del barrio. Los policías detuvieron el móvil y empezaron a disparar. Pocho gritaba que no lo hicieran porque había muchos chicos. Velásquez, el efectivo condenado a 14 años de prisión, dijo en la reconstrucción que disparó sin apuntar y que no sabía si tenía balas de goma o de plomo. El proyectil que lo mató ingresó por la garganta. Fue en Rosario, Santa Fe.
– MÁRQUEZ, Alberto, 57 años Durante la manifestación en la Ciudad de Buenos Aires, de una camioneta salieron civiles y uniformados que empezaron a disparar indiscriminadamente. Alberto Márquez recibió dos balazos en el tórax a consecuencia de los cuales murió. Uno de los autores es el comisario Oliverio, jefe de asuntos internos de la PFA, quien está detenido.
– MORENO, David Ernesto, 13 años Salió corriendo cuando la policía empezó a disparar contra los vecinos que se agolpaban frente a un supermercado en la provincia de Córdoba. La autopsia determinó que David fue herido con cinco proyectiles, algunos de goma y otros de plomo. De la nuca le extrajeron una posta de plomo que pertenecería a un cartucho disparado por una escopeta calibre 12/70 de la Policía. Los impactos en su cuerpo y en los de los otros heridos fueron por la espalda, por lo que se descarta que hayan sido lesionados por otras armas que las que disparaban los uniformados.
– PACINI, Miguel, 15 años Asesinado durante en la provincia de Sta Fe, recibió varios disparos en el cuello.
– PANIAGUA, Rosa Eloísa, 13 años Había ido con su familia a buscar comida en un supermercado en Paraná, Entre Ríos, porque el comisario del barrio había hecho correr la voz de que entregarían mercadería. Al llegar los esperaban policías y gendarmes. La bala entró por la parte superior de la cabeza y salió por
– PEDERNERA, Sergio, 16 años Baleado durante la pueblada del 19 y 20 de diciembre en la provincia de Córdoba. El menor se encontraba en la calle buscando comida para su familia en el marco de los reclamos masivos que se realizaron en supermercados, cuando recibió una bala policial en el tórax que le produjo una paraplejia. Un año después falleció en el hospital.
– PEREYRA, Rubén, 20 años Baleado por la policía cuando regresaba a su casilla llevando al hombro una caja con alimentos entregados en un supermercado. En Rosario, Sta Fe
– RAMÍREZ, Damián Vicente, 14 años Asesinado de un balazo en el cuello en la esquina de Maciel y Cristianía, Gregorio de Laferrere, Buenos Aires.
– RIOS, Sandra. Asesinada durante la pueblada del 19 y 20 de diciembre. Sin datos.
– RIVA, Gastón Marcelo, 30 años. Circulaba en moto por la Avenida de Mayo en la Ciudad de Buenos Aires, cuando recibió un disparo en el pecho proveniente de alguna de las armas de un grupo de cuatro policías que estaban disparando.
– RODRÍGUEZ, José Daniel. Asesinado en Paraná, Entre Ríos.
– ROSALES, Mariela, 28 años. Asesinada en Lomas de Zamora, Buenos Aires.
– SALAS, Ariel Maximiliano, 30 años. Asesinado en la esquina de Maciel y Cristianía, Gregorio de Laferrere, Buenos Aires.
– SPINELLI, Carlos Manuel, 25 años Fusilado desde un Gol blanco durante la rebelión popular del 19 y 20 de diciembre. Sucedió en Pablo Nogués, Buenos Aires.
– TORRES, Juan Alberto, 21 años Sufrió una herida de arma de fuego en la zona abdominal. En Corrientes.
– VEGA, José, 19 años Asesinado en Moreno, Buenos Aires.
– VILLALBA, Ricardo, 16 años En Rosario, Santa Fe, recibió un tiro en un ojo cuando vecinos manifestaban pidiendo alimentos frente a un autoservicio. Murió el 23 de diciembre.

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Los principales puntos del fallo que critica el operativo policial y ordenó liberar a los 114 detenidos

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La jueza Karina Andrade dictó de madrugada la liberación de 114 personas detenidas en la cacería que el Gobierno desató en la protesta contra el recorte a los jubilados en el Congreso. El fallo es preciso no sólo en los términos bajo los que ubica el derecho a la protesta como ejercicio legítimo de la libertad de expresión, sino también en la descripción del accionar de las fuerzas de seguridad. La jueza cuestionó la información “imprecisa” y “deficitaria” respecto del motivo de las detenciones, el momento y lugar en el que se produjeron, y a donde fueron llevados. La magistrada fue clara en marcar dónde está la falla: “Es preciso remarcar que el déficit en la información suministrada y, en consecuencia, del control judicial, de ningún modo lo advierto atribuible a una acción deliberada por parte del Ministerio Público Fiscal, sino a las características del procedimiento llevado a cabo por las fuerzas de seguridad”. Mientras el Gobierno amenaza a la jueza, el fotógrafo Pablo Grillo sigue peleando por su vida, internado en el Hospital Ramos Mejía por un disparo en la cabeza.

Por Lucas Pedulla

“A raíz del pedido de la defensa, he analizado la información que fue brindada y entiendo que respecto de las detenciones informadas se encuentra en juego un derecho constitucional fundamental como es el derecho a la protesta, a manifestarse en democracia y a la libertad de expresión, en un día como hoy donde se convoca desde los sectores más vulnerables de nuestra Nación como son los adultos mayores protegidos convencionalmente, desde el Poder Judicial corresponde atender a ello especialmente”.

La cita es textual y corresponde al fallo de 12 páginas con el que la jueza Karina Andrade, del Juzgado de Primera Instancia en lo Penal, Contravencional y de Faltas Nº15, dictó la liberación de 114 personas detenidas en la cacería desatada en la protesta del Congreso. La decisión causó desconcierto en el Gobierno, y el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, amenazó con que “se analizará su actuación ante el Consejo de la Magistratura de CABA por posible incumplimiento de sus funciones”.

Pero la jueza es precisa no sólo en los términos sino también en la descripción de una jornada bestial, con múltiples personas heridas de gravedad, entre ellas el fotógrafo Pablo Grillo, que sigue peleando por su vida, internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía.

“Información imprecisa”

La jueza Andrade especifica que a las 17.55 horas les llegó la convalidación de las primeras tres detenciones. A las 18.49, llegaron las de otras siete personas. A las 20.43, de otras cinco. La información es importante porque la magistrada apunta que, pasadas las 22 horas, la Dirección de Privados de Libertad le informó la detención de 89 personas que no habían sido comunicadas ni al tribunal ni a la defensa. Mientras, otra presentación le pedía a la jueza la liberación de las personas porque habían intervenido fuerzas federales y no de la Ciudad.

El caos continuaba. A las 22.30, la jueza recibió el grueso: 93 detenciones. A las 23.23, otras cuatro. Y recién a las 2.16 se informó la identidad de la última persona: en total, 114 detenciones. Por esas horas, la información era difusa respecto de la cantidad y los lugares donde estaban. Así queda claro el porqué y cómo la jueza argumentó su decisión:

  • “A medida que se informaban las detenciones de las personas, la información vinculada a ello se volvía más imprecisa y dificultosa para mi tarea judicial”. 
  • “Se dejaron de brindar detalles sobre la hora y lugar en el que ocurrió la detención, como así tampoco se lograba informar con relación a qué delito específico se estaba convalidando la detención. Tampoco se indicaba el lugar en donde serían alojados. En algunos casos el delito se informaba después”.
  • “A partir de la información suministrada por la fiscalía y las calificaciones legales imputadas, ninguna de las personas detenidas lo fue bajo la imputación de delitos de portación de armas de fuego, lesiones o incendio a bienes públicos”.
  • “En cuanto a la información para control, con relación a los detenidos 4) a 15) no se brindaron detalles sobre el momento y lugar de las detenciones, ni por infracción a qué delitos ocurrieron, como así tampoco el lugar en donde serían alojados. Situación similar ocurrió con los detenidos 16) a 108) y 109) a 113) sobre quienes tampoco se indicó el momento en el que ocurrieron las detenciones ni el lugar de alojamiento”.
  • Sobre los detenidos 109) a 113), no se informó el momento ni el motivo de sus detenciones y, finalmente se aguardó para el dictado de la presente la identificación de la última de las personas detenidas, previamente identificado como “Hombre de 25 años de edad que no aporta datos pero es ciudadano mexicano”.

Sobre las irregularidades en las detenciones, cita un fallo paradigmático de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que condenó al Estado argentino por la desaparición forzada en democracia del joven Iván Torres: “Una ‘demora’, así sea con meros fines de identificación de la persona, constituye una privación a la libertad física de la persona y, por lo tanto, toda limitación a la misma debe ajustarse estrictamente a lo que la Convención Americana y la legislación interna establezca al efecto, siempre y cuando sea compatible con la Convención”. 

Por eso, remarca: “Cualquier detención tiene que estar debidamente registrada en el documento pertinente, señalando con claridad las causas de la detención, quién la realizó, la hora de detención y la hora de su puesta en libertad, así como constancia de que se dio aviso al juez de instrucción competente, en su caso, como mínimo”.

La protesta como libertad de expresión

La jueza ubica que la marcha de jubilados en el Congreso, “como es de público conocimiento”, ocurre todos los miércoles desde hace un año, y sobre esa base fáctica le “resultó imperioso” enmarcar los hechos “dentro de las exigencias constitucionales y convencionales” ya que, advirtió, “se encontraban en juego derechos constitucionales fundamentales como son el derecho a la protesta, a manifestarse en democracia, a peticionar ante las autoridades, a la libertad de expresión”. 

Por ese motivo, subraya: 

  • “Estas libertades adquieren especial relevancia un día como hoy en el que parte de la sociedad se expresa (se ‘moviliza’) en favor del ejercicio de la libertad de expresión de los integrantes de uno de los sectores más vulnerables de nuestra República, los adultos/as mayores. Desde el Poder Judicial corresponde atender a ello especialmente”. 
  • “Así, vale recordar que los adultos mayores se encuentran específicamente protegidos en nuestra Constitución Nacional (art. 75 inc. 22) a través de la Convención Interamericana sobre Protección de Derechos Humanos de las Personas Mayores, incorporada a la Carta Magna a través de la sanción de la ley 27.700 por el Congreso de la Nación”.
  • La libertad de expresión, junto con el derecho a la protesta, necesariamente concatenado con la primera, se configuran como derechos baluartes del sistema democrático, pues permiten a los individuos de una sociedad democrática dar a conocer sus ideas, conocer las opiniones de sus conciudadanos y los actos de gobierno y criticar los actos de sus representantes, así como peticionar a estos últimos”.
  • Cita jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH): “Cuando se restringe ilegalmente la libertad de expresión de un individuo, no sólo es el derecho de ese individuo el que está siendo violado, sino también el derecho de todos a ‘recibir’ informaciones e ideas … Se ponen así de manifiesto las dos dimensiones de la libertad de expresión. En efecto, ésta requiere, por un lado, que nadie sea arbitrariamente menoscabado o impedido de manifestar su propio pensamiento y representa, por tanto, un derecho de cada individuo; pero implica también, por otro lado, un derecho colectiva a recibir cualquier información y a conocer la expresión del pensamiento ajeno”.
  • Sigue la jueza: “Entonces, quienes se ‘movilizan’ en verdad se expresan, y deben poder hacerlo, de manera crítica frente al ejercicio del poder de los gobernantes y ello, siempre que se efectúe en el marco de la legalidad, no puede ser socavado. Nuestra Constitución reconoce el derecho a la protesta, el cual incluye el derecho a manifestarse, a circular libremente, a peticionar y a criticar a las autoridades”. 
  • “En otras palabras, en democracia, toda persona debe poder expresarse, peticionar ante las autoridades, asociarse, reunirse y manifestar su parecer y, sobre todo, su disconformidad con las decisiones gubernamentales”.

La jueza cita al constitucionalista Roberto Gargarella: “Una democracia representativa, la única alternativa con la que cuentan los ciudadanos para cambiar el rumbo de las cosas es la de protestar y quejarse frente a las autoridades. Si se socava dicha posibilidad, la democracia representativa se convierte en una oligarquía o plutocracia, es decir, la democracia llega a su fin. De allí que una democracia, aún modesta, no sólo no puede darse el lujo de perder ciertas voces críticas sino que más bien, y por el contrario, debe hacer todo lo posible por potenciar a cada una de ellas”. 

Déficit de seguridad

Sobre el cierre, la jueza vuelve a cuestionar el operativo:

  • “No puedo soslayar, en esta línea, que la información que me fue puesta en conocimiento fue absolutamente deficitaria. No se informaron, en la mayoría de los casos, el lugar donde se realizó la detención, aludiendo en forma genérica a ‘los hechos del Congreso de la Nación’”. 
  • “Por lo demás, y a diferencia de lo que sucede con otros detenidos en ’flagrancia’, no se aclararon las circunstancias de detención ni los motivos, al menos con algún tipo de detalle”.
  • “Nótese que hasta las 22.17 horas aproximadamente el tribunal había sido informado de catorce detenciones y la información que se conoció después da cuenta de que la cantidad de detenidos a disposición de este fuero resultó ser mucho mayor”.
  • “Y sobre esta cuestión, es preciso remarcar que el déficit en la información suministrada y, en consecuencia, del control judicial, de ningún modo lo advierto atribuible a una acción deliberada por parte del Ministerio Público Fiscal, sino a las características del procedimiento llevado a cabo por las fuerzas de seguridad”.
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Hinchadas y jubilados versus violencia estatal: La represión, el aguante y los partidos que se vienen

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¿Por qué la marcha de ayer fue reprimida? Miles de personas identificadas con distintos clubes se acercaron a bancar la marcha de todos los miércoles de jubiladas y jubilados. Algunas no llegaron ni a acercarse a Congreso que los gases ya habían comenzado. Pero eso no hizo mermar la convocatoria, que fue multitudinaria y regaló, pese a los palos, charlas e imágenes que hablan de una alianza inesperada y transversal a distintas demandas sociales. ¿Cómo se dio? ¿Qué pasó? ¿Cómo sigue? Los testimonios de jubilados y jóvenes antes, durante y después del partido que se jugó en la calle, que siguió al ritmo de las cacerolas y promete generar un quiebre en odio y bronca alrededor de dos gritos de época: “Fuera Milei” y “Que se vayan todos”.

La foto que ayer intentó borrar el gobierno con la represión salvaje fue la de miles de clubes unidos alrededor de la marcha habitual de jubilados, y la foto del miércoles que sigue, probablemente con más gente, y la del siguiente, con cada vez más. Está por verse los efectos de este violento amedrentamiento a la protesta, con pruebas plantadas para justificarlo, mientras el fotógrafo Pablo Grillo pelea por su vida. Pero hay algo que ya pasó ayer, más acá de la represión.

Los jubilados y las hinchadas marcharon.

Se tuvieron que aguantar los gases, los tiros y los palos.

Y los aguantaron.

Y siguieron ahí, pese a todo.  

Y siguió llegando gente, pese a todo.

Hasta altas horas de la madrugada en distintos barrios porteños, y hasta en Plaza de Mayo.

Pese a todo.

Hinchadas y jubilados versus violencia estatal: La represión, el aguante y los partidos que se vienen

A diferencia de la versión del gobierno nacional y de los medios de comunicación cercanos, en una imagen casi inédita en la historia argentina (sin Mundial) hubo hinchas de montones de clubes del fútbol argentino juntos y hermanados.

“Este gobierno hizo lo que pocas cosas logran, unirnos”, dice uno de Huracán abrazado a otro de San Lorenzo. Una de Morón, con uno de Almirante Brown. Una de Boca, con otra de River. Y uno de Tigre, con una de Ferro, con uno de Midland, con una de Los Andes, y así todos, reunidos con entusiasmo en esta foto producida por lavaca:

Hinchadas y jubilados versus violencia estatal: La represión, el aguante y los partidos que se vienen

La previa 

Horas antes, jubiladas y jubilados se reunían en MU (a una cuadra del Congreso) como previa de cada miércoles. Todavía tranquilos, pensaban sobre lo que pasaría más tarde. Son parte del grupo Movimiento Activo de Trabajadorxs y Jubilados y charlan con lavaca sobre eso que ya había pasado: una alianza insólita entre hinchas y jubilados.

 Ustedes vienen convocando desde hace más de un año a que se sumen organizaciones, centrales obreras, pero… de repente son las hinchadas. ¿Por qué?  

Beatriz: Pero no es desde ahora, ¿ustedes recuerdan la canción de Pappo? “Nadie se atreva a tocar a mi vieja”; bueno, eso significa que todos estos muchachos de la hinchada, quizás cuando iban a la cancha con el abuelo cuando eran chiquitos, los llevó el padre hoy jubilado, es decir: es muy genuina y muy ingenua también la adhesión. Y es tremendamente afectiva.  

Víctor: Las organizaciones no movilizan porque la mayoría está dirigida por la burocracia, la burocracia sindical, y como ellos no movilizan, le meten miedo también a los trabajadores para que no se movilicen, ese es uno de los puntos. Hace media hora, un compañero mandó un mensaje que estaba saliendo de La Plata, y comentaba que en el tren de atrás venían hinchas de Gimnasia y Estudiantes, juntos en el mismo tren.  

Hinchadas y jubilados versus violencia estatal: La represión, el aguante y los partidos que se vienen

O sea que el espanto logró unir lo imposible.  

Beatriz: Claro, el espanto o el amor. Y otra de las cosas más interesantes que yo veo es que subyace una cosa que es la argentinidad. ¿Recuerdan cuando se ganó el campeonato del mundo? La argentinidad: eso subyace y en algún momento sale, sobre todo frente al avasallamiento que hay acerca de la argentinidad en este momento.  

Rubén: No se olviden que la hinchada de Boca fue la primera que hizo una movilización en contra del macrismo, y apenas asumió lo sacamos a Milei a las puteadas el día que se votaba presidente en el club. Hacía 6 días que lo habían elegido Presidente y lo sacamos a escupitajos y a puteadas. Eso tiene que ver con esa combinación entre el sentimiento y la pasión, con lo político.  

Beatriz: La vez pasada en la cancha de Estudiantes, Sturzenegger se tuvo que ir porque le decían de todo menos bonito: las tribunas son un termómetro social total.  

¿Y cómo se hace para que esta alianza siga más allá de hoy?  

Rubén (bostero): Hay que plantear que se haga permanente, aquí viene lo que se llama la construcción, y una construcción es día a día. ¿Cómo se hace, quién tiene la receta? Nadie. Lo que pasó el miércoles anterior a lo que pasó este miércoles son cosas distintas: todos los movimientos se van modificando, porque la realidad se va modificando. No podés manejar el tiempo, lo único que podés hacer es leer hacia dónde va la realidad, para poder ir digamos hacia una estrategia más ordenada o más segura para la clase trabajadora. Pero es muy difícil eso si no ves la realidad, si estás con una doctrina o con un dogma encima tuyo, no ves lo que está pasando. Es momento de estar muy abiertos.  

¿Así sea de River Plate?  

Como trabajador te respeto, pero como hincha… bueno: desde hoy, sí.

Rubén, Beatriz, Víctor y el resto de jubilados salían así la cancha, con los ojos bien abiertos.

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El partido

Laura tiene la remera de Boca; Margarita la de River. Y se abrazan. Laura dice: “Es terrible lo que viene pasando todos los miércoles, había que estar acá apoyando”. Su ¿rival? coincide.

Margarita, enfermera jubilada de Aldo Bonzi, lleva la de River: “Soy de una generación que viene luchando por sus derechos desde hace muchos años. El único camino es la calle, y no sólo para luchar por nosotros, los jubilados, sino por la educación, para que no se lleven todas nuestras riquezas. Con esto estamos perdiendo nuestro bienestar, nuestra tranquilidad”.

Otro clásico rival, dentro de la cancha, es Vélez-Chicago. Artemio tiene la del club de Mataderos. Rafael, la del conjunto de Liniers. Artemio dice que vino porque este gobierno es lo peor que pasó en democracia: “Lo que hay que hacer es resistir, y para resistir hay que olvidar cualquier división que no sea patria y antipatria”. Rafael, del cuadro contrario, completa: “Es fascismo puro, hay que sacarlo a la mierda: la democracia tiene que salvarse”.

Hinchadas y jubilados versus violencia estatal: La represión, el aguante y los partidos que se vienen

El Padre “Paco” Olveira, sacerdote de los Curas de Opción por los Pobres, no tiene puesta una sotana, sino una casaca de Boca. Más tarde intentaría evitar una detención y terminaría a punto de quedar detenido él. Antes de eso, dijo a lavaca, como un preludio de aquello: “Antes de empezar la marcha y ya nos gasearon; estamos en una dictadura, esto no es democracia, no hay ningún derecho a la protesta, lo único que saben es cagar a palos a la gente. Lo que buscan es sacarnos de la calle, atemorizarnos, pero están consiguiendo lo contrario: que cada vez seamos más”.

Filomena no tiene puesta ninguna remera. Sí su nieto (de River), que la acompaña. Ella, 84 años, está en silla de ruedas. Dice: «Vine con mi nieto para sumar gente. La cosa está muy mal. Hoy por ejemplo, no tengo leche», dijo mientras la Policía comenzaba ya a reprimir.

Armando tiene 76 años y vino desde Haedo. En su bastón, con el que se afirma ante el terreno movedizo de este presente del país, lleva colgado un papel: “Prefiero morir de pie, que vivir de rodillas”. Tiene los ojos todos gaseados. De pie, denuncia: “Más de 30 años de aporte tengo, y este perro, porque es un perro, me sacó los remedios para la presión”. Muestra: “Mirá, mirá cómo tengo las piernas; y vine igual”. Y repite: “Y vine igual”, mientras muestra las várices que esta vez viajaron desde el conurbano bonaerense.

Hinchadas y jubilados versus violencia estatal: La represión, el aguante y los partidos que se vienen

Después del próximo 23 de marzo, en apenas días, Armando y los trabajadores que no tengan 30 años de aportes al sistema previsional argentino no podrán acceder a una jubilación: se estima que 7 de cada 10 accedieron a su jubilación mediante la moratoria vigente. Y en el caso de las mujeres, 9 de cada 10.  

Pero los jubilados no luchan sólo por los jubilados. Al contrario. Lo resume Julio, que tiene colgada una bufanda celeste y blanca, y unos ojos dilatados no por el llanto, sino por el gas. “Vengo por mi familia, por los jóvenes, por la gente en situación de calle -dice- por la pobreza que hay, que cada vez es mayor. Nunca vi una cosa igual, este gobierno no tiene sensibilidad, no sé a dónde vamos a parar”. Cierra Julio, de 84 años, con los ojos cada vez más rojos, mientras siguen los gases: “Yo voy a seguir luchando mientras pueda contra este régimen”.

Sobre Avenida de Mayo y sobre Hipólito Yrigoyen, las calles que rodean la Plaza de los dos Congresos, se profundiza el enfrentamiento directo entre hinchadas y distintas fuerzas. Al frente de la represión está la Gendarmería Nacional y motos de la Policía Federal; atrás, agentes con chalecos de esta misma fuerza salen en grupo a cazar manifestantes. De pronto salen no menos de diez sosteniendo a una joven de 22 años, y la llevan hacia unos camiones celulares apostados en la entrada del Senado de la Nación. Allí ocurre esta escena, que mezcla el testimonio de la joven Anabella Pompeo con el del comisario a cargo de su detención:

La cacería siguió. 

Horacio Pietragalla, ex secretario de Derechos Humanos, está colgado en una valla frente al Congreso de la Nación y mira desde allí cómo centenas de policías federales tiran balazos de goma a las columnas de varias organizaciones sociales. Dice, desde las alturas: “Empezaron desde muy temprano, no querían que se convoque. A las 16 ya estaban reprimiendo. Esto cada vez va a ser más grande; la gente vino pacíficamente, no hubo agresiones grandes y sin embargo reprimieron de entrada. Es increíble la respuesta que da el Gobierno Nacional”.

Un hombre de 50 años, de zona Norte, viene por primera vez a la marcha de jubilados de los miércoles, también está asombrado con la represión: “Es impresionante. Lo quería ver con mis propios ojos. Es lo más parecido a un gobierno facho».

Silvia, 77 años, jubilada, no habla desde el Congreso: estaba por salir acompañada de Melanie, su amiga, y las balas la frenaron.  Dice: “Mi intención era estar en la marcha. Hoy más que nunca había que estar, cansados de ver cómo nos maltratan todos los miércoles. Pensaba ir temprano, con mi sillita porque no puedo estar parada mucho tiempo, hasta que vi lo que empezaba a pasar desde temprano, que me hizo acordar demasiado a la dictadura, no a un gobierno democrático. No hay libertad de expresión ni derecho a la protesta. Fue durísima la represión y consiguió el gobierno que no me animara a ir, simplemente porque no iba a poder correr. Y fue así, fue una cacería. Pero espero que cada vez seamos más los que salgamos, que no nos llenen de miedo”.

Los detenidos por manifestar fueron, según el gobierno, alrededor de 114 y la lista de heridos seguía creciendo al cierre de esta edición, uno de gravedad: Pablo Grillo, fotógrafo de 35 años, al cual un cartucho de gas lacrimógeno le impacto y rompió el cráneo. Pelea por su vida en el Hospital Ramos Mejía.

La represión, y la solidaridad: al cierre de esta nota la familia Grillo agradecía que la cantidad de gente que había ido a donar sangre para Pablo desbordaba el Hospital.

El partido que viene

Como todos los miércoles, ya está la convocatoria para el que viene, a la misma hora (17) y en el mismo lugar (el Congreso).

Una jubilada dice: “El próximo fin de semana, y en los que vendrán, en todas las canchas debe haber un grito unánime ‘Fuera Milei’, que sea de reivindicación al trabajo, a la dignidad y a la soberanía. Hoy debe ser el principio del fin de este gobierno, donde el pueblo se une y toma conciencia para que las cosas puedan cambiar”.

Los abrazos y apretones de manos son más efusivos entre clubes de signos opuestos al caer la noche. “Vamos Almirante Brown”, se escucha en la calle, y el cumplido no viene de otro hincha del club de Isidro Casanova, en La Matanza, sino de un veterano con la camiseta de Chicago, eterno clásico. Otra persona se acerca, pero ahora con la casaca de Morón, otro tremendo duelo del far west conurbano: “Vamos, compa, vamos los jubilados”, alentaron a algunos cabizbajos. 

Hinchadas y jubilados versus violencia estatal: La represión, el aguante y los partidos que se vienen

Lo que es casi imposible de ver por las calles de esos barrios, los jubilados lo hicieron posible.

Eso es también lo que expresa no ya la bronca, sino la rabia de una multitud que dice “basta” y cantó también un hit de época: “Que se vayan todos”, mientras Avenida de Mayo y sus arterias regalaron imágenes típicas del 2001. 

La policía, en un momento desorientada porque la gente no se amilanaba, era atacada con palabras y cantos:

– “Sos un muerto de hambre”.  

– “¿No tenés abuela? ¿No tenés abuelo?”.  

– “Vergüenza te tiene que dar”.  

– “A ustedes les parece que puedo vivir con 259 mil pesos por mes?”.  

– “Mira tu carita, ¿no tenés mamá? ¿No tenés papá?”.  

– “Están entregando el petróleo, el litio, ¿y defienden a este gobierno pegándonos a nosotros?”.  

– “¿Qué te dice tu vieja cuando venís a pegarle a los jubilados? ¿No es una jubilada como yo? No tenés cerebro ni corazón, malnacido”.  

– “Andá a Bahía, la puta que te parió, andá a Bahía, la puta que te parió”.

Hinchadas y jubilados versus violencia estatal: La represión, el aguante y los partidos que se vienen

Marcelo tiene 68 años y ligó un balazo de goma en el estómago: mientras se reponía en un bar enfrente del Congreso, contaba a lavaca: “Estaba en la vereda y empezaron a tirar tiros al tuntún” -dice levantándose la remera y mostrando la herida-. “Soy jubilado, soy hincha de Ferro y siento una impotencia porque estamos en manos de este tipo que es un loco, de la hermana que es peor y con un gabinete que es puro derecha y derecha. Tenemos que seguir con estas marchas: es la única forma de que se pueda dar vuelta la cosa”.

Afuera, mientras el viento empuja los gases que hacen arder ojos y gargantas, Carlos, el ya mítico jubilado hincha de Chacarita que logró que viniera su hinchada y luego el resto, sobresale de la línea de efectivos porque está parado sobre las rejas de un cordón que queda sobre Callao.

¿Quiere dar algún mensaje, Carlos?  

La juventud nos ha apoyado y el pueblo también. Y el miércoles que viene va a haber más apoyo. Salgan a luchar.

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Bahía Blanca: Entrevista a la investigadora que advirtió las inundaciones

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La investigadora del CONICET y doctora en Geografía, Paula Zapperi habló con FM De la Calle de Bahía Blanca a raíz de un trabajo publicado en 2012 en el que analizó cómo las modificaciones urbanas afectan las condiciones naturales de escurrimiento del agua en la ciudad. Tras las recientes inundaciones que afectaron a más del 70% de la población y dejaron al momento 16 muertos y alrededor de 100 desaparecidos, este estudio fue tildado como previsor.
Qué dice la investigadora respecto a la evolución de esa línea de trabajo, y por qué no fue tenida en cuenta. Cómo dialogan las obras hidráulicas que sí se hicieron con lo estudiado, y cómo la naturaleza vuelve a ocupar su lugar y obliga a “repensar” la ocupación de territorios: “Hay algo de lo que se venía haciendo que no estaba a tono con los desafíos que hoy nos está presentando el clima”. El rol de los investigadores, mientras el gobierno nacional desfinancia la ciencia y la educación: “Lamentablemente la realidad muestra que en momentos así –en realidad en toda la historia de la humanidad– siempre se necesitó del conocimiento”.

FM De la Calle: ¿Cómo se relaciona lo que pasó con tu tesis de 2012?

Paula Zapperi: Es una evolución que va teniendo una línea de trabajo dentro del Grupo de Física Aplicada de la Universidad del Sur, que es donde me desempeño. La tesis está motivada para estudiar las interacciones entre el medio natural, las características de cómo se dan las condiciones del escurrimiento del agua naturales en Bahía Blanca y cómo eso se va modificando con el crecimiento: el tendido de las calles, el relleno en los barrios. A la vez, eso fue complementado con un archivo histórico –principalmente del diario La Nueva Provincia- a partir del cual logré ver que había habido inundaciones a principios de siglo, había registro. Es medio obvio: si tenemos un arroyo que atraviesa la ciudad, en un momento iba a haber una crecida; tenemos zonas llanas, obviamente iban a aparecer annegamientos. Todo eso fue lo que yo publiqué en la tesis, mostrando: aquí hay problemas de acumulación de agua, aquí hay problemas de erosión.

Es muy irónico porque en la tesis que ahora está circulando, yo no muestro como lugares de afectación, con el nivel de años que tenemos, los lugares que hoy tenemos. Porque en los periodos donde yo hago la tesis, con el año 44 y la crecida del canal, ese área si bien tiene problemas, yo no encontré el ingreso de agua en las viviendas entonces en la magnitud que vimos ahora. Sí anegamientos, inundaciones, cosas temporales que después, con el sistema de desagüe que tiene la ciudad a partir del 70-80, eso drena.

Yo lo que hago no es advertir, sino decir: miren, esto es lo que pasa en función de lo que pude recolectar. Ahora, ¿por qué digo que es una evolución de la línea de trabajo? Porque una vez que tengo esas tesis, ya con el grupo replanteamos que eso era un insumo para hablar de peligro de inundación y que eso se podía llegar a hablar de la óptica a través del riesgo. Y si uno lo ve en esa lógica, tiene que mezclarlo con otras disposiciones de riesgo, como la vulnerabilidad. Ahí tenemos mucha cabida, desde la geografía, porque en esas investigaciones es donde mejor se plasma la ocupación del territorio.

Los temas van mutando y son dinámicos de acuerdo a lo que va pasando. Ahora nos estamos organizando para a trabajar qué está pasando y reconstruir un poco lo que pasó, y esas son cosas que ya te van cambiando. Y vemos: estas áreas, ¿qué pasó? Yo no las tenía consideradas como inundables, las tenía como probables porque son las zonas de ribera, de movimiento fluvial. Podía pasar, y pasó.

FM De la Calle: Si ese material estaba ahí, justamente se podía ver que había un riesgo, más allá de que el enfoque no era una advertencia, pero esa información estaba disponible. ¿Ustedes se acercaron a alguna autoridad? ¿Por qué no se tomó en cuenta?

Paula Zapperi: Nosotros, al estar en esta ciudad, que en definitiva es una ciudad intermedia, que uno llega a los diferentes sectores de la ciudad, por suerte hay un diálogo, con diferentes partes del gobierno local que están interesadas. Y muchas de las cosas que nosotros hacemos sabemos que tratar de incorporarla en su gestión del día a día. Pero problemáticas de este tipo, con la gestión del día a día, la gestión de la emergencia, no son suficientes. Hay que integrarlas con cuestiones de planificación urbana, que por más que haya interés desde acá, hay que integrarla con otros niveles de gobierno, y entran en juego otros intereses, decisiones políticas, son cuestiones complejas decir: aquí sí, aquí no; en estas condiciones sí, en estas no. Nosotros trabajamos y sabemos que las cosas que hacemos están disponibles, pero que no pueden plasmarse en ciertas acciones y medidas.

FM De la Calle: Al respecto de las obras hídricas que se hicieron hasta el momento, ¿cómo dialogan con lo que estudiaste?

Paula Zapperi: Si lo vemos desde el punto de vista de lo que pasó, es muy complejo. Porque lo que pasó fue la precipitación de 210 mm, que es poco menos de lo que llueve en el año, en 6-7 horas. Entonces, llevar a la obra mágica que pueda trabajar eso, no existe. Sí lo que vemos es que la ciudad fue dotándose de cierta infraestructura hidráulica a raíz de estos eventos que fueron ocurriendo; por ejemplo, los desagües pluviales ayudan mucho; fíjense que a las horas de finalizada la lluvia, el agua empezó a drenar. Pero bueno, no es solamente en las obras hidráulicas clásicas donde depositar la red de estos problemas. Sino también lograr una convivencia más armónica con el espacio que se va habitando, encontrar una manera de urbanizar respetando los caminos de agua, coberturas que no cancelen la infiltración, bajar ese impacto hidrológico que tenemos al ocupar territorio.

FM De la Calle: Hoy el intendente dijo que el canal Maldonado hay que hacerlo de nuevo. Uno piensa: ¿y ahora cómo se va a trabajar en adelante? Porque solo para esa reconstrucción estamos complicados. ¿Cómo es pensar una ampliación del canal u otra medida para prevenir que esto vuelva a suceder?

Paula Zapperi: No estoy al tanto de estas últimas declaraciones. Estuve mirando unas imágenes por vuelo de drone del canal, y más allá de que es información que quedaron solamente 2 puentes, se removieron las placas de hormigón… La naturaleza hizo algo ahí, que tal vez en muchos lugares del mundo está ocurriendo, que es la naturalización de los cursos de agua, la liberación de las zonas ribereñas, darle ese espacio. Piensen que el canal Maldonado está hecho sobre un canal natural que tenía el arroyo Maldonado; devolver ese espacio natural que tienen esos cursos de agua para momentos de crecida. A veces, cuando se dejan de manera natural, se tiene más registro de hasta donde se pueden ocupar y hasta donde no. Va a ser una oportunidad interesante para repensar. Nos tenemos que quedar con eso: con repensar. Hay algo de lo que se venía haciendo que no estaba a tono con los desafíos que hoy nos está presentando el clima.

FM De la Calle: Respecto a la cuestión meteorológica: ¿qué pasó antes y después de la tormenta?

Paula Zapperi: Nosotros para eso estamos buscando asesoramiento de meteorólogos que entienden toda la dinámica en la altura, donde se encuentran las explicaciones. Lo que vemos es que sí, fueron días de mucho calor, de mucha humedad. Hablaba con la universidad de Luján y me decían que tuvieron muchas lluvias… era lo que esperábamos nosotros con la alerta amarilla, y de repente vimos que mutó a alerta naranja. Entonces ahí se ve que el evento toma unas dimensiones, unos volúmenes de agua que inferimos que van en relación a la convectividad que se está dando. Si bien ha habido lluvias de esos milimetrajes – no en siete horas, tenemos lluvias de 180mm en 2 días, como fue en marzo de 2022-… pero esto sobrepasó todo. Ya queda más categorizado a lo que puede ser un evento de 100 años de recurrencia, poco frecuente o extraordinario, pero que en un contexto de cambio climático, que vemos que en nuestro caso está dándole rasgos de severidad a los eventos; que hay mayor contenido de humedad, aire cálido, creo que sí: es interesante empezar a verlo con mayor detalle los que estamos en estos temas.

FM De la Calle: Y de cara al desfinanciamiento que hay por parte de la Nación en ciencia y educación, ¿cómo puedes hacer que eso de estudiar estos eventos pueda hacerse efectivo eso de estudiar los eventos climáticos?

Paula Zapperi: Bueno, lamentablemente la realidad muestra que en momentos así –en realidad en toda la historia de la humanidad– siempre se necesitó del conocimiento. No hay que verlo como una fuente de gasto, sino como un origen de inversión la ciencia y el trabajo en estos temas. Es cierto, lo que vos me preguntabas: ¿por qué no se implementó? No importa, eso no es motivo para dejar de generarlo: en algún momento la coyuntura favorece que se pueda implementar.

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