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Arde Córdoba: una campaña y un libro para organizarse contra los incendios forestales y políticos

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Este 9 de septiembre el colectivo que reúne a distintas organizaciones ambientales cordobesas para accionar contra los incendios y discutir el modelo incendiario se dio cita en el Museo de Antropología de la ciudad de Córdoba. Entre distintos paneles se presentó el libro “Argentina en llamas- Voces Urgentes para una ecología política del fuego” donde confluyen las distintas perspectivas de diagnóstico y propuestas alrededor del tema: de la sequía mundial a las prácticas locales, pasando por la falta de respuesta estatal, la auto-organización de brigadas y la preparación para la que se viene.

Por Bernardina Rosini desde Córdoba


Arde Córdoba nació al calor de la urgencia, en el 2020, año atravesado por la pandemia de COVID 19 y el aislamiento social obligatorio, cuando la provincia mediterránea sufría el peor año de incendios forestales: 340.000 hectáreas de monte incendiadas, equivalente a la suma de lo incendiado en toda la década anterior. 

Surgió así como una campaña de difusión y concientización de colaboración abierta, y fue el impulso y la necesidad de llevar el grito del monte a las ciudades, a otras ciudades, hasta al Congreso. Hace un año, el grupo realizó proyecciones del fuego sobre los edificios y la pregunta “¿Cuántas pandemias tenemos que atravesar para cambiar nuestra forma de producir?” y el señalamiento: “Todo fuego es político”.

Esta vez convocaron a una jornada el 9 de septiembre en el Museo de Antropología de la ciudad de Córdoba para amplificar los debates en torno a los incendios, a las problemáticas socioambientales, y para accionar frente a la devastación.

Porque el fuego arrasa pero también reúne, y Arde Córdoba también supo continuar como un espacio de encuentro. 

En el evento estuvieron presentes brigadas de distintas localidades cordobesas. Imágenes: Irina Moran

Argentina en llamas

“Argentina en llamas- voces urgentes para una ecología política del fuego” es un libro que fue presentado en el encuentro y es un producto lateral de estos intercambios sucedidos desde el 2020. Una de las coordinadoras de esta obra que reúne 8 casos de estudio de distintas provincias argentinas y uno situado en Bolivia; se trata de Soledad Fernández Bouzo -socióloga, investigadora del CONICET en temas de género, salud ambiental y cine comunitario- quien forma parte de Arde Córdoba y fue el enclave en la ciudad de Buenos Aires para las acciones de proyección de la campaña del 2020 sobre el frente del Congreso.

“Con mi compañera en esta producción, Marina Wertheimer, veníamos trabajando hace un tiempo en torno a extractivismos, pero fue en aquel año donde llegaron a estar 14 provincias de nuestro país incendiándose que empezamos a concebir la idea de un mapa del fuego, al notar los cambios de escala y de patrones en la producción del fuego”, dice. 

Arde Córdoba: una campaña y un libro para organizarse contra los incendios forestales y políticos
El libro que se presentó, de Marina Wertheimer y Soledad Fernández Bouzo, editado por El Colectivo.

Con esta perspectiva las coordinadoras del libro reconstruyen una nueva dimensión de la problemática ambiental. Para ello, no sólo han reunido casos de estudios de Misiones, Chaco, Salta, Chubut, Córdoba, Rosario, sino que han entretejido la producción académica con voces de vecinxs, crónicas de brigadistas forestales, de poetas y fotografxs locales. Natalia Cosacov, miembro de Arde Córdoba, al presentar el libro y hablar de aquellas experiencias en el 2020, dijo: “Nos urge explorar otros lenguajes que excedan el carácter meramente informativo; hay sucesos en los que el dato no es suficiente o efectivo, y es necesario corporizar de algún modo los acontecimientos, aquellas llamas que arrasan la flora, la fauna, las formas de vida, la historia, las tradiciones y la identidad de pueblos: no se ven al mencionar cantidad de hectáreas dañadas”.

Con este interés el libro sostiene esa búsqueda, e incorpora escritos de la poeta y brigadista Yeni Villafañe y de la escritora Gabriela Cabezón Cámara.

Las tramas en torno al fuego se van enlazando: la muerte del pájaro incendiado, el llanto de la brigadista, las mesas operativas de manejo del fuego, los cálculos dónde cortar el fuego, las decisiones para dejar que avance hacia aquí o hacia allá, las posteriores solicitudes para cambiar el uso del suelo, el secreto de las audiencias públicas, los proyectos inmobiliarios.

Pero para pensar en torno al fuego se debe estar dispuesto a los silencios, a otros ritmos y a una mirada amplia. Y “Argentina en llamas” advierte que “todos los fuegos no son el fuego”.

En el capítulo “Los usos del fuego en el delta superior del Río Paraná” Brian Ferrero, Bibiana Bilbao y Adriana Millán remarcan esta distinción entre incendio-quema- fuego. Tradicionalmente, los habitantes de las islas del Río Paraná utilizaban la quema del pajonal para espantar insectos, para limpiar, para despejar en torno a la vivienda y evitar las alimañas. Pero ahora, en un contexto de fuerte sequía, donde cualquier chispazo tiene el potencial de un incendio descontrolado, esas prácticas tradicionales también se las lleva los grandes incendios.

Como éste, hay muchos matices y dimensiones para referir al fuego en el libro, se tiene en cuenta la dimensión de las resistencias encarnada en las brigadas forestales surgidas a partir de aquellos incendios del 2020: la dimensión del cuidado, en un sentido amplio, proponiendo nociones más amplias de entender la salud, dimensiones que muchas veces la ciencia deja afuera. Eliana Lacombe, Dra de Ciencias Antropológicas, participó de la presentación del libro y apuntó particularmente a la desidia de la justicia para con las causas ambientales: “Hemos perdido el Estado de derecho en Argentina, tenemos un Estado de mercado o un mercado disfrazado de Estado. Pero valoro del libro la esperanza, en un momento que la democracia está incendiaria y autodestructiva. Estamos haciendo y parece poco sin embargo. La pregunta está en el libro, entonces, ¿qué más hacemos?”

Arder hacia lo colectivo

El encuentro de Arde Córdoba finalizó con una charla con lxs fotografxs Gabriel Orge y Natalia Roca. El primero, con una obra en la que proyecta rostros de desaparecidos en la dictadura sobre una variedad de paisajes, árboles, costa de ríos, edificios, rocas. Y Natalia Roca, brigadista forestal y fotógrafa, retrata otros instantes de extinción, cuando es el paisaje que se esfuma bajo el fuego. Uno en montaje, otra en lo que está aconteciendo pero ambos, con sus imágenes disputa los discursos negacionistas de los horrores de la dictadura militar y del cambio climático y el colapso ambiental.

En sus fotos asoman posibles respuestas, de memoria, de ir hacia el encuentro, de echarse al camino, a trabajar conjuntamente, y organizarse en el cuidado.

Después del fuego, la naturaleza brota. Y junto a ellas, Arde Córdoba teje otras formas de esperanza, o de certeza que -como sostienen lxs brigadistas-, donde hay cenizas, habrá monte.

“Argentina en llamas- Voces Urgentes para una ecología política del fuego”. Marina Wertheimer; Soledad Fernández Bouzo,- editorial El Colectivo.

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Orgullo

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Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.

Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.

Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.

Eso es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.

Y no es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

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(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después

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Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.

Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla

Fotos Juan Valeiro

El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.

Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.

Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.

Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.

La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”. 

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:

  1. “Que no te vendan gato por león”.
  2. “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”. 

Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:

Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.

Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.  

Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.

Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.

Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.

La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.

Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.

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