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Arte contra la violencia femicida: El cuarto de Lucía llega a La Plata

Desde mañana y hasta el 26 de abril, de 17 a 21, la instalación artística El cuarto de Lucía, obra que representa el cuarto de la joven asesinada en octubre de 2016, podrá visitarse en el Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Pettoruti, en La Plata (Av. 51 N° 525 entre 5 y 6). La muestra llega en medio de la noticia de que uno de los acusados, Juan Pablo Offidiani, pidió la prisión domiciliaria, y de las demoras en el comienzo del nuevo juicio y del jury a los jueces que dejaron impune el femicidio con argumentos misóginos. Todo eso también viene a mostrar El cuarto de Lucía en La Plata, sede de los tribunales provinciales: «Cuando vos pasás por ese cuarto, vivís esa experiencia, ves las cosas que tenía como adolescente, las mismas que tiene tu hermana, o vos, o tu hija, y ahí entendes que le puede pasar a cualquiera», reflexiona a lavaca Marta Montero, su madre, un día antes de viajar acompañando a la muestra. «A Lucía la mataron porque es hay un modus operandi que incluye una justicia que es cómplice y no hace nada”. El arte como cura, como denuncia y como forma de mantenerse en movimiento por la verdad, la memoria y la justicia.
Marta Montero y Guillermo Pérez, mamá y papá de Lucía Pérez, llegan mañana a La Plata, capital bonaerense, con dos objetivos claros: dar a conocer a cada vez más público El cuarto de Lucía, arte contra la violencia femicida, una instalación que reproduce de forma fiel el cuarto de la joven de 16 años asesinada en octubre de 2016; y destrabar el entramado de impunidad que rodea la causa de su hija a casi cinco años de su femicidio.
El Cuarto de Lucía podrá verse hasta el 26 de abril en el Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Pettoruti, en La Plata (Av. 51 N° 525 entre 5 y 6), de 17 a 21 horas.
“Es importantísimo que mañana abra la muestra –dice Marta a lavaca sobre la instalación-. Ese va a ser nuestro lugar, desde donde ir viendo, hablando y explicando lo que pasa. Ellos saben que están acorralados y no están defendiendo a dos presos: lo que hacen es la defensa de una corporación judicial y policial”.
La trama de la impunidad
El 12 de agosto del 2020 el tribunal compuesto por los jueces Carlos Natiello, Mario Eduardo Kohan y Fernando Luis María Mancini de la Sala IV de la Cámara de Casación de la Provincia de Buenos Aires resolvió anular el fallo que dejaba impune el femicidio de Lucía Pérez. A casi siete meses de esa anulación, aún no hay fecha de nuevo juicio.
La defensa de los acusados Matías Farías, 23 años, y Juan Pablo Offidani, 41 años, (Maciel, 61 años, murió por un cáncer de pulmón) presentaron una queja ante la Corte Suprema bonaerense por el fallo de Casación. “Ellos presentan una queja donde dicen que no se los puede juzgar por el mismo delito dos veces. Pero acá el femicidio de Lucía no se juzgó: acá lo único que se juzgo es la venta de drogas”, explica Marta. La Corte todavía no se expidió y es por eso que es el primer lugar al que va a ir la familia de Lucía cuando llegue a La Plata: «Si me tengo que encadenar a la Corte para que deje de ser cómplice de este sistema lo voy a hacer, porque el problema es que no decide los pasos que hay que seguir con respecto al nuevo juicio”.
Pero eso no es todo.
Hoy Marta se enteró que la defensa de Offidani –detenido en la Unidad Penal de Batán- pidió la prisión domiciliaria. “Si no estuviésemos nosotros atentos resolverían los jueces Gómez Urso y Viñas. Si la causa de Lucía no tendría una querella, unos padres que se mueven, gente que apoya, ellos ya estarían en la calle”.
Los jueces Pablo Viñas y Facundo Gómez Urso –junto a Aldo Carnevale que pidió la jubilación anticipada y le fue concedida por la ex gobernadora Vidal- son los responsables del vergonzoso fallo que hizo un minucioso análisis de la vida de Lucía: qué le gustaba escuchar, qué profesión quería seguir, con quién y de qué chateaba, con quién se acostaba, qué le gustaba fumar. El tribunal marplatense condenó a Farías y Offidani por el delito de “tenencia de estupefacientes con fines de comercialización agravado por ser en perjuicio de menores de edad y en inmediaciones de un establecimiento educativo”. A Maciel lo absolvió. Y a ninguno de los tres los condenó por el femicidio ni por el abuso sexual. Los argumentos: Lucía “no era sumisa” y “tenía carácter”. Ese es el fallo que fue anulado por la Cámara de Casación, pero por el que no hay aun nueva fecha de juicio.
Mientras tanto a familia de Lucía Pérez impulsa desde el 2019 el pedido de juicio político a Viñas y Gómez Urso y exige que la destitución avance.
“Acá hay mucho más: hay una trama política judicial terrible y es esto lo que se está desnudando”, reflexiona Marta.
Los ojos de Lucía
Frente a este entramado de impunidad se impulsa como respuesta –o una de ellas- la apertura de la muestra El cuarto de Lucía, arte contra la violencia femicida. La instalación, que nació de una conversación de Marta con la escritora y periodista Claudia Acuña, fundadora de MU, fue inaugurada en el Teatro Auditorium en la rambla de Mar del Plata y ahora llega al Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Pettoruti en La Plata (Av. 51 N° 525 entre 5 y 6). En la invitación puede leerse qué la inspira y a qué apunta:
«Con la esperanza de invitar a la reflexión y con la convicción de que es necesario debatir estos temas públicamente una red de organizaciones sociales y culturales creó esta instalación que reproduce fielmente el cuarto de Lucía Pérez, la adolescente de 16 años asesinada en Mar del Plata en octubre de 2016. Se trata de un espacio íntimo expuesto en el espacio público que intenta, así, transmitir y compartir el dolor que representa para cada familia esos crímenes y, a la vez, el espacio de los sueños convertido con esa ausencia en pesadilla».
“Yo creo que va a haber un gran impacto –sostiene Marta Montero, en comunicación con lavaca-. Una cosa es lo que te pasa cuando leés la letra fría, y otra cosa es poder sentir con tu cuerpo. Por el cuarto de Lucía hay gente que no puede pasar, se queda en la puerta inmóvil, no puede enfrentarse ante esa realidad de tantas mujeres. Ahí está Lucía, pero representa a tantas mujeres a las que han matado. Cuando vos pasas por ese cuarto, vivís esa experiencia, ves las cosas que tenía como adolescente, las mismas que tiene tu hermana, o vos, o tu hija, y ahí entendés que le puede pasar a cualquiera. A Lucía la mataron porque es el modo operandi que tienen y porque hay una justicia que es cómplice y no hace nada. Los responsables ya deberían estar presos y juzgados, tendríamos que estar hablando de otra cosa, pero sin embargo hablamos de esto”.
El cuarto de Lucía estará en la capital bonaerense donde se debe desarmar el nudo de la impunidad.
Hacia esas calles mirarán los ojos de la adolescente.
“Es la mirada de Lucía y la de cada uno de nosotros el que va a estar juzgando, dándose cuenta, y poniendo su compromiso para terminar con esa impunidad», cierra Marta. «Cada uno que vaya puede decir: a mí no me lo contaron, estuve ahí, en su cuarto, y Lucía no era distinta a mí”.
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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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