Nota
Carta abierta a mi violador
Por Carla Morales Ríos, artista trans, abusada cuando era niñx en Rosario de Lerma, Salta, por el ex sacerdote Emilio Lamas.
Hola Emilio!
Jamás pensé que ésta sería la forma de volver a entablar cierta forma de vínculo entre vos y yo, y disculpá que te tutee… pero necesito hablarte de igual a igual!
En estos momentos me encuentro lejos de mi hogar materno/paterno, esa casa humilde que conocías muy bien. Quizás ahora la desconozcas bastante ahora que pasó tanto tiempo.
Cuando apenas leí el titular de que quedaste preso me invadió una sensación extraña…
Instantáneamente mi memoria te muestra sonriente, con esa sonrisa de cura macanudo que tenías.
Y ahí me detengo…
No me pone feliz algo que debería festejarlo con bombos y platillos. Entonces me pregunto: ¿Está mal que quiera verte preso? ¿Está bien sentir culpa por eso? ¿Culpa por no quedarme callada? ¿Culpa poner mi cuerpo en acción para visibilizar lo que vos hiciste? Y qué raro eso de la sensación de culpa… Y para mí
suerte con mucho esfuerzo propio y externo, pude desenmarañar ese sentimiento de «culpa cristiana» que con tan solo 8 años vos y toda la Iglesia se empecinaron para que todavía hoy siga perpetuándose en mi, aunque cada vez menos, pero esa es otra batalla.
No se si podría mirarte a los ojos.
No porque no quiera, simplemente porque me pone en
jaque esta situación en particular.
Me dolería verte en el lugar donde yo también estuve, sólo que cuando yo fui detenida y apresada tenía 18 sólo que cuando yo fui detenida y apresada tenía 18 años.
Y ahí también fui abusada, pero esa es otra historia.
O la misma, que se repite aún hoy con la misma impunidad y complicidad que tu Iglesia.
«La venganza nunca es buena, mata el alma y la envenena», dice el Chavo. Qué paradoja! Lo dice un niño que vive en situación de calle y nosotrxs no entendimos nada… yo sería una superheroíndiatrava vengándome de toda la vecindad por todo lo horribles que son.
Venganza! Ese sentimiento que siento cada vez que matan a una de nosotras como si fuésemos moscas.
Venganza de desearte preso.
Y que es la venganza sino ese sentimiento horrible de destruir todo a su paso por algo malo que una pasa! Y aquí ando, transformando ese sentimiento.
«Que la venganza sea soñarnos viejas», dicen mis amigas Susy y Marlene.
Y tengo rabia, rabia de esperar tanto tiempo para decirte que lo que hiciste no estuvo ni está bien.
¡Y está mal! ¡Y es horrible!
Y tengo resentimiento.
Y estoy furiosa. Y esa furia, esa rabia, el resentimiento, la sed de venganza se transforma, como yo. Que pude transformarme. Que me sigue trasfmormando en acción y lucha. Lucha que me encuentra en la calle, en el arte.
Y tengo amor… Que de eso hablo, de amor!!!
Y aunque tenga amor ¡no te perdono! Y no olvido!
Y si el perdón significa que me libero, ya soy libre.
Y si el perdón significa que me libero, ya soy libre hace rato.
Tu moral y ética cristianas quedátelas vos y los tuyos!
Quiero que estés preso.
Quiero JUSTICIA!
Por mí.
Por mi vieja.
Por mi familia.
Por mis amigxs.
Por todxs lxs que no tienen voz.
No callamos!
No nos olvidamos!
No los perdonamos!
Nota
Proyecto Litio: un ojo de la cara (video)

En un video de 3,50 minutos filmado en Jujuy habla Joel Paredes, a quien las fuerzas de seguridad le arrancaron un ojo de un balazo mientras se manifestaba con miles de jujeños, en 2023. Aquella represión traza un hilo conductor entre la reforma (in) constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Pero Joel habla de otras cuestiones: su pasión por la música como sostén. El ensayo artístico que no se concretó aquella vez. Lo que le pasa cada día al mirarse al espejo. La búsqueda de derechos por los hijos, y por quienes están siendo raleados de las tierras. Y la idea de seguir adelante, explicada en pocas palabas: “El miedo para mí no existe”.
Proyecto Litio es una plataforma (litio.lavaca.org) que incluye un teaser de 22 minutos, un documental de casi una hora de duración que amplía el registro sobre las comunidades de la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, que a la par es zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo.
Además hay piezas audiovisuales como la que presentamos aquí. La semana pasada fue Proyecto Litio: el paisaje territorial, animal y humano cuando el agua empieza a desaparecer.
Esos eslabones se enfocan en la vida en las comunidades, la economía, la represión y la escasez del agua en la zona.
Litio está compuesto también por las noticias, crónicas y reportajes que venimos realizando desde lavaca.org y que reunimos en esta plataforma.
Un proyecto del que podés formar parte, apoyando y compartiendo.
El video de 3,50 minutos
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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