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Cecilia Basaldúa: a las puertas del juicio, la familia denuncia que «está todo armado» y reclama una nueva investigación

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El 2 de mayo comienza el juicio a un joven de 24 años acusado de abusar y asesinar a Cecilia Gisela Basaldúa en Capilla del Monte. Sin embargo, tanto el pueblo como la familia de Cecilia aseguran que la causa fue armada para desviar la investigación de los verdaderos responsables, que estarán presentes en el juicio como testigos. Quiénes son, las sospechas y las pruebas que apuntan a pistas no investigadas, el rol de la fiscal que operó a espaldas a la familia, y las movilizaciones que intentan cambiar la historia: hoy lunes 25 de se marchará en las calles de Capilla del Monte, de Buenos Aires y de Córdoba Capital para exigir verdad y justicia por el femicidio.

Daniel y Susana repasan audios, mensajes, momentos. La conversación reconstruye la historia, fragmentos hilvanados primero por la desesperación de la búsqueda, después por el dolor de la muerte.  

Dos años atrás, Cecilia Basaldua, su hija, estaba desaparecida. Lo estuvo durante 20 días. 

Su cuerpo apareció el 25 de abril de 2020, en plena cuarentena obligatoria, cerca de un basural en Capilla del Monte, Córdoba. Y habló: la autopsia reveló signos de abuso sexual y estrangulamiento.

Desde entonces piden justicia, y también verdad. El próximo lunes 25, a dos años de encontrarla, vuelven a marchar. La convocatoria es en tres lugares, unir esos tres territorios traza la ruta que la familia tiene que recorrer, sin ayuda estatal, usualmente para intentar saber qué pasó con su hija. 

A las 15 horas en la Ciudad de Buenos Aires la concentración será en la Casa de Córdoba (Av. Callao 332). A las 17 horas en Capilla del Monte la movilización parte desde Plaza San Martín. A las 18 horas en Córdoba Capital la marcha será desde Colón y General Paz.

Daniel y Susana van a marchar en Buenos Aires, donde viven, son de Nuñez, y después van a viajar a Córdoba, donde el 2 de mayo inicia el juicio por el femicidio de Cecilia con un único acusado que la familia asegura es un perejil. Así las cosas, el proceso será un proceso de tortura para ellos, no de justicia. 

La historia de Cecilia

Durante cinco años Cecilia Basaldúa recorrió con sus artesanías diferentes ciudades de América Latina, cuando el año 2020 inició volvió a Argentina: quería escribir un libro sobre ese viaje. Tenía 36 años. El 19 de marzo de 2020 viajó a Capilla del Monte, Córdoba. Desde allá le contó a su familia que estaba parando en el jardín de la casa de Mario Gabriel Mainardi, un vecino de la zona. El 4 de abril del 2020 fue la última vez que habló con ellos. 

Sin noticias, la familia realizó la denuncia por su desaparición en Buenos Aires y Córdoba; la causa recayó en la Fiscalía de Cosquín, a cargo de la fiscal Paula Kelm. Desde entonces la familia reclamó que la fiscal escondió más de lo que investigó. 

Durante 20 días la buscaron sin respuesta. Su cuerpo sin vida apareció el 25 de abril de 2020, un día después de que Daniel y Susana llegaron a Capilla del Monte. Se supo entonces que Cecilia había sido asesinada tras ser abusada y asfixiada.

Por el femicidio de Cecilia fue detenido e imputado Lucas Bustos, un joven de 24 años acusado de abuso sexual con acceso carnal y homicidio doblemente calificado por violencia de género y criminis causa. La familia de Cecilia asegura que no hay pruebas que indiquen que Bustos es el responsable y que los principales sospechosos siguen libres: lo constataron leyendo la causa, y es vox populi en Capilla.

El último lugar donde estuvo Cecilia fue la casa de Mainardi. Antes había estado en una casilla en muy malas condiciones habitacionales, a orillas del río  Calabalumba, que pertenece al ex boxeador Wenceslao Falcón, apodado “Negro Niga”, que vive en El Rincón, de San Marcos Sierra. La conexión entre ellos dos es una mujer llamada Viviana Juárez, que encontró a Cecilia en la Plaza San Martín sin lugar donde quedarse en plena pandemia y le ofreció tanto la casilla de Niga como luego la vivienda de Mainardi. Juárez se apoda “Vivir rasta”.

Estas tres personas – Falcón, Juárez y Mainardi- son para la familia los verdaderos responsables. Dice Daniel, papá de Cecilia: “En el juicio todos a los que nosotros acusamos van a ir como testigos. Ahí se va a ver realmente. Cuando mientan no va a ser lo mismo, van a estar ahí delante nuestro. No sé si le va a ser tan fácil. La expectativa mía es esa: que se contradigan  ahí y se caiga todo”. 

El juicio

El juicio inicia el 2 de mayo en los Tribunales de Cruz del Eje con un único acusado: Lucas Bustos, que si es encontrado culpable puede ser condenado a perpetua. El proceso será con jurados populares. El fiscal será Sergio Cuello. 

Daniel y Susana van a viajar con su camioneta, y van a parar en donde organizaciones le ofrecieron lugar. Los gastos que implica trasladarse 700 kilómetros y estar durante 15 días, que es lo que estiman, en otra provincia, corren por su cuenta. Daniel es cuentapropista: hace trabajos de electricidad, plomería, albañilería. Susana trabaja como oficinista. 

“A nosotros nos complica todo, pero vamos tras la verdad”, dice a lavaca sobre lo que implica asistir a un juicio en otro lugar del país. “Ellos creían que nos iban a engañar a nosotros porque estamos lejos, que nos iban a meter a cualquiera. Nos decían cuando estuvimos en el pueblo: ahora agarran un pibito y lo meten preso. Y pasó eso. Yo se que a Cecilia no la vamos a tener más, pero seguramente la fuerza que nosotros tenemos es que ella nos apoya desde donde esté”. 

La familia de Cecilia va al juicio como querellante pero no va a acusar a Bustos. Saben entonces que este proceso no va a arrojar verdad sobre lo que pasó. “El juicio es muy movilizante, es empezar de cero: recordás todo de vuelta y cada vez te das más cuenta de que estuvo todo tramado, todo digitado”. 

Frente a un juicio así, qué piden entonces: “Que haya otra investigación”.

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Proyecto Litio: un ojo de la cara (video)

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En un video de 3,50 minutos filmado en Jujuy habla Joel Paredes, a quien las fuerzas de seguridad le arrancaron un ojo de un balazo mientras se manifestaba con miles de jujeños, en 2023. Aquella represión traza un hilo conductor entre la reforma (in) constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).

Pero Joel habla de otras cuestiones: su pasión por la música como sostén. El ensayo artístico que no se concretó aquella vez. Lo que le pasa cada día al mirarse al espejo. La búsqueda de derechos por los hijos, y por quienes están siendo raleados de las tierras. Y la idea de seguir adelante, explicada en pocas palabas: “El miedo para mí no existe”.

Proyecto Litio es una plataforma (litio.lavaca.org) que incluye un teaser de 22 minutos, un documental de casi una hora de duración que amplía el registro sobre las comunidades de la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, que a la par es zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. 

Además hay piezas audiovisuales como la que presentamos aquí. La semana pasada fue Proyecto Litio: el paisaje territorial, animal y humano cuando el agua empieza a desaparecer.

Esos eslabones se enfocan en la vida en las comunidades, la economía, la represión y la escasez del agua en la zona.

Litio está compuesto también por las noticias, crónicas y reportajes que venimos realizando desde lavaca.org y que reunimos en esta plataforma.

Un proyecto del que podés formar parte, apoyando y compartiendo.

El video de 3,50 minutos

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Orgullo

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Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.

Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.

Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.

Eso es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.

Y no es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Orgullo

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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

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(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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