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El Chubutazo y la sociedad en movimiento: ¿Cómo se ganó?

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Chubut acaba de hacer lo que Mendoza logró en diciembre de 2019. Frente a una Ley pro minera apoyada y festejada por el gobierno nacional, por el gobierno provincial, por el aparato judicial y el policial, por el sistema mediático y el lobby de las corporaciones, la sociedad ganó las calles y logró lo impensable: que la misma Legislatura que aprobó esa Ley (14 votos a 11) la derogase una semana después.

¿Cómo se llegó a semejante triunfo de una comunidad, por un tema que es a la vez ambiental, social, productivo, político y cultural? Algunas claves: lo asambleario, la horizontalidad de las decisiones, la convicción y el conocimiento preciso (desde lo legal hasta lo científico) que se fue adquiriendo con el correr del conflicto de estos años.

Puede pensarse incluso en lo que acaba de ocurrir. ¿Dónde radica una idea genuina de democracia? ¿En los oscuros arreglos de un puñado de políticos que se creen con poder de decidir sobre la sociedad, o en la capacidad de esa sociedad de expresarse en la calle? Lo hizo además no solo como protesta sino con propuestas y resultados claros, como el del plebiscito de Esquel en 2003 (81% de votos contra la instalación de la megaminería) o los proyectos de Iniciativa Popular (que obliga a debatir la continuidad o no de la megaminería), sistemática e inconstitucionalmente ninguneados por el aparato político.

Estas acciones muestran a una comunidad siempre alejada de la violencia, no de la firmeza. Las vecinas y vecinos señalan la presencia de infiltrados policiales que agitaron el clima y serían los responsables de los incendios, como medio de criminalizar la protesta y justificar la represión. Del otro lado, se considera que algún sector de manifestantes pudo haber actuado de ese modo. En ningún caso se menciona el contexto de violencia institucional al que el gobierno viene sometiendo a la población con atrasos en los sueldos estatales, prepotencia en los manejos y desmanejos políticos, formas de represión y control social denunciadas en plena pandemia no como parte de un tema sanitario sino de un disciplinamiento de las críticas, y abusos policiales que alcanzaron hasta estos días de protestas con detenciones arbitrarias y golpizas a manifestantes y periodistas. De esa violencia de las instituciones no se suele hablar, ni se la suele denunciar, pero forma parte del trasfondo de todo lo que ocurre.

Otros elementos para explicar el Chubutazo: la participación de distintas generaciones, de distintos sectores sociales, y de todos los territorios de la provincia. La autonomía con respecto al Estado y a los partidos políticos. La ausencia de líderes (el protagonismo es social), la capacidad de interacción, la creatividad, la circulación permanente de mensajes, informaciones, acciones, palabras, imágenes y hechos que arraigaron en la sensibilidad social, y en la comprensión de todo lo que está en juego.

A todo eso puede agregarse la falta concreta y que empieza a ser dramática de agua en una provincia enormemente rica y empobrecida por los desastres financieros propiciados por la llamada “clase dirigente”, que destroza la economía, el trabajo, y también los territorios y bienes comunes.

También forma parte de este contexto el desembozado accionar de las corporaciones, que calculan tantas ganancias potenciales a partir del extractivismo, que siguen instaladas en Chubut hace décadas intentando torcer la voluntad de la gente. También es desembozada la acción de parte de la clase política, simbolizada en el gobernador Mariano Arcioni, que llegó a lo que los editorialistas llaman “esferas de poder” oponiéndose a la megaminería, pasando luego a proponer exactamente lo contrario, según la vieja teoría criolla sobre los panqueques. Son muchas las explicaciones, en una provincia que nunca dejó de estar movilizada y atenta la las maniobras de quienes gobiernan. Tanto, que pudieron desbaratarlas, una vez más.

En este trabajo de Francisco Pandolfi, algunas voces que pueden brindar pistas sobre el triunfo del que también llaman “Chubutaguazo”, y que simbolizan lo que pueden las comunidades frente a fuerzas que se supone mucho mayores.

El Chubutazo y la sociedad en movimiento: ¿Cómo se ganó?
Todas las imágenes de las movilizaciones en Chubut compartidas por Luan-Colectiva de Acción Fotográfica.

(Por Francisco Pandolfi para www.lavaca.org) Una procesión de alegría. De abrazos y alaridos. De bombos y redoblantes. De banderas y pancartas. Cambia el nombre de la ciudad, la geografía, pero la esencia es la misma. En cada localidad chubutense, cientos, miles de personas caminan pausadamente, como quien busca que la movilización sea eterna. Abuelas, adultos, jóvenes, infancias. Parejas, amistades, familias enteras. Ríen al grito de “si este no es el pueblo, el pueblo dónde está”. Cantan: “Luche, luche, luche y que se escuche”; agitan, que “el pueblo, unido, jamás será vencido”. Hasta reapareció el “que se vayan todos”. No es para menos. Esta fue una semana histórica que dejará un precedente para todo el país, que se suma al de Mendoza en 2019. La misma Legislatura provincial que el miércoles pasado había habilitado la megaminería, derogó la ley por unanimidad a causa de la presión popular. Y como las victorias se celebran, hay fiesta en todo Chubut.

Conocimiento y expectativas

La resistencia de la provincia a la megaminería lleva casi 20 años. La batalla inicial se ganó en Esquel, el primero de los reiterados NO es NO. Viviana Moreno integra la asamblea del No a la mina de Esquel y le cuenta a lavaca cómo creció aquella semilla: “Nuestro camino está basado en el conocimiento que tenemos sobre de qué se trata la megaminería; sabemos bien claro a qué nos oponemos, y por qué nos oponemos. La difusión de la información es permanente y la sostuvimos durante todo este tiempo; el crecimiento de la concientización nunca se detuvo”. Esto incluye, por ejemplo, la creación de la página noalamina, publicación de manuales como Hablemos de megaminería, libros infantiles, documentales, charlas en barrios y escuelas y todo lo que con mayúsculas puede entrar en el terreno de la Comunicación.

¿Cuál fue la receta para derribar la ley en menos de una semana? “El trabajo horizontal, que no es nada fácil. Somos muchas comunidades, identidades e idiosincrasias diversas que debemos consensuar. La asamblea potencia, no hay nada más enriquecedor que lo que se define ahí; más numerosa y heterogénea, más rica es, porque si miramos desde distintos ángulos, es más fácil tomar decisiones acertadas. El consenso lleva tiempo, pero se llega porque tenemos un objetivo común que es la defensa del agua”.

Esa defensa fue total. La sintetiza Viviana: “Superó todas mis expectativas; lo que más me sorprendió fue la gran manifestación en una ciudad extractivista como Comodoro Rivadavia, que vive del petróleo. Hasta ahora no habíamos tomado dimensión de cuánta gente defiende los recursos naturales”.

La democracia está en la calle”

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Todas las imágenes de las movilizaciones en Chubut, compartidas por Luan-Colectiva de Acción Fotográfica.

Comodoro Rivadavia es la ciudad de Chubut con mayor población. Allí vive Silvia de los Santos, abogada, integrante de la Unión de Asambleas de Comunidades de Chubut (UACCh). Dice que jamás vio algo igual. “No es habitual que en nuestra ciudad haya columnas de tres cuadras, marchando día a día. Somos la capital nacional del petróleo, la mayoría de las familias vive de esa actividad o tiene algún familiar vinculado a alguna empresa. Es muy difícil que la gente salga a la calle, ya que acá siempre hubo empleo cuando en otros lados no. Sin embargo, la faltante de agua es en toda la provincia. Incluso, acá en Comodoro hace pocos días no hubo agua durante una semana en algunos barrios, y está habiendo cortes programados por la escasez”.

Silvia también es parte de la Red de Abogados por la Soberanía Alimentaria. Dice estar agotada, pero feliz. Todavía el cansancio lo siente en el cuerpo y en la mente. “Pasamos muchos días de angustia, muy terribles. Resistimos en asambleas horizontales, que son transgeneracionales porque hay desde mayores de 80 hasta los más jóvenes. Convocamos a la gente a que se sume y así lo hizo, con carteles, movilizando con sus hijos, llevando los carritos de bebé, con sus perritos, saliendo a defenderse”.

Concluye: “Demostramos que la democracia está en la calle, no en los poderes, y que los pueblos tenemos el potencial de definir nuestro propio destino, incluso ante la dictadura extractivista impuesta por los grupos económicos”.

La falta de agua no es exclusiva de Comodoro, al contrario. Es un denominador común en todo Chubut, que desde agosto de este año se encuentra en emergencia hídrica. Así y todo, el gobierno provincial comandado por Mariano Arcioni, con la venia del Ejecutivo nacional, buscó habilitar una actividad que consume grandes cantidades de agua y puede reducir caudales de ríos o eliminar cursos de agua, cosa que ya se comprueba en diferentes zonas de la provincia.

La zonificación votada por el Poder Legislativo avaló la megaminería en la meseta central, donde la empresa canadiense Pan American Silver ya se preparaba para activar el Proyecto Navidad de explotación de plata, cobre y plomo.

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Todas las imágenes de Chubut, compartidas por Luan-Colectiva de Acción Fotográfica.

Meseta: “Ya no tenemos agua”

Yala Laubat es una aldea rural dentro de la localidad de Lagunita Salada, en el departamento de Gastre (que con Telsen, iban a ser las dos zonas habilitadas a la megaminería). Viven 60 personas divididas en 18 familias y se emplaza a solo 30 kilómetros de donde la compañía extranjera tenía sus máquinas listas para comenzar a trabajar formalmente, aunque ya desde hace años vienen haciendo operaciones de exploración y cateo, el paso previo a la explotación. Allí vive Mabel, docente. Está recién operada, pero igual se puso una faja y salió a festejar: “Quienes vivimos en la meseta estamos muy agradecidos a todo el pueblo, por el no rotundo. Si ganamos es porque la gente está concientizada de lo que es vivir sin agua”.

Su comunidad lo sabe bien. “Hace 10 meses se secó el pozo que nos abastecía, de sólo 8 metros de profundidad. Ya no tenemos agua. Es desolador lo que vivimos, muy triste, no tenemos lo más importante para la vida. Cuando nos traen, es de comunidades cercanas, pero no nos alcanza; estamos condicionados a usar pocos litros por día. No podemos producir nada, varias familias tienen huertas, quintas, animales, ¿cómo hacemos para pensar el futuro?”.

El colmo se dio hace veinte días. “Se rompió un camión cisterna que vendría a traernos agua y el mismo vicepresidente de la comuna de Lagunita Salada, Carlos Milanahuel, llamó a Pan American Silver para que pagara el flete. Estamos indignados. Le piden que nos traiga agua a la empresa que viene a sacárnosla”. La bronca, la resignifica en esperanza: “Solo nos queda seguir resistiendo en el lugar, denunciando y difundiendo lo que nos pasa. Me impactó mucho ver estos días a muchos niños conscientes de lo que están defendiendo, con lemas en carteles, remeras, en sus manitos, defendiendo su propio futuro”.

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Todas las imágenes de Chubut, compartidas por Luan-Colectiva de Acción Fotográfica.

La lucha no tiene dueño”

Las y los trabajadores también jugaron un rol importante en dar vuelta la historia. Tomás Montenegro es el secretario general de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) Chubut. Describe una de las causas principales del triunfo: “No hay persona ni partido que puede adjudicárselo, porque la lucha no tiene dueño. Hicimos una pueblada inmensa, porque si sacás el porcentaje de gente movilizada respecto a la cantidad de habitantes, te das cuenta que la concurrencia fue tremendamente alta. Llegamos hasta acá por la conciencia colectiva construida en estas dos décadas”. La conexión con el pasado reciente es inevitable: “A 20 años de que la Argentina gritara que se vayan todos, en muchos lugares se volvió a cantar lo mismo, como rechazo a la dirigencia política que nos trajo hasta aquí, sin escuchar y avasallando nuestra voz”.

En el transcurso de esta semana hubo hitos que cuenta Tomás: “Los pesqueros, por ejemplo, pararon el puerto de Rawson hasta que no cayera la ley, eso fue muy significativo. Más allá de diferencias entre sindicatos, unificamos acciones con la CTA Autónoma y la CGT del Valle, porque la minería nos afecta a todos por igual”.

Cuatro grandes gremios (Petroleros, Construcción, Camioneros y Comercio) se manifestaron a favor de la zonificación minera. Lo explica Montenegro: “Los pactos de la mesa chica de dirigentes no representan a sus afiliados, como por ejemplo ocurrió en Comercio, donde muchos empleados salieron a manifestarse en contra”. Un caso emblemático fue el de las acciones de protesta de empleadas y empleados del supermercado La Anónima.

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Todas las imágenes de Chubut, compartidas por Luan-Colectiva de Acción Fotográfica.

Pese al cerco mediático

Claudia Barrionuevo es la Secretaria Adjunta de la CTA Autónoma. Tiene la voz ronca. “La voz que me queda de gritar hasta el hartazgo, por la bronca contenida, por el dolor, por la represión. Ahora hay que festejar, pero mañana ya hay que seguir trabajando, siempre en estado de alerta”, detalla desde Trelew, una ciudad con antecedentes de rebelarse ante las injusticias. Sin embargo, Claudia asegura que en las últimas horas se dieron las movilizaciones más masivas de la historia. “Y también fueron las más grandes de toda la provincia”.

¿Cómo se ganó? “Además de la masividad, tuvimos una reacción inmediata. Y la represión no asustó a la gente, al contrario, produjo mucha más bronca y necesidad de estar poniendo el cuerpo”.

¿Cómo se organizó? “Cada asamblea tiene sus representantes, cada ciudad también; las decisiones se llevan a una multisectorial, donde también participamos el resto de las organizaciones. Ahí se terminan aunando las estrategias de lucha”. Aclara: “La multisectorial no discute los mandatos de las asambleas, sino que organiza cómo llevarlos adelante”.

En cuanto a la relevancia de las y los trabajadores, Claudia desarrolla, sobre lo micro y lo macro: “Fue clave la participación de todos los actores de la sociedad. Desde los comerciantes que en sus negocios prohibieron el ingreso de los legisladores que aprobaron la zonificación, como los empleados que se pronunciaron en contra de sus propios gremios que estaban a favor del extractivismo; hasta los sindicatos que no pertenecían a ninguna de las centrales y que igual estuvieron en la calle unificando un grito de ‘no a la mina’. Pese al cerco mediático que tuvimos a nivel nacional, mostramos dignidad y entereza, fue impresionante”.

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Todas las imágenes de Chubut, compartidas por Luan-Colectiva de Acción Fotográfica.

Las nuevas amenazas y la ola

Desde Rawson, la capital de la provincia y foco de las movilizaciones más gruesas, habla con “las emociones a flor de piel” Pablo Palicio Lada, integrante de la UACCh (Unión de Asambleas Ciudadanas Chubutenses) y referente histórico que arrancó con la militancia antinuclear en el siglo pasado.

Todavía sigue emocionado “por la ola imparable en cada ciudad, marchando dos veces por día cuando era necesario, sin que nunca decaiga la intensidad; por ver tanta gente que nunca había visto en la calle, por sentir que cuando las papas quemaron, el pueblo estuvo de pie”.

Pablo considera que la conquista se basa en que tras la victoria de Esquel en 2002, se multiplicaron las semillas. Y que hoy en cada barrio de la provincia hay alguna consigna alusiva a la defensa del agua; que muchísimos autos llevan calcomanías con lemas sobre la conciencia ambiental; que en múltiples negocios en vez de carteles con ofertas, se avisa que el agua no se vende, que se defiende. “La fuerza que emergió en estos días nadie la imaginaba. Fuimos una marea de personas y emociones, poniéndole límites a los corruptos y a los autócratas. A ellos, todo les volvió como un boomerang. Pero no podemos relajarnos, hay que celebrar y ponernos los guantes de nuevo, porque ya amenazan con nuevas cosas, como la idea de hacer un plebiscito por la zonificación. Arcioni debe entender que ya fue plebiscitada a través de toda la gente que salió a la calle”.

Chubut está quebrada por donde se la analice, pese a tener solo 500 mil habitantes y ser la cuarta provincia exportadora. Hay algo que ha madurado en esa sociedad, que plantea Pablo, iluminando un camino para el resto de los pueblos: “Cuando se toman las riendas para ser protagonistas del propio destino, suceden este tipo de cosas. Cuando se aguanta una represión como la que jamás vi en vida, que parecía una guerra con policías disparando a quien se le cruzara, suceden este tipo de cosas. Cuando nos empiezan a tener miedo, porque no tenemos miedo, la fuerza popular se hace imparable. Así construimos el Chubutazo”.

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Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

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Más allá de tu vereda.

Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse. 

No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.

El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.

El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto. 

En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.

Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.

Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”. 

Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.

Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”. 

Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.

Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.

Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.

Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.

Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.

«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».

Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración. 

Hay orgullo.

Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera. 

Jorgelina: “Hagamos más radios”.

Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.

Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:

“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.

Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental: 

“Más allá de tu vereda,

hay otra realidad,

atrás de tu puerta”.

Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva: 

“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle, 

allí seguiremos estando”.

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La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos

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Este domingo a la madrugada murió María Teresa López, asambleísta contra la contaminación en su ciudad natal, Caleta Olivia, luego mudada a Capital Federal y parte del grupo Jubilados Insurgentes. Mary se enfermó de cáncer producto de la contaminación que ella misma denunciaba, y luego fue abandonada por el Estado en modo motosierra: el PAMI se negaba a entregarle medicamentos, pese a amparos judiciales a su favor. Una historia que genera bronca e impotencia, pero que a través del recuerdo de sus compañeras de lucha se revela como una lección de vida, en el más profundo sentido de la palabra: lo colectivo frente a lo personal, la idea de no perder el tiempo, la movilización permanente, la generosidad, la sabiduría, y qué es la muerte.

Por Franco Ciancaglini

Algunos dirán que Mary era bajita y otros que tenía el porte enorme de Nora Cortiñas.
Desde la pandemia solía esconder su sonrisa detrás de un barbijo, aunque sus motivos de alegría eran cada vez menos:

  • su salud era cada vez más delicada;
  • los medicamentos oncológicos no llegaban;
  • y la lucha que encaró desde siempre —primero en su Caleta Olivia natal contra la contaminación, luego contra el sistema de salud público y, al final, como parte del grupo Jubilados Insurgentes— cada vez implicaba poner más el cuerpo.

Fue su cuerpo lo que, este domingo 21 de julio, dijo basta.

Mary se convierte así en algo odioso: un símbolo. Un símbolo de la muerte sistemática que genera un sistema que enferma y abandona. Pero también en un símbolo de lucha por la vida, en el sentido más profundo de la palabra.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Mary junto a Nora Cortiñas.

Contaminada

María Teresa López nació en 1959 en Caleta Olivia, Santa Cruz. Falleció el domingo pasado a sus jóvenes 67 años, en un hotel de la calle La Rioja, en Once, ciudad de Buenos Aires. Sí: vivía en un hotel. Sola, producto del desarraigo que le produjo tener que trasladarse para atenderse de un cáncer de hígado.

Ese fue el diagnóstico médico: una metástasis que avanzó en el último tiempo al ritmo frenético de una motosierra.

La causa que no figura en su partida de defunción es aquella que ella misma denunció hasta el final: a Mary le negaban medicamentos oncológicos indispensables para su tratamiento.

Lo que tampoco figura en su partida es que Mary fue arrancada de su Caleta Olivia natal porque se enfermó, al igual que decenas de personas de esa localidad, producto de la contaminación del agua por actividades extractivas en la zona.

Contaminada

La vida de Mary fue la de una militante social de una estirpe rara: austera, firme, silenciosa, estudiosa, imparable.

Sus compañeros reconstruyen sus historias: que de chica le hicieron un test de inteligencia y un profesional le dijo a su madre que ella era más o menos superdotada; que seguramente podría hacer dos carreras universitarias a la vez; que terminó la secundaria antes de tiempo y luego cursó dos carreras; que se enganchó con el ambientalismo muy joven y empezó a investigar cuando las empresas petroleras negaban la contaminación de las napas de agua.

Formó parte de la Asamblea Ambiental de Caleta Olivia, desde donde luchó sin descanso contra la contaminación provocada por el fracking. Mucho antes de enfermarse, denunciaba que el agua que llegaba a las casas estaba contaminada con petróleo. Lo sabía por la evidencia científica más contundente que tiene una comunidad contaminada: que sus vecinos, familiares y amigos enfermen y mueran.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
En Plaza de Mayo, con una bandera contra la megaminería contaminente en Chubut.

Ante los medios Mary describía lo que vivía y veía alrededor: “La gente se muere o queda discapacitada”. En una entrevista para el programa Conciencia Solidaria, precisaba sobre su territorio:

  • “Caleta Olivia… tiene un problema grave: falta de agua potable, y encima está contaminada por la industria petrolera. Los muestreos de agua que hemos sacado y analizado han dado positivo: está contaminada el agua que estamos tomando.”
  • “La situación es muy grave, se está muriendo muchísima gente de esas 11 localidades, 9 están en terrible condición… además tuvimos un caso muy grande de gastroenteritis que afectó a 340 personas”.
    También contextualizó el vínculo entre agua contaminada y salud pública: “Los metales pesados son cancerígenos, mutagénicos, van mutando de una generación en otra… nacen chiquitos con problemas… o fallecen de cáncer».

Denunciaba en Caleta Olivia la presencia de hidrocarburos, arsénico y metales pesados en el agua, además de enfermedades poco frecuentes que, como decía ella, “no tienen cura” y crecen en esa región patagónica. Alertaba con claridad: “No es solamente cáncer, sino Enfermedades Raras o Poco Frecuentes. Muchos pacientes no están bien atendidos… La situación se agrava cuando se trata de estas patologías: solo se ofrecen tratamientos paliativos.”

Un mal día le tocó a ella, ya con la certeza profunda de que la contaminación ambiental fue parte del combustible de su cáncer de hígado.

En agosto de 2015, en un foro en defensa del agua organizado en Comodoro Rivadavia, otras asambleístas como Lidia Campos, de la asamblea contra el fracking de Allen (Río Negro), la conocieron personalmente luego de años de tramar resistencia contra el extractivismo: “En el Foro en Comodoro había gente de todos lados… Y estaba Mary, que ya tenía problemas, como un problema en la boca del estómago… No se sabía bien… Uno tapa esas cosas y habla de la lucha, la salud quedaba en segundo plano. Mary no era de hablar de lo personal; siempre se preocupaba más por lo colectivo».

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Lidia y Mary, durante el acampe del Malón de la Paz en Buenos Aires, hace dos años.

La describe así: “Era menuda, callada. Pasaba desapercibida. Pero cuando abría la boca, te dejaba con la boca abierta. Sabía muchísimo. Y tenía una convicción inquebrantable.”

Recuerda Lidia que, en 2019, Mary pasó de la denuncia mediática a la judicial: presentó un amparo colectivo ante la Corte Suprema contra la contaminación del agua con hidrocarburos, arsénico y metales pesados. Denunciaba así, ante el máximo tribunal argentino, el abandono del sistema cloacal, basurales a cielo abierto, y exigía la puesta en marcha de una planta de ósmosis inversa paralizada (actualidadjuridicaambiental.com). En ese expediente Mary detallaba:

  • “Frecuentes interrupciones en el suministro… agua contaminada con hidrocarburos totales y arsénico… napas freáticas contaminadas por fracking…”.
  • Solicitaba medidas cautelares urgentes: provisión gratuita de agua apta, saneamiento cloacal, cierre de basurales y puesta en funcionamiento de la planta de ósmosis inversa.

Esa presentación inédita, que firmó ella misma, reflejaba años de trabajo comunitario, denuncias y… enfermedades. Pero su denuncia fue ignorada, archivada y judicialmente ninguneada: tras seis años, la Corte se declaró “incompetente” y desestimó el recurso, sin resolver la situación de fondo.

Mary no se rindió: en 2020 fue caminando hasta Balcarce 50 para presentar a través de Mesa de Entradas de la Casa Rosada una carta firmada por una red de organizaciones en defensa del agua dirigida a Alberto Fernández, denunciando la contaminación del agua y relacionándola lúcidamente con argumentos que el ex Presidente daba como recomendaciones durante la pandemia.

Lidia Campos es la que recupera y comparte a lavaca este documento, y la que como asambleísta define su legado: “Lo que ella hizo fue histórico. Vale la pena hablarlo para las próximas generaciones… En esta época hemos perdido tanta humanidad que a nadie le importa. Pero acá hay alguien que dio su vida. Dio, literalmente, su vida.”

El último recuerdo que Lidia conserva data del 14 de julio de 2023, durante una jornada de lucha contra Mekorot, la empresa nacional de agua israelí que intentaba desembarcar en Argentina con intenciones sospechosas. Relata Lidia: “Ella estaba afuera del Anexo del Congreso con los Jubilados Insurgentes para protestar… Después fuimos a una confitería. Le pregunté si había comido al mediodía… no había comido nada. Le sugerí unos tostados o medialunas con queso. Pidió un té. Cuando llegó lo que pedimos, no lo pudo comer”. Igual, se sacaron esta hermosa foto compartiendo. Y ese mismo día, antes de despedirse, Mary le regaló una pashmina rosa a Lidia para protegerla del frío.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Carlos Ponce, Mary y Lidia Campos: una amistad atravesada por la lucha ambiental del sur del país.

Abandonada

Cuando se enfermó y vio que su asamblea se desarmaba –entre otras cosas precisamente porque muchos enfermaban- Mary se trasladó a Buenos Aires. Pretendía resistir y atenderse bien, cosa que logró durante muchos años: su lucha logró que PAMI le asignara el Hospital Italiano para su tratamiento.

Tuvo un cáncer controlado que se descontroló al ritmo del deterioro del sistema de salud: primero Macri, luego Fernández, la pandemia y finalmente Milei como garrotazo final.

Desde 2023 su situación empeoró drásticamente. Su compañera Zulema, de Jubilados Insurgentes, relata: “El PAMI decía que tenían medicamentos para esa patología, pero no eran los que había indicado su médica… entonces no los aprobaban. A veces los recursos judiciales salían favorables, pero el PAMI tampoco los entregaba. La impotencia era terrible».

Sino miren este video.

María Teresa López dice claramente: “El mecanismo es simple: es eliminarnos, gastando menos… llegar al déficit cero… matándonos.”

El video la muestra junto a sus compañeros de Jubilados Insurgentes en un reclamo frente al PAMI por sus medicamentos.

Sigue: “Es más fácil eliminarnos de manera nefasta e inhumana… Para mí ustedes son asesinos, y les importa un bledo”.

Hoy, un año y mes después, Mary tenía razón.

Zulema continúa: “Ella no podía hacer la quimio porque la droga fundamental no estaba… íbamos al PAMI con compañeros, hacíamos reclamos, pero no facilitaban nada. Cuando le autorizaban un tratamiento de ocho sesiones, solo le entregaban dos dosis. Nos confesaron que no se molestaban en dar el tratamiento completo porque muchos morían antes… Pero Mary resistía, resistía… llegó un momento en que el cuerpo no resistió más».”

Una de las últimas veces de manifestación ante el PAMI, sin Mary, el personal de seguridad preguntó por ella en la puerta: “¿Cómo está Mary?”

La respuesta era obvia: mal.

Insurgente

Pese al deterioro físico, Mary se unió a los Jubilados Insurgentes. Entendió que el sistema no solo descarta a quienes enferma, sino también a los que ya no pueden “producir”.
Zulema recuerda: “¡Tenía un carácter! Ese carácter es el que la hizo resistir cuando muchos se daban por vencidos”.

Llegó a ese espacio dos años atrás, íntimamente vinculada con su enfermedad. “Se metió en todo lo legal… recursos, fiscalías, Comodoro Py… sabía de litigio ambiental”, dice Zulema.

El 12 de junio de 2024, durante la lucha contra la Ley de Bases, estuvo firme en Plaza los Dos Congresos. “Nosotros la cuidábamos porque estaba débil, pero se escapaba, quería seguir.” Conocía a todos. “Era muy luchadora. Y hablaba con energía. Siempre nos pedía que unamos las luchas».

Lo que posiblemente sea su último legado lúcido: unir las luchas del ambientalismo con las banderas de los jubilados.

Sobre su convicción, Zulema dice: “Cualquier cosita que ella hacía la asumía con total responsabilidad… vino con cartulina, se traía el cartel… Cuando asumió Milei hizo un cartel que decía ‘Toda la clase política es responsable de la debacle del país’, lo diseñó ella misma”.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Un cartelito que le hicieron tras su muerte, Clarisa y Agus, que lo dice todo: «Se lo hicimos porque ella era doña cartelitos, y lo dejamos con ella».

Otra anécdota: “Una vez vino a una reunión, con anotador en mano, ya predispuesta. Algunos comenzaron a hablar de su vida personal, y se enojó. Se levantó, juntó sus notas y se fue. Dijo: ‘acá se pierde tiempo, no van a llegar a nada’. Pero volvió. Con dramas y todo, no quería perder el tiempo: estaba alerta. Era consciente de que la tarea era enorme, y le ponía ímpetu”.

Mary sabía que no le quedaba mucho tiempo y por eso nunca bajó la guardia.

Siguió yendo cada miércoles a las rondas frente al Congreso, siempre con barbijo, para cuidarse y cuidar. Participó del Malón de la Paz, llevó agua, militó con grupos ambientalistas, jubilados y religiosos. Organizó actos, escribió cartas, e insistía en que el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, había que salir a las calles. Siempre. Aunque lloviera, aunque doliera.

Porque Mary enseló que la muerte no es algo que ocurre al final: es eso que va sucediendo en vida ante la indiferencia, el silencio de los tribunales, el apagón de las protestas, la descomposición del cuidado, la impunidad de los contaminadores y la complicidad del silencio.

La muerte es el abandono.

La muerte es el olvido.

Y en ese sentido, Mary sigue más viva que nunca.

odas las agrupaciones de jubilados que se juntan los miércoles a protestar en Congreso, preparan un homenaje a Mary y, a través de ella, “a todas las víctimas del sistema y de este plan siniestro de exterminio de los más vulnerables”.

Será mañana, después de la marcha, en un acto en Plaza de Mayo.

Mary: gracias.

Hasta mañana.

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Pablo Grillo: llaman a indagatoria al gendarme Guerrero a seis meses de un disparo criminal

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El 2 de septiembre el gendarme que disparó una granada de gas lacrimógeno por fuera de todos los protocolos de la fuerza deberá comparecer ante la justicia. La decisión la tomó la jueza María Servini de Cubría más de cuatro meses después del hecho. Pablo Grillo luchó por su vida, perdió masa encefálica y hoy se encuentra en plena rehabilitación. Todo lo que deberá explicar Héctor Guerrero y que implica a su principal defensora y la responsable de la violencia estatal: Patricia Bullrich.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cuatro meses y una semana pasaron desde el miércoles 12 de marzo. Ese día, durante otra violenta represión a la marcha de jubilados y jubiladas, el Gendarme Héctor Guerrero le disparó fuera de toda legalidad una granada de gas lacrimógeno al reportero gráfico Pablo Grillo, cuyo impacto casi lo mata, y por el que perdió parte de la masa encefálica, estuvo casi tres meses internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía y por el que hoy continúa en proceso de rehabilitación. Cuatro meses y una semana pasaron hasta hoy, lunes 21 de julio, en el que la jueza María Servini citó a indagatoria al gendarme, autor material de lanzamiento, para el próximo 2 de septiembre.

Es decir: entre la ejecución y la audiencia habrán pasado 131 días, casi seis meses, casi medio año. 

El camino de la in-justicia

En un primer momento, la jueza había rechazado el expediente y el caso había pasado al Juzgado Federal N° 12, donde tramitaba otra denuncia por los mismos hechos. Como ese juzgado estaba vacante y subrogado por Ariel Lijo, quien también se declaró incompetente y declinó la competencia, el expediente regresó al Juzgado N° 1 el 28 de marzo y la jueza Servini lo tiene en sus manos desde el 10 de abril, a la vuelta de una licencia. 

La cronología detalla el tiempo que una familia debe atravesar para exigir justicia por un hecho de violencia estatal: desde el 21 de marzo en que el papá, la mamá y el hermano de Pablo se presentaron en la causa como querellantes, solicitaron se llame a Guerrero a declarar “en calidad de imputado, por tentativa de homicidio agravado por abuso funcional, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Pero no hubo respuesta. Por eso, el 6 de junio, reiteraron el pedido con estos argumentos: “Desde el inicio de la investigación, todas y cada una de las pruebas recabadas por el Juzgado corroboran lo que planteamos en nuestra querella del 21 de marzo: el cabo primero Héctor Jesús Guerrero de la Gendarmería Nacional Argentina fue el autor del disparo de la pistola lanzagases que hirió de gravedad a Pablo Grillo el 12 de marzo a las 17.18hs”. Y agregaron: “En el pedido que presentamos ante la jueza Servini ofrecemos una descripción de los hechos y un análisis pormenorizado de los elementos de prueba existentes hasta el momento”.

Y no hubo dos sin tres: el 15 de julio se le volvió a exigir al Juzgado que lo cite a Guerrero. 

Y la tercera fue la vencida: este lunes, Servini citó a prestar declaración indagatoria al cabo Guerrero como autor del disparo con cartucho de gas lacrimógeno calibre 38mm que impactó en la cabeza de Pablo Grillo. La audiencia será el 2 de septiembre a las 10. 

Guerrero es el primer efectivo formalmente imputado en la causa por el operativo policial del 12 de marzo. 

Desde la querella informaron: “El juzgado ordenó la realización de una pericia balística a cargo de la División Balística de la Policía de la Ciudad para reconstruir con el mayor nivel de precisión técnica posible el disparo que hirió de gravedad a Pablo. Si bien la jueza consideró que ya existen elementos de prueba contundentes respecto de la responsabilidad de Guerrero para esta instancia, sostuvo que la pericia es necesaria para afianzar la reconstrucción de la dinámica del hecho”.

 La pericia tendrá como objetivos precisar:

-La trayectoria y velocidad del proyectil que impactó en la cabeza de Pablo Grillo;

-La posición del arma al momento de efectuarse el disparo y el ángulo de salida del proyectil; 

-Analizar si el proyectil impactó previamente contra otra superficie, y si eso alteró su dirección o energía.

-Las ubicaciones de Grillo y de Guerrero al momento del disparo.

El juzgado también ordenó, previo a la pericia, una inspección en el lugar del hecho (la esquina de Hipólito Yrigoyen y Solís) que incluirá un relevamiento fotográfico terrestre y aéreo y la elaboración de un croquis detallado de la escena. 

Además, le prohibió a Guerrero la salida del país.

Compartimos el perfil de Pablo que realizamos en la edición 203 de MU.

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