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Curtidos: Talar Coop recuperada

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Una fábrica de cuero quebrada de manera fraudulenta por su dueño. La lucha de los trabajadores que se metieron adentro y siguen produciendo. El dilema de la falta de clientes. Y el festival de mañana, 20 de junio, para seguir parando la olla. Historia y fotos de otra cooperativa que quiere seguir sin patrón.

Por Giansandro Merli. Fotos de Gaia di Gioacchino

Hay un montón de cuero. Sin curtir y ya curtido. De muchos colores y calidades. Hay carteras, cintos, billeteras, bolsos. Hay fundas negras para utensillos para asados. Hay monturas, muchas monturas para caballos grandes y pequeños. Monturas de alta calidad.
 
También hay: ganas de trabajar, deseo de salir adelante, y esperanza de superar un momento difícil.
 
Hay un equipo de 15 compañeros que la lucha ha unido como  una familia.
 
Lo que falta son compradores: el dueño se llevó la cartera de clientes a Paraguay, junto con la empresa.
 
Curtidos: Talar Coop recuperada

Foto: Gaia di Gioacchino

Historia de la lucha

Estamos al 1.369 de la calle Montenegro, en el barrio de Villa Ortúzar. Afuera hay mucho sol, pero atravesando el portal de hierro verde se ingresa a una grande habitación casi oscura. La luz ilumina una mesa llena de herramientas de trabajo. Alrededor,  los trabajadores. “Vienen a entrevistarnos”, dice uno. Y los otros paran de medir, curtir, cortar, y se acercan.
 
El mate empieza a rodar. Hernán Solano Rafael toma la palabra: “La historia empieza con una fábrica que se llamaba Jocri. Se fundó en 1973 con muchos trabajadores que aún hoy siguen acá. La propiedad era de la familia Canaves. Se producían sobre todo montaduras, para el exterior. Era una talabartería conocida a nivel internacional. Siempre hubo mucho trabajo. Quebró hace un año”.
 
Corría el viernes 28 de abril de 2017 y en el predio de la fábrica pasó algo raro. Silvia Conti, mujer de Jorge Canaves, el dueño de la empresa, convocó a una reunión con los 56 trabajadores. Entre lágrimas, la señora Conti dijo a los empleados que había que trabajar más, porque si no la fábrica se vendría abajo. Lo extraño fue que al final de la reunión el administrador pagó a todos la quincena.
 
“Nos mirábamos entre nosotros y decíamos: ‘¡qué raro! ¿Porqué nos está pagando por adelantado’. Aún tenían cinco días hábiles para hacerlo. Nunca había pasado algo así”, recuerdan. Ya hacía un tiempo que las cosas en la fábrica no eran como antes. “Hacía dos años que habían empezado las intimidaciones contra los compañeros por parte de la patronal. Nos decían continuamente que teníamos que producir más para sacar a flote la empresa. Pero al mismo tiempo, también nos repetían que el mercado global estaba en crisis y las ventas bajaban”.
 
Lo que había pasado en aquella reunión de finales de abril había inquietado a los trabajadores. Hernán: “Así, saliendo nos quedamos a discutir en la plaza acá al lado y decidimos hacer vigilia. Teníamos temor de un vaciamiento. Hicimos vigilia durante los cuatro días, porque después del viernes, del sábado y del domingo, el lunes era el primero de mayo. Los dueños pasaban en el auto y nos miraban. Nosotros ahí en la plaza, haciendo vigilia. El día de la fiesta del trabajador, Silvia Conti llamó a nuestro delegado diciendo que la fábrica cerraba y que nadie se presentara más. Nosotros, entre carcajadas y dudas, no sabíamos qué hacer”.
 
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Foto: Gaia di Gioacchino

El 2 de mayo todos los trabajadores se presentaron en la puerta. “Llegamos y estaba todo cerrado. Esperamos. Seis y media, nada. Siete, nada. Siete y media, nada. Nadie venía a abrir la puerta. Entre desesperación, lágrimas e impotencia no sabíamos qué hacer. Así llamamos al sindicato y a los avocados. Y entramos de una para ocupar nuestro lugar de trabajo y esperar novedades por parte de la empresarial. Eaquel momento empieza un cambio brusco en nuestras vidas. Nosotros sólo sabíamos que una cooperativa es un conjunto de trabajadores formando un microemprendimiento. Tuvimos que armar una”.

Curtirse

El cambio no fue simple. El día del cierre había 56 empleados trabajando dentro la fábrica. Hoy son 15. Entre ellos una mujer, que prefiere no hablar. “Fue duro” sigue Rafael. “No había trabajo. Y las facturas no esperan. La familia no espera. Los hijos no esperan. No podés parar de darles comida, de comprarles lo que necesitan. Muchos empezaron a buscar changas. Cualquier cosa para sobrevivir. No es por falta de compañerismo que no siguieron. Fueron obligados por las circunstancias”.
 
Y añade: “En ese momento estaban cerrando muchas empresas, como Pepsico por ejemplo. Nosotros mirábamos estos cierres en la televisión, en el comedor de arriba, y decíamos: esperamos que no nos pase a nosotros. Pobre gente. Ya sabíamos que los que dicen que podés buscar otro trabajo mienten, porque no saben lo difícil que es. Igual, pasó. Y tuvimos que buscar maneras de salir adelante”.
 
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Foto: Gaia di Gioacchino

En los primeros meses se acercaron muchas personas, sobre todo vecinos y otras recuperadas. Una en particular: La Litoraleña, fábrica de tapas de empanadas y tartas tomada por sus trabajadores en noviembre 2015.
 
A la charla se suma Pedro Gonzal, trabajador y presidente de la cooperativa: “La Litoraleña nos dio buenos consejos. Los compañeros nos decían cómo hacer las cosas, nos contaban su experiencia. El problema es que otros rubros que están como cooperativa tienen mercado nacional. Nosotros no. Acá el dueño se llevó la cartera de clientes: todos estaban afuera. No había en la Argentina. Así para nosotros es mucho más complicado. Estamos tratando de conseguir de vuelta los clientes o de buscar nuevos. Estamos mandando mails, estamos buscando por todos lados. Pero la situación está complicada, el país está complicado. Habría que hacer las cosas con tranquilidad, pero nosotros estamos apurados”.
 
Felipe Cáceres Gutiérrez trabajó 30 años para el viejo dueño. Cuenta: “Jorge Canaves tiene la culpa de lo que pasó. Dio la quiebra, pero siempre tuvo mucho trabajo. A veces se hacían mil monturas por mes. Para que él se lleve las ganancias y nos deje tirados acá, trabajamos sábado, domingo y días feriados. Tenía muchos clientes, hasta 50. Se los llevó todos. Todos estaban el exterior. Si pudiéramos exportar, hoy en día el trabajo nos saldría muy bien, porque el euro y el dólar están subiendo”.
 
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Foto: Gaia di Gioacchino

Para este tipo de fábricas exportar no es fácil por razones burocráticas, pero sobre todo por la necesidad de tener contactos y relaciones. Además, tampoco es fácil producir monturas. Hernán explica el por qué: “En la montura hay una cadena de producción. Cada uno tiene que estar en su lugar. Y acá los trabajadores no somos los mismos de antes. Pero sobre todo, la montura es un producto muy costoso, complejo de realizar y de vender. El mercado argentino está colapsado y si no tenés donde exportar estás en el horno. Por lo tanto, nos dedicamos más a la marroquinería. Empezamos a fabricar carteras, mochilas, portatermos, cintos, llaveritos. Más por necesidad, por tener algo de plata en la mano. Porque nuestra apuesta es la talabartería: es el rubro que podría hacer verdaderamente sostenible la fábrica”.
 
El esfuerzo crece y el recorrido que queda adelante aún es largo. Gutierrez lo sabe: “El dueño se comportó re mal, pero tampoco el Estado nos ayudó nunca. Las tarifas pegan duro cuando no tenés mucho trabajo. Ahora trabajamos para pagar luz y agua. A veces nos llevamos 500 pesos por semana, a veces los ingresos no llegan a pagar la SUBE”. Hernán: “Las facturas nos están matando. ¿Dónde se vio en la historia de la humanidad que tengo que dejar de comprarle un caramelo o una gaseosa a mi hijo, que es un buen nene que saca buenas notas, para pagar los aumentos? ¿Por qué tengo que elegir entre bancar mi hija que quiere seguir estudiando en la universidad, lo que yo no pude hacer, o bancar el tarifazo?”.
 
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Foto: Gaia di Gioacchino

Paraguay, ida y vuelta

Este grupo de trabajadores ha logrado sobreponerse a la fuga de la patronal, la cual pasó hace ya un año, con vacaciones impagas y sin abonar indemnizaciones, entre gallos y medianoche cerró la fábrica, afirmando que trasladaba su capital a la República hermana del Paraguay en busca de mayores ganancias”, señala un proyecto de declaración presentado a la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires para que dé “su beneplácito ante el otorgamiento de la matrícula como cooperativa de trabajo para los trabajadores de Talar Coop Latinoamericana, histórica talabartería”
 
Hernan cuenta: “En los últimos tres-cuatro años el dueño trajo a la fábrica mucha gente a capacitarse. Vinieron un par de alemanes a ver cómo era la estructura del producto. Todo esto nos llevó a pensar que él estaba montando otra empresa con socio alemanes en Paraguay. Se deshizo de nosotros, de las cargas sociales, de los problemas y se fue a buscar mano de obra barata en aquel país”. Pedro: “Él se asoció con la firma Aimara, que está en Parauay. Ahora, Aimara está pidiendo el inmueble, porque supuestamente lo compró. Nadie nos puede mentir: el rubro de la talabartería es chico y nos conocemos todos. ¿Sabés qué? Algunos compañeros encontraron a la dueña en un banco acá cerca y ella les dijo que tenemos que dejar el predio, porque está vendido y porque tiene pedidos de montura. Con esta misma arrogancia les habló”.
 
Junto a los trabajadores se encuentra en la cooperativa Andrea Manzi, abogada, integrante de una red nacional de multisectoriales. Manzi llegó a Talarcoop para dar una mano, porque “esta profesión debe tener una función social”. Explica: “Los anteriores dueños llegan a la quiebra a través de una triangulación con el inmueble. Es decir que es una quiebra fraudulenta. No es que Jocri no estaba dando ganancias, simplemente ellos fueron produciendo un vacío, preparando el terreno en otro país. A través de crear empresas paralelas pero familiares generaron la quiebra, que hoy se está tratando de demostrar que era fraudulenta. Esto sobre todo para que los trabajadores cobren lo que se les debe: aportes provisionales, algunos extras, algunas vacaciones e indemnizaciones”. 
 
Añade un consejo, que puede resultar útil para muchos: “Yo siempre les digo que personalicen la quiebra, que se hagan presentes en los juzgados, porque a veces los jueces ven un expediente… Pero tienen que ver que atrás de ello hay gente, hay cuerpos, hay vidas. Y también que hay compañeros que se quedaron en el lugar de trabajo, que crearon una cooperativa y lo están dando todo para hacerla vivir y producir”.
 
Cuando la charla está por terminar, Hernán afirma: “Lmás lindo en la vida es que sigue habiendo gente que apuesta en nosotros. Que se solidariza. Si el mundo fuera así, si la Argentina fuera así, no estaríamos pasando todo esto. Pero lamentablemente este sentimiento común, este ayudarse recíproco se está perdiendo. Porque los grandes empresarios, los congresistas, los políticos solamente piensan en ellos. Si ellos estuvieran acá no sobrevivirían ni un momento. Mientras que nosotros, que somos los que pagamos los impuestos, tenemos aguante y tratamos de sobrevivir”.
 
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Foto: Gaia di Gioacchino

Al salir del predio Hernán pregunta por qué equipo voy a hinchar en el Mundial, ya que Italia quedó afuera. “Argentina”, contesto creyendo que él hará lo mismo. “¿Argentina? ¿Y por qué si no va a ganar? Nosotros somos mejores este año”. “¿´Ustedes´ quiénes?”, le digo sorprendido. “Nosotros: ¡Perú!”.
 
Ya fuera del portal, despidiéndo al presidente de la cooperativa, hago la última pregunta: “¿Hay muchos trabajadores que no son argentinos?”. Me contesta: “Sí, casi todos. La mayoría son de Paraguay”.
Mañana 20 de junio, de 12 a 18, en Montenegro 1369 (Villa Ortuzar, los trabajadores de Talarcoop organizan un día de festejo con: locreada; clase de tango; música en vivo; artistas invitados; feria de productorxs independiente; sorteos.
Gran cierre: Agrupacion Ilegal Los Imparciales
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Foto: Gaia di Gioacchino

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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